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La libreta de los deseos por AylaMckee

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Notas del capitulo:

¡He vuelto cahorritos! Iba a subirlo antes pero quise escribirlo mejor porque no me gustó como quedaba. Pero en cuanto lo acabé vine aquí a publicarlo. Además me ha gustado mucho esribirlo y espero que a vosotros os guste leerlo :3

Quiero agradecer a Gäsäï Yünö, a CintyuLz, a Anónimo y a anónima. Muchas gracias por vuestros ánimos. Sin más dilación, os dejo con el capítulo. 

 

Muchas veces pensé que hubiera pasado si no hubiera encontrado esa libreta. Tal vez nada de esto pasaría o hubieran ocurrido de otra forma. ¿Por qué yo? ¿Por qué encontré esa libreta? ¿Fue casualidad? ¿El caprichoso destino? En ese momento, no sabía lo que me esperaba. Aunque debí imaginármelo. Antes de todo esto era una chica normal, con un futuro normal. No tenía grandes proyectos de futuro. Tan sólo aspiraciones cercanas; planes de futuro alcanzables a poco que estirara la punta de mis dedos. Nunca pensé que una libreta fuera a acabar con todo eso… Pero, volvamos por donde me quedé. Estaba sentada en el sofá de mi casa. Los chicos me rodeaban observando la misteriosa libreta. Rompiendo el incómodo silencio, Beyond empezó a acribillarme a preguntas. Mello alcanzó una barra de chocolate de la cesta. Matt se sentó a mi lado. Creo que intentó decirme algo, pero Beyond lo interrumpía. Cada pregunta más incómoda o extraña que la anterior. Para que os imaginéis, os diré que me preguntó qué color de ropa interior usaba.

-       Ayla, ¿Vives sola?- preguntó Beyond.

-       No, vivo con mis padres y mi hermano pequeño.-  Se me escapó un largo suspiro. “¡Por fin una pregunta normal!”

-       ¿Y dónde están?- dijo mirando a su alrededor. Sinceramente, nunca pensé que Beyond, el asesino serial que intentó superar a L fuera tan pesado. Entonces, mi cerebro me mandó una señal de alarma.

-       ¡Mis padres! ¡Si os ven aquí les va a dar un infarto! ¡A mi padre le dará un infarto!- dije mirando a Beyond.

-       No nos echarás a la calle ¿verdad?- dijo Mello amenazándome con el dedo.

-       ¡Por favor Ayla! ¡Déjanos quedarnos contigo!- dijo Matt que se había arrodillado ante mi juntando las manos. Me dedicó una mirada de cachorro abandonado. Me sentí fatal. Una presión en el pecho me oprimía el corazón y sentía que me ahogaba. Mi cabeza me reprochaba cada segundo ¿Alguna vez habéis sentido ésta sensación? Es una de las cosas que más odio, es una sensación muy desagradable. Ni mucho menos pensé en ningún momento abandonarlos a la intemperie… no sabía qué hacer, entre que tenía todas las miradas fijas en mí y que Matt me miraba de esa manera…Mi mente se quedó en blanco.

-       ¿No conoces alguna casa abandonada o aunque sea un garaje dónde podamos quedarnos?- Ante la pregunta de L, me acordé de que sí había un lugar.

-        ¡El Parador! Mis abuelos tenían aquí una antigua nave. Servía para celebrar bodas, cotillones… hay cocina y baño. Ahora la utilizamos como almacén. Podéis quedaros allí.- me sentí aliviada.

-       ¡Gracias, gracias!- Matt se levantó y me abrazó. Lo que provocó que mis mejillas enrojecieran.

-       ¡Ya Matt! ¡No seas exagerado!- decía Mello mientras intentaba apartarlo de mí.

-       Será mejor que nos lleves allí cuanto antes.- dijo Near.

Asentí. Fui hasta la cocina, donde en una cesta llena de llaves, cargadores de todo tipo y pilas, había una llave pequeña que abría la puerta. Salimos todos de mi casa, en cuanto cogí mis llaves y los guié por las calles. Una de las ventajas de vivir a las afueras de una ciudad es que pasa poca gente por allí, lo malo es que hasta para comprar el pan tienes que ir en coche. Por suerte, nuestro destino no estaba muy lejos. Para llegar allí hay que pasar unas cuantas urbanizaciones. De esas que tienen chalés exactamente iguales, con parques y piscinas para sus miembros. Por suerte y extrañamente, durante el camino y nadie se fijó en los ojos de Beyond. Tras un buen rato, llegamos. El edificio, de una sola planta, no era muy grande. La pintura estaba algo caída y los setos que la rodeaban estaban desmesuradamente crecidos y mal cuidados. Sobre la puerta, unas letras impresas sobre unas losas de porcelana rezaban “El Parador”, nombre que se le dio a este lugar durante sus mejores años. Abrí la puerta. Me peleé con ella porque estaba algo dura. Mello se impacientó y de una patada la abrió. Entré detrás de ellos. Busqué la caja de registro donde están las llaves de la luz. La encontré y tras encender las luces, vimos las condiciones del lugar. Había muchos trastos, sobre todo colchones y muebles viejos. A pesar de eso, había bastante sitio y el hecho de que hubiera baño y cocina corroboraba el hecho de que era buena idea. Comprobé que ambos funcionaran y me alegré de que sólo hubiera que limpiar.

-       Ayla ¿En serio vamos a dormir aquí?- dijo Mello al observar asqueado cómo una araña caminaba por el lavamanos.

-       ¿Prefieres dormir en la calle? Sólo hay que limpiar un poco.- dije con fingida molestia.

-       Sí sólo un poco.- Pasó la mano sobre el pomo de la puerta, llevándose la capa de polvo.- ¿Por qué no utilizas esa libreta? ¿La has traído no?-

-       Sí, creo que me la llevaré a todos lados conmigo. Así estoy más tranquila. Aunque no voy a utilizarla para esto. Si todos ayudamos acabaremos pronto- dije palpándola por encima de la camiseta.

-       ¿¡No pensarás que te ayudaré a limpiar no!?- otra vez, volvió a amenazarme con el dedo. Yo no me inmuté.

-       Gracias a mí estás vivo otra vez.- dije sonriéndole. Él me dedicó una mirada de resignación.

-       Vamos, Mello. No seas infantil. Tiene razón.- a ambos nos dio un respingo al ver aparecer a Near. A veces da la sensación de que es traslúcido como un fantasma. Nos sonrió con esa extraña sonrisa y volvió a irse.

-       Pelusa de escoba.- masculló Mello.

No voy a describir todo lo que tuvimos que hacer para limpiar todo eso, porque moriría antes de terminarlo. Para resumir diré que acabamos todos hechos polvo y llenos de él.  L respetó mi decisión de usar poco la libreta, cosa que me levantó el ánimo para enfrentarme a Mello, que no paraba de quejarse. Encontramos varios colchones que pusimos como pudimos sobre unos plásticos. Lo que no encontramos fueron sábanas y almohadas. Decidí ir a casa a por unas cuantas.

-       Matt, ¿Me ayudas a traerlas?- él me ignoró, estaba jugando con la psp.

-       Una vez que la coge es raro que la suelte.- dijo Mello que se tumbó en uno de los colchones. No me atreví a preguntarle a él. Sentí un leve tirón en la camiseta. Me giré, allí estaba Near.

-       Yo puedo acompañarte, no hay que llevar mucho peso.- me sorprendí bastante al ver que no estaba muy cansado. De todos era el que más había limpiado. Podía notar a leguas que le gustaba el orden.

-       Nosotros os esperaremos aquí. También estaría bien que trajeras comida.- dijo L.

-       Tráeme un bote de mermelada. Preferiblemente de fresa.- dijo Beyond. En ese momento me acordé de cómo Beyond mataba a las arañas. Las aplastaba con la mano, sin pudor alguno. No creo que vuelva a aparecer una araña por aquí. Se me escapó una mueca de asco.

-       Si encuentro, te lo traigo. No salgáis ¿Vale? Vamos Near.- dije dándole la mano. Él pareció rechazarla pero al final correspondió el gesto. Aparentaba unos diez años, como mi hermano Gevanni. Near siempre me pareció un niño solitario. Me lo imaginaba caminando por los pasillos de Wammy’s House. Los demás niños pasando de largo. Con la única compañía de Mello, que aunque se pelearan, al menos en esos momentos no se encontraba solo. A Gevanni también lo veía así. Nunca ha llevado un amigo a casa, ni ha ido a jugar con nadie. Volvía a casa, hacía los deberes… el único momento en el que jugaba con otros niños era cuando tenía un partido o iba a entrenar. Tal vez sea por su timidez, el hecho de que no tuviera amigos. Como yo, se sentía solo.

Tras abrir la puerta, escuché unos pasos apresurados acercándose a nosotros.

-       ¡Ayla! ¿¡Dónde estabas!?- preguntó mi madre histérica.- ¡Hemos comido sin ti! ¡Estábamos muy preocupados! ¡Te llamamos al móvil, pero te lo dejaste aquí!- mi madre puso los brazos en jarras.

-       Lo siento mamá, no fue mi intención tardar tanto…- Miré hacia los lados como si eso me fuera a ayudar a encontrar una buena excusa… pero sirvió. Sobre el aparador, estaba el libro que utilizaba en la academia de inglés.- Un profesor de la academia… sus hijos… estaba con sus hijos porque tuvo que irse de viaje… me pidió que les ayudara porque no hablan muy bien nuestro idioma. No conocen a nadie así que…- mi madre relajó sus facciones y sonrió condescendiente.

-       Me alegra que seas así de amable. Además puede ser una buena oportunidad para practicar más el inglés ¿Aún no has comido? Tu padre y yo hemos cocinado tu plato favorito.- La miré un tanto extrañada ¿Por qué no pregunta por Near? Entonces, me di cuenta que no estaba a mi lado ¿Dónde estaba? “No me digas que lo que ha pasado lo soñé.” Sentí un leve tirón en mi camiseta. Near se había ocultado tras de mí. Mi madre, que en un principio no se percató de su presencia, lo vio.- ¡Anda!- lo miró un tanto sorprendida por el hecho de tener cabellos blancos. Le sonrió y dijo.- ¿Quién eres pequeño?-

-       Es el hijo pequeño de mi profesor…- empecé a decir.

-       ¿Cuánto años tienes?- mi madre me ignoró olímpicamente.

-       Trec…-

-       ¡Tiene diez! Como Gevanni, son de la misma edad.- lo interrumpí. Él me miró y abrió un poco los ojos. Parecido a que estuviera sorprendido. No se dio cuenta hasta ese momento de que no tenía la misma edad. Parecía más joven.

-       ¡Claro Gevanni! ¿Sabes? Yo tengo un hijo de tu edad ¡Gevanni!- llamó a mi hermano.

-       Mamá, te he dicho que no entiende mucho nuestro idioma. No le hables tan deprisa, que no te va a entender.- Por supuesto que Near hablaba mi idioma, sólo que cuando mi madre habla deprisa no se le entiende nada. Y no tenía ganas de intentar traducirla. Al poco bajó mi hermano de su habitación.

-       Ven Gevanni…- el teléfono empezó a sonar.- Un momento.- se fue apresurada. Mi hermano observó a Near y enrojeció.

-       Él se llama…-

-       Me llamo Near.- dijo y extendió su mano hacia mi hermano. Él correspondió el gesto.

-       Yo me llamo Gevanni, tengo diez años.- dijo con un hilillo de voz, a la vez que esbozaba una tímida sonrisa. Se observaron largamente. En ese momento me hubiera gustado saber que estaban pensando. Tras cruzar unas pocas palabras, se fueron a jugar al cuarto de mi hermano. Near me dejó ahí, plantada. Me encogí de hombros y fui hasta la cocina.

Mientras almorzaba, se me ocurrió en hacerles algo de comer a los demás. Para vuestra información, soy pésima cocinando, así que os imaginaréis como acabaría esto. Después de comprar pizzas congeladas y otras pocas cosas más, busqué por mi casa todas las sábanas y almohadas que sobran. Cogí una almohada para cada uno y me acordé de que sólo había tres camas. Una de matrimonio y dos normales. Mis sentidos yaoistas se dispararon ¿A quiénes les tocarán dormir juntos? No pude reprimir una carcajada maliciosa. Decidí que lo echaran a suertes. Sería bastante interesante. Aunque Near se quedaría en una sola, es muy pequeño, además si le toca con Mello… estallaría la tercera guerra mundial. No llevaba ni un día con él y ya temía sus berrinches. Porque sólo son eso, berrinches. Será un genio y el segundo en la línea de sucesión, pero tiene más mala leche… además de impulsivo.

Llegué al anochecer con los demás. Abrí la puerta y me encontré a Mello nervioso andando por todos lados, además de que gritaba a todo.

-       ¿Qué ocurre Mello?- hice mal en preguntarle. Se acercó a mí a grandes zancadas y me cogió por el cuello de la camiseta.

-       ¡He encogido! ¡Vuelvo a tener quince años! ¡Necesito chocolate! ¡Se me ha acabado el chocolate!- decía mientras me zarandeaba.

-       Mira el lado bueno, ya no tienes esa cicatriz, además te he traído chocolate…- en cuanto lo dije, me arrebató la bolsa donde los llevaba. Tras sacar varios botes de mermelada, alcanzó su preciado chocolate. Beyond se levantó y después de darme las gracias se volvió a sentar encima de una cómoda en esa peculiar manera a devorar uno de los tarros.

-       Ayla, ¿Dónde está Near?- dijo L mirando detrás de mí.

-       Mi madre nos vio. Me inventé que era el hijo de un profesor y que lo estaba cuidando. Se hizo amigo de mi hermano y mi madre no quiso que se fuera a dormir con vosotros, que es muy pequeño para estar con adolescentes… y algo sobre que los adolescentes son como paja en verano¹.- dije soltando las cosas en una mesa.- ¿Alguien sabe encender el horno?-

-       Un momento… ¿Near tiene un amigo?- dijo Mello extrañado haciendo una pelota con el envoltorio de la chocolatina.

-       Sí, más o menos. Han estado toda la tarde jugando con trenecitos y robots.- Mello le tiró la bola a Matt, éste ni se inmutó.- ¿Ha estado toda la tarde jugando a eso?-

-       ¡Sí! ¡Superé el último nivel! ¡Chupaos esa, malditos aliens!- Matt se levantó y empezó a saltar encima del colchón.- ¡Mientras Mail Jeevas sigua vivo no dominaréis el mundo! ¿Qué pasa? ¿Qué hora es?- dijo mirando hacia todas partes.- ¡Ostras! ¡Qué alta eres!- dijo comparándose conmigo.- Somos de la misma estatura… ¡Mello! ¡Has encogido!- cabe señalar, que durante todo el camino no levantó la vista de la psp y cuando empezamos a limpiar, no se fijó en nada más.

-       Cambiando de tema…Os traje unas pocas cosas para que no os aburráis.- les enseñé una mochila abarrotada. Se acercaron y husmearon entre varias cosas.

-       Parece bastante interesante, gracias.- dijo L cogiendo un libro que llamó su atención.

-       ¡¿Han sacado Assasins Creed 5?! ¡Lo que me he perdido!- Matt cogió el juego, pero se desilusionó porque era para nintendo ds.

Mello se acercó a la bolsa donde tenía las almohadas y las sábanas. Frunció el ceño, y miró hacia las camas.

-       Has tardado en darte cuenta Mello.- dijo L.

-       He pensado que lo echarais a suertes, dos de vosotros tendréis que dormir juntos.- dije mientras sacaba unos palitos.- ¿Sabéis en qué consiste no? Los que saquen los palitos cortos tienen que dormir juntos y los que los saquen largos en las camas solas.- los coloqué en mi puño de forma que no vieran el tamaño de ninguno.

-       ¡Yo quiero primero!- dijo Beyond sacando un palito largo.

-       Dejadme a mí ahora.-  Matt sacó un palito corto.- ¡Mira qué bueno! ¿Quién será el afortunado que dormirá conmigo?- sonrió de lado y puso cara de pervertido. Mello lo miró con el ceño fruncido y apretando los dientes.

-       Sácalo tú, Mello.- dijo L señalando mi puño.

Mello extendió su brazo derecho, su mano izquierda la dejó tras su espalda. Vi que cruzaba los dedos antes de sacar el palito. Cerró los ojos y pegó un tirón. Tras unos segundos, abrió el ojo derecho para comprobar que el palito era corto. Abrió el otro ojo. Miró a Matt extrañamente calmado. Éste lo miró con una sonrisa. Me pareció que Mello estaba algo tenso.

-       Tengo hambre ¿No habías traído unas pizzas?- dijo L.

-       Yo sé encender un horno.- dijo Mello arrastrándome hasta la cocina.

Era un horno eléctrico, así que sólo tuvo que enchufarlo. Sacamos las pizzas y esperamos a que estuviese el horno caliente. No cruzamos ni una palabra durante todo el rato, pero me fijé en que me ojeaba de vez en cuanto.

-       ¿Qué pasa?- me estaba empezando a incomodar.

-       Nada ¿Te puse incómoda?- dijo con tono de voz normal. Moví mi cabeza negativamente, a lo que Mello sonrió.- ¿Sabes? Me dolió mucho la muerte de Matt. Es mi mejor amigo. El único que tengo. Aunque mejor un amigo verdadero a estar rodeado de amigos hipócritas. Tú lo debes saber bien. Tengo la corazonada de que te sientes sola. Un consejo: si quieres conservar a un amigo, no seas como yo. Porque puede que un día, estés perdido y sólo él pueda salvarte. Matt es una gran persona. Aún recuerdo aquel día. Estaba tirado encima de los escombros de lo que fue mi hogar durante esos malditos meses. Se me clavaban en mi espalda. Mi cara ardía literalmente y me dolía mucho. Como un ángel, lo vi aparecer. Se inclinó a mí echándome el asqueroso humo de un cigarro. Se quitó sus anteojos enseñándome sus ojos verdes. Me sonrió, mostrándome sus dientes. Me gusta cuando sonríe, sobre todo cuando lo hace con los ojos, me hace sentir bien.- me sonrió tiernamente, recordando ese momento, pero de pronto borró esa sonrisa y suspiró pesadamente.- Nunca le di las gracias. Nunca. Cuando murió, me sentí culpable y arrepentido de no haberlo hecho antes.- en ese momento, me pareció que Mello envejeció treinta años más. Con esa mirada vidriosa a la nada propia de las cataratas, sólo que estaban así porque estaban a punto de llorar. A partir de ese momento, empecé a ver a Mello con otros ojos. Podía ser impulsivo y colérico, pero también podía ser tierno y afable. Impredecible como el futuro. Como una bomba sin explotar, que al mínimo fuego, explota. Y después de una explosión, siempre hay calma.

-       Ahora tienes otra oportunidad. Aprovéchala.- le di una palmada en el hombro, como los que le daba mi padre a Gevanni cuando perdían un partido.

-       Gracias.- se limpió los ojos y sonrió al ver mi cara de incredulidad.- Tú me has dado esta oportunidad. Y como di a entender antes, a lo amigos hay que darles las gracias.- Abrió el horno.- ¡Dios cómo quema!- dijo cuando el vapor acarició su cara.- ¡No te rías!- dijo dándome un pequeño puñetazo en el hombro.

Notas finales:

 

1. La frase es: "Los adolescentes son como la paja en verano, se calienta  y con una chispa se enciende" Lo que quiere decir esta frase es que los adolescentes con sus hormonas por los aires pues,... eso que se calientan rápido XD

Matt: ¿Por qué lloras Ayla? ella está leyendo algo en el ordenador.

Ayla: Es que... *Sniff* ¡¡¡Es tan bonito!!! ¡¡¡Matt!!! ToT  llora desconsolada, Matt se acerca al ordenador y empieza a leer el fanfic titulado Campamento de hombres de Yuno Gasai Si lees esto ToT ¡Un saludo!.


Mello: Te estaba buscando... ¡¿Estáis llorando?! Ambos lo miran y se abalanzan a él llorando desconsoladamente ¡Soltadme! ¿¡Qué está pasando?! ¡Ayudarme! (>O<)/ 

Matt: ¡Mello! ¡Siempre seré tu ángel guardián! TOT

Ayla: ¡No sufras Mello! ¡Matt siempre estará contigo!  TOT


Mello: o__e  

 

 

 

 


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