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La libreta de los deseos por AylaMckee

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Notas del capitulo:

¡Qué os contáis cachorritos! Seguramente tendréis ganas de asesinarme por tardar tanto. Siento mucho publicar tan tarde. Es que se han juntado muchas. Sé que no es excusa. Pero la buena noticia es que aquí tenéis el nuevo capítulo  (*O*)/  LO HICE!!! 

Hoy conoceréis a dos nuevos personajes... ¡No os entretengo más!

Espero que paséis muy buen rato leyéndolo tanto como yo escribirlo :3

Con el estómago lleno, salí a tomar el fresco. Sentado de la misma peculiar forma, Beyond observaba la noche. Creí que no me había visto y me alejé un poco. Pero él me detuvo.

-          Ayla ¿Me tienes miedo?- dijo mirando a un punto fijo. Confieso que me tomó desprevenida, sin saber qué responder.- Has estado alejándote de mí consciente o inconscientemente.- me miró con sus ojos rojos. Me encogí en mí misma. Caí en la cuenta que hablaba con un asesino.- Si quisiera matarte, lo habría hecho ya. De todas formas, no morirías.-  

-          Me alegro de eso. Y sí, creo que me das miedo. Por el hecho de haber asesinado gente.- esto último lo dije susurrando.

-          Sí, fui un asesino. Maté a gente inocente, pero de todas formas iban a morir. Quizás, hubieran sufrido más. Creo que la obsesión de ser como L me volvió loco. Es mucha presión.- dijo esto crujiéndose el cuello. En ese momento sí que me dio miedo. Podría salir corriendo, pero decidí darle una oportunidad. Me senté a su lado.

-          ¿No encontraste otra manera de superar a L?- le dije con cautela.

-          Esa me pareció la mejor. Además, iba a suicidarme de todas formas.- habló con mucha frialdad. Tragué saliva. Nunca podré entender cómo alguien decide acabar con su vida. Deben de sufrir lo inimaginable para tener el valor de hacerlo.

-          El fin no justifica los medios.- dije luchando por mantenerme tranquila.

-          Todo tenemos derecho a una segunda oportunidad.- Los dos nos giramos. L estaba detrás nuestra ¿Habría escuchado toda la conversación? Había sido muy sigiloso. Sus enormes pupilas se fijaron en las mías. De inmediato, comprendí que quería que me fuera. Les dije que era tarde y tenía que ir a casa. Cogí mi mochila. Antes de irme fui a despedirme de Mello y Matt. Pensé que quizás estuvieran junto a las camas. Rodeé una gran cantidad de trastos. Un armario, una cómoda, sillas, cajas de cartón llenas de trapos viejos… Unas risas me detuvieron. Me asomé detrás de unas cajas. Mello y Matt estaban tumbados en la cama de matrimonio mirando al techo. Hablaban de algo que no pude oír, pero reían. Una agradable sensación invadió mi pecho. Sentí las ganas de reírme con ellos, la risa de Mello era muy contagiosa. Pero consideré mejor dejarlos solos. No quería interrumpir. Esa noche, me fui a casa satisfecha. En cuanto mi cabeza se apoyó en mi almohada me dejé llevar en los brazos de Morfeo.

 

 

-          ¡Qué pesada puede llegar a mi madre! Por un momento creí que te iba a adoptar, Near.-

-          Es algo normal en una madre, supongo. Suelen preocuparse por todo. Ayer cuidó muy bien de nosotros.- yo lo miré confundida.- Yo y Gevanni.- aclaró.

-          Entonces ¿Te divertiste ayer con mi hermano?- dije con una sonrisa. Near y yo íbamos de camino al Parador. Eran más de las doce y media y estaba segura de que al llegar Mello me mataría. De camino, paramos en un supermercado y compré (con mis ahorros) comida suficiente para un par de días. Ante mi pregunta, Near me miró con sus ojos grises.

-          Tu hermano es agradable.-

-          ¿A sí? No suele hacer muchos amigos. Casi siempre queda callado-.

-          Me recuerda a alguien.- lo que dijo me hizo callar. Me pareció haberlo puesto algo incómodo. Aunque era algo difícil de ver. Aún conservaba el hábito de permanecer impasible. Abrí la puerta.

-          ¡Ya llegamos!- grité con todas mis fuerzas. De entre los numerosos trastos, apareció Matt. Se lanzó hacia mí y me tapó la boca.

-          ¡No hagas ningún ruido! ¡Puede oírte!- dijo susurrando.

-          ¿Quién?- dije apartándome de él.

-          ¡Mello! Está durmiendo.- hizo un gesto hacia abajo con la mano indicando que bajáramos la voz.

-          Incluso después de tantos años, sigue haciendo lo mismo.- alegó Near.

-          Y yo creyendo que iba a matarme por llegar tan tarde ¿Y por qué no lo despertáis?-

-          Es que Mello se pone de muy mal humor por las mañanas. Una vez se cargó mi consola.- un escalofrío lo sacudió.

-          ¿Y los demás?-

-          L está leyendo un libro y Beyond está… -

-          Aquí.- apareció de la nada haciendo que todos nos sobresaltáramos.

-          ¡Beyond! ¡Casi me da un infarto!- apretó su psp contra su pecho.

-          Ayla, tengo hambre.- ignoró completamente al pelirrojo.

-          Deberíamos despertar a Mello.-

-          ¡Estás loco Near!-

-          Tengo hambre.-

-          Creo que sé cómo despertarle.- dije con una sonrisa maliciosa.

-          ¿Estás segura?- dijo Matt dudoso. Yo asentí.

-          Sigo teniendo hambre.- su estómago rugió.

-          ¡Ya lo sé, Beyond! Cuando despertemos a Mello te doy un tarro de mermelada.-

-          ¿Y por qué no ahora?-

 Suspiré exasperada. Seguida de Matt, Near y Beyond llegamos hasta la cama matrimonial donde dormía Mello. Lo rodeamos silenciosamente.

-          Quién diría que la bestia durmiera como un gatito.-susurré. Mello respiraba pausadamente, con la boca entreabierta. Algunos mechones de su pelo tapaban su rostro.

-          Ya ves, parece un ángel.- dijo Matt. Todos lo miramos a él.- ¿Qué miráis?- dijo ruborizado.

-          Usaré mi móvil.- una de las cosas que tiene mi móvil, es la función de despertador (¡Bravo Ayla! No lo sabíamos). Escogí el tono de bocina de barco, la más fuerte.

-          ¿Intentáis despertar a Mello?- dijo L susurrando. Se nos acercó. Me sonrió divertido un segundo.

-          Near, sácame una tableta de chocolate de la bolsa.- la desenvolví.- Matt, a la de tres enciende la alarma.- él asintió.

Un gran estruendo se apoderó del lugar. Mello despertó sobresaltado. Confundido y asustado miró a todos lados. Una mueca de enfado surcó su rostro. Abrió la boca para decir algo pero yo se lo impedí ahogándolo con la tableta. Me miró sorprendido.

-          Trágatela, coge tus pantalones y te vistes-. sin decir nada más me hizo caso. Todos me miraron asombrados. Bueno, más bien Matt me miraba asombrado. Near tenía la misma expresión, sólo que había abierto la boca. L tenía cara de póker y Beyond me miraba esperando algo. Le di su preciada mermelada.

-          Ya estoy vestido. Ayla, dame otra tableta. Tengo hambre-. extendió su mano.

-          Buenos días Mello-. le dije dándosela.

-          Si eso… Hola Matt-. el aludido sonrió y cogió un zumo de naranja.

-          Buenos días angelito-. dijo Beyond desde lo alto de una mesa, devorando el tarro de mermelada. Mello dirigió su mirada hacia él.

-          ¿Qué me has dicho?- dijo muy serio.- ¿Angelito?-

-          Es lo que dijo Matt cuando dormías-.

Matt escupió el zumo.- ¡Nunca dije eso!- enrojeció hasta que no supe cuando empezaba su pelo.

-          Matt, lo escuchamos todos. No lo niegues.- dijo L. “Creo que se divierte.” Pensé. La verdad es que yo también.

Mello apartó la mirada incómodo. Afortunadamente, mi Ladri-móvil rompió la pesada atmósfera que se estaba creando. Comprobé que quién llamaba era mi madre. La voz de mi madre se mostraba urgente. Pidiendo disculpas por habérsele olvidado decirme algo muy importante. Me pidió que fuera a casa lo más rápido posible.

-          Ayla ¿Puedes darme un móvil o algo? Para poder hablar contigo-. Me pidió Matt.- Puedes usar la libreta-.

De mi pecho saqué la vieja libreta y un pequeño lápiz. En unos momentos, Matt ya tenía un móvil. Satisfecho, me despedí y fui corriendo a casa ¿Qué era eso tan urgente que mi madre había olvidado decirme? Esperaba que no fuera nada malo ¿Uno de mis abuelos había caído enfermo? ¿Habíamos ganado algo? Para mí, todo era posible. No hubo falta que sacará mis llaves ya que mi madre abrió la puerta en cuanto estuve en frente de ella. Me cogió de los hombros y me arrastró hasta las escaleras mientras hablaba rápidamente.

-          Mamá, no entiendo nada. Habla más despacio, por favor-.

-          Hija, lo siento mucho. Me olvidé completamente. Tienes que ducharte y arreglarte ¡Vamos!-. me sentí bastante confundida ¿¡Para qué tenía que arreglarme!?

-          ¡Mamá! ¡Explícate! ¿¡Por qué tengo que arreglarme!?-.

-          Un compañero de tu padre. Su mujer y sus dos hijos ¿Te acuerdas de ese día que estuvimos con Rosalía? A la mañana siguiente los invitamos a comer. Para que os conozcáis-.

-          ¿¡Qué habéis hecho qué!?-.  Agité mis brazos furiosa ¿Nunca habéis estado en esta situación? Estás con tus padres y sale el tema de los noviazgos. Y tú, que nunca has tenido uno, tienes que aguantar cómo tus padres y (si tienes muy mala suerte) la mejor amiga de tu madre, te intentan buscar un novio. Entre el vecino de enfrente, el hijo del charcutero, el primo de no sé quién,… menos mal que siempre se queda ahí en una simple conversación ¿No? Pues yo no tuve tanta suerte. Cada vez que me acuerdo se me encienden las mejillas. Ese día descubrí que no tenía unos padres normales. Me habían organizado una cita a ciegas. Para mí eso sonaba increíblemente patético. Me sentía avergonzada, obligada a algo que no quería. Mi hermano Gevanni se asomó al pasillo desde la puerta de su cuarto. Nos miró confundido. Nuestras miradas se cruzaron. Una enigmática sonrisa dibujó sus labios y alzó el dedo pulgar en señal de apoyo cuando mi madre me empujaba al interior del baño. Extraño comportamiento en Gevanni. En quince minutos salí del baño y mi madre me abordó con una infinidad de trapitos en los brazos. A trapitos me refiero a ropa. Suspiré rendida. Mi madre me hizo poner un vestido. Era como un mono, pero en vez de dos agujeros para cada pierna, uno para las dos. Afortunadamente, no era muy ajustado. Debajo tuve que ponerme una camiseta roja. “¿De dónde ha sacado esta ropa? No sabía que la tenía.” Pensaba mirándome al espejo. Mi hermano se asomó tímidamente, apoyándose en el quicio de la puerta.

-          ¿Puede Ayla lla-llamar a N-Near?- apartó la mirada sonrojado. Lo observé durante unos momentos y cogí el Ladri-móvil. De entre mis pocos contactos, marqué al que le puse la inicial M. Se escuchó el típico pitido grave. La voz de Matt se escuchó a través del aparato. De fondo, se escuchaba la conocida banda sonora de Mario Bross.

-          ¡Qué pasa Ayla! ¿A qué se debe la llamada?- dijo animadamente.

-          Llamo para que Near venga a mi casa a jugar con Gevanni-.

-          ¿Y por qué no te has pasado a por él?-. Suspiré pesadamente.- ¿Ha pasado algo?-.

-          Mis padres me han organizado una cita a ciegas sin mi consentimiento. Creen que así tendré novio-. Dije desahogándome con él.

-          Un momento…  ¿Tú, novio? ¿No crees que eso es muy repentino?-. tras decir eso, se escuchó como si alguien se sobresaltara.- ¡Mello! ¡Me aplastas! ¡El teléfono!-. Escuché sus voces hablar un poco más apagadas, señal de que el móvil estaba un poco más lejano a ellos. Finalmente, la voz de Mello me preguntó.

-          ¿¡De qué hablabais!?-. dijo exaltado.

-          No te pongas celoso Mello-.  Dejó un gruñido. Le expliqué la situación y su voz sonó más calmada.

-          Si fuera tú no lo hubiera permitido. Tal vez sea buena gente y te lleves bien con él. Seguro que él estará igual de molesto que tú-.

-          Supongo. Hacedme el favor y acompañar a Near aquí, si es que quiere. Así salís un poco y os da el aire-.

-          Claro…  ¡Near levanta tu enano trasero del suelo!... ¡A casa de Ayla!... ¡Porque lo digo yo!... Adiós-. Sonó el fin de llamada. Dejé el móvil en mi escritorio. Gevanni aún seguía en el mismo sitio. Mirándome con el rostro pensativo. Fijó su vista en la libreta que residía en mi escritorio.

-          Ya viene de camino-. Le dije. Él aún miraba la libreta. Empecé a tener un poco de miedo. Gevanni nunca lo había visto con esa mirada. Salvo una vez cuando jugamos al Cluedo¹ en Navidad.

-          ¿Es el diario de Ayla?-. me dijo. Yo asentí.- Ya veo… muchas gracias-. Lo oí alejarse. Estaba comportándose de un modo extraño. Cogí la libreta y la coloqué en mi pecho. Comprobé que no se notara. La parte de arriba del mono contribuía a ocultar el pequeño bulto. Satisfecha, bajé las escaleras encontrándome a mi madre corriendo de un lado a otro. A gran velocidad pasaba a todas partes colocando cosas, moviéndolas de sitio o quitándolas. De la cocina salía un olorcillo que hacía que se te hiciera la boca agua. El timbre sonó y mi madre fue rápidamente. Matt, Mello y Near esperaban en el umbral.

-          ¡Near! ¿Son tus hermanos?-. dijo mi madre haciéndoles pasar. Matt y Mello la miraron con una amable sonrisa. Sí, Mello sonreía amablemente.

-          Mamá, son Matt y Mello. Sus hermanos mayores-. Los presenté. Mi hermano se acercó y se colocó detrás de mí.

-          ¡Hi! Nice to meet you-. Saludó el pelirrojo. Mello extendió la mano saludándola.

-          ¿Queréis quedaros a comer también? Eat spanish food-. Me llevé una mano a la cabeza. No veía muy aconsejable invitar a comer a más gente. Además de a éstos dos.

-          Muchas gracias señora, pero no es necesario. Nuestro hermano mayor hizo Welsh rarebit²-. Dijo Mello con un pronunciado acento inglés además de decirlo increíblemente lento, como si se esforzara en decirlo. Quedé impresionada en la forma en cómo actuaba. Cómo un auténtico extranjero. Aunque no era muy extraño ya que estuvo viviendo durante casi toda su infancia en Inglaterra. Matt también parecía extrañado. Near no pronunció ni una sola palabra y se fue con Gevanni. Antes de desaparecer por las escaleras, mi hermano observó al dúo M con curiosidad. Otro comportamiento extraño a sumar a la lista ese día ¿Qué había pasado con mi hermano?

Un fuerte pitido proveniente de la cocina hizo que mi madre se despidiera y saliera corriendo. Matt y Mello se despidieron. El rubio me dedicó una sonrisa socarrona, orgulloso de su actuación. Matt se quitó sus gafas para guiñarme el ojo. Por fin se fueron. “Ahora… ¿Qué hago?” pensé. Me había quedado sola y no tenía nada que hacer. Acaricié la parte dónde guardaba la libreta. Tendría que pensar en algo para que no llamara tanto la atención. Quizás la forraría con alguna tela o papel de regalo para que se pareciera a un diario. Nunca había sabido terminar un diario. Todos los que empezaba los dejaba al quinto o cuarto día. Se me da fatal terminar cosas. Aunque prometo que esto sí lo terminaré. Escuché los pasos de mi madre bajar por las escaleras. Observé estupefacta lo rápido que se había cambiado. Bajó las escaleras elegantemente. Se situó a mi lado repasándome con la mirada. Mi padre se nos unió a nosotras “¿¡Desde cuando lleva aquí!?” Debí haber perdido la noción del tiempo. Mi hermano bajó seguido de Near. Éste último llevaba ropa de mi hermano puesta. Se me hacía raro verlo así. Podía ver sus piernas, eran muy blancas y delgadas. Los pantalones le quedaban por debajo de la rodilla, un poco anchos. Mi madre se acercó a Gevanni para colocarle bien la camisa.

-          Near definitivamente, mi madre te ha adoptado-. Le dije en un susurro.

-          Me obligó a cambiarme de ropa. Decía que tenía la ropa sucia-. Mi padre se nos acercó y se presentó ante Near. Estaba contento de que Gevanni tuviera un amigo. Al contrario de mi madre que sólo sabía francés, mi padre sabía bastante inglés. Near respondía a sus preguntas monótonamente. Mi padre lo excusó debido a la timidez.

Puntualmente, según dijo mi madre, un lujoso coche estacionó frente a nuestra casa. Mi padre abrió la puerta principal, dejándome ver unas siluetas bajarse del auto. Sentí como se me oprimía el pecho e instintivamente llevé mis manos a donde tenía la libreta. Las manos me sudaban y sentía un poco de vértigo. Estaba muy nerviosa. Deslicé una mano a mi oreja, pero mi madre me la detuvo disimuladamente. Me mordí la lengua. Una mujer bajó del coche y echó un vistazo a mi jardín. El sendero que tenía que seguir hasta nosotros era estrecho y lleno de cantos. Seguramente se estaba arrepintiendo de haberse puesto aquel vestido tan corto y aquellos zapatos de tacón tan elegantes. Iba a mi casa, no a una boda. Esperó a un hombre trajeado que la sujetó del brazo, con la otra mano llevaba lo que parecía un pastel. La sonrisa que traía hacía que aquel hombre aparentara diez años menos. Justo detrás les seguían dos muchachos, uno ligeramente más alto que el otro. El más alto, parecía más arreglado que el otro. Entendí que aquel era mi “cita a ciegas”. El mayor tenía el pelo engominado hacia atrás de color caoba. El bajo, tenía el pelo más oscuro. Los dos tenían la piel blanca y pecas bajo sus ojos verdes. La nariz  un poco respingona, también llena de pecas.

-          Sentimos si hemos llegado un poco tarde, José-. Dijo el hombre a mi padre mientras le se sacudían las manos amistosamente.

-          Tienen una casa preciosa, señora Dueñas-. Dijo la mujer a mi madre.

-          Gracias, llámeme Susana-. Se abrazaron dándose un beso en la mejilla.- Dejadme que os presente a mis hijos. Ayla y Gevanni. Él es Near, un amiguito inglés de mi hijo-. Dijo mi madre pronunciando las palabras “amiguito” e “inglés” un poco más lentas. El alto dio un paso hacia mí.

-          Me llamo Calisto, pero puedes llamarme Cas-. Dijo mostrándome una sonrisa que debía parecerme seductora, cosa que no ocurrió.

-          Yo soy Gelo-. Me sonrió tímidamente. Al contrario de su hermano, también saludó a mi hermano y a Near. Entabló conversación con ellos. Sentí la mirada de los padres sobre mí y Cas.

Mi madre nos hizo pasar al comedor, donde la mesa estaba puesta. Cas se sentó enfrente de mí y a su lado Gelo. Nuestros padres empezaron a hablar sobre nosotros. Lo que nos gustaba, lo que hacíamos, desde su punto de vista.

-          Este año nuestro hijo menor se fue a estudiar a una academia en Winchester. Lo echamos de menos, lo bueno es que pronto regresa. Sus hermanos están deseando verlo…-. Ese tipo de conversaciones reinaron la mesa durante lo que tardamos en comer los entrantes.

-          …y así es cómo gané el torneo de tenis-. Hablaba alargando mucho las palabras, tratando de parecer interesante.

-          Qué interesante…-. Dije evitando parecer maleducada.

-          Bueno ¿Qué te gusta hacer a ti?-. dijo con otra sonrisa no-seductora.

-          Me gustan los mangas y los animes. También dibujar-. Gelo me miró sorprendido.

-          ¡Qué casualidad! ¡A nuestro hermano pequeño también le gusta! Antes de que se fuera, todos los fines de semana veía con él su anime favorito ¿Sabes? Near me recuerda a uno de sus personajes. Se parece muchísimo-.

-          ¿A sí? ¡Qué casualidad!-. noté cómo mi hermano miraba a Near y le susurraba algo.

-          Dices que se te da bien dibujar… ¿Qué se te da mejor?-. Cas cambió de tema. Parecía que no sabía nada sobre eso por lo repentino que cambió la conversación. Pero al menos me ahorró tener que hacerlo yo.

Después de dos largas horas, acabamos de comer. Me excusé para ir al baño. Me miré en el espejo apoyándome en el lavabo. Al contrario que yo, Cas sí le parecía buena idea lo de “la cita a ciegas”. Y por lo que pude comprobar era muy presumido. Lo malo es que no era feo ni tonto, lo que aumentaba su autoestima. Solté un largo suspiro, compensando todo lo que había aguantado.

-          Por lo que veo la cita a ciegas no ha salido bien-. Me sobresalté. Asomados a la ventana del baño estaban Matt y Mello. Este último habló con una sonrisa burlona.

-          ¿No os han enseñado a no mirar por las ventanas de los baños ajenos?-. dije molesta.

-          Lo siento, es que te estábamos curioseando por aquí y te escuchamos suspirar. No parecía uno de enamorada-. Dijo Matt

-          Me recuerda a ese del libro de Harry Potter… ¿Cómo se llamaba?-.

-          Draco Malfoy-. Solté pesadamente.

-          ¡Sí! ¡Se parecen muchísimo!-. el pelirrojo rió con muchas ganas.

Los dejé morirse de la risa y volví a mirarme en el espejo. De la nada, un pequeño sobre se posó en mi cabeza. Lo miré atónita y lo abrí.

Querido/a dueño/a del segundo Dream note:  

Como verás, ya debes estar al tanto de que esa extraña libreta que encontraste no es una normal, ¿A qué no? Seguramente te preguntarás quién soy, a no ser que no seas estúpido. Si o no, te lo diré. Soy otra persona que como tú se encontró con esta hermosa oportunidad. Sí, yo tengo otra libreta como la tuya. También sé que como yo te apasiona Death Note. Por desgracia eres del bando de los débiles, ya que sospecho que invocaste a ese ojeroso pervertido además del adicto al chocolate con complejo de niña, al Friki fumador y a esa pelusa. Puede que sospeches que yo también haya invocado a mis personajes favoritos. Eso te lo dejo a tu criterio. Sólo te diré que sería muy estúpido tener un shinigami rondándome. También quiero decirte que estoy molesto contigo, ya que hiciste que desapareciera la hermosa Death note que invoqué. Estaba muy entusiasmado y por tu culpa ahora no tengo nada con lo que divertirme. Entonces pensé que tú podrías remediarlo, por eso te propongo un juego. Yo quiero saber quién eres y tú querrás saber quién soy ¿Quién será el primero en averiguarlo? Ni se te ocurra usar la Dream Note, si no sería muy fácil. También te preguntarás ¿Y qué pasará cuando nos encontremos? Muy fácil, yo al menos te quitaré la Dream Note, aunque sea a la fuerza. Luego, cambiaré este mundo. Y créeme que no cometeré los mismo errores que él. Yo soy el nuevo aspirante a dios. Y con ésta libreta lo conseguiré.

Con cariño,

E

Sentí un frío gélido apoderarse de mi cuerpo. Me sentí paralizada. Mis manos temblaban. Mi garganta se cerró.

-          Ayla ¿Qué ocurre?-. sentí la mano de Matt sobre mi hombro. Levanté la mirada, encontrándome con los ojos de Mello. Serios e inteligentes. Él ya lo sabía.

Notas finales:

1. Cluedo: Para los que no lo sepan (Yo sólo he jugado una vez). Es un juego de mesa de misterio y asesinato. El objetivo es descubrir quién, con qué arma y en qué habitación matarón a un tal Dr. Black. Tiene su tablero, sus peones, las tarjetitas,...

2. Welsh rarebit: Es un plato típico inglés. Consta de una especie de tostada con queso Cheddar o Stilton rallado, además de una salsa de mostaza y cerveza mezcladas con huevo. Luego se gratina en el horno. Nunca lo he provado, pero tiene buena pinta.

Bueno, ya llegamos al quinto capítulo. Ahora todo se pone un poco más interesante ¿Cómo reaccionarán los demás? ¿Por qué Gevanni actúa tan extraño? ¿Qué harán con la carta? ¿Por qué Light tarda tanto en aparecer?... habrá que esperar un poco más para saberlo.

Ahora quiero preguntaros una cosa ¿Os gustaría leer esta historia también en Wattpad? Ya sabéis esa web dónde puedes escribir y leer libros a montón (/*o*)/ Dejadme el review con vuestra opinión. 

¡¡Gracias por leer!!  :3


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