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La libreta de los deseos por AylaMckee

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Notas del capitulo:

(Una chica bajita y castaña llega arrastrando a Ayla, que no deja de decir palabras raras)

Ayla: Μιλάω στα ελληνικά, αν έχετε μπει στον κa2;πο να αναζητήσετε αυτa2; που λέω ... θα βαρεθείτε πολλά. 

(Llega Mello que observa a Ayla con una ceja alzada. Observa a la chica. La otra lo observa también)

Mello: ¿Quién eres?

La chica: Me llamo Zaena, soy amiga de Ayla.

Mello: ¿Qué le ha pasado?

Zaena: Ni idea. La encontré así con una carta en la mano.

Mello: Entiendes lo que dice ¿No?

Zaena: ¿¡Yo!? Bitch please, yo soy ciéntífica...

Mello (susurra) todas locas... Dame la carta. (Lee en voz alta)

¡Hola cachorritos!  Si estáis leyendo esto es que me volví loca. Ya empecé el instituto, mandaron muchos trabajos que hacer y estoy aprendiendo griego... me voy a volver loca. Hasta sueño con el alfabeto griego. Sé que no me queda mucho tiempo, desperdicié mi última gota de cordura en terminar de escribir este capítulo. Sólo quiero deciros que os quiero y perdón por las trastadas que pueda hacer Mello...

¡Disfrutad de la Lectura!

Ayla Mckee


Mello: o___e ¿¡Yo!? ¿¡Hacer trastadas!? 

Zaena: Bueno, mi trabajo aquí ha acabado... ¡Hasta luego!

Las piedrecitas de la polvorienta vereda se clavaban en mis doloridos pies. La única chancla que llevaba no ayudaba en nada. De cintura para abajo, estaba llena de lodo apestoso. Las moscas zumbaban alrededor, posándose en mi piel para tramar sus malvados planes. Mi camiseta estaba sucia y el pelo húmedo lleno de ramitas (Y luego dicen que los de pelo rizado no tenemos problemas con eso). La cara estaba rodeada por mosquitos. Yo intentaba espantarlos pero acababa dándome tortazos a mí misma. Era patético. Tenía ganas de gritar y llorar, pero no tenía fuerzas para ello. Además, mi garganta estaba seca y me dolía el estómago. Visualicé una roca que parecía cómoda y me dirigí a ella arrastrando como podía el pie herido. Me senté y apoyé los codos en mis rodillas, sujetándome la cabeza ¿Cómo diablos llegué ahí? ¿Por qué tenía tan mala suerte? ¿Por qué le hice caso? ¿Dónde estarán los demás? A estas alturas, os preguntaréis qué me había pasado. Es una historia bastante larga y cansada de contar… pero al menos valdrá la pena. De aquí a lo mejor sacaréis una enseñanza. Al final os la contaré, sé que os servirá para el día a día. A mí me sirvió, pero lo aprendí de la peor manera…

(/*O*)/ FLASHBACK (*O*)

La suave mano de Near me despertó, como todos los días desde hacía unas dos semanas. El albino iba y me despertaba. Me incorporé pesadamente y me arrastré hasta fuera de la habitación. Pasé al baño y me miré en el espejo. Estaba horrible. Abrí el grifo y me salpiqué con el agua. Volví a arrastrarme por el pasillo hasta la antigua habitación de Gevanni. Ahora dormían Mello y Matt. Mello consiguió la litera de arriba. Aún somnolienta entré a la habitación a oscuras. Saqué la vieja libreta y garabateé unas palabras. En dos minutos tenía en mis manos un megáfono. Durante unos momentos escuché los suaves ronquidos de esos dos. Acerqué la boca del megáfono al oído de Mello. Se veía muy tranquilo, qué pena que no iba a durar mucho. Encendí el aparato y apreté un botón. El sonido agudo de una sirena rompió el pacífico ambiente. Aunque suene cruel, era mi parte favorita del día. Bajé corriendo la escaleras seguida de cerca de Mello…

 En mi biblioteca (si se puede llamar así a una habitación con cuatro estanterías llenas de libros) Matt instaló los dos equipos que tenía a mano. Era un auténtico genio, en menos de una hora preparó todos los programas que necesitaba. Él me iba explicando lo que hacía, sinceramente, no entendí nada. Como dije antes, pasaron dos semanas desde que lo instaló y aún no teníamos un sospechoso en concreto. En todo el día me encargaba de hacer tareas, limpiar, hacer la compra, intentar cocinar, limpiar todo el desastre, llamar a un tele-restaurante,… Sólo de recordarlo me canso. Ese día frotaba con furia el suelo. No era justo. Estaba muy cansada. “Si tuvieran tiempo para ayudarme, sería más fácil… Voy a ver cómo les va”. Me asomé discretamente a la habitación. Matt estaba jugando con su psp, L sorbía un taza de té, Beyond leía un libro, Near jugaba con un robot y Mello escuchaba música ¡Nadie hacía nada! Irrumpí haciendo que todos se sobresaltaran. Al verme, Mello se quitó sus cascos.

-          ¡Ayla! ¡Te estaba esperando! ¡Quiero chocolate!... ¿Ayla?-. me miró confundido al no responderle.

-          ¡Claro, señor! ¡Ahora mismo le traigo su chocolate!-. dije con sarcasmo. Sentía rechinar mis dientes. Salí de la habitación para volver con un pizarrón de juguete y una caja de tizas.

-          ¿Pa-para qué es eso?-. preguntó un nervioso Matt.

-          ¡Se acabó! ¡No soy vuestra sirvienta! ¡Esta es mi casa! ¡Mi casa, mis reglas!-.

-          Pero Ayla…-. No dejé terminar a Mello porque lo apunté con el palo de la fregona.

-          ¿Por qué no usas la libreta para hacer las tareas?-. Dijo Matt tímidamente.

-          Las cosas hay que hacerlas uno mismo-.

-          No me hagas reír, ayer vi cómo la utilizabas para conseguir un póster de L-. Mello me acusó con el dedo, aún me tenía rencor por haberle despertado.

-          ¡Seguro que tú la usarías para conseguir chocolate!-.

-          Yo la usaría para mejores fines… ¿De dónde sacaste esa pizarra? ¡Dime!-.

-          ¿A quién se le da bien cocinar?-.

-          ¡No me ignores!-.

-          Mello sabe-.

-          Pelusa entrometida… ¡Métete en tus asuntos!-.

-          ¿Sabes cocinar?-. dije sorprendida.

-          Cada vez que hacía una trastada, Roger lo mandaba a la cocina. Debió de aprender allí-.

-          ¡Cállate perro!-.

-          Ya está, Mello cocina…-.

-          ¡Yo no quiero cocinar!-.

-          Ayla ¿Por qué no usas la libreta? Yo te vi utilizarla ayer varias veces-. L dio un sorbo a la taza.

-          Todas para tonterías-. Suspiró Matt.

-          Esto…  ¿Quién quiere limpiar el baño?-.

-          No trates de cambiar de tema, no durarías ni un día sin esa libreta-. Mello me dedicó una sonrisa ladina.

-          ¿Qué tramas Mello?-. dijo Matt divertido. Los dos amigos cruzaron miradas.

-          Una apuesta-.

-          ¿A-apuesta?-. me daba mala espina.

-          Si duras dos días sin utilizar la libreta haré todo lo que me pidas, pero si no, me dejarás la libreta un día-.

-          ¿Todo lo que yo pida? Suena interesante, trato hecho-. No creí que fuera difícil. Mello y yo nos dimos un apretón de manos para formalizar el trato.- Déjame pedir un último deseo-.  Asintió.- L ¿Qué podría hacernos falta?-.

-          Un coche de siete plazas-.

-          ¿Ehhh?-. dijimos todos a la vez. Cogí la libreta y en menos de cinco minutos en la entrada apareció un enorme coche rojo.

Fuimos cada uno a hacer sus tareas, supuestamente. Llevábamos al menos una hora y media cuando Mello se acercó a donde estaba. No supe qué es lo que pasaba por su cabeza porque lo vi muy serio.

-          Ayla ¿Has visto a Beyond?-. dijo mirando hacia todas partes.

-          No, desde hace mucho rato-.

-          ¿Cuándo fue la última vez que le viste?-.

-          Ahora que lo dices, no recuerdo haberlo visto salir de la biblioteca-.

-          Yo tampoco ¿A dónde crees que se habrá ido?-.

-          No tengo ni idea… vayamos a preguntar a los demás-.

-          ¡Matt! ¿Has visto a Beyond?-. Matt se separó del ordenador y nos miró un poco confundido.

-          Ahora que preguntas, creo que la última vez que lo vi fue cuando empezaste a escribir en esa pizarra-. Mello y yo cruzamos una mirada y fuimos a preguntar a los demás.

 

 

-          Muy bien, nadie sabe dónde está Beyond. Ni lo hemos visto en unas horas ¿Cierto?-. dijo L jugando con sus labios.- Él es muy escurridizo. Hay un 50% de que sólo quiera tomarnos el pelo… y el 50% de que le haya pasado algo-.

-          Busquémosle por toda la casa, podemos atraerle con algo que le guste-. Sugirió la bolita de algodón.

-          Por una vez concuerdo contigo, Near-.

-          Lo llamó por su nombre…-. Susurró Matt asombrado.

-          ¿Qué ladras Matt?-. si las miradas mataran…

Nos separamos y recorrimos la casa entera buscándolo. Con un bote de mermelada en la mano, miré en todos los sitios que se me ocurrían. Dentro de los armarios, debajo de la alfombra, en el cesto de la ropa sucia,… no hubo suerte. Los demás parecían no encontrar nada. Vi a Matt, seguía buscando con una especie de tela en la mano, que se me hizo muy familiar.

-          ¿Has encontrado algo Matt?-.

-          Qué va… y yo que creía que mi cebo era genial-. Dijo con un suspiro.

-          ¿Cebo? ¿Eso que llevas? ¿Qué es?-.

-          ¿Esto? Lo cogí de tu cajón-. Me lo enseñó, eran mis…

-          ¡¿Qué haces con mis bragas!?-.

-          Son de cebo, el otro día leí la historia de Beyond y…-.

-          ¿¡Qué cojones!? ¡Devuélvemelas!-.

-          ¡Cógelas tú!-. sonrió maliciosamente y salió corriendo.

Salí corriendo detrás de él, pegando saltos tratando de agarrarlas. Él también saltaba y no lograba nada. Llegamos a la entrada. Di un enorme salto y logré subirme a su espalda. Mello llegó corriendo por mis gritos. Nos observó estupefacto. Casi las tenía en mis manos, pero Matt se las lanzó a Mello. Las observó confundido. Al comprender la situación, una sonrisa digna de Beyond surcó su cara y salió corriendo. Matt cayó al suelo y lo pasé por encima, esta vez, persiguiendo a Mello. Empezaron a pasárselas entre ellos dos y yo, como imbécil y torpe que era, iba corriendo de un lado a otro. Tiré a Matt al suelo (otra vez) y fui corriendo hacia Mello. Matt se apoyó en con sus codos en el suelo. Mello volvió a apoderarse de mi ropa interior salió corriendo dirección a la cocina. Le puse la zancadilla y cayó al suelo, sobre Matt. Los labios de ambos se unieron “accidentalmente”, mientras abrían los ojos desconcertados. Se separaron lentamente con las mejillas rojas, sin asimilar aún la situación. Entonces, Mello saltó hacia atrás. Los rostros de ambos se enrojecieron gradualmente hasta el punto de parecer dos tomates.  

-          Es el karma-. Dije cogiendo mi ropa interior y subiendo las escaleras. Repito que fue un accidente. No pensé que eso ocurriera ni que eso importara. A quién engaño… ¡Claro que importaba! Creí que había desencadenado algo muy fuerte, temí que por mi culpa la relación entre los dos se volviera… incómoda. Aunque, ellos dos sólo se querían cómo amigos ¿Cierto?

-          ¿Qué pasó ahí abajo?-. Near se acercó a mí. La camisa la tenía mal colocada, como si lo hubieran sacudido como un saco de patatas.

-          Fue Mello ¿Cierto?-. al preguntarle exhaló profundamente, como un suspiro mal disimulado.- No es nada importante. Sólo le puse la zancadilla y cayó de boca al suelo-.

-          Matt parecía estar en shock-. Dijo enrollándose un mechón de su pelo.

-          Puedo llegar a ser terrorífica cuando me enfado-.

-          No lo dudo…-.

-          ¿Cómo?-.

-          Near, Ayla. Acompañarme abajo… sé dónde encontraremos a Beyond-. L pasó a nuestro lado y bajó las escaleras. Nos reunió a todos en el salón. Sorprendentemente, los otros dos actuaban como si no hubiera pasado nada… qué decepción.

-          Dinos L ¿Dónde está Beyond?-.

-          ¿A dónde irías si quieres estar sola, Ayla? -.

-          Un sitio tranquilo, dónde puedas descansar sin que nadie te moleste… ¿En un parque?-.

-          No, ahí suele haber mucha gente…-.

-          En el campo-.

-          Hay un 80% de probabilidad de que Beyond esté en el campo-.

-          Pero ¿Por qué iría allí?-.

-          Supongo que a desahogarse-. Mello sacó una tableta de chocolate.

-          Sigo sin entender por qué-. Dije tumbándome en el sofá, dejando la cabeza colgando de manera que los veía a todos del revés.

-          Matt ¿Sabes conducir?-.

-          Sí…-.

Matt no era mal conductor pero… era un conductor temerario. Le gusta hacer pequeñas bromas mientras conduce. Creo que exagero un poco con lo de temerario, pero ese día- con tantos sustos que me dio- creí que iba a morir. Lo peor era que avisaba cuando iba a hacer algo, Mello y yo cerrábamos los ojos cada vez que decía eso. Algunas veces, no lo hacía y cuando nos descuidábamos… lo hacía. Sabía que en cuanto bajáramos del coche, Mello y yo nos abalanzaríamos hacia él. L iba indicando el camino. No sé cómo pudo averiguar la dirección, pero se veía bastante seguro. L señaló un viejo carril, el coche se tambaleaba en el pedregoso camino. Lo seguimos hasta llegar a la nada, literalmente. Sólo había rocas, árboles, arbustos y más rocas. Bajamos del coche. Mis piernas sufrían un hormigueo incómodo al ver estado en tensión.

-          Ayla ¿No estarás incómoda con esas chanclas?-. dijo Near. Miré mis pies. Me encogí de hombros, no supuse que fuera un problema grave.

L empezó a caminar y todos lo seguimos como corderitos. Nos adentramos en pleno bosque mediterráneo. Miles de encinas, numerosas lianas llamadas zarzaparrilla¹. Nos envolvían los aromas de las jaras, el romero y el tomillo¹. Algunos pinos también vi. Pronto, el polvo y las piedras del suelo se me clavaban en los pies. Era muy incómodo. Estuvimos caminando no sé cuánto tiempo, cuando se nos cruzó por el camino un río. No era muy grande, al menos dos metros de ancho. L no dudó y se metió dentro. El agua le llegaba a la cintura. Nosotros sí dudamos.

-          Mm… L ¿Estás seguro qué es por aquí?-.

-          Sí, un 52%-.

Bueno, era más de la mitad. Uno a uno, nos metimos en el río. Estaba fría; no, estaba helada. Near aún seguía en la orilla. Empezó a susurrar algo sobre poco higiénico y enfermedades. Matt se ofreció a llevarlo en los hombros. L, en vez de cruzar hacia la otra orilla, siguió el surco del río. Pronto vimos que un gran matorral de zarzas que flanqueaba ambas orillas del río. Las chanclas se escurrían de mis pies y salían a flote. Volvía a ponérmelas, para al rato tener que volver a repetirlo. Mello- que estaba tras de mí- no quitaba la vista de encima a Near… o a Matt. El albino tenía sus manos en la cabeza de Matt, éste le sujetaba las piernas al menor. Un momento… ¿No sería que Mello estaba celoso de Near? Miré hacia atrás. El rubio tenía la mandíbula en tensión. Sí que estaría celoso para eso. Pobre Mello. Hasta en suerte le ganaba Near. Algo viscoso y húmedo me hizo cosquillas en el pie. En un grito mezcla de risa y de miedo, salté hacía arriba haciendo que todos se sobresaltaran. Me enganché en el cuello de Mello, una chancla se escurrió de mi pie. Se fue río abajo, dónde nunca más la encontraría. Mello se alejó de mí, arrebató a Near de los hombros de Matt y lo colocó en los suyos. Adelantó hasta ponerse detrás de L. Matt y yo cruzamos las miradas. Parecía estar diciéndome: “¿Qué bicho le ha picado?”.

-          Una especie de abeja que se alimenta del polen de una mala hierba mutante inmune a los venenos-.

Después de andar mucho, llegamos a una especie de playa. Salimos y nos tumbamos en el suelo  menos Near, ya que no había hecho absolutamente nada. Miré a Mello que tenía su brazo sobre sus ojos pero podía ver que tenía la cara llena de lodo, al igual que sus pantalones. Al igual que todos. Un largo suspiro salió de mi boca.

-          ¿Qué hacemos ahora?-. preguntó el rubio.

-          Supongo que seguiremos buscando ¿No, L?-. El susodicho, se había levantado. Andaba de un lado a otro analizando todo a su alrededor. Si no lo conociera, diría que estaba… ¿Perdido?

-          L ¿Nos hemos perdido?-. dije con un hilo de voz.

-          Perdí el rastro…-. Hizo una pequeña mueca.

-          ¿Rastro?-.

-          El olor a mermelada de fresa de Beyond. Aquí acaba el rastro-. Los demás cruzamos las miradas ¿Habíamos estado siguiendo un olor?

-          Ahora ¿Qué hacemos?-.

-          Tenemos más posibilidades de encontrar a Beyond si nos separamos. Concretamente un 60%-.

(/*O*)/ FIN FLASHBACK (*O*)

Pues ahí estaba. Después de habernos separado, deambulé durante lo que me parecieron horas- tal vez sólo fueron unos quince minutos- como soy bastante patosa y me faltaba una chancla, caí encima de unos matorrales. Me doblé el tobillo en la caía y me llené de ramitas hasta las orejas. Aún seguía en la roca, recuperándome. Inspeccioné mi tobillo. Empezaba a adquirir un tono morado, recé para que no me lo hubiera roto. Aunque con la mala suerte que tenía ese día. Ese día, justo cuando tuve que aceptar esa apuesta ¿Qué hice para merecer eso? Si tuviera saliva la hubiera tragado en ese momento ¿Habrán tenido los otros más suerte que yo? Tal vez si usaba la libreta… pero no, no me vi capaz. Sólo ese día y el siguiente y Mello tendría que hacer lo que quisiera. Si tuviera en mi mano un espejo me vería como una psicópata de película de terror. El sol ya estaba descendiendo, la temperatura también bajó unos centígrados. Me levanté con gran esfuerzo y me arrastré siguiendo un rumbo al azar. Entré en una parcela llena de pequeños árboles de tronco nudoso y hojas pequeñas cuyo nombre aprendí nada más nacer: Olivos. Donde vivo, fueras a donde fueras veías olivos. Como una gran mar que rodeaba toda mi ciudad y los demás pueblos cercanos. Era algo tan familiar, que no me asustaba la idea de tener que pasar la noche allí. Que hubiera olivos significaba que había una finca cerca, que se encargaba de recoger las aceitunas. El hecho de que hubiera una finca, significaba gente. Gente que me sacaría de allí y me llevaría a casa. Me apoyé en un olivo. Cansaba mucho andar a la pata coja.

-          Ayla ¿Qué haces aquí?-. volteé y…

-          ¡Beyond! ¡Te buscamos por todas partes! ¿¡Qué te pasó!?-. abracé a Beyond. Qué feliz estaba al verlo. Lo miré de arriba abajo, no parecía herido. Como yo, estaba lleno de barro hasta la cintura.

-          No sé. Sólo recuerdo que estabas gritando, cuando una fuerza misteriosa me obligó a huir. Cuando me di cuenta, aparecí aquí-.

-          ¿Fuerza misteriosa?-. iba a contestarme, cuando nos interrumpió el sonido de un claxon.

Un 4x4 demasiado lujoso para estar ahí, paró justo a nuestro lado. La ventanilla bajó dejándonos ver la sonrisa narcisista de Cas (¡Te he visto, Calisto!). En el asiento del copiloto estaba Gelo, que nos saludaba con la mano.

-          ¡Por fin os encontramos!-. Cas bajó del coche y se acercó a nosotros seguido de Gelo.

-          ¿Nos estabais buscando?-. estaba confundida.

-          Los hermanos de Near, llegaron hasta nuestra casa de campo. Nos dijeron que os habíais perdido y que no sabía dónde estabais-.

-          Cogimos el 4x4 y salimos a buscaros, de nada-.

-          Gracias…-.

Montamos en el coche. En unos diez minutos llegamos a su casa de campo. Allí nos esperaban sus padres y  los chicos. Fueron muy amables, me llevaron a un hospital. Tuve suerte, no me rompí el tobillo. Eso sí, me recomendaron descanso. Después de una buena ducha y cena, estábamos todos acostados en mi casa. Todo era silencio. Si aguzaba un poco el oído podía escuchar las respiraciones de los demás. A pesar del día tan movido, no lograba conciliar el sueño. Sólo pensaba en una cosa: “… una fuerza misteriosa me obligó a huir.” Fue lo que dijo Beyond. No creo que huyera porque grité. Por favor, era Beyond. No sabía qué, pero me daba mala espina. Esa noche, dormí abrazada a la libreta. Era extraño, pero parecía que emitía su propio calor. Era reconfortante ¿Tanto dependía de esa libreta? Sólo la había utilizado para cosas estúpidas, menos el primer deseo. Daba miedo. No me imaginaba capaz de estar sin ella. Era una libreta, aunque fuera… mágica.

Al principio os dije que era un historia bastante larga- tampoco fue para tanto- también os dije que sacaríais alguna enseñanza de esto… Nunca llevéis chanclas al campo. No sé qué os esperabais, pero es cierto. Es muy incómodo, bueno… si no os gusta esa, aquí tenéis otra:

Las apuestas, la clave del éxito para unos… la clave del fracaso para otros.

 

 

Notas finales:

Ptd:          1. La zarzaparrilla existe, es una planta que tiene unas vayas rojas parecidas a las del muérdago.


Si os ha gustado... ¡Dejadme vuestro review!  :3


 


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