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La libreta de los deseos por AylaMckee

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Notas del capitulo:

Hola cachorritos... ¡VOLVÍ DE ENTRE LAS TINIEBLAS! 

Sí, sé que he tardado una eternidad.

Sí, sé que queréis matarme.

Sí, ya no sé que más decir...

¡Ahora Es el momento de las excusas con nuestro invitado!: ¡Mello!

Mello: Déjate de tontería... digas lo que digas no tienes excusa.

Ayla: Lo sé... pero pero *Llora* 

Mello: O.O Deja de llorar... lo importante es que al final has publicado.

Ayla: ¡Cierto! :D Al final ya publiqué... después de casi tres meses... ¡Pero publiqué! Pasando a otra cosa...

Mello: *susurra* qué rápido se le pasa...

Ayla: ... Cómo habréis leído en el título, pone parte uno... eso significa que hay una parte dos!

Mello: ¡No me digas!

Ayla: Déjate el sarcasmo ¬¬ ... a pesar de haber tardado tanto, estos dos capítulos valdrán la pena (eso espero). Este material está cargado de salseo hasta reventar XD ¡¡Oh MARIA DEL CASTILLO!! ¡CASI SE ME OLVIDA!

Mello: ¿El qué?

Ayla: ¡Hoy es trece de diciembre! ¡FELICIDADES MELLO! 

Mello: O//O te acordaste... gracias.

Ayla: ¡VAMOS A MONTAR UNA ENORME FIESTA!

Mello: ¿Como la del cumpleaños de L?

Ayla: EXACTO. CON MUCHO CHOCOLATE.

Mello: ¡ARRIBA LA FIESTA!

Sin más dilaciones... ¡Ayla Mckee se despide! ¡Disfrutad de la lectura!

Mas os vale dejar un review para felicitar a Mello y darle su regalo ehh... ¬¬ Ahora sí, os dejo :3

 

   ­– ¡SAL DE UNA BUENA VEZ DEL BAÑO! ¡TENEMOS QUE ENTRAR LOS DEMÁS! ¡¡LLEVAS AL MENOS DOS HORAS!! –.

Ignoré los gritos de Matt y salí de la ducha. Cogí una toalla y me sequé rápidamente. Volteé mi pelo para secármelo. Daba igual todo lo que gritaran, no iba a salir.

–        Te lo pido por favor, vamos a llegar tarde si no sales –. Dijo Near educadamente.

Suspiré y me vestí. Abrí la puerta aún con el pelo mojado. Ya me lo secaría en mi cuarto. Matt y Near estaban esperando a que Mello saliera del baño. Matt no exageraba al decir que llevaba casi dos horas dentro ¿Qué hacía para tardar tanto? ¿Es que tenía que fabricar su champú?

–        Ey chicos… pasad a este. Yo ya terminé –.

–        ¡Ahh! ¡La niña de The Ring¹! ¡Sálvense quien pueda! ¡Mello ayúdame! –.

–        ¡Qué soy yo! ¡Idiota! –. Near aprovechó para entrar al baño. Matt dejó de golpear la puerta. Su cuerpo fue invadido por una risa nerviosa e histérica.

–        Lo siento, es que con los pelos así… –.

–        Ni siento ni qué leches… –. Farfullé.

–        No te pongas de mal humor. Vamos a casa de tus abuelos. Podrás ver a tu hermano y pronto se acaban las vacaciones…espera, eso último no era una buena noticia. – entrecerré los ojos. – ¿Qué te ha puesto de mal humor? –.

–        Tú –.

–        ¡¿Yo?! ¿¡Por qué!? ¡¿Qué he hecho?! –.

–        Más bien… qué no has hecho –. Dije yendo hacia mi habitación.

 Llamadme loca o entrometida, pero la razón por la que estaba molesta con Matt… el muy cobarde no se atrevía a confesarse a Mello otra vez. Pero tampoco no es culpa en su totalidad, el verdadero culpable era ese idiota psicópata que nos cambió los cuerpos a Mello y a mí. También puede que mi enfado haya sido influido por haber estado jugando al ajedrez con Beyond toda esa tarde mientras aguantaba a Cas hablar sobre lo genial que juega al tenis ¡Qué obsesión! Aunque después de casi tres semanas viviendo en mi casa pude ver que tampoco era tan ‘hijo de mamá’. Mientras no hable de tenis, puedes pasar un rato muy agradable con él. Es de risa fácil, muy fácil. No importa que el chiste sea más malo que pegar a una mujer embarazada, a él le parecerá la cosa más graciosa del mundo. Como dato curioso, diré que Matt gastó todo su repertorio de chistes en tres horas. Mello estaba a punto de darle un ataque. Volviendo hablando de Cas, se ganó la amistad de Beyond; bastante curioso a mi parecer. Me explico, son como polos completamente opuestos. Beyond siempre ha comido mermelada directamente del bote, con los dedos ¡Qué más da si tiene las manos sucias! Si enferma al médico y listo (Al menos eso me dijo él); por otro lado, Cas utiliza los cubiertos hasta para comer patatas saladas ¿Quién hace eso? Otra pregunta ¿Cómo se las apaña para hacerlo? A pesar de eso, a Cas no parecía importarle los pocos modales de Beyond. Aclaro que no soy ninguna experta en el amor y todas esas ñoñerías, pero apostaría a Lawlipop a que Cas está enamorado de Beyond. No me subestiméis, ese peluche lo es todo para mí. Como dicen, los polos opuestos se atraen. Me senté en la cama pensando en lo rara que se había convertido mi vida. Parecía un culebrón. El amor secreto de Matt, Cas y los problemas con su familia al decir que es gay, la amistad a distancia de Near y Gevanni y L… es un caso aparte. Como yo, los dos estamos más solos que la una. Nos dedicamos todo el día a hacer las tareas como autómatas. Tampoco es que L haga las mismas tareas que yo. No sé por qué, pero nadie se atreve llevarle la contraria ni a mandarle cosas. Ni siquiera Mello. Es por eso que lo único que tiene que hacer es limpiar nuestra sala de investigación (si puedo llamarla así) y ponerse de cuclillas a vigilar a nuestros ya cincuenta sospechosos. Mi querido psicópata- sarcasmo- se creyó de listo y no se dio cuenta de que escribió ‘Como soy un caballero de palabra…’  revelando así que era un chico (y digo chico porque pienso que tiene la mentalidad de un niño de doce años). La lista cada vez se hace más pequeña y pronto me vengaré. Sonreí maliciosamente cuando una cabeza pelirroja se asomó con cuidado a mi habitación.

–        Ayla… esto… mira, lo siento mucho. No sé que hice para que te molestaras conmigo pero, aún así lo hago–. Dijo rascándose la parte de atrás de la cabeza.

–        No me has hecho nada… estaba enfadada por lo que te hiciste a ti mismo –. Dije suspirando. Matt me miró confundido, y eso que se supone que es un genio. – A lo que me refiero, es de lo que hablamos hace tres semanas ¿Cuánto crees que tardará Mello en darse cuenta? No es estúpido, Matt ¿Prefieres que lo descubra él mismo o se lo vas a decir tú?–.

–        Eso de que lo descubra por el mismo no suena tan mal ¿No?–. sonrió levemente.

–        No lo entiendes–. Me levanté y lo cogí por los hombros.­– Si Mello se entera por otro lado, independientemente de lo que sienta por ti, se va a sentir traicionado. Va a creer que no confías en él y se va a enfadar. Ya sabes cómo de idiota puede ser Mello-. Me miró pensativo, parecía estar contemplando la situación. Dio un largo suspiro.

–        Tienes razón… pensaré un buen momento para decírselo a Mello–. Sonreí al verlo tan decidido.

–        ¿Decirme qué? –. Mello entró a la habitación secándose el pelo ¿En serio? ¡¿Ni siquiera se lo había secado?! Matt y yo dimos un respingo.

–        Íbamos a decirte que… –. Matt se puso nervioso y no supo cómo seguir.

–        ¡Se acabó el chocolate! –. Aparté a Matt del camino y me puse frente a Mello. Él quedó estático. Pudimos notar como gradualmente sus pupilas disminuían. Matt y yo retrocedimos asustados por el silencio de Mello.

–        ¿M-Mello es-estás bien-n? – . Mello entrecerró los ojos, empuñó sus manos hasta que sus nudillos se tornaron blancos, a la vez que un extraño tic se apoderaba de su ojo. Su pelo rubio se inclinó hacia delante al igual que su cabeza. El flequillo proyectó una terrorífica sombra, razón de la que sus ojos adquirieron un aspecto demoníaco.

Matt y yo nos encogimos y caminamos hacia atrás lentamente. Habíamos despertado a su bestia interior. Instintivamente, alcé los ojos al cielo y comencé a rezar todas las oraciones que sabía- que no eran pocas- mientras pude escuchar como Matt susurraba lo que creía que eran sus últimas palabras. Mello sabía cómo inspirar miedo ¡Qué digo! ¡Era un maestro! ¡Un experto! Ni que se hubiera sacado un doctorado ¿Esa carrera existía? Me sería muy útil… Un momento ¿¡Qué estaba pensando!? Pensamientos irracionales e inútiles… siempre en mal momento. Volviendo a Mello, se inclinó hacia nosotros igual que un león se preparaba para abalanzarse hacia su presa. Hoy, nosotros éramos sus presas.

–        Mello, acabo de revisar la despensa. Aún quedan dos tabletas de chocolate–. Parece que ese día no seríamos sus presas. Como movido por resorte, giró sobre sus pasos y se abalanzó hacia la cocina. Este Mello y su debilidad por el chocolate.

Mientras nosotros, las afortunadas víctimas, nos volvimos hacia nuestro ángel salvador.

–        Sé que estáis muy agradecidos pero ¿Podríais soltarme? No estoy acostumbrado al contacto físico–.

–        Perdona L. Es que apareciste en el momento justo–. Entró en escena la risa nerviosa e histérica de Matt.

–        Cada día te admiramos más–. Dije yo dando pequeños saltitos.

–        Gracias por el cumplido pero no soy una persona a la que admirar–. Sonrió levemente. – Tengo costumbres algo insanas–. Ante esta respuesta, Matt y yo cruzamos miradas. – No permitáis que vuestras hormonas piensen por vosotros–. Una risita se escapó de sus labios al ver que enrojecimos hasta las orejas.

–        ¡Estabais aquí! Acabo de hablar con mis padres… quieren hacer una reunión familiar–. Cas entró en mi habitación algo nervioso.

–        ¿Una reunión familiar? ¿Para qué?–.

–        ¡Matt! ¿No es obvio? Es sobre tu homosexualidad ¿No, Cas?–. confieso que estaba algo preocupada ¿Y si sus padres no quieren aceptarlo?

–        Mi madre ha dicho que tras hablarlo mucho han decidido apoyarme. Que yo soy como soy y que el ser gay no cambiará que sea su hijo–. A pesar de tan buena noticia, su voz sonó algo apagada.

–        Cas, tienes un problema–. Al decir eso L, Cas dio un largo suspiro.

–        Mi hermano pequeño. Es homofóbico–.

–        ¿¡En serio!? Eso es un problema–. Dijo Matt << Eso ya lo dijo una vez…>>. Sentí pena por Cas, fue valiente al declararse gay… sentí que tenía que ayudarlo. Me había encariñado de él- su ego y manía al tenis incluidas-.

–        Cas, si tu hermano pequeño no te acepta… hablaré yo con él–.

–        ¿Estás segura?–.

–        Sí ¿No decís qué es otaku? Creo que podré persuadirle para que te acepte, o en el peor de los casos que te soporte–. Cas se acercó a mí como si me analizara con un escáner. Se tomó el mentón pensativo mientras me rodeaba. Me estaba poniendo nerviosa.

–        Creo que podría funcionar pero… será mejor que no te vea en persona. Con hablar por teléfono bastaría…– empezó a murmurar para sí mismo ¿A qué venía eso?

–        Ayla… son las doce ¿No deberíamos irnos ya? Quiero llegar a casa de tus abuelos antes de comer–. Mello apareció con una mochila de la que sobresalían todo tipo de chocolatinas ¿De dónde sacaría tantas? Seguro que las compró en la tienda de la esquina.

–        ¡Muy bien! ¿Lo tenéis todo preparado? Cas ¿Dónde es la reunión?–.

–        En casa de una tía. Iré con mis padres, así que volveré a casa. Muchas gracias por haberme acogido. También agradezco tu comprensión y la facilidad con que superaste mi rechazo. – Otra vez con eso… ¡Qué a mí no me gustaba! Aún así, le sonreí. Fue amable a su manera, pero fue amable.

 

 

Cas le dio su número a Beyond y le prometió regalarle un bote de mermelada que su tía hacía cada vez que iban a visitarla. Después de que lo viéramos doblar la esquina de la calle, cogimos las maletas y las metimos sin ninguna dificultad en el portamaletas. Mello no se quejó sobre que Matt volviera a conducir y yo no me quejé de que tuviera que ir delante…  infinita ironía.

–        ¡Perfecto! ¡Caballeros y dama, como vuestro chófer os deseo un buen viaje! ¡Prometo dejaros sanos y salvos en su destino! Tal vez…—. Mello y yo nos tensamos.

–        ¡Mail  Jeevas! ¡Si te atreves a hacer alguna idiotez juro que te castraré mientras duermes y te arrancaré la piel! ¡Y no fumes en el coche! –. Mello gritó con todas sus fuerzas dejándonos a todos más blancos que el papel- menos Near, eso ya no es posible- además de rompernos los tímpanos.

–        Dijisteis que fuera de la casa sí podría fumar. – susurró molesto tirando el cigarro por la ventanilla– Pondré música…–. Cogió un disco al azar que debió encontrar en mi casa y lo puso. Un solo de guitarra se adueñó del silencio del coche. Matt abrió la boca a más no poder. Parecía que sus ojos se habían convertido en estrellas–. ¡El Clemente se ha encontrado con el Juan…!–. No podía ser… ¿Cómo podía Matt conocerse este cantante³? ¡Si es español!

–        ¡Matt! ¿¡Lo conoces!?–. Por toda respuesta, subió más el volumen. Ese día nos quedaríamos sordos.

–        Lo descubrió por internet un día. Estuvo una semana entera dándome la tabarra con eso… ¿Cuánto decías que se tardaba a llegar a Orbajosas08;?–.

–        ¡Dos horas!–. tuve que gritarle por lo alto que cantaba Matt.

–        Va a ser un viaje algo largo–.

–        Por una vez estoy contigo pelusa–.

–        ¡Se pierde ingenuidad, se gana solidez. Se quema el tiempo y no hay más. Se aspira al más allá. Se adquiere liquidez y todo sirve p'a na!–. Matt siguió cantando como si su vida dependiera de ello. Lo bueno es que no desafinaba mucho.

Pronto dejamos las casas que conformaban mi barrio de las afueras de la ciudad para adentrarnos en una autovía que, como no, estaba flanqueada por billones de olivos. De vez en cuando, el paisaje olivarero se veía interrumpido por un diminuto bosque de membrillos o de cerezos. La amenaza surtió más efecto de lo que cabía esperar de Matt. Tal vez tuviera ya suficiente con dejarnos sordos con su voz para tener que hacer esas estúpidas bromas con el coche. Durante todo el camino nadie habló más de lo debido. Alguna que otra vez, Beyond preguntaba  algo sobre mi pueblo natal. Orbajosa, un pequeño pueblo que crecía alrededor de un viejo castillo almohade anclado sobre la cima de una colina. Al igual que la mayoría de los pueblos que conformaban la región, la economía se basaba en los olivos y el turismo. No era extraño cruzarte con un par de familias francesas o inglesas que en vez de tostarse como gambas con el sol de la costa decidieron tostarse con el sol de las cordilleras andaluzas. En verano, no tardaba ni más de un día en ponerme más negra que un tizón- como dice mi abuela: ‘tisón’- y en invierno no más de una hora para que las puntas de mis dedos se congelaran. No había término medio. Eso sí, el invierno es muy seco. Desde que tengo memoria, sólo he visto nevar allí cuatro veces y tres de las veces la nieve no cuajaba. El verano igual, bochornoso a más no poder. Aún así, me gustaba ir allí. La gente es muy amable y tranquila, pero a la vez, inquieta. Todos los meses hay un evento al que ir, ya sea una excursión por el campo, una representación teatral o un concurso de gazpacho. A veces, incluso esas tres cosas juntas. Mis abuelos siempre querían persuadirme para que fuera a todas las fiestas. Pero como siempre he estado más sola que un astronauta a la deriva, no es que saliera mucho. Prefería quedarme en casa leyendo mangas o libros. Con los libros que tengo repartidos entre mi casa y la de mis abuelos podría llenar la biblioteca nacional. Mi abuelo siempre dice que soy un ratón de biblioteca… y no le falta razón. Cuando mis abuelos se enteraron que estaba viviendo con unos amigos, me llamaron casi suplicando que no podía faltar a la feria de Orbajosa. Iba decirles que no pero en cuanto Matt y Mello escucharon ‘Feria’… Para Matt, feria significa atracciones. Para Mello, feria significa comer chocolate hasta reventar. No sé donde se enteró que en las ferias siempre hay un puesto de churros con chocolate… o porras con chocolate. Volviendo al tema, lo que al final ocurrió ya os lo imagináis. Mis abuelos nos invitaron a absolutamente a todos a pasar una semana entera en Orbajosa. A solo cuatro semanas de empezar otra vez el instituto. Sí, el verano estaba pasando demasiado rápido para mí.

Después de casi dos horas, vimos el típico cartel que decía ‘Bienvenido a Orbajosa’ a la entrada del pueblo. Empecé a guiar a Matt por las estrechas calles. Pasamos por la plaza del pueblo en la que los vecinos disfrutaban de un par de ‘cañitas’ antes de ir a comer. Todas las miradas- y cuando digo todas, son todas.- se posaron con extremada curiosidad mal disimulada sobre nuestro coche. Cada vez que llegaba era igual. La verdad es que era un poco raro ver un coche enorme tan nuevo ahí. Nos dirigimos hacia la calle más empinada de toda Orbajosa. Sí, ahí vivían mis abuelos. Matt aparcó con extremada delicadeza a un lado de la calle. Ante semejante frenazo, todos inclinamos hacia delante para luego volver a estamparnos contra el asiento.

–        ¡Mail Jeevas! ¡Perro estúpido! ¡Casi me matas! ¡Te lo advertí! ¡Despídete de ser padre!–. Matt salió asustado del coche y se abalanzó calle arriba. Sin pensar ni un solo segundo, Mello salió detrás suya dejándonos a todos algo aturdidos.

–        Iré a buscarlos. No es buen momento para un funeral–. Murmuró L mientras salía tranquilamente en busca de los otros dos.

–        Pues nosotros sacaremos las maletas–. Me giré hacia Beyond y Near. Me sorprendió verlos dormidos. Qué lindos se veían. Beyond abrazaba un tarro de mermelada y se apoyaba en la puerta, mientras que Near se abrazaba las piernas y no se apoyaba en nada… Un momento ¿No se habían despertado por el frenazo? Imposible, además ¡Esos dos no dormían más de cuatro horas!– No me toméis el pelo. Sé que estáis despiertos… vagos–. Me desistí al intentar durante un buen rato en despertarlos. O fingían muy bien o estaban dormidos de verdad.

Salí del coche y estiré mis piernas entumecidas. Fui hasta el maletero y lo abrí sin atreverme a tocar nada. Con lo que nos costó guardarlo todo. Respiré profundamente y saqué unas cuantas bolsas. Me extrañaba que aún no hubiera llegado Mello. Siempre era el primero en salir. Tal como pensaba, lo escuché correr. Me asomé calle arriba y lo vi correr a mí ondeando todos sus cabellos rubios. Por la boca abierta baboseaba su lengua. A tres pasos de mí se me abalanzó haciendo que cayéramos los dos al suelo. Encima de mí empezó a lamerme toda la cara.

–        Ayla… ¡¿Le has puesto mi nombre a un perro!?–. El Mello original se llevó las manos a la cabeza exasperado. El Mello que me lamía la cara no era nada más y nada menos que un perro. Concretamente era un golden retriver de color dorado. Como os imaginaréis, el perro era mío pero vivía en casa de mis abuelos. Es una de las pocas razones por las que iba a Orbajosa.

–        Es que se parece mucho a ti–. Dije quitándomelo de encima.

–        ¿No le pudiste poner al menos Matt? O Tim.  No sé, un nombre más normal–.

–        ¡Qué perro más bonito!–. exclamó Matt al verlo. ‘Mello can’ alzó las orejas al escucharlo. Al ver a Matt, se abalanzó como lo hizo antes conmigo. Matt parecía muy contento. Al parecer ‘Mello can’ se parecía más a Mello de lo que creía.

 

–        ¡Near! ¡Hermana!–. mi querido hermano Gevanni entró en escena corriendo calle abajo. La velocidad que traía y la brisa veraniega hicieron que el cabello de mi hermano- que ya estaba bastante largo- volaran hacia atrás moviéndose de un lado a otro. Me recordaba a la forma de correr de un dibujo animado. El pequeño bello durmiente salió del coche y saludo a Gevanni alzando la mano y sonriendo levemente. Siempre me he preguntado por qué Near y L son tan… no sé cómo explicarlo; parecen robots… a lo mejor sí lo son y aún no nos hemos dado cuenta. Ahora tiene más sentido, eso explicaría el por qué Near parece leer la mente y el que los dos sean tan inteligentes… muy bien.  Ayla, Déjate de tonterías y cíñete al tema.

 

–        ¡Hola Gevanni! ¡Pareces más alto!–. exclamé abriendo los brazos para darle un abrazo, pero me ignoró olímpicamente para darle uno a Near. Desde mi posición pude notar lo tenso que acabó Near ante el contacto. Levantó los brazos y aunque la expresión era la misma podías saber que no sabía qué hacer. El pobre no sabía cómo dar un abrazo… la verdad es que es algo triste porque eso significa que no ha recibido muchos (si no contamos las veces en que Mello trató de estrangularlo, aunque eso no era su verdadera intención ¿No? Espero que no).

 

–        ¿Tenéis mermelada?–. parecía que Beyond no sabe decir otra cosa.

 

–        Hola. Sí tenemos, además es casera–. Volvió otra vez el Gevanni tímido. Cogí a ‘Mello can’ del collar porque noté que empezó a gruñir a Near- luego dice que no se parece en nada a él- con la mano libre cogí una maleta y los demás me imitaron… menos Mello, que se las arregló para que Matt le llevara su maleta. Una princesa nunca debe forzar sus fuerzas (Si Mello llega a leer esto me matará).

 

–        ¿Dónde está L?–. preguntó Beyond casi a punto de llegar a la puerta.

 

–        Ya está dentro de la casa. El abuelo está con él–.

 

–        No me digas… que empezó con otro… de sus interrogatorios–. Luché por no ahogarme mientras hablaba.

 

–        ¿Cómo es… tu abuelo?...–. Matt estaba en las mismas condiciones que yo.

Mello nos miró rodando los ojos y murmuró. – Flojeras…–.

–        ¡Si llevaras algo… imbécil… aprovechado… oportunista… abusador…!–.

Alcanzamos la puerta de madera clara de la casa de mis abuelos. Como la gran mayoría, la fachada estaba pintada con cal, blanca, para conservar el frescor en verano. Esto podía ser una ventaja en esta estación pero… en invierno te mueres de frío. De dos plantas, con una pequeña terraza en el tejado que podías ver desde la calle y cada ventana estaba adornada con una reja…  que no se me olviden las macetas, preciosas como siempre gracias a los cuidados de mi abuela. Colgadas desde las ventanas y de la fachada, daban alegría a la calle.

Nos acogimos al frescor de la entrada y solté las maletas mientras me apoyaba en ‘Mello-can’. Mi abuela llegó y me estrechó entre sus brazos, murmurando lo típico.

–        ¡Cada vez que te veo estás más alta! ¡Qué guapa estás! ¡Pero qué delgada te has puesto… y qué pálida! ¡Debes comer más y salir más! ¡Seguro que es ese aire contaminado de ciudad! ¡Aún así casi pareces toda una mujer!–. esa última frase desencadenó risas disimuladas entre los otros.

–        La verdad es que está un poco planita… eso es porque no come lo suficiente–. Le dijo Beyond a mi abuela con una pequeña sonrisa burlona. Ella asintió con mucha convicción dándole la razón. Matt y Mello casi se ahogan con las carcajadas.

–        Pero tú también estás muy delgado muchacho… me apuesto a que L y tú sois mellizos. Cuando os vayáis de aquí me aseguraré que estéis sanos… ¡Las ciudades! ¡Y esas comidas que hacen en fábricas! ¡No alimentan!...­—. El dúo M no aguantó más y empezaron a reír a carcajadas. Mi abuela los miró con una ceja alzada y con los brazos en jarras les dijo. – Sí, reconozco que el acento andaluz es gracioso y me alegra que os haga reír pero que os riáis de mi nieta por ser plana… ¡No lo consiento!–. << Abuela…>> pensé en ese momento más roja que un tomate. Todos quedamos callados unos segundos hasta que mi abuela empezó a reír. Todos la seguimos. Noté como Matt y Mello reían nerviosos, pero a la vez, aliviados. –  Ayla ¿No vas a presentarme a tus amigos?–. Di un paso adelante y los presenté. Al momento en que le tocaba a Near, desapareció… no, estaba escondido detrás de Gevanni.

–        ¡No seas tímido! ¿Cómo te llamas?–. se agachó hasta estar a su altura.

–        No se deje engañar por su aspecto adorable, es una rata sin sentimientos y un aprovechado–.

–        ¡Mello! –. Matt le dio un codazo. – Podrías usar tu cerebro de genio de vez en cuando y no parecer tan…–. Dejó la frase colgando, apretando los dientes. Matt usó un tono frío cargado de reproche. Había pasado de reír a carcajadas a fruncir el ceño cual viejo carcamal se tratase. Antes había pasado algo entre esos dos, algo que había herido a Matt. Miré de reojo a Beyond, el cual alzó una ceja. Volví mi atención a Mello, había apretado los labios y los puños mientras que había bajado su cabeza tapando sus ojos. Se avecinaba la tercera guerra mundial.

–        Si tanto te importa que lo insulte, vete con él...–.

–        ¡Por favor Mello, deja de competir contra él! ¡Nunca vas a superarlo!–.

Entonces Mello empezó a murmurar en un idioma que más tarde supe que era esloveno (y yo que creía que era alemán). Pero no era momento para bromas, los dos estaban encarándose y parecían estar a punto de abalanzarse al otro con puño en mano. Miré hacia todos lados por si se me venía la inspiración y evitar esa pelea. De paso vi cómo Near los miraba como en un partido de tenis, a Beyond adoptando una postura de alerta- seguramente para pararlos si llegaba el caso-, a mi abuela balbuceando palabras que tenían como fin tranquilizarlos y a mi hermano mirándome para que hiciera algo… aquí faltaba alguien… ¡L! Estaba con mi abuelo, pero… ¿Dónde están? Cuando iba a ir a buscarlos pude escuchar el viento silbar en el aire… giré la cabeza rápidamente para ver que Mello y Matt ya habían pasado a los golpes ¿Qué mierda había pasado? Hace un momento estaban normales y ahora se comportaban así ¿¡Eran bipolares o qué!? Beyond intentó pararlos pero sólo consiguió llevarse él los golpes. Mi abuela seguía hablándoles a pesar de que no la escuchaban- pobre abuela, tenía mucha fe- Near y Gevanni se me acercaron esquivando el pleito. Near se sentía culpable, no lo sabía porque lo parecía sino porque me lo dijo. Los tres sabíamos que sólo una persona podía para esta pelea… alguien con carácter, inteligente y que supiera pelear…

–        ¡Abuelo! ¿¡Dónde estás!? ¡Necesitamos tu ayuda!–. mi abuelo cumplía esos requisitos y sí sabe pelear -concretamente sabía boxeo – y a pesar de sus sesenta y cuatro años de edad pegaba cada derechazo que sería capaz de tumbar un gorila.

L y mi abuelo salieron de una habitación y se acercaron a nosotros no lo suficiente rápido de cómo quería yo que viniesen. Ambos nos pasaron de largo y se dirigieron la entrada dónde esos tres seguían partiendo leches. Está bien… Beyond sólo las recibía (Pobre, sólo quería ayudar). El corpulento cuerpo de mi abuelo se acercó a la pelea y con un solo brazo logró detener a Matt que estaba a punto de pegarle un patada en una delicada parte de la anatomía del rubio mientras que L asestó una patada al pecho de Mello haciendo diera un traspiés hacia atrás.

–        Mello, Matt… seguidme. Ahora–. Les dije mientras subía las escaleras al piso de arriba. Lo vuelvo a decir, esa pelea me pareció estúpida y sin sentido. Entré a la habitación que suelo usar cuando me quedo a dormir allí. Descubrí que mi abuela había colocado tres camas que cabían de milagro. Me senté en la más alejada de la puerta, justo al lado de la pared. Como esperaba, me habían seguido aunque de mala gana. Mello se arrojó hacia la cama de en medio y quedó boca abajo sin decir nada más. Matt se sentó algo más tranquilo aunque aún había algo de angustia en sus ojos. – A ver… si queréis que os diga mi opinión sobre esa pelea… fue algo estúpido y sin sentido ¿Acaso sois bipolares o qué?–. Mello levantó un poco la cabeza y Matt rodó los ojos exasperado.

–        Lo ves así porque no sabes la verdadera razón…–. Matt se dejó caer hacia atrás tumbándose por completo.

–        ¿Y cuál es?–.

–        No lo entenderías…–. Murmuró Mello desenvolviendo una chocolatina.

–        Bueno, no voy a ser yo la que se entrometa en vuestros asuntos privados pero, por favor, procurad no mataros en el intento… ni tampoco meter a otros en la pelea–. ¿Y si Matt ya se había declarado y no había salido muy bien? Matt pareció leerme el pensamiento porque sacudió la cabeza además de mirarme significativamente.

–        Pareces nuestra madre…–. Matt sonrió ligeramente. Me pareció que tenía el labio un poco hinchado. Mello soltó una sutil carcajada que casi hace que se atragantase con el chocolate.  Mi mente fue asaltada por una idea maliciosa…

–        Más vale que os curéis esas heridas si no queréis parecer unos zombis–. Salí de la habitación para volver con un pequeño botiquín de primeros auxilios y lo arrojé a una de las camas.

–        ¡Ah no señora! No pienso permitir que me toques, he visto lo manazas y torpe que eres… tú sólo lo empeorarías–. Mello retrocedió hasta topar con la cabecera de la cama.

–        Tranquilos, no voy a ser yo quién os cure­–.

–        Entonces… ¿Quién…?–.

–        Entre vosotros os curaréis. Remediaréis el daño que os habéis hecho­–. Dije colocándome las manos en las caderas… una pose tipo líder. Se miraron entre ellos y volvieron la mirada hacia mí. – Me voy a poner la mesa… ¡No os olvidéis lavaros las manos antes de comer! ¡Matt! ¡No se te olvide untarle a Mello una crema en el pecho! Esa patada tuvo que doler–.

Bajé a la cocina donde mi abuela colocaba ya los platos. Se había esmerado en la comida… tan sólo recordarlo se me hace la boca agua. Si tenéis la curiosidad por saber qué hizo, lo explico. Es un plato llamado “Migas” está hecho con migas de pan duro mezclado con agua y algo más, además de cocerlo en una olla durante unas cuantas horas. Al resultado puedes añadirle carne o si quieres chocolate… yo prefiero la última opción.

Me asomé al salón dónde mi abuelo estaba “interrogando” a L y a Beyond- no parecían molestarles tantas preguntas-  mientras que Gevanni y Near jugaban al ajedrez. Me pregunté si Mello y Matt se habían reconciliado. Me senté al pie de las escaleras, a ver si pescaba alguna conversación de aquellos dos, pero nada. Esperaba que los dos resolvieran pronto ese problema. Esa pelea debió surgir en el momento en que salieron del coche corriendo como dos galgos. Tenía unas inmensas ganas de saber cuál era la razón pero sabía que no me lo iban a decir. De momento me conformé con sospechar que tenía que ver con el agradable carácter de Mello además de la línea de sucesión de L. <<L… ¿L? ¿¡L!? ¡Él lo sabe seguro!>> pensando en la genial idea que se me había ocurrido volví a asomarme al salón. No era buena idea ir a hablar con él en ese momento. Miré hacia las escaleras y fui al piso de arriba sigilosamente. La puerta del cuarto estaba cerrada, así que me agaché para husmear por la cerradura. Lo que vi me dejó pasmada. Matt tenía los ojos cerrados y las mejillas algo rojas… Mello estaba a espaldas de la puerta pero podía suponer que estaba cerca de Matt, demasiadocerca de Matt.

¿Sería que… ¡Se estaban besando!?

Notas finales:

OMG!! Seguramente os habré despertado vuestro lado psicópata al verlo dejado ahí... lo bueno es que no podéis matarme ya que si no no sabréis que pasa... En fiiin... Acabados ya los exámenes y con las vacaciones de navidad en una semana, podré escrbir más tranquilamente además de tener la mente más despejada y poder escribir mejor.

 

Glosario:

1. The Rin, una película de miedo. No, no la he visto pero la niña es bastante famosilla... aquí está un link para ver una foto y que os hagáis una idea de cómo me veía:  http://2.bp.blogspot.com/_ZDIOREh6vc0/TLbn-6R2cTI/AAAAAAAAAB8/tR9Pj5IzgCE/s1600/the-ring.jpg

3. Es un cantante que se llama Rosendo, mi padre escucha esta versión que también es la misma que canta Matt... ¿Quién quiere escuchar cantar Matt?  http://youtu.be/LaPTYr1XwQg

4. Orbajosa no existe. Al menos el nombre... el pueblo está basado en el mío (por no decir que es el mismo) pero el nombre lo adopté de la obra "Doña Perfecta" de Benito Perez Galdós, cuya protagonista (Doña Perfecta) vive en esta localidad que también es inventada. 

Bueno cachorritos... ¡OS PROMETO QUE LA SEGUNDA PARTE VENDRÄ PRONTO! Además de que aparecerá alguien a quien todos odiamos...

Light: ¡EY! ¡A mi nadie me odia! Yo también tengo mis seguidores...

Ayla: Tranqui Ligth... no eres tú...

Light: Entonces... ¿es... ÉL?

Ayla: Sí, es ÉL

Mello: ¿Estáis diciendo que ÉL va a aparecer?

Matt: Ayla ¿Estás segura de que va a parecer ÉL?

Ayla: Sí, ya está... DECIDIDO.

Todos: OMG!!! OoO 


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