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One More Night por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

pff! aqui estoy nuevamente con una nueva entrada!

mil gracias gemma y kaorugloomy por sus comentarios que saben siempre como motivamente a seguir escribiendo! y agradesco de kokoro a los que estan siguiendo la historia (aunque no comenten e.e) quiero creer que si les esta gustando como va xD

bueno sin afan de entretenerlos mas, a leer se ha dicho! +w+

 

-Ahh…- apretó sus ojos ahogando su gemido mordiendo su labio inferior, con cada arremetida llegaba más profundo, la cadencia frenética del moreno ansiando ser uno lo embriagaba, sus ojos esmeralda se clavaban en los plateados anhelantes, transmitiéndole toda la pasión del acto, golpeado ese sitio para que los dos disfrutaran- ngh…más rápido… Harry…- suplicó uniendo sus bocas con ahincó, sus respiraciones entrecortadas no disminuía su placer.


El azabache obedeció con media sonrisa afianzándose aun más a sus labios sacándole más gritos al rubio que se aferraba a su espalda arañándolo; el sentirse deseado lo hacía enloquecer. Al llegar al éxtasis derramó su esencia dentro de su amante. La liberación lo hizo sentir tan bien como si fuera una radiante pluma mecida con el viento. Se desplomó encima del ojiplata cansado por su deliciosa muestra de amor, su suave piel era el lugar idóneo para dormir, como si sus cuerpos embonaran perfectamente.


-Draco…- exhaló acomodando su cabeza en su hombro, realmente adoraba decir su nombre como se desenvolvía en su lengua como un suave ronroneo y se quedó profundamente dormido.


-Al menos salte de mí antes de que te duermas- dijo en tono de reproche, pero parecía que el azabache ya estaba muy lejos en el mundo de los sueños.


Odiaba que hiciera eso, porque hacía que su trasero le doliera a rabiar casi todo el día y no se pudiera sentar sin que Zabini se burlara de él… pero secretamente sentía algo interesante con ese descuidado acto del azabache, poder sentir su respiración en su oreja, su corazón que hacía solo unos momentos había corrido tan rápido como el suyo y ahora, estaba palpitando a un suave ritmo que lo relajaba. Podía pasar sus delgados dedos por el implacable cabello negro que, aunque se veía desaliñado, era extrañamente agradable al tacto.


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“Debo conquistarlo” fue su primer pensamiento al despertar sobre ese hermoso cuerpo de porcelana, su apacible semblante le daba un sentimiento cálido que recorría su cuerpo inundándolo de deleitables sentimientos.


Dejar a los niños con Molly fue una buena idea ya que estaban muy felices con la idea de hacer una piyamada, aunque claro que no di otra explicación a la matriarca de los Weasley más que “tenía que hablar con él rubio por un par de horas” cosa que no era de todo cierta, pero su aun suegra no se lo tomó a mal incluso se alegró por tener tantos niños en la casa a quien alimentar; sin embargo notó la tristeza reflejada en los ojos grises por unos instantes al separarse de su hijo, pero con paciencia lo tranquilizó con besos, caricias y palabras tiernas que Harry tenía reservadas solo para él.


Sabía que conquistarlo requeriría mucho tiempo y esfuerzo; él no era blanco fácil, pero eso lo hacía aun más emocionante, los retos le chiflan al salvador del mundo mágico y ese era una gran aventura. Le emocionaba que ya conocía varias cosas que le agradaran a Draco y eso le hacía sentir más cerca aunque sea un poco, podía acercarse no solamente para obtener su cuerpo (eso ya lo había conseguido y le encantaba) si no su corazón.


La fiesta de Hugo fue muy tranquila (dentro de lo que cabía); solo una pequeña reunión de todos los Weasley, a excepción de Ginny, quien seguía muy dedicada a su carrera pero tan si quiera se tomó la molestia de mandarle un regalo a su sobrino. Molly invitó a Malfoy por cortesía a que se quedara, pero este se negó rotundamente con su mejor sonrisa marca registrada; pasar un rato con los Weasley sería demasiado, el dejar a su preciado hijo en la madriguera de las comadrejas fue demasiado y, aunque sobrevivió, era algo que no quería que volviera a pasar tan pronto.


Había muchos niños corriendo por La Madriguera, aunque claro, todos eran mayores que el invitado principal y por consiguiente estaban muy ocupados jugando entre ellos. Bill y Fleur llevaron a Victorie y Luis quienes eran solo uno y dos años (respectivamente) menores que Teddy y charlaban acerca de Hogwarts, el cómo les gustaría ir por las maravillosas historias que les platicaba su padre, aunque su mamá no estaba muy convencida de ese colegio ya que esta quería que estudiaran en Beuxbatons como ella aunque, eso supondría que tendrían que mudarse a Francia, cerca de la familia de Fleur.


Las hijas de Percy, Molly y Lucy estaban en el rincón más apartado trenzando el cabello de la pequeña Rose, quien reía por como una podía completar la frase de la otra y que siempre se la pasaban reprendiendo a Fred que se la vivía haciendo bromas en compañía de James.


-Crecen muy rápido- dijo Hermione apoyando su cabeza en su hombro mientras observaba a cada uno de los niños y por último a su pequeño cumpleañero que se veía incomodo en su traje de marinero y en señal de protesta se quería quitar los zapatos.


-Sí, más de lo que me gustaría- dijo haciéndole señas a James de que dejara de jugar con Albus como si fuera su marioneta.


-Harry, querido que bueno que ya llegaste, te ves de muy buen humor el día de hoy- dijo Molly abrazándolo maternalmente que sacó una sonrisa a Harry- es una lástima que Malfoy y su hijo no se quedaran, el pequeño Scorpius parece un buen niño y se lleva de maravilla con los demás- dijo sonriente.


-¿El hurón estuvo aquí?- preguntó alarmado Ron y pareció que le dieron escalofríos- que horror, ¿Por qué no me dijiste, mamá? Hubiera desinfectado…-


-Ronald Weasley, ¿Cómo puedes decir eso?- dijo exaltada dándole un golpe en la cabeza- Harry está tratando de limar asperezas con Draco por el bien de sus hijos- “no precisamente” pensó el azabache que le sonrió inocentemente- eso habla muy bien de él, quiere decir que está madurando- dijo orgullosa Molly.


-O que tiene a alguien que le está motivando a ello- dijo Mione con una sonrisa aguda -¿Cómo se llama?- la pregunta dejo pasmado a Harry, “aunque no es una ella si no un él” rio para sus adentros. Tenía muchas ganas de contarse el descubrimiento de sus sentimientos a sus mejores amigos, pero todavía no era el momento adecuado.


-No te preocupes Harry, ya tendrás confianza más adelante para decirnos- se aproximó él colocando sus dos brazos en sus hombros- aunque las cosas no hayan funcionado con mi Ginny, sabes que siempre serás parte de esta familia y esta siempre será tu casa- dijo volviéndolo a abrazar, los ojos de Ron se abrieron como plato como si estuvieran hablando en otro idioma.


-¿De qué están hablando? ¿Cómo que las cosas no funcionaron? ¿De qué me perdí?- dijo con la boca atestada de comida.


-De lo que te venimos diciendo desde hace tiempo, Ronald, ¿Qué nunca pones atención? Te lo contaremos mas al rato- dijo Mione dando por zanjada la conversación.


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Con sumo cuidado se acomodó su bata blanca, estaba más arrugada de lo que recordaba, maldecía si alguno de los otros doctores que ocupan su cubículo se atrevió a usarla. Revisó que no tuviera ninguna mancha y acomodó su largo cabello con su listón negro.


-Parece que alguien tuvo sexo salvaje en la noche- dijo con voz cantarina Blaise que veía caminar con dificultad a Draco que solo le sacó la lengua y se apoyó con sumo cuidado en su silla. “estúpido Potter, todo es tu culpa” se repetía cada vez que le dolía- ¿Qué pasó con los detalles sucios que me prometiste? Quien te hizo eso debe tener una varita muy potente- dijo riendo haciendo sonrojar al rubio quien le frunció el seño.


-Eso no es de tu incumbencia Blaise, nunca te prometí detalles de cómo, dónde y con quien me acuesto- dijo revisando los expedientes que tenía en su consultorio, estaban tan desordenados, la persona que ocupaba su lugar en las noches siempre se las ingeniaba para complicar su meticuloso método de organización.


-Vamos Draqui, ambos sabemos que quieres que me entere, tal vez podríamos compartir yo te presto a Sienna y tu a tu maestro taladrador- dijo guiñándole un ojo haciendo movimientos exagerados de pelvis que sacaron en contra de su voluntad unas risitas que controló tras aclararse la garganta.


-Eres un cerdo Zabini y para tu información no me interesa compartir, sabes que no me van las chicas, son demasiado problemáticas- dijo al momento que sacó una vuelapluma para hacer un apunte de los cosas que le llegaron a su compañero, al parecer hubo mucho trabajo en la noche y el fin de semana.


-Sí, sí, sí, aunque claro que no tanto como Astoria- Le dieron escalofríos con solo escuchar ese nombre, la mención de ella lo exasperaba, si tan solo pudiera lanzarle un obliviate y sería asunto resuelto, ya no más malos tratos, miradas pesadas ni palabras horribles que entristecían a su hijo pero, había prometido a su madre no hacerlo, ya que las palabras que le dijo cuando se divorciaron seguían clavadas en su mente “aunque ya no sea tu esposa, no debes usar tu magia sobre ella, se que estas molesto y tienes razón en estarlo, pero te comprometiste a ser medimago y como tal solo debes usa tu magia para curar”, aunque claro, le haría un bien a sí mismo y su hijo al “curar” la cabeza loca de su madre; no pudo evitar sonreír.


Siguió observando los papeles y comenzó a morder su labio nervioso, había al menos diez casos iguales. Muerte por picadura de acromantula “que extraño” pensó eso no era posible nadie moría por tal cosa, con la sola aplicación de una pomada de algas verdes se curaban pero estos casos eran diferentes porque las laceraciones en la piel no sanaban, las personas se encontraban delirantes a diferencia de lo que dice en los libros y en ningún caso se encontró la mordida características… “magia oscura”  brincó a su mente.


-Señor, Malfoy- dijo con voz tímida Sienna Primerose, la actual novia de Zabini y recepcionista del hospital- tiene un… regalo- dijo esbozando media sonrisa. Un buque de narcisos amarillos y narcisos blancos acomodados bellamente que estaban atados con una cinta negra y traían una nota.  Blaise se aproximó a tomar las flores y lanzarle un beso a la chica que se sonrojó antes de cerrar la puerta. El moreno leyó la carta en voz alta.


-“Gracias por la maravillosa noche, esto es por el narciso que olvidaste, tuyo H”- el joven medimago se ruborizó sintiendo las pulsaciones desbocadas de su corazón “¿que se cree ese Potter?” –Por lo menos ahora tu dolor de trasero vale la pena- dijo riendo sin piedad del rubio- ¿Quiénes H? ¿Alguien que conozco? ¿Tal vez?- dijo golpeando su hombro juguetón.


-Es solo un gatito que esta locamente enamorado de mi- dijo sin poder esconder su sonrisa.


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Al terminar sus tres rondas de pasión demencial, Draco se recostó boca abajo, le sorprendía la estamina del azabache, como podía verse tan fresco después de darle tan duro por tanto tiempo y que se viera radiante tan lleno de sí mismo y él, aunque gozaba la unión de sus cuerpos y la cadencia que los extasiaba; lo dejaba exhausto, el no dormir lo suficiente estaba haciendo que se le empezaran a formar una horribles ojeras que demacraban su hermosura, un rostro bello debe tener al menos unas ocho horas de reposo, aunque dudaba que pudiera conseguirlo con ese león hambriento.


Con ambos brazos, Harry atrajo el débil cuerpo de Draco, adoraba ceñirse contra él y aunque sus cuerpos estaban sudorosos por el esfuerzo, no le importaba, eso hacia su sueño más placentero. Por su parte al rubio, le generaban sensaciones extrañas ese comportamiento del auror, aunque quería decirle sus cosas por utilizarlo como almohada y que su cercanía lo acaloraba de mala manera, le gustaba sentir las cosquillas de su respiración en su cuello, como a veces le daba tiernos besos diciendo que era muy tentador tenerlo cerca y no hacer nada, pero más que nada le gustaba sentir el golpeteo de su corazón en su espalda que latía al mismo ritmo que el suyo.


-El jefe de los aurores quiere hablar conmigo el día de mañana- dijo soñoliento el de ojos esmeralda- al parecer ha habido casos extraños en el mundo mágico, seguro que quiere que investigue sobre ello- dijo jugando con las hebras de cabello platinado como si fuera lo más interesante del mundo. Draco recordó sus papeles de San Mungo, probablemente no eran casos aislados y extrañamente similares como lo hacían ver los demás medimagos; tal vez podría ser algo serio, un atentado a la seguridad y tranquilidad que ahora reinaba. Temía que fuera así.


Se volteo para quedar frente a frente con el moreno quien le sonrió, se veía mucho mejor sin los horribles lentes chuecos que tanto adoraba usar.


-Se que está pasando algo raro- dijo cauteloso repasando con la vista y las yemas de sus dedos, la musculatura definida del azabache- se han reportado diecisiete casos muy similares en los últimos días… debes tener cuidado…- dejo escapar esto último que no quería pronunciar, pero que para su sorpresa pensó en voz alta y evadió su mirada volviéndole a dar la espalda- no es que me preocupe por ti, ni nada por el estilo, es sola la voz del medimago que hay en mi- dijo aclarándose la garganta, pero claramente sintió la sonrisa del azabache en su cuello y se sonrojó. “¿Qué me está pasando?” Se preguntó muy aturdido “¿Por qué habría de preocuparme por San Potter?”

Notas finales:

aww siento que quedo un poco corto, pero aun asi me gustó como quedo, espero que a ustedes tambien! 

sin afan de espoilear en el proximo cap veremos otra faseta del azabache y prometo dulces de limon las explosivos, si saben a lo que me refiero jojojo;P

besos!! hasta el proximo miercoles! :3


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