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One More Night por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Wii tarde, pero heme aqui!! e.e

 

perdon por la tardanza, pero lo prometido es deuda y como prometi dulces explosivos de limon, no podia fallarles jeje (esque lo que tenia escrito no estaba tan bien detallado, asi que tuve que darme mi tiempo para hacerlo >//<)

 

pero en fin! aqui esta el nuevo cap! millones de gracias gemma y kaorugloomy! no se que haria sin ustedes y miles de arigatos por los seguidores de esta mi humilde historia ;)

 

y tambien muchas gracias a mi amiga FrostPrincess (donde quiera que estes, seguro mandandome buenos deseos jeje)

 

sin afan de entretenerlos mas, a leer de ha dicho!

Gawain Robards el jefe de los aurores estaba esperando en su inmaculada oficina, demasiado diferente al cubículo de cierto azabache, lleno de periódicos, anotaciones en pequeños trozos de pergamino regados por todo el suelo y las paredes tapizadas con papeles, tachuelas y mapas.

 

-Potter, muchacho, pasa, pasa. Toma asiento- dijo bonachón Gawain- Bueno vayamos al grano, se que estas al tanto de los problemas que han sucedido estos días- hizo una pausa acomodando las plumas de su escritorio de manera nerviosa- han habido varios ataques en estas últimas semanas que se han intensificado en los últimos días, un grupo, al parecer no muy grande que se hacen llamas “los oscuros” ¿Qué poco originales no crees?- dijo riendo- en fin, estos vándalos tienen que ser detenidos antes de que los crímenes sean tantos que ya no sea posible ocultarlos y desmorone la paz que tanto trabajo nos ha costado mantener, consíguelo y podre irme con la satisfacción de que la justicia prevalecerá-

 

-¿Irse señor?- preguntó Harry.

 

-Jubilarme, muchacho y me enorgullecería nombrarte como “Harry Potter, el jefe de los aurores”- Harry no se sentía merecedor de tal titulo- tonterías, eres el más capacitado para ello- El de ojos esmeralda agradeció con una sonrisa y estrechó la mano de Robards. Antes de salir tomó los documentos de su nuevo caso.

 

Pensó preguntar a Draco acerca de los magos que llegaron a San Mungo ya que en el reporte que le entregó Robards no venía eso con gran detalle, tal vez el rubio se negaría por ser política del hospital, pero sabía que SU obstinado dragón le ayudaría… “¿desde cuándo es mi dragón?” se preguntó avergonzado por sus palabras. Aunque sabía que nada le gustaría más que eso fuera cierto, el ojiplata insistía que no quería nada serio, pero Harry se propuso que tenía que convencerlo de lo contrario.

 

Ya le había mandado flores, pero quería más. Si había decidió ganar su corazón tendría que darle algo más substancial que realmente lo cautivara… “Tengo que pedir ayuda a Mione” pensó muy determinado.

 

********************************************************************************

 

Por dos semanas la afrenta del auror por conseguir a su preciado Malfoy no había disminuido, se empeñó en mandarle pequeños obsequios todos los días y se encargó de complacerlo hasta el borde del delirio cada tercer día como habían acordado. Cada rosa y caja de chocolates que llegaba siempre traía una tarjetita con sonetos de Shakespeare que muy secretamente eran sus favoritos; al rubio le costaba no mostrar la radiante sonrisa que se dibujaba en su rostro, aunque claro, Blaise Zabini encontraba esto hilarante y no perdía tiempo en molestarlo con el tal “H”

 

-“Como te amo, Hipolitus” “Dame más duro, Harold” “Que polla tan grande tienes, Henry”- dijo el moreno imitando la voz de Draco quien solo rechinaba los dientes furibundo queriéndole lanzar un epoximise con la esperanza de que se pegara su lengua  a su garganta y dejara de hablar un par de horas.

 

Aunque el moreno se moría de ganas por averiguar el nombre del susodicho de su amigo, Draco no quería decirle… si de por si las cosas siempre habían estado turbias entre Potter y él a los ojos del mundo mágico, ¿Por qué enredar más las cosas con su pequeño secreto?

 

Al salir de su jornada laboral, Blaise quería ir a tomar unos tragos en la espera de que aflojara la lengua tras un par de copas y parecía que “no” no era una opción.

 

-Vamos, Draqui, tu mejor amigo quiere saber el nombre de tu amor, “H”- dijo riendo mostrando sus blancos dientes mientras ponían su brazo alrededor de los delgados hombros de Draco y le alborotó con la mano libre sus platinados cabellos.

 

-No es mi amor, Blaise y suéltame que tu colonia me pica los ojos- dijo tratando de zafarse de su agarre. El moreno paró en seco haciendo perder el equilibrio al rubio- Blaise, que demonios…- no pudo terminar su exclamación cuando vio frente de ellos un par de ojos esmeraldas que chispeaban en ardiente ira. No le dio tiempo para reparar en nada, ya que una fuerza descomunal lo alejó de los brazos que lo mantenían captivo y le hizo chocar contra el duro pecho del auror, quien le dedicó una mirada asesina al medimago que se quedó estático con su mano afianzada en su el mango de su varita aun en su pantalón.

 

Harry se llevó a rastras a un Malfoy aturdido y forcejeante que no entendía que estaba pasando, solo que le molestaba mucho la situación porque 1) estaba dando un show enfrente de su sagrado lugar de trabajo y 2) le estaba dando la llave a Zabini para molestarlo por los siguientes seis meses.

 

-¡Suéltame cara rajada!- repetía muy avergonzado con sus mejillas encendidas sin poder librarse del irrompible agarre de su muñeca. En un chasquido se desaparecieron.

 

“Quien lo diría” pensó un Blaise que se reía para sus adentros mientras soltaba su varita y relajaba su postura “H de nada más y nada menos que el niño dorado Harry Potter, esto es demasiado jugoso” meditó con una maliciosa sonrisa en sus labios.

 

Ya muy alejados en el mundo muggle, Harry aflojó su agarre.

 

-¿Se puede saber qué crees que haces?-

 

-¡Draco, entiendo que no quieres nada serio, aunque me cuesta creerlo, lo respeto! ¡¿Pero esto?! ¡¿Que hacías con él?! ¡¿Te acuestas con él?! ¡¿Es lo que hacer los días que no te veo?!- estaba casi gritando, sus palabras salían apresuradas y se clavaban como espinas en su corazón.

 

-Por Morgana, Potter, tanto escándalo por eso, Blaise es mi mejor amigo y solo eso, moriría antes de acostarme con ese escurridizo que anda tras cualquier cosa con órganos genitales, pero ahora, gracias a tu escenita de hace unos instantes ya no tendré paz en mi trabajo porque usará esto como motivo de su diversión- Harry bajó los hombros y suspiró; el alivio se asomó en sus ojos. Al ver aquello Draco se puso muy digno.

 

<...-Aparte, no recuerdo haber firmado un contrato de exclusividad contigo, Potter ¿o sí?- fue como si le hubiera escupido en la cara. La calma desapareció como llegó y el semblante del auror estaba ardiendo de furia desafiante -Tendrás que encerrarme para poder evitarlo- dijo con su mirada retadora.

 

-Tal vez es lo que hare para que nadie se atreva a volver a tocarte- contestó el desafío con una sonrisa maquiavélica envuelta en el deseo que emanaban sus palabras; palabras con una veracidad que le aterraban pero que habían salido de lo más profundo de su corazón; la necesidad de poseerlo por completo era más de lo que imaginaba, jamás había experimentado algo así. Guiándose por sus instintos más que por su visión, llegaron a su pequeño pedazo de aire, donde podrían respirar sin miradas curiosas.

 

El azabache no podía quitarle las manos de encima, su calidez, su aroma esos suculentos y tan dulces labios tenían que ser suyos y de nadie más; los presionó con fuerza, saboreando anhelante mientras recorría con su lengua esa suave superficie y le dio ligeras mordidas provocando gimoteos de placer en el rubio que entreabrió loa boca para darle libre acceso.

 

-La Weasley no te complace lo suficiente, ¿eh, Potter?- preguntó mientras posaba sus enervantes ojos de plata sobre los esmeraldas que se abrieron de par en par. Harry se separó un poco, eso no era el mejor momento para hablar de ello, no cuando su duro miembro se aglutinaba a su entrepierna y se frotaba tormentosamente con el del rubio.

 

-Nos vamos a separar- lo dejo ir como cruzó su mente y al ver la mirada consternada continuó- era inevitable, tarde o temprano iba a pasar…- la calidez del cuerpo junto al suyo lo reconfortaba- y no- hizo una pausa que descolocó a Malfoy- no me complace como lo haces tú- su corazón dio un brinco con esas palabras y el azabache se ciñó a su cintura un poco más.

 

-¿Crees que te creeré que no eres siempre el león salvaje inagotable? Sé que estoy bueno, pero es difícil esconder esos ímpetus y esa inagotable estamina, no por nada tuviste dos hijos- dijo dándole una gélida mirada que no iba a dejar que lo congelara.

 

-La verdad, es que con ella siempre fue seguridad, calma y constancia como una solida roca que creí que era lo que necesitaba y que no había nada más…- hablar de la comadrejita en esa posición lo exasperaba y se sentía extraño; ira trepando por su cuerpo haciendo que apretara los puños y separara los brazos del cuello de Harry.

 

<...- pero contigo es diferente… es tan intenso, el calor que siento dentro crece tan rápido que ardo en pasión, ansia, amor y deseo, hambre por sentir tu piel, tus labios sobre los míos, tu respiración y tus hermosos ojos que me dicen que sientes lo mismo que yo…- sus brazos lo juntaron más y el tenue rubor en su pálido rostro se tornó rojo hasta las orejas que sentía que estaba en llamas, esas palabras hicieron que su corazón latiera a mil por hora que necesitaría otro corazón para poder soportarlo porque uno no era suficiente.

 

-Te salió lo poeta… Potter- dijo evadiendo su mirada tratando que su voz no fallara- dímelo tres veces y tal vez te crea…- lo desafío con la misma mirada que transformaba su interior en una impresionante llamarada de sentimientos, fervor y agonía un frenesí incontrolable de pasión enloquecida que corroboraba lo que venía pensando desde hacía un par de días, estaba absoluta y certeramente enamorado del dragón de ojos grises.

 

-Me gustas…- dijo besándolo fuertemente-… me encantas…- susurró sin despegar su boca de los suaves labios de Malfoy, a los que era adicto- … me enloqueces…- su ímpetu explotó en su boca y siguió besando, lamiendo y mordiendo salvajemente dando todo de sí, siendo correspondido con la misma fogosidad y arrebato que aunque el aire era necesario, no podían parar-…déjame marcarte Draco…-  los ojos grises se fijaron a los esmeraldas y aunque quería negarse, una parte de él ansiaba algo así.

 

-Ahh…eres un…- los ojos suplicantes y deseosos invadían su interior, como si escudriñaran lo más profundo de su alma- … está bien… solo uno… donde no se vea…- La nívea piel lo tentaba y con su delirante ardor se abalanzó a su omóplato y dándole un suave beso, comenzó a succionar su dulzura; delicia que no debía de ser de nadie más. El rubio solo se aferraba a sus hombros con manos temblorosas y reprimiendo sus gemidos de exquisito placer.

 

La brillante marca que le había hecho resplandecía tan roja en contraste de la piel blanca, el símbolo de su amor que, aunque sea por un corto tiempo podría sentir que era suyo. Su sangre  a punto de ebullición golpeteaba en sus orejas obligándolo a lanzarse al cuello y continuar besando y dejando estrellas rojas sobre su piel, no podía parar, era una deliciosa experiencia y la expresión de deseo, cada jadeo del ojiplata lo incitaba a más.

 

Tomando firmemente su cuerpo lo recostó en la cama recorriendo ávidamente su níveo pecho que subía y baja con intensidad, expectante, ansioso por más. Sus manos cada vez mas expertas abrieron sus piernas sintiendo a lo largo su suavidad mandándole dulces sensaciones bombeando con cada palpitar. Y sin darle más preámbulos comenzó a masajear su endurecido miembro con pasión demencial dejándole saber su sed por su cuerpo, la necesidad de sentirlo suyo aunque sea por un par de horas.

 

El placer instantáneo lo turbó, embriagándolo, transformando todo en nada más que sensibles sensaciones recorriéndolo desde sus labios a la punta de sus pies, estremeciéndolo en ese marcado ritmo. Con ambas manos se apoderó del cuello del moreno, sintiendo que si no se aferraba a algo se perdería en ese mar de éxtasis creciente en su interior. Comenzó a morderle los labios fieramente sacándole gemidos al azabache, ahogando los suyos al mismo tiempo.

 

La boca del azabache comenzó nuevamente el descenso, mordisqueando los erectos botones rosados que lo llamaban incitantes y él respondió a sus llamados succionándolos, torturándolos suavemente con sus dientes.

 

-H-Haary… más…¡ngghh!-demandó el rubio removiéndose debajo de él despidiendo deseo de sus ojos y su boca entre abierta, con sus delgados dedos se aferraba con fuerza a las blancas sabanas mientras aumentaba la velocidad de la mano, hasta que se detuvo-¿pero…que?- dijo envuelto en el sopor del borde del delirio. Quiso gritarle que no se detuviera, pero antes de agregar nada más el azabache se llevó su miembro a la boca y haciendo círculos su lengua saboreando cada centímetro de él, llevándolo nuevamente a la cima, con esa cadencia, rápida, hambrienta que en poco tiempo hizo que se corriera en su boca mientras arqueaba su espalda por el inminente goce.

 

-Eres tan bello, Draco…- dijo saboreando el elixir delicioso en su boca- muy hermoso- dijo mientras lamia sus dedos seductoramente sin desperdiciar ni una gota. El cuerpo del ojigris aun temblaba por su liberación, pero ansiaba más. Mordiéndose el labio inferior le dedico una mirada lujuriosa a su ojiesmeralda mientras movía sus caderas, invitándolo a continuar- ven aquí...- dijo lentamente arrastrando las palabras, correspondiéndole la incitación mientras levantaba a Draco, quien ansioso obedeció y poniéndose a horcajadas, sintió las deleitantes manos del azabache moviendo sus glúteos, sintiendo su redondez y firmeza.

 

-Mmm, Harry…- dijo lamiendo la comisura de su boca clavándole sus enervantes ojos- hazme tuyo, Harry…- el azabache asintió atrapando esa traviesa lengua con la suya, llevándola a su morada para agasajarse con ella sintiendo su textura tan familiar y tomándolo por la cintura, metió su duro miembro por completo sacándole un fuerte gemido al rubio echando su cabeza hacia atrás respirando entrecortadamente lo regresó a ver sin moverse- demasiado… profundo…- hasta ese día nunca habían intentado hacerlo así, pero se sentía tan diferente, más intenso que otras veces.

 

-Vamos Draco, hazlo tu- dijo cínico el azabache removiendo las finas hebras platinadas pegadas a su frente por el sudor. El rubio solo lo miró con ojos suplicantes y tomando una bocanada de aire comenzó a moverse, autopenetrandose, subiendo y bajando con tormentosa y delirante lentitud- joder…- exclamó Harry dándole una mordida en su hombro. Su estrechez lo absorbía necesitado, ciñéndose con fuerza a su alrededor- ¡por dios, Draco!- gruñó por el delicioso placer que se estaban dando mutuamente. Mientras más le daba, más recibía. Ganado fuerza las embestidas siguieron besándose, fuerte, suave, no importaba, tenían que darse más.

 

-¡Harry! ¡Oh Harry! Ahh...-gritaba en estruendosos gemidos de placer desesperado que el azabache comenzó a moverse también, con fuerza, llegando cada vez más a dentro a su punto de la embriagues, del delirio y la perdición; sabia que muy pronto alcanzaría el nirvana nuevamente, pero el azabache se le adelantó corriéndose dentro de él apresurando su llegada al éxtasis inminente mesclando sus esencias entre jadeos y suspiros.

 

Posando sus frentes trataron de recuperar el aire, sintieron aun la alta temperatura de sus cuerpos y se abrazaron sin pudor sin querer separarse ni un solo instante. La unión de sus labios anhelantes se volvió apremiante y suavemente se recostaron.

 

-¿Listo para una nueva ronda?- preguntó el azabache con sus ojos llameantes por el esfuerzo y deseo; el ojigris arqueó la ceja divertida y con ambas manos recorrió el perlado cabello alborotado que tanto le encantaba.

 

-Siempre…-

 

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Cuando los ojos de plata se abrieron paso a través de las espesas pestañas, se entornaron somnolientos a las brillantes gemas esmeraldas que lo contemplaban con deleite con una sonrisa enternecedora que calentó su corazón. Antes de que pudiera reprochar algo, se dio cuenta que tenía algo bajo la mano.

 

Era una imagen de su tía Andromeda de la mano de un muy sonriente Teddy con su cabello azul, se veía el expreso de Hogwarts en la parte posterior y ambos saludaban a la cámara. No pudo evitar sonreír, su madre adoraría verla fotografía. Debajo de la foto había una caja mal envuelta con un papel verde pálido y un listón blanco torcido a modo de adorno. Contuvo las ganas de reír ante el mal trabajo.

 

-Ábrelo- dijo Harry en un murmullo. De muy mala gana Draco obedeció, seguro y eran más deliciosos chocolates belgas; pero estaba equivocado, era un libro rojo de pasta dura que olía a nuevo, tenía en letras doradas “cumbres borrascosas” y con su corazón acelerado se apresuró a abrirlo, para descubrir las hojas amarillentas y gastadas que decían: Wuthering Heights by Eliis Bell Vol. I, 1847- Me costó trabajo encontrarlo, pero Hermione tiene amigos en el mundo muggle que tienen contactos y aquí esta, solo lo mandé a arreglar porque ya estaba un poco gastado y…- No pudo evitar reprimir las ganas de abalanzarse a él y besarlo, era el regalo perfecto. “mi libro favorito…” pensó mientras se dibujaba una trémula sonrisa en sus labios.

 

-Bien hecho, Harry...- susurró arrastrando sus palabras de forma seductora antes de salir de la cama.

 

Estaba avergonzado, era lo mejor que alguien le había dado, tomarse la molestia, pero no por ello iba a caer por él, no podía permitírselo aunque San Potter podía ser dulce, detallista y apasionado cuando se lo proponía, no podía permitirse sentir algo más de lo que ya sentía, no era correcto, por mas bien que se sintiera en su piel y so corazón. “¿Espera? ¿Qué? ¿Siento algo por el bueno para nada de Harr… digo Potter? Es imposible” alejó sus pensamientos y se frotó la cara alejando sus largos cabellos de su rostro y vio una mancha roja en su muñeca. Con la otra mano intentó tocarla para ver que no fuera una picadura, pero, en el otro brazo tenía dos más.

 

Examinó su cuerpo desnudo frente al espejo -¿Qué demonios…?- cortó sus palabras al ver una serie de manchas rojas desde su cuello hasta sus rodillas. Eran más de las que podía contar- ¡Potter! ¡¿Qué se supone que es esto?!- dijo pegando el grito al cielo y el moreno supo que el momento bonito del día se había esfumado entre sus dedos.

 

-Chupetones- dijo alzándose de hombros mientras el otro ardía en amenazante furor.

 

-¡¿Acaso esto te parece UNO en un lugar que NO SE VE?!- preguntó señalando de arriba abajo su cuerpo y Harry tuvo que morderse el labio para evitar mostrar su sonrisa de satisfacción, esa divertida expresión no escapo de la vista del rubio haciendo su furia explotara y sujetando su varita al momento gritó - ¡INCARCERUS!-  al momento el auror aturdido fue atado por gruesas sogas.

 

-¡Suéltame Draco!- chilló Harry mientras forcejaba con las cuerdas alrededor de su cuerpo. El rubio solo se apresuró a ponerse su ropa con suma indignación más rápido que la luz.

 

-Bien merecido te lo tienes por marcar un cuerpo perfecto con tus tonterías- dijo refunfuñando mientras tomaba sus cosas y salía cerrando la puerta detrás de él.

Notas finales:

-nosebleed- *¬*¨no se ustedes pero a mi me encanto como quedo, por dios, yo lo escribi y no puedo parar de babear de solo imaginarmelo... kyaa!!

-media hora despues de fangirlear-

espero no me linchen por el final, vino asi a mi mente y espero que no se molesten mucho jeje entiendan a drake, no puede dejar de ser tan el (pero aun asi lo adoro!

el proximo capitulo habra un poco de drama (sin afan de espoilearlos, pero no quiero que les llegue muy fuerte la impresion u.u)}

les mando un besito y nos vemos el proximo miercoles! dulces harco dreams! <3


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