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One More Night por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola chicos! eme aqui mas temprano!! wii! aqui trayendoles un nuevo capitulo!! 

Gracias a todos los que se pasan a leer wii cuanta felicidad!! *-* gemma y kaorugloomy miles de gracias por sus comentarios! me motivan a continuar escribiendo este fic (aunque mi musa como que se esta distrayendo con las otras historias que estoy escribiendo jeje)

sin mas por decir, espero que les guste! A leer se ha dicho!

Caminando a grandes zancadas, Draco Malfoy iba refunfuñando entre dientes una sarta de cosas que le venían molestando con respecto a las acciones nocturnas del ojiesmeralda.


“¿Ahora como iré al trabajo? ¿Qué se cree ese idiota de Potter? ¡Marcar el templo a la belleza y la perfección que es mi cuerpo y de esa manera tan salvaje como lo hizo, estúpido cara rajada! pensaba airado con las mejillas enrojecidas sumamente avergonzado.


Aunque una parte de él consideraba que había sido algo excitante y placentero, sumado a esto la confesión tan entrañable que le había dado, con tanta convicción en su mirada y seguridad en sus palabras que sabía que se afianzó a su corazón como un cálido rayo de un sol que hacía mucho tiempo no había brillado e incluso podía decir que estuvo a punto de dejarse ir con las palabras y contestarle con aquellos sentimientos que procuraba guardar en se rincón recóndito de su corazón. “¿Cuáles sentimientos? ¿Por ese idiota y tan estúpidamente sensual Potter? ¡No me hagas reír!”Movió negativamente su cabeza apartando sus pensamientos que nada bueno traían.


Sabía que a su llegada a San Mungo se vería truncada su calma, obviamente que Zabini no le iba a dejar pasar lo del encuentro con Potter, pero esas estrellas rojas cubriendo su cuerpo en definitiva era algo recibiría muchas burlas.


Pero lo peor de todo eso fue que no podría regresar a gusto a su casa, ya que había planeado tomar té con sus padres para poder revisar si la poción tranquilizante que le recetó a su padre le había servido y también para entregar a su madre la foto de su tía Andromeda y Teddy; pero ahora… esa no era una posibilidad.


Lo primero que hizo fue tratar de pasar inadvertido en Malfoy Manor, se le hacía tarde para el trabajo; seguro ahí encontraría una poción para regresar su piel a la normalidad, pero por lo mientras ocultar aquello no iba a ser fácil sin llamar la atención. Se colocó una camisa con cuello de tortuga con manga larga y una bufanda perla que combinaba con sus ojos, podría excusarse de las bajas temperaturas de los últimos días y que no quería pescar algún tipo de resfriado.


Muy seguro de sí mismo entró saludando a sus compañeros de trabajo sin detenerse ni hacer contacto visual con nadie en específico, se enfocó en su consultorio, recordaba que tenía muchísimas pomadas que le servirían solo tenía que darse prisa antes de que…


-Draquito lindo, ¿Cómo estuvo tu noche? Supongo que muy atareada con el dichoso H que te estaba dado duro contra la pared, sumiso contra el suelo- dijo riendo de lo lindo frente a su cara mientras bloqueaba su paso.


-No te atrevas a decir su nombre aquí- dijo entrecerrando los ojos para que se diera cuenta que no estaba jugando- ahora hazte a un lado y déjame pasar-


-Draco eres mi amigo sabes que se hasta yo sé donde están los limites- dijo tomándolo de la muñeca y por unos breves segundo Draco sintió la prueba de amistad verdadera que le estaba dando al no traicionar su confianza gritando a todo pulmón el nombre de Potter- Espera, ¿Qué es eso? No me digas que…- dijo cubriéndose la boca sin poder ocultar del todo su sonrisa burlona- ¿son chupetones? ¡No me jodas!- dijo en voz baja  pero con una nota de sorpresa extrema. El momento se fue y las burlas regresaron- ¡quién diría que el preciado niño dorado tuviera esos ímpetus! Por eso la bufanda, ¡estas lleno de ellos!-


-Déjame en paz Zabini, todo es tu culpa, si no me hubieras agarrado así no me hubiera pasado esto- dijo frunciendo el ceño y quitándolo del marco de su puerta, mientras rebuscaba en sus cajones la crema adecuada para su condición.


-Así que el leoncito es celosito- dijo con su voz cantarina, se notaba que disfrutaba de ello- pero bueno, dejándonos de bromas, se nota que está loco por ti, esas marcas no se las hacer alguien solo por un calentón- dijo recargándose en el único sillón del consultorio y sacó una manzana de su bata para darle un mordisco, la voz de la razón hablaba.


-¿Enserio?- esas palabras traicioneras que se formularon en su mente salieron sin piedad de sus labios con un tono de esperanza, haciendo que la sonrisa del moreno se alargara.


-Por supuesto, tienes que tener estar clavado por esa persona y si es el caso, mis respetos al Gry porque aguantarte, debe ser frustrante y sumamente cansado- exhaló un suspiro.


-¿A qué te refieres Blaise? Soy una persona sumamente fascinante-


-Pero eres una patada en el trasero la mayor parte del tiempo y cuando no, eres una serpiente que de un momento a otro de morderá para dar fin de la manera más dolorosamente posible, no por nada eres el príncipe de Slytherin- como le repatearon las palabras de su amigo, pero extrañamente su corazón no paraba de latir con fuerza mientras una pregunta se mantenía fija en su mente. “¿Podrá ser cierta su confesión? ¿Potter está enamorado de mi?”  No pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro cosa que Zabini notó pero no quiso agregar nada más, tenía que ver como se desarrollaba el resto de la historia.


Ya en la tarde, más calmado con su piel nuevamente sin ninguna imperfección, atendía un caso de gripe de dragón, no parecía nada grave pero era mejor darle una poción para restaurar su salud, mientras le hacia su prescripción, llegaron al hospital tres personas pálidas con mirada perdida como si no supieran porque estaban ahí, tenían llagas supurantes en las extremidades a las que le salía un liquido espeso, parecía como si sus piernas no pudieran aguantar ni un segundo más su peso, porque como piedra cayeron al suelo.


Ni un quejido salía de ellos, pero su cara parecía contraerse con cada oleada de dolor. Varios medimagos comenzaron a correr de un lado a otro en busca de más personal para atenderlos. Draco despachó enseguida a su paciente para aproximarse a ayudar y poner las cosas en orden porque parecía que el caos comenzaba a abarcar terreno y nadie sabía qué hacer.


 Media hora intentando y nada servía. La pomada de algas no funcionaba, solo atacaba a una qué otra laceración pero sin curarla al cien por ciento, dejaba la piel alrededor de una tonalidad negruzca y un mal olor como podredumbre.


Intentaron con la esencia de Díctamo, esencia de Murtlap, hasta poción Curadora de Forúnculos por si acaso, pero solo lograron ganar tiempo para lo inevitable. Para los registros, el jefe de medimagos llegó y pidió la fecha de defunción de dos de los tres pacientes.


-Hora de muerte, 14:52 p.m.- dijo el más joven de ellos. El jefe Chastain pidió que hicieran un registro con los elementos empleados y exigió que se hicieran autopsias a los fallecidos. Aun quedaba una jovencita castaña que temblaba espasmódicamente pero su rostro mortecino denotaba que estaba solo a unos cuantos paso de tomar la mano de la muerte.


 Cuando parecía que nadie miraba, Draco corrió a su consultorio, se le había ocurrido algo que aunque nada le aseguraba que lograría curarla, pero no perdía nada con intentarlo. Regresó con un frasco con un líquido que parecía agua clara y se lo dio a la jovencita que al instante dejó de moverse.


-¿Qué fue lo que hiciste Malfoy?- preguntó molesto la mano derecha del jefe Castain. Todos contuvieron el aliento cuando notaron que, aunque muy tenue, seguía respirando. Las heridas ya no se habrían y aunque los círculos negros aun marcaban su piel, ya no había dolor. Draco sonrió para sus adentros.


-Filtro de muertos en vida… nos dará tiempo para sanarla- dijo con voz decidida. Chastain bonachón le dio el clásico “buen trabajo” y ordenó que la llevaran a la sala de “pacientes críticos y terapia intensiva o P.C.Y.T.I”.


Antes de que se llevaran a los fallecidos, se aproximó a tomar una muestra de sangre, tenía que analizarlo por su cuenta ya que al parecer todos eran ineptos que no encontraban la cura a ese extraño mal. En su oficina, revisó sus anotaciones y era muy extraño, todas más personas eran mestizos y sangre sucia “que raro… pareciera que están haciendo una limpieza…” pensó consternado. La muestra que había tomado, era demasiado espesa como lodo y negra que carcomía lentamente las paredes del cristal que lo contenía.


-Quien hizo esto deber ser un experto en pociones o se inventó un certero encantamiento casi tan terrible como un cruciatus…- expresó mientras que un escalofrío recorrió su espalda.


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Aunque le costó mucho zafarse de las cuerdas que lo apresaban, lo logró, le dolían los brazos y estaban marcados con un tenue color rojizo.  Resopló molesto, pero aun así no se arrepentía de lo que había hecho, había disfrutado marcar esa nívea piel, como rápidamente el blanco se tornaba rojo hacia que su sangre hirviera en deseo; aunque claro que la reacción de Malfoy era de esperarse, pensó que se había excedió por completo. Sabía que le había gustado mientras lo hacía porque sus lindos gemidos se lo decían, pero ¿y qué tal si gracias a eso retrocedía en su relación o la relación que le gustaría tener con el rubio?


-Harry, ¿me escuchas? Tenias la mirada perdida y me espante creí que alguien te había echado una maldición o algo así-  dijo consternado el pelirrojo mientras se servía más budín de Yorkshire-


-Perdón, Ron, pero tengo tantas cosas en la cabeza que…-


-Te entiendo hermano, ¡este caso esta de locos! Creí que con Voldemort derrotado todo estaría bien por los siguientes cincuenta años, pero, ¡maldición! Solo  han pasado diez y ya hay descontrol y muerte- Aunque el caso si le preocupaba, no era lo que tenía en mente en ese momento, pero aun no era tiempo de confesárselo a su amigo, seguro y le daría un paro cardiaco si se enterara que aun siendo  esposo de su hermana estaba suspirando por el príncipe de Slytherin, eso sin contar las innumerables veces que habían “compartido cama”.


-¡Potter, Weasley!- llamó el jefe de los aurores Robards. Ambos se levantaron al momento esperando las siguientes ordenes- se ha reportado un caso en el callejón Diagon, cerca del caldero chorreante, el informe dice que hay actividad extraña, necesito que vayan a revisar y comprobar que todo está en orden-  Ambos se dirigieron una mirada rápida y asintieron, la acción llamaba y era su deber acudir a ella. Con rapidez tomaron sus cosas y decidieron que lo más rápido sería aparecerse.


Todo parecía estar en calma, “demasiado” pensó Harry, no había ningún ruido, ni personas nada, como si se los hubiera tragado la tierra. Sus ojos esmeraldas iban de un lado a otro y avanzó. Ron iba detrás de él con la varita en alto, en la espera de lo peor.


-Por todos los diablos…- exclamó Ron con un hilo de voz. Delante de ellos había más de cinco personas tumbadas en el suelo con enormes heridas supurantes de un líquido negro. Harry lo reconoció del informe que leyó. Eso era obra de los dichosos “oscuros” no debían de estar lejos. Afianzándose de su varita se colocó espalda a espalda con su compañero pelirrojo, lo que fuera a ocurrir sucedería en los siguientes instantes; y tenía razón.


Un rayo violeta surcó el espacio e instintivamente Harry lanzó un protego. Jamás había visto un hechizo que denotara esa coloración; el no saber exactamente a lo que se enfrentaban se sentía desprotegido.


Una serie de destellos violetas salieron desprendidos de diferentes direcciones hacia ellos que por suerte lograban esquivarlos a tiempo. Podía sentir el nerviosismo de Ron, tanto tiempo estando tras el escritorio hacía estragos en la coordinación, las prácticas de la oficina en definitiva no se comparaban a la realidad. Solo podía ver las siluetas, se movían muy rápido dejando solo sombras a su paso.


Desmarius!- gritó Ron y al momento salió desprendió un joven moreno que chocó contra la puerta del caldero chorreante. Harry buscaba un tiro certero.


-¡Inmovilus! ¡Glacius!-ambos hechizos dieron en sus respectivos blancos. Una chica de cabellos rojos estaba congelada en plena carrera y un joven delgado con un sin número de tatuajes con forma de serpiente en brazos y cuello, estaba tendido en el suelo sin poder moverse, solo sus ojos iban de un lado a otro y se podía percibir su ira asesina.


Con su respiración entrecortada y mirada expectante a más ataques no deshicieron su formación hasta que estaba seguros que eran todos los atacantes.


-Hombre, esto fue intenso… ¿pero qué habrá sido ese rayo morado? En el libro no hay algo así- dijo un Ron muy sorprendido y regresó a ver a su camarada.


-Ni idea, puede ser un invento de ellos, pero… son tan jóvenes…- dijo examinando a los dos que había detenido. Ron utilizo un movilicorpus para traer al chico aun inconsciente. No parecían tener más de veinte años ¿Por qué se arriesgarían con algo así? No tenía sentido, pero de algo estaba seguro, irían a Azkaban y no la tendrían fácil, habían matado a tanta gente sin motivo aparente.


Exitium Cantharis!-se escuchó la voz de una joven que de su varita salió desprendido un rayo que cayó certero a su objetivo y comenzó a reírse enloquecidamente- ¡por fin el trabajo de él señor tenebroso esta hecho! ¡Su venganza ha sido reclamada y estará orgulloso de nosotros! ¡No podrás hacer nada traidor de la sangre, tu amigo no tiene salvación!-


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Tenía que encontrar una forma de salvar a la chica castaña, pero no sabía cómo. Era más difícil de lo que creía. Regresó a ver el reloj en su muñeca, faltaba media hora para su salida, pero sabía que debía quedarse, era su deber ya que si la joven seguía con vida era gracias a él y tenía que terminar su labor.


Su cabeza dolía de tanto dale vueltas al asunto y su estomago comenzaba a quejarse demandando alimento, era cierto, no había probado bocado desde su abrupta salida del cuarto de San-deleitantemente  sensual- Potter. No iba a perdonarlo tan fácil, se haría el difícil para que se arrastrara por el expresándole toda su adoración por el gran Draco Malfoy; eso lo hizo sonreír. Decidió que iría a comer algo para seguir trabajando hasta la noche, en tanto más temprano terminara con ello, más pronto podría pensar detenidamente en los sentimientos que le inspiraba el de ojos esmeralda.


Ya en la entrada principal había un gran barullo de gente aglomerada que daba vueltas de un lado a otro, como perdidos y desesperados ante el enigma que tenían enfrente. El ojigris se abrió paso, no entendía que pasaba hasta que su vista se centró en alborotado cabello azabache que heló su sangre al momento haciendo que la sonrisa en su rostro se esfumara tornándose en verdadero terror.


-Harry…-

Notas finales:

Espero que no me odien por terminar este cap asi! - corre a esconderse bajo la cama- pero no se precupen, recuerden que este fic no es con intencion de meterle angustia ni accion, pero tenia que darle un "ligero" empujon al rubio para darse cuenta abiertamente de su sentir... 

les mando besitos y nos leemos el proximo miercoles!


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