-Estúpido Potter ¿desde cuándo estas despierto?, eres un imbécil te dije que tuviera cuidado, maldita sea…cuan bruto puedes ser y cuanto me duele verte así… soy un idiota por sentirme así por alguien como tu…- regañó hasta que su voz ya no pudo más y se dio media vuelta para evitar mirarlo, no podía verlo desmoronarse.
-Draco…- dijo en una voz tenue reuniendo toda su fuerza y alargó su brazo para tomar la mano del rubio que pretendía alejarse. Ese cálido rose le hizo sonreír ¿Cuánto tiempo había pasado? No tenía idea; aunque se sentía dolorido y muy cansado necesitaba sentir ese contacto contra su piel más que nada en el mundo.
Un estremecimiento recorrió su cuerpo. Cuanto había añorado esa sensación que creyó no volvería a sentir jamás. Entendía perfectamente que era lo que le sucedía con el salvador del mundo mágico, pero aunque no quería admitirlo, en esos tormentosos días la palabra que se negó a siquiera pensarla estaba ahí, burlándose por su terquedad e idiotez de perderlo sin decir nada; sabía que no podía negarlo más, pero no era el momento para hablar de ello. Con Harry fuera de peligro, tendrían tiempo de sobra para discutirlo.
-¿Cuánto dormí?- preguntó el azabache mientras se acomodaba en la cama muy incómoda y regresó a ver a su peliplata quien para su sorpresa se veía muy desaliñado. El cabello siempre sujetado por un listón, caía libre sobre sus hombros un poco alborotado; los ojos grises, que denotaban alivio y afección se veían muy cansados con las gruesas ojeras los delineaban.
-Cuatro días- dijo con poca energía el rubio y Harry sintió que su corazón se expandía de amor. ¿Acaso se encontraba en ese estado porque había estado cuidando de él? “Tal vez me estoy dando demasiado crédito” se dijo con media sonrisa, sin embargo era lo que quería creer. Con un suave jalón lo atrajo con la mano que aún no soltaba y con su mano libre recorrió los manchones negros con las yemas de sus dedos como si con ese tierno gesto pudiera borrarlas.
-¿Entonces? ¿Harás lo que yo quiera?- dijo juguetón mientras entrelazaba sus dedos, sintiendo la mano nívea tan delicada y suave.
-Ni sueñes que te daré algún masaje erótico ni nada por el estilo, eh? Así que ve descartando esa idea- dijo súbitamente avergonzado volviendo a evadir su mirada, pero sin apartar los dedos que se apretaban contra los suyos. El azabache le pareció tan dócil y adorable que su sonrisa se extendió, tal vez haber estado a punto de morir valió la pena si se había podido acercar más a su testarudo dragón.
-Llámame por mi nombre, ya no quiero que me llames por mi apellido, eso es lo que quiero- dijo firmemente. Miró fijamente los ojos esmeraldas; de todas las ideas que cruzaron su mente, desde darle “servicio” a usar nada más que un delantal, pero “¿solo eso?” se preguntó evitando soltar una risotada y lo miró desafiante.
-¿Qué dirán tus fanáticos, Potter? ¿O quieres aparecer en los periódicos como “el salvador del mundo mágico acaba de enloquecer al llamar al exmortifago Draco Malfoy por su nombre”?-
-Realmente no me importa lo que diga la gente-no hubo ni una sola pizca de duda en su mirada verde resplandeciente de determinación- aparte tu llamas a Zabini por su nombre, ¿Por qué a mí no?- el rubio suspiró agotado, aunque le gustaba decir su nombre, no podía decirle eso. Aparte el si temía que apareciera algo en el periódico que lo relacionara con el niño que vivió y ese problema se llama “Astoria”-está bien, entonces si no quieres… dame un beso- dijo al momento que cerraba los ojos como si estuviera esperando.
Draco casi se ahoga con su propia saliva ante el cambio de demanda que había hecho San Potter. Agradeció que tuviera los ojos cerrados porque sus mejillas ardían en un fuerte color carmesí.
-Sera mejor que llame a… Granger y la comadreja para informarles que ya estás bien- dijo poniendo todo su empeño de sonar fríamente profesional, golpeándose las mejillas para que se borrara el rubor. Harry se sintió abatido y suspiró, tal vez había pedido demasiado y soltó la mano del rubio recargandose con pesadez volviendo a cerrar los ojos esperando poder volver a dormir.
El ojigris nervioso se mordió el labio inferior y aproximándose al azabache le dio un tímido beso en los labios. Se sintió tan bien volver a sentir esos labios sobre los suyos como si hubiera pasado años desde ese enlace; labio con labio tan suave como los pétalos de las flores y más delicioso que la miel como jamás probó. Utilizando todo su autocontrol suspendió el beso y salió de la habitación lo más rápido que pudo sin regresarlo a ver.
Se aproximó a los integrantes del trió dorado y les informó la situación actual del azabache. La castaña soltó un pequeño chillido y se abalanzó a abrazarlo.
-Gracias por salvarlo Malfoy- dijo con los ojos llenos de lagrimas y se dirigió al donde se encontraba su amigo. El pelirrojo solamente le dirigió una mirada apaciguada y asintió.
-Gracias…- dijo como si le doliera decir esas breves palabras.
-No hay problema, es mi trabajo- habló el medimago seguro y confiado, que cuando por fin desapareció la comadreja tras la puerta pudo soltar una largo suspiro, tenía que descansar aunque sea un par de minutos.
El joven Addler presuroso bajó al salvador del mundo mágico a “piso” y cuando sintió tan real que lo había logrado, pudo salvar a su preciado Harry, creyó que de un momento a otro caería dormido con todo el peso que había abandonado su pecho.
-¡Lo hiciste Draqui!- dijo sacudiéndolo por los ojos su amigo- papá Blaise esta tan orgulloso de ti- dijo secando una lagrima imaginaria- por cierto, ya se corrió la voz y Chastain está exigiendo una reunión inmediatamente- “ahora si se apresura el bastardo” pensó aireado y la idea de descansar unos segundos en su consultorio se esfumó entre sus dedos y siguió a Zabini a la oficina del jefe.
Lo que menos quería era lidiar con ese insoportable hombre, aunque ya se imaginaba lo que diría, un bien hecho (como siempre) y una palmada en el hombro como un niño que acaba de sacar un Supera las expectativas en sus E.X.T.A.S.I.S., pero sorprendentemente se equivocó.
-Bueno chicos, seguro y se preguntaran el motivo de esta reunión y es nada más y nada menos que agradecer y admirar la convicción y dedicación de su compañero Malfoy, bien hecho hijo, obraste con tanta dedicación con tus pacientes y mereces un reconocimiento-
-¿Esta bromeando jefe? Es un ex mortifago- dijo Bastian Prath, la mano derecha de Chastain, ese tipo insufrible que ha estado besando los zapatos del jefe desde que llegó en la espera de un aumento.
-¿Y que con eso Prath? Salvó dos vidas más que tú, ¿qué importaría que fuera el mismísimo hijo del señor tenebroso si consiguió lo que ninguno de nosotros logró? Así que hazles un favor a todos y cierra tu estúpida boca si no quieres que patee tu inútil trasero- contesto Blaise fresco haciendo que el rubio se sonrojara a lo que el moreno le contestó por lo bajo “¿para qué somos los amigos?”
- Prath, Zabini, cállense los dos- dijo molesto el jefe con su vena de la frente saltando de ira- Prath no es momento de tus prejuicios, otra palabra de ese tipo y te suspendo una semana sin suelto, Zabini mantente al margen con tus comentarios- por unos segundos le pareció que estaban siendo regañados como unos chiquillos por un profesor en lugar de estar en una instancia laboral como adultos que son- estamos aquí para agradecer a Malfoy por salvar dos vidas, principalmente a un icono tan emblemático como es Harry Potter y merece más que felicitaciones y nuestro eterno agradecimiento-
Bastian Prath rojo como un tomate y el ceño fruncido, abandonó la instancia azotando la puerta. Sus demás compañeros ignoraron ese desplante infantil y comenzaron a aplaudir; no pudo evitar sonreír emocionado, era la primera vez desde que llegó a San Mungo que sucedía algo así y tenía que disfrutarlo a sus anchas.
Después de los agradecimientos y aplausos, Chastain pidió unos momentos con él para reiterarle el esplendido trabajo que hizo y que sería recompensado con unas vacaciones (de por sí ya le debían muchas, pero ahora ya no tenía excusas para negarse a tomarlas) y probablemente todo el asunto de ser un ex mortifago por fin sería dejado a un lado entre sus compañeros.
Extrañamente se sentía alivio y con un asentimiento de cabeza se regresó a su consultorio seguido muy de cerca de Zabini que ansiaba saber el chisme.
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A Harry esos cuatro días se le resbalaron como mantequilla, no sentía que había dormido tanto, es más, aun se encontraba cansado sintiendo como si sus cuerpo y ojos le demandaban seguir durmiente; sin embargo sonrió con satisfacción, el dragón estuvo al pendiente de su estado de salud día y noche, sabía que tendría que recompensárselo de alguna forma y estaba seguro que lo haría. Sus amigos ahora estaban con él cuestionando como se sentía, si le dolía algo, si necesitaba algo, pero este solo se limitó a preguntar por sus hijos o Molly, se le hacía raro que ella no estuviera presente.
-Mamá se llevó a los niños… unos días antes Ginny mandó unos boletos para que la fuéramos a ver al campeonato y ya sabes como es mi madre, pensó que lo mejor sería que los niños se distrajeran un poco del escándalo que están haciendo para que no se preocuparan…- “típico” se dijo por lo bajo, Molly no podía dejar de ser una madre amorosa siempre velando por la seguridad de todos- pero descuida, ya le mandamos carta diciéndole que ya despertaste- el azabache agradeció.
-Ay Harry, que bueno que por fin despertaste, estábamos tan preocupados, Ron estuvo a punto de matar a los chiquillos que te hechizaron…-
-Si hermano, me perdí por unos instantes…- dijo un tanto avergonzado, pero seguro que de ser posible lo haría nuevamente.
-¿Y quiénes eran ellos? ¿Qué quería? Claro, aparte de casi matarme- dijo burlón ganándose una mirada de reprimenda de parte de la castaña.
-Pues son unos chicos locos, seguro y ni conocieron a Voldemort y ya están hablando de limpieza del mundo mágico y demás, según era una venganza porque mataste al cara de serpiente…-
-Gracias al cielo que solo eran esos cuatro, pero parecían enloquecidos, debiste verlos…-
-Pero se tomaron muchas molestias…- se puso meditabundo el azabache al recordar la cara de los jóvenes.
-Lo sé, inventar algo así con ese grado de complejidad es difícil aun con las personas que se dedican toda su vida a ellos, pero lo consiguieron…- dijo Mione en un susurro muy bajo- pero qué bueno que ya estás bien…- Harry asintió, sin embargo se sentía mal por los chicos, seguro los condenarían de por vida en Azkaban o les darían el beso del dementor, si no es que ya se los habían dado…
Varios compañeros de trabajo fueron a visitarlo, deseándole buenos pensamientos y su pronta recuperación, incluso fue Robards, quien le a seguro que no debía preocuparse por nada, ya que recibiría la condecoración con los más altos honores que se merecía y que le darían un par de semanas de vacaciones como agradecimiento para que posteriormente regresará como el nuevo jefe de Aurores.
El ojiesmeralda solo asentía a lo que le dacia, ya que hablaba demasiado rápido y parecía que no esperaba respuesta alguna, a aparte, Harry se perdió por unos segundos con la entrada de cierto rubio que traía detrás de sí una vuela pluma y checaba las pequeñas cajitas en la mesa que seguramente señalaban sus signos vitales. Terminada la hora de visitas, todas las personas se salieron para dejar descansar al paciente que estaba siendo revisado por su medimago.
-Hola Draco…- dijo un poco desganado, estaba exhausto de tanta visita, solo tenía ganas de dormir un poco, pero antes tenía que sentir el calor del cuerpo de su ojigris.
-Hola…- contestó el saludo procurando no hacer contacto visual, manteniendo su máscara profesional- dime si te duele esto- dijo tomando su brazo y flexionándolo ligeramente, el azabache negó- ¿y qué tal esto?- esta vez flexiono la muñeca, pero no sintió nada.
-Lo que me duele es que no me veas directamente a los ojos, Draco…- el medimago lo miró súbitamente con la mención de su nombre como un acto reflejo. Como había extrañado esa grata voz.
-Tengo que comprobar que estas en perfecto estado, es… para mi reporte- dijo acomodando su cabello tras de su oreja- ¿tienes algún malestar? ¿Dolor de alguna extremidad? ¿Te sientes aturdido? ¿Dolor de cabeza?-
-No, solo sueño…- el rubio asintió y la vuelapluma siguió anotando- y creo que tu también estas agotado, deberías dormir Draco…- alargando su brazo toma la mano del rubio atrayéndolo hacia él y con sumo cuidado entre lazó sus dedos.
-No te preocupes, es mi deber…- dijo suspirando, hasta ese momento caía en la cuenta de cuando adoraba ese contacto.
-Duerme conmigo…- dijo con voz tentadora y Malfoy contuvo la terrible necesidad de saltar a su lado, pensando en lo poco profesional que sería- dijiste que harías lo que quisiera…- reiteró haciendo que el otro frunciera el ceño. Y dudando que hacer, se dejó guiar por sus instintos y se subió a la cama, agradeciendo que la hora de las visitas por fin había acabado y no daría show de lo que estaba haciendo en esos momentos.
El azabache se acomodó de tal forma que Draco pudo poner su cabeza en su hombro. La calidez de su aliento reconfortaba su corazón de una manera sobrehumana; el rubio se sentía de la misma manera, pero no dijo nada, solo se limitó a acariciar su mejilla con los nudillos suspirando y haciendo cosquillas en el cuello del mayor. “te extrañe” dijo para sus adentros sin dejar de observarlo.
-Gracias Draco…- con una suave aproximación unieron sus labios en un tierno beso casto que demostraba todo el cariño que los llenaba y con la esperanza de que los envolviera a ambos en esa cálida paz.
-Por nada… Harry- dijo acomodándose lentamente, la cama no era cómoda, pero la calidez de su Harry que lo miraba con sus hermosos ojos verdes que tanto anhelaba ver y apretando la mano libre del azabache lo llenaba de tanta paz, que sin dudas se sumió en un profundo y dulce sueño que ya hacía tiempo no tenía.