El lugar para encontrarse con el peliplata, por nombre era lo que esperaba de él, pero ya estando frente al edificio blanco y rojo, pensó que debía de ser un error. El sitio lucía acogedor, pero para nada desbordaba la elegancia y clase que se pensaría de un lugar escogido por un Malfoy. Era rara aquella elección y ahora se sentía tonto por su fino atuendo que le había salido muy caro. “Seguro es una broma, Malfoy debe de estarse carcajeando en su mansión imaginándose al estúpido de Potter esperándolo como un imbécil”
Suspiró profundamente y decidió que ya que estaba haciendo el ridículo vestido así en ese lugar al menos se aseguraría que el rubio no estaba ahí, así que repasó con la mirada el local y vio una silueta abajo del anuncio del pub “EveningStar”. Malfoy estaba enfundado en un elegante abrigo gris perla de cachemir y miraba hacia el otro lado, tenía las manos en jarras y movía incomodo su pie. El platinado cabello ondeaba con el aire nocturno “podría hacerse pasar por una veela” pensó Harry muy a su pesar.
Cuando sus miradas se encontraron Malfoy frunció el entrecejo y comenzó a alejarse. Harry se apresuró tras de él, no podía dejar que se escapara ya que había llegado hasta ahí.
-¡Malfoy, espera!- dijo alcanzando a sujetar al rubio por el hombro- no te puedes ir, solo han pasado tres minutos después de las 9- Harry no podía creer que Malfoy estuviera ahí esperándolo, al parecer ya tenía rato ahí, porque sus mejillas y la punta de su nariz estaban enrojecidas. El rubio disimuladamente conjuró un tempus y confirmó que Potter había llegado a tiempo y rodó sus ojos- ¿pasamos?-preguntó indeciso pero con una nota de alegría en su voz.
El de ojos grises asintió levemente y guió a Potter al interior del pub, todavía sorprendido de que hubiera llegado puntual. El lugar era cálido con su luz amarilla, las rusticas mesas de madera estaban acomodadas de forma que no fueran estorbosas y que la gente pudiera moverse entre ellas sin problemas; coronando el lugar estaba una amplia barra de licores varios para escoger con un bartender efusivo que saludaba sin dejar de mover y servir las bebidas; había poca gente, algo extraño por ser viernes y ninguna voz se escuchaba por arriba de la música de ambiente. Era muy agradable.
Sin pronunciar palabra se dirigieron al dependiente y Draco solicitó una mesa solo para dos en un lugar que les diera un poco de privacidad, enfatizando esto último, el dependiente regresó a ver a uno y al otro y guiñándole el ojo entendió la “indirecta” que no era a lo que Malfoy se refería y los llevó al punto más alejado para que disfrutaran su “intimidad”.
“Estúpido, muggle” pensó abochornado.
Una vez ubicados en su mesa el rubio pidió una botella de Fleur du Cap Sauvignon Blanc y se volvió hacia Potter con una ceja en alto preguntando que se le ofrecía. Harry negó lentamente con la cabeza, en ese terreno tendría que confiar en Malfoy, el no conocía nada sobre vinos finos, lo único que había tomado había sido cerveza de mantequilla y wisky de fuego; pero estaba impresionado por la manera exquisita en que había pronunciado el francés.
Malfoy se giró hacia el dependiente informando que sería todo por el momento. Observó unos segundos mientras el dependiente se alejaba parsimoniosamente leyendo sus notas y se volvió repentinamente hacia Potter enfrentándose con unos profundos ojos esmeralda, que lo miraban expectantes. Intentó ocultar su nerviosismo, estaba acostumbrado a que la gente lo observara, no por nada era un Malfoy, pero la forma en que Potter lo miraba lo había descolocado.
-¿Qué quieres, Potty? ¿Se te perdió algo?- preguntó con malicia esperando ver la reacción del Gryffindor.
“Si, tu mirada” Pero se recompuso rápidamente. -Es bueno saber que aún no has perdido el gusto por insultarme Malfoy- dijo con sorna acomodándose en su silla- y yo que pensaba que podíamos ser amigos.
-¿Amigos? Los amigos no se echan polvos, Potter, a menos que tú y la comadreja lo hayan hecho muchas veces y no me refiero a la comadreja menor-replicó Malfoy intentando ocultar su asombro. ¿Potter le estaba ofreciendo su amistad, cuando fue el mismo quien la rechazó hace años?
- ¿Es mi imaginación o te me estas insinuando Malfoy? ¿Te gustaría que fuéramos más que amigos?-sonrió Harry con malicia y una pizca de esperanza brotando de sus ojos, mientras deslizaba su mano sobre la mesa para atrapar la del ojiplata, quien desprevenido no la apartó, pero se vio interrumpido a escasos centímetros por la llegada del camarero con la botella y dos copas.
-Caballeros- dijo haciendo gala de su entrenamiento y sirvió diestramente el líquido traslucido con vetas amarillas, Malfoy se apresuró a tomar su copa y darle un sorbo- ¿se les ofrece algo más?-
-Tráiganos Bruschettas de tomate con tapenade y Scones de aceitunas negras- dijo dándole un vistazo a la carta. El camarero asintió volviendo a rellenarla copa del rubio y partió con la orden.
Harry evitó su mirada incomodo y de un sorbo se tomó el vino, el cual era cítrico y refrescante con un ligero toque picante; lo meditó unos segundos, quizás había ido muy lejos con lo dicho y había molestado a Malfoy. Este, por su parte lo observaba divertido por la incomodidad que reflejaba y decidió que ya que Potter había empezado a jugar las cartas, él le seguiría el juego a su manera.
-¿Y que si así fuera?- preguntó Malfoy dedicándole una mirada juguetona por arriba de su copa, mientras bebía lentamente disfrutando y al depositar su copa en la mesa lamió sus finos labios descaradamente; su acción debería considerarse prohibida, lucía tan endemoniadamente sensual.
Harry comenzó a toser violentamente, ahogándose con el vino mientras miraba con ojos desorbitados a Malfoy, que le sonreía con suficiencia, regodeándose con la reacción que le había provocado al tonto Gryffindor.
“Maldito Malfoy, esta me la pagaras” Cuando se recuperó lo miro desafiante.
-¿Qué sucede Malfoy? ¿Acaso estas frustrado porque no recuerdas como terminamos en la misma cama? ¿O es porque no recuerdas como gritabas mi nombre mientras pedias por más?- espetó con tono burlón sujetándole la muñeca mientras trazaba con su pulgar círculos sugerentemente, disfrutando de la sorpresa dibujada en el rostro de ese rubio creído. Malfoy no daba crédito a lo que escuchaba, ¿Dónde había quedado San Potter? Lo miro a los ojos asombrado, ¡no podía ser cierto lo que le estaba diciendo! Estaban muy ebrios aquella noche, el no recordaba nada.
¡Es imposible que Potter lo recuerde! Bajó su mirada y observó el dedo de Potter deslizarse por el dorso de su mano provocándole agradables cosquillas; tragó ruidosamente al imaginarse las escenas que Potter le acababa de describir, ¡mala idea!, su pulso se aceleró y sintió un pequeño tirón en la parte baja, tuvo que morderse fuerte el labio inferior para evitar emitir algún sonido.
Levantó la mirada y vio los ojos verdes ávidos de deseo clavados en sus labios; Potter se había inclinado sobre la mesa y estaba demasiado cerca de él y contempló hipnotizado como se relamía los labios de anticipación; su mirada estaba cargada de deseo, deseo que el mismo se le dificultaba reprimir. El también deseaba probar los labios de Harry, lo anhelaba con ansia ardiente y no se detendría en ese momento a pensar en lo que estaba haciendo.
Harry se inclinó aún más sobre la mesa sin despegar ni un solo instante los ojos de sus labios que ahora le dolían por la forma violenta con la que se los mordía; mandó todo al carajo y se acercó al azabache entreabriendo sus labios; Potter deslizó la mano desde su muñeca hasta su codo mientras que su otra mano la dirigió a su nuca aferrando con fuerza sus cabellos platinados al tiempo que juntaban sus labios; Draco soltó un suspiro de satisfacción mientras jalaba a Harry del abrigo para profundizar más el beso; deseo y necesidad manando de ambos con intensidad, como si estuvieran compitiendo, ninguno se daría por vencido hasta ver al otro derretirse en sus brazos.“¡¿Por qué Potter besa tan endemoniadamente bien?!”
El beso duró hasta que la necesidad de respirar fue más apremiante, pero solo se separaron por unos segundos y volvieron a juntar sus labios volviendo el beso más demandante, más salvaje; se oyó un gemido ahogado y Draco tardó poco en darse cuenta de que provenía de Potter y soltó un gruñido de satisfacción.
Lo empujó hacia atrás, tratando de recobrar la compostura cuando el mesero regresó con su orden que depositó amablemente y se fue. Malfoy acomodó un poco su cabello despeinado y le dirigió una mirada lasciva, que Harry-calienta- todo- Potter contestó. Por el momento ya ninguno de los dos tenía ganas de comer, al menos no de lo que estaba sobre la mesa. La mirada verde y gris se compenetró intensamente. “si quieres algo, Potter, pídelo ahora” Harry entendió el mensaje y pidió la cuenta torpemente aplicando todo su autocontrol para no brincarle encima a Draco, arrancarle sus finas ropas y poseerlo encima de la mesa a la vista de todos los comensales.
Ninguno de los dos sabia como habían llegado al hotel, porque sus miradas se atraían como imanes acelerando su respiración; cuando por fin se hicieron con una habitación Draco cerró la puerta, atrayendo a Harry hacia él para unirse nuevamente en un beso nada recatado, deliciosamente apasionado.
El rubio detuvo la unión y pegándose contra la puerta comenzó a desabotonar su abrigo que cayó libre sobre el suelo y lentamente se acercó a Harry, quien le fallaban las piernas por la excitación, sin perder ni un segundo su mirada, se sentó en la cama y lo imitó. Las manos de Malfoy recorrían deseosos su pecho de abajo hacia arriba, explorando, hasta llegar al rostro del moreno quien ansioso, lo tomó por la cintura, ciñéndolo contra si, provocando que soltara un gemido. Buscó sus labios y los encontró anhelosos por su contacto. El beso subió aun más de intensidad con la lengua audaz de Malfoy que profanó la del azabache que gruñó al roce de la intrusa bien recibida que comenzó una deleitosa danza con la suya.
-Joder… Malfoy... ahhh...- Era lo más intenso que había sentido en su vida, solo un toque del rubio y lo volvía una suave espuma llena de deleitantes sensaciones, tan sensible que se desmoronaría con su contacto; pero ansiaba mucho más aunque esa fuera su perdición.
Draco deslizó la camisa de Harry deshaciéndose de ella y comenzó a recorrer su piel hacia sus pantalones sin suspender el beso. El ojiverde quería encargarse de la camisa de Malfoy, tenía que sentir ese delicado pecho níveo y con manos temblorosas comenzó con el botón cerca de ese delicioso cuello que no pudo evitar atacar. Draco volvió a gemir y decidió sentarse sobre sus piernas para facilitarle el trabajo. Sus miembros se rosaban tan dolorosamente apresados aun por la ropa, haciendo que los dos reprimieran un gemido.
-Por Merlin…-Suspiró. El torso de Malfoy era tal y como lo recordaba y como a parecía en sus sueños, suave; sensible; fue probándolo, dejando un camino de besos del cuello hacia sus rosados pezones, se veían tan delicados y exquisitamente deleitables que comenzó a mordisquear uno, haciendo que el rubio reprimiera un grito clavando sus uñas en el cabello de Harry. Cuando vio que ya estaba rojo y erecto por tanta succión, prosiguió a atormentar el otro.
-Estúpido y sensual Potter, creí que eras Gryffindor- dijo quedamente pasando la lengua por su labio superior y apresuró sus manos a la bragueta de Potter dejando en libertar la dura erección del azabache “¿Quién diría que guarda algo así en los pantalones?” y se mordió el labio lujurioso.
Al tocarlo, un espasmo recorrió todo el cuerpo de Harry haciendo que se detuviera, tomando eso como invitación, Draco comenzó a masajear de arriba abajo, lento, tormentoso. El azabache sin poder contener la excitación comenzó a respirar entrecortadamente recargando su cabeza en el delgado hombro de Malfoy.
-¿Ya comprobaste lo que tenias que comprobar?- dijo Draco-manos-embriagantes-Malfoy aumentando el ritmo a sus movimientos, provocando que Harry gritara antes de poder contestar corriéndose en sus manos y vencido lo regresó a ver. Sus orbes de plata refulgían quemando en deseo, mirándolo, aun provocativo, se llevó un dedo a la boca para probar su esencia.
-Si- suspiró el azabache atrayéndolo delicadamente para volverlo a besar. Malfoy se deshizo de sus pantalones recostándose encima, haciendo que su miembro volviera a levantarse ansioso por una segunda ronda.
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La luz pegándole directamente en los ojos lo despertó. Quería maldecir, porque quería seguir durmiendo, se sentía tan satisfecho y pleno; sentía su brazo pesado y entumido y apresurándose a colocar las gafas vio a Malfoy dormir apacible frente a él.
Se veía hermoso con sus facciones finamente delineadas y el cabello platinado sobre su pecho. Quería acercarlo para sentir su respiración, el calor que emana de su cuerpo; pero sus pensamientos se vieron truncados cuando el rubio comenzó a removerse y abrió los ojos, los perfectos ojos claros lo miraron reafirmando el pensamiento de Harry. Se había enamorado de su eterno enemigo, Draco Malfoy.
-¿Qué hora es, Potter?- dijo frotando sus ojos arrastrando las palabras.
-No lo sé- dijo al momento que invocaba un tempus. Las diez y media. Malfoy maldijo y se apresuro a levantarse, pero Harry lo tomo de la mano- ¿a dónde vas?- pregunto consternado.
-¿Qué te importa Potter? ¿Crees que por unos frotes ya somos pareja? No me hagas reír- dijo serio buscando su ropa. Harry se sintió herido y contraatacó.
-¿entonces que somos?- preguntó subiendo la voz. La duda cruzó los ojos de Draco, el tampoco lo sabía.
-Yo que sé, cuatro ojos; conocidos que tienen polvos de vez en cuando- dijo evadiendo su mirada. La calma se fue y comenzó a exasperarse; pero calmó sus humos al notar la sugerencia de que aquello se volviera a repetir.