-¿James Severus Potter?, hijo de…- se mordió la lengua, no quería que fuera cierto.
-Sí, hijo de Harry Potter, ¿puedes creerlo, papi?-
-Pero es mayor que tú, ¿cómo se conocieron?- su rostro de por si blanco, palideció aun más.
-En la tienda de travesuras de Zonko, es muy divertido y nuestras mamás se llevan bien- Draco asintió lentamente. “Maldita, Astoria ¿cómo pudiste traicionarme?” sabía que era la única a quien culpar.
Contra toda probabilidad y prejuicio, tenía que armarse de valor y paciencia para lo que le esperaba el próximo fin de semana; volver a ver al ojiverde, el cual se había propuesto no ver, mínimo hasta que el cometa ISON reviviera.
Decirle al pequeño Scorpius que no podía ir a divertirse con su “amigo” porque su padre y el padre de James fueron enemigos en la escuela durante tantos años y de un momento a otro, por tanto alcohol en su sistema terminaron involucrándose… ¡eso era algo que definitivamente no podía y no iba a explicar a un niño de cinco años!
Draco tragó pesadamente y con la mejor sonrisa que pudo mostrar, dijo a su hijo que le mandara una carta a su amigo confirmando su asistencia.
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Hacia un buen día, el cielo estaba despejado, ni una nube amenazaba con llover y el sol radiante, brillaba sobre todas las superficies. El parque acuático estaba atestado de personas que se movían presurosas tratando de llegar lo más pronto posible al agua para refrescarse.
Harry tomaba la mano del pequeño Albus, quien se movía de un lado a otro exclamando que le quemaba mucho el sol y que quería irse a su casa, la pequeña Rose jugaba con su vestido holgado y daba vueltas mientras reía divertida, por su parte, Teddy se aplicaba protector solar mientras disimuladamente se ponía una que otra mecha azul en su cabello en ese momento naranja cuando nadie lo veía.
James miraba detenidamente la entrada esperando pacientemente la llegada de su amigo. Harry en varias ocasiones preguntó a James quien era su amigo misterioso a quien había invitado, pero este solo se alzaba de hombros evitando el tema. Se le hizo muy raro que su hijo se fuera por la tangente más de una vez, pero, no quiso presionarlo más; ¡malo para él!, porque sus ojos de abrieron como platos cuando vio a lo lejos caminar a Draco Malfoy de la mano de Scorpius.
“¿Que está haciendo aquí Draco, con sus constantes y fuertes prejuicios contra muggles? Un momento, dije ¿!!Draco!!? ¿!!Y desde cuando lo llamo por su nombre!!? Cierto es que habían pasado una noche juntos, pero ni siquiera recordaba cómo habían llegado hasta ese punto, ¡¡si nos odiamos mutuamente!! ” Detuvo su discusión internay súbitamente regresó a ver a James, quien saludaba a su pequeño amigo con la mano y sintiendo la mirada pesada de su madre lo miró aterrado.
-¿Por qué no me dijiste que tu amigo era Scorpius Malfoy?- James apretó los ojos buscando las palabras adecuadas para no enfadar a su padre.
-Porque mamá dice que tu y el señor Malfoy fueron archienemigos y no se llevan bien y pensé que…-
-¿Qué si me decías no te iba a dejar venir?- James asintió bajando la cabeza. Harry exhaló tratando de relajar su cuerpo y decidió que lo mejor era ser lo más accesible posible y pasarlo lo mejor que se pudiera. Revolvió los cabellos de su hijo y le sonrió.
-De todas maneras hubiéramos venido, pero no quiero que vuelvas a ocultarme las cosas, no está bien, James- su hijo asintió y al ver a su amigo tan cerca corrió a su encuentro. Harry y Draco se dedicaron una larga mirada, que fue detenida por este último al posar sus ojos en los demás niños que los acompañaban.
-¿No que solamente iban a ser tú y tu amigo, Scorpius?- preguntó- ¿qué hace aquí el metamorfomago y la hija de la comadreja y la sangre sucia?- dijo despectivo, haciendo que Harry se crispara.
-Porque somos familia- dijo fríamente- y te pido que no hables así de ellos delate de mí y por favor guárdate tus comentarios, que no quiero armar una escena aquí- Draco puso sus ojos en blanco y con todo su pesar siguió al equipo Potter.
James y Scorpius buscaron el lugar ideal para dejar sus cosas y veloces como un rayo se desprendieron de su ropa para quedar solo en bañador y seguidos por los demás corrieron a la alberca.
-Teddy- llamó al último quien seguía con la vista a una chica rubia- por favor vigila a los niños- este asintió y se fuecorriendo tras ellos. Draco no perdía ni por un segundo a Scorpius de su vista, estaba nervioso, era demasiada gente, si le pasaba algo, jamás se lo perdonaría.
-Relájate Malfoy, van a estar bien- exclamó quitándose la camisa hawaiana que traía.
-Si tú lo dices, Potter- dijo desganado.
Sus ojos traviesos se desviaron de su cometido y se centraron en otro lugar; recorrieron lentamente el pecho que estaba descubierto y frente a ellos, se veía fuerte, marcado, brillante con las gotas de sudor que lo surcaba… se mordió el labio y desvió la vista, no era momento de embelesarse con alguien como Potter.
“Concéntrate, Draco” se dijo dándole la espalda, imitándolo.
Harry quería hacer un chiste bizarro ante la ironía que suponía sus hijos siendo grandes amigos, mientras que ellos a penas y podían tolerar estar en el mismo lugar; pero su pensamiento se vio cortado cundo volvió a ver esa piel despejada y hermosa que estaba adornada por pequeños diamantes por la transpiración. Tragó saliva con dificultad; su cintura era estrecha pero bien delineada, su espalda parecía tallada con el más mínimo cuidado que subía fuerte para definir sus pequeños hombros. “Qué bien se sentiría el recorrer con las puntas de los dedos toda esa superficie” pensó.
-¿Qué tanto me miras? ¿Te gusto Potty?- dijo sarcástico riéndose. Su risa era como la brisa matinal, suave pero muy refrescante.
-Quisieras Malfoy, solo estaba pensando que te ves… bien- le molestó infinitamente haber hecho esa pausa, pero ya no podía corregirlo.
-Lo sé, cuatro ojos, un Malfoy siempre debe de verse bien en cualquier circunstancia- y otra vez el vanidoso Draco entró en escena- aunque, tu tampoco te vez mal- dijo poniéndose unas gafas oscuras evitando que Harry pudiera apreciar ese par de orbes de aguas heladas.
-¿Verdad que no dolió tanto decirlo?- dijo burlón Harry, le agradaba el ritmo de la conversación.
-Bastante, ni sueñes que volveré a decir tal cosa- y se recargó en el camastro para leer un libro.
Desde su lugar se podía ver con facilidad a los niños que se divertían a más no poder. Teddy le enseñaba a nadar a Rose que pataleaba con fuerza afianzada a las manos del muchachito con un par de flotadores rosas que sostenían sus hombros. Por su parte James, Albus y Scorpius hacían fila para poder deslizarse en el tobogán, al parecer estaban riéndose de algo.
Harry se recostó también y cerró los ojos. Se sentía relajado, a pesar de que no era lo que esperaba, estuvo bien, tal vez ahora podía llevarse mejor con Draco…err Malfoy e incluso podían ser amigos y por fin esos enfrentamientos en el pasado quedarían atrás, junto con esa noche de la semana pasada…
Un golpe lo despertó y vio un libro sobre su pecho; estuvo a punto de soltar una maldición a Malfoy quien lo miraba por arriba de sus gafas.
-¿Vienes Potter? Los niños quieren ir al otro lado- le dijo, haciendo que Harry se levantara al instante dejando caer el libro al suelo.
La otra alberca era más apropiada para los niños, con figuras animales como osos y elefantes que arrojaban agua a diferentes ritmos e intensidades, sacándoles muchas risas y sonrisas. Draco se metió al agua y la sintió tan deliciosa, puesto que su piel tan pálida ya estaba enrojecida por el sol.
Se acomodó en una esquina ahí nadie lo molestaría; se sumergió unos segundos y acomodo su cabello mojado sobre su hombro izquierdo “Esto es vida” se dijo recargándose en el límitede la alberca.
Un poco después Harry los alcanzó y comenzó a jugar con los niños, quienes no dudaron ni un segundo en tumbarlo y subirse encima de él como si fuera una montaña.
-Veo que te diviertes- dijo Draco sin abrir los ojos.
-Sí, aunque creo que tu también deberías de hacerlo- contestó acercándose al rubio.
Abrió sus ojos con afán de decir que tenía otras ideas de diversión, pero las palabras murieron antes de ser pronunciadas al ver como Harry se acomodaba con la cabeza hacia atrás, se veía tan atractivo, su cabello se veía salvaje pero no maltrecho como siempre, “excitante” era la palabra más adecuada, aunque no lo admitiría en voz alta.
Harry lo regresó a ver y sintió como una descarga eléctrica los unía, la sorpresa del esmeralda se tornó en un extraño deseo líquido, que subía lentamente en crescendo hasta inundar todo su cuerpo que se movió al instante al inicio del impulso.
Ambos labios se encontraron en un beso casto, tierno con una pisca de miedo; el suave tacto de los rosados labios aceleró exquisitamente los latidos de ambos corazones. El roce solo duró unos segundos y se separaron evadiendo sus miradas sintiendo el súbito golpe de calor entre ambos cuerpos tras profesar aquellos sentimientos ocultos, que emergían tormentosos hasta aflorar en su piel.
Albus se acercó a ellos demandando que tenía hambre y Harry torpemente lo acompañó diciéndoles a los demás que era hora de comer. Mientras caminaba iba reprendiéndose ¿por qué lo hiciste? ¿En que estabas pensando, Harry? Y demás; pero el solo podía responderse “no lo sé”
Se consideraba un tonto descarado, solamente había pasado una semana desde el ultimátum de Ginny y ya estaba besándose con Draco “eso sin contar que ya te acostaste con él” como odiaba esa vocecita en su mente y se golpeó con la mano en la frente. No tenían sentido sus acciones, tenía que averiguar el porqué.
El día continuó calmado y sin ninguna novedad entre ellos. Pasando un poco más de las cuatro, optaron por irse. Albus se había quedo dormido de tanta diversión y sol. Teddy llevaba en su espalda a Rose y James por su parte iba platicando de lo lindo con Scorpius. Hicieron unas carreritas a la entrada y rieron fuerte, haciendo que Albus se removiera molesto en el regazo de Harry.
-Ni sueñes que te lo voy a agradece, Potter- siseó el obstinado rubio. “y el clásico príncipe de Slytherin entró en acción”
-No esperaba que lo hicieras- dijo secamente Harry-aparte no fue mi idea que vinieras, si has de agradecer a alguien díselo a mi hijo- Draco frunció el seño con desagrado.
-Ahórrate tu clase de lecciones morales, Potty que me aburres- dijo dando un bostezo exagerado cubriendo su boca con su mano.
-Descarado-
-Idiota-
-Realmente tienes problemas al hablar con la gente- dijo rendido frotándose los ojos; demasiado cloro le escocía la piel y el sol no ayudaba.
-No, solo contigo cuatro ojos- dijo con una socarrona sonrisa que molestó profundamente al azabache- soy una persona sumamente refinada, con un léxico, trato y modo exquisito, con quien lo merece- remarcó mucho estas últimas palabras soltándoselas en la cara.
-Lo dudo mucho- Harry intentaba por todos los medios contenerse, tenía que demostrar que al menos alguien de los dos había madurado.
-No me conoces, Potter- dijo mirándolo jactancioso, aunque algo cruzó por la mente de Draco haciendo que súbitamente evadiera su mirada, como si de volver a verlo se le fuera la vida, caminó con avidez, tomóla mano de su hijo diciendo fuertemente- tenemos que irnos- y sin agregar nada más se desaparecieron.
“¿O soy yo, o Malfoy estaba sonrojado?”Pensó un Harry muy confundido mirando el lugar en donde se había escabullido el rubio.