El sonido de las manecillas del reloj resonaban en aquella pequeña habitación, las pisadas de Himchan igual. El joven se movía de un lado para otro, realmente el nerviosismo en su cuerpo se notaba, sus dedos se enredaban en su fino cabello, y su labio inferior se había vuelto el prisionero de sus blancos dientes.
Su cabeza estaba llena de preguntas que lo más probable hoy mismo se responderían. “¿Le agradaré?” “¿Y si no me quiere?” “¿Si llega, se pone a llorar y no puedo calmarlo?” “¿Si no quiere comer?” “¿Y si… Todo sale bien?”.
Tenía razón al decirle que sería mejor que se quedará en el departamento y se relajara, ya que si iba sus nervios serían mucho mayores, Himchan al principio obviamente se negó, él quería acompañarlo, pero al ver la insistencia y resistencia que Yongguk ponía en la situación terminó obedeciéndole y se quedó.
Sonrió al recordar aquella discusión que habían tenido por la mañana, se notaba que el mayor le conocía y… Eso era bueno ¿Verdad?.
Se quedó quieto y respiro profundamente, para luego dejarse caer sobre el sofá de la sala. Puso los dedos índice y medio en su cien y comenzó de esta forma un pequeño masaje en aquella zona. Debía calmarse y no sacar conclusiones ni preguntarse tanto antes de tiempo.
Luego de unos minutos en esa posición buscó el control remoto y encendió la televisión. Cambiaba regularmente de canal, ya que siendo sincero ningún programa a esas horas llamaba su atención. Ya rendido, la dejó en un canal de los “Nuevos éxitos de la música”. De vez en cuando tarareó y cantó alguna canción que allí pasaban, lo único que quería era despejar su mente y hacer que de alguna forma el tiempo pasara más rápido, cosa que se le estaba haciendo realmente complicada.
De un momento para otro sus ojos comenzaron a pesar y ya se cerraban por sí solos. Si no fuera por el sonido que las llaves en el cerrojo emitían se hubiera quedado completamente dormido.
Se levantó rápidamente del sofá y algo indeciso se fue acercando a la entrada principal. La puerta se abrió antes de que él pudiera actuar y su corazón comenzó a latir con rapidez ante lo que sus ojos veían.
Yongguk le daba la espalda mientras cerraba la puerta y esa fue la primera vez que hizo contacto visual con el pequeño niño que su novio cargaba entre sus brazos.
El pequeño se encontraba aferrado con sus pequeños bracitos al cuello del mayor, sus ojitos eran grandes y oscuros, su piel pálida y perfecta, sus manitos realmente diminutas y sus labiecitos de un suave color rosado. No pudo evitar que las lágrimas se acumularan en sus ojos.
Yongguk se acercó con una gran sonrisa a su pareja la cual estaba realmente en “Shock”.
-Mira Junhong…- Separó suavemente al menor de su cuello y lo dejo mirando hacia el frente – Él es Himchan, tu mamá.
-¿Cómo que mamá? –Respondió un tanto ofendido.
-¿No quieres que te diga mamá? –Dijo sin poder evitar que unas carcajadas escaparan de sus labios.
-Bueno, no es que me moleste o algo así, pero sabes que cuando crezca me pregun…
Himchan se detuvo al oír un pequeño balbuceo.
-Ma-má… -Dijo el pequeño, con sus labios repletos de saliva- ¡Mamá! –Volvió a decir, está vez sonriendo, dejando que se vieran los únicos dos dientes que tenía.
-¿M-me ha dicho… Mamá? –Ahora el que balbuceaba era Himchan.
-Al parecer a nuestro hijo le ha gustado la idea – Yongguk sonreía ampliamente sin poder evitarlo. –Cielo, mira –Continuó sin borrar su sonrisa y se acercó al menor- Cárgalo tú.
Himchan no muy convencido, asintió ante la idea del mayor. Yongguk extendió sus brazos con el bebé en ellos para que de esta forma el contrario pudiera cargarle.
Un tanto torpe al principio Himchan sostuvo al pequeño y ya con el pasar de los segundos una sonrisa realmente enorme se apoderó de su rostro.
-Es precioso… -Miró al mayor.
-Lo es –Respondió éste.
-Yongguk –Murmuró.
-¿Uhm? –Hizo un pequeño sonido observando aquella conmovedora escena.
-Te amo demasiado –Dijo entre sonrisas.
-Sabes que yo también te amo demasiado –Susurró.
-Me haces completamente de feliz –Continuó el menor.
-Y tú a mí, mi vida -.
Sin más Yongguk se acerco a Himchan y a Junhong, abrazando como pudo al primero. Con una gran sonrisa se acercó a los labios de su novio y le besó con dulzura, demostrando de aquella forma lo feliz que le hacía.
-Ma-má, pa-pá –Dijo Junhong mientras apoyaba sus manitas en las mejillas de sus padres.
-Creo… Que no podría ser más feliz –Himchan se separó de los labios de Yongguk y comentó aún sin abrir sus ojos.
-Yo creo que ahora sólo puedo decir… Bienvenido a la familia Junhong –.
Ahora ambos llenaban de besitos y caricias a su bebé, sabiendo desde ahora que sus vidas cambiarían, para bien claramente, porque… Junhong era un ángel que llegaba a sus vidas.