-¡TÚ!- un joven de cabellos alborotados entró hecho un bólido a la habitación de su mayor favorito, ese de cabellos negros y ojos profundos quien leía la nueva canción que debía aprenderse, sin siquiera reparar en la presencia del castaño, cosa que no paso desapercibido por el menor. -¡Hazme caso! ¿No ves que estoy indignado?
SungMin releyó el párrafo moviendo los labios, hizo una señal con la mano indicándole al intruso que lo escuchaba, invitándolo a continuar.
-¿Por qué no estás igual de indignado que yo, SungMin-Hyung? ¡Tú eres el que debería hacer escándalo!- el aludido suspiró de forma audible, sabía que el menor no se iría hasta que hiciera un berrinche y él pusiese atención, se encontró a KyuHyun con el pijama puesto y su laptop en manos.
-¿Ahora qué quieres? Estoy ocupado, Kyu-ah.
-¡Mira lo que escriben de ti!- el mayor entornó los ojos para fijarlos en la pantalla del computador, entendiendo un poco de lo que KyuHyun reclamaba. -¡Mira lo que estas supuestas fans piensan que eres!
-Te he dicho enésimas veces que no leas fanfics, KyuHyun.- Regresó a su tarea y el menor hizo un mohín tremendamente malo, notando aquello el de ocupación siguió la conversación con voz cansina. -¿Qué dicen las fans de mi, Kyu-ah?
-¡Todas te ponen como un afeminado y un blando, Hyung!- Se dejó caer a un lado de SungMin, provocando que el mayor rebotase un poco en la cama. -¡En casi todas las historias lloras, o sufres, o eres el que toma papel de señorita! ¡Y tu eres todo menos señorita!
-Si no te gusta, no lo leas… Además ¿qué se supone que haga? No puedo ir por la vida dándole golpes en la nuca a las fans que escriben de mí cómo un blando. Déjalo, Maknae.
-¡Pero Hyung!
El azabachado suspiró, carajo con KyuHyun era tan molesto.
-¡Cho! ¡No me importa! ¡ES FICCIÓN! ¡Internet está casi siempre equivocada!- Otro terrible puchero salió por parte de KyuHyun, Lee rodó los ojos y dio un gruñido, sobándose el entrecejo. -¿Cuántos años se supone que tienes, KyuHyun?
-Ocho, Hyung.- SungMin se sorprendió de la respuesta pues, aquella había sido una pregunta más bien retórica, le dedicó una mirada diciéndole: “¿Eres idiota o te haces?”, pero al ver la sonrisa del menor, supo que lo decía bastante en serio.
-No pregunté tu edad mental, Hyunnie.- El de cabellos alborotados infló los cachetes, algo que le causó mucha risa al mayor, era todo menos tierno.
-¡De verdad tengo ocho!
-¿Por qué ocho?- El de ojos chocolate le miró más que exasperado.
-Porque mi vida comienza a contarse, justo después de haberte conocido, SungMin-Hyung.- El rojo invadió las mejillas del marcial, sonrió ampliamente dejando las hojas a un lado, retirando el cabello de la frente del maknae para depositar un dulce beso en aquella zona ahora despejada. ¿Cómo había pasado de estar supuestamente indignado a decir cosas tan lindas?
-Tan cursi.- Murmuró el mayor mientras una bella sonrisa iluminaba su rostro.
Porque para Cho KyuHyun, no había más vida que aquella que inició, cuando el nada fémino o delicado SungMin, apareció en su vida.
Y Lee SungMin, podría vivir con eso, otros ocho o mil años más.