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Llegado el amanecer por heebumkim

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Notas del capitulo:

Este capítulo es un poco cortito, pero bueno, espero que les guste y eso.

Aumentó el ritmo de sus caderas, haciendo que las embestidas fueran más fuertes y precisas, golpeando la próstata del menor. Yongguk dirigió sus carnosos labios hacia el blanco cuello de su amante, para besarlo y succionarlo. Ya estaba cerca del clímax, pero no quería llegar sin antes sentir las extremadamente apretadas paredes del pequeño, por lo que agarró su miembro y lo masturbó con rapidez. A los pocos minutos el menor llegó al orgasmo, apretando sus paredes interiores, tal y como Yongguk deseaba. Un par de embestidas más, y se corrió en el interior de su amante, perdiendo el equilibrio y cayendo desplomado sobre su cuerpo.

-Ha sido increíble Bbang, como siempre -el niño con cara de ángel sonrió, observando como el mayor se levantaba y se vestía.

-Gracias Zelo, nos vemos otro día.

 Yongguk salió de la barata habitación del motel, dejando a Zelo con la cara descompuesta. Las cosas siempre eran así, él solo quería sexo, buscar su propio placer, sin sentimientos. Sabía que todos caían rendidos ante sus encantos y acababan enamorándose, pero él no podía parar, le gustaba demasiado el sexo como para dejarlo solo porque sus amantes se enamoraban de él. Se montó en su querida moto, su verdadero amor, una Ducati Diavel AMG. Una moto por la que tanto había trabajado y tanto se había esforzado. Después de ponerse el casco y su chaqueta de cuero, apretó el acelerador y salió disparado hacia la autopista. Al entrar en Gangnam, que era el distrito de la ciudad de Seúl donde vivía, en una de las calles un coche impactó contra él, no lo suficiente como para que la moto para caer al suelo, pero sí lo suficiente como para que tuviera que llevarla al taller para arreglarle la tapicería.

-¡Pedazo de gilipollas! ¡¿No puedes tener más cuidado?! -Yongguk, desde la moto, le pegó un puñetazo al coche negro con el que había chocado.

-¡Hey! -un chico delgado, pálido y muy bonito salió del vehículo, mirando al moreno con una mirada que si fuera posible, mataría- Relájate, capullo, y como se te ocurra volver a tocar mi coche te juro que te corto la puta polla.

-¿Qué? ¿Cómo te atreves a hablarme así, cabrón? -Yongguk, ya totalmente enfadado, se bajó de la moto y caminó hacia el chico, dispuesto a golpearlo- ¡Me vas a pagar los putos arreglos, maricón de mierda!

-Él no va a pagar nada.

Del asiento del copiloto salió otro chico, más bien un hombre. Algunas canas comenzaban a asomarse por su oscuro pelo, su cuerpo era grande, fornido, iba vestido con un traje elegante y unas gafas de sol, su voz era grave e intimidante.

-Himchan, entra al coche -habló, con la voz más grave aún.

-Pero...

-Que entres al puto coche si no quieres vértelas conmigo en casa -lo interrumpió, quitándose las gafas y mirando a Yongguk amenazador.

-Vale...pero no le hagas nada -el chico bonito suspiró y entró al coche, con la mirada fija en los otros dos.

-Por si no lo sabías, los vehículos que vienen de la carretera de enfrente tienen más prioridad que los de vienen de la derecha, por lo que aquí el culpable eres tú. Con una simple llamada podría multarte con una gran cantidad de dinero y denunciarte por agresión verbal y material -el ceño del hombre se frunció, acentuando más su profunda y amenazadora mirada.

-Vale, vale, lo siento -Yongguk retrocedió lentamente hacia su moto y se subió.

-Y por si no te has dado cuenta, tu querida moto no es la única que ha salido mal parada de aquí, ¿has visto el pedazo de arañazo que tiene mi coche? -se apartó un poco del coche y señaló una raya blanca bastante gruesa que iba desde la parte trasera hasta la puerta del copiloto- ¿Sabes cuánto me ha costado este coche? Más de lo que tú seguramente ganas en un año.

-¿Me estás diciendo que voy a tener que pagarte los daños? ¡Ni de coña! No pienso darte mi puto dinero, viejo -el moreno escupió en los pies del hombre, sonriendo de lado.

-Escúchame bien, niñato -se adelantó un par de pasos y agarró a Yongguk por el cuello de la camisa, tirando hacia arriba, levantándolo levemente de la moto- Mírame, no soy uno cualquiera, tengo muchos contactos, ¿sabes? Y con un par de millones puedo hacerte la vida imposible.

-Por favor, Taesung, déjalo ya -el chico bonito volvió a salir del coche y miró al hombre suplicante.

-¡Joder Himchan quédate en el maldito coche de los cojones! -gritó el hombre, todavía con la mirada fija en los ojos de Yongguk.

El moreno desvió la mirada hacia el chico, que hizo un adorable puchero y entró al coche, por segunda vez. Volvió a mirar al hombre, que había apretado más el agarre sobre su camisa y su cara estaba roja por la furia.

-No te voy a pedir dinero porque yo hasta me limpio el culo con billetes -sonrió ladino- Pero sí que me vas a hacer un par de trabajos para saldar tu deuda.

-Joder, yo no pienso trabajar para ti ni en sueños, viejo.

-Créeme que sí. Repito, puedo hacerte la vida imposible -soltó el agarre de Yongguk y caminó hacia el coche a un paso lento- Y te llamaré.

-No sabes ni mi nombre -Yongguk se colocó bien la camisa y la chaqueta y miró al hombre un tanto enfadado y confuso.

-He memorizado tu matrícula, con eso me basta para saber tu nombre y tu número.

Tenía ganas de matar a alguien. No solo había tenido un accidente y su moto había sufrido, sino que un gilipollas le había amenazado, y lo que era peor, ahora lo obligaría a trabajar. No tenía más remedio que hacerlo, Yongguk ya tenía un par de cargos por agresión, drogas, y robo, por lo que si ese tío lo denunciaba o saber qué otra cosa, lo más probable es que acabara en la cárcel.  Al llegar a su apartamento golpeó la puerta con fuerza. Esas semanas todo le había ido bien, y ahora tenía que aparecer el capullo ese. Se pasó las manos por su negro pelo y respiró hondo, intentando relajarse. De repente, su teléfono móvil sonó. Esperaba la llamada de aquel hombre, pero la voz que sonó al otro lado de la línea era la de su mejor amigo, y hermano mayor del chico con el que se acostaba.

-¿Esta noche? -encendió un cigarro y se lo llevó a los labios, tomando una calada profunda para que le llegara hasta el mínimo rincón de los pulmones- No lo sé tío, es que he tenido un mal día y no estoy de humor para salir.

-Vamos Bang, tendrás alcohol y sexo, lo suficiente como para que te olvides de los problemas -se escuchó una suave risa.

-Bueno, vale. No sé cómo pero siempre acabas convenciéndome, Jongup.

-Es un secreto, algo que mi hermano y yo tenemos en común.

-Cosa de familia, ¿no? -ambos chicos rieron.

Hablaron un rato más, hasta que colgaron. Jongup era su mejor amigo desde el instituto, tenía tres años menos que él, pero su mentalidad y su personalidad era similar a la de Yongguk, por eso eran tan cercanos. Su hermano menor, Zelo, tenía diecisiete, y su cara bonita y adorable embrujaba a cualquier persona, entre las que estaba el propio Yongguk. Se empezaron a acostar juntos hacía un par de meses. Para el mayor, obviamente, era solo sexo, pero sabía que el pequeño estaba comenzando a sentir algo por él, amor. Aunque Zelo fuera un chico muy bueno y bonito, Yongguk no quería enamorarse. Ya había pasado por eso, y el resultado fue horrible. Lo último que quería era volver a sufrir. Él era feliz con rollos de unos cuantos días, alcohol, drogas, y adrenalina.

Al caer la noche, después de ducharse y vestirse, fue al Compass Rose, un pub al que siempre iba con sus colegas. Nada más entrar, todas las miradas, tanto de chicas como de chicos, se fijaron en él. ¿Quién no se fijaba en Bang Yongguk? Alto, moreno, musculoso, joven, encantador, guapo, atractivo. Era perfecto para todo el mundo. Por eso siempre que salía acababa acostándose con alguien, era imposible que él no ligara. No hacía falta esforzarse, o simplemente moverse, todos acababan yendo hacia él.

-Al fin llegaste tío -un chico más bajo que él, con el pelo castaño claro y una graciosa peca en la nariz, se levantó del taburete donde yacía sentado y se acercó a Yongguk, dándole un fuerte abrazo y palmeándole la espalda- Te estábamos esperando, vamos a jugar al billar, ¿te apuntas?

-Más tarde, primero toca beber y tantear el terreno -alzó las cejas repetidas veces, sonriendo de lado.

-¡Así me gusta tío! -rió y le chocó la mano- Entonces quédate con Zelo, yo juego una partida con aquellos y vuelvo.

Jongup desapareció entre la multitud, dirigiéndose hacia la zona de juegos, y el moreno fue a la barra, donde se sentó al lado del adolescente de pelo rosa. Pidió lo mismo de siempre, un whisky doble con hielo, y observó al menor de arriba a abajo.

-Me gustas más rubio, pero ese pelo...-sonrió- Te queda genial.

-Gracias -Zelo lo miró y sonrió- Aproveché que mi madre trabajaba esta tarde en la peluquería para que me lo tiñera, y gratis.

Giró sobre el taburete quedando de lado, con el antebrazo apoyado en la barra. Su otra mano agarraba un vaso de refresco, se lo llevó a los labios, tomando un sorbo, y al separarlo, se relamió los labios a la vez que miraba seductor a Yongguk.

-No hagas eso aquí. Zelo -dijo el mayor serio, mientras bebía de su copa.

-¿Por qué? -frunció el ceño, confuso.

-Porque tú hermano está aquí, y no quiero que se entere de que tú y yo follamos -se terminó la copa y pidió otra.

-Si se lo decimos seguro que lo entiende, Guk -puso su mano sobre la del mayor y se la acarició- Ya soy mayorcito para hacer lo que quiera y cometer mis propios errores.

-Zelo, si se entera, me partirá la puta cara. Tú tienes diecisiete, yo veinticuatro, tú eres un niño inocente, yo me follo a todo lo que se mueve -se terminó la segunda copa y lo miró directamente a los ojos, intimidándolo.

-Pero hyung...yo...tú...tú me gustas  -se sonrojó levemente- Desde siempre me has gustado.

-Ya te lo dije cuando empezamos, Zelo -se levantó y se acomodó la chaqueta de cuero- Lo nuestro es solo sexo, no quiero sentimientos de por medio. Si te vas a poner así ahora, entonces lo dejamos.

Caminó hacia donde su amigo Jongup se encontraba, dejando solo al menor. Le dolía haberlo tratado así, al fin y al cabo se  conocen desde hace muchos años y lo consideraba como su hermano pequeño. Pero debía hacerlo, sobre todo porque no quería ilusionarlo y después hacerle daño. Las cosas claras desde el principio, y punto.

                Pasó la noche jugando al billar, bebiendo, bailando. Había olvidado todos sus problemas, y se lo estaba pasando realmente bien. No podía acostarse esa noche con Zelo, y no solo por lo que había hablado antes, sino porque Jongup estaba presente y no sabía nada de lo suyo. Por lo que fue hasta una mesa donde habían dos chicas muy bonitas, no podía quedarse una noche sin follar. En menos de diez minutos, las dos chicas cayeron rendidas ante los encantos de Yongguk, nunca fallaba. Se levantaron y agarró a las dos por la cintura, pegándolas a su musculoso cuerpo, y caminaron hacia la salida. Le encantaba que todo el mundo lo mirara, que miraran a los dos pivones que se iba a llevar. Fueron a un motel que no se encontraba muy lejos, y allí, disfrutó de una noche increíble con esas dos bonitas chicas.

Notas finales:

Gracias por leer, y dejen reviews<3


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