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Llegado el amanecer por heebumkim

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Notas del capitulo:

Lo sé, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, de verdad. No he podido actualizar porque estas semanas he tenido ''vida social'', y he estado casi todos los días fuera. De verdad que lo siento chicas ;-;

Y puede que a partir de ahora tarde en subir capítulos, ya que voy a empezar el último años de instituto y este curso tengo que currármelo a tope porque necesito una buena nota para la carrera que voy a escoger en la uni.

Les recompenso con un capítulo larguito, espero que les guste y lo disfrutéis.

PD: Tranquilas, no abandonaré el fic ;)

 

-No deberías de quedarte aquí, cometerías el mayor error de tu vida -Youngjae curaba por última vez las ya casi sanadas heridas de Yongguk.

-Déjame en paz, ni me dirijas la palabra -el moreno miraba hacia cualquier lado que no fuera su ex pareja, aún le dolía en el fondo lo que le había hecho, a pesar del tiempo que había pasado.

-Yongguk -el joven suspiró- Te estoy hablando en serio, no sabes dónde te estás metiendo, Taesung es peligroso.

-Que te calles, joder.

-¡Bang Yongguk! -gritó, ya desesperado- ¡Mírame! ¡Estoy atrapado en esta mierda de trabajo de por vida, Taesung me retiene aquí contra mi voluntad, al igual que a todos sus trabajadores! ¿Crees que cuando Jongup quiera dejarlo él lo permitirá? ¿Crees que dejará pasar el que Jongup tenga un hermano menor muy hermoso con el que podría sacar muchos beneficios? ¿Crees que les da la opción a sus socios de otros países de retirarse de los contratos que hayan firmado? Cualquiera que intente o piense en renunciar, dimitir, escapar, y/o ponerse en su contra, acabará muerto. Y no sería la primera vez que pasaría.

-¿Y por qué me estás diciendo todo esto? -Yongguk lo miró, con el ceño fruncido.

-Porque a pesar de todo te sigo queriendo, no de la misma forma que antes, pero te quiero, y no puedo permitir que una gran persona como tú pase por esto. Una vez entres, ya no puedes volver a salir.

-A eso se refería Taesung cuando me dijo que yo correría el mismo destino que tú, ¿no? -Youngjae asintió ante la pregunta- Pero no sé qué hacer…

-Lo dices por Himchan, ¿verdad? -el menor volvió a suspirar, levantándose y dirigiéndose a la puerta- No tengo nada en contra de él, es un chico muy bueno. Pero yo que tú no confiaría en nadie del círculo de Taesung. Si piensas un poco -Youngjae lo miró antes de salir- Detectaría que no hay nada de casualidad en lo que ha ocurrido desde el día del accidente.

-¿Qué? ¿Qué quieres decir? -Yongguk lo miró exaltado, queriendo una respuesta, pero Youngjae ya se había marchado.

En verdad, si lo pensaba mejor, todo tenía sentido. El accidente fue muy repentino, y sobre todo que Taesung lo amenazara con trabajar en su mansión si no quería que lo mandara a la cárcel. Luego se acercó más a Himchan hasta convertirse en su amante. El trabajo de Jongup, la emboscada que lo más probable fue planeado por Taesung, y que acabara con dos tiros, y casualmente, recuperándose en la misma casa del hombre.

Tal vez las palabras de Youngjae tuvieran sentido, y lo más aconsejable fuera no confiar en nadie. Pero eso implicaría no confiar ni siquiera en Jongup, que era su amigo, ni en Himchan, la persona de la que estaba enamorado. Aunque tampoco podía descartar la opción de que la charla que Youngjae le había dado hubiera sido planeada por el propio Taesung.

Su cabeza estaba hecha un completo caos. No sabía qué hacer, ni en quién confiar. Porque al mínimo error que cometiera, ya podía incluso arriesgar su vida. Yongguk estaba hecho una mierda, la situación en la que se encontraba era una puta mierda.

Se levantó de la cama donde ya llevaba varios días acostado. Recorrió la gran habitación con pasos lentos y cortos, sin saber exactamente qué hacer, y pensando en todo. Su única preocupación hasta el momento era Himchan, pero ahora ya ni sabía si su amor era real, si todo lo que había pasado entre ellos era un simple plan de Taesung, o la realidad.

-Yonggukkie…

Su voz, su ronca pero a la vez dulce voz. Giró sobre sus pies, encontrándose a Himchan en la puerta, con una suave sonrisa dibujada en su rostro. Pero esta vez Yongguk no podía sonreír, no podía embobarse por la presencia del castaño, no podía reaccionar.

-¿Ocurre algo, cariño? -el castaño cerró la puerta con pestillo, por precaución.

-¿Por qué piensas que ha ocurrido algo?

-No lo sé -Himchan se encogió de hombros y se acercó al moreno- Supongo que porque normalmente sueles sonreír al verme, decir un ‘’hola Himchannie’’, o algo por el estilo.

-Lo siento -Yongguk suspiró, ocultando su cara tras una de sus manos y negando- Me encuentro en una situación en la que no sé qué hacer.

-Sabes que puedes contar conmigo, ¿no?

Himchan se sentó en el borde de la cama, agarrando la mano de Yongguk, que estaba a un par de metros de él; y empujándolo suavemente para que se sentara a su lado. El moreno lo miró a los ojos, buscando algo, alguna pista que delatara que Himchan estaba fingiendo, que no lo amaba, que solo seguía las órdenes de Taesung. Pero sólo encontró amor, comprensión, serenidad, y felicidad.

-¿Qué sientes por mí, Himchannie? -puso la mano en la ahuecada mejilla del castaño, manteniendo aún esa mirada fija en sus ojos- Necesito sinceridad, necesito saber qué es lo que de verdad sientes, lo que tienes en mente o lo que piensas cuando me ves, y qué estás dispuesto a hacer. Por favor…

-¿Y por qué quieres saberlo? -Himchan sonrió levemente, acariciando la mano del moreno que estaba sobre su mejilla- Sabes perfectamente que te quiero, Gukkie.

-Sí, sí, lo sé, pero tienes que profundizar, tienes que…

-Estoy enamorado de ti -lo interrumpió, suspirando- Fuiste la primera persona, en mucho tiempo, a pesar de saber que estaba prometido con Taesung, que se acercó a mí más de la cuenta, que me trató bien y no como una mierda, que me dijo cosas bonitas, que me dio amor de verdad, que me hizo dejar de pensar que mi vida ya no tenía solución. Fuiste la primera persona que me dio esperanzas de ser feliz -sus ojos se aguaron, y sus labios se curvaron en una bonita sonrisa- Eres una persona increíble Yongguk, la mejor persona que he conocido. Valiente, encantador, amable, atento. Por eso te amo.

El corazón de Yongguk aumentó el ritmo de sus latidos, haciendo que se le saliera del pecho una y otra vez. La felicidad lo estaba llenando por cada rincón de su cuerpo. Sentía muchos sentimientos y emociones. Pero no reaccionaba. No sabía cómo hacerlo. Simplemente se sentía feliz de que Himchan sintiera lo mismo.

-Yo… -su corazón latió mucho más rápido- Yo también te amo -dijo por fin, nervioso.

-Tranquilo -Himchan rió suavemente- No hace falta que lo digas por obligación.

-¡No lo he dicho por obligación! -gritó, y al darse cuenta de eso, sus mejillas se sonrojaron un poco y bajó la voz- En verdad sí te amo. Pero necesito que me respondas sinceramente… ¿puedo confiar en ti?

-Por supuesto que sí mi amor -depositó un suave beso sobre sus carnosos labios- ¿Por qué preguntas eso?

-Porque me acaban de recomendar que no confíe en nadie -Yongguk suspiró- Ayer Taesung me dijo algo, y…

    De repente unos golpes secos en la puerta lo interrumpieron.

-Bang.   

Se oyó la grave voz de Taesung, atravesando la madera de la puerta. Himchan se levantó inmediatamente, sin saber qué hacer. Si su prometido lo veía ahí, en una habitación a solas con Yongguk, y encerrados, lo mataría lenta y dolorosamente.

-Le dices que me estabas curando -susurró el moreno.

-¿Estás loco? -habló Himchan en voz baja- No se lo creería, me preguntaría que por qué estábamos encerrados si sólo te estaba curando.

-Bang, ábreme, sé que estás ahí dentro.

-Escóndete.

El castaño se metió cuidadosamente debajo de la cama, y Yongguk fue a la puerta. Al abrirla, se encontró a Taesung con una expresión muy seria. El hombre le dio un suave empujón al moreno, para pasar a la habitación y recorrerla con la mirada.

-¿Por qué estabas encerrado?

-Porque….estaba haciendo abdominales y flexiones -Yongguk rió- Y si entraba Youngjae o cualquier otro lo más probable era que hubiera recibido un sermón por hacer sobreesfuerzo.

Los segundos parecían eternos. Pasaban, y ninguno de los dos hablaba. Una gota de sudor se resbaló por la sien de Yongguk, que inmediatamente dirigió la mirada a debajo de la cama.

-Muy inteligente por tu parte -el hombre soltó una sonora carcajada, y un suspiro de alivio se escapó de los labios de Yongguk.

-Y bueno, ¿qué querías, Taesung?

-¿No puedo venir a hacerle una visita a mi gran amigo? -sonrió falsamente y le palmeó el hombro herido a Yongguk, haciendo que este último se tensara y apretara los labios para no emitir ningún gemido de dolor.

-Vamos, hombre, no soy un gilipollas -el moreno sonrió de la manera más falsa que había hecho en su vida.

-Pues -Taesung carraspeó y se sentó en la cama, con los antebrazos apoyados en los muslos- Te voy a encargar un trabajo.

-El único trabajo que debía hacer ya está hecho, si te crees que voy a hacer tu peón y hacer las cosas que tú deberías hacer, te equivocas -lo encaró Yongguk.

-Ni se te ocurra hablarme así, niñato -lo señaló con el dedo, amenazador- Me vas a respetar y hacer lo que yo te diga, porque a partir de ahora vas a ser, en mi tablero de ajedrez, un simple peón, al igual que tu querido Jongup y tu amado Youngjae, y como peón que eres estás sometido al rey, que soy yo, y permanecerás en el tablero eternamente, ganando y perdiendo batallas, pero sin poder terminar el juego.

-No me gusta el ajedrez, y menos me gustas tú -el menor de los dos le lanzó una mirada repleta de odio y frialdad al contrario- En este tablero, tú eres el rey inútil que no sabe hacer nada, pero yo soy el caballo valiente que te va a derrotar.

Un extraño ruido proveniente de debajo de la cama llamó la atención de Taesung, y el cuerpo de Yongguk se tensó aún más. Pero afortunadamente, uno de sus socios entró en la habitación, solicitando su presencia en su despacho.

-Esta conversación no ha terminado, Bang.

Y dicho esto, salió de la habitación cerrando de un portazo. Himchan salió de su escondite y se tiró encima de Yongguk, abrazándolo con fuerza. El moreno rodeó con sus musculosos brazos la cadera del menor, y escondió la cara en su cuello.

-Te amo Himchan, te amo tanto -pasó la nariz por su cuello, aspirando su aroma.

-Y yo Yongguk, te amo con todo mi corazón -Yongguk escuchó como al castaño se le escapaba un leve sollozo. Se separó y miró como algunas lágrimas caían de sus rasgados ojos, humedeciendo sus mejillas.

-¿Qué te ocurre, mi amor? -le acarició los pómulos, limpiando todo rastro de lágrimas.

-No quiero que te pase nada Yonggukkie, esto es muy peligroso -el castaño llevó sus manos hacia las del mayor, que acariciaban sus mejillas, y las posó sobre estas- Si a ti te pasa algo, yo…

-Shh –Yongguk lo interrumpió besándolo, para luego hablar sobre sus labios en un susurro- No me va a pasar nada, mientras no cumpla mi objetivo de que tú tengas una vida feliz, no permitiré que me maten.

-No, no –Himchan apretó los ojos- No puedes preocuparte más de mí que de tu propia vida.

-Himchannie –el moreno sonrió contra los finos labios del otro- Tú eres mi vida.

                Más lágrimas salieron de los ojos de Himchan, a la vez que en su rostro se dibujaba una pequeña pero feliz sonrisa. Yongguk abrazó con fuerza al menor, pegándolo a él y estampando sus labios contra los de suyos para iniciar otro beso.

-Escapémonos –habló el mayor después de romper el beso- Escapémonos juntos, lejos de aquí, sin que nadie lo sepa.

-Sabes que eso es imposible cariño –Himchan le acarició la mejilla- Taesung acabaría encontrándonos.

-Te prometo que no, y si eso ocurriera, no dejaría que te hiciera nada, mientras estés conmigo tú siempre estarás a salvo, te protegeré siempre mi  ángel bonito.

                Ambos sonrieron y volvieron a besarse con ansias y amor. Pero de repente alguien entró a la habitación, interrumpiéndolos. Youngjae entraba con una bolsa con ropa en las manos, sin mirar a los otros dos que permanecían en la habitación.

                Yongguk, en el fondo, tenía la sensación de que Youngjae tramaba algo. Era imposible que después de esos más de dos años en los que estuvo trabajando para Taesung, siguiera siendo el mismo de siempre. Era imposible que lo siguiera queriendo, y menos que se lo dijera tan sinceramente a la cara. Pero aún así le haría caso a sus palabras, no confiaría en nadie, en nadie excepto en Himchan.

                Cuando el enfermero salió de la habitación, haciéndoles un favor a Himchan y a Yongguk cerrando la puerta, estos dos volvieron a besarse. El moreno era cada vez más adicto a esos finos labios, y no solo a eso, sino a todo lo que tuviera que ver con Himchan. Se volvía loco con cada segundo, minuto, hora, día que pasaba.

                Su amor por ese chico delgado y pálido aumentaba con cada mirada, cada sonrisa, cada palabra, cada simple e insignificante movimiento. Porque para él, Himchan era el ser más perfecto de todo el universo, tanto físicamente como de personalidad.

                Puede que no tuviera un pasado muy feliz y agradable, puede que en ese momento estuviera prometido con un hombre veinte años mayor y que lo maltratara, puede que no tuviera amigos porque todo el mundo lo mirara mal por lo que era y por lo que es ahora, pero Yongguk lo amaba tal y como era, con todo.

                Una persona que en un pasado se prostituía, era homosexual, y que encima estaba saliendo con un viejo ricachón, era obvio que no era bien visto por la gente. Sobre todo por las personas de las que Himchan estaba rodeado, en ese barrio de multimillonarios y famosos. Cualquier persona que supiera de la vida del menor, lo criticaría de inmediato, lo miraría con asco y lo trataría como si fuera una basura.

                Pero Yongguk ignoraba todo eso. Le daba absolutamente igual. Porque él estaba enamorado de su maravillosa personalidad, no de sus experiencias.

                Unos suaves toquecitos en la puerta los volvieron a interrumpir. Yongguk fue el primero en separarse, rompiendo el beso. Se dirigió a la puerta y al abrir, se encontró con Seohyun.

-Buenas noches señor Bang –hizo una reverencia y sonrió adorablemente- Buenas noches señor Kim –hizo otra reverencia en dirección al castaño- El señor Lee me ha pedido de que les informe de que le gustaría que ustedes dos estuvierais presentes en la cena que esta noche va a tener con los invitados, si no es mucha molestia.

-Claro Seo, dile que allí estaremos –dijo Himchan acercándose- ¿Quieres que te ayude en la cocina?

-No señor Kim –la joven sonrió un poco más- Disfrute de su tiempo con el señor Bang. La cena estará lista en aproximadamente una hora.

-Muchas gracias Seohyunnie –Yongguk le sonrió encantador.

                La muchacha hizo otras dos reverencias y se retiró. Himchan se tumbó en la cama, con la espalda pegada en la pared y las piernas abiertas. El mayor, después de cerrar la puerta, se recostó entre las piernas del castaño, apoyando la espalda en su pecho y la nuca en su hombro. Estaban en la postura en la que muchos momentos habían pasado, pero esta vez a la inversa.

-Seohyun es una chica muy buena y agradable, no sé que hace trabajando de sirvienta, y para el gilipollas de Taesung –dijo Yongguk.

-Al igual que todas las personas que estamos influidas de algún modo por él, no tiene otra opción. Está aquí por obligación –Himchan acarició el torso del mayor- Si te cuento algo, ¿me prometes que no se lo dirás absolutamente a nadie?

-Claro mi amor –el moreno agarró las manos de Himchan, entrelazando los dedos, y las besó.

-Seohyun es la hija de Taesung.

                Yongguk abrió la boca a más no poder del asombro, y sus ojos se abrieron ampliamente. Giró la cabeza, mirando a Himchan, quien solo rió un poco ante su reacción.

-Me estás bromeando, ¿verdad? –el castaño negó- Es imposible, por favor, ¿cómo va a ser esa chica tan buena hija de Taesung? No me lo creo.

-Pues es verdad, así que créetelo. Soy el único que lo sabe, y no por Taesung, sino por Seohyun. Nos llevamos muy bien, un día hablando se le escapó que era su padre, y no tuvo más remedio que contármelo todo.

-Joder, esto sí que es fuerte –Yongguk no salía de su asombro, y el menor volvió a reír.

-Por lo visto Taesung tuvo un rollo de una noche con una stripper hace diecinueve años, y de ahí salió Seohyun. La chica se la dejó en la puerta de la casa con unos documentos con los análisis de sangre demostrando que él era su padre, y se largó. Y en esos momentos se nota que Taesung no era tan malo, porque la crió y la educó. Aunque como ves, ahora tiene a su propia hija como sirvienta, y ni la mira a la cara. Seohyun me contó que empezó a trabajar para él porque le había dicho que se lo debe por haberla alimentado y educado cuando era pequeña.

-Me da mucha pena –Yongguk volvió a su expresión normal, y a la postura en la que antes estaba- Taesung a lo único a lo que se dedica es a joderle la vida a los demás.

-Pronto tendrá su merecido.

                Himchan se echó un poco hacia delante, buscando los labios del mayor, y al encontrarlos, los besó con ternura y amor. Para ambos, los labios del contrario eran como una droga, y si no se besaban, pues acababan desesperados.

                Después de muchos besos y caricias, Himchan acabó tumbado sobre la cama, desnudo, con Yongguk encima y repartiendo húmedos besos por todo su cuerpo. Al llegar a su miembro semi erecto, el moreno lo engulló y comenzó un vaivén con la cabeza, mientras le acariciaba los testículos.

-Dios…Gukkie –el menor enredó las manos en el ya largo cabello de Yongguk, dando a veces tirones por el placer.

                El mayor se sacó el miembro de la boca, y besó la punta antes de dirigirse a su entrada y penetrarla con la lengua. Himchan se moría de placer, deseaba gritar, gemir alto. Pero por lo menor había como seis personas más en la casa, contando a su prometido, así que lo único que podía hacer era morderse los labios y retorcerse. A Yongguk eso le parecía divertido, en cierta parte hacerlo en el mismo lugar donde Taesung estaba, le ponía mucho.

                Cuando la entrada del castaño ya estuvo lo suficientemente dilatada, se posicionó sobre su delgado cuerpo, y lo penetró de una sola estocada. Antes de que Himchan gritara, el moreno devoró su boca con ansias, a la vez que comenzaba a moverse a un ritmo lento. El menor seguía retorciéndose de placer, y maldecía no poder hacer ruido alguno.

                El ritmo de las penetraciones era frenético, ambos cuerpos sudaban a mares, y ya faltaba poco por que los dos llegaran al orgasmo. Himchan gemía bajito, pero descontroladamente, en el oído de Yongguk, quien tenía la cara escondida en el cuello del castaño, mordiendo con fuerza. Las caricias que recorrían la espalda del mayor por parte del menor, se convirtieron en arañazos, haciendo que su piel sangrara.

-Ahh, sí, sí, sí, Yongguk, ¡jo…

                El moreno volvió a besarlo, evitando que gritara muy alto. Un par de estocadas más y los dos se corrieron a la par. Yongguk se desplomó sobre el delgado cuerpo de Himchan. Ambos se abrazaron con las pocas fuerzas que les quedaban. Con los minutos sus agitadas respiraciones se fueron normalizando,  sus labios se reencontraron una y otra vez, y en medio de cada beso, salían muchos ‘’te amo’’ de sus bocas.

                Un rato más tarde Himchan salió de la habitación para ir a la suya y ducharse, y así ir antes que el moreno al comedor y no crear sospechas de nada. Después de una rápida ducha y cambiarse de ropa, que Youngjae le había llevado antes, Yongguk bajó hacia el comedor. La gran mesa ya estaba preparada, con varios platos distintos de comida en el centro y en los bordes la loza vacía esperando llenarse. Taesung estaba sentado al final de la mesa, y a ambos lados sus cuatro invitados, repartidos. Divisó a Jongup también, frente a Himchan, y a Youngjae al lado del castaño, acompañado de un chico que no había visto.

                Terminó de bajar las escaleras, y, tras saludar a Seohyun amablemente, se sentó al lado de Jongup. Le hubiera gustado estar al lado de Himchan, pero no tenía más remedio que estar lejos de él con el señor Lee presente.

-Tío, adivina con quién me he acostado –Jongup alzó las cejas repetidas veces, sonriendo de lado.

-No lo sé, ¿con tu perro? –el moreno rió.

-Já, já, muy gracioso Yongguk. Con Seohyun –su amigo sonrió más.

-¿Me lo estás diciendo en serio? –el mayor lo miró perplejo, ya se había enterado de bastantes cosas ese día- Como Taesung se entere te va a matar, así que ten cuidado.

-Que sí tío. ¿Pero sabes que es lo peor? Que no fue solo sexo, fue algo súper raro –Jongup sonrió como un tonto, a la vez que negaba y suspiraba- No sé cómo explicarlo, pero me sentí de una manera extraña.

-No me digas que te estás enamorando de Seohyun –lo miró incrédulo.

-Oye, que es un poco pronto para hablar de amor, ¿no crees?

-Pero aún así sigues sin darme una respuesta –Yongguk sonrió y le revolvió el pelo a su amigo.

-Bien –la voz grave de Taesung resonó en toda la habitación- Quiero presentarles a unos amigos. Estos son Taecyeon, Wooyoung, Juhno, y Nichkhun –los señaló respectivamente- Son unos nuevos socios que pertenecerán a nuestro grupo.

                La cena pasó rápida. Casi todos hablaban entre ellos, sobre todo con los nuevos invitados, de cosas sobre el negocio y la mafia. Yongguk notó en sus miradas algo extraño, algo que no le cuadraba bien. Decidió no intervenir en la conversación y solo comer. De vez en cuando él y Himchan se lanzaban alguna que otra mirada cómplice y alguna sonrisa tonta.

                Al terminar la cena, como buen hombre que era, ayudó a Seohyun y a Himchan a recoger los platos y lavarlos, mientras que los otros seguían en la mesa conversando. Cuando estuvieron en la cocina, aprovechó para darles unos fugaces besos al castaño.

-Anda, vuelve a la mesa, o si no sospechará –decía el menor riendo.

-Te amo, te amo, te amo, te amo, mi amor –Yongguk volvió a besarlo.

-Lárgate –el castaño habló en medio del beso, volviendo a reír.

                Yongguk no tuvo más remedio que obedecerle, por lo que volvió a sentarse en su asiento, notando la acusadora mirada de Taesung sobre él. A los pocos minutos Youngjae se retiró, junto con el chico que lo acompañaba, y solo quedaron en la mesa Taesung, Jongup, los cuatro tipos, y él mismo.

-Yongguk es nuevo en esto –dijo Taesung encendiendo un puro- Taecyeon, tú que eres el más reciente y el que mejor puede aconsejarle, ¿te importaría enseñarle a nuestro novato las cosas básicas?

-Por supuesto, Taesung –el chico sonrió falsa, pero disimuladamente.

-No –intervino Yongguk, por primera vez en toda la noche- No soy ningún novato, y no trabajo para nadie, menos para un viejo amargado como tú.

                El ambiente se volvió tenso. Taesung apretó la mandíbula, molesto, mientras mantenía una mirada desafiante con Yongguk. Los miembros restantes alternaban la mirada entre los dos, algunos nerviosos, otros divertidos. Entonces el hombre soltó una carcajada, tomando una calada de su puro.

-Es muy bromista el chico, así son los jóvenes de hoy en día.

-Por favor –el moreno rió irónico- ¿Acaso me ves cara de estar bromeando?

                Un nuevo silencio, tenso, incómodo. El señor Lee apretó los puños sobre la mesa, con furia, aplastando el puro. Seguían manteniendo esa mirada que si pudiera, asesinaría. Yongguk no se iba a quedar callado y joderse. Él no iba a trabajar con ese capullo, y menos cumpliría sus órdenes.

-Si te crees que voy a ser tu perrito y a olerte el culo como todos a los que tienes amenazados, estás equivocado. No me das miedo, ni tú ni tu falsa cara de hombre duro.

                Eso fue el colmo para Taesung. Se levantó como un perro rabioso y fue hasta Yongguk, quien se levantó alerta. El hombre levantó su puño derecho y lo estampó contra la cara del moreno, haciendo que su labio sangrara a borbotones. Pero no se quedó quieto, un cabezazo y una patada en los huevos, y dejó a Taesung en el suelo.

-¡Hijo de puta! –el viejo le dio una patada en el pie, haciendo que también cayera al suelo.

                Los dos siguieron la pelea a bases de patadas y puñetazos. Los que estaban en la mesa se levantaron y formaron un círculo alrededor de los dos, observándolos, sin saber qué hacer. Pronto Himchan y Seohyun regresaron al salón, alertados por el ruido que se escuchaba desde la cocina.

-¡Yongguk! ¡Taesung! ¡Paren! –gritó Himchan, quien miró a Jongup y a los otros cuatro preocupado- ¡Hagan algo, por dios!

                Pero ninguno se movió, simplemente porque tenían miedo de Taesung. Himchan, después de llamarlos cobardes, se acercó y agarró a Yongguk por las axilas, separándolo. Aún así seguían pegándose como podían. Entonces, por equivocación, el puño del más viejo impactó con fuerza sobre el mentón de Himchan, dejándolo cao.

-¡No, Himchan!               

                El castaño perdió el equilibrio y cayó directo al suelo, pero Yongguk fue más rápido y lo agarró por la cintura, a la vez que lo miraba preocupado.

-Pedazo de cabrón, te vas a cagar.

                Yongguk miró hacia Taesung, y observó como su mano derecha se dirigía hacia él, con una afilada navaja agarrada. Fue demasiado rápido, no le daba tiempo a reaccionar, ni a moverse. Simplemente cerró los ojos, esperando a recibir la apuñalada. Pero nunca llegó, el cuchillo nunca llegó a atravesar su piel, ni siquiera rozarla. Y eso fue, porque un cuerpo se puso en medio, un cuerpo que ahora caía al suelo, ensangrentado.

Notas finales:

Muchísimas gracias por leer, sois increíbles chicas, porque gracias a vuestro apoyo cada vez estoy más emocionada por seguir la historia.

Espero vuestros reviews, preciosas todas<3


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