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Llegado el amanecer por heebumkim

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Notas del capitulo:

Gracias otra vez por los reviews! Las quiero, y muchísimas gracias por animarme a seguir el fic.

Se vistió con unos pantalones apretados negros y una camisa blanca de botones, remangada por los codos. Cogió su libreta, la metió en su mochila de calaveras junto con su teléfono móvil, su cartera, y otras cosas importantes, y salió de su apartamento.  Sabía que Taesung iba a estar todo el día fuera de la mansión, ya que había recibido un mensaje de él informándoselo y con varias amenazas sobre tocar a Himchan. Al llegar, la verja exterior se abrió sin tener que tocar. Sonrió inconscientemente. Eso significaba que lo estaba esperando.  Caminó por el caminito que estaba entre las hierbas y las flores hasta llegar a la puerta, que se abrió y apareció Himchan con una gran sonrisa.

-Buenos días, llegas puntual -se hizo a un lado para que el moreno pasara.

-Es que no podía dormir por las ansias que tenía de ver a mi ángel -Yongguk le regaló una encantadora sonrisa y entró.

-¿Tu ángel? -preguntó Himchan, cerrando la puerta.

-Sí, mi ángel -lo agarró por las caderas con delicadeza y lo aprisionó contra la gran puerta- Se llama Kim Himchan.

-Hum, no me suena...-bromeó a la vez que reía y posaba sus manos sobre los hombros de Yongguk- Me encantaría conocerlo.

-Pues se parece mucho a ti, diría...que son iguales -pegó su frente a la de Himchan y lo miró fijamente a los ojos, sonriendo amplio- Es muy hermoso, con un pelo increíblemente lacio y bonito, unos ojos rasgados hipnotizadores, unos labios muy tentadores -subió la mano y acarició los rosados labios del castaño con su dedo índice, sin romper el contacto visual- Una piel muy pálida, suave y apetecible -bajó por su mentón y pasó a acariciarle el cuello y las clavículas- Y un cuerpo extremadamente atractivo -volvió a poner la mano sobre el hueso de su cadera- Que por cierto, no sé por qué lo oculta bajo tanta ropa.

                La expresión sonriente y embobada de Himchan cambió por completo. Ahora sus labios estaban fruncidos, al igual que su ceño. Dejó escapar un largo suspiro y cerró los ojos.

-Señor Kim...

                Una de las sirvientas apareció por las escaleras y el castaño apartó inmediatamente a Yongguk. Caminó hacia la joven chica, dejando atrás al moreno.

-¿Qué ocurre, Seohyun?

-Iba...-alternó la mirada entre Yongguk y el prometido de su jefe- Iba a limpiar el despacho del señor Lee, pero está cerrado con llave.

-No te preocupes, ya lo haré yo cuando regrese y me de la llave, sigue con el segundo piso.

                La chica hizo una reverencia y volvió a subir las escaleras dando saltitos. Himchan se revolvió el pelo con una mano y puso la otra en su cintura, volviendo s suspirar. Entró a la cocina, y Yongguk no tardó en reaccionar y seguirlo.

-¿He dicho algo malo? -fue hacia el castaño, que estaba con las manos apoyadas en la encimera y con la cabeza gacha, y lo abrazó por detrás, apoyando el mentón en su hombro- Lo siento.

-No has dicho nada malo Yonggukkie, es solo que estoy un poco cansado -echó la cabeza hacia atrás hasta apoyarla en el hombro del contrario.

                Puso sus manos sobre las morenas y grandes de Yongguk y las acarició, con un poco de miedo por si la caricia era rechazada, pero con más confianza al ver que no era así. Cerró los ojos y respiró profundamente. El moreno acercó sus labios al blanco cuello de Himchan y depositó varios besos, que formaron en el rostro de este una sonrisa leve.

-Me gusta que me llames así -habló sobre su cuello y pasó la nariz por él, cerrando los ojos.

-Yonggukkie -repitió Himchan sonriendo cada vez más.

-Otra vez.

-Yonggukkie -rió suavemente- Para, me haces cosquillas -volvió a reír esta vez más fuerte y se apartó- Será mejor que empieces a arreglar mis queridas flores.

-Vale, vale, pero solo si me acompañas -le cogió la mano entrelazando los dedos y se la besó.

                Ambos fueron al patio trasero, que ahora se veía diferente con las hierbas cortadas. El lugar estaba rodeado de un montón de flores, rosas, violetas, orquídeas, de todos tipos. Yongguk cogió la manguera y unas tijeras y comenzó a cortar las flores o los tallos secos, todo bajo la atenta mirada de Himchan, que temía por sus queridas flores.

-Así que te gustan las flores -habló el moreno mientras hacia su trabajo.

-Sí -Himchan sonrió mientras seguía cada movimiento del otro con la mirada- Son muy bonitas, y huelen muy bien -Yongguk cortó una rosa roja y se la tendió al castaño, quien lo miró confuso.

-Es para ti -sonrió encantadoramente.

-Gracias -la cogió y la olió- Sabes que me acabas de regalar una rosa que ya era mía, ¿no? -rió suavemente.

-Pero ahora tiene más valor porque te la he regalado yo -también rió y siguió a lo suyo- Y tengo otro regalo, y ese es hecho por mí.

-¿Un condón hecho a mano?

-Idiota -Yongguk volvió a reír y dirigió la manguera con la que regaba las plantas hacia su dirección, empapándolo por completo.

-¡Ah! ¡Hijo de puta!

                Himchan le quitó la manguera de las manos y también lo mojó. El moreno lo miró fingiendo estar ofendido, lo que provocó que Himchan riera fuertemente. Inesperadamente Yongguk se tiró encima del castaño, cayendo los dos al suelo, uno sobre el otro. La manguera yacía en el suelo, y por la fuerza con la que salía el agua, se movía en todas direcciones, empapando aún más a los dos, que reían como si de niños pequeños se trataran.

-¡Quita de encima, gordo! -Himchan no paraba de reír, volviendo al moreno loco por lo increíblemente hermoso que se veía riendo.

-No debería, me has llamado gordo -hizo un puchero adorable- Pero lo haré solo porque eres un chico muy bonito.

                Se quitó de encima del delgado cuerpo de Himchan, tumbándose de lado a su izquierda. Apoyó el brazo sobre la húmeda hierba y la cabeza sobre este, observando cada facción del castaño, que se encontraba mirando el cielo. Pronto sus ojos rodaron hasta clavarlos en los de Yongguk, manteniendo así una mirada profunda, que produjo una corriente eléctrica en ambos cuerpos. El moreno acarició la ahuecada mejilla de Himchan con el dorso de la mano, con lentitud, disfrutando de su suave piel. De repente el castaño arrugó la cara y estornudó, haciendo que Yongguk sonriera enternecido.

-Será mejor que nos cambiemos antes de que enfermemos -dijo besando su frente y levantándose.

                Le tendió la mano y Himchan la cogió, levantándose a su vez. Ambos ingresaron en la casa y subieron al segundo piso. Entraron en la habitación principal, que era por lo menos del tamaño de la mitad del apartamento de Yongguk, y eso que no era pequeño. Había un gran puerta de cristal con cortinas rojas por la que se salía a un balcón del que se podía observar el jardín de la entrada y más allá de las calles de la urbanización. A su lado se encontraba una cómoda, y encima un espejo. En la otra pared estaba la cama, era gigante, con sábanas y colchas de gran calidad. Luego en la pared contigua estaba el gran armario empotrado, y en la restante, una puerta que daba a un baño igual de grande que la habitación.

-Vaya, es increíble -dijo el moreno boquiabierto- ¿En qué coño trabaja Taesung? Me voy a creer que hasta se limpia el culo con dinero, joder.

-Es propietario de una empresa de tecnología, aunque sospecho de que está metido en algo de... -carraspeó- Bueno, que es imposible que tenga dinero con las ganancias que recibe la empresa, que no son muchas, aunque tampoco pocas, pero aún así están muy por debajo del dinero que tiene.

                Himchan caminó hasta su armario y lo abrió, dejando ver toda su ropa, que era mucha. Le lanzó a Yongguk unos pantalones vaqueros aparentemente grandes y una camisa.

-Esperaré a que se seque la mía, no me importa estar sin camisa -sonrió de lado y se la devolvió- Pero los pantalones los acepto.

                Se desnudó por completo, incluido ropa interior, y se puso los pantalones que el otro le había dado. Himchan lo miró boquiabierto, pensando en que el moreno tenía un cuerpo de un dios. Yongguk se dio cuenta de eso, y no hizo sino mirarlo con perversión, con una sonrisa pícara.

-¿Vas a cambiarte de ropa? Porque estoy deseando verte hacerlo -aumentó más su sonrisa.

-Eres un pervertido Yongguk -Himchan suspiró y rodó los ojos- Ahora date la vuelta, no quiero que me mires.

-Oh vamos, ambos somos hombres, tenemos lo mismo, no entiendo  por qué no quieres que te vea.

-Hablo en serio, no quiero que me mires, por favor.

                Después de hacer un puchero adorable que el castaño ignoró, se dio la vuelta dándole la espalda, suspirando a su vez. Necesitaba mirarlo, las ansias que tenía por verlo y tomarlo, eran enormes. Deseaba tanto poder ver, acariciar y besar cada rincón de ese hermoso cuerpo, como nunca antes había deseado algo.

                Giró la cabeza lentamente, moviendo apenas su cuerpo. Himchan estaba de espaldas, ya se había quitado los pantalones, dejando a la vista sus bóxers rojos. Yongguk se relamió los labios al ver esas delgadas y pálidas piernas que tan apetecibles le parecían. Se quitó la negra chaqueta que tenía puesta, para luego quitarse con lentitud la camisa de manga larga que llevaba debajo. ¿Cómo podía ir tan abrigado con el calor que hacía? Entonces, cuando Himchan estuvo del todo desnudo, como solo la ropa interior puesta, lo entendió. Sus brazos estaban repletos de marcas, como las que había visto cuando se presentaron, pero eran más oscuras y grandes. Su espalda estaba igual, marcas de dientes, moretones. Yongguk volvió a girarse, para que el otro no descubriera que lo había mirado.

-Ya estoy -dijo.

                El moreno se sentó en el borde de la cama y lo observó de arriba a abajo. Ahora estaba más tapado que antes. Sintió pena, sobre todo dolor, dolor por saber que ese ángel tan bonito que tenía enfrente sufría. Ahora le tenía más asco que antes a Taesung.

-Ven -Yongguk abrió las piernas y extendió los brazos.

                Himchan fue hacia él y se situó entre sus piernas. Su delgada cintura fue rodeada por los musculosos brazos del moreno, que apoyó la frente en su plano torso. El castaño acarició el negro pelo de Yongguk con delicadeza y lentitud, haciéndole cosquillitas que le agradaron mucho al moreno.

-No lo entiendo -habló de repente Himchan, rompiendo el silencio que se había creado.

-¿El qué? -Yongguk levantó la cabeza y lo miró.

-Pues que apenas te conozco, y ya mi único pensamiento y deseo eres tú.

                El moreno sonrió ampliamente, lo hacía feliz no ser el único que sentía eso de entre los dos. Empujó a Himchan hacia él, tirándolo en la cómoda cama, y se situó sobre su cuerpo. Miró esos labios que tanto lo volvían loco y, sin pensárselo dos veces, los besó. Movió sus labios contra los del castaño con lentitud, saboreándolos al máximo, disfrutando de ellos. Al principio Himchan permaneció estático, mirando los ya cerrados ojos de Yongguk, pero poco a poco fue dejándose llevar por los extraños sentimientos y correspondió a esos carnosos y sexys labios. Dirigió una mano a su oscuro cabello, enredándola en él, y la otra la paseó por su robusta espalda con suaves caricias. Yongguk profundizó el tierno y lento beso sin lengua, a la vez que sonreía en él. Después de unos minutos se separaron por falta de aire. Pegaron ambas frentes y se miraron a los ojos. Pero esa mirada que mantenían no era una cualquiera, era una con amor y deseo.

-Me pasaría toda la vida besándote -susurró Yongguk sobre los rosados labios del castaño.

                Este simplemente sonrió, sin saber qué decir. Después de estar un rato tumbados en la cama mirándose y sonriéndose, decidieron levantarse y bajaron a la cocina, donde Himchan preparó un delicioso almuerzo.

-¿Te gusta cocinar? -preguntó el moreno mientras masticaba con la boca abierta.

-Sí, bueno, me despeja la mente -Himchan rió por la falta de modales del otro, no sabía por qué, pero le parecía muy adorable.

-Pues deberías de ser cocinero o algo así. Te aseguro que si tuvieras un restaurante, sería el más famoso de toda Corea.

-Eres un exagerado Gukkie -volvió a reír y le besó la nariz.

                Al terminar el almuerzo el castaño recogió y fregó los platos, para luego pasar un paño húmedo por la mesa. Un rato después Yongguk siguió con su trabajo de arreglar las flores del jardín trasero, mientras que Himchan estaba sentado en el césped, con la espalda apoyada en la pared de la gran casa.

-Ya está, todo terminado -dijo Yongguk acercándose al castaño y limpiándose el sudor de la frente con el dorso de la mano.

-Te falta alimentar a los peces -sonrió Himchan.

-Eso lo puedo hacer más tarde, ni que llevara mucho tiempo.

                Yongguk agarró al castaño por debajo de los brazos, ya que no pesaba mucho, y lo echó hacia delante, separándolo de la pared. Se sentó justo detrás de él y apoyando la espalda en la mansión, ocupando su anterior lugar. Finalmente, empujó a Himchan hacia él , apoyando su espalda en su pecho.

-¿No era más fácil sentarte a mi lado? -rió el castaño apoyando la nuca en el fornido hombro del contrario.

-Pero se me apetecía estar así, y si no te gusta, te jodes -sonrió y le besó la oreja.

-Si me gusta, idiota -giró la cabeza y los ojos de ambos se encontraron.

-Me gustaría darte tu otro regalo ahora, si no te importa -Yongguk lo miró nervioso a la vez que rodeaba la cintura del castaño con las manos, pegándolo más a él.

-¿Entonces no bromeabas? ¡Pensaba que me estabas tomando el pelo! -rió sonoramente.

-Me encanta cuando te ríes -acercó su nariz a la de Himchan y las frotó- No tengo aquí la libreta, pero me la sé de memoria, así que puedo cantártela.

-¿Cantarme? ¿Sabes cantar? ¿Y el qué? ¿Una canción? -Himchan abrió los ojos sorprendido- ¿De verdad? ¿Para mí? ¿Por qué?

-Ya, ya, deja de hacerme tantas preguntas -el moreno rió suavemente y pegó la frente en la sien de Himchan, acercando sus labios a su oreja., y comenzando a rapear a un ritmo lento.

 

You are the hole in my head. You are the space in my bed. You are the silence in between, what I thought and what I said.

You are the night time fear. You are the morning when it's clear. When it's over, you're the start. You're my head, you're my heart.

No light, no light in your bright black eyes. I never knew daylight could be so violent. A revelation in the light of day. You can't choose what stays and what fades away.

And I'd do anything to make you stay. No light, no light. Tell me what you want me to say.

               

                Un par de lágrimas resbalaron por las ahuecadas mejillas de Himchan, que miraba al cielo a la vez que repetía la melodía en su cabeza una y otra vez. Yongguk levantó la cabeza levemente, solo para ver su cara. Al ver sus lágrimas, no tardó en besárselas, haciendo que sus carnosos labios las absorbieran.

-Es la primera vez que alguien me dedica una canción -dijo en apenas un susurro.

-La he compuesto solo para ti, Himchannie -sonrió contra su mejilla, cerrando los ojos, a la vez que sus manos recorrían el plano torso del castaño con caricias delicadas.

-Bésame, por favor.

                Yongguk dirigió una mano a su mejilla, acariciándola, y estampó sus labios contra los del castaño con suavidad. Sus carnosos bailaron sobre los del otro, con ternura y devoción. Himchan puso su mano sobre la del moreno, acariciándola, mientras sus labios correspondían gustosos al tierno beso que el otro le proporcionaba.

                Ambos no se conocían mucho, pero eso no era suficiente para impedir que los intensos sentimientos que sentían el uno por el otro crecieran.

Notas finales:

La canción es No light, No light de Florence + The Machine, aunque a mí me gusta más la versión de Periphery, ya que me gusta el post-hardcore/metal. Pero bueno, os lo dejo aquí por si tenéis curiosidad por escucharlas:

https://www.youtube.com/watch?v=aFqNFdkFKz0

https://www.youtube.com/watch?v=08aHl-AaFCo

En fin, repito, muchas gracias por leer, y espero que me dejéis reviews igual de bonitos como los que me habéis dejado. El próximo capítulo lo subiré el sábado, hasta encontes<3


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