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Llegado el amanecer por heebumkim

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por los reviews. Espero que les guste este capítulo...lo hice un poco dramático ;-;

Disfruten!

-¡Oh, sí! ¡M-Más fuerte! ¡DIOS MÍO!

                Los descontrolados gemidos de Himchan no paraban de sonar en toda la vacía mansión. Y la verdad es que placer como el que Yongguk le estaba dando, no había ninguno. El castaño se encontraba sobre la mesa del comedor, con la espalda recostada en la madera y los pies apoyados en cada esquina del mueble. El mayor estaba entre sus piernas, penetrándolo cada vez con más fuerza, rapidez, y precisión. Era la octava vez que lo hacían en lo que llevaba de día. La primera vez fue en la gran cama matrimonial, nada más despertarse. La segunda en la ducha, debajo del caliente agua. La tercera en la encimera de la cocina. La cuarta en el suelo de la misma habitación. La quinta en el negro sillón de cuero. La sexta contra la pared. Y ahora la séptima, en la mesa del comedor.

-Y-Ya…ya llego… ¡oh por dios!

                Un par de embestidas más y Himchan se corrió entre ambos abdómenes, mientras el moreno terminaba en su interior. Yongguk apoyó la frente en su plano pecho, haciendo que su acelerada respiración chocase contra la pálida piel de Himchan. Por su parte, el castaño miraba el techo totalmente asombrado.

-Nunca lo había hecho tantas veces seguidas en mi vida -habló, rompiendo el silencio.

                Como respuesta Yongguk soltó una simple risa. Ya no le quedaban fuerzas para nada, ni más líquido que expulsar, obviamente. Después de darse una ducha, por separado ya que no querían acabar como la primera vez que se ducharon en ese día, ambos desayunaron con tranquilidad en la barra de la cocina. Era viernes, lo que significaba que ese mismo día regresaba Taesung de Japón. El día anterior Yongguk estuvo haciendo todo el trabajo de esa semana, mientras Himchan dormía como una princesita, según él.

-¿A qué hora viene? -dijo el mayor mientras le daba un mordisco a la tostada.

-A las siete de la noche, te da tiempo a limpiar tus rastros de semen -el castaño rió, a la vez que se levantaba y recogía la loza que habían ensuciado.

-Yo debo irme antes, tengo que ir a un sitio.

-¿Qué sitio? -Himchan alzó una ceja, interrogativo.

-Es la graduación de Zelo y me pidió que fuera -soltó un suspiro cansado y fue al lado de Himchan, que estaba fregando los platos- Tío, voy a estar rodeado de niñatos borrachos, ¿te lo puedes creer? Voy a malgastar una noche de mi vida.

-Seguro que te lo pasarás bien, bobo -una vez hubo terminado, abrazó a Yongguk y le dio un casto beso en sus carnosos labios- O si no te vas al baño y te masturbas mientras piensas en mí.

-Hum, no me parece tan mala idea.

                Después de que ambos rieran, se besaron por millonésima vez. Reconocía que se estaba volviendo adicto a esos finos labios en forma de corazón que el castaño poseía. No tenía palabras para describir lo perfecto que eran, al igual que cada mínima parte de su delgado cuerpo. Pasaron el resto del día tumbados en el césped del jardín trasero, mirando el cielo y hablando sobre ellos mismos, pero sobre todo, besándose y dándose mimos.

                Yongguk se puso la chaqueta de cuero y guardó su móvil en el bolsillo. El castaño lo miraba atentamente, de brazos cruzados, esperando para despedirse. Aunque la realidad era que ninguno de los dos quería separarse. Yongguk no quería irse del lado de ese ángel tan bonito que consideraba suyo e ir a esa mierda de fiesta para hacerse pasar por el novio de Zelo, y Himchan no quería que llegara Taesung y le arruinara la euforia que sentía por esos momentos junto al moreno.

-Bueno, me voy ya, nos vemos el lunes -Yongguk abrazó al menor por la cintura y le dio un beso tierno, que Himchan correspondió.

-Te quiero -sonrió levemente y le dio varios besos cortos.

-Yo también te quiero mi bebé mimoso -el moreno le pellizcó la mejilla y rió- Si te pasa algo, llámame, por favor -le cogió la mano y se la besó.

-Lo haré.

                El moreno fue retrocediendo a pasos lentos, viendo como sus manos se separaban poco a poco hasta soltarse. Le dio un beso volado junto a una encantadora sonrisa, y fue corriendo hacia su moto.

                Posteriormente a ducharse, se puso el smoking que se había puesto para la cita que había tenido con Himchan esa misma semana, pero con algunos cambios. Esta vez no se había puesto pajarita, ni siquiera corbata, y la blanca camisa tenía los primeros botones desabrochados, dejando al descubierto el principio de su pecho. Estaba claro que no iba a llevar a su preciosa moto, por lo que fue en taxi hasta el lugar.

-Al fin vienes, la puntualidad no es lo tuyo tío -Jongup, que estaba vestido con un elegante traje gris, lo abrazó con fuerza y le palmeó la espalda.

-Tenía que ponerme sexy para la ocasión, y eso lleva tiempo -rió y buscó a Zelo con la mirada, que no tardó en aparecer ya que estaba esperando con ansias al mayor.

-¡Hyung!

                El menor fue hacia ellos con una gran sonrisa dibujada en su rostro. Llevaba un hermoso smoking azul oscuro con una camisa negra, y su pelo volvía a ser rubio, pero en vez que estar rizado, ahora era completamente lacio.

-Hola pequeño -Yongguk lo abrazó y le besó la cabeza- Estás muy guapo.

-Es que quería estarlo para ti -sus mejillas se sonrojaron.

-Bueno, mejor no pregunto nada, no quiero saberlo -Jongup carraspeó y fue a sentarse en su correspondiente asiento.

-La ceremonia va a comenzar, será mejor que vaya ya -le dio un corto beso en los labios. Nos vemos después, ¡te quiero!

                Una vez Zelo ya se había ido, Yongguk se sentó al lado de su amigo. Se tuvieron que tragar el pequeño concierto del principio y los discursos de alumnos/profesores, hasta que finalmente empezó la entrega de orlas. Después de casi doscientos alumnos, la ceremonia ya había terminado.

-Joder, puta mierda, si lo hubiera sabido hubiera venido más tarde -Yongguk resopló a la vez que encendía un cigarro.

-Perdón, señor -le habló un profesor- En este recinto no está permitido fumar.

-¿De verdad? -el moreno se llevó el cigarro a la boca y tomó una calada, para luego expulsarle el humo en la cara- No me diga que puedo o no hacer, ¡y lárguese de mi vista!

                El profesor lo miró con miedo para luego irse caminando a un ritmo rápido. Jongup y Yongguk rieron a la vez que fumaban. A los pocos minutos apareció Zelo, al que los dos mayores abrazaron haciendo un sándwich.

-¡Basta! -el menor los separó- ¡Estoy harto de abrazos! -hizo un adorable puchero.

-Vale, vale -su hermano mayor rió- Yo me voy ya, que dos preciosas chicas tetonas me esperan en mi casa -alzó las cejas repetidas veces.

-¡Vale! Pero espera hyung -el rubio se acercó a él, poniendo una cara adorable a la que casi nadie podía resistirse.

-¿Qué quieres ahora? -Jongup conocía a su hermano, y sabía cuando iba a pedir algo.

-Es que Yonggukkie hyung no trajo su moto, ¿nos prestas tu coche?

-¡¿Qué?! Ni de coña -se cruzó de brazos.

-Es que la casa donde será la fiesta está lejitos, y y y y y es mejor llevar un vehículo propio por si acaso -aumentó su puchero, acercándose a la cara de su hermano.

-Joder, vale, pero como tenga un solo arañazo te juro que te mato Yongguk -lo señaló con el dedo a la vez que lo miraba amenazador.

-Que sí hombre, sabes que puedes confiar en mí -el moreno le guiñó un ojo sonriendo de lado.

                Jongup le dio las llaves de su coche y salió del local. Después de esperar a que Zelo hablara con unos compañeros, subieron al coche y se dirigieron a la fiesta. Llegaron a una casa no muy grande, con una piscina enorme, y como no, chicas y chicos borrachos por todos lados. Zelo cogió la mano de Yongguk entrelazando los dedos y entró, arrastrando al mayor detrás suyo. Le presentó a todos sus amigos, y como era obvio, diciendo que eran pareja. Todos y todas se acercaban a Yongguk. Querían conocerlo y, quien sabe, echar un polvo. Pero Zelo no se despegaba de su lado, abrazándolo posesivamente y dándole besos todo el rato, dejando claro que el mayor era solo suyo.

-Eres un pesado Zelo, déjame ya en paz -dijo el moreno cansado, tomando ya su séptima copa de vodka.

-No, se supone que eres mi novio. Cumple tu parte del trato hyung -el menor rodeó el largo cuello de Yongguk con las manos y lo besó con pasión.

                Pronto comenzó a sentir las manos de Zelo introducirse por su camiseta y tocarle el musculoso torso. El moreno no estaba pensando bien debido al alcohol, quería separarlo, quería gritarle que solo Himchan lo podía tocar, pero su vista se nublaba a la vez que todos sus sentidos, y ahora solo había un único pensamiento rondando por todo su cuerpo: sexo.

                Agarró las caderas del rubio con agresividad, apretándolo tan fuerte que le hizo al contrario gemir de dolor, aunque eso le gustara. De repente ya no estaba en el salón de la casa rodeado de niñatos borrachos bailando y con la música a tope, sino en una de las habitaciones del piso superior, tirado en la cama. Zelo se estaba desnudando frente a él, a la vez que bailaba al ritmo de la ya lejana música.

-Zelo...no...

                Los labios del menor lo interrumpieron besándolo con devoción. Se dejó caer del todo en la cama, tumbándose, con la mirada fija en el techo. Sintió la húmeda y caliente boca de Zelo succionar su miembro con rapidez. Yongguk solo se dedicó a cerrar los ojos y a disfrutar. Cuando los volvió a abrir el menor estaba sobre sus caderas, bajando y subiendo. Podía sentir lo deliciosamente apretadas que estaban sus paredes internas, lo estaba matando de placer.

-Himchan... Himchan... Himchan -gimió Yongguk agarrando al pequeño por la cintura y ayudándolo a moverse.

-Himchan no -Zelo se acercó a su oreja, penetrándosela con la lengua- Soy Zelo, y esta noche vas a ser solo mío.

 

                La odiosa luz del día lo despertó. Abrió los ojos con lentitud. La cabeza le dolía horrores a causa de la resaca, y sus ojos pesaban demasiado. No recordaba casi nada de la noche anterior, lo último era una imagen de él bebiendo y Zelo besándolo. Zelo. Miró a su izquierda y ahí estaba, completamente desnudo, encima del brazo de Yongguk. Estaba acurrucado como un bebé, y se chupaba el pulgar. El mayor sonrió enternecido. Pero pronto su sonrisa desapareció al asimilar que ambos estaban desnudos, en una cama, y sospechosamente, tapados con sábanas muy pegajosas.

                De repente su teléfono sonó, sacándolo del shock en el que había entrado. Se había acostado con Zelo, y a saber cuántas veces. Se sentía culpable, por Himchan. Pero ellos aún no eran nada, solo amantes, tenía todo el derecho a acostarse con quien le diera la gana. No, no podía pensar así. Agarró su teléfono móvil y lo miró. Cuatro mensajes nuevos, y todos, de Himchan.

<<Ven por favor, Taseung se ha vuelto loco, ven a buscarme Yongguk  por favor>>

<<Yonggukkie te lo suplico, en cuanto leas eso ven, tengo miedo>>

<<Mañana Taseung se va al sur a trabajar todo el día, ¿puedes venir? Dime que sí por favor>>

<<¿Estás bien? Me estás preocupando Yongguk, ¿te ha pasado algo? Ven cuando puedas, por favor. Te quiero>>

                La cara de Yongguk se tornó pálida, totalmente descompuesta, y su corazón se aceleró el triple de lo normal. Se levantó con rapidez y comenzó a vestirse torpemente, para luego salir corriendo de esa desconocida casa. No le importaba que Zelo se hubiese quedado solo, ni que hubiese dejado el coche de Jongup en un lugar desconocido. Ahora lo único que rondaba su mente era Himchan. ¿Y si le había pasado algo? Se sentía culpable, mientras Himchan estaba en esa mansión con ese loco, sufriendo, él estaba disfrutando con un niño de diecisiete años en la cama.

                Corrió hacia su casa, donde se subió a la moto y condujo a toda caña hacia Yongsan. Al llegar aparcó la moto sin ningún cuidado, y al acercarse a la valla comenzó a tocar el timbre incontables veces. Después de varios eternos minutos por fin abrió, y fue corriendo hacia la puerta.

-Buenos días señor Bang -Seohyun abrió y miró a Yongguk horrorizada, ya que estaba todo sudado y más pálido de lo normal- ¿S-Se encuentra bien s-señor Bang?

-Sí, por supuesto. ¿Y Himchan? ¿Está bien? ¿Dónde está? -la agarró por los hombros y la zarandeó, con desesperación.

-E-Está en su habitación. El señor Lee n-no se encuentra en la casa.

                La soltó con brusquedad y siguió corriendo hacia las escaleras, subiéndolas casi tropezándose e ingresando a la habitación. El castaño estaba tumbado en la cama, de lado, dándole la espalda a la puerta. Yongguk caminó despacio hacia él. Se sentó de rodillas en el suelo frente a Himchan. Tenía la mirada perdida, triste, preocupada. Sus labios volvían a tener heridas, y en su frente había una brecha ya atendida. Su brazo estaba vendado, no con una escayola, lo que significaba que no estaba roto.

-¿Qué ha ocurrido? -preguntó el moreno acariciando el rostro del menor con delicadeza.

-Lo mismo de siempre -Himchan lo miró, observando y estudiando a Yongguk de arriba a abajo- ¿Por qué no contestaste a mis mensajes?

-Los leí esta mañana, lo siento -el moreno tragó saliva, nervioso- Estaba durmiendo, como ya sabes anoche fui a la graduación de... -carraspeó- Y estuve hasta las tantas.

-¿Te lo pasaste bien?

-Bueno, sí, supongo -Yongguk miraba a todos lados de la habitación excepto a Himchan, estaba más nervioso de lo normal, y dudaba entre si contarle lo ocurrido o no.

-¿Por qué me rehúyes la mirada?  -preguntó el castaño, aún con esa mirada perdida y triste.

-Es que... -el mayor volvió a carraspear, a la vez que se rascaba la nuca- Pasó algo, anoche.

-Eso ya lo sé.

-¿Qué? -por primera vez en varios minutos Yongguk lo miró, con el ceño fruncido.

-Estás nervioso, sudas, tienes manchas de semen en la ropa -Himchan suspiró y volvió a mirar a la nada.

-Me acosté con Zelo.

                Un silencio completamente incómodo y escalofriante arrasó la habitación. Himchan no decía nada, no se movía, ya ni siquiera lo miraba. Por parte de Yongguk, no sabía qué decir ni qué hacer, sin reacción alguna del castaño, estaba perdido.

-¿No vas a decir nada? -interrumpió el silencio, con voz baja y temblorosa.

-¿Qué quieres que diga Yongguk? Sé que eres una persona que no suele estar en relaciones y que siempre está...bueno, de fiesta y ligando con cualquiera. Aparte, tú y yo no somos nada.

-¿De verdad piensas eso, que no somos nada? -apretó los puños, enfadado.

-Si yo fuera algo para ti, no te habrías acostado con ese chico -Himchan suspiró y cerró los ojos.

-¡Estaba borracho! Ni siquiera recuerdo lo que pasó exactamente. Pero créeme cuando te digo que te quiero y que estar contigo es lo mejor que me ha pasado en estos putos años de mierda -su voz siguió siendo temblorosa, a la vez que sus ojos se aguaban por la impotencia.

-Vete Yongguk, quiero estar solo, por favor.

-Te quiero Himchan, lo siento mucho, lo siento de verdad, yo no quería acostarme con él, de verdad de la buena -Yongguk lo agarró del mentón, intentando buscar su mirada- Por favor Himchan créeme, te quiero, te quiero demasiado, lo mío por ti son sentimientos puros y reales, lo de Zelo no ha sido nada.

-No te lo voy a volver a repetir, vete Yongguk, vete de mi casa -Himchan apretó los ojos, aguantando las ganas de llorar.

-No lo entiendo -el moreno se separó, levantándose y comenzando a caminar de un lado a otro- Tú también follas con Taesung y yo no me quejo, ¡deberías de...

-¡Ni se te ocurra comparar ambas cosas! -lo interrumpió el castaño, gritando y sentándose en el borde de la cama- ¡¿Por qué crees que estoy así, eh?! Taesung quería hacerlo pero yo me negué, me negué porque no quería hacerlo con otra persona que no fueras tú, Bang Yongguk. ¡Y mira lo que me ha pasado por negarme, por intentar serte fiel aún sin saber realmente lo que somos! No solo me ha pegado, sino que me violó, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez -hizo una pausa, y varias lágrimas salieron de sus felinos ojos resbalándose por sus ahuecadas mejillas- No lo compares, porque tú lo has hecho por placer, todo lo contrario a mí.

-Himchannie...

-No -lo volvió a interrumpir- No quiero que digas nada, solo lárgate. ¡Respétame y vete joder!

                El moreno, con la cabeza gacha, salió de la habitación, y una vez fuera, la puerta se cerró con brusquedad. Ya no era solo la culpabilidad de haberse acostado con Zelo, ahora se le sumaba el haberle echado en cara algo de lo que no estaba del todo enterado.

                Salió de la mansión, con la cara más descompuesta de lo que ya estaba, gordas lágrimas saliendo sin parar de sus ojos, y el corazón hecho mil pedazos. Solo esperaba que no hubiese perdido a Himchan, porque eso significaría su propio fin.

Notas finales:

Espero tener muchos reviews para así motivarme más al escribir, gracias por leer, las quiero<3


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