Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Noches de Desvelo por Ariisa

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Free! no me pertenecen.

Notas del capitulo:

No pude negarme a Sousuke. Qué alguien me expliqué qué tiene el muy maldito que me obliga a escribir esto cuando debería estar trabajando en algo más :c ¡Y aún peor, me hace entregarle a Rin!

Ahora sí, hablando en serio, esos dos me matan. Su relación es tan linda y suave, pero tan compleja en realidad. Lamento si los drabble y el primero -especie de fic corto que sobrepasa el límite de palabras de un drabble- no son puro amor entre ellos.

El contexto de estas historias está marcado por el estrés y la presión que sienten como deportistas. ¡Lamento si el título les dio falsas esperanzas! xd

 

No está beteado. Lamento cualquier error y el ooc.

Noches de desvelo

 

 

1. Expuesto

 

Haru, Makoto, Nagisa y Rei se alejaban; incluso Nitori y Momo lo dejaban atrás. El agua se oscurecía y se helaba, haciendo doler sus músculos y huesos. Y entonces se daba cuenta que se estaba ahogando, pero ya nadie estaba allí con él y no había nada que pudiera hacer. No podía respirar, no podía pensar con claridad y no podía saber dónde estaba la superficie… porque todo a su alrededor estaba oscuro y frío, y estaba solo.

 

Despertó agitado, sentándose por impulso. Con una mano en la boca evitó a tiempo soltar un gritito ahogado de desesperación. El saberse en su habitación en Samezuka no sirvió de mucho. Pronto se volvió a sentir desorientado y olvidó cómo respirar. Se estaba ahogando nuevamente, pero esta vez no había agua a su alrededor, mas el aire era igual de denso.

 

Pero no era una sensación desconocida, desgraciadamente, y había tenido que aprender a lidiar con ello.

 

1, 2, 3, 4. Inhalar.

 

Estaba temblando y se abrazaba a sí mismo.

 

1, 2, 3, 4. Retener el aire.

 

Se aferraba a sus rodillas e intentaba concentrarse en su respiración.

 

1, 2, 3, 4. Exhalar.

 

Tenía los ojos cerrados, apretados, y dolía. Pero no podía pensar en ello. Seguía aterrado.

 

1, 2, 3, 4. Retener el aire.

 

Sentía que algo subía y bajaba por su garganta, pero no podía reconocer que se trataba del mismo aire. ¿O quizás fuera angustia?

 

1, 2, 3, 4. Inhalar.

 

Fueron necesarias cuatro secuencias para que el ataque de pánico comenzara a menguar. No había sido tan violento como aquellos en Australia, y eso lo tranquilizaba. Pero también era extraño. Desde que había vuelto a Japón casi no los tenía.

 

Aunque seguía el ritmo autoimpuesto de respiración, podía pensar en algo más nuevamente. Y sacaba por conclusión que quizás estaba bajo demasiada presión, aún si lo estaba haciendo por decisión propia. Su sueño estaba a punto de realizarse o esfumarse… no sabía cómo lidiar con ello.

 

Decidió que ya se encontraba bien y levantó el rostro, en tanto sus ojos de acostumbraban a la penumbra de la habitación. Le dolía el cuello. Sólo agradecía no haber despertado a Sousuke, en la litera de arriba.

 

—   Rin… —pero se había equivocado rotundamente. Sousuke lo miraba preocupado. Estaba parado al costado de su cama, con una mano apoyada en el camarote e inclinándose hacia delante, para tener una mejor visión de él.

 

¿En qué minuto había descendido de su litera y se había parado a su lado? Ni siquiera lo había oído bajar.

 

Sintió su garganta cerrarse nuevamente, pero se contuvo.

 

—   Ya estoy bien—dijo, agitado.

 

Volvió a taparse con las mantas hasta la cabeza y le dio la espalda a su compañero.

 

No quería responder preguntas, no quería, no quería…

 

Olvídalo. Olvídalo. Olvídalo. Olvídalo. Olvídalo. Olvídalo. Olvídalo.

 

Ya tenía suficiente con ser demasiado blando y terminar catalogado como llorón. No quería sentirse aún más expuesto. Demasiado débil. Quizás lo suficientemente débil como para que la vida le negara lograr sus metas. Y le arrebatara siempre lo que quería.

 

Toda clase de pensamientos negativos y de autocompasión se cortaron en cuanto sintió otro peso sobre la cama y los firmes brazos de Sousuke lo rodearon.

 

El moreno no dijo nada.

 

Se sentía seguro. Era algo cálido y confortante.

 

No estaba solo.

 

Y volvió a dormir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2. Ironía

 

Sousuke no sólo tenía una presencia imponente, también su personalidad lo era. Pocas cosas lo amedrentaban, y se sabía frío. Tenía metas en su vida que no pretendía ignorar y trabajaba duro por ellas.

Odiaba las personas que no sabían qué querían de su propia vida y aún más a aquellas que sabiendo lo que querían, no luchaban por ello. Las personas de carácter débil era un dolor de cabeza.

 

Pero ahí estaba, irónicamente, cambiando de escuela en su último año sólo porque no podía estar tranquilo sabiendo que él aún no tenía un cupo consolidado en una universidad con un equipo de natación importante. Sólo para asegurarse que lo lograra. Y sólo para volver a verlo, con esas sonrisas exageradas, su risa liviana, su personalidad extraña y esa manía por llorar por todo… que tanto amaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

3. Sonrisa

 

Rin se preguntaba si Sousuke realmente tenía tan mala suerte o él una muy buena. No  dejaba de ser impresionante que siempre le ganara cuando decidían por piedra, papel o tijeras. También estaba consciente que el chico que poseía esos impresionantes ojos que se debatían entre verde y cyan era más amable de lo que debía. A veces apostaban cosas que él simplemente había conseguido antes, como la lata de refresco, pero aceptaba ponerla a disposición del azar sólo para jugar. Aún sabiendo que tenía todas las de perder.

Si Sousuke no se quejaba, mucho menos se iba a quejar él.

Y es que el moreno tenía esa maldita debilidad por Rin y su estúpida y adorable sonrisa. Odiaba perder, pero, a veces, cuando competían por cosas pequeñas, no le importaba ceder con tal de verla.

 

 

 

 

 

 

 

 

4. Al borde del precipicio

 

Sousuke sabía lo que pasaría con su vida en los siguientes cuatro años, al menos. Sabía exactamente dónde estaría y cuáles serían específicamente sus metas y los plazos ideales –inamovibles, en realidad- para cumplir con ellas. Su vida estaba plenamente encausada y tenía la seguridad de estar haciendo todo bien. Ser reclutado un año antes no había sido suerte o coincidencia, había sido planificado. Había trabajado y todo se estaba dando como lo había pensado gracias a su propio esfuerzo y constancia.

 

Por eso se odiaba a sí mismo cuando, tras haber llegado a Samezuka, se hallaba tan ansioso. De pronto todo su futuro se desdibujaba y se llenaba de imágenes que no debían estar allí. Y surgían esas preguntas que le oprimían el pecho. Preguntas que no tenían relevancia alguna en sus planificaciones. Porque no, no importaba con quién estuviera en los próximos años, sino dónde. Y no importaba no poder intercambiar palabras a través de sus miradas con algún compañero, sino compartir consejos sobre su forma de nadar. Definitivamente no importaba quién estuviera o no allí durante la competencia… en el podio, en el primer lugar, sólo podía haber una persona, y debía ser él. Eso era lo que importaba.

 

Pero despertaba a las tres de la mañana porque el sueño que acababa de tener era exactamente igual a su planificación y, sin embargo, era completamente erróneo. Completamente equivocado. Como una maldita pesadilla.

 

Se sentía al borde de un precipicio, caminando sobre una cuerda floja. ¿Por qué? ¿¡Por qué!?

 

No, no importaban esos aspectos ajenos a su éxito, pero sentía terror.

 

¿Y si se volvía a alejar de él? ¿Y si, otra vez, decidía tomar un camino distinto, tan lejos? ¿Y si en esta ocasión lo hacía para siempre y nunca más lo volvía a ver? ¿Y si ahora realmente decidía abandonarlo todo, Sousuke incluido…?

 

No de nuevo.

 

¿Y si sólo se esfumaba de su vida de nuevo, pero esta vez decidía simplemente nunca más volver?

 

¿Lo harías, Rin?

 

Y se odiaba aún más por eso. Por no poder deshacerse de ese sentimiento tan inútil para sus objetivos personales.

Notas finales:

Espero les haya gustado igual. Tengo otro suelto por allí, así que los subiré después, quizás.

Gracias por leer. Agradezco comentarios c:

Arisa. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).