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Susurros En El Silencio por Darko Princess

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Notas del capitulo:

Hola a todos, primero que nada quisiera pedir una disculpa por no haber publicado ayer, pero supongo que tengo unas cuantas razones muy buenas para no haberlo hecho...

 

1.- Ayer inicié mis estudios de posgrado en criminalística, así que después de una ardua semana de trabajo y además de todo un día en la escuela, ayer simplemente caí rendida.

 

2.- Como me sentía muy cansada y ante la falta de reviews, una partecita de mi, una que estaba triste por la falta de apoyo, como que me hizo pensar que no tenía mucho caso forzar mis limites para publicar si de todas maneras no iba a obtener respuestas, o no al menos más allá de mis fieles lectoras y familia.

 

3.- Pensé esperar hasta hoy para dedicarle este capítulo a mi precioso cuñado Alexis Mattew D'Celes, alias Usagi Darko, quien el día de hoy cumple años, así que... Felicidades Sasha-Nii~~ nOn

 

4.- De ahora en más, y con el temor de verme demasiado tirana, quiero pedirles de favor un mínimo de 6 reviews diferentes para que haya actualización puntual y porque para mí nada es más importante que conocer su opinión, ya que me llena de ánimos, ayuda con mi inspiración y me hace muy feliz leer sus opiniones nwn.

 

Eso es todo por ahora y muchas gracias por leerme, estaré esperando ansionamente sus reviews nOn

III

Desde Las Sombras

 

Los minutos subsecuentes al anuncio transcurren de la misma forma, entre gritos y protestas, algunos no pierden el tiempo y se ponen de pie, lanzando insultos y blasfemias, enunciando todo tipo de palabras groseras tan solo dirigidas hacia el joven que se mantiene oculto y a salvo entre los brazos de su madre, rodeado por su familia, quienes no dudan en mostrar miradas amenazantes hacia cualquiera que intente acercarse siquiera.

Y mientras más se prolonga la situación, más puede notar la inquietud, e incluso irritación en el humor de su hermana, los dedos de Haylley tamborilean lenta y continuamente sobre el reposabrazos de su trono, cerrándose de vez en cuando entorno  a la madera, apretando con fuerza, más a pesar de todo aquello, sigue sin apartar la leve sonrisa en su rostro, como si tan solo estuviese aguardando lo más paciente posible, a que los humos se calmen.

Pero Elliot lo sabe, el escándalo provocado va para largo e incluso él se siente cada vez más tentado a intervenir con tal de no llegar al punto en que alguno de sus hermanos o primos se ponga de pie y mande a todos a callar. Teme incluso que sea su esposo quien pare el alboroto, pues no tarda en notar el rictus de disgusto que se forma en los carnosos y rosados labios de Natsuhi, quien al igual que Haylley, aprieta las manos en los reposabrazos de su trono, casi a nada de dañarlos. Más Elliot sólo suspira hondo, muy hondo, tratando vanamente de calmarse porque lo último que quiere es poner a todos en su lugar y conseguir con ello otro pleito.

-“No se puede evitar”- apenas escucha susurrar a Arwin a su lado, lo mira sólo unos instantes, notando enseguida que al igual que ellos, no parece nada contento con la situación, niega suavemente con la cabeza y suspira, cerrando los ojos, porque seguramente para él, debe ser difícil ver el cómo casi toda su sociedad ataca sin piedad a la que por años ha sido su única familia.

-“¡Basta!”- más el grito de Haylley irrumpe de repente, alzándose por sobre todas las voces que por unos momentos callan antes de volver al griterío inicial.

Entonces puede verla ponerse de pie de golpe, apretando una de sus pequeñas manos en un puño antes de que en ella aparezca su negro báculo, tomando así una actitud bastante a la defensiva. Más nadie aparte de ellos parece notarlo porque todo sigue igual, los gritos, los reclamos, los insultos, las blasfemias, todas dirigidas hacia Yoru Avalon.

-“¡He dicho basta!”- vuelve a alzar la voz pero esta vez no hay instante de quietud, se muerde los labios y extiende una mano al frente, tomando una muy honda respiración, casi como si se estuviese conteniendo –“¡Silencio todos!”- y con el último grito, cierra un poco su mano, bajándola lentamente, con la vista clavada hacia la multitud, haciendo algo que al instante lo obliga a intercambiar una mirada con su hermano Yeidher, porque ninguno de los dos se esperó nunca nada como aquello.

Por fin el silencio ha vuelto, un silencio forzado por la intervención de su hermana, la misma que con un solo movimiento de su mano no solo ha hecho callar a todos sino que los obliga a sentarse, haciendo que las expresiones de los presentes tomen un matiz de terror ante semejante muestra de poder.

Y aun cuando Haylley finalmente baja la mano, liberándolos de la influencia de su poder, esta vez ya nadie dice nada, todos la observan con pánico y terror, caminando firme y elegantemente por el camino que antes recorriera al entrar, mostrando tanta seguridad y fuerza, viéndose tan intocable, que por eso, en el instante en que miles de espadas, dagas y cuchillas aparecen de la nada, unas rodeándola y otras apuntando hacia la multitud, esta vez Elliot no puede evitar mirar hacia su cuñado, más Arwin se muestra impasible, tan solo con una de sus manos levemente en el aire, con la mirada fija en Haylley.

Ella lo mira unos instantes, negando suavemente, como indicándole que se detenga, más esta vez él también contesta con una negativa, moviendo suavemente su mano, afirmando la posición de sus armas. De nuevo Elliot y Yeidher se miran, casi preguntándose por quién es ese extraño que parece haber reemplazado a su odioso cuñado, sin obtener respuesta alguna.

-“Avalon Yoru, es hora de que aceptes tu lugar”- la voz de Haylley vuelve a llamar su atención, haciendo que su mirada quede en ella de nuevo, parada justo frente al palco correspondiente a los Avalon, aguardando.

Por unos instantes se produce un intercambio de miradas entre ella y la madre del Joven, terminando en un muy leve asentimiento de cabeza por parte de Cecile Nacht, quien aparta con suavidad a su único hijo, sosteniendo su rostro frente a ella y asintiendo de nuevo. A ninguno de ellos les es difícil imaginar cuan dura se ha tornado la situación para los Avalon, más luego de segundos que parecen tornarse eternos, finalmente Yoru Avalon se pone de pie, casi negándose a soltar la mano de su madre, a abandonar la protección que su familia le brinda.

Pero ya es inevitable, y con pasos un tanto vacilantes se dirige hacia donde Haylley aguarda por él, siguiéndola después hacia donde los demás miembros del nuevo Concilio se encuentran ya sentados, dejándolo ahí luego de dedicar una última mirada a los 10 consejeros.

-“La reunión se ha terminado”- eso es todo, basta con escucharla decir eso y con ver desaparecer el hechizo de protección y defensa que Arwin ha puesto, como para que tanto sus hermanos como sus primos y el resto de su familia, se pongan de pie, tratando de ir tras ella al verla desaparecer con pasos rápidos a través del arco de entrada del Coliseo.

Y es que puede que Haylley y los otros 3 Emperadores estén de acuerdo con la decisión que recién ha sido tomada, pero al menos en lo que respecta a lo sucedido apenas instantes atrás, aún hay demasiadas preguntas que necesitan prontas respuestas, al menos las suficientes como para devolverles un poco la tranquilidad.

-

-

Apenas la escucha decir que todo ha terminado, sacando fuerzas casi de la nada, Yoru se pone de pie, corriendo sin mirar a nadie, con dirección hacia el Palacio, porque necesita respuestas, y también, porque se supone que nada malo pasaría y que al terminar con todo aquello cenarían todos juntos como no lo hicieran desde la boda de la Emperatriz; entre sonrisas, comentarios y anécdotas divertidas, igual que meses atrás solían hacer, cuando Haylley solo era como una más de su familia, como cuando el propio Train discutía por cosas absurdas con su adoptivo hermano Trent.

Más al parar su carrera se da cuenta que se ha perdido, el largo pasillo parece guiar hacia decenas de puertas con destinos para él desconocidos, y solo es al escuchar un leve ruido, que encamina sus vacilantes pasos en esa dirección, casi conteniendo la respiración.

-“¿Qué ha sido eso? Lo tenía todo controlado”- la voz de la Emperatriz se deja escuchar, casi en un susurro, un irritado murmullo seguido de un muy suave bufido de molestia –“Acordamos que no harías nada que pudiera hacer dudar a los demás”- agrega suspirando hondamente.

-“Sé lo que acordamos”- esta vez es la voz de Train la que murmura, él igual se escucha un tanto irritado, tal vez por lo que recién ha pasado en la ahora terrible reunión –“Pero no iba a dejarlos sin protección, ni a ti ni mucho menos al bebé”- ¿El qué? Otra vez vuelve a sentirse levemente mareado, probablemente por el exceso de información y por la cantidad de emociones por las que en tan corto periodo de tiempo, ha tenido que pasar.

-“Nada iba a pasarnos”- el tono de réplica usado por Haylley enseguida se hace notar, seguido de otro bufido.

-“Mi amor, te conozco muy bien, tanto como para saber que por lo de recién, no te encuentras tan bien como quieres aparentar”- más el tono de Train es todo lo contrario, más bien pareciera como si la riñera con tanta suavidad y cariño que sería imposible no notarlos.

-“Vale, me has pillado, pero no quiero que le digas nada a los demás, mucho menos a mis hermanos, ya sabes cómo son de exagerados”- esta vez ella suelta una muy suave risita, y al asomar apenas por la pared del pasillo, Yoru puede ver el momento en que la Emperatriz se abraza a su esposo, siendo totalmente correspondida.

Los brazos de Train por un momento rodean su cintura antes de que termine por alzarla como a una frágil damisela, haciendo que ella le sonría ampliamente, abrazándose a él por su cuello y quedándose nada más mirándose entre ellos, sonriéndose.

-“No diré nada pero a cambio tienes que beber un poco, para recuperar energías”- esta vez ella suspira, mordiéndose levemente los labios antes de deslizar con suavidad sus manos hacia los hombros de Train, aferrándose a ellos mientras se inclina hacia su cuello apenas expuesto, mostrando por breves instantes sus colmillos, justo antes de morderlo.

Y por un breve momento, tan breve como para atribuirlo a su  mareo, Yoru puede ver cómo los orbes de Train, pasan de ser dos gemas gris puro, hasta tornar en el mismo color escarlata que los de su esposa, eso antes de que los cierre y aferre más contra su cuerpo, a la pequeña figura de su esposa.

Apartando la mirada, Yoru se da la vuelta, comenzando a regresar por el pasillo, intentando de nuevo hallar el comedor antes de que se atreva a preguntar por algo que tal vez no quiera ni deba saber.

-

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Pasos pequeños resuenan por sobre los finos mosaicos de mármol que cubren los pisos de Palacio, haciendo que de inmediato una sonrisa se forme en los labios del Príncipe Elliot, al reconocer al dueño de aquellos pasitos, y es cuestión de unos instantes más como para que contemple a su pequeño hijo entrar corriendo con los brazos en alto antes de llegar hasta él y aferrarse a sus piernas, probablemente tratando de sostenerse de algo en lo que calma su agitada respiración causada por la reciente carrera.

Más Elliot no se lo permite, sino que lo levanta entre sus brazos y lo acuna contra su pecho, dejando un muy suave beso sobre los rojizos y ondulados cabellos de su primogénito, Momiji suelta una risita, alzando la mirada y dejándolo justo frente a unos orbes tan bellos y tan exóticos como los de su papi Natsuhi, haciendo que la sonrisa en el rostro de Elliot se torne aún más amplia.

-“Papi mira”- exclama el pequeño, alzando una de sus manitas y enseñándole un par de dulces a su padre, quien solo lo acomoda mejor entre sus brazos, disfrutando de la calidez, suavidad y dulzura de su pequeño –“Me las ha dado una señora, para Eilian y para mí”- explica agitando el par de paletas en su manita.

-“¿Y le has dado las gracias?”- Momiji asiente enérgicamente, volviendo a sonreír, consiguiendo con esa sonrisa, hacer que su papá olvide todo aquello que recién causara inquietud en él.

-“Momo dio las gracias, como papi Natsu y tú, me enseñaron”- está casi a nada de felicitar a su hijo, cuando siente un aroma extraño y nada normal en el ambiente, mirando de inmediato hacia el par de caramelos y entrecerrando los ojos al reconocerlos como la fuente indudable de dicha esencia.

-“Momo-chi ¿Le puedes decir a papá cómo era esa señora?”- pregunta apenas en un muy medido susurro, tratando de contener cualquier tono que pueda asustar a su hijo. Más Momiji sólo parpadea un par de veces, como dudando o recordando.

-“Me recordó a mi papi Natsu”- eso es todo lo que Elliot necesita escuchar como para que su cuerpo se tense y sienta su sangre hervir.

Aferra con más fuerza entre sus brazos a su hijo y se encamina a pasos un tanto rápidos, hacia los jardines delanteros de Palacio, encontrando justo a quien busca, rodeada de más miembros de la estúpida Sociedad, escuchando la basura que la maldita se atreve a decir.

-“¡Bruja! ¡Has tratado de envenenar a mis hijos!”- y por más que intenta contenerse, no puede evitar el grito que escapa de entre sus labios, consiguiendo no sólo la atención de los presentes, sino también asustar a Momiji, quien de inmediato suelta el par de caramelos y se aferra a él, ocultándose contra su pecho.

De inmediato las miradas de los presentes quedan sobre él, quien por más que trate de evitarlo, no puede contener la ira que corroe su alma y hace teñirse sus orbes del escarlata profundo, a un gris líquido, metálico y tan afilado que solo presagia un muy negro futuro.

-“Y veo que fallé”- Elliot se muerde los labios, degustando apenas el sabor de su propia sangre, luchando con todas sus fuerzas por no soltar a su hijo tan solo para matar de una buena vez a la maldita mujer que tanto daño les ha hecho a su esposo, a él y a su familia.

-“Sigues tentando a mi paciencia bruja estúpida, recordándome que debí matarte hace años, o tal vez más bien, es que debería matarte hoy, frente a todos, para que sepan lo que sucede con aquellos que osan meterse con mi familia”- las palabras escapan de entre sus labios en no más que un muy amenazante siseo, seguido de un gruñido bajo, porque aun trata de contenerse, con tal de no asustar más a su hijo, aferrándolo contra su cuerpo y sintiéndolo temblar.

-“Elliot”- y justo cuando está a nada de atacar, la voz de su esposo lo detiene una vez más, haciéndolo mirarlo de reojo, caminando a pasos apresurados hasta donde ellos están, sosteniendo entre sus brazos a su pequeño Eilian, quien duerme ajeno al peligro al que recién estuvo expuesto.

-“Será mejor que te lleves a los niños a un sitio seguro, puedo manejar esto solo”- es toda la respuesta que le ofrece, volviéndose hacia él tan sólo para acomodar entre sus brazos a Momiji, justo junto al aun durmiente Eilian, no como su otro pequeño, quien no sólo tiembla asustado sino también deja escapar lágrimas silenciosas que reflejan en su mirada todo el miedo que siente.

-“Pero… pero es mi madre”- ante la última palabra Natsuhi se muerde con suavidad los labios, aferrando más contra sí a sus dos hijos, mirando sin querer hacia la mujer que lo observa con odio y rechazo, la mujer que no solo le dio la vida sino que en incontables ocasiones trató de arrebatársela, no sólo la de él, sino también la de Elliot y sus hijos.

Entonces Elliot duda, cerrando ambas manos en puños y apretándolas con fuerza, porque sabe que sin importar cuánto daño le haya ocasionado esa maldita mujer a su esposo y a su familia, Natsuhi aún es incapaz de odiarla o guardarle rencor alguno.

-“¿Qué es…?”- la voz de la bruja los interrumpe, más esta vez no los mira a ellos sino hacia el piso, a sus pies y parte de su vestido, cubiertos de hielo, haciéndolos percibir magia en el ambiente, casi comenzando a buscar al causante de semejante hechizo.

-“Querías hacerle daño a Momo-chi, no te perdonaré”- finalmente es su pequeño sobrino Jonasis quien entra en su campo de visión, mostrando una expresión bastante seria y decidida, incluso desafiante, si, como si estuviera retando a la bruja maldita a llevarle la contraria.

Y finalmente Lee Laxur se mueve, directo hacia Jonasis, con una intención bastante más que clara, más antes de que Elliot pueda meterse en su camino, es Yeidher quien se interpone, mostrando una expresión bastante fiera, dejando ver en sus orbes que han cambiado del escarlata al azul eléctrico, promesas de una muerte segura y dolorosa.

-“No trate de tocar a mi hijo, “Señora”, o me veré obligado a quitarle a mi hermano el placer de matarla”- sisea en un tono bastante amenazante, levantando a Jonasis entre sus brazos –“Márchese de aquí ahora o le prometo que haré de lo que queda de su vida, un verdadero infierno”- no le hace falta decir más nada, tan sólo le dedica una mirada más antes de darse la vuelta y encaminar sus pasos de regreso a Palacio, tratando lo mejor que puede de contener su ira.

-“Largo ahora o definitivamente la mataré”- Elliot también la amenaza, dándose la vuelta y sujetando a Natsuhi por la cintura, caminando lo más rápido que puede, con tal de hacer distancia y no terminar de una buena vez con toda aquella situación.

Apenas atraviesan las puertas de Palacio, siente a su esposo tensarse, antes de que un quebrado sollozo escape de entre sus labios, porque la maldita bruja lo ha vuelto a hacer, de nuevo ha conseguido hacer llorar a su Natsuhi, y todo lo que él puede hacer es aferrarlo entre sus brazos, sintiendo el calor no solo de su cuerpo pequeño y suave, sino también de los de sus dos hijos, su Familia, su razón de existir.

Respira lo más profundo que puede, encaminando sus pasos hacia un lugar más privado, uno donde puedan estar a solas el tiempo suficiente como para que Natsuhi se tranquilice y lo ayude a pensar cómo explicarle a Momiji lo que recién ha pasado, cómo explicarle a su pequeño que su propia abuela ha tratado de matarlo no solo a él sino también a su aun dormido hermanito.

De nuevo es el punto al que odia llegar, el punto en el que tiene que decidir entre dejarlo pasar una vez más o finalmente acallar al instinto del demonio dentro de él que le grita desesperada y furiosamente que termine con ella de una buena y muy maldita vez, que matarla solucionará todos sus problemas y finalmente él y su familia podrán tener aquello por lo que por años tanto han luchado y anhelado: paz, felicidad y tranquilidad.

-

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Tal vez después de tan intenso día, lo último que podían esperar era tener una cena como las de antaño, una cena igual a cualquier otra que compartieran desde que la tranquilidad había vuelto a sus vidas, o más bien, una cena como cualquiera antes de ese día.

Más en esos momentos todo lo que hay en el gran comedor es un continuo silencio tan sólo interrumpido por el ruido de los cubiertos. Los 4 Emperadores permanecen en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos, Natsuhi aun pensando en cómo afrontar una vez más no solo el rechazo de la mujer que le diera la vida, sino también todos y cada uno de sus intentos no solo de dañarlo a él, sino también a su esposo y a sus hijos; Alexis por su parte, prefiere no decir nada que desencadene una discusión, sobre todo tomando en cuenta lo que apenas un par de horas atrás ha sucedido en uno de los jardines de Palacio; mientras tanto Haylley se limita a intercambiar miradas con su esposo, aun tratando de encontrar la forma correcta de responder a los cuestionamientos que sabe, le esperan, y también, tratando de decidir si finalmente revelar o no, su estado, al resto de su familia, sobre todo porque sabe que sus hermanos no tomaran la noticia tan bien como ella quisiera; Hisui tampoco se atreve a hablar, porque hasta cierto punto se siente un traidor, siente haber lastimado la confianza depositada en él, no solo por Yoru sino también por su abuela Cecile, e incluso por el resto de los Avalon, al haber callado sobre lo que ese día sucedería.

-“¿Por qué yo?”- al final es Yoru quien se atreve a terminar con el silencio, haciendo al resto levantar la mirada tan solo para intercalarla entre él y Haylley, ella sonríe levemente, bajando los cubiertos y suspirando apenas.

-“Porque no hay nadie mejor que tú para guiar a esta Sociedad de vuelta al camino correcto”- es toda la respuesta que ofrece, haciéndolo dudar aún más, porque según su criterio, y siendo ese el objetivo, entonces Jessen hubiera sido una mejor opción que él –“Tal vez no lo pienses así, y no te des cuenta pero, tu eres como un puente, alguien que ha visto las dos realidades, el único capaz de encontrar en ellas el equilibrio necesario para la meta que nos hemos planteado”- esta vez comprende mejor la razón, pero aun así, se resiste a ella, en cierto modo se siente incluso un tanto insultado.

Es igual a decirle que su condición de bastardo lo hace apto para un trabajo que no quiere, ¿Qué se supone que haga? ¿Cómo debe guiar a personas que ni siquiera lo aceptan ni mucho menos querrán escucharlo?

-“Eres diferente, pero no solo lo eres tú, sino también los otros, tal vez no lo pareciera, pero nombrarte fue solo el detonante de una molestia ya creada por cada uno de los nuevos consejeros”- otra vez no la entiende, o al menos no la parte en que se supone no es solo por él, que el escándalo se desató –“Todos ellos vienen de Familias que desde un principio y a lo largo del tiempo, han sido rechazadas, marcadas o menospreciadas por razones absurdas, es por eso que todos ustedes son necesarios, solo ustedes junto con los Guardianes serán capaces de traer la paz de vuelta a una Sociedad que con el paso del tiempo no ha hecho sino corromperse”- suena bastante lógico dicho de esa manera, más aun así sigue siendo difícil, porque ninguno de ellos se conocen y la sola idea de comenzar a trabajar juntos en tales circunstancias es demasiado irreal como para pensar que dará resultado, pero cuando la Emperatriz lo dice, mostrando una mirada tan tranquila, pareciera la única verdad existente y posible, cuando ella vuelve a sonreírle, involuntariamente le cree, y es que aun cuando ella no lo desee, la mayor parte del tiempo, sabe lo que sucederá y entonces no duda, solo busca los caminos que la lleven al resultado que desea.

-“Haylley…”- Elliot la llama con suavidad, mirándola fijamente por primera vez desde que la cena diera inicio, preguntando en silencio por algo que probablemente casi todos los presentes, quieren saber.

-“Yo puedo hacer “eso” desde mucho antes que Yeidher y tú se dieran cuenta de que también tenían esa clase de poder, es solo que nunca antes lo había usado en público, no quería que nadie lo supiera, es solo que esta vez me vi obligada a ello”- casi susurra, apartando la mirada, suspirando hondo y bajando las manos hacia su regazo –“No quería arriesgarme a que pasara a mayores, no ahora”- levanta la mirada, recorriendo con ella, el comedor lentamente, observando a todos los presentes hasta detenerse en la figura de su esposo, sentado justo a su lado, asintiendo con suavidad a sabiendas de lo que viene.

-“Hay algo que Haylley y yo no les hemos dicho”- comienza Arwin (Train), posando una de sus manos sobre las de su esposa, apretando con suavidad –“Queríamos mantenerlo en secreto por un tiempo más, solo por seguridad, pero parece que es mejor si toda la familia lo sabe”- ambos intercambian miradas, mientras Haylley se muerde con suavidad el labio inferior, mostrando de repente un muy leve sonrojo en sus mejillas.

-“Arwin y yo seremos padres, estoy embarazada”- y entonces sonríen, ampliamente, porque al menos para ellos, es un acontecimiento que los llena de felicidad, aun cuando apenas lleven menos de 6 meses casados.

Pero para Elliot y Yeidher, los hermanos mayores de Haylley, incluso para Eydrian, el menor de los hermanos, la noticia es como recibir un balde de agua fría; casi al instante, los tres se encuentran de pie, mirando casi de forma asesina a su cuñado, quien pese a darse cuenta de sus intenciones, no puede dejar de sonreír, no esta vez.

-“¡Tu! ¡Perro!”- el grito de los tres resuena en el amplio comedor, y pareciera que las amenazas hechas en el pasado y dirigidas hacia Arwin, por fin han de cumplirse, pareciera, porque todo queda en no más que intenciones cuando alguien entra corriendo al comedor, yendo directo a aferrarse a las piernas de Elliot.

-“Suzu”-murmura apenas, reconociendo de inmediato a su pequeño cuñado, el hermano menor de Natsuhi, aferrado a él, temblando sin control alguno, luciendo desesperado por hallar aunque sea un poco de consuelo al recién haberse enterado de lo sucedido durante y después de la reunión a la que por su seguridad, no le permitieron asistir.

-“Fue por mi culpa ¿Verdad?”- susurra entre hipidos, tratando de controlar su llanto.

Elliot solo niega con la cabeza, acariciando los cabellos albino-grisáceos de Suzu, intentando consolarlo, sin conseguirlo en lo absoluto, entonces opta por utilizar otro método, y aprovechando lo pequeño que Suzu aún es, pese a sus recién cumplidos 14 años, lo levanta entre sus brazos, abrazándolo y sosteniéndolo con todo el cariño que el menor tanto parece necesitar.

-“No, no fue tu culpa, ya sabes que tu madre me odia y eso no va a cambiar”- contesta al fin, suspirando hondo, porque esa es la realidad, Lee Laxur lo odia por ya incontables razones, por motivos que van más allá de haber secuestrado a su hijo menor, al hijo al que ella si quería, no como a Natsuhi.

-“Ella seguro me quiere de vuelta, pero yo no quiero ir con ella”- murmura apenas, aferrándose con más fuerza a Elliot, aun temblando –“Si… si ella supiera lo que yo soy… entonces ella…”- se detiene, mostrando una mirada por demás asustada, dejando que sus sentimientos gobiernen sobre su razón al grado de que resulta imposible evitar que un par de albinas orejas felinas aparezcan sobre su cabello.

-“Suzu, no tienes que volver con ella sino quieres, ni tampoco dejar que sepa sobre lo que eres, aunque no sea nada malo, es sólo que ella no lo comprende”- Elliot trata de consolarlo, regresando a su lugar y dejándolo sobre su regazo, acariciando con suavidad y ternura no solo los cabellos albino grisáceos del menor sino también sus felinas orejitas.

Después solo hace un muy leve movimiento con su mano libre, indicando que traigan un plato más, porque aunque en un principio se había planteado regresar a su cuñado a su habitación, probablemente lo mejor sea no dejarlo sólo, sino vigilar que se alimente y se tome sus medicinas, como el buen niño que hasta ahora ha demostrado ser.

Y eso es todo lo que se necesita para que el silencio vuelva a hacerse presente en el comedor, aun cuando Elliot y Natsuhi no dejen de intercambiar miradas, ambos probablemente preocupados por la salud de Suzu y por su frágil estabilidad tanto física como mental, porque aun cuando en un principio la situación con el menor ya era un tanto complicada, aquello se volvió nada al descubrir que el menor guardaba más parentesco con Natsuhi, del que pudieran llegar a pensar o imaginar, al grado de resultar ser la misma clase de criatura que a Natsuhi le significara el repudio de su propia madre, consiguiendo con ello una razón más para protegerlo y cuidarlo sin límite alguno.

Porque Suzu, al igual que Natsuhi y Momiji, son un milagro, una esperanza para una raza a la que durante siglos creyeron extinta, y que justo ahora, cuando poco a poco parece estarse recuperando, es solo un motivo más para quererlos como lo que son: parte de la Familia, y también, porque basta con pasar unos minutos con ellos como para no poder dejar de quererlos, o al menos esa es la sensación que el resto de la familia experimenta; mirándolos en silencio, Haylley sonriendo con cierta diversión al pensar que más que hermanos, Elliot y Suzu parecen padre e hijo, y eso solo por la forma en que su hermano mayor cuida, protege y mima al niño albino.

El solo mirarlos provoca que involuntariamente se lleve una mano a su vientre aun plano, donde su hijo no nato de apenas menos de un mes, crece; espera entonces que a partir de ese momento, y hasta que su hijo nazca, todo mejore, que sea tal y como siempre ha debido ser, que el sueño por el cual tantos han perdido sus vidas, finalmente se haga realidad, y también, que todos sus esfuerzos por solucionar su más grande pendiente, por fin den frutos, inconscientemente mira hacia Yoru, observándolo en silencio, casi depositando sus esperanzas en él, en que tenga y haga lo necesario para que sin saberlo, cumpla con la promesa que ella lleva años sin poder cumplir, para que por fin los encuentre, a ellos, a los Guardianes Cautivos, Frey y Ren, aquellos que dieron su libertad a cambio de la seguridad no solo de ella, sino de sus hermanos y primos, de gran parte de su familia, y que aun en el presente, siguen perdidos, esperando por ser por fin liberados, por poder reunirse de nuevo no solo con sus familias, sino también con los otros Guardianes.

Se los debe, no solo a Frey y Ren y a los otros Guardianes, sino también a su esposo, a Arwin, porque él merece volver a ver a su hermano, a la única familia de sangre que le queda, pues sin importar cuanto los Avalon lo quieran, ella sabe que para Arwin no es suficiente, que él aún está esperando el momento en que todos dejen de verlo como Train Ilya Eljan Avalon, para verlo como quien realmente es: Arwin Ryjon Von Teniel, el gemelo del Guardián de la Espada y último descendiente de los Von Teniel.

Si, ella espera y desea por todo eso, y para lograrlo, ha depositado sus esperanzas en Yoru, porque si alguien puede cumplir con su visión, ese es justamente Yoru, un líder surgido desde lo más profundo de las sombras…

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Notas finales:

Ahhh y eso es todo por hoy, espero de todo corazón que le haya gustado el capítulo, y si de pura casualidad se me ha escapado algún error de ortografía pues... es que aún estoy algo cansada, así que de antemano me disculpo por ello.

 

Lamento también no poder dejarles imágenes de los pequeños principitos pero... es que son tan adorables que hasta ahora aun no encuentro ninguna imagen que se acerque a su nivel de adorabilidad, así que por eso no les puse imagen de ellos.

 

Por otra parte en la galería les he dejado ya al hermano pequeño de Natsuhi, el extremadamente lindo, Suzu Lee, para que lo conozcan y se den cuenta de porqué es un pequeño mimado más de esa familia jijijijijijiji

 

http://s753.photobucket.com/user/Hanna_Darko/library/Susurros%20En%20El%20Silencio?sort=6&page=1

 

La historia avanza cada vez más y más, y con ello los misterios se incrementan, así como pronto comenzaran los encuentros, espero que todos sigan conmigo, apoyándome con sus lecturas y también, con los para mí, tan ansiados reviews.

 

Les doy las gracias por leer, por el apoyo y también, a las 3 lindas personitas que han dejado sus reviews nwn, Princess Natsu, Tsubaki-chan y a Princesa Tsunade, muchas gracias a todos y hasta pronto.

 

Espero les haya gustado, estaré esperando impacientemente por sus reviews, que tengan una excelente semana y, para los que son mexicanos, Felices Fiestas Patrias!!!!

 

Atte: Hanna Darko


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