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Dios no estaba ahí en el momento en que te convertiste en una estrella por Ichinose-Kari

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Notas del capitulo:

Muchas gracias a todos por leer, y a los que dejan sus reviews ^^ enserio me alegra mucho ver que les agrade mi fic y me animan a continuar escribiendo y a plasmar de sentimientos cada capítulo de este emotivo fanfic.

Quiero aclarar algo para quienes me preguntaron: Aquí la diferencia de edades (4 años) entre Hiroki y Nowaki se mantiene, solo que pues son algo mayores que en la historia original y bueno vemos que Nowaki se enamora a primera vista igual jaja. Bueno sin más les dejo el capítulo que espero que disfruten. 

Recuerdo esa tarde te acercaste a mí , me dijiste tu nombre y tu mirada se cruzó con la mía despertando en mi un sinfín de emociones nuevas, emociones que era la primera vez que sentía y que en verdad no conocía, había escuchado hablar de ellas tantas veces, lo había leído en libros e incluso visto en películas, pero para ser honesto siempre me parecieron un chiste además de algo realmente innecesario, de verdad pensé que las emociones que me provocaba mi carrera, el salvar vidas y ayudar a los demás era todo lo que necesitaba sentir en la vida, pero por lo visto estaba equivocado.


Arreglé una cita al día siguiente, te vería de nuevo a las 3:00 p.m y por alguna razón esa noche veía fijamente el reloj de vez en cuando, aunque estaba cansado me costaba conciliar el sueño, esos ojos color chocolate intenso eran una imagen fija en mi mente, ese rostro que se mostraba sereno y esa sonrisa forzada inexplicablemente se habían grabado en mis pensamientos, y al cerrar los ojos solo conseguía verlos con más claridad. Tras dar un par de vueltas en mi cama observé aquel reloj digital que estaba sobre la mesa de noche junto a la cama, indicaba las 3:00 a.m y en ese momento sentí un palpitar provenir de mi pecho, 12 horas más, tan solo 12 horas más y te vería de nuevo. Sin darme cuenta sonreí como un idiota y posteriormente cerré mis ojos, logrando así finalmente entrar en un profundo sueño llevando conmigo esa imagen a mis sueños, imagen de la cual tú eras el dueño…


Finalmente el momento había llegado, allí me encontraba yo atendiendo a un paciente, lo hice más rápido de lo normal y hasta algo ansioso porque sabía que la próxima persona que entraría por esa puerta del consultorio serías tu.


-Muchas gracias por atenderme doctor – Agradeció el hombre


-No, me lo agradezca, es mi deber – Sonreí- Que le vaya bien, cuídese y nos vemos en un par de semanas – Finalicé ansioso mientras observaba a aquel anciano salir por la puerta, la cual permaneció cerrada por unos instantes, para luego abrirse lentamente y permitir que aquella figura que me había robado el sueño la noche anterior se asomara detrás de sí…


-Buenas tardes Doctor Kusama – Saludó el tan esperado joven de ojos color chocolate, su tono de voz se mostraba un poco apagado.


- Buenas tardes, tome asiento por favor- Dije manteniendo la vista fija en el castaño, aunque tratando de disimularlo


- Aquí tiene los estudios que me pidió doctor -  Dijo extendiendo un sobre amarillo hacia mí.


Tomé el sobre y lo abrí de inmediato, saqué los papeles que estaban dentro y comencé a revisarlos detalladamente uno por uno, lo que veía ante mis ojos era abrumador, claramente estaba ante un caso difícil, un frío recorría mi cuerpo mientras observaba los valores alarmantes que mostraban los estudios, aún así trataba de mantenerme sereno para no alarmar al castaño que yacía sentado en silencio frente a mi observándome con ansiedad. Miré un poco por encima del borde de los papeles que tenía en mis manos y noté que el hombre estaba muy tenso, por lo que traté de buscar conversación para calmarlo aunque en el fondo deseaba entablar una conversación y saber más de aquel hombre que me había robado el sueño la noche anterior, y que por lo visto esa no sería la única noche que pasaría despierto pensando en el…


-          Kamijo Hiroki ¿no?, 34 años… ¡Vaya! Eres mayor que yo, me llevas 4 años jaja ¿te molesta si te llamo Hiro-san? – Sonreí bajando un poco los papeles dejando al descubierto mi rostro hacia el hombre, a modo que pudiera ver mi sonrisa.


-          Ahm, no está bien doctor, no tengo problema con eso – Respondió algo confundido ante mi gesto.


-          Llámame Nowaki, si de ahora en adelante voy a ser tu médico es bueno que entremos en confianza ¿no? -  Sonreí nuevamente.


-          Como guste doct… digo Nowaki – Respondió tratando de mostrar una sonrisa leve, lo cual no tuvo éxito ya que, en verdad se le notaba algo abrumado, y no es para menos cuando su propia vida estaba en riesgo.


-          Dime, Hiro-san ¿A qué te dedicas? –Pregunté entusiasmado a la vez que de nuevo levanté los papeles a la altura de mi rostro cubriéndole con estos, mi vista nuevamente estaba fija en el contenido de aquellos papeles aunque estaba atento a las palabras de aquel hombre.


-          Bueno, realicé estudios de literatura y soy profesor universitario en la universidad de Mitsuhashi – Respondió


-          Ya veo, eso es genial Hiro-san – Sonreí levemente sin dejar de revisar los estudios, había logrado que el hombre se relajara un poco y se sintiera un poco más a gusto, o al menos eso creí…  


-          Doctor, le ruego que por favor no le dé más vueltas al asunto con toda esta plática, en verdad agradezco su esfuerzo por calmarme pero no es necesario – Agregó cortante -  ¡Dígame de una buena vez si es que me voy a morir o no!  - Finalizó exclamando algo exaltado, su mirada estaba clavada en el suelo y en su rostro se notaba una tremenda agonía, yo sabía que trataba de hacerse el fuerte, de luchar contra todo el temor que sentía y aunque intentase contenerlo, en el fondo solo deseaba quebrarse en pedazos y dejar salir todas aquellas emociones que le estaban carcomiendo por dentro…


-          Hiro-san… - No había palabra en el mundo que pudiera aliviarle, ni tampoco describir lo que sentía en ese momento, mi corazón se quebró ante la imagen de aquel hombre de apariencia dura y de inmensa fragilidad en el fondo…


Me coloqué de pie y me dirigí hacia él en un gran impulso que me invadió, en ese momento sólo deseaba estar cerca de él, deseaba compartir su dolor, ser su apoyo y que dejara salir todo aquello que lo afligía, deseaba tomarlo en mis brazos y protegerlo como el tesoro más preciado del mundo, o al menos para mí inexplicablemente comenzaba a convertirse en eso. Conteniendo difícilmente estas emociones, me coloqué de cuclillas frente a él levantando mi rostro un poco para poder observar el suyo, tomé sus manos con delicadeza y las apreté en el mayor gesto de solidaridad que pude haber tenido con alguien en mi vida, nunca nadie me había provocado tales emociones, aunque estaba acostumbrado a ver esta clase de pacientes, de algún modo este hombre era diferente a todos ellos, cosa que aunque confusa para mí, realmente se sentía bien…


-          Sé que no es fácil para ti esta situación, entiendo que tengas miedo y aunque apenas es la segunda vez que nos vemos, soy tu médico ahora y te pido que tengas confianza conmigo, puedes dejar salir todos esos miedos frente a mí, y no importa si esa imagen de hombre fuerte que tienes se quiebra frente a mis ojos, aquí estaré yo para recoger los pedazos si es necesario y ayudarte a reconstruirla –Hice una leve pausa para tomar aire y poner en orden mis ideas, mis palabras y mis pensamientos iban a una velocidad completamente distinta, habían miles de cosas que deseaba decirle y que pasaban por mi mente a gran velocidad, pero sabía que debía calmarme y pensar en lo que diría cuidadosamente – Por favor confía en mí, estoy aquí para ti- Finalicé aunque quedándome corto y guardando tantas cosas que deseaba decir…


-          Nowaki, yo… - No logró contenerse demasiado y reventó en llanto, apretaba su mandíbula con fuerza en señal de que estaba realmente molesto, tanto trabajo en mantenerse firme y parecer calmado ante la situación no había servido de nada – Tanto esfuerzo en permanecer fuerte ante esta adversidad, ahora mismo no me sirve de nada, estoy decepcionado de mi mismo, no quiero que mis padres me vean así… – Finalizó apretando más su mandíbula mientras las lágrimas que brotaban de sus ojos se escurrían por sus mejillas como dibujando caminos sobre su piel.


-          Hiro-san, no digas eso, es normal sentir miedo – Agregué apretando un poco más fuerte sus manos, mi corazón se hacía trizas al verle, realmente no sabía qué hacer y comenzaba a desesperarme.


-          Realmente soy un cobarde, porque… aunque odie admitirlo, no quiero morir… tengo miedo de morir… - Finalizó en un hilo de voz.


-          ¡De ninguna manera! – Me exalté, y no era para menos… ¿morir? No lo permitiría, de solo pensarlo me aterraba el perder a esa persona que en menos de 24 horas de forma inexplicable se había vuelto tan importante para mí, había llegado como un rayo de luz a mi vida y así deseaba que se mantuviera, perderle de ninguna forma era una opción que pudiera aceptar – No estás solo en esto Hiro-san, yo voy a luchar junto a ti y ya verás como todo va a estar bien…


-          Es inútil que intentes consolarme, no tienes que hacerlo… - Hizo una pausa por un instante aunque para mi, el instante se hizo una eternidad… - No tengo remedio, voy a morir y lo sé, yo…


No pude soportar el dolor y la angustia que me causó escuchar esas palabras, cegado por un sinfín de emociones finalmente cedí ante mis impulsos, lo tomé con firmeza del rostro sujetando sus mejillas empapadas de lágrimas, y  estiré un poco mis rodillas de modo que logré acercarme a él y besar sus labios con desespero, ahogando así sus palabras en aquel beso agridulce con sabor a lágrimas, bien si no era realmente como imaginaba que sería el primer beso que le daría a ese hombre y ni siquiera el sabor se asimilaba a la idealidad que tenía en mente, en el fondo mi corazón se aceleraba y me entraban leves aires de felicidad… Mientras le besaba, limpiaba sus lágrimas con mis pulgares y por un momento creí sentir que el también correspondía a mi beso, aunque no lo supe con certeza puesto que mis ojos estaban cerrados y no pude ver la expresión que tenía el castaño en su rostro.  Al final solo sentí un empujón de su parte, me golpeé la espalda con el escritorio y caí sentado viéndole fijamente como se limpiaba los labios con sus manos, a pesar de que se mostraba enojado, sus mejillas mostraban una ligera tonalidad rojiza.


-          ¡¿Qué crees que estás haciendo idiota?! – Me gritó


-          Yo… en verdad lo siento, Hiro-san puedo explicarte yo… -Intenté decir algo más coherente pero estaba realmente anonadado y no logré decir nada coherente en el momento


-          ¡Nada, me largo! – Se levantó de la silla y salió del consultorio hecho una furia azotando la puerta con fuerza al salir, mientras  que yo no pude reaccionar de inmediato y permanecí unos instantes tirado en el suelo.


-          ¡Hiro-san…! – Me detuve, pensé en correr detrás de él pero no tuve fuerzas, ni valor para hacerlo y solo llevé mis manos a la cabeza sujetando fuertemente unos mechones de cabello con desesperación. Escuché la puerta del consultorio abrirse nuevamente aunque ni siquiera me molesté en mirar quien entraba.


-          Doctor, ¡¿Qué sucedió?! – Preguntó mi secretaria denotando preocupación


-          Soy un imbécil… - Fue lo único que alcancé a responder, aún tenía las manos en mi cabeza y lucía bastante atormentado


-          ¿Por qué dice eso doctor? – En un tono que mostraba compasión la mujer se inclinó frente a mí, tomó con delicadeza las manos que aún tenía en mi cabeza y las colocó a nivel de mi pecho apretándolas suavemente mientras me veía fijamente.


-          Yo… me dejé llevar por mis impulsos y ahora se ha ido, ni siquiera pude explicarle nada, yo… ¡Soy un imbécil, eso soy! – Me quejé de mi mismo


-          Ya veo… entonces vaya tras él y explíquele lo que sucedió – Dijo viéndome sonriente sin soltar mis manos, las cuales continuaba apretando con calidez


-          Pero… - Me detuve a verla fijamente – Mis pacientes, yo….


-          Está bien, estoy segura de que lo entenderán – Sonrió- Sus pacientes lo quieren mucho, y estoy segura de que si saben por lo que usted está pasando también querrían que fuese detrás de él, usted vive solo para su carrera, es un médico ejemplar pero, eso no lo es todo en la vida, y ahora que ha llegado el amor a su vida, no puede dejarlo ir así ¿no lo cree? – Finalizó con una sonrisa dulce en su rostro, la cual era realmente acogedora


-          Yo… gracias – Devolví aquel gesto como pude, ya que realmente mis ánimos no estaban como para sonreír…


-          Vaya doctor, yo me encargaré de todo – Agregó colocándose de pie – Mucha suerte, y luche por lo que ama…


Asentí con una leve sonrisa y posteriormente me coloqué de pié rápidamente, tomé las llaves de mi auto que estaban sobre el escritorio y salí del consultorio sin siquiera quitarme la bata blanca que llevaba puesta. Corrí a toda prisa en busca de aquel hombre sin siquiera tener idea de hacia dónde ir, no podía pensar con claridad en ese momento, lo único que cruzaba por mi mente eran esos ojos color chocolate que me habían hipnotizado desde el primer instante que los vi, y en aquel beso agridulce que aunque era la fuente de mis problemas, también era sin duda la prueba final que necesitaba para comprender que todos aquellos sentimientos solo significaban una cosa, y era que en verdad me había enamorado perdidamente de aquel hombre irremediablemente…

Notas finales:

Espero les haya gustado, dejen sus reviews para cualquier duda, comentario o sugerencia y los antenderé con gusto jajaja :3 bueno, estoy pensando seriamente en colocar algo de lemon para el próximo capítulo pero no estoy segura x3 no deseo romper el ambiente trágico-romántico que lleva el fic, aunque bueno ya veré cuando esté escribiendo, de todos modos, acepto sugerencias C:

Baai *--*  ... ~


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