Cap 2 - Reconociendo al Hombre de mis sueños...
Todo se le hacía extraño, desde el dolor intenso que sufrió hasta la calma que le envolvía estando en esos brazos ajenos. No ubicaba quién era, pero podía sentir la misma calma que pudo experimentar en aquel sueño, esa tranquilidad que le calentaba el corazón. Como cuando estaba rodeado de sus amigos y Sirius, como la sensación que vivió cuando por fin conoció a sus padres; a pesar de ser solo espíritus. Se sentía en familia con un extraño. Su garganta soltó un sonido muy similar a un gemido pero algo más agudo y no supo porque, pero le pareció escuchar que la otra persona hacía lo mismo, con un sonido un poco más ronco, parecía una respuesta. Enterró su rostro en la curvatura del cuello ajeno y aspiro un aroma que casi lo hacía dormir. Era embriagante y tan relajante.
Ahora que estaba más calmado podía poner su cerebro a pensar y estaba seguro que la imagen que en sus sueños fue oscura y borrosa, ahora mismo se le aclaraba. En su mente se dibujaba la silueta de un chico, como de su edad pero estaba seguro que era más alto y de alguna forma se veía mucho más fuerte, un cuerpo perfectamente tonificado y varonil que le dejaba la garganta seca. Traía el cabello lacio, algo largo y con un color azabache parecido al suyo. Los pómulos, sinceramente atractivos, los labios y la nariz no le parecían algo fuera de lo normal pero para él eran atractivos, perfectos. Por último podía completar ese rostro con aquellos orbes color ámbar que refulgían en la oscuridad de aquel sueño.
Unas suaves, pero firmes manos lo sacaron del fondo de su mente para encontrarse cara a cara con todos esos aspectos y más aún con aquellas preciosas luces, casi doradas, que en esos momentos le estaban observando con deseo y con tanto amor. Un amor que nunca creyó ver en una mirada dirigida a él. Quería alejarse y preguntar por su nombre, el por qué le trataba con tanta delicadeza y cariño, pero aquellos labios que le habían mandado escalofríos en sueños, se posaron en los suyos con tanto anhelo y desesperación que no se le hizo raro el corresponderle de igual o más intensa manera. Quería perderse en el sabor ajeno, volver aquellas fantasías de un noche en algo de la realidad y de por vida. Se sintió súbitamente feliz al estar en los brazos de aquel desconocido, desconectado del mundo. Se sintió completo.
Sirius no podía creer lo que sus ojos veían, nunca había visto a Harry aferrarse a nadie como lo estaba haciendo con el joven intruso y pronto comprendió que era verdad. La carta que le había llegado días, más bien, semanas antes le contaba la verdad y se culpó a si mismo por no advertirle a Harry, por esconderle algo como eso. Era como esconderle su licantropía a Remus. Porque la transformación que acababa de sufrir su ahijado no podía escondérsele, ni aunque lo intentara y obliviarlo no era una opción.
Lo más extraño del caso era reconocer que ahora su ahijado estaría en una relación que prácticamente era forzada - No se consideraba forzada realmente, según las leyes mágicas, pero así la veía él - y que sus esperanzas de convertirlo en un casanova como él, se habían ido por el retrete.
Observó como las cosas al parecer iban subiendo de tono y que su presencia había sido, no ignorada, más bien borrada del mapa, porque ellos podrían seguir en lo que estaban y no se darían cuenta de que él seguía en la hanitación. Se encamino a la puerta y salió, conjurando un hechizo silenciador para no escuchar nada de lo que pasara ahí. Por Merlín, esto no podía estarle pasando a él, estaba seguro que James hubiese hecho de todo para separar a su retoño de ese desconocido aún a pesar de la herencia que Harry había revelado minutos antes y que aquel fuese la pareja definitiva del oji-verde.
Bajando las escaleras se encontró con un intruso más en la casa, no se alteró porque ya estaba consciente de haber dejado libre el paso para aquella familia. Ahora iba lo más difícil de todo.
- Buen día señor Black, Camille Niezche antes Nott, tía por parte paterna de Lord Theodore Nott, un gusto. Deberíamos, mientras nuestros niños juegan, comenzar con los preparativos del enlace. ¿No cree?
Un enlace, una boda... Su pequeño Harry jugando a algo que, de seguro no era muy decente con alguien a quien acaba de conocer. James debía estarse revolcando en su tumba y Lily... ella probablemente estaría gritando de felicidad. Ser un padrino a veces no era tan genial como creía.