Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Almas en Silencio por Amii

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaaa!!! ACTUALIZACION!!!! SIII YAY!! *bravo para mi*

Jajajajaja Espero que les guste el nuevo capítulo, lo he hecho con mucho amorrrr para todos ustedes y después de mil ediciones, esto es lo que quedo!

Si se sorprendieron por lo rapido que actualice *yay para mi* es porque me voy de vacaciones y aunque tal vez pueda seguir escribiendo, no podré actualizar hasta que vuelva :(! Espero comprendan *buuuuu para mi*

 

Disfruten! :D

“Finalmente todos terminamos convirtiéndonos en aquella persona que dijimos nunca seriamos”

 

Lanzó las llaves del auto contra la pared incluso antes de cerrar la puerta de su departamento. La frustración lo corroía con tanta facilidad los últimos meses que ya difícilmente las personas toleraban estar cerca de él. Resopló y cerró de un portazo la puerta.

Todo el lugar estaba oscuro, caminó directo hacia su pieza, al fondo del pasillo. Pateó todo lo que hubiese estado a su paso. Prendió la luz de su habitación y lo único que alcanzó a ver fue el espejo de cuerpo entero al final del cuarto y una silueta tras él.

La sorpresa en los ojos de Misha solo hizo sonreír al sujeto que estaba a sus espaldas. Era al menos dos cabezas más alto que Misha y mucho más corpulento, además de tener una pronunciada barriga. Su cabello era oscuro y tenía unos ojos grises que expresaban un montón de enojo contenido por años.

—Dylan… —

 

Noah bajó la mirada. No soportaba ver a su mamá en ese estado.

— ¿Qué se supone que haga contigo? — preguntó Dafne. Su mirada reflejaba mucha tristeza — ¿Por qué de pronto ya no me obedeces? —

Noah resopló y se removió en el sillón —No lo hago a propósito. —

— ¿Dónde estabas entonces? Tu cita termino hace horas y ni quiera me contestabas el teléfono. No sabes lo preocupada que estaba por ti. —

—Solo por ahí. — se encogió de hombros —Perdí la noción del tiempo. —

Intentaba desesperadamente acabar con aquel sermón. Sabía que su castigo no se iba acabar hasta en un trillón de años, pero ya no quería seguir escuchándola. Aun estaba la mirada de decepción de Misha en su mente, grabada con fuego en medio de su cabeza.

— ¿Cómo fue que dejamos de comunicarnos? —

—Estamos hablando, Dafne. — le recordó comenzando a desesperarse. Busco con la mirada a su hermano que los observaba por el pasillo para sonreírle y luego miró a su mamá que tenía la mirada perdida en la ventana, como si esperase que la respuesta apareciera ahí.

—Ya no es igual. Ahora me escondes cosas. — dijo con melancolía.

Noah puso los ojos en blanco —No te escondo las cosas mamá, ¿no has pensado que tal vez no recuerdo lo suficiente como para explicártelas a ti? —

— ¿De qué hablas? — un pequeño quejido de preocupación se escapó en aquella pregunta antes de que pudiera notarlo.

—Solo intento encontrarme mamá, me perdí después del accidente. — intentó explicarle.

—Te dijimos todo lo que tenías que saber. — su voz sonaba preocupada —Con Callie procuramos no olvidar nada. —

Sintió un pequeño pinchazo justo a la altura del pecho. Le dolía saber que le estaba mintiendo. Apoyo la cabeza en el sillón y cerró los ojos.

—Siento que falta algo, no sé como describirlo, es un sentimiento raro. — intentó darle una nueva oportunidad.

—Pronto volverás a sentirte normal, solo ten un poco de paciencia. — intentó sonreír, pero su mirada reflejaba demasiado miedo. De cualquier forma Noah no la vio, continuaba con los ojos cerrados —Te propongo algo. —

Aquellas palabras llamaron su atención y abrió un ojo para mirarla.

—Seamos sinceros, yo no sé como castigarte y tú no sabes cómo estar castigado así que puedo levantarte el castigo con el compromiso que dejes de ocultarme cosas. — le propuso con su mejor sonrisa.

A Noah le olio a trampa toda aquella basura del castigo, pero al menos podría salir sin preocupaciones y asintió antes de que Dafne se arrepintiera de su propuesta.

Le dio un beso en la frente y se fue a su cuarto, después de recontra jurarle que cambiaría aquella actitud y que sería más abierto con ella.

Se tiró en la cama y contempló el techo. Justo ahora que había logrado eludir el castigo y podía ver a Misha cuanto quisiera era probable que éste ya no quisiera verlo más. Sentía unos deseos horribles de hablar con él en esos momentos y explicarle la situación, pero ni siquiera tenía su teléfono. No tenía la más mínima idea de cómo ubicarlo.

Se giró y miró a la ventana. Se sintió abandonado en medio de un océano de confusión. Era inútil tratar de recordar. Solo Misha tenía aquella chispa que le hacía revolotear todo en su cabeza y le dejaba traer recuerdos nuevos a su mente. Además, dolía no tenerlo cerca. Ahora que sabía que existía, ya no quería tenerlo lejos nuevamente. No quería perderlo.

 

Dylan sonreír. Le encantaba ver la cara de molestia de Misha cada vez que se veían. Disfrutaba viéndolo infeliz.

— ¿Qué demonios haces aquí? — se contuvo para no darle un puñetazo ahí mismo — ¿Cómo entraste? —

—Cálmate, ¿así recibes a un amigo? —

Misha soltó una risotada —Estás lejos de ser un amigo para mí. — dijo con indiferencia.

Dylan se encogió de hombros —Que lastima oír eso. — dijo fingiendo dolor por las palabras de Misha.

— ¿Qué quieres Dylan? ¿Cómo entraste? — se cruzó de brazos e insistió con sus preguntas.

Dylan sonrió de lado —Solo es una visita de cortesía. — le explicó. Se apoyó con un brazo en la pared del pasillo que continuaba en las penumbras —Quería asegurarme de algo. — lo miró suspicaz.

—No estoy de humor para tus juegos. — se llevó una mano a la frente y la masajeó con sus dedos —Es la última vez que te pregunto, ¿cómo demonios entraste aquí? — tensó la mandíbula al decirlo.

Dylan soltó una carcajada —Vamos Misha, no me des tan poco crédito. — pidió aun riendo —Todo lo que sabes en esta vida te lo he enseñado yo y aún dudas de mi habilidad para entrar a una casa. —

Misha lo miró ceñudo —No dudo de tu habilidad para irrumpir en hogares. — admitió —Dudo de tu capacidad para entrar aquí. —

—Siempre tan presuntuoso, me agrada. El viejo Misha está de vuelta. —

Odiaba que Dylan le dijera ese tipo de cosas, es como si de alguna manera le dijera que ellos dos eran seres de la misma clase y le daba asco de solo pensar algo así. Odiaba tanto a ese sujeto, odiaba tener que verlo todos los días en el trabajo y tener que aguantarlo fuera del horario de trabajo no era algo que estuviera dispuesto a aceptar.

— ¿A qué viniste? — puso los ojos en blanco. Estaba cansado de tratar con ese sujeto.

Dylan se volvió serio de pronto y carraspeó antes de hablar —La verdad es que no vine por gusto. —

—No sabes la pena que me da que me digas eso. — dijo con sarcasmo.

—Evan Makirio está de vuelta en Atenas, y al jefe le pareció prudente que te avisáramos. —

Misha asintió sin mirar a Dylan. Intentó no inmutarse por aquella noticia, pero había sido como una bofetada en la cara, imposible no reaccionar.

— ¿Es solo un aviso o trae incluida una amenaza de por medio? — arqueó una ceja y simuló indiferencia.

Dylan soltó una carcajada —No sé que verá el jefe en ti que aún no te ha despedido, pero yo no tengo tanta paciencia como él. — le recordó.

—Que amable de tu parte al decir despedir, cuando en realidad quieres decir que el jefe no me ha puesto una bala en la cabeza. —

—Ya lo sabes Misha, que no te vea cerca de Evan o de algún Venizelos o será lo último que hagas en tu vida. — su voz sonaba perturbada. No esperó ningún tipo de reacción de Misha y simplemente se fue.

Misha esperó escuchar la puerta antes de sacar su teléfono del bolsillo y marcar el número de Damián.

 

Unos cuantos golpes en la puerta hicieron reaccionar a Noah de su inercia. Teo lo esperaba al otro lado con su inconfundible sonrisa.

— ¿Tendré compañía para dormir? —

Teo asintió y se escabulló a la pieza, pero Noah se quedó en la puerta escuchando un murmullo. Era Dafne al teléfono. Dio unos cuantos pasos en dirección al cuarto de su mamá y pegó la oreja a la puerta.

— ¿Estás segura, Callie? — la voz de Dafne parecía realmente desesperada —Se está comportando extraño, y hoy llegó muy tarde y no me quiso decir que es lo que estaba haciendo. — guardó silencio un momento —No, no me ha preguntado nada al respecto, ¿y a ti? — volvió a guardar silencio —No, no es mi imaginación. — dijo con un poco de desesperación — ¿Podrías llamarlo? — preguntó —No, yo eliminé su número, no quería correr el riesgo que Noah lo encontrase. Llámalo, por favor y pregúntale. — aguardó —Esta bien, esperaré tu llamada. Adiós Callie. —

Nada más y nada menos que el dolor de la traición. Noah volvió a su cuarto antes que Dafne lo descubriera. Se contuvo de no reaccionar frente a Teo, pero la pena y el enojo se estaban mezclando con tanta violencia en su interior que necesitaba salir de ese lugar. Tomó su chaqueta y se fue hasta la ventana.

Teo lo observó en todo momento en un absoluto silencio. Jamás le discutía nada a Noah, y siempre le ayudaba en todo lo que podía. Era un hermano espectacular.

— ¿Volverás? — alcanzó a preguntar mientras Noah se salía.

Noah lo miró con cierta culpabilidad y asintió, pero antes de irse recordó la fotografía que tenía Teo.

—Por supuesto. — le sonrió —Oye, Teo. ¿Recuerdas la foto que me enseñaste el otro día? —

Teo asintió en el actor.

— ¿En qué lugar la tomamos? —

—En el parque que está cerca de la casa de Misha. En la novena parada del autobús que pasa por aquí. — contestó sin ninguna dificultad.

—Te veo luego. — cerró la ventana tras él y corrió hasta la parada de buses. Desde que había tenido el accidente Dafne había decidido que no debía usar la bicicleta para hacer más creíble la historia del accidente e incluso hizo desaparecer su vieja bicicleta. En ese momento hubiera deseado tenerla, además que era el único objeto que tenía de su padre y ahora simplemente se había esfumado.

 

Se sentó en una de las bancas y observó el vapor de su aliento, jugaba haciendo formas con él. Extrañaba fumar, con el humo del cigarro era más fácil hacer ese tipo de cosas. Se metió las manos a los bolsillos y miró las estrellas. Había sido un jodido mal día. Puras puñeteras malas noticias. Amenazas y quejas todo el día. Bostezó.

Primero había sido Damián con sus inseguridades con respecto al bienestar de Noah. Suspiró. Luego estaba ese maldito gordo. Solo pensar en Dylan lo hacía fruncir el ceño, aunque las noticias que le había traído eras interesantes y si bien jamás lo admitiría, agradecía que le hubiera avisado a tiempo de la visita de Evan a la ciudad, así podría hacer algo al respecto. Sin embargo, lo que había coronado aquel día como un asco había sido la llamada de Callie.

Estaba realmente convencida que él y Noah se estaban viendo y le costó una eternidad convencerla de que no era así. No era una chica fácil de tratar y sumándole que no se llevaban bien era casi imposible convencerla de lo contrario que ella pensase. Pero mientras no tuviera pruebas, Noah estaría seguro con él.

Sintió un bus detenerse en la calle, pero continuo tan concentrado en sus pensamientos que no sintió los pasos en la gravilla.

—Hace un frío del demonio y tú aquí afuera. — lo asusto Damián — ¿Ocurrió algo? — frotó sus manos para mantenerlas tibias.

—Dylan entró a mi departamento. — hizo un gesto hacia el edificio —No es seguro por ahora. —

— ¿Qué quería? —

Misha lo miró indeciso —Evan volvió a Atenas. —

Damián intentó mantener la calma, pero su cuerpo se tensó en cuanto escucho aquel nombre — ¿Cómo se entero antes que tú? —

Misha se encogió de hombros —No lo he estado vigilando. — admitió —Creí que no iba a volver. —

Lucía pensativo y eso le preocupó aún más a Damián. Se sentó junto a él y le dio un empujón para que reaccionara — ¿Lo vas a buscar?

—No. — respondió con sequedad.

—Él te va buscar. — le advirtió —Probablemente vino a verte. —

Misha lo miró ofuscado —Más le vale que no. —

La radio que traía Damián en el cinturón comenzó a sonar. Estaban buscándolo. Damián respondió y le dio una mirada comprensiva a Misha.

—Debo irme. — aguardó un momento.

Misha asintió y se levantó de la banca —También me iré. —

—Te veo mañana. — le sonrió y se fue dando unas largas zancadas hacia una de las salidas del parque.

Misha lo observó mientras se iba y escondió su cuello en su chaqueta. Comenzaba a sentir el frío ahora que el enojo comenzaba a abandonar su cuerpo. Empezó a caminar solo cuando Damián ya no estuvo al alcance de su vista, pero una silueta que venía por la dirección hacia su departamento lo detuvo. Lo reconoció con facilidad.

— ¿Qué haces aquí? — su voz era una mezcla de preocupación y de irritación. El malhumor aún no lo abandonaba completamente. Miró a su alrededor, pero no había nadie más.

—Tres de agosto. — dijo Noah acercándose hasta Misha. Tenía las mejillas coloradas y sus labios un poco morados por el frío.

Misha sonrió cuando lo escucho — ¿Qué con ese día? —

—Nuestra primera cita. — aguardó paciente para saber si estaba en lo correcto —Cuando venía acá lo recordé. —

—Fuiste un verdadero dolor de culo ese día. — hizo una mueca antes de sonreírle.

—Creo que lo seguiré siendo. — llegó hasta él, justo bajo una de las farolas que había en la plaza. Su sonrisa se fue desvaneciendo lentamente —Siento mucho lo de esta tarde. No me puse en tu lugar y olvide por un momento que tú también podrías estar sufriendo por esto. —

Misha se encogió de hombros —Esta bien, tú eres el que lo está pasando peor. Yo actué como si todo estuviera igual que siempre, y no es así. —

—Es que para ti todo sigue siendo igual, todo está en tu cabeza, los recuerdos, yo. En cambio, en mi mente solo hay confusión e inseguridad. —

—Y no estoy yo. — su voz sonó un poco triste.

Noah eliminó cualquier distancia que quedara entre ellos y tomó el rostro de Misha entre sus manos —Pero estas volviendo a mí. Cada vez que te veo algo nuevo llega a mi mente. — Sonrió para animarlo —Me hacías falta incluso cuando no era capaz de recordarte. —

—Tal vez deberíamos empezar de nuevo. — le hizo quitar las manos de su rostro con delicadeza —Porque quizás nunca vuelvas a recordarme del todo, pero podemos crear nuevos recuerdos juntos. —

La duda se instaló en los ojos de Noah y no puedo decir nada.

— ¿Tampoco así? — preguntó desilusionado.

—Sí, sí. — meneó la cabeza —Es solo que hay muchas dudas en mi cabeza. — se calló y miró el piso.

Misha le levantó la mirada y le obligó a mirarlo — ¿No confías en mí? —

Noah asintió —Sí lo hago. De una manera loca y extraña confió mucho en ti aunque no me acuerdo ni siquiera de tu apellido. — se rió —Es solo que… —

— ¿Qué? —

—Aun no entiendo algunas cosas. — dijo dubitativo —Dafne y Callie se esmeran demasiado en mantenerte alejado de mí y no entiendo por qué. Un accidente contigo no es suficiente para que actúen de esa forma. —

—Solo ellas puedes responderte eso. —

—Ellas me quieren proteger de ti. — lo miró angustiado —Y necesito saber por qué. Tú debes saberlo. Tú estuviste de acuerdo. —

—No quería volver a lastimarte. — le recordó.

—Durante todo este tiempo no supe quien era realmente, y tú lo sabías y no me buscaste. — sus palabras sonaban llenas de reproche para Misha —Dejaste que viviera creyendo que era alguien más. Me dejaste aunque me querías y eso no lo entiendo. No se supone que abandones a alguien que amas. —

—No fue fácil para mí dejarte, pero mientras estabas en el hospital fue cada vez más difícil poder visitarte. Tú mamá se había vuelto en mi contra. Ella creía que te iba a perder y yo era el único responsable de eso. De verdad sufrió mucho mientras estuviste en coma y fue ahí cuando tomó la determinación de sacarme de tú vida. Yo no pude hacer mucho en realidad para negarme. No me dejaba entrar a verte y tuve que aguardar desde lejos a que despertaras. — le contó cansado ya de los reproches en su contra —La única persona que podía hacer algo contra la decisión de Dafne eras tú, pero no te acordabas de mí ni de nuestra vida juntos cuando despertaste, ¿qué se suponía que hiciera? —

— ¿Pero al menos pensabas volver a verme algún día? —

—Estoy aquí ahora, Noah. — replicó

—Porque yo te busque. — rebatió.

Misha sonrió —Me encontraste solo porque yo deje que eso sucediera. — dijo confiado.

Noah negó —Yo encontré la foto. —

—Y podría haber sido lo único que encontraras junto con miles de dudas eternas en tu cabeza si yo no hubiera aparecido. —

—De alguna forma te hubiera encontrado. — le dio un empujoncito —Dame un poco de crédito, te encontré la primera vez. —

—Como olvidarlo. — rodó los ojos —Entonces… ¿terminó el interrogatorio? —

—Por ahora. — concedió.

— ¿Ahora podrías explicarme que haces aquí? — arqueó una ceja más relajado.

Noah se encogió de hombros —Solo quería salir de mi casa. Teo me ayudo un poco con el lugar. —

—Así no dejaras de estar castigado muy pronto. — dijo fingiendo preocupación.

—Ya no lo estoy. — sonrió mostrando los dientes como un niño mimado.

Misha se rió —Probablemente te vuelvan a castigar por esto. — bromeó.

—No si no se entera. —

—Lo hará si no regresas pronto. — miró su reloj. Eran más de la una de la madrugada.

—De seguro ya está dormida, además aún no quiero regresar a casa. —

—Hace un frío del demonio, ¿y tú quieres quedarte aquí? — se cruzó de brazos.

Noah empujó una pequeña piedra que había a sus pies queriendo alargar el tiempo de su respuesta —No tenemos que quedarnos aquí, tú vives cerca. —

Misha solo sonrió cuando entendió a donde se dirigía esa conversación, pero se negó rotundamente a eso. No sabía de lo que sería capaz si tenía a Noah a solas frente a él. Hasta ahora siempre lo había visto en lugares públicos y en su departamento habían demasiados recuerdos.

—Tú querías empezar de nuevo. — le recordó —No se supone que te lleve a mi departamento en la primera cita. —

Noah protestó — ¿Está será nuestra primera cita? —

—No sabía que ahora te ibas a poner quisquilloso. — se bufó.

—Yo se que puedes hacerlo mejor, Misha. — dijo dándole ánimos.

Misha hizo una mueca —Haré de cuentas que no dijiste eso. Vamos. — le dio un empujón para que caminara —Te llevaré a casa y mañana te llevaré algún lugar. — le prometió.

—Que romántica forma de invitarme a salir. — se burló.

—Antes nunca te quejaste. —

—Mañana tendremos nuestra segunda primera cita. — dijo pensativo mientras caminaban.

—No para ti, porque no recuerdas la primera. — ironizó.

—Te crees muy gracioso. — frunció el ceño durante un segundo, pero después se relajó y le sacó la mano del bolsillo de la chaqueta para entrelazarla con la suya —Me siento como en casa cuando estoy contigo, como si pudiera ser simplemente yo. —

Misha lo miró de reojo mientras caminaban —Es porque tú eres mi hogar, Noah. — le susurró esperando que se sonrojara y se rió cuando comprobó que así fue.

Notas finales:

Espero sus opiniones! Nos vemos en un par de semanas! :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).