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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Hola mi gente bellaaaaaa!!! Perdón por la demora, pero mi vida es un desastre y tampoco tenía internet para subir el capítulo hasta ahora! Espero que lo disfruten mucho y recuerden que es solo la primera parte :$!

Gracias a aquello que me dejan review capítulo tras capítulo! Este es para ustedes! ;)!

 

Disfrutenlooo!

“Encuentra lo que amas y deja que te mate…”

 

Callie se había esfumado. Noah la buscó por un rato, pero ella siempre hacia lo mismo y a él no le pareció sorprenderle que se hubiera ido. No era buena para enfrentar la realidad y su huida solo le había dejado más convicción aún de que algo no le estaban diciendo de todo el misterio que envolvía su accidente. Pero ya había tenido suficiente por un día, podría quedarse tranquilo por hoy con saber que Callie había sido capaz de ser sincera con él. Se daba por pagado hoy, mañana no estaba seguro.

Pronto le llegó un mensaje de Callie.

Lo siento, prometo contarte más cosas otro día. Aún no puedo. Te quiero!

Ella quería que le acompañara a un sitio que no le nombro, pero como se había ido estaba oficialmente libre. Sonrió al recordarlo y le envió un mensaje a Misha. Aun era temprano y era probable que tuviera que esperarlo, pero no iba a volver a casa y correr el riesgo que Dafne le hiciera demasiadas preguntas antes de poder volver a salir. Su teléfono no tardó en sonar.

— ¿Se cancelaron tus planes? — preguntó Misha.

—Callie literalmente salió corriendo mientras hablábamos por teléfono. — le contó. Solo pudo escuchar la risa de Misha del otro lado —No te burles. Ella podría estar contándoselo a mamá en este preciso momento. — dijo un poco asustado.

—No se lo va decir. — lo calmó —No es tan tonta. —

—Misha… —

Volvió a escuchar una risa —Lo siento. — dijo aun riendo —Mira, aun estoy ocupado, pero puedes pasarte a mi departamento. — le pidió —Tengo que ir a cambiarme y podríamos juntarnos ahí. —

Noah se quedó callado un momento —No recuerdo donde queda tu departamento. —

Misha resopló —Frente a la plaza en la que nos vimos la otra noche. —

Se sintió tonto al decirlo —Cierto. Bien, voy para allá. —

—Noah. — dijo antes de que le cortara —Si llegas antes que yo, no subas. —

—Ni siquiera sé cuál es tu departamento. — hizo una mueca.

—No me hagas muecas. — dijo con maldad. Noah se puso serio y miró a su alrededor —Y no, no te estoy observado. Simplemente te conozco demasiado. — le explicó —Pero el portero del edificio te conoce y si te ve de diría cual es mi departamento. — le explicó al fin.

— ¿Y por qué no puedo esperarte arriba? — preguntó con suspicacia — ¿Escondes a alguien ahí? —

Misha volvió a reír —No, nada de eso. No te oculto nada. — le prometió —Es solo que si yo llegó allá y tu estas esperándome sentado en mi sillón de cuero, créeme que ya no tendré deseos de salir a ninguna parte. — dijo con un tono de voz más ronco.

La piel de Noah se erizó por completo y se ruborizó un poco —No digas esas pavadas. — le largó nervioso —Me voy a tu departamento. — le amenazó.

—No digas que no te lo advertí. — dijo con tono juguetón antes de cortar.

 

Un escalofrío lo recorrió por todo el cuerpo después de colgar. No era justo que Misha lo conociera tan bien, y el no fuera capaz ni siquiera de recordar su departamento.

Cuando llegó, él ya estaba esperándolo afuera del edificio. Lo divisó antes de que éste lo hiciera. Estaba apoyado en un auto que probablemente era suyo y hablaba por teléfono. Además, justo como había prometido, había cambiado su habitual vestimenta por una más casual. Vestía unos jeans oscuros que combinaban exquisitamente con los bototos cafés que llevaba puestos. Además de una cazadora de cuero ajustada a su esbelto cuerpo y una bufanda a juego.

Cuando Misha lo diviso le sonrió y le hizo un gesto con la mano para que aguardara un momento. Noah frunció el ceño y se lanzó sobre él para quitarle el teléfono. Para cuando Misha notó lo que había sucedido, Noah tenía el celular en su mano y acababa de terminar la llamada.

—Oye. — se quejó Misha.

Noah meneó la cabeza —Sin teléfonos. — lo escondió en su chaqueta —Hola. — le sonrió para comenzar de nuevo. Pasó sus manos alrededor de la chaqueta de Misha y lo abrazó.

Misha lo miró con seriedad aún, pero no tardó en besarle la nariz —Hola, ¿Esas serán las reglas ahora? — preguntó con una ceja arqueada.

—Sí, señor. — se puso en puntillas sin soltarlo y lo besó —Pensé que estarías mas emocionado de verme. — fingió pena.

Misha al fin le sonrió y lo abrazó —Estaría más contento si estuviéramos allá arriba. —

—Ojalá pudiera recordarlo. — bromeó.

—Puedo recordártelo si quieres. — le susurró al oído.

Noah volvió a estremecerse y lo soltó —No es la primera cita que esperaba. —

Misha puso los ojos en blanco —Primera cita, sí claro. —

—Lo es para mí. — le recordó con un poco de pesar.

—Lo sé. — suspiró. Sacó las llaves del auto y le quitó el seguro —Vámonos, antes que se nos haga tarde. —

— ¿Es tuyo? — le preguntó mientras se abrochaba el cinturón — ¿Qué auto es? —

Misha lo hizo partir —Un Aston Martin, y sí, es mío. — le sonrió.

— ¿Te crees James Bond? — le sonrió con sarcasmo —Si quieres pasar desapercibido en la ciudad, no lo vas a lograr con este auto. —

—Listillo. — le dio un pellizcó en la pierna.

—Creí que habías dicho que jamás ibas a tener un auto tan caro. — lo miró por todas partes — ¿Qué cara puse la primera vez que lo vi? —

—Es la primera vez que lo ves. — empezó a moverse y un pestañeo ya estaban al final de la calle —Lo compré después del accidente. El otro auto era pura chatarra. —

Noah lo miró de reojo — ¿Qué auto tenías antes? —

— ¿Seguirás poniéndome apodos? — arqueó una ceja. Noah le respondió con una sonrisa —Tenía un Audi. — le comentó —Era un Q7. — le dijo antes que Noah abriera la boca.

—No entiendo a lo que te refieres con eso. — se encogió de hombros.

—Era una camioneta. —

Noah continuó sonriendo — ¿No serás en quien se inspiraron para crear a Cristian Grey? — dijo al fin.

Misha esperaba que dijera algo tonto como eso —No, pero podríamos practicar un poco de sadomasoquismo si tú quieres. —

—No, gracias. — se rió, pero sus mejillas se sonrojaron un poco.

No tardaron mucho en comenzar a salir de la ciudad. Misha se negó durante todo el camino a revelarle el sitio al que iban. Era una sorpresa grande o al menos era lo que Noah podía leer en los ojos de Misha. Estaba emocionado e impaciente. Se salió de la autopista y siguió un rato por un camino apenas señalizado. Aparcó de pronto en medio de la nada. Noah se cubrió un poco la cara porque el sol le daba en toda la cara mientras atardecía.

— ¿Aquí? — miró a su alrededor.

—No voy a lastimarte. — bromeó antes de bajarse.

Noah lo imitó y contempló el lugar. Había una pequeña laguna que reflejaba la puesta de sol. Todo era de un agradable tono anaranjado. Noah se fue acercando hasta la laguna y lo primero que deseó fue haber tenido su cuaderno para poder dibujar. Todo el lugar estaba rodeado de arboledas muy grandes. Noah cerró los ojos y alzó la cabeza para dejar que el viento revoloteara su cabello.

—Ya había estado aquí antes. — susurró cuando Misha lo alcanzó.

—Te encantaba este lugar. — dijo mostrándole un portavasos y en la otra mano una bolsa de papel con algo que olía excelentemente bien.

Noah le quitó la bolsa y curioseo. Eran unos pasteles de naranjas —Mis favoritos. — lo miró de soslayo —Esto no es justo. Tú conoces todos mis gustos y yo ni siquiera recuerdo con facilidad tu apellido. —

—Sabes algo que me gusta. — dijo sin mucha importancia. Noah lo miró expectante —Tú. — lo molestó.

Noah hizo una mueca —Hablo en serio. — dio unos pasos hacia la laguna y se sentó a la orilla. Misha lo imitó y le ofreció uno de los vasos —Es algo que te gusta. —

Lo quitó a regañadientes y lo olió — ¿Qué es? —

Misha se encogió de hombros —Es un té, pero no se que tiene y tampoco sé porque te gusta tanto. En el lugar dijeron que era tu favorito. —

Le dio un sorbo y un mundo de placer se abrió en su boca —Dios. — dijo casi derramando su té —Es exquisito. — se tapo la boca —Tienes que llevarme a ese lugar. —

—Lo haré. — prometió.

Noah miró y jugueteó un rato con su vaso —Tal vez nunca llegue a recordar todas estas cosas. — dijo con pena —Todo lo que vivimos solo quedará en tu cabeza. — lo miró. El reflejo del sol hacia que su cara se iluminara y resaltara sus rasgos.

Misha chocó su cabeza con la de Noah —A veces tampoco es fácil ser quien recuerda todo. — le murmuró —Es difícil tener que volver a empezar cuando hay tantos recuerdos en mi cabeza. Tener que acercarme con cuidado a ti para que no te asustes. Tener que volver a confiarte mis secretos. Ni siquiera estaba seguro que te fuera a gustar otra vez. —

Noah hizo una mueca — ¿No me ibas a gustar? ¿Te has mirado a un espejo últimamente? Eres delicioso. Estoy seguro que si te lamiera en estos momentos, sabrías a chocolate o algo mejor. — dijo indignado. Misha solo pudo reír —Gracias por traerme aquí. — suspiró volviendo su mirada a la puesta —Mucho mejor que un restaurant elegante en el que tuviera que vestirme con terno. —

—Ya aprendí que los trajes y tú no son buenos amigos. —

—Buen chico. — lo acarició como si fuera una mascota. Se apoyó en su brazo y dejo caer su cabeza en su hombro —Cuéntame algo de ti. No importa si es algo nuevo o algo que ya me habías dicho. — le rogó.

Misha suspiró —No sabría que contarte exactamente. —

Noah se encogió de hombros —Lo que sea. Háblame de tu familia. ¿Conozco a alguien? —

—No, no conoces a nadie. La única familia que tengo es Damián. — dio un largo suspiro —Era hijo único y perdí a mis padres cuando era muy joven. Viví por muchos años en Foster homes hasta que tuve la edad suficiente para vivir solo. —

—Lo siento mucho. — su voz se apago al decirlo.

—La primera vez también reaccionaste así. — se movió un poco inquieto —Pero era pequeño. Ha pasado mucho tiempo, no te preocupes. —

—No tienes que responderme si no quieres. — se levantó para mirarlo.

Misha lo tomó con su mano y lo acercó —No temas lastimarme con tus preguntas. — le pidió antes de besarlo. Noah sintió una descarga eléctrica y le correspondió el beso. Su piel se erizó y se apegó más a él.

— ¿Ves? Si sabes delicioso. — admitió con sus labios juntos. Misha pego sus frentes.

—No estás haciendo esto más fácil para mí. — volvió a besarlo —Tal vez te secuestre. —

Noah le dio un beso más y se apartó —Cuéntame más. — le pidió — ¿A quién hay que matar para poder comprarte un Aston Martin y tener tanto tiempo libre? ¿Qué estudiaste? —

—Me la pase toda la juventud en la calle… — admitió —No tuve la oportunidad de ir a la Universidad, tampoco tenía el tiempo. — miró hacia el horizonte —Trabajo para un sujeto que tiene mucho dinero y le encanta tener todo tipo de cuadros y obras de arte. Yo me encargo de conseguir todo lo que él quiere. —

— ¿Y cómo es que te contrato? —

Misha frunció el ceño —Una carrera universitaria podía tenerla cualquiera, pero los contactos que yo adquirí durante tantos años vagando en la calle eran difícil de obtener de una sola persona. Eso le agrado y claro que con el tiempo tuve que estudiar y aprender ciertas cosas, pero el pago por todo eso. —

—Debe ser un buen sujeto. — le sonrió optimista.

—No tienes idea. — puso los ojos en blanco y apartó la mirada.

—Tu vida no ha sido fácil. — admitió Noah con un poco de pena.

Misha se escogió de hombros —Es lo que me tocó. Además, la tuya no ha ido muy color de rosa que digamos. —

— ¿Qué te he contado de mi vida? — ladeó la cabeza —No había pensado en eso hasta ahora. Que tanto sabes de mi vida. —

Le tomó la mano y entrelazó sus dedos —Se lo de tu padre. — admitió —Se porque volvieron a Atenas… — le tomó la mano a Noah y levantó un poco la chaqueta. Encontró sus cicatrices en la muñeca —Tú y yo no somos tan distintos. — acercó la mano a su boca y beso la piel dañada —Los dos tenemos cicatrices, Noah. Pero las mías no están a la vista. —

—Espero un día conocer esas cicatrices. — dijo sereno —Algo me dice que no es algo que olvidara… nunca me contaste, ¿verdad? —

Misha le sostuvo la mirada. No pudo engañarlo, mas tampoco pudo decir la verdad —Las cosas son diferentes ahora. — le prometió — ¿Algo más? — intentó cambiar el tema. Noah se quedó pensativo.

— ¿Ike? — preguntó de pronto sin mirarlo.

—Sí, también me contaste de Ike. — aseguró —Conozco a la mayoría de la gente que te rodea… —

— ¿Tú tienes muchos amigos? — intentó animar la cosa.

Misha hizo un gesto con los labios mientras pensaba —Pondría solo a Damián en esa categoría. —

—Eres solitario. — dijo pensativo — ¿Y las chicas en el bar? —

—Emma es más amiga de Damián. Incluso creo que ella alucina bastante por él. Lástima que no pueda corresponder. — sonrió con ironía —Y bueno, su hermana… — agregó sin mucho ánimo —La conozco por mi trabajo. De hecho por medio de ella conocimos a Emma, pero créeme, no soy un gran fan de Circe. —

—Lo noté ese día en el bar. — miró hacia la laguna. El sol ya se había puesto y la única luz que continuaba alumbrándoles era la de la luna y las estrellas que se podían ver de vez en cuando. Noah se subió el cierre de la chaqueta y se apegó más a Misha.

—Podemos irnos si quieres… — lo abrazó por la cintura dejándolo delante de él.

Noah negó —Así estaré bien. —

Misha le ofreció otro de los vasos —Este tiene café. También te gusta. —

— ¿Tenemos una cafetería preferida? — preguntó mirando el logo del vaso.

—Un día te llevaré ahí. Tienes que conocer a alguien. — sorbió de su café.

Noah levantó la vista hacia él —Si, por favor. No quiero toparme con otra persona como Kaia y no saber que la conozco. —

Misha resopló —Eres demasiado sociable. No terminaríamos nunca de buscar a toda la gente que conoces. — se burló.

—Alguno de los dos tiene que comunicarse con el mundo exterior, ¿o no? — levantó ambas cejas. Misha frunció el ceño —Admítelo, te complemento de maravilla. — le dio un codazo —Eres el típico chico amargado con pocos amigos y que odia todo y trata mal a todo el mundo. En cambio yo soy lo opuesto y vine a alegrar tu vida. — sonrió —Soy como la primavera en tu vida. —

Misha solo puso los ojos en blanco y siguió tomando café —Sí, exactamente. Como la primavera. Calurosa, molesta y provoca alergia. —

—No puedo creer que fueras capaz de describir la primavera de forma tan grotesca. — negó decepcionado —Pero te perdono… — agregó —Misha… —

—Dime. — apoyó sus labios en el cabello de Noah.

Éste dudo un momento — ¿Tuviste muchos novios antes que yo? —

El silencio que acompañó a esa pregunta se alargó demasiado tiempo. Los pensamientos de Misha divagaron por toda su mente. La respuesta era no. Nunca había tenido a nadie tan especial en su vida. Nunca se había atrevido a tener una relación sería con nadie. Sin embargo, debido a los últimos acontecimientos, fue imposible no traer a su mente a Evan. Estaba de vuelta y probablemente eso iba a complicar mucho las cosas.

—No, no realmente. — dijo dándole un sorbo más a su café.

— ¿Te acostaste alguna vez con Damián? — alzó la vista para ver su cara.

Misha se atragantó con su café y tuvo que toser un rato para recomponerse. Noah en cambio se partía de la risa por la pregunta que había hecho y por la reacción que había tenido él.

—No tienes que contestar. Tengo clara la respuesta. — se arrodilló frente a él y lo rodeó por el cuello.

—No me hizo gracia. — su mirada era severa.

Noah se acercó con lentitud —Pero era totalmente válida. Tú siempre dices que Callie flipa por mí. — le recordó.

—Yo nunca te he preguntado si te has acostado con ella. — le dijo.

— ¿Cómo podría saber que no me lo preguntaste? — lo atrapó —Pero no, no me he acostado con ella. — junto sus labios, pero Misha no hizo ningún movimiento, ni siquiera cerró sus ojos —Tampoco lo haría. — le besó las comisuras de los labios hasta llegar a su mejilla — ¿Sabes por qué? — siguió formando un camino de besos hasta llegar a la oreja. Misha negó por la pregunta —Creo que me gustas demasiado como para querer estar con alguien más. — siguió bajando hasta llegar al cuello.

Misha se estremeció y tomó a Noah por la cintura —Te estás metiendo en un camino sin retorno. — le advirtió.

Éste volvió a besarlo en el cuello antes de volver por el mismo camino y mordisquear la mejilla de Misha —Solo intento recompensarte. — llegó hasta los labios otra vez, pero ahora Misha lo atrapó entre sus labios. Misha le mordisqueó el labio —Misha… — dijo tratando de recuperar el aliento —Quiero ir a casa. — volvió a besarlo. Dejo que Misha lo guiara en todo momento. Le dejó introducir su lengua y juguetear con la suya. Dios, como le gustaba ese hombre. Se sentía en el cielo entre sus brazos.

Se separaron para poder recuperar el aliento. Noah se sentó en el regazo de Misha y se acomodó en su pecho agitado —Me vas a volver loco. — admitió Misha.

Noah lo observó —Creo que tú ya me volviste loco. — le sonrió. Misha le besó la nariz —Vamos, te llevaré a casa. — lo hizo levantarse.

—No quiero irme a casa. — lo mirada lo acusaba.

Misha negó de inmediato —No, no te llevaré a casa. —

—Pero quiero conocer tu departamento. — alegó mientras caminaban al auto —No tenemos porque hacer algo más que sentarnos a ver una peli. —

— ¿Tú crees que después de esto voy a tenerte en mi departamento sin querer hacerte algo? — preguntó malicioso.

Noah se subió al auto de un tirón. El frío ya comenzaba a calarle —Misha… — rogó.

—En estos momentos no tengo la capacidad para controlarme. No creo que sea buena idea. — negó. Puso el auto en marcha y colocó la calefacción para Noah.

—Prometo que no voy a flirtear contigo. — sonrió —No quiero volver a casa, no después de esto. — dijo ilusionado.

Misha se detuvo en el camino y se giró hacia él —Noah… —

—Podemos ser adultos responsables. Además estoy seguro que no harías nada que yo no quisiera. — lo interrumpió —Yo se que quieres que me quede, solo que tienes miedo que algo salga mal. —

— ¿Y tú mamá? — arqueó una ceja.

—Le diré que me quedo con Callie. Esa mujer me debe una grande. —

Misha se rio —No le alegrara enterarse que te quedarás conmigo. —

—Algún día aprenderá a quererte. — se acercó y le dio un beso en la mejilla.

—Ambos sabemos que eso no sucederá. Ella te quiere demasiado y no cree que sea lo suficientemente bueno para ti. —

Noah tecleó un mensaje para Callie —Tampoco quería a Ike, pero nunca intervino tampoco. — le contó —Así que aunque se odien a muerte, no hará nada para perjudicarte. Solo se dedicará a mirarte con odio cada vez que te vea. —

—Ojalá Damián te odiara. — bromeó —Para que supieras lo que se siente. —

Su teléfono vibro —Todo listo. — sonrió —Te manda saludos. — le acercó la pantalla para que leyera.

“Nada de sexo o te juro por dios que te lo corto…”

Era todo lo que decía. Misha se rió un rato —Corres un gran riesgo. —

—Se que no dejarías que lo lastimara. —

El viaje de regreso se hizo más corto. Noah comenzaba aprenderse de nuevo el camino hasta el hogar de Misha. Bajo directo al estacionamiento del edificio.

Misha lo miró nervioso — ¿Estás seguro? —

Noah asintió y abrió la puerta —Aun hay muchas preguntas que quiero hacerte. —

—No más preguntas por hoy. — imploró Misha. Noah se le acercó en el ascensor y lo besó.

—Pueden vernos. — le susurró contra sus labios.

Siguió los ojos de Misha hasta la cámara frente a ellos. Se movió en cuanto Noah la vio.

—Es su forma de decirte hola. Es Alfred, tú lo conoces. — le avisó.

Noah movió la mano para saludar —Un gusto, Alfred. ¿Puede escucharme? — miró a Misha.

—Puedo escucharte, Noah. Es un gusto verte de nuevo por aquí. — una voz resonó en el ascensor.

—Increíble. — dijo maravillado. El elevador se detuvo en el último piso —Adiós Alfred. — volvió a menear la mano.

—Muy simpático Alfred. —

Misha lo miró incrédulo —Solo cruzaste dos palabras con él. —

Noah se encogió de hombros —Sonaba agradable. —

—Eres único. — le dio la pasada para que entrara primero.

Al fin comenzaba a entrar a la vida de Misha y no importaba lo que pasara esa noche. No se iba a arrepentir de absolutamente nada.

Noah quedó sorprendido en cuanto puso un pie adentro. Era más grande de lo que esperaba que fuera un departamento. Era un dúplex. Había que bajar una pequeña escalinata para llegar al primer piso. Misha prendió las luces de la primera habitación. Era incluso más grande que la pequeña caja de fósforos que él tenía como casa. La iluminación no estaba en el techo, sino en las paredes grises y blancas que había por todas partes.

—Creí que habías dicho… —

Misha dejó las llaves del auto en la entrada —Corta el rollo Noah. — le pidió —No gano tanto. Es algo que herede. — dijo con cierta rabia en su tono.

Noah siguió recorriéndolo. Era todo lo que un hombre soltero de veintitantos años podría desear. Los sillones eran negros y uno de ellos estaba justo frente a un televisor de más pulgadas de las que Noah podría contar. En el suelo había unos juegos.

— ¿Para Teo? — apunto los aparatos.

—Amaba venir a jugar. — sonrió al recordarlo. Se quitó la chaqueta y la bufanda y las tiro tras una puerta que había junto a la entrada —Ve a ponerte cómodo. — le apuntó los sillones. Desapareció por un pequeño pasillo.

Noah se quitó la chaqueta y la tiró sobre el sillón. Caminó por alrededor. Husmeo en las bibliotecas que tenía a los costados del televisor y unos cuantos cuadros que habían colgados. Se le hacían terriblemente conocidos. Desde ahí podía ver el comedor que estaba a un lado y al fondo se encontraba la cocina. Era de estilo americano y tenía un desayunador. Realmente era grande y a decir verdad parecía un exceso para alguien que vivía solo. Había dos puertas, pero subir le llamó más la atención que ir a ver que había tras ellas.

Arriba era el mismo asunto. Había un pequeño pasillo que daba al fondo con un ventanal con vista hacia el parque frente al edificio. Tres habitaciones y una pequeña imitación del living que había abajo, pero con un solo sillón más pequeño y un televisor también más pequeño. Noah resopló. La primera habitación parecía de huéspedes, así que no tenía nada de extraordinario. Todo seguía a juego con los ambientes del resto del departamento.

La segunda habitación sin duda era la de Misha. La cama era enorme y estaba desecha. El cobertor era negro con gris, las sábanas negras y las almohadas de color gris. Todo era perfectamente combinado. Había closets y un esquinero con unos cuantos libros y un sillón de un cuerpo a un lado. Al otro lado de la habitación había un ventanal que daba al parque y unas cortinas oscuras, siempre a juego. Unos veladores a los costados de la cama llenos de cosas. Sobre la cama había un cuadro. También se le hizo terriblemente conocido cuando lo vio. Se acercó un poco a verlo, pero no, nada vino a su mente.

Se sentó en la cama de Misha y tomó una de las almohadas y la olisqueó. Tenían su olor. Cerró los ojos y la mantuvo un momento más junto a su nariz. Deseaba poder recordar ese lugar, pero parecía que Misha ya no era capaz de proporcionarle nuevos recuerdos.

—Tu lugar favorito del departamento. — la voz de Misha lo sobresalto.

Abrió los ojos de golpe y dejó la almohada en su lugar un poco avergonzado —Lo siento. — se levantó de la cama.

Misha lo miraba desde la puerta. Estaba apoyado en el marco con los brazos cruzados — ¿Ya recorriste todo el lugar? —

Noah asintió —Creo que sí. — se acercó hasta la puerta, pero Misha no se movió.

— ¿Esa también? — apuntó la última habitación que estaba al frente.

— ¿Otra habitación para huéspedes? — preguntó. Misha negó y le abrió paso para que fuera a curiosear. Abrió la puerta y tuvo que encender la luz para poder ver que había adentro. Esa habitación también daba hacia el parque, pero las cortinas estaban corridas. En un rincón había un caballete de madera apilado junto con un montón de pinturas. También había un montón de bastidores de tela en blanco.

Noah dio unos cuantos pasos un poco intrigado. Había un estante a un costado y no espero que Misha le dijera que hiciera nada. Simplemente se acercó y comenzó abrir las gavetas. Estaban llenas de pinturas y pinceles de todos los tipos posibles. Se volteó a ver a Misha — ¿Todo esto es mío? — preguntó emocionado.

—Dafne no dejó que te llevara algo de esto. — le explicó —Aquí aprendiste hacer todo lo que sabes. Te pasabas días enteros encerrado aquí. Ignorándome y a veces a Teo. — sonrió.

—Los cuadros que tienes por toda la casa… — murmuró confundido.

Misha asintió —Tu los pintaste. — dijo —Y eres libre de venir cuando quieras a pintar. —

Noah asintió y volvió junto a Misha —Gracias. — se puso en puntitas y lo beso. Le tomó la mano de él y se la puso en su pecho —Hace mucho tiempo que no sentía esto. — su corazón latía alocadamente —Y hasta ahora no lo sabía, pero era justamente lo que buscaba. Volver a sentirme así. —

—Ya estás en casa otra vez. —

—Estoy en casa. — repitió volviendo a mirar el cuarto, su cuarto.

Notas finales:

Pronto más! 

Muack!


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