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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Holoo!! u___________________ú!! Me sentí bastante abandonada en el capítulo anterior :(!! Gracias por sus NO reviews! Siempre les amaré por eso :D!

Espero que al menos sigan leyendo la historia y preparense, porque tengo la maldad en mi interior! JOJOJOJO!

Y sí, publicando en domingo de nuevo, porque soy mala y eso... adiós :(!

“Tener miedo significa que tienes algo que perder…”

 

Abrió las puertas de un tirón y caminó por el pasillo como alma que lleva el diablo. No estaba del todo seguro como había llegado, ni cuantos semáforos se había pasado en rojo y cuantos accidentes había producido con eso. Simplemente caminó por el pasillo de urgencia buscando a Noah con completa desesperación. Todo lo demás había dejado de importar durante unos segundos. No podía permitirse que le volviera a pasar algo. No soportaría verlo en aquel estado otra vez.

Cuando logró divisarlo al final de un pasillo el alma le volvió al cuerpo. Aunque aquella tranquilidad que lo embargó se esfumó en cuanto lo miró con mayor atención sin detenerse un segundo para llegar junto a él.

Noah no lo había visto. Estaba sentado en un conjunto de asientos pegado a una de las paredes del pasillo. Misha lo reconoció de inmediato por sus cabellos rubios enmarañados. Pero tenía la mirada en el suelo y apoyaba su cabeza en sus dos manos mientras apoyaba sus codos en los muslos. Estaba todo sucio y su ropa estaba teñida de rojo.

—Noah… — lo llamó cuando estuvo seguro que lo fuera a escuchar.

Noah levantó la vista y sus ojos se volvieron vidriosos en cuanto lo vio. Se iba a levantar de su asiento, pero Misha lo alcanzó antes que lo hiciera. Lo tomó por el rostro y lo revisó agachándose frente a él.

— ¿Estás bien? ¿Qué paso? — sostenía su rostro para que lo mirara.

—Nadie me contestaba… no sabía qué hacer. — dijo notablemente consternado aún —Yo… —

— ¿Estás bien? — insistió Misha.

Noah asintió y tomó las manos de Misha para sentir su calidez —Estoy bien. Es Teo… — dijo casi en un susurró de voz. No tenía fuerzas para hablar más fuerte.

— ¿Qué le paso a Teo? — volvió a concentrarse en lo que decía Noah cuando confirmó que la sangre no era de él.

—Estaba jugando. — dijo con grito ahogado —Se cayó. No sé como paso. — dijo desesperado —Solo lo vi tirado ahí en el suelo. — sus ojitos se llenaron de lagrimas —Y había sangre por todas partes. — se miró la ropa —Mucha sangre en su cabeza. — insistió —No sabía qué hacer. —

Todavía estaba en shock. Misha se levantó y se sentó a su lado. Lo atrajo hacia él y lo apretó con fuerza contra su pecho —Va estar bien, tranquilo. —

—Llegamos hace mucho. — se aferró a su chaqueta —Nadie me dice nada, Misha. —

 —Probablemente está en cirugía. Esas cosas tardan, pero va a estar bien. — acarició su espalda con delicadeza para que se calamara —Teo es fuerte. Un golpe en la cabeza no es suficiente para que se rinda. — le susurró con sus labios pegados a los cabellos de Noah —Así que tranquilo. Ya estoy aquí, no tengas miedo. —

—Nadie me contestaba. — volvió a decir después de un rato cuando su respiración comenzaba a normalizarse.

—Estaba trabajando, lo siento. — suspiró. Había pasado demasiados sustos por un día y también comenzaba a relajarse — ¿Dónde está tu mamá? ¿Intentaste con Callie? —

—Las llamé, pero ninguna atendió. Dafne está trabajando, pero siempre contesta su celular. — explicó preocupado —Se va querer morir cuando se entere. —

Misha miró en ambos sentidos del pasillo. Dafne iba a tener que aparecer tarde o temprano en ese lugar y cualquiera de las reacciones que pudiera tener al verlo en ese lugar, ninguna terminaba de la mejor forma posible para él o para Noah.

 

El cielo se empezaba a teñir de anaranjado y aún no tenían noticias de Teo y mucho menos de Dafne. Noah estaba acurrucado con la chaqueta de Misha encima y en la misma silla en que lo había encontrado. Estaba cansado y sus ojos comenzaban a pesarle. Sin poder evitarlo dormitaba a ratos. Misha lo miraba de pie, apoyado en el otro lado del pasillo. Tenía el teléfono de Noah y el suyo entre sus manos. Había estado intentando comunicarse con Dafne, pero después de un rato el celular comenzó a enviarlo directamente al buzón de voz. Aunque al menos había logrado comunicarse con Callie y ella ya iba en camino.

Noah lucía tan exhausto que no le importaba quedarse ahí con él toda la noche y que Dafne fuera aparecer de improviso. Ya no le importaba lo que la mujer fuera a decirle con tal de no dejarlo solo.

—Misha. — se escuchó por el pasillo. Se dio vuelta y vio a Damián que caminaba apesadumbrado hacia él. Todavía tenía su traje puesto y traía unos cafés en una mano y una cajita en la otra —Vine apenas salí. — dijo agitado cuando lo alcanzó. Miró de reojo a Noah que dormía — ¿Cómo está Teo? —

Misha se encogió de hombros —Siguen operándolo. — le explicó —Me comuniqué con Emma, pero no pudo averiguar mucho, solo que esta estable. —

Damián le tendió uno de los cafés que traía — ¿Qué paso exactamente? — se interesó profundamente preocupado.

—No habla mucho. — miró de reojo a Noah —Solo me dijo que se cayó y se golpeó la cabeza. Parece que ni siquiera él lo vio cuando sucedió. — le dio un sorbo al café y arrugó el ceño cuando se quemó la lengua.

—Le traje algo para comer. — le mostró la cajita.

Misha suspiró —No ha querido comer, lo intenté todo. —

— ¿Y su mamá? —

—No contesta. — le mostró el celular de Noah —Callie me contestó hace un rato así que debe estar por llegar. — dio otro sorbo pero con más cuidado.

— ¿Te quedarás con él hasta que llegué ella? — se llevó una de sus manos al cabello y se lo tiro hacia atrás y se rascó la cabeza.

Ambos se miraron cansados —Creo que me quedaré con él hasta saber algo de Teo. — dijo confuso —No quiero dejarlo sin Dafne por aquí. —

Damián asintió —Intentaré encontrarla. — le sonrió de lado y se acercó a Noah que seguía acurrucado. Le frotó la espalda y éste reaccionó al instante un poco aturdido y con los ojos apenas abiertos.

— ¿Hay noticias? — miró sin ver realmente quien estaba a su lado.

—Aun nada. — le susurró bajito Damián y le sonrió cuando éste lo contempló —Traje algo para que comieras. —

Noah se restregó uno de sus ojos —No tengo hambre. — negó y buscó a Misha con la mirada.

—Son tus favoritas. — le animó abriendo la caja. Noah le sonrió y aceptó sacar una.

—Gracias. — intentó comerla, pero fue casi imposible que pasara de la garganta.

Damián se dio cuenta y le ofreció el otro café. Noah lo aceptó con más facilidad y le dio unos cuantos sorbos. Volvió a mirar a Misha que los observaba del otro lado.

—Me comuniqué con Callie. Debe venir en camino y aun no ubico a tu mamá. — le aviso.

Intentó sonreírle con gratitud, pero apenas se dibujó una curva en sus labios. La preocupación y el cansancio lo estaban matando — ¿Emma no ha traído noticias? —

—No se sabrá nada hasta que salga de cirugía. — le recordó —Pero ya deben estar por venir a informar algo. — le animo y le sonrió.

Noah asintió y se removió en el asiento antes de volver la vista a Damián —Gracias por venir. —

—No podía no venir a estar contigo y con Teo en estos momentos. — le sonrió y se levantó de su lado —Voy a intentar encontrar a tu mamá. — le indico hacia la salida con el pulgar —Vuelvo pronto. —

La mirada de Noah se volvió sombría —Si te comunicas con ella sabrá que Misha está aquí. — dijo un poco confundido — ¿Eso es bueno o malo? — le preguntó a Misha.

—No lo sé, pero no te voy a dejar solo ahora, Noah. — le recordó —Me da igual si me ve aquí. —

Noah negó —Se va volver loca cuando se entere. — dijo con miedo —Y si te ve aquí se pondrá peor. — agregó —Si Damián la ubica se volverá loca incluso antes. —

—Tranquilo. — intervino Damián —No es necesario que sea yo quien se comunique con ella. Les pediré ayuda a Peter y a Joseph así que ellos se encargaran si la encuentro. —

Sus palabras relajaron a Noah y volvió a acomodarse en la silla —Gracias. — suspiró aliviado.

Damián se despidió con la mano y se perdió por el pasillo. Cuando abrió la puerta de urgencia para salir, Callie se escabulló y se vieron las caras. Ambos se conocían, así que se sonrieron al verse, pero cada uno siguió su camino rápidamente. La colorina corrió con cautela de que ninguna enfermera fuera a verla y cuando diviso primero a Misha y después a Noah, sus ojos se llenaron de lágrimas en el acto.

—Perdóname. — rogó sentándose en el lugar que poco antes había ocupado Damián. Lo tomó con fuerza y lo apretujó contra ella —Tuve un problema con mi abuelita y no tenía mi teléfono a mano. — se disculpó una y otra vez. Cuando al fin se calló, Noah aún continuaba dándole palmaditas para que dejara de llorar. Misha que los miraba desde lejos tuvo sus dudas al respecto por un momento porque no sabía quien estaba consolando a quien —Misha me contó lo de Teo, ¿Qué demonios paso? — soltó a Noah del agarre para mirarlo a la cara — ¿Cómo fue que se cayó? —

La cara de Noah se crispó y desvió la mirada de Callie —No lo vi… —

Misha conocía muy bien su mirada y se dio cuenta en el acto que estaba mintiendo. Sabía lo que había pasado, pero no quería decirlo. Si Callie le hubiera puesto más atención también se habría dado cuenta, pero la culpa por no haber llegado a tiempo le impidió notar lo obvio.

— ¿Y tu mamá? — miró en todas direcciones buscándola. Pero cuando se volvió a topar con Misha frente a ella cayó en la cuenta de que era imposible que estuviera ahí — ¿Dónde está? —

Noah se encogió de hombros —No me contesta el teléfono. Damián fue a buscarla. — le explicó.

—Pero han pasado horas… — dijo sorprendida —Tal vez le paso algo. —

—Callie. — la llamó Misha y meneó la cabeza para que se callara.

Noah la miraba más preocupado aún —Debe estar bien. — dijo apenada —Probablemente se le acabo la batería del teléfono. De todas formas, si Damián no la encuentra, tiene que volver a la casa en algún momento y cuando vea que no están sabrá que algo paso. —

—No sería una forma muy agradable de enterarse. — murmuró Noah —Llegar a la casa y encontrar un charco de sangre en la entrada. —

Callie se maldijo por su boca tan grande —Pero no sucederá. Damián la va a encontrar antes. Es un policía, puede encontrar a cualquiera en esta ciudad. —

La puerta de las urgencias que da hacia los pabellones se abrió y un sujeto notablemente cansado salió por la puerta. Traía un traje azul y sus zapatos aun estaban envueltos para operar. Se quitó su gorro quirúrgico cuando traspasó la puerta.

Noah había estado esperando horas que esa puerta se abriera y en cuanto vio al doctor, supo de inmediato que era a quien tanto había estado esperando. Se levantó de la silla y se puso en su camino.

— ¿Son familiares de Teo Rallis? — preguntó posando su mirada en los tres.

—Es mi hermano. — balbuceó Noah.

El doctor dudó un momento en hablar. Lo notaba tan joven, pero no había indicios de que hubiera otro adulto además de Misha —Soy el doctor Niniadis. — se presentó y le estrechó la mano a Noah —Tu hermano tuvo un traumatismo encéfalo craneano bastante severo. Un fuerte golpe y mucha sangre. — intentó sonar delicado al decirlo —Costó mucho detener la hemorragia, pero logramos estabilizarlo. —

— ¿Va a estar bien? — preguntó desesperado.

El doctor tardó unos segundo en responderle a Noah, lo cual le parecieron siglos a él —Esta en la UCI en estos momentos, pero esta estable. — asintió un poco optimista —Pero cualquier secuela que pueda tener del accidente lo sabremos una vez que despierte, si es que lo hace. —

Noah asintió y se llevó las manos al pelo —Si despierta… — murmuró. Sintió la mano de Misha en su hombro y respiró profundo — ¿Puedo verlo? —

—Lo están trasladando en estos momentos, pero les diré que te avisen cuando puedas pasar. Aunque por su estado es preferible que solo estés un momento, además el acceso es solo para familiares. — advirtió mirando a Callie y a Misha.

—Gracias. — dijo y observó al doctor volver a cruzar la puerta. Se dio vuelta y miró a Misha —Un TEC, Misha, tuvo un maldito TEC. — alzó la voz aterrorizado.

Misha lo atrajo hacia él y lo abrazó —Al menos ya sabes que está bien. Va despertar en cualquier momento. — besó la coronilla de la cabeza de Noah.

— ¿Y si no despierta? — se aferró con fuerza a Misha.

—Lo hará. El sujeto solo cumple con decirte todas las posibilidades, pero Teo va a despertar. No puedes perder la fe en él en estos momentos. — mantuvo su mentón en la cabeza de Noah y la besaba de vez en cuando —Solo tienes que esperar para poder verlo. —

El teléfono de Misha vibró en su chaqueta y ambos los sintieron. Noah lo soltó en el acto para que pudiera atender. Tenía que ser Damián, no había otra posibilidad pensaba Noah.

—Damián. — contestó Misha el teléfono y se alejó un poco de Noah. No lograba escucharlo bien —No te oigo, ¿estás bien? — arrugó el entrecejo.

—Encontramos a Dafne. Joseph va con ella al hospital en estos momentos. — alcanzó a decir —Deberías irte. Dafne no va muy bien y verte solo hará que termine por perder los estribos. Déjalo con Callie y vete de ahí. — le advirtió son seriedad.

—No puedo… — murmuró.

Escuchó resoplar a Damián del otro lado —Se que no quieres dejarlo solo, pero no lo vas ayudar en nada si te quedas ahí. —

—Gracias Damián. — volvió a girarse hacia Noah cuando cortó la llamada. Él aguardaba impaciente —Viene en camino. —

— ¿Dónde estaba? — preguntó notablemente dolido.

Misha levantó los hombros —No me lo dijo. No había muy buena señal. — le explicó —Damián solo alcanzó a decirme que no era buena idea que estuviera aquí cuando ella llegara. —

Los ojos de Noah se entristecieron, aun así asintió e intentó sonreírle —Es verdad… — murmuró.

Callie se acercó a Noah y pasó uno de sus brazos por su espalda —Yo me quedo con él. — dijo —Vete tranquilo, yo te aviso de cualquier cosa. —

Misha la miró con cierta desconfianza. Nunca había sido la persona más amable del mundo con él, pero suponía que por Noah podía hacer ese sacrificio tan grande —Solo me iré si es lo que tú quieres. —

Noah dudaba, pero sabía cuál era la decisión correcta. Aunque aquel momento lo correcto no coincidía con lo que él deseaba. Quería que Misha se quedara ahí con él hasta que Teo despertara y volviera a sonreírle. Quería sentirse seguro y completo en esos momentos, igual como aquella noche que se quedo con Misha. Necesitaba sentirse amado en esos momentos, pero no era correcto que se quedara. Dafne iba armar un infierno si lo veía ahí y tampoco era justo para ella cargarla con más problemas en esos momentos.

—No quiero que te vayas. — reconoció con pena —Pero creo que es lo mejor. — dio un paso hacia él, soltándose del agarre de Callie.

—Llámame si quieres que vuelva. Estaré en mi casa. — volvió a atraparlo entre sus brazos y lo abrazo.

Noah lo abrazó por la cintura y aprovechó de olisquearlo por un momento para poder mantener en su cabeza su presencia.

—Todo saldrá bien y pronto recordarás este día como uno más en tu vida. — le prometió. Noah levantó la mirada e intentó sonreírle. Misha aprovechó para besarlo —Después que veas a Teo intenta descansar. — le pidió cuando Noah se alejó para tomar aire.

—Lo intentaré. — lo soltó —No sé que irá a pasar después que llegue mamá. — admitió con un poco de temor.

—No pasara nada malo. Verás que cuando llegue tendrá una justificación completamente racional para no haber contestado su teléfono a tiempo. — lo animó —Aprovecharé de adelantar un poco de trabajo para verte mañana. — le sonrió.

—Está bien. — sonrió Noah —Te esperaré mañana. — suspiró y volvió a su asiento.

Callie se quedó de pie junto a él y le hizo una mueca a Misha para que se fuera porque seguía ahí pegado mirando a Noah y en cualquier momento Dafne iba a llegar —Vete, estará bien. —

Misha se dio media vuelta y se fue con la sensación de que debía quedarse en ese lugar. Aún así, decidió ignorar sus instintos.

 

Su cabeza se había vuelto un desastre. Ya estaba metido en varios aprietos antes de que Noah lo hubiera llamado, y haberse cargado con otro problema hizo que terminara exhausto. Cuando entró a su departamento encendió las luces del living y dio un pequeño saltito cuando vio una silueta sentada en el sofá.

Damián se dio restregándose los ojos —Lo siento, ¿te asuste? —

Misha suspiró pesadamente y solo le hizo una mueca — ¿Qué demonios haces aquí? — gruñó quitándose la chaqueta.

—El Misha rezongón está de vuelta. — se burló por la apatía de su amigo —Me dijiste que querías hablar conmigo esta tarde. — le recordó —Te dije que vendría después del trabajo y pensé que eso seguía en pie a pesar de lo de Noah. —

Misha se llevó una mano a la frente y asintió —Lo había olvidado. — admitió apenado.

— ¿Supieron algo de Teo? — se levantó del sillón y lo miró preocupado.

—Tiene un TEC. Lo estaban pasando a la UCI cuando me vine, pero no supe más. Cuando despierte sabrán cómo está realmente. —

—Espero que todo salga bien. Noah no alcanza a salir de un problema y ya está metido en otro, pobre. — se lamentó.

Misha solo asintió y se perdió por la casa.

— ¿Mañana irás al hospital? — lo siguió por el departamento.

—Eso espero. — lo encontró peleando con un puerta de un estante que estaba con llave —Tengo que ir a ver a Dylan mañana y no sé a qué hora me desocupe. — le dio un golpe cuando se dio cuenta que no iba a poder abrirla — ¿Dónde demonios está la llave de esta porquería? — gruñó malhumorado.

Damián se quedó viéndolo de brazos cruzados —En mi casa. — contestó con seriedad — ¿Por qué quieres beber? ¿Qué ocurre? — preguntó inquisitivamente — ¿Por qué querías que viniera? —

Misha alzó la vista y lo miró molesto —Quieren que vaya a Santorini como uno de los matones de Dylan. — dejó caer su cuerpo hasta quedar sentado en el piso y exhausto por el forcejeo con la puerta.

Damián pareció meditar sus palabras y meneó la cabeza —Santorini y Dylan no son una buena combinación para ti, ¿no hay alguna forma de zafarte? —

—Si hubiera alguna forma, ¿no crees que ya lo habría hecho? — retó ofuscado —Quieren que mañana vaya a aprender a utilizar una puta pistola. — subió la voz.

—Tú ya sabes usar un arma. — dijo Damián poco impresionado con una ceja arqueada.

—Ese es el maldito problema. — dijo un poco desesperado —Ellos no lo saben. —

Damián levantó los hombros —Solo no le des en el blanco cuando comiencen a enseñarte, no es tan difícil. — le quitó toda la importancia del mundo a las palabras de su amigo —No es eso lo que te tiene así, ¿verdad? — miró la puerta del estante —Ambos sabíamos que algún día tendrías que volver a Santorini. No es tan terrible. — quiso animarlo, pero en el fondo sabía que sus palabras no iban a producir ningún efecto positivo en Misha. Aún así, tenía que intentarlo.

—Tal vez saben lo que quiero hacer. — dudó Misha.

—No, no, no. — repitió preocupado —Si comienzas a sugestionarte de esa manera todo se irá al demonio. — su mirada estaba reflejaba bastante preocupación — ¿Desde cuándo empezaste a ser tan paranoico? Tú no eres así. — le acusó.

Misha le dio una patada al estante para descargar su ira —No tengo idea. — gritó —No tengo puta idea. — volvió a patearla hasta que la puerta se abrió.

—Tú sabes que no es la solución. — ambos miraron las botellas de licor que habían adentro.

—Entonces dime cual es la solución. — sacó una de sus botellas de whiskey y le revisó la etiqueta para ver cuántos años tenía —Porque a mí no se me ocurre ninguna. —

Damián dudo por un momento en tener aquella conversación con Misha. Era su mejor amigo, y lo conocía más que nadie y por lo mismo, sabía cuando una conversación no le llevaría a ningún sitio diferente que a una pelea con Misha. Alzó ambas cejas y espero que Misha le dijera algo. Quería estar seguro que éste lo escuchara.

—Solo habla. — dijo Misha buscando un vaso en la cocina.

—Renuncia. — fue todo lo que tuvo que decir para que Misha golpeara el vaso contra la encimera —El hecho que no te guste esa solución, no significa que no sea una. — intentó explicarse —E incluso tal vez sea la única solución. Renuncia, no le debes nada a esos tipos. — le recordó.

—No les debo nada. — murmuró con una sonrisa irónica en los labios —Pero ellos me deben tanto a mí. — volvió alzar la voz enojado.

—Olvídate del pasado. Tu presente y tu futuro valen mucho más la pena. — dijo con dolor en su mirada. Había dicho tantas veces aquellas palabras desde que Misha había conocido a Noah. Sin embargo, la respuesta de Misha siempre había sido categórica y jamás había dudado si quiera en cambiar sus planes —Noah te necesita tanto… —

—No lo metas en esto. — le advirtió. Se sirvió su vaso de whisky y se lo tragó como si fuera agua. Golpeó el vaso contra la encimera de nuevo y dejó que el líquido le quemara la garganta —Él no tiene nada que ver con eso. — dijo cuando pudo volver a hablar.

—Él tiene todo que ver con esto. — se defendió —Noah es tu pase de salida. Tú oportunidad de dar vuelta la página, ¿realmente estas dispuesto a sacrificar toda tu felicidad y la de él por una promesa que te hiciste hace quince años atrás? Eras un crio y no tenías idea de la vida. —

Misha se sirvió otro vaso de whisky y miró a Damián antes de empinárselo —Las promesas significan todo para mí. — dejó el vaso encima y lo miró desafiante.

Damián se lamentó y movió un poco la cabeza decepcionado —Entonces deberías preocuparte por las promesas que le haces a Noah. — le recriminó —Estás tan cegado por ese enojo que tienes desde hace tantos años que no eres capaz de ver lo que realmente importa. —

—Antes no te preocupaba que viviera de esta forma. — dijo dolido.

—Las cosas han cambiado, Misha. Yo te voy a seguir apoyando, pero necesito que sepas que yo quiero más para tu vida que esto. Te mereces algo mejor. — miró como Misha se servía el siguiente vaso —Deja de beber. En el fondo de esa botella no vas a encontrar la solución a tus problemas. — dio unos pasos hasta él y puso su mano en la botella.

Misha se quedó con su vaso servido y se alejó de la encimera. No quería pelear por una botella con Damián.

— ¿Recuerdas que me prometiste que el día que las cosas se pusieran difíciles o hubieran otros intereses que se vieran involucrados y perjudicados por lo que hacías ibas a sentarte a pensar si valía realmente la penas seguir con esto? — cerró la botella de whisky y siguió con la mirada a Misha. Había salido al balcón del departamento y estaba apoyado sobre la baranda y miraba hacia abajo.

—Aun vale la pena para mí. Las cosas no se han puesto difíciles. — le dio una mirada hacia atrás a Damián y le hizo un gesto para que se acercara —Simplemente me estoy acercando a lo que quiero. —

Damián llegó junto a él y apoyó uno de sus brazos en la baranda y se quedó de costado mirando a Misha — ¿Y qué harás cuando lo logres? —

Misha lo miró con el ceño fruncido — ¿A qué te refieres? —

— ¿Que es lo que harás después que todo eso se acabe? —

Misha se encogió de hombros —Ser feliz. — dijo con simpleza.

— ¿No lo eres ahora? ¿No eres feliz con Noah? ¿Estar con Noah no es suficiente para hacerte feliz? — le acusó incrédulo de su respuesta.

—No seas imbécil. — le retó enojado de nuevo —Noah es todo para mí. —

Damián soltó un suspiro —Entonces te recomiendo que comiences a actuar como si eso realmente fuera cierto. — le criticó y volvió adentro del departamento.

—Damián… — le llamó, pero su amigo no se volteó —Damián, no seas un niño. — lo siguió adentro y lo encontró tomando su chaqueta del perchero que había en una puerta junto a la entrada.

—Ya te dije que hacer con tu problema de mañana. — dijo sin mirarle — ¿Me necesitabas para algo más? —

Misha se apoyó en una pared y lo observó — ¿De verdad te vas a ir molesto conmigo? No lo hacías desde que vivíamos juntos en la otra casa. —

Damián suspiró —No estoy enojado contigo, Misha. Pero sinceramente no sé para qué quieres que me quede. — levantó un poco los brazos —Tienes tan claro lo que quieres hacer con tu vida que da igual lo que te aconseje o te pida, de todas formas no vas a cambiar de opinión. — lo miró desilusionado —Cuando apenas me contaste lo que planeabas, creí que al menos con el tiempo cambiarías de opinión. Que un día iba a llegar alguien como Noah a tu vida y te haría olvidar tu pasado. — meneó la cabeza —Pero nada es lo suficientemente significativo para ti. Nada es más importante que tu maldita venganza, y eso me da pena porque sé que eres mejor que eso. Tú naciste para cosas grandes y todo el mundo lo sabe. Todos los que te rodean saben lo lejos que podrías llegar en esta vida, todos menos tú. —

—No es tan fácil. — bajó la mirada.

—Solo tienes que soltar el pasado. Es difícil, pero una vez que lo haces solo te quedaran cosas buenas por vivir. —

Misha negó con su cabeza —Lo siento, Damián. — dijo —Pero no puedo. —

—Lo sé. — admitió Damián —Es por eso que me iré. — abrió la puerta del departamento —Dale mis saludos a Noah y espero que no tengas grandes problemas con Evan. —

—Suena a despedida. — Misha buscó su mirada un poco confundido.

Damián le sonrió —Eres un maldito cabrón, pero aún así no te dejaría solo. — dijo más tranquilo —Es solo que estoy cansado y necesito dormir. Mañana estaré mejor. — le prometió —Te llamo cuando se me pase todo esta mierda que llevo encima. — prometió.

Misha solo asintió —Te veo luego. —

Damián se quedó en la puerta pensativo y dubitativo entre volver a hablar o terminar por marcharse. Miró nuevamente a Misha —Y piensa en algo. — le pidió finalmente —Tal vez Noah nunca vuelva a recuperar la memoria de este último año, pero eso no significa que no tengas que volver a contarle tus planes. — le recordó y la mirada de Misha se nubló —Tal vez ahora no reaccione tan bien como lo hizo la vez anterior. Así que piensa realmente si vale la pena lo que estás haciendo. — Misha no dijo nada, así que Damián simplemente se fue.

Notas finales:

Nos vemos?

Hasta pronto??

Adiós???

 

PD: No se cuando vuelva por aquí!

Los quiero!


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