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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaaa!!! :3! Aquí yo reportandome! ¿cómo están?

Quise agantarme hasta el jueves para que se cumpliera una semana justa de la actualización, pero no me aguante, terminé el capítulo y quise compartirlo de inmediato con ustedes! :D!

Gracias por los reviews y espero que no me odien tanto y vuelvan a escribirme!! T_T!

Disfruten :D!

“La sinceridad siempre nos llevara a odiarnos un poco”

 

La nieve estaba por todas partes. Era un paisaje embriagador, y Noah se perdía en el por la ventana de la camioneta. Pensaba en lo feliz que se pondría Teo cuando despertara y viera que todo estaba cubierto de una capa blanca. Hasta podía escuchar sus gritillos de felicidad y su impaciencia por salir a jugar. Estaba absorto en sus pensamiento que no prestaba atención a nada más hasta que sintió un calor recorrer su mano.

Se giró con una sonrisa y vio que Misha lo observaba mientras aguardaba el semáforo. Apretó su tibia mano y soltó un pequeño suspiro de satisfacción por estar en aquel lugar aquella mañana.

— ¿Estás bien? Te ves distraído. — preguntó Misha con serenidad.

Noah asintió —Solo pensaba en Teo. — miró de reojo hacia afuera —Ama la nieve y se va a poner feliz cuando descubra que nevó. — le explicó, apoyó la cabeza en el asiento y observó a Misha un rato mientras éste volvía a poner en marcha la camioneta.

No sabía mucho de autos, así que no sabía mucho más aparte de que era un Audi por haber reconocía el logo afuera, pero no lucía ostentosa como los otros autos en los que había visto a Misha y de alguna forma extraña sintió en ese auto iba más con su personalidad que los otros. Además, la camioneta parecía tener mucho más vida que los otros. Estaba llena de pequeños detalles que le describían a Misha y le hacía sentirse cómodo ahí adentro. Tenía una pila de papeles en los asientos de atrás e incluso más de alguna chaqueta que obviamente eran de Misha; y los asientos de cuero estaban más desgastados que los de los otros autos, por lo que Noah podía sentir que Misha había pasado mucho tiempo ahí arriba.

—Me gusta esta camioneta. — dijo echándole un vistazo.

—Fue mi primer auto. — le explicó.

Noah asintió y lo vio sorprendido —No cualquiera puede tener un Audi como primer auto. —

Misha hizo una mueca sin voltearse a verlo —A veces creo que te divierte burlarte de mí y mis autos. —

—Es que lo hago. — soltó una carcajada y le dio un pequeño puñetazo en el brazo —Me agradó que fueras por mí. — cambió el tema después de un rato.

— ¿Te lo pasaste bien anoche? — lo miró de reojo.

—Sí, supongo. — pareció hundirse en el asiento cuando contestó —Teo se lo paso bien. — volvió a perder la mirada por el espejo.

Misha se detuvo en un semáforo y se volteó otra vez —Aunque me parece genial que Teo se lo haya pasado bien, no es lo que te pregunté. —

Noah no se volvió a mirarlo —Ella no me habla. — se encogió de hombros —Solo fue una noche igual que las demás. —

— ¿Y por qué no hablas tú con ella? —

—Ella me mintió. — le recordó —No quiso decirme que tú existías, y cuando se entera que lo averiguo, se enoja conmigo. — dijo sin dar crédito a sus propias palabras —No tiene sentido para mí. —

—Yo también te mentí. — dijo con tono neutro —Y aquí estamos, conversando. —

Noah se despegó de la ventana y lo miró. No sonreía, pero tampoco lucía molesto —No es lo mismo, tú me buscaste después de todo. Callie también terminó diciéndomelo porque mi felicidad era importante para ella. — rebatió —Dafne hubiera preferido morir con aquel secreto. —

Misha puso en marcha otra vez el auto —Creo que eres muy duro con ella. Deberías intentar hablarlo y solucionar sus diferencias. — dijo con la vista en frente.

—No es como si huyera de ella para que no me pudiera explicar las cosas. —

—Si ella no te habla, ¿Por qué no puedes hacerlo tú? ¿Hay alguna regla que diga que ella tiene que dar el primer paso? — preguntó con un dejo de ironía en la voz. Noah no le dijo nada y volvió apartar la mirada —Antes no eras así, antes solías hablar las cosas. — suspiró.

—Antes no era un maldito desmemoriado. — soltó con desdén.

Misha se orilló en cuanto lo escuchó. Jamás lo había oído decir algo así y nunca espero que lo hiciera. Se desabrochó el cinturón y se giró, pero Noah no se apartó de la ventana — ¿Qué te sucede hoy? — su voz sonó más dura de lo que hubiese querido.

Noah meneó la cabeza —Nada. — se giró con cautela —Lo siento. —

—Deja de preocuparte por lo que olvidaste. — le sonrió de lado y acarició su mejilla con una de sus manos —El presente es mucho mejor que nuestro pasado, así que no vivas de él. — le pidió.

— ¿Y si olvide algo importante? — preguntó confundido —A veces siento que es así. —

—Si fuera importante Callie o yo lo sabríamos. — apartó un mechón de su cara —Y ya te dijimos todo lo que sabíamos. —

Noah intentó sonreír otra vez, pero sin mucho éxito —Lo siento… — volvió a disculparse —Estás fechas me ponen triste. —

—Creí que te gustaba la navidad. — se burló y pellizcó la mejilla de Noah.

—Es por Teo. — admitió.

—No puedes vivir por siempre en torno a lo que tu hermano quiera. Tienes el derecho a estar triste o molesto cuando tú así lo quieras. — le susurró —No es sano para ti. —

Noah recordó las palabras de George. Él se lo había dicho ya muchas veces, pero sin mucho éxito en realidad. No podía dejar de poner a su hermano por sobre sus propias prioridades, sentía que se lo debías, que era lo menos que podía hacer después de haberle quitado la posibilidad de conocer a su papá, y por haberle provocado aquellos problemas.

—Debes dejar de sentir culpa. — tomó su mano y le dio un apretón —Lo de tu papá fue un accidente. —

—Un accidente que yo provoqué. — murmuró.

Misha lo soltó y volvió acomodarse en su asiento —Ya hemos tenido esta conversación antes. — resopló —Nunca logro convencerte de lo contrario. — tomó la calle otra vez —Espero al menos distraerte hoy. —

—No quise arruinar tu sorpresa. — se disculpó y mantuvo su mirada en Misha, pero éste no parecía molesto.

—No lo has hecho. — le sonrió en una pequeña mirada fugaz y le guiñó un ojo —Te olvidaras de todo por un rato. — lo animó.

Noah volvió a sonreír otra vez, un poco más emocionado por lo que pudiera estar esperándolo. Misha estaba dispuesto a celebrar de alguna forma la navidad al tenerle una sorpresa y él lo único que hacía era pensar en el pasado. No dijo mucho más en el resto del camino, necesitaba despejarse para poder volver a ser él nuevamente antes de que llegaran hacia donde sea que fueran. Misha tampoco intentó entablar algún tipo de conversación y dejaron que la música de la radio los embargara por un rato.

El centro de la ciudad se fue perdiendo tras ellos. Noah nunca había estado de ese lado de Atenas. No eran barrios muy seguros, así que nunca se había querido adentrar en ellos, además que nunca tuvo la necesidad de hacerlo. Miraba con curiosidad como todo iba cambiando. Los edificios iban desapareciendo y las casas y barrios más humildes se fueron abriendo paso. La curiosidad comenzó a carcomer a Noah. No tenía la más mínima idea de lo que Misha pudiera querer mostrarle en un lugar así, y no era porque él tuviera en mente algo, pero no se imagina a Misha en un lugar así.

Disminuyó la velocidad después de una calle donde había unos niños jugando y se estacionó tras un auto que está completamente desmantelado.

—Ojalá que tu auto no corra la misma suerte. — bromeó mirando lo que quedaba del auto.

Misha le sonrió antes de bajarse del auto. Noah lo siguió con la mirada sin estar seguro de que debía bajarse, pero éste le hizo un gesto con la mano cuando estuvo cerca de la puerta así que se apeó.

— ¿A dónde vamos? ¿Conoces este lugar? — lo siguió por un pasaje demasiado estrecho como para que entre un auto, además de tener una pequeña escalinata en la entrada.

—Hay algo que quiero enseñarte. — se volteó ligeramente para asegurarse que Noah viniera atrás de él.

Noah miraba en todas direcciones maravillado. Había algunos niños jugando en el pasaje con sus juguetes nuevos. Apenas se les podía ver sus caritas con tanta ropa y abrigo que traían encima, pero sus sonrisas eran innegables y todos parecían satisfechos con las visita de papa Noel. Se quedó atrás mirando a estos niños hasta que vio que Misha se había detenido a mitad del pasaje.

Dio unas cuantas zancadas y lo alcanzó. Miró la casa frente a la que se había detenido Misha y volvió a mirarlo — ¿Quién vive aquí? —

Misha rebuscó en los bolsillos de su pantalón y sacó una llave y se la tendió a Noah para que abriera.

— ¿Es tuya? — cogió las llaves y abrió con una mezcla de confusión de curiosidad que lo comenzaban a embargar.

Adentro, la casa estaba helada. Noah sintió un escalofrío cuando dio los primeros pasos. El lugar era muy diferente al departamento de Misha. Las paredes era de un color crema, probablemente el color con el que pintaron por primera vez la casa; el piso era de madera y crujió cuando Noah avanzó por la casa. Observó todo dando una vuelta en el mismo lugar hasta dar con Misha en la puerta.

Había un sofá como el que había en su departamento y un televisor grande, pero no tan nuevo como el que había en su departamento. El comedor y la cocina estaban conectados al living, y Noah tenía una visión de casi toda la casa desde ese lugar. Lo único que se le escaba eran los cuartos que se perdían por un oscuro pasillo que había junto a la cocina. Solo había una pequeña mesita junto al mueble en el que estaba el televisor. En ella había un marco con una foto de dos personas.

Noah miró una vez más a Misha para estar seguro que podía acercarse, pero él solo se encogió de hombros y se adentró en la casa quitándose la chaqueta. No vaciló un momento más y se acercó. Era un marco de madera con un hermoso tallado. Noah recorrió el marco con la yema de sus dedos mientras observaba la fotografía. Misha no necesitaba decirle quienes eran para que él lo supiera, eran sus padres.

Observó la foto un poco más antes de voltearse a ver a Misha. Sabía que no había prisa así que puso toda su atención para recordar cada uno de los detalles. Era una pareja joven, y lucían muy felices ahí abrazados. El paisaje que estaba tras ellos hablaba de tiempos mejores y Noah por un momento pudo sentirse incluso allá junto a ellos. Podía sentir que aquel día había sido un día caluroso producto del sol que se veía tras ellos y la vestimenta que traían ambos. Se podía ver el mar tras ellos. Debían de estar en algún mirador en alguna de las islas griegas. Noah habría apostado que se trataba de Santorini, porque recordaba muy bien esas aguas que un día le quitaron todo.

Misha se parecía mucho a ambos. No podría apostar a que era igual a alguno de ellos dos, aunque físicamente se parecía más a su padre. Compartía el mismo color de ojos que su madre, pero aquella mirada penetrante que tenía Misha era un obsequio de su padre. No importaba cuánto observaras los ojos de Misha, estos nunca te iban a decir nada que él no quisiera contar. Parecían una tumba y no se abrían con nadie.

—Tus padres eran muy guapos. — se giró al fin a verlo.

Misha asintió —Te presento a Adriana Di Maggio y a Héctor Andreou. — dijo sin moverse un centímetro

—Te pareces mucho a ellos. — tocó el cristal con sus dedos.

Él hizo una mueca y se acercó —Gracias por no decir que soy un pequeño clon de mi padre. — contempló la foto cuando estuvo cerca —Todo el mundo siempre dijo que era igual a él. —

—Tienes su mirada. — meneó la cabeza.

—También decían que teníamos la misma personalidad, porque mi mamá era una mujer más cálida. —

Noah apartó la vista de la foto y alcanzó a ver una pequeña sonrisa en los labios de Misha al referirse a su mamá —Era muy linda también. —

—Era la más linda de la isla. — admitió.

— ¿Por qué tienes esta foto aquí y no en tu departamento? No he visto ninguna copia allá. — preguntó después de meditarlo un momento.

Misha tomó una bocanada de aire y lo soltó lentamente. Le arrebató la foto de sus manos y la contempló una vez más antes de dejarla en su lugar —De eso quería hablarte. —  le dio la espalda y comenzó a correr las cortinas para que entrara un poco de luz.

Noah aguardó sosegado. Se sentía feliz en cuanto descubrió que lo que Misha planeaba era compartir un pedacito de su vida con él; pero su mirada tan seria y perdida no le auguraba mucha tranquilidad. No deseaba que él tuviera que abrir heridas del pasado solo para complacerlo, no obstante, sentía mucha curiosidad por conocerlo un poco más.

—No me gusta celebrar la navidad porque ellos murieron en esta fechas… — soltó de pronto como si hubiera tenido esas palabras atravesadas en la garganta por mucho tiempo. Buscó la mirada de Noah en cuanto abrió la boca.

—Lo siento mucho. — murmuró Noah sintiendo como su corazón se encogía. Misha estaba conmemorando una fecha muy triste y él no podía hacer absolutamente nada para evitarle aquel dolor. Misha solo asintió en forma de agradecimiento. Él tampoco sabía que decir, nunca nadie le había dicho lo mucho que lo lamentaba. Nunca había recibido consuelo de ninguna persona por su pérdida — ¿Yo lo sabía? —

Misha negó —No. Nunca te lo había dicho y nunca te había traído aquí. — le echó un vistazo a la casa —Tampoco los habías visto a ellos. — apuntó su mirada a la fotografía.

Noah sintió que le faltaba el aire — ¿Por qué nunca me lo dijiste? — trató de no sonar herido, pero la verdad es que le había dolido enterarse por primera vez de eso —Mi papá murió en estas fechas también. — su garganta se cerró al decirlo.

—Lo sé. — asintió sin mucho ánimo —Tu papá murió exactamente cuatro días después de que murieron los míos en 1999. —

Sus palabras helaron a Noah. Su cara expresó todo lo que hubiese querido callar. Simplemente se descompuso, se horrorizó al oírlo.

— ¿No se te ocurrió decírmelo antes? —

—No me gusta hablar de estas cosas. — sus labios se torcieron.

Noah asintió e intentó ser comprensivo —Tú no eres de hablar mucho de nada. — soltó un suspiro.

—Es solo una macabra coincidencia. — se encogió de hombros —Que tú lo supieras no iba a cambiar nada. — le restó importancia —No te enfades. —

Él sonrió —No estoy enfadado. — agitó su cabeza revolviendo su cabello —Al menos no contigo… — hizo una mueca de dolor —Es solo que dejaste que sintiera lastima de mi propia vida todo este tiempo cuando tu había pasado por lo mismo y con tus dos padres. —

Misha rompió la distancia que los separaba —No siento lastima por ti. — le aclaro antes de acariciarlo —Y si te escuché fue porque quise, no porque tú me obligaste. —

—Te quedaste solo tan pequeño. — frotó su mejilla en la mano cálida de Misha —Y yo siempre tuve a mi mamá. — se sentía avergonzado.

—Esto no es una competencia por quien tiene la peor vida. — tomó su rostro entre sus manos y puso su cabeza a su altura —Que tuvieras a tu mamá a tu lado nunca significo que tu vida fuera más fácil que la mía. — le recordó todo aquello que tuvo que sufrir a su lado.

Noah lo tomó de la ropa y lo tironeó para romper la pequeña distancia que los separaba. Misha mantuvo sus manos en las mejillas y lo besó lleno de pasión. Se separó para tomar un poco de aire después de un rato y junto sus frentes.

— ¿Mejor? — preguntó Misha y Noah le sonrió de regreso. Volvió a darle un beso antes de soltarlo.

— ¿Cómo sucedió? — susurró.

Misha pareció sopesar su respuesta antes de contestar — ¿Has visto en las noticias los 25 de diciembre cuando conmemoran el hundimiento de un transfer en el que murió mucha gente? —

Noah asintió.

—Íbamos viajando en él esa noche para ir a nuestra nueva casa. — le explicó —Se suponía que eventualmente lograrían rescatar a toda la gente, pero… — se quedó mudo.

—Hubo una explosión. — terminó la frase por él.

—Murió mucha gente esa noche. — reconoció con amargura —Y no debió ser así. — empuñó sus manos y las apretó hasta que sus nudillos se pusieron blancos.

Noah lo acarició —Fue un accidente. — le recordó.

—Eso dicen. — susurró más para él que para Noah.

—Lo siento mucho, de verdad. — volvió a decir Noah cuando Misha se apartó de su lado. Él solo asintió en forma de agradecimiento — ¿Los extrañas mucho? —

Misha entornó la vista hacia Noah —A veces… — contestó —Ya no tanto como cuando era niño. — levantó los hombros.

—Tal vez celebrar la navidad podría ser tu forma de honrarlos y recordarlos. — dijo con ternura después de dar unos pasos por la casa mientras curioseaba otras cosas —Estoy seguro que no querrían que fueras infeliz por su culpa. —

Misha miró de reojo la foto —No estoy tan seguro de eso. — resopló. Su mirada volvió a desencajarse y frunció un poco el ceño.

— ¿Por qué? — arqueó una ceja curioso.

—El departamento que conoces lo heredé de mi papá. — le explicó tomando una bocanada de aire —No supe de ese lugar hasta que tuve la edad suficiente para recibir todo lo que él había dejado. —

— ¿Nunca los llevó al departamento? — preguntó dudoso.

El rostro de Misha se fue tornando pálido y se sentó en un sitial que tenía a la mano —Cuando ellos murieron creí que lo había perdido todo. Nuestras cosas se fueron con ellos. La casa de Mýkonos la habían vendido y la casa nueva de Santorini no estaba pagada; así que con su muerte la compra nunca se concreto. —

Noah se mantuvo quieto, esperando que dijera algo más porque no había contestado su pregunta.

—Él nunca nos trajo a Atenas. — susurró —Viajaba muy seguido por el trabajo, pero se suponía que arrendaba un pequeño cuarto para poder ahorrar para la casa nueva. — hizo una mueca de dolor.

Tenía el pequeño presentimiento de a donde se dirigía con esas palabras; pero por su cara, era obvio que nunca las había dicho en voz alta y no era capaz de hacerlo, como si con esa pequeña acción, esas palabras se iban a volver una verdad irrefutable.

—Tal vez era una sorpresa que les tenía. — dijo Noah, dio unos pasos y se agachó frente a él.

Misha le sonrió como si hubiera dicho algo inocente —Tenía otra mujer aquí en Atenas. — agitó la cabeza —Lo corroboré hace mucho tiempo ya. —

—Lo siento. — hizo una gesto de dolor —Se que habrías querido guardar el recuerdo de infancia de tu papá. —

—Solo agradezco que ella nunca se enterara. — pensó en su mamá —Ella lo amaba con una locura ciega, y creí que él también. — una sonrisa irónica se dibujó en sus labios.

—Por eso ese lugar es tan frío. — dijo entrelazando sus manos con las de Misha —Siempre sentí que tu corazón no estaba en ese lugar. — miró la foto —Por eso no has llevado a tu mamá allá. —

—Nunca lo he sentido mi hogar, pero por el trabajo necesito estar en el centro. — le explicó —Además, es más seguro para ti llegar allá que a un lugar como este. —

Noah esbozó una sonrisa por la preocupación de Misha —Podrías comprarte otro. — le propuso.

—Por más que lo aparente no tengo tanto dinero como para comprar otra casa o un nuevo departamento. Además, estoy invirtiendo en otro lugar en estos momentos. — contestó.

—Pero vende ese departamento y con ese dinero compras uno nuevo. —

Misha se apagó en cuanto lo escuchó y se tragó las palabras que tenía para decir.

—No puedes. — le acusó Noah sorprendido —Lo odias, pero aún así no puedes separarte de él. — lo atrapó. La mirada furibunda de Misha lo hizo levantarse del suelo y acomodarse en el regazo de Misha —Tal vez te pareces más a tu mamá de lo que imaginas. — lo rodeó por el cuello y le dio un beso en la mejillas.

—Si estuviera vivo lo volvería a matar por hacerle algo así a una mujer como ella. — dijo con la mandíbula tensa.

Noah meditó un momento —Misha… — llamó su atención para que olvidara sus ganas de matar a su padre — ¿Y si la otra mujer no hubiera sido la amante? —

Aquella mirada asesina que tenía Misha se dibujó en su rostro. Aquellos ojos llenos de odio nunca lo había mirado directamente a él y se sintió completamente indefenso ante esos ojos que prometían con acabar con él — ¿Me estas preguntando si mi mamá era la amante y yo el hijo bastardo? — preguntó enfurruñado.

Noah intentó no inmutarse y solo fingió que se acomodaba en el regazo. Le sonrió para que dejara de fruncir el ceño y espero que abriera la boca otra vez.

Suspiró derrotado al no encontrar respuesta a su enojo —Yo heredé todo. — replicó — ¿Eso no te dice nada? —

— ¿Nunca hablaste con ella? ¿No tenía hijos? Tal vez tienes algún medio hermano por ahí en el mundo. — intentó animarlo un poco.

—No. — su voz sonó seca —Ella se fue antes que yo fiera con el departamento y por lo que sé, no tenía hijos. — agregó —Y ya no quiero más preguntas sobre ella. — le advirtió con tono amenazante, lo levantó de sus piernas y se paró del sitial.

—No te enfades. — lo siguió por la casa.

—No lo estoy, pero ya me cansé de hablar de eso. — admitió.

Noah lo atrapó por la espalda y lo abrazó —Gracias por traerme aquí. — olisqueó su ropa —Y por contarme un pedacito de ti. —

—Solo te lo conté para que el próximo año no insistas en celebrar la navidad conmigo. — gruñó.

—Lo único que hiciste fue darme mil y un motivos para obligarte a celebrar conmigo el otro año. — soltó una carcajada sonora —Además, aunque no lo hayas querido, me diste el mejor regalo de navidad del mundo entero. — agregó con tono juguetón.

Misha se las arregló para darse la vuelta y quedar frente a frente con Noah —Yo no veo por ninguna parte mi regalo. — le acusó.

—Tu regalo esta en tu departamento. — lo agarró de la camiseta que traía puesta.

—Lo que yo quiero de regalo esta justo frente a mí. — dio unos pasos y lo acorraló en el pasillo que estaba junto a la cocina.

Noah lo envolvió por el cuello y dejó que Misha terminara de romper toda distancia entre ellos —Pero no sería justo porque yo recibiría dos regalos de navidad. —

Misha solo gruñó de vuelta y se perdió en el cuello de Noah formando un camino de besos desde su oreja hasta la clavícula haciéndolo suspirar de placer.

—No, espera. — lo soltó del cuello y lo empujó para que se alejara un poco —Ni siquiera he terminado de mirar la casa. — intentó zafarse. Misha puso las manos a los costados para que no pudiera huir.

—Siempre intentas huir de mí. — le susurró tocando su nariz con la suya —Creí que ya habíamos pasado por esa etapa. — lo besó.

—Mi trasero aún está un poco adolorido de la última vez. — le dio de nuevo otro empujón y Misha lo liberó. Se perdió en el pasillo y curioseó en las habitaciones. Eran tres puertas y una de ellas era el baño, otro era un cuarto con una cama pequeña y algunos muebles. Y la otra, la última que revisó, era la pieza más grande y la que probablemente utilizaba Misha — ¿Vivías con alguien aquí? — miró sobre su hombro a Misha que lo había seguido de cerca mientras exploraba.

—Tal vez. — apoyó su mentón en el hombro de Noah — ¿Por qué? —

—Por la otra cama. — le dio un beso y entró al cuarto.

—Damián vivió un tiempo aquí cuando recién nos conocimos. — le explicó.

— ¿Tú y él aquí al mismo tiempo? —

Misha hizo una mueca — ¿Qué sentido tendría que hubieran dos camas si no vivimos al mismo tiempo? — se burló.

Noah se sonrojó por su pregunta tonta — ¿Tú y Damián…? — no supo como terminar la frase. Agachó su cabeza un poco avergonzado.

— ¿Yo y Damián qué? — preguntó mientras una sonrisa traviesa se instalaba en sus labios — ¿Quieres saber si me acosté con él? —

Noah se sentó a los pies de la cama y miró a Misha —Es solo curiosidad… — le explicó a la defensiva.

Sus palabras solo hicieron que la sonrisa de Misha fuera incluso más amplia — ¿No te importaría? — avanzó con lentitud. Noah negó y siguió mirándolo, esperando una respuesta — ¿O quieres saber si compartí esta cama con alguien más? —

Noah le dio un vistazo a la cama y volvió a entornar la mirada hacia Misha —No soy celoso… — se encogió de hombros.

—Yo tampoco. — llegó junto a él —O al menos no lo era. — tocó su cara con una de sus manos y Noah reaccionó de inmediato al contacto cerrando sus ojos.

—Misha. — susurró antes que éste lo besara y aprisionara sus labios.

— ¿No te importa que me haya acostado con Damián o con alguien más aquí? — le mordió el labio y lo fue empujando lentamente para que se recostara.

Noah negó y lo abrazó por la cintura —No porque ahora eres mío. — dijo contra sus labios —Solo mío. —

— ¿Eso crees? — enarcó una ceja.

—Yo también puedo jugar ese juego, Misha. — le advirtió y lo empujó hacia él. Besó y mordisqueó sus labios tirándolo con fuerza.

— ¿Me estas amenazando? — preguntó cuando se pudo liberar. Noah solo le sonrió e intentó volver a besarlo, pero Misha levantó la cabeza —Yo no voy a compartirte con nadie. — le advirtió.

Noah soltó una risita y metió sus manos bajo la camiseta de Misha para tocar su cuerpo bien formado que comenzaba a extrañar — ¿Así que soy solo tuyo? —

Misha le ayudó y terminó por sacarse la camiseta antes de arrancarle a Noah la suya —Cuando era pequeño no me gustaba compartir mis juguetes con nadie. —

—No soy tu juguete… —

—Pero eres mío y no me gusta compartir mis cosas. — volvió a besarlo.

Noah lo empujó y lo contempló. Ambos tenían las respiraciones agitadas. Quiso decirle un par de cosas por tratarlo como un objeto, por creer que le pertenecía, pero las palabras no salieron de su boca porque aunque quisiera negarlo, desde el primer momento en que lo había vuelto a ver le perteneció. Sus mejillas se ruborizaron cuando vio aquellos ojos profundos que lo observaban con rebosante placer. Deseo apartar la mirada, pero sus ojos eran embriagadores y parecían hacerle el amor con solo mirarlo.

— ¿Qué pasa? — preguntó con voz áspera.

—Nada. — dijo apenas en un susurró y se enderezó para volver a besarlo.

Misha lo derribó de nuevo y comenzó a lamer su cuello hasta su pecho. Se le erizó la piel de inmediato y comenzó a perder el juicio por el placer. Tomó la cabeza de Misha y hundía sus dedos en la cabellera para que no dejara de besarlo. No podía creer que había olvidado experiencias tan maravillosas como estas. Comenzó a sentir su pantalón más apretado y la urgencia por quitárselos lo embargo.

Un escalofrío recorrió toda su espalda haciéndolo encorvarse cuando Misha llegó hasta su pantalón. Le dio una pequeña mirada y sus ojos se encontraron. Misha sonreía y se relamió los labios antes de desabrochar el jean que traía puesto.

—Ni se te ocurra. — abrió los ojos asustado por lo que pudo ver en la mirada de Misha.

—Tú solo disfrútalo. — tironeó los pantalones y aprovechó de quitarle las zapatillas y los calcetines. Lo único que lo separaba de la desnudez era su bóxer y sabía que no iban a durar demasiado tiempo en su lugar. Se levantó de la cama y se desabrochó su propio pantalón sin quitarle los ojos de encima a Noah. Parecía que lo devoraba con la mirada y Noah no podía más con el calor en sus mejillas —Hoy no habrá protección. — se disculpó haciendo una mueca.

—Si no me has puesto los cuernos con nadie, ¿de qué te preocupas? — le regresó la mueca y lo llamó para que volviera a su lado.

Sus manos firmes y fuertes volvieron a tomarlo con rudeza y sus bóxer desaparecieron en tres tiempos. Sintió su piel contra la de Misha cuando regreso a su lado y comenzó a besarlo con tal pasión que dejó a todos sus sentidos en éxtasis. Cuando Misha quiso volver a su cuello para bajar a su torso, Noah lo tomó de las mejillas y le obligó a contemplarlo. Jadeaban.

—Este es tu regalo. — le recordó —No mío. — esbozó una sonrisa lujuriosa.

Misha no dijo nada y dejó que Noah lo tumbara en la cama. Le sonrió complacido por dejarlo y comenzó a bajar formando un camino con su lengua. Todo en él era tan perfecto y jamás se iba aburría de contemplarlo, de tocarlo, de besarlo y mucho menos de lamerlo porque era exquisito. Misha solo gemía y lo dejaba hacer su trabajo en paz, moviéndose lo justo y necesario para hacerle la vida más sencilla a Noah, pero se detuvo cuando llegó a sus oblicuos y lo miró.

—No tienes que hacerlo si no quieres. —

Sus palabras no fueron más que un desafío para Noah, ¿cómo no iba a ser capaz de hacerlo después de que este hombre lo había llevado al cielo del placer? Bajó hasta la entrepierna y bajó sus bóxer hasta quitárselos. Estaba colorado de nuevo. Estaba nervioso, pero no lo pensó mucho antes de hacer lo que tenía que hacer.

Los gemidos de Misha fueron como música para sus oídos y por momentos Misha necesito tomarlo de la cabeza para indicarle un ritmo, pero había sido perfecto, o al menos la mirada de excitación de Misha le decía que había sido estupendo. Misha lo regresó junto a él y lo besó dejándolo abajo nuevamente. Noah simplemente se entregó y enredó sus piernas en su cintura cuando sintió la primera embestida.

Buscó sus labios y sus lenguas se encontraron. Noah sintió la calidez de sus caricias y se dejo embargar por todo el placer que era capaz de proporcionarle una sola persona. Misha mordisqueó sus labios a destajo mientras lo embestía y hasta dejo marcado su cuello y su pecho para que nadie osara acercarse a él nunca más.

Y Noah ni siquiera pudo sentirse ofendido, porque así era, era suyo. Aunque quisiera negarlo una y mil veces, era suyo y Misha era de él para siempre.

— ¿Estás listo? — la voz ronca de Misha lo trajo de vuelta de sus pensamiento. Su aliento delicioso solo terminó por completar su erección y asintió.

Misha se dejo caer a su lado con la respiración agitada. Sus ojos estaban cerrados mientras intentaba recobrar el aliento. Noah se acomodó a su lado intentando que su respiración se acompasara también.

—Te amo. — le susurró y se acomodó en su pecho. Sintió su corazón agitado y su respiración que lo levantaba continuamente. Misha le acarició el cabello, pero no dijo nada a las palabras de Noah. El silencio pareció aplastar y pisotear el corazón abatido de Noah, pero ni siquiera fue capaz de levantarse y verle la cara a Misha. Simplemente se quedó apoyado en su pecho, sintiéndose lo más cerca posible de él hasta que se durmió. 

Notas finales:

Jojojojo!! Les gusto??

Por favor!! Solo criticas constructivas!! No estoy tan familiarizada con este tipo de escritura jajajaja. Por lo general soy de las que se saltan esta parte y dejan todo a la imaginación >_<! Así que espeor ir mejorando y dandole en el gusto a tod@s los lectores :D!

Besitos y nos vemos en una semana :D!


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