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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Una semanitaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!

Holaaa!! Mis queridos lectores??? O solo debería decir Hola Sanbie?? .-.!

Espero que les guste el nuevo capítulo y emmmm... Nada... lean! :D

 

“Del montón de cenizas que soy, tú me conviertes en fuego”

 

En cuanto abrió los ojos esa mañana pudo sentir que algo era distinto. Ni siquiera tuvo ánimos para quitar la vista del techo. Tenía mucho que hacer ese día, así lo había preparado para distraerse, pero la pena lo embargó en cuanto despertó y no contaba con eso. Era 29 de diciembre, y ya se cumplían más años de los que deseaba recordar sin du padre. Los primeros años recordaba que iban a visitar su tumba vacía en Santorini, donde sus abuelos decidieron honrarlo; Sin embargo, desde que se habían mudado a Atenas, aquel día se había vuelto uno más del año. Más triste, melancólico y frío, pero igual a los otros. La única diferencia era que Teo estaba de cumpleaños, pero incluso a veces eso perdía relevancia para Noah.

Dafne prendía velas junto a su foto, pero nadie hablaba realmente del asunto. Teo nunca llegó a conocerlo, y Dafne no quiso nunca hablarle de él, así que sabía lo justo y necesario: “Murió por salvar a Noah en el mar”, podía recordar Noah cada año las palabras de su madre cuando Teo le preguntó por su papá. El pequeño nunca había podido decirle papá, nunca había podido verlo en directo y jamás iba a poder escuchar su dulce voz llamándolo. Todo eso sentía que le había arrebatado a Teo.

Noah suspiró y cerró los ojos con fuerza. Empezaba a olvidar el rostro de su papá, sus gestos, sus risas, y su voz. Todo lo que alguna vez recordó era reemplazado por esa foto sin ningún tipo de emoción o movimiento. Solo en sus sueños podía verlo, pero cada vez soñaba menos con él, y era entendible, porque solo alcanzó a conocerlo cuatro años, de los cuales la mayor parte del tiempo no tuvo conciencia suficiente como para disfrutarlo o atesorar los recuerdos necesarios. Le hacía falta. Quería poder escuchar su voz, ver su cara, sus ojos brillando al sol y su sonrisa cada vez que lo tenía junto a él. Todo se iba volviendo borroso con los años. Sus recuerdos se escurrían como el agua entre las manos.

Dafne nunca quiso compartir sus recuerdos con él. Se negó a mantener vivo la imagen de su esposo y los obligó a olvidar. Noah no sabía si era porque le dolía demasiado recordarlo o simplemente porque no estaba dispuesta a compartir sus recuerdos con él. Sabía que no quería que Teo conociera a su padre solo por recuerdos, sin la posibilidad de conocerlo algún día, pero ¿y que había con él? Noah lo había conocido y necesitaba mantenerlo vivo en su corazón. Deseaba escuchar alguna anécdota de él con Dafne, algo que la hiciera sonreír al pensar en su esposo. Pero lejos de eso, Dafne nunca más volvió a nombrarlo si quiera, como si fuera un tema tabú en la casa. Incluso Noah sospechaba con mucho pesar que Teo ni siquiera era capaz de recordar el nombre de su padre.

Su teléfono comenzó a sonar. Sabía que era Callie, así que simplemente salió de la cama y se metió en la ducha. La casa estaba silenciosa. Dafne estaba en el trabajo, y después del accidente se negó a dejar a Teo en casa con él. No estaba seguro a quien se lo encargaba, pero salía con él cada mañana mientras duraban las vacaciones de navidad. Al menos lo había podido saludar durante la noche por su cumpleaños y le entregó su regalo, el de Callie y el que Misha había comprado para él. La celebración siempre era al siguiente fin de semana para que los compañeros pudieran ir a visitarlo. Como asistía a un colegio para niños con diferentes problemas, no podían ir solos a su cumpleaños así que había esperar al sábado para celebrarlo. El problema es que generalmente coincidía con el año nuevo así que tenía que esperar una semana más para poder celebrar su cumpleaños.

Noah miró la casa vacía antes de irse, mientras se colocaba la chaqueta y la bufanda que estaban en el sillón y contempló los papeles de regalos que estaba regados por toda la casa. Teo debió tener una mañana alegre. Se detuvo en la entrada y vio una vela apagada junto a la foto de su papá. Podía recordar las acusaciones de su madre cuando creía que él no oía, podía escuchar en su cabeza los reproches de sus abuelos por haberles quitado a su único hijo. Sacudía la cabeza para despejarse y tocó la fotografía.

—Gracias papá. —

George le había enseñado a prepararse a días como éste. Le había dicho como escapar de aquella culpa que lo embargaba constantemente y a agradecer el sacrificio que había hecho su papá por él. Tal vez algún día no sería capaz de recordar su cálida voz llamándolo, o su cabello ondeando en el viento, pero siempre podría saber que lo amaba y eso debería agradecerlo por siempre.

Callie lo estaba esperando, sentada a la orilla de una fuente de agua en el centro comercial. Tenía la mirada perdida en la multitud. Sus ojos se posaban inevitablemente a aquellas familias que caminaban de compras, soltando risotadas y sonriendo por cualquier detalle. Noah sabía que ella estaba igual de rota que él, y lo escondía para que nadie supiera lo mucho que le dolía el rechazo de sus papás, y para que no se enteraran que verlos y abrazarlos era su anhelo más escondido en su corazón.

En cuanto lo vio, corrió a sus brazos. Lo apretó tan fuerte, como si quisiera juntar todos los pedazos de su corazón en ese abrazo.

—Ya comenzaba a extrañarte. — le susurró antes de soltarlo.

Noah solo la miró con una media sonrisa —Hablamos ayer. — le recordó.

—Pero no te veía desde antes de la navidad. — hizo un mohín —Ahora solo tienes tiempo para tu novio. —

Le pellizcó la mejilla —Que tonta. —

Se zafó del agarre y lo tomó del brazo para que caminara junto a él. Noah se dejó arrastrar mientras pensaba que no había visto a Misha después de la navidad, solo habían hablado un par de veces por teléfono, pero de nada que tuviera relación con sus palabras de ese día. Estos días se había dedicado a pintar. Necesitaba conseguir y mantener al menos media beca para poder aceptar el cupo en la Universidad que le habían ofrecido, y si no se ponía a dibujar y pintar, jamás iba a ser lo suficientemente bueno.

—Mi abuela comienza a extrañarte. — lo tiró hacia una tienda.

Noah se sorprendió con sus palabras —La iré a ver. — prometió.

Callie se quedó mirando una vitrina donde había un vestido negro muy ajustado en el maniquí — ¿Te gusta? — le echó un vistazo a Noah, esperando una reacción contundente.

Él solo asintió despreocupado —Ya te dije que no tienes que comprarte ropa nueva para ir conmigo. — le advirtió.

—Lo sé. — su voz se volvió frágil —Es solo que cuando le pedí permiso a Maya para ir a esta fiesta, me dio este dinero para que me comprara algo lindo. — le explicó —Eran todos sus ahorros. Intente convencerla de que lo guardara, pero insistió y no se quedará tranquila si no llego con algo a la casa hoy día. — dijo antes de que Noah pudiera hacer algún tipo de reproche, aunque éste jamás pensó en hacerlo. Siguió avanzando a otras tiendas, pero nada volvió a llamarle la atención como ese vestido.

— ¿No te gusto ese vestido? — la alcanzó confundido.

Ella lo miró como si tuviera el mayor secreto del mundo en sus labios —Puedo encontrar uno igual y a mitad de precio en otras tiendas. — dijo con perspicacia —Tal vez podría alcanzarme para comprarle algo a ella. — dijo con entusiasmo. Él solo la siguió en silencio. Iba a ser un día muy largo para él y para sus pies.

La dejó hablar todo el tiempo mientras recorrían el centro comercial. Sabía que se lo debía por haberla tenido tan abandonada. Le habló de las cosas que hizo con su abuela, le contó de los amigos que había visto en las vacaciones, e incluso de aquellos que habían preguntado por él. Pero por sobre todo, se quejó de sus padres. Todos los meses tenía que hacerlo y fue lo que más tiempo le llevó.

Al menos sabía que esa fiesta había logrado distraerla de sus problemas diarios. Aunque al principio no le causo gracia que fuera una invitación de Misha, en realidad no fue capaz de decir que no. Nunca era capaz de decirle que no a una fiesta, y mucho menos a algo que Noah le pedía.

Misha lo había llamado hace un par de días para preguntarle que iba hacer para año nuevo. Noah tuvo que enfrentar la triste realidad de que no tenía ningún panorama además de pasar la fiesta donde fuese que su mamá eligiera. Y por lo que él la había escuchado hablar por teléfono, iba a ser en la casa de una pareja que Dafne conocía de su trabajo. Lo malo era que la persona con la edad más cercana a él iba a ser Teo, y él probablemente se iba a quedar dormido a las doce con un minuto, así que no le excitaba realmente pasar de esa forma el año nuevo. Por lo que cuando Misha lo llamó y le ofreció acompañarlo a una fiesta a la que iba a ir con Damián todo su mundo volvió a tener sentido.

El único problema es que Noah no se imaginaba diciéndole a su mamá: “Mamá iré a una fiesta con Misha y probablemente tendremos sexo desenfrenado, pero no te preocupes que él me pasara a recoger y a dejar a la casa al otro día, así que pierde cuidado”. Así que la única forma en que Dafne accediera, y accedió realmente para felicidad de Noah, fue decirle que iría a una fiesta con Callie. Después de todo no le estaba mintiendo si invitaba realmente a su amiga, y que Misha estuviera accidentalmente en la misma fiesta ya no era su culpa, así que podría declararse inocente.

Se sentó en un sillón frente a unos probadores cuando Callie creyó haber encontrado el vestido correcto. Noah había tenido que aprender ese día que existían una infinidad de tonalidades distintas para todos los colores. Mientras él veía tres vestidos verdes, Callie era capaz de nombrarle tres tonalidades diferentes, y así con todos los colores. Se tardó una eternidad en aparecer con el modelito que no le había dejado ver antes de probárselo. Cuando cruzó la cortina Noah entendió porque no lo había dejado mirarlo primero y no pudo dejar de mirarla boquiabierto. Era un vestido negro como el que habían visto al comienzo, muy ceñido a la delgada figura de Callie. Su cabello colorín y ondulado caía delicadamente sobre sus hombros generando un hermoso contraste. Tenía un pequeño escote que mostraba más de lo que Noah hubiese preferido, pero cuando se dio una vuelta para que la viera completamente fue cuando se horrorizó. El modelo dejaba muy poco a la imaginación con el escote que llegaba hasta la parte baja de la espalda, y además, su trasero se veía exageradamente perfecto.

Noah meneó la cabeza antes de que las palabras pudieran salir —No. — dijo tajantemente —De ninguna manera. — se levantó de un tirón y caminó hacia ella. Tenía su chaqueta en sus manos y la cubrió mientras comprobaba que nadie más la estaba mirando —No te voy a llevar a ningún lugar vestida así. — le advirtió.

Callie hizo una mueca, pero lucía divertida por su reacción tan sobreprotectora —No seas puritano, Noah. — intentó alejarlo de un empujón, pero Noah tenía más fuerza que ella.

Él la contempló con seriedad —No puedo dejar que vayas así. Cualquier sujeto se te tirara encima como si fueras un pedazo de carne. —

—El único que quiero que se me eche encima jamás lo hará, ¿así que, qué más da? — le dio otro empujón que lo desestabilizó, pero no por la fuerza, sino por las palabras.

—Callie. — susurró.

Ella puso los ojos en blanco —De todas formas estará lleno de gays, ¿Quién se iba a fijar en mí? — se dio la vuelta y entró al probador.

Se quedó mirando la cortina del probador, se pasó una mano por el cabello en un intento desesperado por mantener la compostura. No le gustaba cuando explotaba de esa manera. No volvió a sentarse y simplemente espero, y espero. Se demoró incluso el doble de tiempo en salir, y cuando lo hizo, tenía la cabeza inclinada. Noah no necesito nada más para abrazarla, y ella simplemente escondió su rostro en su cuello.

—Lo siento. — masculló.

—Yo también. — la apretó más —Es lindo. — aceptó con un poco de pesar —Si lo llevas procuraré que ningún idiota se te acerque mucho. — le prometió.

Asomó su cabeza. Tenía unas cuantas lágrimas por salir de sus ojos — ¿Incluso si estás con Misha? —

—Claro, tú tendrás toda mi atención. — le sonrió —No te pongas celosa de él. — le rogó —Él jamás te va a reemplazar, así que quita esa cara de boba. — le limpió una lágrima que se escapó por su mejilla —Ve a pagarlo y vámonos de aquí. —

Callie le tomó la mano cuando salieron de la tienda — ¿Tú no te vas a comprar nada? — 

Noah solo negó —No aceptan dinero imaginario. — se burló —Además Misha dijo que no era nada del otro mundo, así que encontraré algo con que ir. —

—Podrías usar uno de los trajes que Misha te ha comprado. — sugirió con naturalidad —Hay uno negro con suspensores que te hacer ver guapísimo. — hizo una mueca de rabia por tener que admitir algo bueno que había hecho Misha.

— ¿Qué trajes? — arqueó una ceja.

Callie rodó los ojos —Deberían tener menos sexo y conversar más. — bromeó haciendo que las mejillas de Noah se pusieran rojas —Debe tenerte al menos un armario lleno de ropa que te ha comprado, y entre toda ella, muchos trajes porque antes te llevaba a muchas exposiciones de arte. — le contó — ¿No te lo había dicho? —

—Últimamente no me dice mucho de nada. — su voz sonó más apagada de lo que hubiera querido.

— ¿Problemas en el paraíso? — le apuntó el patio de comida. No estaba dispuesta a dejarlo ir aún. Al menos tenía la certeza que estaba logrando que olvidara todos aquellos pensamientos autodestructivos sobre la muerte de su padre, y si podía despotricar en contra de Misha en el proceso, sería feliz de atarlo a ella todo el día —Si es así, solo dímelo y le diré un par de cosas. — frunció el ceño.

Noah volvió a sonreírle —Está todo bien. — la calmó —Es solo que a veces me urge recordar todo ese tiempo que olvide. — se mordió el labio.

Ella le sonrió de regreso —Ya lo encontraste otra vez. — le restó importancia —Lo demás son detalles. — dijo mordiéndose la lengua por estar ayudando a Misha.

Tardaron un rato en poder sentarse con sus bandejas de comida, pero Callie se negaba abandonar el tema sin que Noah le dijera que era lo que pasaba exactamente.

Él se sentó pensativo y se dirigió a ella con curiosidad — ¿Por qué no te agrada? — cruzaron sus miradas mientras ésta bebía su soda.

—Si me agrada. — intentó mentir, pero le resulto fatal. Bajó su bebida y se metió unas papas a la boca —No es nada personal. — intentó de nuevo. El se mantuvo en silencio —Creo que esconde muchas cosas. — admitió cuando el silencio comenzó a consumirla —Es muy misterioso, y además tampoco le agrado mucho así que da igual si lo odio un poco. — le sonrió.

No quiso decirle que eso no era cierto, porque sabía que lo era. Callie no era la persona favorita en el mundo de Misha, aunque no sabía por qué.

—A veces me sorprende que sea amigo de ese bombón de Damián. — soltó un suspiro al decir su nombre y sus ojos se perdieron en algún recuerdo con él.

Noah se rió mientras seguía comiendo de su plato —Todo el mundo lo dice. —

—Es que él es el ser más atento del mundo y Misha es como Shrek, pero guapo. — dijo jocosa. Noah solo siguió sonriendo mientras ella divagaba —Debiste conocer a Damián primero. — soltó en un suspiro —Él no te haría sufrir. —   

—Los conocí el mismo día. — le recordó.

—Sí, pero debiste haberle lanzado la bandeja a él y no a Misha. —

—De todas formas me hubiera gustado Misha. — lo defendió.

Callie suspiró —Lo sé, ese es el problema. — jugueteó con un mechón de su cabello —Te gustan los novios misteriosos. —

Los ojos de Noah se ensombrecieron cuando la cara de Ike se vino a su mente. Él jamás se volvió un tema tabú para ellos dos. Él nunca quiso guardarlo en un cajón de recuerdos y olvidar que había existido, pero había veces que no deseaba recordarlo, y ese día era uno de ellos. A veces no era tan fácil recordar que se había muerto y que no había tenido la oportunidad de decirle adiós.

Callie se dio cuenta de su error cuando vio la mirada apagada de Noah —Lo siento. — susurró acercándose a la mesa. Noah meneó la cabeza y siguió comiendo.

—Está bien. — la calmó. Se llevó la mano de forma inconsciente a su pecho y palpó hasta encontrar la cadena bajo la ropa.

Jamás se permitía pensar esas cosas, pero ¿Qué habría pasado si Ike no hubiera muerto? ¿Qué hubiera pasado si hubiera conocido a Misha estando con Ike? A veces le hubiera gustado averiguarlo.

Callie volvió a sonreír e intentó cambiar el tema—Aun me parece increíble que tu mamá te haya dejado pasar el año nuevo con Misha. —

Noah se atragantó y tuvo que beber un poco de soda para poder tragar —Dafne no lo sabe. —

— ¿Tú crees que es bueno mentirle en la situación en la que están? — su voz sonaba seria, pero Noah no la tomo enserio.

—No le mentí. — le aclaró bebiendo más soda —Solo omití información. Le dije que iba a pasar el año nuevo contigo. — le sonrió mostrándole los dientes.

Ella arqueó una ceja dudosa —Se va a enterar. Las mamás como Dafne siempre se enteran de todo y al final resulta peor. — le advirtió.

Noah se encogió de hombros —No es mi culpa que Misha vaya a aparecer en la misma fiesta que estemos nosotros. — soltó una risa —Además Dafne va pasar el año nuevo fuera de la casa con Teo, así que no tiene como saberlo. —

— ¿Al menos las cosas están mejor con ella? — se interesó.

—Lo está intentando. — admitió y volvió a la comida —Pero aun no quiere hablar de Misha. —

—Quien podría querer hablar de él. — reposó su espalda en la silla y esperó una reacción de Noah.

Él solo la miró de reojo para que supiera que estaba atento a sus comentarios maliciosos.

—Aunque aún estoy interesada en saber que te hizo. — se cruzó de brazos.

Noah alzó la cabeza —No ha hecho nada. — insistió — ¿Por qué supones que me hizo algo? — preguntó.

—Algo tiene que haber hecho para que andes con esa cara larga. — le acusó. Noah solo la miró sosegado —Tal vez sea justo eso. — abrió los ojos sorprendida —No ha hecho nada. — repitió las palabras de Noah, y su mirada se tornó sugerente — ¿No quiere acostarse contigo? Maldito — gruñó.

Los ojos de Noah se abrieron de par en par y sus mejillas se pusieron rojas en cuestión de segundos —Cállate. — miró en todas dirección, pero nadie les estaba poniendo atención —No es eso, no seas tonta. — la regañó sin poder evitar reírse por sus suposición.

Callie no cambió de expresión. En cambió levantó una ceja para volverse más provocativa — ¿Entonces sí lo hicieron? — Los había atrapado y el silencio de Noah solo le terminó por dar la razón —No entiendo que pueda tenerte mal entonces. — profundizó, ignorando la mirada agria de su amigo por la vergüenza que le acababa de hacer pasar —Tener sexo con alguien como él debería tenerte contento al menos un año completo. — se burló —Y si lo calculamos por todas las veces que ya debieron haber estado juntos, ya deberías estar asegurado por el resto de tu vida. — La mirada de Noah no cambio —No es que comience a aceptarlo, pero hay que admitir que tiene un cuerpazo de aquellos. Ya quisiera conocer a un sujeto así. — suspiró decepcionada.

—Tienes un don para hablar bobadas. — sonrió —Pero sí, debo estar asegurado para esta vida y la que sigue. — la molesto.

Ella sonrió con la confesión — ¿Entonces qué sucede? — se puso seria de nuevo.

Noah negó —Nada, en serio. — intentó calmarla.

Callie no intentó forzarlo. Ya tendría la oportunidad de encarar a Misha para saber que estaba mal. Ese tipo lo iba a escuchar si es que estaba haciendo sufrir a Noah.

 

Se miró una vez más en el espejo. Tenía una camisa gris ceñida a su torso desgarbado haciéndole juego con una chaqueta negra de cuero, y un pantalón negro ajustado que con unos bototos del mismo color. Le dio una mirada a unos zapatos más formales que Misha le había dado, siendo lo único que le había dado de regreso de todo aquel armario del que le había hablado Callie, pero se dejo los que ya traía puestos. Se miró un momento y buscaba encontrarse en esa ropa. Él acostumbraba a andar con jeans y con camisetas sueltas, por lo que le costaba trabajo encontrarse a sí mismo engullido en esa ropa. Se giró un poco para verse mejor e imagino el rostro de Misha cuando lo viera. Sabía que le iba a gustar, pero tal vez no le iba agradar la idea de que muchas más personas pudieran verlo al igual que él. Una pequeña sonrisa maliciosa se dibujo en su rostro, después de todo se lo debía por hacerlo sentir mal.

Dafne ya se había ido con Teo, así que Noah le había dado luz verde a Misha para que pudiera recogerlo, pero aún no llegaba por él. No sabía cuánto tiempo había pasado en realidad, porque estaba demasiado absorto en sus pensamientos como para recordarlo. Aún tenía ese amargo sabor en sus labios, el mismo del que no le había querido hablar a Callie. Aún podía sentir ese aplastante silencio que Misha había dejado entre los dos como si hubiera creado un abismo, dejándolos uno a cada lado. Como si sus palabras hubieran quedado en puntos suspensivos, esperando una respuesta que nunca llegó.

Se volvió a mirar y no se pudo encontrar en el reflejo. Su cara era diferente, había crecido en algún momento que él no notó, su mirada era más dura y aunque sonreía, no era capaz de reflejarla en sus ojos apagados. No podía entender en qué momento de su vida había cambiado tanto. ¿Cuándo había comenzado a callarse frente a las cosas que le importaban? Sabía que antes del accidente habría sido capaz de encarar a Misha en ese mismo momento para saber porque había guardado silencio. El antiguo Noah no se habría quedado con la duda. Jamás habría estado en ese dilema, porque ni siquiera le habría importado el silencio de Misha, porque habría estado seguro de su amor, ¿por qué ahora necesitaba que se lo dijera?

Una bocina sonó a lo lejos. Sabía que era él. Nadie más por ahí iba andar tocando la bocina. Aunque sonrió por lo que había hecho, sabía que los vecinos iban a hablar y eso podría significar que Dafne se enterara de su visita no tan inesperada. Tomó una bufanda gris de su ropero y salió a toda prisa. Había olvidado mencionarle a Misha que tenían que pasar a recoger a Callie y sabía que eso no le iba a causar mucha gracia.

La camioneta estaba en marcha, pero Misha estaba esperándolo abajo, igual como lo había hecho para la navidad. La oscuridad no le dejó apreciar realmente su ropa, pero llegando a la fiesta podría verlo completamente. Sin embargo, no se necesitaba mucha luz para notar la ropa ajustada de Noah.

Misha frunció el ceño en cuanto lo vio acercarse — ¿Piensas ir así? — lo encaró incluso antes de que Noah pudiera saludarlo.

Noah fue disminuyendo la velocidad hasta detenerse a unos cuantos pasos de Misha —Si, ¿Por qué? ¿No te gusta? — arqueó una ceja.

—Me gusta demasiado. — hizo una mueca y le sonrió al fin. Le estiró el brazo para que se acercara. Lo besó en cuanto Noah estuvo a su alcance y pareció que con solo eso todos los malos pensamientos que había tenido durante estos días se habían esfumado.

—Te extrañé. — dijo contra sus labios.

La ventana de atrás de la camioneta se bajó antes de que Misha pudiera responderle.

— ¿Podrían dejar eso para después de la fiesta? — la cálida voz de Damián los sobresalto a ambos.

Misha lo miró irritado, pero no le dijo nada. Le abrió la puerta del copiloto a Noah y la cerró después que se había subido. Adentro estaba Damián vestido con un traje demasiado formal para lo que esperaba Noah. Sintió que tal vez no iba a estar a tono en la fiesta. Pero sus preocupaciones se diluyeron rápido cuando Emma le sonrió junto a Damián.

—Hola, Noah. — le saludó con su voz tan frágil.

Noah le hizo un gesto con la mano y la observó un segundo. Traía su cabello recogido y un lindo vestido violeta cubierto por un abrigo negro. Su rostro era angelical y su sonrisa transmitía alegría, a diferencia de su hermana que había tenido que ver hace no tanto tiempo. Misha se subió y les dio una mirada a todos antes de partir.

—Misha… — susurró Noah un poco nervioso mirando por el espejo retrovisor. Éste le dio una mirada fugaz para que hablara —Tenemos que hacer una parada antes de la fiesta. — carraspeó al decirlo.

— ¿Por qué? — arqueó una ceja sin quitar la vista de la carretera.

—Tenemos que pasar a buscar a Callie. — dijo esperando que Misha explotara. Noah pudo escuchar una risa que se escapó de atrás.

— ¿Por qué? ¿No sabe tomar el transporte público? — miró por el espejo buscando al culpable.

—No iba a dejar que se fuera sola, Misha. Ni siquiera sabía donde era la fiesta. — se encogió de hombros —No te va matar desviarte un poco. — le sonrió y tocó su mano que tenía en la caja de cambios.

Misha lo miró y soltó un suspiro —Tiene suerte que haya espacio. — dobló en la siguiente esquina en dirección a la casa de Callie.

—Considéralo tu última buena acción del año. — le ofreció Emma.

Damián volvió a reír, él había sido el culpable antes —O tal vez la primera. — le corrigió a Emma.

—Se irán a pie si continúan. — les advirtió con seriedad.

Ambos guardaron silencio, pero no porque le temieran, sino porque estaba aguardando a que llegara Callie para la próxima ronda de bromas. Cuando se detuvo en la casa de su amiga Noah se dio cuenta que no había tenido que darle las indicaciones para llegar.

— ¿Habías venido antes? — se giró a verlo con la mano en la manija de la puerta.

—Un par de veces te recogí aquí. — le quitó importancia —Anda, date prisa. —

Callie ya esta lista, esperando que Noah llegara por ella. Estaba con Maya en el living. Tenía su pelo recogido, pero algunos mechones caían por sus hombros como el recordaba del centro comercial. Aunque lo que más le llamó la atención fue el vestido. No era el mismo que se había probado con él.

— ¿Lo cambiaste? — preguntó confuso.

Ella se dio una vuelta y lo hizo girar. Era más suelto abajo y ya no tenía un escote prominente en la espalda, en su lugar había una trasparencia que dejaba ver una parte de su espalda.

— ¿Te gusta? Lo cambie ayer. — admitió y tomó su abrigo gris.

Noah le abrió la puerta y se despidió de Maya con un gesto. No le quiso decir nada, pero le alegraba saber de su decisión, además lucía mucho más linda. Damián estaba abajo esperando con la puerta abierta. Ella sonrió aún más cuando lo vio y lo saludo con un beso en la mejilla antes de subirse. Ambos se subieron también y siguieron su camino.

La fiesta la daba un amigo de Damián. Era bastante lejos de los barrios que Noah conocía y se tardaron al menos tres cuartos de hora en poder llegar. Cuando llegaron se podía sentir un ambiente fiestero. Iba llegando bastante gente al lugar y se podía escuchar la música incluso hasta afuera. Noah vio pasar a algunas personas vestidas de forma bastante casual y al fin pudo respirar profundo por su vestimenta.

En la entrada había un sujeto corpulento y vestido con una cazadora y unos pantalones negros. Tenía algo pegado a la oreja y tenía que checar en una lista a la gente que iba entrando. Damián se adelantó a todos ellos y habló con el guardia. Noah se mantuvo cerca de Misha así que no logró escuchar lo que hablaba con él, pero ambos les dirigieron una mirada a ellos cuatro antes de que él asintiera y les abriera el paso.

— ¿Eres un invitado vip? — le preguntó Callie con curiosidad.

Damián le sonrió —Algo así. — le explicó —Un amigo me invitó. Es su local y es algo así como la inauguración de este lugar y quería que viniera. —

Callie asintió, aunque con la música no podía escuchar mucho de lo que le hablaba.

—Vamos, consigamos una mesa. — dejó pasar a Emma y a Callie para que caminaran delante de él. Noah y Misha lo siguieron de cerca.

El lugar no era distinto de otros bares a los que había ido Noah antes. Era el mismo ambiente, poca luz y mucha gente. Aunque las personas que estaban en el lugar se veían mucho más sofisticadas que las que él solía ver, y tampoco había un aire nauseabundo en el lugar mezclado con tabaco y alcohol, aunque Noah le daba un par de horas para que tomar ese aroma.

Después de la primera ronda de tragos, Damián se perdió en busca de su amigo junto con Emma que también lo conocía. No habían vuelto y el ambiente comenzaba a cambiar. La música se tornó más sugerente y la gente ya había comenzado a bailar. Había un reloj en el fondo de la pared con los números en rojo para anunciar la llegada del año nuevo. Aún faltaba media hora para eso, y Noah ya comenzaba a inquietarse en la mesa con Callie y Misha. Ninguno de los dos se dirigía la palabra y le obligan a tener que mantener dos conversaciones simultáneas. La verdad es que no daba más, si seguía así terminaría durmiéndose incluso antes que Teo.

— ¿Bailamos? — le susurró a Misha en el oído de forma sugerente. Temió que lo fuera a rechazar, pero lo tomó de la cintura y asintió. Miró a Callie y tenía un Cosmopolitan en una de sus manos mientras miraba a la gente bailar —Iré a bailar un rato. — le murmuró cerca del oído antes de besarla en la cabeza —Volveré por ti en un rato. —

—Me abandonas… — dijo abatida.

—Callie. — miró de reojo a Misha que lo esperaba —No digas eso… —

Callie se encogió de hombros —Así son todos cuando se enamoran, ve a bailar. — dijo venenosamente y apartó la mirada.

—Recordaré estas palabras para el día que te enamores. — le advirtió antes de alejarse de ella, con una pequeña sonrisa cuando vio a alguien a espaldas de su amiga.

Ella solo lo observó y se empinó su vaso —Ya lo hice y tú ni cuenta te diste… — susurró golpeando el vaso contra la mesa.

—Espero que eso solo sea bebida. — la voz de Damián la sobresaltó. Se giró sobre su hombro y lo encontró con una sonrisa en los labios.

— ¿Ya encontraste a tu amigo? — dijo un poco mareada por su trago.

Damián le quitó el vaso y lo alejó de sus manos —Sí, pero se entretuvo más con Emma que conmigo. — dijo con condescendencia.

— ¿Abandonaste a tu pareja con otro? — arqueó una ceja.

—Es una amiga, y ella quiso quedarse con él un rato. — le explicó —Él estaba con su pareja que también es amiga de Emma. —

Callie se sintió avergonzada y bajó la mirada.

— ¿Quieres bailar? — preguntó con una voz que fue capaz de derretir a Callie — ¿O tienes pensado pasar las doce bebiendo? — le tendió la mano.

Le tomó la mano y se bajó del taburete en el que estaba. No logró divisar a Noah en la pista. Había mucha más gente de la que creyó, pero el lugar era lo suficientemente grande para albergarlos.

— ¿El dueño de este local es un policía como tú? — preguntó mientras se contoneaba un poco. Estaba algo mareada, así que Damián la agarraba de vez en cuando para que no se fuera a caer, pero eso no hizo más que divertirlo.

—Sí. — le susurró cuando paso junto a él mientras daba una vuelta.

Callie lo contempló también y no lo hacía nada de mal. Siempre había creído que por ser tan correcto; además de ser policía, iba a ser un pésimo bailarín, pero se sabía mover y eso le hizo odiarlo un poquito.

—Eres jodidamente perfecto. — le gritó, y aunque sus palabras apenas las pudo oír, Damián sonrió de satisfacción cuando las oyó.

 

Misha intentaba seguir los movimientos de Noah, pero aquella melodía no era la adecuada para él, o al menos eso creía Noah porque lo notaba distraído. Apenas se movía, aunque parecía tener un buen ritmo. Su mente parecía ocupada en otra cosa, o tal vez solo estaba demasiado ocupado viendo a Noah moverse de esa forma tan provocativa con esa ropa tan apretada.

Noah se acercó y lo besó antes de agacharse frente a él y rozar su cuerpo contra el de Misha. Éste lo tomó de la cintura y lo obligó a mantenerse pegado a él cuando se levantó.

— ¿Estás bien? — lo abrazó por el cuello sin dejar de moverse. Parecía un pez fuera del agua y Misha parecía querer sostenerlo sin mucho éxito.

—Sí. — le gritó en el oído —Pero en mi cabeza hay muchas otras cosas que quisiera estar haciendo contigo en estos momentos. — lo soltó para que pudiera seguir bailando.

—Ya llegaremos a eso. — le guiñó un ojo y lo obligó a seguir bailando.

La canción acabó y empezó a sonar Warrior de Rihanna cambiando el ritmo de Noah. Se acercó a Misha mientras la melodía comenzaba y lo tomó de la chaqueta que traía para besarlo.

—Necesito un trago. — dijo Misha sediento.

Noah meneó la cabeza —Una más. — le rogó y volvió a moverse dando unos saltitos y moviéndose al son de la música con sus caderas y la cabeza.

Misha cerró los ojos y continuó bailando. Parecía que si era un buen bailarín. Se movió perfectamente, meneando todo su cuerpo. Noah le sonrió deleitándose con sus movimientos provocativos y se aferró a él para sentirlo mientras se movía.

—Creí que no eras un buen bailarín. — confesó mientras una gota de traspiración bajaba por su barbilla. Misha lo ignoró y siguió bailando, apretándolo contra él.

Cuando terminó la canción comenzó Mirrors de Justin Timberlake, y Noah quiso quedarse en la pista, pero Misha lo tomó de la mano y tironeó hacia la mesa otra vez. Se sentó en uno de los pisos y llamó al sujeto de los tragos. Noah miró la hora en la pared. Ya casi eran las doce y Callie aún seguía bailando con Damián, o al menos es lo que él creía. Noah pidió una cerveza para él y se secó la traspiración.

— ¿Ya habíamos hecho esto antes? — le preguntó rodeándolo por la espalda.

—Una cuantas veces. — contestó cerca de su oído —No soy muy fanático de bailar. — admitió.

Noah le sonrió y lo beso —Pero bailar genial. — junto sus frentes —Gracias por traerme. —

Sus bebidas llegaron y aguardaron a que Damián y Callie aparecieran. Emma fue la última en alcanzarlos justo unos minutos antes de las doce. Se bajó el volumen de la música y se puso algo más a tono con la festividad. Cuando quedaban los últimos segundos comenzaron a llevar la cuenta regresiva hasta que todos gritaron Feliz año nuevo, y la música estuvo de vuelta mientras todos abrazaban a alguien.

Noah abrazó a Misha y lo besó por todas partes por la emoción. No deseaba soltarlo nunca más, y esperaba poder pasar todos los años nuevos que le quedaran de vida junto a él. Callie en cambio agarró a Damián como su primer saludo. No pregunto, no miro a nadie más y simplemente lo abrazó. Cuando se separaron no pudo aguantar sus ganas y lo tomó por las mejillas para besarlo. Todos vieron la escena porque Noah ya se había separado de Misha para saludarla y Emma aún iba en camino para saludar a Misha cuando vieron lo que sucedió.

No duró mucho, pero lo suficiente para que Damián le correspondiera parte del beso antes de que ésta lo soltara. Se dio media vuelta y se encontró con Noah que la miraba estupefacto. Lo abrazó hasta que él también fue capaz de devolverle el abrazo.

—Feliz año nuevo. — le susurró.

—Feliz año. — dijo ella casi en un suspiro.

 

—Debería trabajar en un bar. — sentenció Noah cuando volvían a descansar después de una larga ronda de baile.

Misha lucía exhausto, pero aun daba lo mejor de sí en el baile —Ni de broma. — dijo tajante Misha.

— ¿Por qué no? — hizo un mohín. Intentó coger su cerveza, pero estaba un poco mareado.

—Creo que deberías pasar a las bebidas. — le arrebató el vaso y se lo entregó a Damián que los miraba divertido.

Noah frunció el ceño —Noah esto, Noah lo otro. — se puso las manos en las caderas y lo miró desafiante — ¿Por qué no puedo trabajar en un bar? —

—Está lleno de depravados. — puso mala cara —Te devorarían en tu primer día de trabajo — meneó la cabeza —Busca otra cosa que hacer. — le advirtió.

—Tal vez trabaje en uno de esos cafés donde las mujeres llevan vestidos cortos y ajustados. — le sacó la lengua —Tal vez encuentre uno que sea de hombres. —

Misha suspiró y buscó un poco de ayuda en Damián, pero él se negó a prestársela —No es mi culpa. — se excusó.

—De entre todos los tipos de borrachos que existen tenías que ser malhumorado. — lo molestó Misha mientras les servían sus trago, y para Noah una bebida.

—No quiero una bebida. — miró el vaso y lo dejó en la mesa —Vamos a bailar. — tomó a Misha del brazo y lo tiró otra vez a la pista de baile.

Sus movimientos ya no eran tan coordinados como al principio y Misha se divertía viéndolo bailar de forma aún mas extrovertida que al comienzo. Algunos movimientos eran muy sugerentes y más de alguno que estaba a su alrededor se quedaba viéndolo. Seguía apegándose de vez en cuando a Misha, y cuando lo besaba lo hacía con mucha más pasión, jugueteaba con su lengua mientras intentaba seguir bailando.

—Tal vez deberíamos irnos a casa. — le sugirió Misha mirando la hora en la pared. Iban a ser las cuatro de la mañana y aunque se había ido bastante gente ya, aún estaba muy lleno el local. Y tal como había predicho Noah, el lugar estaba cargado con diversos olores que Misha ya no estaba tolerando.

—Solo si me dejas trabajar en un bar. — dijo contra sus labios.

Misha ni siquiera recordaba porque había empezado aquella discusión, pero solo sabía que jamás le iba a dejar tomar un trabajo así.

—Mañana lo discutimos. — le ofreció —Cuando logres recordar lo que hablamos. —

Noah no lo discutió más y accedió —Pero que conste que no estoy tan curado. — le advirtió soltándose de su agarre.

Volvieron a la mesa después de un par de canciones y se empinó el vaso de bebida que había rechazado antes. No había nadie en la mesa.

—Iré avisarle a Damián. — lo dejó sentado mientras volvía a la pista de baile. Volvió después de unos minutos con las llaves de su auto en las manos —Vamos, Callie se irá con Damián y con Emma. — lo tomó del brazo, pero Noah se zafó.

—Puedo solo. — suspiró siguiéndolo a la salida.

El frío que hacía afuera era terrible. Noah se abrazó para poder conservar algo de calor de camino a la camioneta, pero sintió que algo dentro de él no estaba del todo bien. Se sintió mareado y llegó con dificultad al auto. Todo parecía darle vueltas y un poco borroso. Se subió al auto a trompiscones y se acurrucó en el asiento.

— ¿Te sientes mal? — lo tocó en la mejilla y encendió la calefacción —Te dije que no bebieras tanto. —

Noah lo miró. Tenía su cabeza apoyada de lado y mantuvo sus ojos fijos en Misha —Estaré bien. — prometió —El frío me hizo mal. —

Misha le dio marcha atrás al auto mientras seguía palpándolo con su mano. No dijeron nada de regreso al departamento. Noah se quedó tranquilo mientras lo observó durante todo el camino. Se debatía entre hablar o no con Misha sobre lo que le inquietaba, pero las cervezas no le ayudaban a pensar con claridad.

Cuando llegaron, Noah lo miró y se rió a carcajadas.

— ¿Qué es tan gracioso? — lo miró mientras se quitaba el cinturón de seguridad.

Noah siguió riendo —Tú. — murmuró.

Misha puso los ojos en blanco —Recuérdame no estar contigo la próxima vez que te emborraches. —

— ¿Estás seguro? — preguntó con tono juguetón, y se quitó el cinturón para acercarse a Misha y besarlo. Éste le correspondió y lo tomó de la cabeza para que no se alejara de él.

—No. — alcanzó a decir antes de que Noah se pasara a su asiento y se sentara en su regazo con sus piernas a los lados de las de él.

Noah lo tomó de las mejillas y lo besó sin posibilidades de que pudiera huir de él. Lo besó por toda la cara y mordisqueó sus labios. Misha gimió de placer y se estremeció. Abrazó a Noah y recorrió toda su espalda encorvada hasta llegar a su trasero, el cual apretó y empujó hacia él.

—Misha… — le susurró separándose un momento. Junto sus frentes y lo miró dudoso.

Misha volvió a besarlo — ¿Qué pasa? —

Lo besó en el cuello y le dio unos mordiscos dejándole unas pequeñas marcas haciéndolo gemir otra vez —Misha… — susurró y volvió a juntar sus caras. Rozó su nariz con la de Misha y le dio un pequeño beso en los labios — ¿Me amas? — pronunció al fin. Antes incluso de escuchar una respuesta pudo sentir como aquel peso que sentía en sus hombros se desvanecía.

Notas finales:

Glup... glup... glup!

Nos vemos la próxima semana :D!

Nos vemos Sanbie :P!


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