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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Holaa!!!!! He regresado!!!

Espero que me extrañaran (?)... o al menos a mis personajes jajaja!!!

Es un capítulo especial, aunque eso solo lo sabrán más adelante cuando puedan conectar algunas cosas jajaja! Pero si puedo adelantarles y explicarles de paso el título del capítulo. "Souris" es el apellido de uno de los personajes, para que no se pierdan al leerlo y piensen: "Esta ya se volvió loca"... En el capítulo lo mencionan, pero yo hago el recuento aquí para que no se les vaya el dato...

Disfruten la lectura :D!

“He always comes back…”

 

Noah se asomó por la ventana para ver a la gente pasar. Adoraba ir a ese lugar, y visitar a sus abuelos. Le encantaba su casa, justo en el centro de Santorini, donde toda la gente siempre pasaba y podía verles pasar felices, porque ahí en ese lugar la gente siempre sonreía, como si no conocieran la tristeza o la miseria. Apoyó sus manos en el respaldo de la silla donde se había encaramado y se alzó para tener una mejor visión. Era la primera vez que iban en invierno a visitar a sus abuelos, pero incluso el clima era inmune a ese lugar porque el sol había salido radiante, desafiando a cualquier nube que hozara eclipsarlo.

Pudo ver su reflejo en el espejo. Su pequeña sonrisa, y sus ojos turquesas que solo podían ver un mundo feliz. Al fondo de su reflejo estaba su papá, sentado sobre un taburete con un pequeño libro en sus manos. Parecía concentrado, pero no sosegado. Levantaba de vez en cuando la mirada y se aseguraba que Noah siguiera donde lo había visto la última vez. Estaban solos en la casa. Su abuela había salido con Dafne y su abuelo había salido muy temprano por la mañana, incluso antes de que él despertara así que solo eran él y su papá.

—Noah, apártate de la ventana. — le dijo después de un rato su padre.

Noah obedeció y se sentó en la silla en la que estaba encaramado. Leandro dejo el libro también y se cruzó de brazos, mirando atentamente los movimientos de su hijo. Lucía pensativo y eso le encantaba de él. Siempre estaba pensando e imaginando cosas nuevas a pesar de ser tan pequeño.

— ¿En qué piensas, Noah? — ladeó su cabeza y Noah lo imitó con seriedad.

—Papá, ¿Santa como supo que debía traerme los regalos aquí? En la carta que le escribimos no decía que estaríamos con los abuelos. — observó sus juguetes nuevos repartidos por toda la casa.

Leandro sonrió y se levantó —Yo recordé llamarlo antes de venir hasta acá. Jamás permitiría que Santa se olvidara de ti. — caminó hasta Noah y se agachó frente a él — ¿Recuerdas que te dije que este año solo vamos a pasar estas vacaciones aquí con tus abuelos? —

Noah pestañó un par de veces sin contestar — ¿No iremos al mar? — se mordió el labio con tristeza e hizo un puchero.

—Este año no, campeón. — meneó la cabeza con decepción por tener que decírselo a su hijo. El sonido del teléfono de Leandro los sobresaltó a ambos. Éste se levantó y se apartó de su hijo para contestar. Su cara se puso pálida en cuanto vio la pantalla.

Noah volvió a subirse a la silla y miró a la calle. Su reflejo había cambiado un poco. Su mirada estaba desilusionada por lo que le había dicho su papá. Él amaba el mar, le gustaba ver la olas venir una y otras vez, el viento en su cara y aquel aroma tan exquisito que se sentía en la playa. Su inocencia tampoco le permitió ver más allá. Tal vez jamás iba a lograr comprender. Su papá tampoco estaba sosegado. Hablaba sin parar por teléfono y se movía de un lado a otro, moviendo su brazo libre de arriba abajo.

No podía escuchar lo que hablaba, porque de pequeño no lo escuchó, así que no podía recordarlo. En su lugar había un pitido en sus oídos que le hacía daño. Se cubrió los oídos con ambas manos y apretó con fuerza los ojos esperando que el sonido se marchara. Sin embargo no lo hizo, porque nunca estuvo ahí. No era real. Dejó caer sus manitos sin fuerza y se giró a ver a su papá cuando colgó el teléfono.

— ¿Te gustaría ir a la playa, Noah? — le preguntó con una sonrisa abierta en sus labios.

Los ojos de Noah se iluminaron y asintió con emoción —Sí, papá. Vamos a la playa. — dio un salto de la silla y corrió por la casa lleno de energía.

 

Un aroma dulce lo hizo despertar. Dejó atrás la voz y las sonrisas de su papá. Siempre supo que era un sueño, y que no podía quedarse en él, pero esta vez despertaba con un sabor amargo en su interior. Como si algo no estuviera bien y él no fuera capaz de notarlo. Estaba solo otra vez. Se sentó en la cama y vio la luz del sol por la ventana. Era la luz del atardecer. Se puso sus zapatos y se levantó un poco mareado. Recordó de mala forma que había tenido un horrible dolor de cabeza. Creyó que al menos iba a poder recordar algo después de descansar, pero lo único que había hecho había sido soñar con su padre. Era cierto que había soñado con algo que no recordaba, pero él aun esperaba que su año perdido regresara.

Caminó de regreso al living, pero no había nadie. Solo una nota en la mesa:

“Estoy en el café. Eugene”.

La tienda estaba abierta. Era probablemente el único lugar abierto en la cuadra o incluso en la misma ciudad. Había bastante gente sentada tomando café y comiendo alguna que otra galleta dulce. Eugene estaba tras el mostrador y lo vio de inmediato. Terminó de atender a un sujeto y le dio toda su atención a Noah.

—Me alegra que despertaras. — le sonrió y se apoyó en el mostrador — ¿Se paso el dolor de cabeza? ¿No estás mareado? ¿Te sientes mejor? —

—Sí. — Noah asintió agradecido —Me siento genial. Después del accidente comenzaron a darme estos dolores de cabeza de vez en cuando, pero nada grave según los médicos. — le explicó y miró a su alrededor.

—No creo que sea normal. — dijo preocupada.

Noah le sonrió —Al principio creía que me dolía la cabeza porque iba a recordar algo de lo que había olvidado, pero jamás volvió nada así que los doctores me dijeron que no me preocupara, que me tomara algo para el dolor y que esperara hasta que se pasara. — se encogió de hombros —Además, los dolores son cada vez más a lo lejos. — intentó calmarla — ¿Y Misha? — lo buscó por el lugar, intentado desviar la atención de Eugene.

—Ayyy. — suspiró la mujer —Alguien lo llamó por teléfono y salió como alma que lleva el diablo. — le explicó —Dijo que volvería más tarde por ti. Que lo esperaras. —

Noah también suspiró — ¿Habrá sido por el trabajo? —

Eugene se apartó un momento para atender a alguien que había entrado, pero igual meneó la cabeza sin saber que decirle —No acostumbra a decirme quien lo llama por teléfono. Por su tono, solo pude deducir que no era Damián, o incluso le hubiese dicho que viniera acá. — les dio la espalda y preparó lo que le habían pedido. No se tardó mucho en tener todo preparado. Incluso sin personal su atención era de primera calidad.

—Pensé que por ser feriado se iba a tomar el día. — admitió con un poco de pena Noah.

—Hay quienes no descansamos. — le indicó el lugar abierto.

Noah soltó una risa —Así veo. Creí que no trabajaba el primero de enero. —

Eugene se encogió de hombros —No lo hago, pero tenía bastantes cafés pendientes, y el día está bastante helado. —

Noah le puso más atención a la gente que comía, y la mayoría traía ropa sucia y gastada. Comían un poco encorvados y miraban con cierto recelo de que en cualquier momento les fueran a arrebatar lo único que habían logrado conseguir ese día.

— ¿Te gustan la Bougatsa? — llamó su atención Eugene y se agachó frente al mostrador.

—Sí, pero con crema. — se asomó para mirarla sacar una bandeja de la vitrina.

—Están frescos. — los puso sobre el mostrador —Los hice pensando en Misha, son sus favoritos. — hizo un gesto de tristeza —Pero no ha vuelto. —

Noah pudo identificar el olor. Había sido éste el que lo había despertado, así que no se pudo aguantar y probó uno. El sabor era igual de exquisito que el aroma.

 

—Llegaste antes. — la voz áspera del hombre lo hizo levantar la cabeza —Creí que eras de esos que esperaba que llegaron los demás primero para asegurarte que no fuera una trampa. — se sentó junto a él en la banca.

Misha siguió mirando el paisaje que le ofrecía el mirador — ¿Encontraste algo? — se limitó a preguntar.

—No te va a gustar. — admitió Harvey. Sacó un sobre café del interior de su chaqueta —No es mucho, pero creo que es lo suficiente para que te vayas al otro lado del mundo y te escondas bajo una maldita roca el resto de tu vida. — le pegó con el paquete en el pecho antes de que Misha pudiera sujetarlo con la mano.

Abrió el sobre y le echó una mirada. Había un montón de papeles y un pendrive en el fondo. Vaciló un momento, pero luego lo volvió a cerrar y lo guardó en su chaqueta — ¿Cuánto te debo? — lo miró al fin.

Harvey hizo una mueca —No conseguí ninguna foto de él, y tampoco su nombre. No puedo cobrarte mucho sin esa información. — le explicó —No usa el mismo apellido de Fedro. El sujeto se apellida Souris. Probablemente sea el apellido de soltera de la mamá o algo así. — le apuntó al paquete —Pero si averigüé que es un hombre peligroso, Misha. Ten cuidado. — se levantó y metió las manos en su bolsillo —Si fuera tú, lo pensaría dos veces antes de aceptar trabajar con él. — Misha le sostuvo la mirada y pudo ver en los ojos de Harvey lastima por él.

—No puede ser peor que yo. — dijo con la mandíbula tensa.

— ¿Ya aceptaste el trabajo? — preguntó curioso.

Misha negó —No puedo hasta que encuentre el Nardi. — le recordó.

—Tienes la clave para salirte de ese problema en tus manos. — sacó una cajetilla de cigarros y le ofreció uno a Misha, pero lo rechazó —Ve los papeles y piénsalo Misha. — le aconsejó encendiendo su cigarro.

—No sabía que también eras consejero. — hizo una mueca.

Harvey soltó el humo y su rostro se relajo —Nos conocemos hace tiempo y no me gustaría encontrarte muerto en algún basurero de un callejón oscuro uno de estos días simplemente porque no supiste jugarte bien tus cartas. —

—No me subestimes. — siseó.

—No lo hago, solo digo la verdad. — volvió a darle otra calada a su cigarro —Has cambiado mucho. —

Misha lo miró de reojo, enojado. Sin embargo, no fue capaz de rebatir sus palabras —Siempre lo dices como si fuera algo malo. —

Harvey sonrió —En tú caso lo es. Te has vuelto débil. — botó el exceso de su cigarro —Tienes demasiado que perder. Cuando nos conocimos eras solo tú contra el mundo, pero ahora tienes demasiada gente que te importa y un solo movimiento en falso y perderás a alguno de ellos. —

Los nudillos de Misha se pusieron blancos y apretó sus dientes.

—Tienes bien resguardada tu vida privada, Misha, pero no eres infalible. — se dejó el cigarro entre sus labios y rebuscó en su chaqueta —Lo que te paso hace un año lo deja más que claro. — sacó su teléfono y la luz de la pantalla le iluminó el rostro —Dylan ha estado investigándote. — le entregó el teléfono —A mi no me llamó porque sabe que te conozco, pero llamó a uno de mis colegas sin saberlo. —

Misha leyó atento a cada una de las palabras. Era un correo encriptado — ¿Cómo hizo él para enviar algo así? — le devolvió el teléfono.

—La misma gente de Fedro lo debe ayudar; o incluso peor, puede que haya sido a pedido de Fedro, para saber si puede confiarte o no a su hermano. — se encogió de hombros y guardó el teléfono —De todas formas, tengo pensado darle información para que sigan preguntándole a mi informante. Así me aseguro el dinero y de paso te ayudo un poco a ti. —

— ¿No me va salir gratis, verdad? — sonrió de lado.

Harvey le sonrió también — ¿Cuándo te ha salido gratis algo conmigo? — levantó una ceja —Solo necesito que me digas lo que él ya sabe y tal vez un poco más para que sea información valiosa e interesante. —

Misha lo miró dubitativo.

Harvey se paso una mano por el pelo y volvió a sentarse —Se que es difícil, pero la información estará segura conmigo. — le prometió.

—Debí haber matado a ese hijo de puta cuando tuve la oportunidad. — alzó la voz exasperado. Harvey volvió a sacar la cajetilla y le ofreció a Misha otra vez. Tomó uno y uso su propio encenderlo para prenderlo. Le dio una calada profunda y se apoyó esperando que la nicotina lo relajara.

—Tus arrebatos te van a costar caro algún día. — le advirtió.

Misha se encogió de hombros y lo miró con indiferencia —No tengo pensado vivir mucho. —

Harvey volvió a concentrar su atención en el teléfono y comenzó a teclear —Eso podría ser información muy útil. — se burló —Vamos, dame algo que valga la pena, hazme rico. — agitó el aparato.

—Damián está prohibido en cualquier tipo de información que vayas a dar de mí. — le advirtió de inmediato.

Harvey acepto con una mueca —Háblame del chico que iba contigo en el accidente. — le pidió — ¿Dylan lo conoce, cierto? ¿Fue por él que chocaste? —

—Se llama Noah. — miró al piso y volvió a ponerse el cigarro en los labios —Solo vive con su mamá y su hermano pequeño, pero él también lo sabe porque hace poco mando al hospital a su hermano. —

— ¿Cuál es el apellido? Podré encontrar más información si busco yo. —

Misha lo miró malhumorado, y además preocupado.

—Tranquilo. — agregó —No le voy a enviar nada antes de que tu leas lo que encuentre. —

—Rallis. — murmuró y cerró los ojos, sabiendo que no quería haber abierto la boca.

Harvey tecleó el nombre y volvió a concentrarse en Misha —Necesito que me digas algo más, algo que él no sepa. —

—Si él no lo sabe es porque no debe saberlo. — dijo con la mandíbula tensa. Comenzaba a perder la paciencia.

—Vas a tener que sacrificar algo. — intentaba sonar sereno para no molestar más a Misha —Si no le agrada lo que le envió va a buscar a otra persona y ten por seguro que él no vendrá a preguntarte si puede o no contarle lo que averigua de ti. — resopló —Puede que incluso hayan más personas investigándote en este momento. —

—No tengo a nadie más que me importe además de Noah y Damián. — lo ojeó irritado.

Harvey se encogió de hombros —Entonces cuéntame algún secreto, algo que no me hayas dicho ni siquiera a mí, algo que valga la pena. —

Misha meneó la cabeza y se revolvió desesperado en la banca —Tú sabes que no puedo… — protestó cabreado.

—Dales tu casa. — le ofreció —Nadie conoce ese lugar y podría servir como señuelo mientras te encargas de generar algunos secretillos. —

—No. — dijo tajante.

Harvey resopló —Misha… —

Misha se giró y lo encaró —No. —

—Búscate otro lugar y llévate lo que sea que tengas ahí antes de que les de la información. — insistió.

Misha puso los ojos en blanco — ¿Qué ganaría él encontrando una casa vacía en la que viví alguna vez? —

—Armemos nosotros un lugar. Te vas a dar una vuelta, que se note que has estado ahí, podemos poner alguna que otra foto tuya con Noah y sembramos pistas falsas de algo en lo que puedas estar metido. — ofreció un poco emocionado. Su trabajo era hacer todo ese tipo de cosas posibles, pero Misha no era un cliente fácil de satisfacer —Podemos hacerle creer que has matado a alguien, no lo sé, lo que tú quieras. Puedo armarte una reputación si me dejas hacerlo. —

El celular de Harvey sonó antes de que Misha le diera una respuesta. Éste le hizo un gesto con uno de sus dedos para que aguardara y se levantó para contestar. Se alejó un poco para poder hablar, pero Misha aún podía oírlo. No hizo lo que la mayoría hace cuando habla por teléfono, él no camino nervioso, ni preocupado por nada. Harvey se quedó mirando el paisaje, con una mirada endurecida, pero con una postura relajada con su mano libre metida en el bolsillo después de tirar al piso la colilla de su cigarro.

—No es mi problema. — lo escuchó decir y luego un largo silencio —Tú sabes lo que hacemos con los que no pagan sus deudas. — dijo con excesiva frialdad —Es tú maldito problema, no el mío. — más silencio —No cuelgues el… — alcanzó a susurrar y se alejó el teléfono de la oreja. Miró la pantalla y apretó algunos botones antes de volver a ponerlo en su oreja. No tardaron mucho en contestarle —Mátalo. — dijo con sencillez y cortó él esta vez.

Se volvió hacia Misha e hizo una mueca de irritación.

— ¿Qué dices entonces? — se acercó a la banca, pero no se sentó.

—Solo mantenlo alejado hasta que puedo encargarme de él. — aceptó y le estiró su mano.

—Lo haré. — prometió —No sabrá nada de Damián o de tu verdadera casa. — le estrechó la mano —Pero cuida a Noah, porque va a volver por él. — le aseguró.

—Lo sé, y si lo intenta lo voy a matar. — aseguró.

Harvey lo miró una última vez —Misha, ¿estás consciente que probablemente voy a encontrar información de Noah que él no a compartido contigo? Secretos y muchos detalles que tal vez él no ha querido compartir contigo. — le advirtió —Es probable que pase, así que prefiero decírtelo antes de que ocurra. —

—Noah no tiene secretos conmigo. — dijo con orgullo.

—Puede que él no le vea la importancia que tú. — le aseguró, pero no le insistió más y Misha se lo dejó pasar. Harvey le apuntó el pecho antes de irse —Revisa esos papeles solo. — alzó sus cejas —Y hazlo pronto. — le hizo un gesto con la mano y se perdió colina abajo.

Sintió de inmediato la presión bajo su pecho. Algo oscuro había en esos papeles. Podía sentirlo incluso sin leerlos, pero lejos de asustarse o preocuparse, se sintió extasiado por la experiencia de conocer a un sujeto peligroso incluso para alguien como Harvey. Se levantó demasiado pronto de la banca y lo pudo encontrar partiendo en su auto cuando llegó colina abajo.

Harvey había sido un chico problemático en una Foster House y pronto se encontraron. Se hicieron amigos más por necesidad que por cualquier otro motivo, pero a medida que fueron creciendo y haciendo cada uno sus vidas por caminos diferentes, su amistad se fue tornando peligrosa y prefirieron mantener la distancia, salvo en este tipo de casos en los cuales alguno de los dos necesita del otro. Misha siempre lo respetó sin condiciones, y ahora entendía el motivo. Era alguien peligroso desde siempre, y su instinto le había dicho que debía cuidarse de alguien así. Después de todo, personas como él son los que terminan controlando todo al final. Harvey no era de ese tipo de hombres como Fedro, que necesitan ser reconocidos por lo que hacen y que esperan que todos lo conozcan y le teman. El trabajo de Harvey es intentar pasar lo más desapercibido posible, pero era increíble todo lo que él era capaz de manejar y el poder que realmente tenía. Sujetos como él son quienes realmente mandan en las calles.

 

La contagiosa risa de Callie inundó aquel apacible lugar, mientras Damián en vano intentaba contener su propia risa.

—No puedo creer que hayas hecho eso. — se limpió una lágrima que se le escapó por una mejilla —Eras todo un diablillo cuando pequeño. — dijo tratando de apaciguar su risa.

Damián la miraba un poco avergonzado. Habían pasado casi todo el día en el departamento hablando de todo. En el único momento en que habían salido fue para comprar el almuerzo. Callie no había mostrado ningún tipo de interés en irse, ni Damián en presionarla para que se fuera. Nunca habían notado aquella química que existía entre ellos hasta ahora, hasta que Callie había logrado abrir su corazón con alguien que no fuera Noah.

—No le cuentes a nadie. — le rogó —O arruinaría mi reputación. — bromeó.

Callie volvió a soltar una risita —Tal pueda chantajearte. — dijo divertida, retorciéndose un poco por el dolor de estomago que le había causado tanta risa. Miró de pronto la hora en un reloj que había en la pared. Iban a ser las siete de tarde. Su mirada se fue de inmediato a las ventanas para asegurarse que el reloj no le mentía, pero ya quedaba poca luz allá afuera —Dios. — se levantó asustada —Debería estar en casa, mi abuela me va a matar. — dijo asustada, pero aún así, volvió a reír y Damián rió con ella —Le dije que solo me quedaría a almorzar afuera cuando la llame. — tomó sus cosas de la mesa.

—Yo te llevó. — se levantó Damián tras ella.

—No, no es necesario. — meneó la cabeza —Ya has hecho mucho por mí este día. — le sonrió agradecida.

Pero Damián no iba aceptar una negativa —Ya casi esta oscuro, así que te llevo a casa. — le sonrió. Fue por su chaqueta y tomó las llaves de su auto —Creo que hace un poco de frío para la moto. —

— ¡Uyyy! — dijo extasiada —Un tipo con una moto es terriblemente sexy. — se burló.

—Cuando te saque a dar una vuelta en ella verás si te quedan ganas de burlarte. — le advirtió juguetonamente. Le abrió la puerta y justo antes de cerrar, su celular sonó. Era Misha así que le indicó a Callie que avanzara mientras él cerraba la puerta con excesiva lentitud —Hola. — intentó no sonar tan alegre, pero Misha lo descubrió de inmediato.

— ¿Por qué estas tan feliz? ¿Tuviste sexo? — bromeó.

Damián puso los ojos en blanco —Muy gracioso, ¿Qué sucede? — fue directo al grano.

—No me pongas lo ojos en blanco. — lo descubrió Misha. Damián miró en toda direcciones un poco asustado —No estoy ahí. — volvió a atraparlo —Solo te conozco demasiado. — soltó una pequeña risa — ¿Estas ocupado? — su voz se tornó seria de pronto.

Éste miró a Callie que lo esperaba junto al ascensor —Un poco, ¿Por qué? ¿Paso algo? —

—Necesito que vayas por Noah a donde Eugene. — dijo sin rodeos —Le prometí que iría por él para ir a dejarlo a su casa. —

— ¿Y dónde estás tú? — se interesó y caminó hasta Callie.

La señal pareció irse por un momento —Estoy en algo importante. — dijo —Cuando te vea te cuento. —

Damián no quedó conforme con su respuesta, pero no tenía muchas formas de sacarle información por teléfono a Misha —Iré por él. — aceptó a regañadientes por no saber que hacía Misha —Pero luego iré a verte, ¿estás en tu departamento? — miró los números del ascensor.

—Gracias, Damián. Dile que no se enfade conmigo. — pidió.

Damián volvió a reírse de Misha —Nunca te imagine como un novio preocupado. — y al igual que Misha, él pudo imagina la mueca de odio que había hecho en esos momentos su amigo.

—Te veo más tarde. — le colgó.

 

Eugene estuvo atenta a Noah, a todo lo que hacía, y como se desenvolvía con la gente. Además, por su café acostumbraba a pasar gente de todo tipo, de toda clase social, y aunque no tenía nada contra la gente más humilde, no todos trataban bien a sus empleados, y eso incluía a más de algún sujeto de cuello y corbata que trataba de propasarse con alguna de sus garzones. Sin embargo, Noah se estaba luciendo con su sencillez y esa sonrisa tan linda que tenía.

Había comenzado a aburrirse mientras esperaba a Misha, y para no sentirse como un prisionero en ese lugar, se ofreció a ayudar. Después de un rato de atender y moverse por el lugar, a Eugene no le quedó duda de que lo quería ahí para trabajar. Aunque sabía lo que le iba a decir Misha, porque él no concebía la idea de compartir esa hermosa mirada, no quería que Noah le sonriera a nadie más que a él, y no era para menos, porque tenía algo especial, algo que hacía que tu día fuera mejor en su presencia, incluso si todo lo demás era un asco.

Misha era afortunado de tener a Noah a su lado, a Eugene no le quedaban dudas de eso; pero Noah también era afortunado de tener a Misha, y sabía que él no era capaz de ver ese lado. Por eso era tan celoso con Noah, por eso no le gustaba que la gente se le acercara, porque temía que en cualquier momento Noah vería a alguien más y se daría cuenta que él no era más que una estafa, que tenía los ojos vendados y que él nunca valió la pena. Ella comprendía que todos esos temores habían crecido en Misha producto del abandono, porque nunca nadie le dijo lo valioso que era, pero su obsesión por protegerlo del mundo podría ser la llave que terminara arruinando su relación.

—Todo servido. — dejó la bandeja sobre el mostrador y apoyó su cuerpo sobre el también. Estaba cansado, pero ni siquiera eso alejaba su sonrisa.

Eugene lo imitó y lo observó. Su cercanía la hizo volver a la realidad y alejó sus pensamientos — ¿Por casualidad no estás buscando trabajo? — preguntó con falsa inocencia.

Noah pestañó un par de veces y asintió — ¿Por qué? — sonrió ilusionado.

—Te llevas bien con la gente. — le explicó y miró el local —Tu sonrisa haría volver a todos los clientes. — levantó ambas cejas.

—Me encantaría trabajar aquí. — levantó la voz emocionado —Justo tenía pensado buscar algo. — la emoción lo embargaba —Y si es aquí estoy seguro que Misha no se va a quejar. —

—Misha no debería ser el motivo por el cual te limites a hacer algo. — le advirtió.

—No me limita, pero escucho sus opiniones antes de tomar alguna decisión. — dijo —Y la verdad es que no me gusta tener que pelear con él si hay un camino diferente. —

Eugene entornó su mirada —Es una linda forma de decir que cedes para que Misha no se enfade. —

Noah se rió —No es que suceda muy a menudo. — se encogió de hombros —Por lo general Misha no limita mis acciones, solo evita que me meta en problemas. —

Ella sabía que a él no le iba a gustar la idea de que Noah trabajara ahí. Él sabía el tipo de gente que frecuentaba el café, e incluso ya podía ver su cara llena de ira y sus gritos por haberle ofrecido el trabajo sin haberle preguntado a él primero, pero no quería desilusionar a Noah adelantándole lo que Misha pensaba al respecto, sobre todo porque tenía la ilusión de que él estaría más que de acuerdo en que trabajara ahí.

—Yo hablaré de todas formas con él cuando venga a recogerte. — prometió. Misha debía preferir que Noah trabajara en algo que no tuviera relación con atención de público, o incluso que no tuviera que hablar con nadie. Eugene casi podía imaginarlo encerrado en su casa frente a un computador ganando dinero de manera online.

Un cliente alzó la mano y Noah se apresuró en atenderlo. No se dio cuenta que alguien había entrado al café hasta que levantó la cabeza hacia Eugene para mostrarle victorioso la propina que le habían dado. Damián estaba junto a ella, apoyado donde él había estado recién. Lo saludó con la mano y le sonrió antes de murmurarle algo a Eugene que él no pudo entender, pero ella puso una cara de disgusto al escucharlo.

—Hola Damián. — los alcanzó — ¿Buscas a Misha? — le sonrió exhausto.

Damián hizo una mueca —No. Vine para llevarte a casa. — sus palabras no le cayeron bien a Noah, tal y como él había imaginado. Pudo ver el momento justo en que su mirada se quebraba —Me llamó y me dijo que estaba ocupado con algo del trabajo. — se encogió de hombros.

Noah miró a Eugene y ésta lo reconfortó con una sonrisa cariñosa.

— ¿Pero está bien? — se mordió el labio preocupado.

Damián se rió —Eres increíble. Incluso cuando él es un idiota tú sigues preocupándote por él. — Eugene se rió con él —Pero está bien. Me pidió que te dijera que no te enojara con él, pero creo que tiene mucha suerte de tenerte porque ni siquiera frunciste el ceño. — bromeó.

—No saco nada con enojarme ahora. — murmuró —Tú no tienes la culpa, de hecho eres muy amable por venir a buscarme, Misha debió llamarme y decirme que me fuera por mis propios medios. —

—Jamás te abandonaría a tú suerte. Él sabe que estabas aquí, en un buen lugar y si yo no hubiera podido venir, estoy seguro que habría encontrado alguna otra forma. —

Noah meneó la cabeza y suspiró —Estaba ayudando a Eugene, ¿tenemos que irnos al tiro? —

—No te preocupes por eso. — interrumpió Eugene —Vete tranquilo. Vuelve uno de estos días para que arreglemos el tema de los turnos y la paga para que comiences a trabajar lo antes posible. —

Se quitó el delantal negro de cintura que se había puesto y se lo devolvió a Eugene —Vendré antes de que comience el último semestre se clases. —

—Aquí estaré. — asintió —Por lo pronto hablaré con Misha. — rodeó el mostrador y abrazó a Noah —Cuídate mucho y te deseo lo mejor para este año. Había olvidado decírtelo. — murmuró en su oído.

Noah correspondió el abrazo —Gracias. —

Damián le abrió la puerta del café y le mostró cual era su auto. Noah lo miró de reojo.

—Creo que conscientes demasiado los caprichos de Misha. Siempre estas cuando él te necesita. — lo molestó Noah.

— ¿De eso se trata la amistad o no? — levantó una ceja. Le quitó la alarma al auto y se subieron.

—Pero te hizo salir de casa un día feriado. — le recordó —No creo que tú tengas muchos días libres siendo policía. —

Damián no paraba de sonreír con sus comentarios —Es verdad. — admitió —Pero de todas formas tenía que salir. Fui a dejar a Callie a su casa y después vine a buscarte. No fue tanto trabajo. — avanzó por la calle con una velocidad demasiado lenta, incluso para el gusto de Noah.

Noah lo miró intrigado y vio la hora en la pantalla de la radio del auto — ¿Callie todavía estaba contigo? — preguntó incrédulo — ¿Por qué no la trajiste contigo? —

—Se nos paso la hora. — le explicó —Pero tenía que volver antes de que su abuela quisiera asesinarla, así que ni siquiera le mencioné que vendría por ti. —

—Sí, era la única forma de que no viniera. — bromeó.

—Deberías hablar con ella, Noah. — Damián apretó un poco el volante. Sabía que no debía decir esas cosas, pero después de lo que Callie le había dicho, ¿cómo no iba a querer ayudarla aunque fuera un poco? Tal vez dar un pequeño empujón a Noah podría darle el valor suficiente a ella para que arreglara sus asuntos con su amigo.

— ¿Por qué? ¿Le ocurrió algo? — lo miró asustado.

Damián negó —No, pero hablar con ella, ¿vale? Ella te necesita. — le devolvió la mirada —Y no le menciones esta conversación. —

—Está bien. — volvió la vista al frente y se quedo en silencio. Algo se le estaba escapando de las manos con Callie y no tenía la más mínima idea de lo que podría ser. Parece que realmente la estaba dejando demasiado tiempo de lado por sus problemas y por estar con Misha.

 

Dafne no estaba en la casa cuando llegó. Todo estaba a oscuras. No habían vuelto de la casa de sus amigos, y eso lo alivió momentáneamente. Estaba demasiado cansado como para escuchar un sermón de su madre. Y aunque ella no fuera a decirle nada, sabía que su mirada sería suficiente para que él supiera que no estaba feliz con lo que había hecho. Al menos el reto podría esperar un rato más. Se fue directo a su pieza y se lanzó sobre la cama. Se quitó los zapatos sin ayuda de sus manos y se cubrió con lo primero que había pillado.

Dormir en un sillón después del sexo quedaba oficialmente descartado como algo para repetir. Sentía su cuerpo cortado, pero en el fondo sabía que no era por haber dormido mal o por haber tenido sexo desenfrenado hasta el amanecer. Lo que lo tenía así eran todos los problemas que lo abrumaban, porque cada vez era más difícil sonreír y fingir que todo estaba bien.

Se fue durmiendo lentamente, como si se entregara al sueño, sabiendo que era lo que se aproximaba. Comenzó a sonar incluso antes de perder por completo el conocimiento. Pudo sentir como se iba convirtiendo en ese niño que tanto añoraba, que tanto deseaba volver a ser, y que además envidiaba porque tenía tantas cosas que él ya no poseía: la felicidad, su inocencia y sobre todo, a su papá.

 

Despertó agobiado. Creyó que había tenido una pesadilla, pero en cuanto se enderezó para limpiarse el sudor de su cara, se dio cuenta que no había despertado realmente. Solo lo había hecho en su recuerdo. De nuevo comenzaba a recordar cosas que él creía olvidadas.

Noah miró a su alrededor. Había una pequeña luz al fondo del cuarto porque le temía a la oscuridad y su papá se aseguraba cada noche de que estuviera encendida para él. Junto a ella había un sillón, y una silueta se dibujaba sobre él. No tuvo ni una pizca de miedo al verla ahí, porque reconoció de inmediato a su papá. No sabía si estaba dormido o lo miraba en las penumbras. No podía recordarlo.

— ¡Papá! — lo llamó.

Leandro se removió en el sillón antes de levantarse y caminar hasta Noah. Cuando la luz lo dejó a la vista, su rostro era un poco borroso. Noah no sabía si estaba viviendo eso de nuevo o simplemente era un recuerdo, porque no podría ver el rostro de su papá. Si era un recuerdo, debía poder verlo, pero no lo lograba porque ya no era capaz de recordarlo con claridad.

— ¿Qué pasa? — se sentó en la cama con él — ¿Tenias una pesadilla? —

Noah asintió y se arrimó a los brazos de su padre.

Leandro suspiró y lo acarició —No tengas miedo, Noah. Nada puede lastimarte. — susurró mientras lo acunaba —Nada te lastimara, lo prometo. — su voz se quebró cuando lo dijo, pero Noah no se dio cuenta. Comenzó a dormirse otra vez. Leandro lo acomodó de nuevo en la cama y lo besó en la frente —Mi acto más valiente será alejarme y permitirte tener una vida larga y feliz. —

—Papá… — susurró y siguió durmiendo.

—Te amo, Noah. — junto sus frentes y no pudo evitar que unas cuantas lágrimas se arrancaran por sus mejillas. Se apartó antes de que alguna de ellas cayera sobre Noah y lo despertara otra vez. Lo miró desde la distancia y se fue dejando la puerta entreabierta para que pudiera entrarle más luz.

 

No sabía si sería capaz de recordar eso cuando despertara.

Notas finales:

Ehhhh! Espero que les haya gustado la historia y espero de verdad sus apreciaciones... u.ú... siempre se olvidan de comentar.... no se ni para que me esfuerzo en pedirles que lo hagan jojojo! Pero no quebraran mi espiritu!! :D

 

OJO! Debo comentarles algo... en un par de días... en algunas semanas más para ser exactos, voy a dejar mi ciudad (Santiago de Chile *-*), haré un pequeño y hermoso viaje de seis semanas a lo más recondito de mi país... ahí donde no cae nada más que nieve jejejeje! Y el asunto es que allá no tendré mi notebook para escribir... entonces tal vez no pueda actualizar... >_<!!!

Se que seis semanas es mucho, y de verdad que he intentado adelantar capítulos para que un amigo mio suba los capitulos cada semana, pero la verdad es que no me he motivado y solo tengo uno o dos adelantados solamente, los cuales no serviran de nada si no sigo escribiendo jajajaja!!

Así que eso... u.ú!! Tal vez si me dieran un poco más de amor me motivaría a escribir y terminar los capítulos para cuando me vaya :P!! Que dicen??

 

Besos! Nos leemos la proxima semana ;)!


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