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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Holiiiiiiiiii!!!! Yo aquí reportandome :D!

Hoy es mi última actualización... >_<!!!! Me voy, me voy.... ME VOY!!!! *-*!!!! Pero seguirán sabiendo de mí, y obviamente no l@s abandonaré :B!

Ahora si que si los capítulos se irán subiendo fielmente los días viernes hasta que yo regrese (por eso yo no podré subir el próximo porque me voy a mitad de semana >_<)

PERO!!! No se hagan los listillos, que yo seguiré por aquí, así que esperare sus lindos mensajes... así que confien y sigan leyendo, que la historia continua :D!

Ehmmmmm...! Este capítulo ya empeiza a calentar las cosas, así que preparense, que de aquí no nos detenemos hasta el fin :D!

Espero le sguste y disfruten la lectura!

“No fue muy difícil enamorarme de él, era todo lo que yo quería, lo que necesitaba en ese momento y quizás lo que había necesitado toda la vida...”

 

No sabía cuánto tiempo había pasado. Ni siquiera tenía real conciencia de tu entorno. Estaba somnoliento y aturdido por el cansancio y el dolor de cabeza que lo había golpeado hoy día. Cuando sintió ruidos a su alrededor, intento con poco éxito recordar donde estaba y como había llegado ahí. Abrió los ojos y se encontró con la oscuridad de su habitación. Se sentó en su cama y antes de poder hacer algo mas, sintió unos pasos por el pasillo, se restregó uno de sus ojos y la puerta se abrió de un golpe. Era Dafne.

Recordó porque estaba tirado en su cama, no quería escuchar sus regaños ese día, pero era demasiado tarde. Prendió la luz y lo miró furibunda. Noah solo entrecerró los ojos mientras se acostumbraba a la luz y la miró sosegado.

—Hola mamá. — intento sonreírle.

Ella avanzó por la habitación y le dio una mirada molesta —Sabías que estaba acompañada cuando me llamaste, así que aprovechaste para pedirme algo que sabías que te hubiera negado de otra manera. — su voz era cortante. Noah no reconocía a su madre en ese manojo de odio que se traía en ese momento.

—Solo quise ser sincero. — se defendió inútilmente —Quería que supieras exactamente donde iba a estar. — alegó comprendiendo de inmediato a que se debía todo ese enojo.

Dafne soltó una risita irónica — ¿Sinceridad? — se burló — ¿Tú quieres hablar de sinceridad conmigo? — se cruzó de brazos — ¿Donde estuviste realmente anoche? ¿Fuiste a una fiesta con Callie o te fuiste con él por ahí? —

Sabía que dijera lo que dijera no sería suficiente para ella —Estuve con Callie... — susurró —Y también con Misha. — admitió.

Ella no dijo nada más. Deshizo su postura y tomó el teléfono de la mesita de noche de Noah —No mas teléfonos para ti. — le dio la espalda y caminó hacia la puerta.

—Mamá. — la llamó. Se levantó de la cama de un tirón y la siguió por el pasillo —No es justo. — murmuró —Te estoy diciendo la verdad. — se detuvo en la puerta y alcanzó a ver como arrojaba su teléfono al baño. Dafne parecía fuera de sí. No era capaz de razonar o escuchar si quiera lo que Noah tenía para decirle en su defensa, en su frágil e inútil defensa.

—Estoy muy decepcionada de ti... — jaló la cadena y ambos vieron como se llenaba de agua y se mojaba. Intentó no demostrar lo mucho que le afectaba lo que estaba haciendo. Se mantuvo impasible, con su cuerpo afirmado en el marco de la puerta.

Noah apoyó su cabeza y observó morir a su teléfono. Lo único que tenía en la cabeza en ese momento es que no tendría como comunicarse con Misha y en lo mucho que éste se iba a preocupar cuando intentara llamarlo. Dafne pasó junto a él cuando comprobó que el aparato no iba a funcionar más y le dio un empujón en el hombro al salir.

—Espero que te sirva de lección. —  le espetó. Noah bajo la cabeza y simplemente escuchó lo que ella tuviera para decir. No era de esas personas que solían enfrentar las dificultades, y por sobre todo, jamás se iba a levantar contra Dafne, incluso cuando tuviera todas las armas para ganarle. No era de esas personas. Él simplemente absorbía todo, igual que siempre —Y que entiendas que tu actitud no hace más que justificar la mía. — arremetió. Él continuó en silencio, y ella simplemente volvió al living donde estaba Teo y comenzó a hablar con él. Volvía a ser la Dafne de siempre para él, volvía a ser una madre, una humana para él.

Sacó el celular del inodoro y volvió a su pieza. Cerró la puerta y se dejó caer pegado a ella. Resopló cansado, mirando lo que quedaba de su teléfono. Intento encenderlo, pero este incluso pareció querer burlarse de él por su intento absurdo de revivirlo. Lo tiró a un lado después de un rato, pero continúo sentado en el suelo, con sus brazos rodeando sus piernas, buscando inútilmente alguna salida a sus pensamientos y a su vida. Podía sentir el palpitar de su corazón, y la sangre correr por su cuerpo hasta que llegaba hasta sus muñecas y parecía arder en ese lugar, tratando de recordarle lo que había intentado hacer y lo que nunca fue.

Deseada desaparecer, irse. Y hasta no hace mucho tiempo eso era lo único que quería, en lo único que pensaba. Esperaba que George le diera el alta para poder irse, pero lo había abandonado a su suerte; después había aparecido Misha, otra vez en su vida, y le había hecho replantearse todo nuevamente. Creyó que su vida podía estar completa con él, porque sin duda lo hacía feliz, él era capaz de hacerle olvidar todo, su pasado oscuro y su presente infernal; pero después de todo, al final del día estaba solo, y sólo tenía que combatir a sus demonios, y debía ser franco con él mismo al menos, y estaba cansado de luchar. De ir en contra de su destino, que solo buscaba destruirlo.

Se dio un poco de impulso y gateó por su cuarto hasta su escritorio y lo tanteo hasta que encontró su cuaderno de dibujo. Volvió a sentarse en el suelo y empezó a hojearlo hasta que encontró el dibujo que había hecho del living y el paisaje de la casa de Eugene. Aun le parecía increíble haber dibujado algo así sin ser capaz de recordarlo. Sus sentidos estaban atentos y quizás de alguna forma podía recordar al dibujar, de alguna manera inconsciente. Levantó su mano y volvió a tantear hasta que encontró sus lápices. Al menos encontraba algo de confort en esos colores y en esas hojas de papel.

Se la pasó así un largo rato. Perdió la noción del tiempo, y cuando ya comenzó a sentirse lo suficientemente cansado como para olvidar lo que había pasado y poder dormirse de un tirón, le dio un pequeño vistazo a un reloj que tenía sobre su buró y éste marcaba un poco más de las dos de la mañana. A esas alturas Dafne debía estar durmiendo y Teo también, porque hacía rato que no escuchaba nada en el resto de la casa. Se levantó del suelo y sintió su trasero plano por estar tanto tiempo sentado. Dejó sus cosas sobre el escritorio, y cuando se dio vuelta para irse a la cama sintió un ruido afuera, junto a la ventana. Su piel se erizo, pero continúo con la mirada fija en la ventana, lleno de curiosidad esperando ver al responsable de aquel ruido. Dio un paso hacia la ventana, y dio un salto cuando alguien le dio un pequeño golpe a la ventana. Si hubiera sido capaz, se habría colgado del techo como un gato. Aunque no tardó en reconocer al dueño de esa mano y de ese ruido, era Misha.

Sonrío y se apuró en quitarle el seguro a la ventana para subirla — ¿Qué haces aquí? — le hizo espacio para que se escabullera en el interior.

Misha le sonrió agradecido. Estaba helado afuera y comenzaba a congelarse. Se alisó un poco la ropa y se irguió triunfante por haber logrado llegar — ¿Por qué carajo no contestas tu teléfono? — frunció el ceño, fingiendo molestia, porque en realidad fue la preocupación la que lo había llevado hasta ahí.

Noah se encogió de hombros —Tú tampoco me contestaste cuando te llame. — dijo. No quería darle otro motivo más para que odiara a Dafne.

—Lo siento, estaba ocupado. — su cara demostraba su arrepentimiento —No debí dejarte solo después de lo que te paso en casa de Eugene, pero fue algo que estaba fuera de mis manos. –

—No importa. — abrazó a Misha y lo olisqueó —Ya estás aquí, nada más me importa. –

— ¿Estás bien? — lo rodeo por la cintura.

Noah negó contra el cuello de Misha —No vuelvas a dejarme, por favor. — sus palabras sonaban a una terrible suplica.

—Creí que no te importaría quedarte con Eugene. — admitió confundido. Intentó separar un poco de Noah para mirarlo, pero no lo soltó del cuello —Noah... ¿Pasó algo? —

—Un segundo más. — le suplicó antes de soltarlo. Tenía los ojos rojos, a punto de llorar —Eugene es un amor. — susurró en un hilo de voz y desvió la mirada —No me molesto quedarme con ella. — se limpió la nariz.

— ¿Qué paso? — Misha levantó su mentón con sus dedos. Noah continuaba apartando la mirada, pero pudo ver la preocupación en los ojos de Misha — ¿Alguien te hizo algo? Damián no me comentó nada. — dijo con frustración.

Noah meneó la cabeza y se soltó del agarre —No paso nada. Nadie me hizo nada. — reconoció —Solo estoy muy cansado y… — se mordió el labio —Me pareció lindo que aparecieras en mi casa, preocupado por mí, eso me conmovió. — sonrió de lado.

Misha resopló y aceptó su excusa a medias —Creí que te podría haber pasado algo, y por eso no contestabas. — se sentó a la orilla de la cama, sin quitar su mirada de Noah.

—No, mi teléfono murió. — miró a la puerta, donde estaba su celular.

— ¿Se descargó? — preguntó al momento en que Noah iba por él.

—Se cayó al agua. — se lo mostró a Misha y se acomodó arriba de la cama con las piernas cruzadas —No creo que vuelva a funcionar. —

Misha lo revisó un rato y lo dio por perdido igual que hace un rato Dafne y Noah un poco después —Un terrible accidente. — admitió Misha con cierta ironía en la voz — ¿Se te cayó a ti o a alguien más? — arqueó una ceja.

Noah de inmediato volvió a bajar la cabeza. No era un buen mentiroso, pero no quería que Misha acumulara más razones por las cuales no ver a su mamá. Él aún albergaba la idea de que las cosas fueran como antes, de la forma en que él no recordaba; pero que podía imaginar tan armonioso y feliz.

—A mi mamá. — dijo en un hilo de voz.

— ¿Por qué? ¿Por haberle dicho que estarías conmigo en la tarde? — preguntó con la mandíbula tensa.

—Sí, estaba fuera de sí cuando llegó. Me pregunto si había estado contigo anoche y cuando le dije que si tomó el teléfono y lo tiro. — le contó —No me dejo explicarle nada. No me dio la oportunidad. — su voz se apagó al decirlo —Cada día siento que ella me odia más… no importa lo que haga, ella siempre logra encontrar algo malo. —

Misha lo escuchó atento. Perdió demasiado pronto a su mamá y a su papá, así que no podía entenderlo. Se sentía vacío en el tema, no era capaz de sentir empatía por lo que Noah le contaba —Intenta no mortificarte por ella. No vale la pena, Noah. Al final del día a la única persona que tendrás para hacerte compañía es a ti mismo. — sus palabras sonaron más duras de lo que pensó, pero Noah simplemente lo miro —Debes aprender a no dejar que los demás afecten tus estados de ánimo. No puedes depender de los demás para estar bien, para ser feliz o lograr tus objetivos. —

—Lo sé, pero es mi mamá… — le recordó.

—Si es tan importante lo que ella piense de ti, debes enfrentarla y exigirle que te explique qué demonios le pasa contigo. — resopló —Pero si te quedas callado y dejas que te trate mal solo vas a conseguir deprimirte. — Noah no le contestó. Se quedo callado y pensativo. Ambos sabían que él estaba demasiado lejos de intentar tomar las riendas de lo que le sucedía. Era más fácil callar y huir cuando existiera la posibilidad. Y Misha ya no quiso seguir presionándolo y se limitó a acariciar su mentón para hacerlo sonreír otra vez —De todas formas te compraré otro… — le prometió calmando el ambiente.

—Lo volverá a tirar al agua. — susurró haciendo un mueca —O alguna otra atrocidad. —

—Que no lo vea entonces. — dijo con parsimonia —Será nuestro secreto. —

Noah asintió y dio un pequeño bostezo. Antes de que Misha llegara sus ojos se le cerraban por el cansancio y la emoción de ver a Misha comenzaba a pasarse para regresar al cansancio de los últimos días.

Misha se levantó de la cama —Me voy para que duermas. —

— ¿No puedes quedarte? — hizo un pequeño puchero que hizo reír a Misha.

—Tu mamá podría entrar. — le apuntó la puerta.

—Si eso te preocupara tanto no habrías venido en primer lugar. — le animo Noah —Además está enojada conmigo, así que ni se va asomar por acá. — se encogió de hombros —Ni siquiera lo hace cuando esta de buenas. —

Misha quiso sonreír por la oportunidad que se le presentaba, pero en realidad era bastante triste lo que Noah decía y aunque no lo demostraba abiertamente, le dolía inmensamente el rechazo de Dafne. Simplemente soltó un suspiro y volvió a sentarse en la cama.

— ¿De verdad no habrá problema? — lo miró inquisitivamente.

— ¿Te molestaría realmente encontrarte con ella en la mañana? — le devolvió la mirada.

Negó con una sonrisa dibujada en los labios —De hecho me gustaría que me viera. — se levantó de la cama —Podría ir avisarle desde ya que estaré aquí. — hizo un ademán de dirigirse a la puerta, pero Noah lo tomó del brazo.

—Ven acá. No metas bulla. — rió por lo bajo y lo zarandeó hasta la cama.

Noah se puso algo más ligero para dormir y se metió a la cama. Aun tenía la mirada un poco triste y perdida, pero al menos ya sonreía de nuevo al mirar a Misha desvestirse frente a él. Amontonó su ropa en la silla del escritorio, apagó la luz y se metió a la cama solo con sus bóxers puestos.

—Tu cama es un poco más pequeña que la mía. — lo rodeó por la cintura y lo atrajo hacia él.

—No acostumbro a tener visitas muy a menudo. — se acurrucó en su pecho —Pero siempre habrá espacio para ti aquí… —

Misha apoyó su mentón en la cabeza de Noah y soltó un sonoro suspiro —Espero que solo para mí. — siseó.

—Celoso. — masculló Noah en otro bostezo —Gracias por quedarte. —

—No agradezca tonteras. — le dio un beso en el cabello.

Noah soltó una gran bocana de aire y se albergó en el calor de los brazos y el cuerpo de Misha. Se sentía seguro junto a él, sin importar donde estuviera.

—Ojalá pudiéramos irnos de aquí… muy lejos. — susurró más dormido que despierto.

Misha lo escuchó en silencio. Escuchaba la respiración sosegada de Noah junto a él y eso lo tranquilizaba. Saber que lo único que le importaba en la vida en esos momentos estaba entre sus brazos y que nada, ni nadie podía lastimarlo en esos momentos.

—Donde nunca nadie nos encuentre… — agregó Noah antes de dormirse.

 

Despertó con el bullicio en su casa. El miedo irracional a ser atrapado lo hizo abrir los ojos de golpe, y quiso levantarse, pero cuando vio que Misha seguía dormido junto a él, se quedo inmóvil como una estatua. Escuchó atento los pasos por la casa, hasta que pudo respirar tranquilo cuando escuchó la puerta de la calle cerrarse. Por un segundo pensó en la posibilidad que Teo entrara y encontrara a Misha ahí. A su hermano no habría hecho más que agradarle la idea de verlo otra vez, pero no habría podido esconder su secreto con la inmensa sonrisa que se habría dibujado en sus labios.

No perdió de vista a Misha ni un segundo. Se veía completamente en paz. Ningún mal sueño lo embargaba y su ceño no estaba fruncido como era costumbre. Estaba totalmente relajado y eso lo hacía feliz, porque significaba que se sentía cómodo junto a él. No tenía miedo de mostrarse tal como era a su lado. Le dio un beso en la mejilla y se acomodó justo frente a su cara para verlo abrir los ojos.

Pero Misha no los abrió. Rezongó un poco —No me mires. — sacó una de sus manos de entre las sábanas y apartó la cara de Noah.

—No puedo evitarlo. — se libró de su mano y volvió a darle un beso en la mejilla —Voy a prepararte algo para comer. —

Misha lo sintió levantarse y se estiró en la cama antes de abrir los ojos. Vio la hora, y aunque era tarde, eso no lo hizo levantarse más rápido. Continuó holgazaneando hasta que sintió el aroma del café desde la cocina.

Noah le sonrió cuando lo vio venir por el pasillo. Tenía un aspecto cansado, y la preocupación había vuelto a su cara. Su ceño estaba levemente fruncido cuando se sentó en el desayunador.

— ¿Algo te preocupa? — lo miró de reojo mientras terminaba de preparar unos huevos. Sintió su mirada inquisitiva sobre él —No había mucho para elegir. — le explicó sirviéndoselos.

—No soy regodeón con la comida. Recuerda que antes apenas tenía para comer. — le hizo una mueca y aceptó el plato. Noah se sentó frente a él con su vaso de leche y una fruta.

— ¿Y bien? — levantó las cejas — ¿Algo anda mal en tu trabajo? — preguntó.

—No, solo estoy cansado. — jugueteó con la comida un momento.

Noah le dio un mordisco a la pera que había elegido —Acabas de levantarte. — se burló.

—Es difícil dormir cuando el que está al lado tuyo ronca y te da golpes en la cara toda la noche. — dijo con ironía.

—Yo no hice eso. — se quejó con las mejillas rojas.

Misha se rió y siguió comiendo —Mucho trabajo. Un jefe desagradable. — dijo pensando en Dylan —Pero pronto tendría que calmarse todo. — prometió para no preocuparlo.

—A propósito de jefes y trabajos… — susurró Noah al recordar la propuesta de Eugene. Ella quería ser la primera en decírselo, pero Misha se iba a enojar si él no se lo decía habiendo tenido la posibilidad —Tengo algo que contarte. — le sonrió.

— ¿Qué? — dijo con la boca media llena. Lo miró expectante.

—Encontré un trabajo. — le contó con energía.

— ¿Dónde? — entrecerró los ojos y pareció que podría haberlo matado con la mirada. Su rostro distaba demasiado de la felicidad.

Carraspeó un poco antes de contestarle. Miró el plato de Misha —Con Eugene. — masculló —Ayer la ayude en el café y me ofreció un trabajo. —

—Te ofreció un trabajo. — repitió pensativo. —Vas a volver a clases, ¿vas a trabajar y estudiar al mismo tiempo? — inquirió con la misma seriedad.

El ambiente se volvió tenso —Tengo que juntar dinero para la Universidad y no sería la primera vez que trabajo y estudio al mismo tiempo. — dijo distendidamente —Y tampoco seré el primer ser humano que lo haga. —

—Okey. — suspiró y terminó sus huevos y sus tostadas.

— ¿No estás enfadado, verdad? —

Misha lo miró —Eres bastante grandecito para saber donde trabajas. — bebió su café.

—Tu opinión es importante para mí. — rezongó —Creí que sería una buena idea, porque podrías ir a verme cada vez que vas a visitar a Eugene. — agregó emocionado, pero por la risa de Misha entendió que eso no sucedía muy a menudo —Además, ella me vigilaría todo el día por ti. — ironizó.

—Trabaja ahí con ella. — se encogió de hombros —No creo que dures mucho tiempo. — apoyó la espalda en la silla.

— ¿Por qué? — levantó una ceja.

—Espera y verás. — le sonrió complacido — ¿Tu mamá ya lo sabe? —

La mirada de Noah se aguó —No. —

— ¿Crees que te vaya a dejar? — preguntó más sereno.

—Tal vez… si es que no le menciono que este trabajo tiene alguna relación contigo. — admitió desganado —La sinceridad no me ha funcionado mucho con ella últimamente. —

—Raramente funciona. — concluyó —Pero dile la verdad, porque conociéndote es probable que no duermas por la culpa. —

Noah se sonrojó avergonzado. Tenía razón, y le molestaba que la tuviera —Pero si le digo no me va a dejar. —

—Lo hará. — dijo con seriedad. Se limpió la boca con una servilleta y movió un poco la silla.

— ¿Cómo lo sabes? — preguntó burlonamente.

Misha lo miró —Simplemente lo sé. — sonrió de lado —Tengo que irme a trabajar. — miró la hora en su reloj y se levantó de la silla.

Noah lo siguió hasta la pieza —A veces eres muy extraño. — lo esperó en la puertas mientras cogía su cosas — ¿Pero entonces no estás enfadado porque trabaje con Eugene?

—No. — susurró y volvió junto a él —No soy un celoso patológico. — lo tomó del mentón y le dio un beso —Pero te estaré observando. — le advirtió y se sonrieron.

Lo acompañó hasta la puerta — ¿Y tú auto? —

—A unas cuadras de aquí. — le dio un vistazo a su teléfono —Por cierto… ¿Qué te parece la idea de irnos unos días de la ciudad? — preguntó.

Noah lo miró sorprendido, pero feliz — ¿Irnos? ¿A dónde? —

Misha se encogió de hombros —Un fin de semana quizás, y no sé… donde tú quieras. — la sonrisa boba de Noah comenzaba a irritarlo —Anoche hablaste algo de querer salir de aquí, y además nuestras vacaciones se arruinaron con el accidente. — le recordó —Quizás no sería una mala idea. — se rascó la nuca nervioso.

—Me encantaría. — lo tomó de la chaqueta y le dio un beso —Y así te atreves a decir que no eres un romántico. —

—No hagas que me arrepienta. — le advirtió. Volvió a besarlo —Solo dime donde quieres ir y haré los planes. — Noah se quedó en el porche, viéndolo alejarse, concentrado en su teléfono.

—Estás haciendo que me enamore muy rápido de ti… — susurró con una sonrisa estúpida.

 

Miró la hora otra vez y resopló. Comenzaba a cagarse de frío, pero en realidad nadie lo estaba obligando a esperar afuera del auto; aunque se suponía que ya debería estar en el trabajo. Le iban hacer una bronca gigante por llegar tarde otra vez. Volvió a mirar la hora y se cruzó de brazos para guardar un poco el calor de sus manos. Habría matado por un cigarro en esos momentos, pero todo se esfumó de su cabeza cuando la vio doblar en la esquina, directo hacia él, como una oveja directo hacia el lobo.

Ella venía con la cabeza gacha, pensativa. No lo vio hasta estuvo casi frente a él. Levantó la vista para poder entrar a su trabajo, pero su cara se desencajó en cuanto lo reconoció.

— ¿Qué haces aquí? — frunció el ceño indignada — ¿Cómo te atreves a aparecerte así frente a mí? — se acomodó la cartera en el hombro y se irguió.

Misha le sonrió por su actitud —También me da gusto verte Dafne. —

Sus palabras solo la hicieron enojar más — ¿Qué demonios quieres? ¿A caso ya te enteraste que su teléfono no funciona por mi culpa? —

Se encogió de hombros —No es por lo que vine. — contestó displicente. Ella se enfadó mucho más al notar que Misha ya lo sabía y que le importaba muy poco lo que había hecho —Vine a advertirte algo… —

Ella bufó, quitándole las palabras de la boca — ¿A advertirme? ¿Quién te crees que eres? —

—No me lo hagas más difícil Dafne, te juro que no estoy de humor. — se metió las manos a los bolsillos. Ella se quedó callada, con la cara roja de la ira —Noah te va contar hoy o uno de estos días que encontró trabajo, y como no puede evitar ser sincero contigo te va a decir que el trabajo se lo dio Eugene. — le contó. Dafne estaba impasible —Está preocupado en que le digas que no. — se encogió de hombros

Ella sonrió de lado — ¿Tú crees que porque vienes aquí, con tu auto de lujo y tu ropa elegante puedes darme ordenes? —

Misha puso los ojos en blanco. Esa mujer era un caso perdido y jamás le tendría paciencia suficiente —Yo realmente creo y espero que no lo jodas y le sonrías orgullosa porque tiene un maldito trabajo para hacerte la vida un poco más fácil a ti y a Teo. — alzó la voz exhausto de escucharla. Sus palabras la golpearon —Yo sé que no te agrado, y que lo tratas como basura porque se empeña en estar conmigo; pero no te das cuenta que lo único que estás haciendo en realidad es empujarlo más hacia mí y alejándolo de ti. — la hizo bajar la cabeza —Lo único que haces es hacerme la vida más fácil. —

—Eso solo pasa porque él no te conoce en realidad, porque si supiera… — apretó los dientes.

—Dilo. — le rogó tranquilo.

—No te querría ver más en su vida… — lo complació.

Misha asintió — ¿Y si estas tan segura de que será así por qué no se lo dices? — estrechó los ojos —Porque sabes que alejarlo de mí no hará que esté más cerca de ti. Y porque en el fondo de tu corazón sabes que él es feliz conmigo, y porque a pesar de toda la mierda que puedo tener encima, soy la única persona que puede cuidar de él. —

—Creo que te aprecias demasiado. — hizo una mueca —Deberías bajarte un poco los humos de la cabeza. —

—Si estás en el aprieto en el que estas es porque sabes que es verdad. — sonrió orgulloso —Así que si de verdad quieres a tu hijo, deberías dejar que las cosas vuelvan a cómo eran antes del accidente. —

Ella meneó la cabeza —Imposible. — dijo reacia —Casi matas a mi hijo. —

Puso los ojos en blanco —No provoque el accidente. —

—Fue porque iba contigo que casi se muere. Era a él al que querían matar y él nunca ha hecho nada malo en su vida, el único error que cometió fue cuando se enamoro de ti, y eso fue lo que lo condeno a que casi lo maten. — se le llenaron los ojos de lágrimas, llena de rabia —Estas metido en un mundo que no quiero que Noah conozca, y te prohíbo que algún día se lo digas… — le tiritó la mandíbula —Y si de verdad lo quisieras, habrías desaparecido cuando tuviste la oportunidad. —

Le afectaba el tema de una forma que ni siquiera él podía entender. Lo odiaba porque de alguna forma había averiguado con quien trabajaba, pero había una razón que él no entendía del porque ella no era capaz de decírselo a Noah. Su vida podría ser tan simple si lo hiciera. La única forma de derrotar a un enemigo era atacándolo, pero ella no lo hacía. No importaba cuanto lo odiara, ella prefería hacer de cuenta que simplemente eso no sucedía y simplemente descargaba su ira y frustración en lo que decía amar y querer proteger.

Pero si en algo podía tener razón era en que debió haber desaparecido cuando tuvo la oportunidad, pero fue egoísta y no lo hizo.

Notas finales:

Un beso grande! Y nos estaremos viendo por aquí en unas semanas... aunque si me escriben hablaremos por ahí!!!! Sanbie *-*! Gabriel *-*!!!

Un abrazo apretado y byeeeeeeeeeee byeeeeeeeeeeeeeeeeee! :D


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