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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Hola mis queridos lectores! He regresado! La hija prodiga!

No saben lo feliz que estoy de poder escribir esta nota de capítulo por mis propios medios! Regrese hace un par de semanas de mi viaje, pero la verdad es que algo en mi cambio con ese viaje y no me lograba encontrar para poder escribir este capítulo. Les juro por Dios que reescribí este capítulo unas 100 veces, jamás fue por falta de interés, siempre fue porque simplemente no encontraba las palabras que ustedes merecían.

Espero me perdonen por el tiempo que estuve afuera, tampoco fue fácil para mí y ojalá me puedan seguir leyendo porque yo aquí seguiré escribiendo, levantandome de todo aquello que me golpeo mientras estuve lejos, porque digamos que mi viaje no fue todo color de rosas!

No tengo nada más que decir! A pesar de que un terremoto azotó a mi país nos volvemos a levantar porque así somo aquí, y así mismo me levanto yo para volver con ustedes!

Disfruten!

“Es curioso pero, cuánto más roto estás, menos encajas...”

 

El invierno comenzaba a retroceder, dándole el paso a un caluroso día de primavera, incluso antes de que esta llegara oficialmente. Había sido un día agotador y demasiado caluroso para el gusto de Damián. Él prefería los días más frío, aunque tampoco era fanático del invierno, lo suyo era el otoño. Aun así, al fin comenzaba a oscurecer, el cielo ya dejaba atrás su colorido naranjo y empezaba a mostrar unas cuentas estrellas en el cielo. La frescura le alegro la tarde y le animó para irse a casa con más alegría porque al menos las noches todavía eran bastante heladas.

Le había tocado un día en la comisaría y eso siempre le agobiaba. Tener que hacer papeleo no iba con su alma heroica y odiaba cuando su jefe le pedía que se quedara a ayudar con la burocracia. Dio un suspiro cuando sintió el viento recorrer su cara al salir del edificio. Su pelo revoloteó un poco hasta que lo ordenó y lo obligó a volver a su lugar. Dio unos saltitos para bajar las escaleras hasta la calle y dar con su auto a unos cuantos pasos. Las luces de las calles todavía no se encendían a pesar de que el sol ya se había ido por completo. No había suficiente iluminación, siempre había pensado eso, pero nunca le prestó mucha atención porque después de todo quién en su sano juicio asaltaría a otra persona afuera de una comisaría. Aunque siempre había lo suficientemente idiota como para hacerlo.

—Christou. — le llamó una voz cuando había abierto el auto.

Damián levantó la mirada y apoyó su brazo en la puerta. Nunca había visto a ese sujeto, pero estaba seguro de saber quién era. Se apoyó en la puerta y no dejó de observarlo hasta que rodeó el auto y estuvo justo frente a él. Su mirada se volvió dura de forma automática. Habían pocas personas en el mundo que podían causar esa mirada en Damián, incluso llegar a hacerlo sentir odio, pero no le cabían dudas que él era un candidato perfecto para esa labor. No le agradaba ese sujeto y no se molestaba en ocultarlo.

—Harvey. — pronunció con la mandíbula tensa.

Éste sonrió complacido —Me alegra saber que me hago famoso cada día. — murmuró con un cigarro entre los labios.

Mientras su sonrisa se hacía grande, la mirada de odio de Damián se intensificaba —Que osadía la tuya para venir hasta acá. — cerró de un portazo la puerta e hizo un ademán hacia la comisaría.

Harvey levantó las manos a la altura de su pecho mostrando las palmas —No vengo a pelear, tranquilo. —

—Dame una razón para no arrestarte ahora mismo. — levantó una ceja.

Volvió a sonreír socarronamente — ¿Además de no tener ninguna orden de arresto en mi contra o alguna prueba de que yo cometí un crimen? — se burló. Su mirada distendida molestaba a Damián, pero de pronto se torno serio —Vine por un amigo en común. — sacó un sobre de su chaqueta. Era igual que el sobre donde estaban los papeles del nuevo jefe de Misha —Necesito que le des esto a Misha. —

— ¿Qué es eso? — continuó a la defensiva. Sabía lo que era, pero quería que él lo dijese.

—Un pedido de Misha. — se explicó.

Damián sonrió de lado — ¿Quieres que sea tu mensajero? ¿Temes que te vean con él y no aquí con un oficial? — el sarcasmo podía ser lo suyo si realmente se lo proponía.

Harvey puso los ojos en blanco —Para ser amigo de Misha eres bastante ingenuo. —

—Y tú bastante presumido. —

Él se rió —Me lo dicen seguido. — admitió y se relajó. Apretó el sobre en su mano —La verdad es que no estoy aquí por mi trabajo, sino como amigo de Misha. — miró el sobre otra vez y leyó lo que decía en él: Noah Rallis. Le tendió el sobre y Damián lo recibió sin resistencia. La mirada preocupada y triste de Harvey le advirtió que algo no estaba bien —Tuve que investigar a Noah porque Dylan nos contacto por él y le prometí a Misha que él vería los papeles antes y filtraría la información. — miró al piso —Pero estoy seguro que no es una buena idea que él vea estos papeles solo. —

Damián lo escuchó atentó y miró el paquete en su mano —Ese es el riesgo del trabajo de gente como tú. Nos quitas el derecho a no querer contar parte de nuestras vidas, y después somos nosotros los que tenemos que hacernos cargo de lo que tú averiguaste. — frunció el ceño.

—Existo simplemente porque hay gente dispuesta a pagar por mis servicios en vez de preguntarle a otro por su vida. — dijo escuetamente —Pero incluso yo conozco los límites, así que… no sé… — se rascó la cabeza —Tú decide qué hacer con eso. —

—Debiste negarte a buscar esto. Estas poniendo en riesgo a un chico. — lo recriminó.

Harvey suspiró —Si no lo hubiera aceptado, se lo habría pedido a alguien más, y estoy casi seguro de que mi competencia no le habría dado la posibilidad a Misha de revisar antes los papeles. — levantó un poco la voz —Le debía este favor a Misha, pero estoy seguro que tú sabrás manejar mejor que yo esta situación. —

—Noah es solo un chiquillo. — le recalcó.

—No fui yo el que lo metió en medio de todo esto, yo solo busco la información. — se defendió —Pero si le echas una mirada a su historia, te darás cuenta que con o sin la ayuda de Misha, su destino era acabar justo donde está metido hoy. —

Damián se extrañó. Algo malo debía decir ahí, pero ¿qué podía ser tan malo que Noah no se lo hubiera dicho a Misha? Tal vez era lo de su tío, pero Misha ya lo sabía, o su novio… tal vez decía que Dafne era una bruja, pero tampoco era una novedad para nadie. Damián solo puso pensar en Noah con su sonrisa inocente y sincera. Él no, no podía estar guardando secretos tan oscuros que perturbaran a Misha.

—De cualquier forma, deberías leerlo primero y tal vez quitar lo que te parezca que no necesita saber… — resopló incomodo —Yo no sé lo que él ya sabe y lo que no… por eso te busque. —

Sintió la sinceridad y la preocupación genuina venir de Harvey. No sabía exactamente qué relación tenía con Misha, pero se preocupaba por él, o no se habría tomado la molestia y el riesgo de aparecerse ahí —Si, lo haré… gracias. — meneó el sobre.

Harvey asintió y dio unos pasos hacia atrás —Muéstraselos hoy, porque mañana tengo que darle estos papeles a Dylan. — le dijo lo peor al final —Nos vemos. — hizo un gesto nervioso y cruzó la acera para doblar en la esquina.

Damián se subió al auto con una extraña sensación. Tiró el sobre en el asiento del copiloto. Buscó las llaves en su pantalón, pero no llegó a encenderlo. Le dio una mirada furtiva al sobre, pero movió la cabeza y volvió al volante. Sujeto el manubrio mientras sopesaba las posibles reacciones de Misha y de lo que pudiera decir de Noah. Si un sujeto como Harvey pensó que no era buena idea que Misha viera eso solo debía ser por algo, después de todo era un sujeto que debe haber visto suficiente mierda en ese mundo.

La curiosidad lo venció y lo tomó medio a regañadientes. No era un sobre delgado, así que fuese lo que fuera, había mucha información. Miró adentro antes de dejar caer las cosas sobre el asiento. Habían unas cuantas hojas que cogió, además de un montón de fotos y lo que parecía ser unos CD’S. Apartó el sobre, encendió la luz del auto y suspiró con las hojas en sus manos.

 

Noah se escabulló entre la gente hasta el mostrador donde estaba Eugene. Se apoyó cansado a esperar sus órdenes.

— ¿Un día difícil? — Eugene quitó la mirada de su revista y lo observó.

Noah quiso sonreírle, pero estaba demasiado cansado así que solo le resultó a medias —El calor lo hace todo más difícil. — admitió.

—Creí que te gustaba más esa época del año. — admitió extrañada.

—Me gusta cuando no tengo que andar con kilos de ropas encima. — se tiró un poco de aire con el menú.

Eugene se rió —Lo siento, pronto llegaran los uniformes del verano. — prometió —También me pilló por sorpresa este cambio de clima. —

—No hay problema. — se encogió de hombros —Solo me quejo de llenó — se irguió cuando vio que llegaban sus órdenes.

Lo tomó del brazo antes que se fuera —Por cierto, ¿Misha vendrá por ti hoy? — preguntó con cierta ilusión. Hacia un par de días que no lo había visto.

—No, hoy no va venir. — dijo con pesar —Tiene una cena con sus jefes o algo así. No me dio muchos detalles, pero no alcanzaba a venir por mí. —

—Tendré que esperar hasta la otra semana. — suspiró y volvió a su revista.

—Lo siento Eugene, pero al menos ahora lo ves más seguido. —

Lo miró de reojo —Antes lo veía con suerte una vez cada dos meses, así que sí. — le sonrió fugazmente —Te amaré eternamente por traerlo aquí cada tarde. —

Cuando terminó con sus órdenes, levantó la mirada y vio a Enea en un rincón, esperando que una de las mesas hiciera su pedido, pero en vez de estar pendiente de la mesa, lo estaba mirando fijamente y le sonrió cuando Noah chocó su mirada con él. Le dio un último vistazo a sus mesas lo alcanzó.

— ¿Qué tal el día? — preguntó de inmediato. Noah sabía que se refería a las propinas.

—No me quejo. — reconoció con humildad.

Enea lo miró con una ceja levantada —Que descaro el tuyo. — bromeó. Sabía que a Noah le iba mejor que a cualquiera con las propinas, porque tenía un encanto que no lograba comparar ni él ni su hermano y mucho menos Lucas.

—Solo intentaba no fanfarronear. — le dio un pequeño empujón con su hombro y lo hizo reír.

—Que amable de tu parte. — le devolvió el empujón —Oye… — volvió a mirar a la gente a su alrededor, pero nadie parecía necesitarlos —Te escuché hablar con Eugene. —

— ¿Ya sabes que los uniformes de verano llegaran pronto? Rayos… quería que fuera sorpresa. — bromeó.

Llevarse bien no les había costado ningún esfuerzo y Noah agradecía tener a alguien con quien pasar el tiempo en su trabajo.

—No, me refería a que te estabas quejando con Eugene. — le siguió la corriente.

Noah asintió — ¡Oh eso…! Alguien tenía que hacerlo, ¿no crees? —

—Sin duda, ya basta de que abusen de nuestros derechos… — susurró y frunció el ceño.

—Pero ya no te preocupes, prometió que nos daría un aumento a ti y a mí por trabajar tan arduamente y no conversar en horario de trabajo. — respiró profundamente para no reírse muy fuerte.

Enea lo miró con una sonrisa enorme, intentando tampoco soltar una carcajada. Cuando los dos sintieron la mirada inquisitiva de Eugene sobre los dos dejaron de sonreír —La verdad es que era sobre irte solo. Puedo llevarte a tu casa si es que Misha no vendrá por ti. — lo tomó del brazo antes que se escabullera.

—No te preocupes, no me hago problema por irme solo a casa. —

—Estoy seguro que Eugene y Misha estarían más tranquilos si te dejo en tu casa sano y salvo. —

Noah vio de soslayo a un cliente llamándolo —Bueno, si no te hace problema sería genial. — lo cortó para que no siguiera insistiendo y volvió a trabajar.

A ninguno de los dos le toco quedarse al cierre, así que pudieron irse un poco antes del café. Noah sintió la calidez del atardecer cuando salió y estiró los brazos para sentir la brisa golpearlo por completo.

—Toma. — le lanzó un caso a las manos —Vámonos antes de que Elián nos vea. — se puso el suyo y se subió a la moto.

— ¿Por qué? — preguntó asustado y miró hacia atrás — ¿Se suponía que te fueras con él? Porque no es necesario que me lleves si te ibas a ir con tu hermano. —

Enea se levantó el visor del casco —Le toca cierre, así que de todas formas no se puede ir ahora. — le animo y le mostró para que se subiera.

— ¿Sabes manejar bien, verdad? — se puso el casco con cierto temor.

— ¿No te gustan las motos o nunca has andado en una? —

Noah se acercó y miró de cerca la moto. Era negra entera salvo algunos pequeños detalles que era anaranjados. Él no sabía mucho de motos, pero al menos pudo reconocer la marca porque estaba escrita en un costado, decía Kawasaki Ninja en su inscripción —Solo he andado con Misha en la moto de un amigo suyo, pero no estaba en mi mejor momento como para haber disfrutado el momento. —

—Prometo no estrellarme en ningún otro auto. — le bajó el visor de su casco y esperó a que se subiera.

—Aunque prefiero las bicicletas o los autos. — se montó y buscó donde afirmarse.

Enea se giró un poco pero no lo suficiente para mirar a Noah —Entonces deberías conseguirte una bici. — buscó la manos de Noah y lo obligó a sujetarlo de la cintura.

—Tenía una, pero… — recordó que no había tenido un accidente con su bicicleta sino en el auto de Misha —Pero no sé donde está… — dijo algo perdido. Pudo escuchar una risita de Enea antes de que el sonido ensordecedor de la moto le impidiera escuchar otra cosa.

—Sujétate y prometo que llegaras en una pieza. —

El viaje fue eterno para Noah. Podía imaginar la mirada de ira de Misha si lo estuviera mirando justo en ese momento. Intentaba no agarrarse con mucha fuera para no quedar pegado a Enea, pero cada vez que aceleraba sentía que se iba a caer así que de cualquier forma termino rodeándolo por la cintura. Tal vez no iba a morir arrollado, pero probablemente iba a morir por lo que Misha haría cuando se enterara.

Cuando le indicó su casa, sintió un gran alivio al sentir la moto perder velocidad justo afuera de su casa. Enea se orilló y apoyó un pie en el suelo antes que Noah para que este pudiera bajar con facilidad.

—Gracias por traerme, me ahorraste un montón de tiempo esperando el bus. — se quitó el casco y se lo dio — ¿Aunque estas seguro que Elián no se va enojar conmigo por esto? — si había otra persona en el mundo a la que no quería hacer enojar después de Misha o su mamá era justamente Elián. Lo había visto un par de veces de malhumor con su hermano y era terrible. Parecía que todo se volvía negro cuando él estaba cerca.

Enea le sonrió —No te prometo nada. — bromeó —Pero salía más tarde así que aún no debe haber notado que me fui y además, el jamás me espera cuando me toca el cierre a mí, así que estamos a mano. — se encogió de hombros y se liberó de su casco también.

—Prometo que no se volverá una costumbre. — sonrió.

—No me molesta traerte, tranquilo. — le animó devolviéndole la sonrisa —Siempre y cuando Misha no intente matarme por esto. —

Noah se rió —No haría eso… — lo meditó un momento y recordó sus pensamientos en la moto —Aunque tal vez sería buena idea no comentarle que me trajiste a casa. —

Enea asintió —Creo que es una buena idea. — se balanceó en su moto. Un pequeño silencio incomodo se apoderó del ambiente —Entonces… ¿te veo mañana? —

—Sí. — el entusiasmo desbordó a Noah —Mañana… a la misma hora, en el mismo lugar. — prometió.

Se volvió a poner su casco —Ya que no vives tan lejos y estoy de buen humor, creo que volveré por mi hermano. — se despidió con la mano antes de tomar el volante con ambas manos —Cuídate Noah. —

—Dile a Eugene que mantenga nuestro secreto. — le gritó cuando encendió el motor.

—Haré lo que pueda. — asintió —Pero intentar ocultarlo significaría que hicimos algo malo y eso de seguro hará que me gane un puñetazo con Misha. — se burló, aunque tenía mucha razón. No espero que Noah le dijera nada más y se marchó de regreso por la calle.

 

Abrió tan fuerte la puerta que hasta Alfred se asustó cuando lo hizo. Damián lo miró con cierta desesperación y muy agitado.

—Dime que todavía está aquí. — le rogó.

Alfred se quedó un segundo mirándolo sin ser capaz de reaccionar, solo pudo responder cuando Damián le golpeó el mesón.

—No ha pasado por aquí. — lo calmó —Y tampoco lo he visto salir por el estacionamiento… aunque puede haber salido mientras fui al baño o algo así. —

Damián no espero a que terminara de hablar y ya estaba junto a los ascensores —Llámalo y dile que me espere. —

—Está bien. — tomó el teléfono asustado.

Respiró profundo antes de abrir la puerta y se guardo el sobre en la chaqueta para que no supiera de que se trataba de inmediato. Pudo ver de inmediato a Misha al fondo, cerca del desayunador, vestido con un terno negro y camisa blanca. Estaba bien peinado, con un vaso en una mano y la otra en el bolsillo del pantalón.

— ¿De verdad? — lo increpó por estar bebiendo.

Misha puso los ojos en blanco —Es solo un trago para poder soportar esta noche. — suspiró y dejó el vaso cuando se lo terminó — ¿Qué diablos te pasa a ti? Alfred me llamó asustado, diciéndome que no me moviera hasta que subieras y que llegaste como alma que lleva el diablo. —

—Sí, es que necesito hablar contigo… — se paso una mano por el cabello un poco nervioso — ¿De verdad necesitas ir a esta reunión? —

Misha lo miró un segundo en completa seriedad — ¿Crees que voy porque quiero? Claro que tengo que ir. Ike me necesita. — resopló.

— ¿Te necesita? — arqueó una ceja.

—No me vengas con esa mierda esta noche Damián. — le dio la espalda y buscó su corbata negra en el sillón —Esto es importante. —

—Ese tipo debería estar en la cárcel, ¿A caso ya no te acuerdas todo lo que decían esos papeles? — lo increpó.

Misha lo escuchó atento mientras se miraba a un espejo para atarse bien la corbata —Yo también debería estar en la cárcel y henos aquí. — le recordó.

—No es lo mismo. —

—Claro que es lo mismo. Matar es matar, da igual los motivos. — se puso el chaleco del terno y después el saco. Todo negro.

Damián le cortó el paso para que dejara de alistarse —Misha… — llamó su atención mirándolo directo a los ojos.

Misha suspiró y lo miró de regreso — ¿Te das cuenta que parecemos un maldito matrimonio discutiendo cada vez que nos vemos? — bajó los hombros para relajarse.

—Lo sé, lo siento. — se metió las manos a la chaqueta —No iba a venir a molestarte hoy, porque sabía que tenías esta cena y que si venía íbamos a terminar así; pero surgió algo. — sacó el sobre —Y necesito que te quedes o que me prometas que volverás pronto. —

— ¿Qué es eso? — Misha lo miró con curiosidad. Reconoció el envoltorio, pero no entendía porque Damián podría tener lo que él esperaba hace días.

Lo dio vuelta y le mostró el nombre de Noah en el reverso. Misha intentó alcanzarlo, pero Damián lo apartó —No creo que sea buena idea que lo leas antes de ir a esta cena. —

—No puedo faltar. — dijo con los dientes juntos. La desesperación lo empezó a carcomer.

Damián asintió —Ve a la cena y te espero aquí. —

—Puedes dejarlos simplemente. — se encogió de hombros.

—No, no es buena idea que veas esto solo. —

Misha se puso a la defensiva — ¿Por qué? ¿Qué dice? — Damián lo miró cabizbajo — ¿Qué hizo Noah que podría afectarme tanto? —

—No sé si atribuírselo a él, pero tiene relación con su familia. No es algo lindo, para ti. — le aclaró —Y no quiero que hagas una estupidez después que lo veas… así que… —

— ¿Y me lo dices ahora? — dijo enfadado —Justo ahora que no puedo quedarme a verlo. —

—No es mi culpa que tengas que ir a esta cena. —

—Debiste esperar a que volviera. — resopló.

Damián se lamentó —No vayas, Misha. — le rogó por última vez.

—Tú sabes que no puedo… — su teléfono sonó y revisó el registro —Debo irme. Volveré en cuanto pueda. — le apuntó la cocina —Come algo. — le ofreció antes de irse.

 

Había sido todo una mierda. Desde el primer momento que puso un pie en esa cena supo que había sido un error. Hizo todo lo que se le había pedido, se comportó a la altura de lo que Ike esperaba y estaba seguro que había quedado incluso complacido con su carácter y sus modales. Aprovecho incluso de dejar en ridículo a Dylan en más de una ocasión, sin embargo, no se pudo sacar de la cabeza en toda la noche que Damián lo estaba esperando. Sentía una angustia horrible, como si al final del camino lo estuviera esperando una gran desgracia. Lo peor había sido que no se pudo ir antes de las tres de la mañana. Así que estaba cabreado y no sabía que sería capaz de aguantar antes de mandar todo al carajo.

El departamento estaba bastante oscuro. Solo estaba encendida una lámpara que había junto al sofá en el living. Misha pudo ver la silueta de Damián de inmediato, pero estaba dormido. Su cabeza estaba apoyada en el sofá. Avanzó un poco y rodeó el lugar para verlo mejor. Tenía en la mano el control del televisor y éste estaba con la pantalla negra y el DVD brillaba un poco más abajo. Se mordió el labio y se maldijo por no haber llegado antes, pero tampoco estaba dispuesto a esperar hasta mañana. Miró un poco mejor el lugar y vio el sobre junto a Damián, pero adentro solo quedaban unas pocas fotos. Las saco y las dejó todas en la mesa de centro y buscó los papeles antes que todo. Rebuscó un poco y los encontró del otro lado de Damián, incluso tuvo que sacar unos cuantos que estaban en su culo, pero ni así se despertó.

Ordenó las hojas. Siempre venían numeras, pero sus manos temblaban nerviosas mientras buscaba los números, intentando no leer nada de reojo y tampoco de mirar las fotos. Tenía que hacerlo en orden o no iba a resultar. Cuando las tuvo ordenadas se quitó el saco, se desabotonó el chaleco del terno y se sentó junto a Damián. Quería sentir que de alguna forma que su amigo estaba junto a él de todas formas.

Empezaba con información básica de Noah y de toda la familia que ha tenido alguna vez. Habla de sus padres, de su hermano, sus abuelos paternos y tu tío materno. No hay información de otros abuelos ni de ningún otro familiar sanguíneo que Noah pudiera tener. Odio por un momento el tener que leer el nombre de su tío y como éste tenía el derecho de ser nombrado su tío. Había bastante información personal, direcciones, números de teléfonos, números de seguros y un montón de otros datos que no tenía ni la menor intención que Dylan leyera.

También estaban enumeradas las escuelas a las que había asistido Noah, tanto en Atenas como en Santorini y mencionaba que tenía una beca para estudiar en la Universidad de Artes de Atenas. La mayoría era información que él manejaba. Al menos la primera página hablaba solo de eso, se refería a cualquier información personal de Noah. Él ya lo sabía, había leído cientos de informes de Harvey, incluso había leído el suyo que había hecho su amigo para saber que tanto podía encontrar sobre él, pero esta era la primera vez que sentía tan personal todo aquello que decía. Al final de la hoja había una nota que hacía referencia a las fotos o videos que tuvieran relación con la información que había en esa hoja. Tomó las fotos y busco al reverso los números que correspondían. No quiso ver las imágenes de una sola vez o se iba a volver loco buscando la información de cada una de estas.

Eras fotos de la familia de Noah, y otras que mostraban algunos lugares, como la casa de Noah o la casa de sus abuelos donde vivió en Atenas. No sabía realmente de dónde sacaba tanto tiempo Harvey para recolectar toda esa información, pero no se le escapaba realmente nada. Se quedó pegado viendo una foto de Noah y sonrió al mirarla. Era reciente porque iba camino al café de Eugene, podía reconocer esa ropa y la calle en la que se la habían tomado. Con un poco más de suerte podría adivinar hasta el día en que se la tomaron. También había una de Teo y era actual, igual que la de Dafne. Todas las demás eran fotos viejas y no tenía la más mínima idea de donde las habrá sacado Harvey.

La foto de Leandro no era igual a la que Noah conservaba. Misha solo conocía a su papá por las cosas que Noah decía de él y por haber visto alguna vez la foto cuando fue por primera vez a la casa, pero nunca más había vuelto a verlo y tampoco lo había hecho con tanta determinación como ahora. Noah era el vivo recuerdo de su padre, y aunque la otra foto también daba cuenta de lo mismo, en esta de podía ver la mirada contenta de Leandro y una gran sonrisa, tal y como es Noah ahora. Sin duda que hubiese sido su orgullo. Las fotos de sus abuelos eran viejas y no veía más que a dos ancianos acabados por el tiempo, con las miradas perdidas, como si buscaran confort en el pasado. No los juzgo, pero sabía que no habían sido buenos con Noah. Y la última foto era la de Gabriel junto a su familia. Tenía una esposa hermosa y un hijo pequeño en el momento en que le tomaron la foto, pero sabía que ese niño ya debía tener la edad de Noah o un poco menos, no estaba seguro y el papel tampoco ahondaba en esa información.

La radio de servicio de Damián sonó de repente y los asustó a los dos. Damián prácticamente quedo de pie con el susto y se sobresaltó aún más al ver a Misha a su lado leyendo los papales. Respiró profundo, pero no le dijo nada. Sacó la radio de su chaqueta y la apago.

—No quise despertarte. — se defendió antes de que Damián lo regañara.

—Creí que te vendrías temprano. — miró la hora en el DVD y se sentó de nuevo al lado de Misha — ¿Ya leíste todo? — lo miró preocupado.

—Recién comenzaba. — le mostro los papeles —Aunque puedes ahorrármelo y decirme que mierda es lo que me va afectar tanto. —

Damián le quitó los papeles —Hay cosas que no estoy seguro si sabes o no. — reconoció —Pero hay algunas que estoy completamente seguro que no sabes o no estarías sentado aquí a mi lado y aún peor, estoy seguro que no estarías con Noah. —

—Resúmelo. — dijo con serenidad —O déjame leer los papeles. —

—Creo que es mejor que yo te lo diga, leerlo solo hará que te duela más. — hizo una mueca.

Misha se apoyó en el sillón —Dime entonces. — se cruzó de brazos.

—Aunque creo que deberías respetar la privacidad de algunas cosas. Si Noah no te las ha dicho ha de tener sus motivos. — alegó de pronto.

—Si no me lo vas a decir, dame los papeles. — estiró la mano.

Damián suspiro —Noah ve a un psiquiatra desde que tiene 14 años. — dijo con pesar por tener que contar algo que suponía Misha no sabía, y por la cara de sorpresa no se había equivocado.

No importó cuanto lo intentó, la sorpresa lo abatió. Habría puesto las manos al fuego porque Noah no le tenía ningún secreto —Hace cuatro años... — murmuró.

—Su doctor era un tal Bob Harrison, pero se suicido el año pasado, y Noah ahora ve a una psiquiatra que se llama Emily algo, no me acuerdo del apellido. — le explicó cuando vio que Misha no reaccionaba —En la hoja decía que no había claridad en si había sido un asesinato y un suicidio así que Harvey investigo y así encontró algo que seguramente te interesara saber. —

Misha volvió a centrar su mirada en él — ¿Cuándo murió? —

Damián se encogió de hombros —No me acuerdo, unas cuantas semanas antes que volvieras a encontrarte con Noah. — se encogió de hombros —En la hoja sale la fecha exacta, pero escúchame… — pidió su atención con un gesto.

—No, tienes que decirme la fecha. — le apuntó las papeles para que buscara —Por esas fechas escuche en la oficina de Fedro que hablaban de la muerte de un psiquiatra y de un reemplazo. No escuché su nombre, pero estoy seguro que hablaban de él. —

Le obedeció y busco la fecha. Justamente habían sido un par de semanas antes de que Noah se volviera a encontrar con él —Que ellos hablaran de esto ahí no es bueno, ¿verdad? —

—Estaban interesados en un paciente de ese doctor. — intentó recordar.

— ¿Entonces no se suicidó? —

Misha negó —Si es el mismo doctor, no lo hizo. —

—Quizás es a Noah al que buscan. — dijo con temor.

—No, esto era algo más grande que solo buscar a alguien que a mí me importe. Estas órdenes no venían de Dylan, venían de más arriba. — su mirada estaba perdida en los recuerdos, tratando de atar cualquier cabo que pudiera explicarle que era lo que sucedía —Me imagino que Noah no tiene la menor idea de todo esto. —

—Creo que no. Al menos aquí no dice nada. — se encogió de hombros —Pero Misha, no descartes aún a Noah… — dijo con voz neutra. Se ganó toda la atención de éste —A Harvey le causo extrañeza la muerte del Doctor Harrison e investigo un poco más a fondo y tendría sentido que sea a Noah a quien buscan. —

— ¿Por qué? — siseó exasperado por tener que sacarle la información a la fuerza.

Damián inhaló y exhaló profundamente. Arrugó un poco los papeles —Aquí también hablan un poco de los familiares de Noah… —

—Ve al punto, se me está acabando la paciencia. — le advirtió.

—Gabriel no era un buen sujeto Misha, y no era simplemente por las cosas malas que le hacía a Noah… él estaba metido en toda esta porquería, en todo este mundo y no digamos que por los mismos motivos que tú. — tragó saliva —Le debía mucho dinero a Fedro. Era un cliente preferencial de Fedro cuando este apenas comenzaba con el negocio, pero pronto no tuvo para pagarle y comenzó a endeudarse mucho. Y tú mejor que nadie sabe que en este mundo no basta con volarte los sesos si es que se te ocurre la estúpida idea de deberles dinero. Si tú no pagas, alguien a quien quieres pagara y así seguirán hasta que alguien tenga el dinero para hacerlo. —

—Él no pago… — adivino.

—El único familiar que Gabriel tenía en ese momento era su hermana y ella justamente estaba comenzando una vida familiar. Así que cuando Leandro se enteró de lo que sucedía quiso saldar el mismo la deuda y así asegurarse que nunca más irían por su familia si es que Gabriel se metía en algún lio. —

De pronto le falto el aire a Misha.

—Pero el papá de Noah tampoco tenía el dinero para pagar, así que llegaron a un trato. Él le haría un favor a Fedro y la deuda sería saldada. —

Misha sintió un vació en su estomago. No podía creer que había llegado a Noah después que Fedro. De todas formas él ya lo conocía de antes —Si Leandro cumplió la deuda, ¿Por qué habría de estar buscando a Noah? —

—Tal vez porque sabe que en esta familia se hace lo que sea para proteger a quienes más aman. —

Tuvo miedo de preguntar — ¿Qué hizo Leandro? —

—No quieres saberlo… — susurró Damián, pero sabía que al mismo tiempo esas palabras eran una respuesta para Misha.

—Dilo. — le suplicó impasible.

Damián arrugó más los papeles nervioso —Leandro puso la bomba en el barco en el que murieron tus padres. —

Misha no estaba seguro de haberlo escuchado bien. Sentía un maldito pito en su oído que no lo dejaba procesar lo que había escuchado, ¿acaso dijo que el papá de Noah había matado a sus papás? Se levantó del sillón y le dio la espalda a Damián. Sintió ganas de vomitar y se inclinó para toser, pero nada salió. Era una sensación de querer botar todo lo que había en su interior, pero en realidad no había nada. Todo estaba en su cabeza y lo estaba despedazando. 

Notas finales:

Espero sus comentario! Espero no se hayan olvidado de mí, porque yo no lo hice!

Hasta la otra semana, o antes :3!

Byeeee.-


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