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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Hola mis estimados!!!!

Gracias por sus mensajes de cariño! Perdonenme por demorarme en contestarles, pero creo que ya logré ponerme al día con eso!

Hoy les traigo un nuevo capítulo! No es mi favorito de la vida, pero tiene un significado especial. Perdón si es con gusto a poco, pero el próximo será una bomba de información, así que esté tenía que ser más tranquilo, y aunque no les parezca, es importante jajajaja!

Espero lo disfruten :D!

“Rómpeme el corazón. Rómpemelo mil veces si quieres. De todos modos ha sido tuyo desde el principio”

 

Y ahí estaba él otra vez. Su segunda vez. Solo que esta vez Misha no lo sabía.

Se paseó indeciso por el pasillo. Había estado esperando este momento. Había soñado con él, pero después de haber estado ahí la primera vez, solo podía recordar esos momentos y las cosas que había hablado con Misha, las cosas que le había contado. Y sentía que algo había cambiado entre ellos. Quería saber que era lo que rondaba en la cabeza de Misha. Necesitaba saber si pensaba lo mismo que él, porque la primera vez que había estado ahí no había sido capaz de estar con Misha. El solo recuerdo de su tío recorriendo su cuerpo lo había hecho alejar a Misha lo más posible de él y sintió la horrible necesidad de contárselo para que lo entendiera, y en efecto lo había hecho. Esa noche habían cruzado una línea que Noah no estaba seguro si iba a poder cruzar con él y Misha no hizo más que demostrarle que podía esperar.

Así que no sabía realmente que hacía ahí. Lo único que comprendía era que no deseaba estar en ningún otro lugar. Así que respiró profundo y tocó la puerta. No había vuelta atrás, se repetía una y otra vez mientras esperaba que la puerta se abriera. Y aunque estaba nervioso, no quería irse realmente. Estaba ansioso, deseoso.

Misha se tardó un poco, pero abrió. Su mirada se iluminó en cuanto lo vio y no pudo evitar sonreírle. Se apoyó en la puerta y se cruzó de brazos.

— ¿Se te perdió algo? — alzó una ceja.

Noah no dijo nada. No tenía nada que decir. Se lanzó sobre Misha como un animal a su presa y lo rodeó por el cuello para besarlo. Misha rompió su postura y le correspondió el abrazo y el beso. Noah cerró la puerta con un pie y después se colgó en las caderas de Misha, rodeándolo con fuerza para no caerse.

Misha lo apoyó contra la primera pared que tuvo a su mano para poder disfrutar mejor el momento. Tenía una mano en su cadera y la otra en su espalda. La recorría con suavidad y Noah se estremecía con el movimiento. Se separaron un momento para tomar aire y Misha acarició su cuello con la punta de su nariz antes de volver a besarlo en los labios, recorrió su mentón con los labios y paso su lengua por la comisura de sus labios antes de volver a besarlo y juguetear con sus lenguas.

—Misha… — gimió Noah.

Sus palabras solo encendieron más a Misha y continuó jugando con su lengua contra la suya —Gime para mí. — le mordió el labio inferior, haciéndolo gruñir otra vez.

Lo alejó de la pared y lo llevó hasta el sofá sin bajarlo. Puso sus dos manos en el trasero de Noah y lo apretó contra él. El placer más dulce que Noah había sentido en su vida. Lo dejó caer con suavidad contra el diván y Noah se gimoteó de inmediato por la lejanía de sus cuerpos. Lo tomó del antebrazo y lo atrajo hacia él otra vez.

—Creo que alguien está muy entusiasta esta noche. — sonrió Misha. Quedó sobre Noah, pero se apoyó en uno de los cojines para aguantar su propio peso. Noah abrió un poco las piernas para hacerle espacio a una de las de Misha —Me gustas así. — le susurró al oído antes de mordisquearla.

—No hables. — le rogó buscando su boca —Solo me excitas más. — dijo sin tapujos. Metió sus manos bajo la camiseta de Misha y tocó su torso por todo su esplendor.

— ¿Te gusta lo que tocas? — ronroneó metiéndole mano a Noah también. Aunque sus acciones eran mucho más apremiantes y se deshizo de pronto de lo que le estorbaba.

Noah lo imitó y le tironeó la camiseta y la tiró lo más lejos que pudo. Lo rodeó y lo atrajo con fuerza para sentirlo contra su piel desnuda —Me encanta. — admitió después.

Una de las manos de Misha se escabulló de su cuerpo hasta su mejilla para acariciarlo sin dejar de besarlo. Sus besos se volvieron más tiernos hasta que tuvo que separarse para volver a respirar. Junto sus frentes y le sonrió.

— ¿Estás seguro? — le preguntó agitado. Noah no se atrevió a soltarlo. No quería que se alejara. Sabía a lo que se refería, entendía porque se lo preguntaba, pero no tenía una respuesta concreta. Apartó la mirada de los ojos inquisitivos de Misha, pero éste lo obligó a mirarlo.

—Vine hasta aquí, ¿no? — movió sus manos por su espalda para que continuara.

Misha se rió. Su risa le hacía cosquillas en la piel. Volvió a besarlo y su cuerpo respondió al instante a él. Su respiración se aceleró y sus labios volvieron a juntarse.

 

Un suave murmullo lo hizo conectarse otra vez con su cuerpo. Sabía que iba a doler, pero nunca creyó que tanto. Podía sentir su cuerpo, pero no podía moverlo. Tenía la mitad de su cara escondida en una almohada y sus manos estaban a cada lado de su cabeza. Estaba boca abajo. Fue lo primero que pudo adivinar. Entreabrió los ojos, pero había poca luz, y solo pudo distinguir una figura cuando la puerta se abrió y ésta salió. Quiso decir algo, abrió la boca y llamó a Misha, pero la voz no salió, o al menos no la escuchó.

No le costó trabajo reconocer el lugar. El aroma de Misha estaba por todo el lugar, una exquisita mezcla entre su perfume y su propio olor corporal. La sábanas grises se le hacían conocidas y puso tocar con una de sus manos la dura marquesa de madera. Estaba con Misha, estaba seguro otra vez. Aunque no sabía cómo había llegado ahí. Odiaba no poder recordarlo, no quería volver a pasar por eso otra vez. Lo último que recordaba era estar en casa de Callie, con tres pares de ojos mirándolo como si fuera un curioso experimento. Misha lo tenía que haber rescatado de esa agonía.

Se dio un poco de ánimo y tomó fuerzas de donde ya no tenía y se giró para quedar boca arriba. Sentía que la cabeza le iba a explotar y sabía que sus mejillas estaban hinchadas sin la necesidad de tocarse. Todo su cuerpo palpitaba acompasado en cada herida que tenía.

Escuchó el murmullo otra vez y unos pasos demasiados ligeros para los de Misha se acercaban a la pieza. Levantó un poco la cabeza y vio a Emma asomarse, y apenas lo descubrió despierto le sonrió y entró.

—Hola tú. — su voz suave fue un relajante obligatorio para el cuerpo de Noah que dejó de estar tenso. Se acercó con cautela y prendió la lámpara de noche.

Noah solo pudo sonreír. No estaba seguro de poder hablarle.

Ella se sentó a la orilla de la cama y posó sus manos en sus piernas antes de volver a sonreírle —Lamento mucho lo que ocurrió. — dijo con voz triste.

Él intentó que no le afectara esa mirada. Era la primera de muchas que iba a recibir y solo apartó la mirada para que no fuese a agregar nada más.

—Espero que el dolor sea soportable. Anoche Misha me llamó y vine lo más rápido que pude. — le contó sabiendo que él no lo recordaría —Le dije que te llevara a un hospital, pero no quiso. — frunció un poco el ceño antes de suspirar —Así que hice lo que pude. Te dio analgésicos, antiinflamatorios y tuve que suturar algunas heridas. —  le explicó —Así que trata de no moverte mucho hoy y… — volvió a suspirar.

—Estaré bien… — dijo casi en un hilo de voz.

Emma lo miró sorprendida, pero se repuso y volvió a sonreír —Las buenas noticias son que despertaste y estás hablando, lo que descarta los peores diagnósticos que podría haber dejado la golpiza. — lo animó y lo hizo sonreír —Iré a buscar más analgésicos y quisiera examinarte otra vez. —

Noah asintió y la observó mientras le quitaba las sábanas de su torso. Estaba desnudo y lo moretones habían crecido mucho en tamaño. Algunos seguían morados y otros habían tomado un color verdoso y otros un poco más amarillos. Además, tenía un pequeño vendaje. Tenía que ser la sutura de la que había hablado.

Sintió las manos heladas de Emma y el dolor lo recorrió de inmediato — ¿Y Misha? — preguntó intentando llevar a su mente a otro lugar, pero su cara se arrugaba de dolor con cada toque.

—Está abajo, pasando el mal humor con café. — rió al decirlo.

— ¿Se quedó conmigo toda la noche? — preguntó consternado.

Emma lo miró divertida — ¿A dónde más iba a ir? — contestó con otra pregunta. Hizo presión en una zona en especial e hizo que Noah se estremeciera de dolor para sorpresa de ambos —No me gusta cómo se sintió eso. — reconoció más seria y volvió a tocar con más cuidado antes de apartarse —Iré por mis cosas abajo. — le indicó la puerta. Noah siguió con la mirada a Emma y fue recién ahí cuando ambos se percataron que Misha estaba ahí, apoyado en el marco con su taza de café.

Él le dio un sorbo a su café. Tenía la mirada fija en Noah, aunque parecía perdido en otro lugar.

—Se ve bien. — le susurró Emma cuando pasó a su lado. Noah aún así pudo oírla —Aunque tiene dolor en el torso. Tal vez sea una costilla. Hay que observarlo. — le advirtió posando su mano en su hombro antes de salir. Misha solo asintió. Su mirada seguía en Noah.

Éste dio unos pequeños golpes en el colchón y Misha se acercó con pasos lentos y con una media sonrisa. Dejó la taza sobre la mesita y se acostó en la cama, mirando de frente a Noah.

—Buenos días. — le susurró Misha. Noah lo imitó y se puso de lado para quedar frente a él.

Sintió el aroma del café de los labios de Misha —Hola. — sonrió tímidamente — ¿Me das café? — se le antojaba sentir el sabor en sus labios, aunque lo que realmente quería era probarlo directamente de la boca de Misha.

No le contestó. Simplemente se volteó y volvió a coger la taza para dársela. Sabía amargo. Estaba muy cargado y sin azúcar, tal y como le gustaba el café a Misha por las mañanas. Se quedó con la taza en los labios para no tener que decir nada. La intensa mirada de Misha lo cohibía. ¿Qué podía decirle después de todo lo que había pasado? Estaba nervioso, pero no por lo que le había sucedido, sino porque Misha había admitido que lo iba a dejar, ¿Qué iba hacer si volvía a esa idea cuando se diera cuenta que iba a estar bien?

— ¿Por qué le preguntaste a Emma si me quede contigo toda la noche? — soltó de pronto.

Noah miró el poco café que quedaba en la taza antes de mirar a Misha —Pensé que tal vez irías a buscar a Dylan. — susurró.

Misha le quitó la taza cuando le dio el último sorbo y la dejó de nuevo en la mesa —Tú me necesitabas más. — le explicó.

Volvió a recostarse de frente a Misha y le sonrió —Tomaste bastante bien lo sucedido. — no estaba seguro si se lo estaba reclamando o estaba orgulloso de Misha.

Arqueó una ceja — ¿Hubieras preferido que le hubiera ido a partirla cara? —

—No, no… — meneó la cabeza y se rió —Estoy feliz de que te quedaras conmigo. — admitió.

Misha soltó un largo suspiro —Él no te mato. Pudo haberlo hecho y no lo hizo. — cubrió su mejilla libre y lo acarició con suavidad.

— ¿Eso significa algo para ti? — preguntó confundido.

—Es algo en lo que he estado pensando. Es un poco retorcido, pero tiene sentido. — se pasa una mano por el cabello desordenado un poco nervioso. Noah se remueve y se acerca un poco más para escucharlo —Creo que no quiere matarte… — se mordió el labio, buscaba las palabras adecuadas, Noah podía notarlo en su mirada —Él quiere lastimarme, y sabe que si te mata lo hará… pero… — apartó la mirada.

Le estaba costando trabajo. Quería confiar en Noah, pero era involucrarlo demasiado —Vamos, dime. — le rogó acariciando su mejilla.

—Él quiere que sufra. Quiere quitarme lo que más me importa en el mundo, y por su mucho tiempo no había tenido nada que fuera lo suficientemente importante como para que él quisiera arrebatármelo. —

— ¿Es su venganza? — preguntó.

Misha asintió.

—Pero, ¿por qué crees que no quiere matarme? — sentía que se tragaba un montón de piedras al decir que podría morir.

Volvió a mirarlo —Porque habrías muerto amándome. —

Noah trago y lo medito un segundo — ¿Quiere que te odie? —

—Mi reacción normal ante lo que paso habría sido salir de aquí y haber ido por él para molerlo a golpes y con un poco de suerte, matarlo. — admitió con vergüenza —Tú habrías despertado en la mañana y yo no habría estado aquí, junto a ti, en el lugar en donde más me necesitabas. —

—No te habría odiado por eso. — negó de inmediato, pero sabía en el fondo que algo habría cambiado si Misha no hubiera estado. Algo se habría roto y tal vez no ese día, ni mañana, pero algún día le hubiera costado cara esa decisión a Misha —Aunque me alegra que estuvieras aquí… — le sonrió —Significa que fuiste mejor que él. — lo animó.

Misha suspiró —No lo soy, porque tal vez no lo fui a buscar anoche, pero créeme que  va pagar lo que te hizo. — apretó los puños.

—Misha… —

—No soy una buena persona, Noah. — se sentó en la cama —Nunca lo voy a ser. —

Noah lo imitó, pero todo su cuerpo se resintió. Aún así se quedó sentado y buscó la mirada de Misha —Eres bueno, no dejes que él u otras personas te convenzan de que no lo eres. —

—No soy la persona que tú crees que soy. — se levantó de la cama cuando sintió los pasos de Emma.

—Conozco tus secretos, se la vida que llevas y aún así pienso que eres bueno, que te puedes salvar de ese infierno al que insistes tanto en entrar. —

Misha lo miró y sonrió con ironía —No conoces ni la mitad de mis secretos, Noah. Si los conocieras es probable que no querrías mirarme a la cara de nuevo. — dijo con asco de sí mismo —Lo mejor que podrías hacer es alejarte de mí. Huir lo más lejos posible, donde yo no pueda encontrarte, porque soy demasiado egoísta para dejarte ir. Lo intenté y mira como fracasé. —

No salieron palabras de la boca de Noah. ¿Cómo podía ser tan distinto del hombre de su sueño? No podía ser un simple sueño. Estaba seguro que era un recuerdo, ¿pero que lo había cambiado tanto? Le tiritó la mandíbula mientras observaba a Misha abrirle la puerta a Emma para que entrara. Él salió sin voltearse a verlo una última vez.

Emma le mostró su pequeño bolso e intentó sonreír, pero por su mirada, estaba seguro de que había oído al menos la última parte de la conversación.

No dijo mucho mientras lo revisaba y le daba algunas cosas para el dolor. Fue un momento bastante incomodo. Cuando comenzó a guardar sus cosas para irse volvió a mirarlo a la cara.

—Él es así. Tenle paciencia. Es muy crítico consigo mismo. — le sonrió para animarlo.

Noah solo pudo asentir y verla irse. No sabía si Misha seguía en el departamento o había decidido irse para alejarse de él. Ojala que aún estuviera ahí. No podía dejarlo que continuara con esa misma imagen que tiene de sí mismo. Él es mejor que eso, y tenía que demostrárselo. Se quedó atento a los pasos de Emma y la pudo escuchar hablando con alguien abajo. No logró saber de que hablaba, pero si pudo escuchar la voz de Misha a lo lejos. Seguía ahí.

Se lanzó bajo la cama y un frío lo recorrió. Solo traía su bóxer y la casa debía de estar más helada que el cuarto. Buscó en el armario de Misha hasta que encontró un chándal que solía verlo usar. Le quedaba un poco grande y olía a limpio. Se arremangó las mangas, pero el pantalón lo arrastraba por el suelo. Tardó más de lo normal en ponérselo. Sus articulaciones dolían como si hubiera hecho ejercicio durante dos días seguidos sin haberse detenido a comer si quiera, y después de eso que le hubieran dado una paliza. Así de duro dolía.

Arrastró los pies y solo se acercó a la escalera cuando sintió que Emma se había ido. Si lo veía levantado habría hecho un escándalo y él solo quería ver a Misha, decirle que no era el monstruo que él decía que era.

Misha lo descubrió en los primeros escalones. Noah estaba aferrado a la baranda y bajaba como si la vida se le fuera en cada escalón.

—No deberías estar levantado. — la voz de Misha sonaba sosegada. Noah lo buscó, y éste lo miraba desde la cocina.

—Tengo hambre. — mintió a medias.

Misha asintió —Te iba a llevar algo de comer. — le mostró el mesón que estaba lleno de comida.

—Misha… — bajó unos cuantos escalones más.

—Tu mamá estuvo llamando anoche. — lo cortó —Callie habló con ella, le dijo que estabas con ella y hoy día le mande un mensaje de tu celular. — se sacó el celular del bolsillo y lo dejó en la encimera —Tal vez deberías llamarla. —

—Lo haré. — prometió —No puedo volver aún a la casa. — arrastró los pies hasta el otro lado del mesón y se apoyo con los codos.

Misha le acercó un bol con fruta picada y se dio vuelta a la cocina. Noah sacó un trozo de manzana y reviso su celular. Ni siquiera se había preocupado de la hora, pero aun era bien entrada la mañana, así que Dafne aún no comenzaría a acosarlo con las llamadas.

Por primera vez sintió un silencio incómodo entre ellos. Podía sentir todas aquellas cosas no dichas entre ambos, la tensión y la desesperación de Misha por hacer algo al respecto. Sabía que sin importar lo que dijera, Misha le iba a cortar para no tocar más el tema.

— ¿Hoy no vas a trabajar? — preguntó en un intento pobre por llenar de ruido aquel silencio que lo consumía.

Misha se giró y lo miró burlonamente — ¿Ahora hablamos trivialidades? —

Noah se encogió de hombros —Buscó algún tema que no te niegues a hablar conmigo. — se echó un gajo de naranja a la boca.

—No, no iré a trabajar. — lo eludió otra vez —Hablé con mi jefe. — volvió a la encimera con un sartén con tocino —También hablé con tu jefa. — lo miró de reojo.

—Siento que abuso de ciertos privilegios que ni siquiera debería tener. — sintió una pequeña opresión en su pecho al decirlo y terminó sin aire la frase.

Misha levantó la mirada con una sonrisa juguetona, pero su cara cambió cuando lo vio pálido tratando de respirar — ¿Qué pasa? ¿Te duele algo? — dejo todo de lado y lo alcanzó al otro lado de la encimera.

Noah meneó la cabeza y se obligó a respirar —Solo fue una punzada. — intentó calmarlo —Solo necesito sentarme. — aun le faltaba un poco el aliento.

—Vamos arriba. — quiso levantarlo para llevarlo.

—No, no. — dio unos pasos hacia el sillón —No quiero subir. Quiero estar aquí contigo. — apuntó el sofá. Misha lo acompañó hasta él y lo ayudó a ponerse cómodo. Noah podía ver su preocupación en sus ojos azules que lo derretían —Estaré bien. — lo prometió con una sonrisa.

Misha solo hizo una mueca y se agachó a su lado —Claro. — no le creía —Para la próxima te llevo al hospital. — le advirtió.

—Claro, así se entera mi mamá y termina de odiarte. — se estiró un poco y alcanzó la mejilla de Misha. Lo acarició con suavidad haciéndolo cerrar los ojos para recibir la caricia —No iré a ningún lado. Ni ahora ni nunca. —

Él asintió sin abrir los ojos. Tomó la mano de Noah y se la llevó a los labios. No quería pelear, no tenía sentido —Jamás volveré a darte la oportunidad de alejarte de mí. — abrió los ojos y lo miró intensamente.

Noah le sonrió —No la quiero. — insistió —Así que no vuelvas a decir que irme sería la decisión más sensata que podría tomar, porque quiero todo esto. Acepto todo lo que conlleve estar contigo, te acepto con tus secretos y con ese malhumor que tienes todos los días. — sonrieron los dos con complicidad —Y con ese romanticismos que niegas tener, pero que en el fondo sabes que está por todo tu corazón. — el ceño fruncido de Misha lo hizo reír otra vez.

—No me hagas hacerte cambiar de opinión con respecto a eso. —

—Te quiero demasiado, y si vuelves a intentar dejarme te voy a odiar. — le apretó la mano como advertencia.

Misha rió —Tú no sabes odiar. — lo molesto —Es probable que ni siquiera sepas deletrear la palabra. —

—Aunque tenga que aprender. Tengo al mejor profesor de odio en toda la ciudad. — contestó perspicaz. Misha lo miró desafiante y se levantó, pero Noah no le soltó la mano —No te vayas, quédate aquí un ratito. — se apegó al respaldo del sillón para hacerle espacio.

—Creí que tenías hambre. —

—Sobreviviré. — dio unas palmaditas al sofá para que se acostara a su lado.

Misha se acostó a su lado y Noah se acurrucó en su pecho para que lo abrazara. Necesitaba sentirlo cerca suyo después de tantos días de ausencia —Aún me parece increíble que ni siquiera estés molesto conmigo porque intenté terminar contigo. —

Noah se restregó contra su camiseta y lo olisqueó —Y a mí me parece increíble que estés aquí conmigo y no planeando una venganza conspirativa. — soltó una risita.

—Ya te lo expliqué. — lo apretó con fuerza contra él.

—Y yo también te expliqué porque no estoy enfadado. Te amo demasiado para enojarme contigo. Prefiero disfrutar tu compañía que enojarme contigo. — levantó la mirada para sonreírle.

Él solo suspiró y apartó la mirada. Noah comenzaba acostumbrarse a esa respuesta cada vez que le decía que lo amaba. Sabía que no iba a recibir un “yo también te amo”. Pero Misha le demostraba su amor cada día, y eso era mejor que solo escucharlo decirlo. Tenía lo que todos deseaban, la demostración más que las palabras. Al final del día valían más.

Sentir su pecho levantarse constantemente para respirar lo tranquilizaba. Su respiración era serena. Lo hacía sentir en paz, como si no necesitara nada más en el mundo que estar aferrado a él. Estar tan cerca de él le hacía sentir el coraje para poder lograr cualquier cosa, él lo empujaba a vivir la vida. Se sentía vivo estando junto a él.

—Sabes… anoche tuve un sueño. — le susurró después de un largo silencio. Ya no se sentía incomodo con él, pero deseaba escuchar sus risas y su voz otra vez —Tú estabas en él. —

— ¿Era un sueño sucio? — dijo con voz juguetona.

Noah le dio un apretón en su brazo —Un poco… tal vez. — admitió de todas formas —Pero no creo que fuera un sueño, creo que era un recuerdo. — admitió ensimismado.

Misha le levantó el mentón para que lo mirara — ¿Crees haber recordado una de nuestras noches de pasión? —

—La primera para ser sincero. — dijo sonrojándose —No sé cómo ni porque, pero estoy casi seguro de que era un recuerdo. —

—Puedo ayudarte a recordarlo para ver si coincide con tu sueño. — rozó su mejillas con su nariz. Noah sintió la electricidad entre ambos de inmediato. ¿Por qué había soñado algo así? Habían pasado varios días sin si quiera hablar con Misha, lo extrañaba, por eso había soñado con él en la cama, pero jamás lo iba admitir —Tal vez extrañabas mi cuerpo pegado al tuyo. — le susurró al oído haciéndolo estremecerse.

—Misha… — gimió tratando de apartarse. Misha lo acorraló contra el sillón.

—Misha ¿qué? — se acercó de nuevo y recorrió su mejilla hasta el cuello — ¿Te trae algún recuerdo este sofá? —

—No. Desperté antes de eso. — mintió. Aunque la verdad es que había despertado antes de lo que él hubiese deseado.

Misha se acomodó cerca de él y besó su cuello antes de quedarse quieto junto a él —Cuéntame tu sueño. Refréscame la memoria. — rogó.

—No eres tú el que tiene problemas para recordar. — le acarició la espalda —Además… me desperté antes de… —

Misha se irguió y lo miró a los ojos antes de que acabara de hablar. Tenía esa sonrisa traviesa otra vez —Puedo ayudarte con lo que te falto de sueño. — levantó una ceja.

—Emma dijo que no. — le recordó con cierta desilusión.

—Emma no tiene que saberlo. — se encogió de hombros —Aunque si quieres contarle los detalles de nuestros encuentros… — estaba diciendo, pero Noah le tapó la boca.

—Aun me duele un poco el pecho. — se mordió el labio. Le dolía más a él que a Misha tener que rechazarlo.

Volvió a recostarse junto a Noah sin decir otra palabra —Distráeme entonces, porque lo único que quiero en este momento es quitarte ese maldito chándal. —

Noah se partió de la risa —Bueno… no hay mucho que contar de estos últimos días… solo que mi novio es un cretino y no me contestaba el teléfono porque quería terminar conmigo. — dijo con ironía.

—Que imbécil. — coincidió y Noah volvió a reírse. No pudo verle la cara a Misha, pero sabía que también se reía.

— ¡Ah! Si tengo una noticia. — se revolvió emocionado —Me llamaron de la Universidad para invitarme a un seminario. — solo recibió un gruñido de Misha —Kaia dice que tengo posibilidades de que me den una beca completa para estudiar en la Universidad, así que supongo que debo ir. —

—Genial. — dijo en suspiro.

Noah le dio un pequeño empujón para que se levantara —Me conmueve tu emoción. —

— ¿Dónde es el seminario? — preguntó más interesado.

—En Italia. — se mordió el labio. Ese pequeño detalle le iba a quitar el sueño durante unas semanas. Realmente quería ir y si la Universidad no le ayudaba a costearse el pasaje, sería difícil que pudiera ir.

Misha asintió — ¿Y vas a ir? —

—Quiero… — asintió.

— ¿Te costean el viaje? — arqueó una ceja. Noah negó — ¿Tienes el dinero? —

Noah resopló —No, pero hable con el encargado y verá si puede ayudarme con eso. — mientras lo decía Misha se enderezó y le dio la espalda — ¿Por qué te lo tomas así? Podrías alegrarte un poco por mí. — dijo desilusionado.

—No me agrada la idea de que estés tan lejos de mí después de lo que paso. — admitió para su sorpresa.

—Actuaste raro desde antes que te dijera donde era. — le recordó.

Misha se giró a verlo —Ayudo a Kaia, ¿lo recuerdas? Todos los años lo hacen y siempre es en Italia. —

— ¿Sabías que me iban a invitar? — preguntó emocionado, se sentó también en el sofá y lo abrazó por la espalda.

—No. Hace tiempo que no voy a la Universidad. — resopló — ¿De verdad quieres ir? — lo miró de reojo.

Noah asintió y apoyó su cabeza en el hombro de Misha —Mucho. — reconoció —Podrías ir conmigo. — lo apretó con fuerza.

— ¿Cuándo es? — suspiró ciertamente derrotado.

—En abril. — recorrió el cuello de Misha con la punta de la nariz.

Se quedó mirando el cielo un momento —No creo que pueda en esas fechas. —

— ¿Tu agenda ya está ocupada hasta abril? — bromeó.

Misha se levantó enojado del sillón —Algunos tenemos que trabajar. — espetó sin mirarlo.

— ¿Por qué te pones así? — Noah lo siguió con la mirada. Misha estaba tenso y se paseaba como animal enjaulado — ¿Por qué te enfadas? —

—No puedes ir, Noah. — le advirtió iracundo.

Noah le sonrió —Voy a estar bien, no tienes que preocuparte. Además no iré completamente solo porque Enea es el encargado del seminario, así que si no puedes ir conmigo de todas formas estaría acompañado. — cuando terminó de decirlo se dio cuenta que en su cabeza había sonado mucho mejor. Misha solo lo miró sorprendido por lo que acababa de decirle.

— ¿De qué manera eso me haría sentir mejor? — tenía el ceño completamente fruncido, pero más que eso, Noah podía ver dolor en su mirada — ¿Enea sería un buen reemplazo a mi presencia? —

Se levantó de inmediato para alcanzarlo —No, por supuesto que no. — se apuró a decir —Te preocupa que vaya solo y si Enea va conmigo no lo estaré. — lo tomó de las mejillas y lo obligó a mirarlo —Aunque me encantaría más que pudieras ir conmigo. — le sonrió.

—No quiero que vayas. — dijo con la mandíbula tensa.

—Se que no me vas a privar de algo tan importante para mí por tus celos. Eres mejor que eso. — junto sus frentes.

Misha sonrió de lado y se soltó con fuerza —Ahí está de nuevo. Tú y tus creencias de que soy mejor de lo que parezco. — se alejó irritado otra vez —Deja de creer que soy bueno o que puedo serlo. — le gritó llegando a la puerta —Porque no lo soy, ni lo seré porque no me interesa. — tomó la chaqueta que estaba en la entrada.

— ¿A dónde vas? — dio unos pasos hacia él con temor.

Se encogió de hombros mientras se ponía la chaqueta —Ni puta idea. Solo lejos de ti. — su mirada cargada de odio más las palabras fueron suficientes para callar a Noah y dejarlo quieto mientras lo veía irse dando un portazo. Lo odiaba, lo odiaba mucho.

Volvió a sentarse como pudo en el sofá. Sus piernas flaqueaban y todo su cuerpo tiritaba conmocionado. Todos los dolores físicos volvieron como si de pronto los analgésicos ya no funcionaran más. Unas cuantas lágrimas testarudas se escaparon antes de que él pudiera detenerlas. No quería llorar, si lo hacía iba a ser por todo lo malo que había ocurrido en estos últimos días y no sabía si iba a poder detenerse, no sabía si iba a poder regresar de ese lugar oscuro al que su cuerpo y su mente lo querían enviar.

Un teléfono empezó a sonar y el sofá vibró con suavidad. Era el teléfono de Misha. Decía jefe, así que no supo si contestar. Hubiera preferido que fuera Damián, aunque ya no quería que estuviera más entremedio de su relación. Siempre era él quien tenía que interferir cada vez que pasaba algo así y no parecía justo. Parecía más bien una relación de tres. Era probable que esta vez Damián no se enterara de lo que estaba sucediendo. Aunque realmente necesitaba un abrazo amigo, alguien que le susurrara que todo estaría bien. La segunda vez que sonó el teléfono decidió contestar.

— ¿Bueno? Misha no se encuentra en estos momentos. — dijo antes que pudieran hablar.

Se escuchó una respiración del otro lado. Se escuchaba un poco agitada o exaltada tal vez. Esperaba que haber contestado el teléfono no le fuera a causar problemas a Misha. No quería que se enojara por otro motivo más. No duró mucho más la llamada. Quien hubiera estado del otro lado cortó a los segundos que Noah habló y ya no volvió a marcar. Noah se recostó en el sillón y se acurrucó buscando un poco de calor en su propio cuerpo. El sofá aún tenía el olor del perfume de Misha y se quedó dormido con él en su mente, rogando que volviera pronto y que pudieran resolver lo que fuera que le estuviera pasando.

 

El teléfono de Misha comenzó a sonar y Noah se puso a reír sin poder evitarlo. Aun así, no se alejó y continuó besándolo por todas partes mientras Misha intentaba dar con su teléfono en el pantalón.

—Necesito un segundo. — intentó decir mientras Noah mordisqueaba su labio inferior —Puede ser importante. — jadeó cuando lo encontró y tuvo que apartar a Noah con todo el dolor de su corazón —Más vale que sea importante. — su voz autoritaria estremeció a Noah.

Éste lo observó inquieto mientras Misha asentía con seriedad al teléfono. Jugueteó un poco con la mano con que Misha lo mantenía lejos y empezó a besar. Misha le sonrió y no intentó apartarlo. Comenzó a lamer lentamente algunos dedos hasta que se llevó uno a la boca y empezó a chuparlo. Misha se estremeció y reprimió un jadeo.

—Sí, yo los tengo. — intentó decir lo más neutral. No podía estar concentrado en ambas cosas. Quería colgar, pero era importante —Dame un segundo y te lo digo. — se levantó del sofá y le indicó a Noah que lo esperara un segundo. Subió corriendo las escaleras con el teléfono pegado a la oreja. Aun podía escuchar la voz de su jefe al otro lado que aguardaba. Entró en su pieza y buscó su maletín. Esparció todos los papeles que tenía en él sobre la cama y buscó lo más rápido que pudo. Cuando lo encontró se sentó en la cama y comenzó a dictarle algunos datos.

No se dio cuenta en ningún momento que Noah lo había seguido hasta que éste estuvo demasiado cerca de él otra vez.

—Sí, eso es todo. — le sonrió a Noah —Sí… —

Noah se acercó hasta quedar frente a él y levantó la cabeza de Misha para poder besarlo. Le quitó el teléfono sin que éste pudiera protestar, colgó y lo lanzó sobre la cama.

—Vas a pagar por eso. — le advirtió tomándolo de las caderas.

—Eso espero. — se rió y empujó los papeles lejos de ellos. La mayoría cayeron al suelo. Se sentó sobre el regazo de Misha, con sus piernas a los lados. Lo tomó del cuello y siguió besándolo.

Notas finales:

Y?????? Que les pareció? Espero sus comentarios!

Un beso!


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