Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Almas en Silencio por Amii

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaa hermosos!!!!!!!!! 

No me aguanté más tiempo! Los tuve esperando mucho tiempo por el capítulo anterior, así que se merecen este lo más rápido que se puede :D!

Solo quiero decirles que: OJO, PESTAÑA Y CEJA!!!!  O sea, ponganle atención a éste capítulo jojojojo!

Los quiero y disfruten la lectura! 

“Del montón de cenizas que soy, tú me conviertes en fuego.”

 

El sonido de un juego de llaves tintineando lo despertó en medio de la oscuridad. Un golpe de algo estrellándose contra el suelo lo hizo sentarse con miedo sobre el sofá. ¿A caso Dylan había vuelto la para terminar lo que había comenzado? Buscó la lámpara más cercana para ver de qué se trataba. Su corazón había pasado de la calma absoluta al más aterrador miedo. No se había dado cuenta hasta ahora, pero tenía miedo, tenía mucho miedo de lo que fuera a encontrarse en las calles después de lo que le había pasado. Encontró la luz y divisó una figura que se tambaleaba de un lado a otro cerca de la entrada. Era Misha. Dio un largo suspiro de tranquilidad, pero duró poca cuando se dio cuenta que estaba borracho y su mirada se desorbitó cuando la luz lo alcanzó y vio que tenía la cara hecha pedazos por golpes y que tenía sangre en la cara y en la ropa.

 

El lugar estaba a reventar. Quiso darse vuelta y largarse de ese lugar, pero las otras opciones no eran aceptables en ese momento. No iba a volver a casa y mucho menos iría con Damián para escuchar un sermón de cómo debe ser una mejor persona. Al diablo con todo eso, ser buena persona estaba sobrevalorado. Es lo que se repetía Misha mientras cruzaba el bar hasta la barra y se sentaba en uno de los taburetes del fondo. Se había pasado todo el día vagando por ahí en su auto, corriendo lo más rápido que podía haber si tenía la suerte de estrellarse con un árbol, pero al parecer no había sido su día de suerte. Y la noche no hacía más que aumentar todos aquellos sentimientos que lo agobiaban. Y lo único sensato, al menos desde su punto de vista, que había aprendido viviendo en la calle era que los sentimientos se podían ahogar o apagar con un buen trago.

— ¿Qué te sirvo, guapo? — una mujer con poca ropa se contoneó hasta él y le sonrió de la mejor forma que pudo.

Misha la estudió y le sonrió de regreso, ¿Qué podría suceder si le daba un poco de esperanzas? Tal vez podía ser divertido —Bourbon. — pidió amablemente.

La mujer no tardó en volver con su trago y volvió a sonreírle —Soy Denise, llámame si necesitas otro. — le guiñó el ojo y volvió a trabajar.

El primer trago no duró mucho en el vaso. La mujer no había terminado de servir el siguiente trago cuando Misha ya estaba exigiendo el siguiente. Denise volvió con la botella y volvió a llenarlo — ¿Un día difícil? — levantó una ceja.

—No tienes idea. — murmuró y se empinó el segundo vaso —Deberías dejar la botella. — le advirtió. Ella dudó un momento, pero no tenía nada que perder así que se la dejo y volvió con el resto de la barra.

— ¿Se puede saber quién demonios te tiene bebiendo de esa forma? — la voz de otra mujer se alcanzó a escuchar entre el bullicio y la música que había de fondo.

Misha reconoció la voz, lo que hizo que se tardara incluso más de lo normal en girarse con su mejor sonrisa —Agatha. — intentó sonreír, pero solo consiguió un ceño fruncido.

La mujer llevaba un vestido ajustado. Tenía una figura envidiable y un busto lo suficientemente grande para llenar el escote del vestido rojo que traía puesto. Su pelo negro caía en ondas por todo su cuello desnudo y sus ojos del mismo color se plantaron en la cara de Misha, negándose a abandonar el lugar.

—No te había visto hace bastante. — dijo fingiendo un poco de dolor.

Misha resopló y volvió a llenarse el vaso —Esa era la idea. — bebió más despacio esta vez.

—Yo extrañándote y tú comportándote como un idiota. — se sentó en el taburete junto a él, haciendo caso omiso a su mirada asesina.

— ¿Qué quieres? ¿No tienes a ningún ricachón a la vista para engatusar y llevártelo a la cama? — puso los ojos en blanco.

Agatha hizo una seña a Denise para que se acercara —Tú siempre serás mi favorito. — le sonrió con malicia. Denise regresó con un Martini y apenas se cruzaron miradas — ¿Me vas a decir que haces aquí? — buscó su mirada.

—Vete a mostrarle tu escote a alguien más. No pierdas tu tiempo conmigo. — espetó de mala gana. Ni siquiera la miraba, solo quería que se desapareciera.

Ella suspiró y bebió su trago, pero no se fue. Se giró en el taburete y miró a la gente en el local —Hubo una época en que no eras un cretino. Me agradabas más entonces. —

Estaba hasta el cuerno que la gente le dijera que era bueno. La miró de reojo y volvió a beber. Sus sentidos ya no eran tan agudos como cuando había llegado, pero aún podía conservar la dignidad. Tal vez podría pedirle perdón por los viejos tiempos e irse de ese tugurio y no volver más. Regresar a casa y conversar con Noah, explicarle dentro de lo que le era posible que demonios le estuviera pasando, pero ahí estaba el dilema, no sabía que mierda le pasaba. ¿Aún era por lo de su papá? ¿O era simplemente que así era realmente? ¿Un imbécil que lo arruinaba todo? No importaba cual fuera la respuesta, porque no pidió disculpas y no regresó a casa.

Se giró igual que Agatha y observó a las personas — ¿Ya tienes algún prospecto? —

Ella le sonrió de nuevo —Ya te dije que tú eres mi favorito. Mientras tú estés aquí, solo tendré ojos para ti. — cogió su Martini y le dio otro sorbo.

—No vas a conseguir nada de mí esta noche. — bebió de su bourbon.

— ¿Por qué? — recorrió la pierna de Misha con su mano hasta la entrepierna. Él solo siguió el movimiento de la mano sin apartarlo, solo continuó bebiendo — ¿Acaso ahora tienes intereses diferentes? ¿Tal vez un poco más musculosos y de voz ronca? — jugueteó sin apartar la mano.

—No es asunto tuyo. —

Pareció decepcionada ante su respuesta. Cualquiera se hubiera sentido ofendido por una pregunta así, por lo que solo podía asumir que su respuesta era un “Sí”. Aunque se recupero rápido de la impresión y volvió a sonreírle.

Tomó aire y observó a Misha con un poco más de serenidad. Guardó por un momento aquella mascara que se ponía cada día para trabajar —Oye, Misha… — intentó llamar su atención. Él seguía mirando a la multitud bulliciosa.

— ¿Qué? — la miró de reojo.

—Tengo algo que contarte. — se mordió el labio al decirlo. Estaba nerviosa —Algo que paso la últimas vez que nos vimos. —

La mirada de Misha paso de su cara por sobre su hombro y se quedo fija en alguien que se abría paso hacia la barra.

—Discúlpame. — dijo iracundo. Se bebió lo que quedaba de su vaso. El quinto o sexto, no lo recordaba y se perdió por la orilla de la barra.

Agatha se levantó apurada y lo siguió. Conocía esa mirada y sabía que no significaba nada bueno. Caminaba mucho más rápido que ella. Después de nadar todo el día con esos tacos altos, era difícil poder avanzar a toda prisa.

—Mira a quien tenemos aquí. — escuchó una voz que se dirigía a Misha.

Eran dos sujetos que ella jamás había visto en su vida. No era como si ella conociera mucho de él, pero por la actitud de Misha, y por la posición tensa que tenían sus hombros, sabía que no era un encuentro amistoso para él.

El otro sujeto que estaba ahí levantó su vaso para hacer un brindis por haberse encontrado con Misha. Los dos sujetos se rieron de él y Misha no pudo contener la rabia y se abalanzó sobre uno de ellos.

—Misha. — le gritó Agatha para intentar alcanzarlo, pero todo se volvió un caos demasiado rápido y la gente que estaba alrededor parecía un mar que la movía de un lado a otro.

Misha quedó encima de uno de los tipos y lo golpeaba sin detenerse, sus puños se ensangrentaron y ni así se detuvo. El otro tipo intentó quitárselo de encima, pero Misha le dio un codazo en la cara y lo apartó.

—No sabes lo delicioso que fue conocer a Noah. — dijo con una sonrisa con los dientes llenos de sangre. Intentaba cubrirse, pero los golpes le llegaban igual.

—Te voy a matar. — le gritó Misha enojado. Pero el otro sujeto le dio un golpe en la cabeza y lo dejó tirado a un lado.

Agatha intentó llegar hasta Misha, pero uno de los tipos la apartó y levantó a Misha arrastras para sacarlo afuera. Los de seguridad y la mujer de la barra iban armar un lio gigante si se quedaban ahí, así que sacaron a Misha medio inconsciente.

—Lo van a matar. — le dijo Agatha a la cantinera.

Denise se encogió de hombros —Él comenzó. — y todo continuó como si nada de eso hubiera pasado.

Afuera, el aire helado hizo reaccionar a Misha. Se sobó la cabeza, pero no alcanzó a advertir el golpe que le dio en el estómago el tipo de los dientes ensangrentados.

— ¿Así que me ibas a matar? — se burló levantándole la cabeza del pelo para que lo mirara. Misha tenía sus dos manos donde lo golpeó en el estómago —Dylan se reirá mucho cuando le contemos la paliza que te vamos a dar. — le dio un puñetazo y lo dejó caer al suelo.

Quiso levantarse lo más rápido que pudo, pero el otro sujeto le dio un puntapié en el estómago de nuevo y después uno en la cara.

—No. — chilló Agatha cuando vio el golpe en la cara —Lo van a matar. — a esas altura ya se había quitado los zapatos.

— ¿Ya te aburriste de Noah que te buscaste una puta? — le preguntó uno de ellos y la detuvo antes de alcanzar a Misha. El otro tipo siguió pegándole, y Misha estaba demasiado ebrio como para detenerlo y partirle la cara. Sus reflejos eran lentos y los golpes no hacían más que aturdirlo más. Eran letales. Habían sido entrenados para que lo fueran.

—Vete de aquí. — le grito Misha con una pequeña bocanada de aire que pudo rescatar entre un golpe y otro. Aunque su presencia al menos servía para que solo uno de ellos lo golpeara. Sus palabras distrajeron al tipo, que era el más joven de los guardaespaldas que trabajaban para Dylan, y era justamente el que iba manejando cuando se habían llevado a Noah. Cuando lo fue a golpear de nuevo con una patada certera en las costillas, Misha lo tomó del pie y se lo dobló para que se cayera al suelo. Saltó sobre él lo más rápido que y comenzó a golpearlo igual como lo había hecho con el otro tipo adentro en el bar. No se detenía, parecía estar desquiciado, ni siquiera era capaz de escuchar a Agatha que le gritaba que no lo hiciera. No podía escuchar nada más que sus puños sobre la piel del tipo y los dientes cayéndose y la nariz rompiéndose.

El que sostenía a Agatha la soltó y quitó a Misha de encima del sujeto que estaba aturdido y dolorido. Lo tiró con violencia contra la pared y ahí quedó sentado sin poder levantarse. Estaba cansado y adolorido como para intentar seguir golpeándolo. Agatha corrió hasta él y se puso en cuclillas para asegurarse que estaba vivo, que su corazón latía y que no se iba a morir ahí en medio de la nada. Pero Misha la apartó cuando el tipo caminó hacia él con la mirada rabiosa. Estaba seguro que si hubieran estado armados, ya tendría un par de balas en la cabeza, pero al parecer tenía demasiada suerte.

—Dylan va acabar contigo. — le escupió y se agachó frente a él —Si no estás muerto en estos momentos es simplemente porque es un placer que él quiere darse y no pienso arrebatárselo, además estoy seguro que él te hará sufrir mucho más de lo que yo podría en estos momentos. Matarte ahora sería simplemente liberarte del infierno en el que estas metido, y estaré complacido de verte hasta el último día que Dylan te permita vivir. Y créeme que estaré ahí para que yo sea una de las últimas personas que veas antes de irte al puto infierno. —

Misha se rió —Conmovedor. — tomó fuerzas de donde no le quedaban y golpeó en la cabeza al sujeto con un ladrillo que tenía a su alcance. Bendita remodelación del local de al lado, fue lo único que pudo pensar Misha cuando vio caer al sujeto a su lado —Regla número: Mata al maldito bastardo a la primera oportunidad que tengas. — dijo al aire, porque el tipo ya no volvió a levantarse. Tiró el ladrillo a los pies del otro sujeto y se levantó como pudo. Vio la sangre brotar de la cabeza del hombre que había corrido tras Noah para alcanzarlo y llevarlo con Dylan.

—Lo mataste… — susurró Agatha agazapada contra la pared.

—Vamos, levántate. — le tendió una mano para ayudarla —No creo que sea buena idea que te vean aquí. — parecía sobrio otra vez.

Lo tomó de la mano y camino junto a él, lejos de los dos tipo que estaban en el suelo.

—Misha… — su voz llena de histeria le producía dolor de cabeza a Misha.

—No, no digas nada. — la pegó a la pared —Vete a tu casa y olvida que esto sucedió. —

La frialdad con la que Misha actuaba después de lo que acababa de hacer no hacía más que asustarla. No podía parar de llorar. Estaba aterrada y solo quería salir de ahí. En cuanto Misha la soltó se alejó mirando unas cuantas veces a Misha, para asegurarse que no la siguiera, como si creyera que de pronto él iba a considerar una mala idea el dejarla ir. Pero la última vez que se giró a mirar, Misha ya no estaba.

 

Misha se cubrió un poco la cara cuando sintió la luz en sus ojos. Entrecerró los ojos y buscó a Noah.

— ¿Te peleaste con alguien? — preguntó Noah medio preocupado y medio desilusionado — ¿Estás borracho? —

Él pudo sentir la decepción en los labios de Noah —Lo siento… — arrastraba las palabras al hablar —Se me paso un poco la mano. — se acercó un poco más al sillón.

— ¿Qué ocurrió? — lo ayudó a sentarse y se agachó frente a él. Lo examinó y tocó su rostro que empezaba a hincharse.

Misha le tomó ambas manos y las beso. Noah sintió las heridas en los nudillos de ambas manos de Misha —Estoy bien. — le sonrió, pero su expresión se volvió triste de inmediato —Perdóname… — masculló —Soy un imbécil. —

Noah negó y quiso volver a tocarle la cara, pero se apartó —Tengo que curarte eso. Emma dejó el botiquín por aquí. — se levantó para buscarlo, pero Misha lo agarró de la muñeca.

—Discúlpame. — insistió desesperado. Sus ojos estaban inyectados de sangre, pero aún así se podía ver que imploraban un poco de atención.

—Déjame curarte y hablaremos. — volvió en cuestión de segundos con el botiquín —Además, si quieres hablar deberíamos esperar a que estés un poco más sobrio. — arrugó la nariz por el olor a alcohol —Creí que ya no bebías. —

Misha cerró los ojos y los apretó. Reproche, sus palabras sonaban a reproche —Ya no lo hago. —

—Excepto esta noche. — le recordó. Limpió un corte con una gaza y alcohol. Misha se apartó un poco, pero se sosegó deprisa.

—Lo necesitaba. — suspiró.

Noah acarició una de la mejillas mientras limpiaba la otra —Misha… tú sabes que beber no es la solución. —

Resopló —No me sermonees. Me duele demasiado la cabeza como para regaños. — rogó.

— ¿Me vas a decir porque llegaste así? ¿Con quién te peleaste? — sus preguntas sonaron más tranquilas, con mas curiosidad y preocupación que con recriminación.

Misha se encogió de hombros —Unos tipos empezaron la pelea en el bar. Solo me defendí. — mintió tan fehacientemente que Noah no tuvo una gota de duda al respecto.

—Si tú quedaste así, no quiero imaginar cómo quedaron ellos. — se burló. Misha le sonrió.

—No debí irme esta tarde. No debí decir lo que dije. — apartó la mirada para decirlo —Pensé que no ibas a estar aquí cuando volviera. — sonaba asustado al decirlo.

Noah junto su frente con él y lo obligó a mirarlo —Ya te dije que nadie va a separarnos, ni siquiera tú. — le dio un besito antes de apartarse.

—Prometo no esforzarme tanto en darte motivos para que cambies de opinión en el futuro. — lo atrajo y volvió a besarlo —Es solo que soy un maldito desastre, y tú sigues aquí conmigo… yo no sé, no lo entiendo. — susurró mortificado —Soy más caos que persona. — admitió.

—Ya no sé de qué forma decirte que te amo, porque parece que cada vez que lo digo no me crees. — frunció el ceño fingiendo ofensa —Porque te amo, te amo, te amo. — repitió con una sonrisa —Y no lo digo para que tú me lo digas de vuelta. No lo digo para que me ames, te lo digo para que te enteres que te amo, que te amo mucho. —

—Eres un idiota por amarme. —

—Lo sé. Todo esto es una locura, pero las mejores cosas en la vida no tienen explicación, simplemente suceden y son maravillosas. — acortó la distancia entre ellos.

—Sé que no te merezco… — empezó a decir, pero se detuvo por la cara de frustración de Noah —Déjame terminar. — rogó para que cambiara la cara —Soy un estúpido, pero nunca pené que me darías tantas ganas de ser diferente, de ser alguien bueno para ti. — Noah sonrió.

—No tienes que cambiar por mí. Ya me he enamorado dos veces de ti y ni siquiera has tenido que intentarlo, simplemente te vi y corrí como un tonto atrás de ti. —

Misha se encogió de hombros —Tengo ese efecto en la gente. — le guiñó un ojo coqueto.

—Solo te pido que no me apartes de ti. Sea lo que sea que te este pasando, se que podemos solucionarlo juntos. — se puso serio otra vez —No hay nada tan terrible que me haga querer apartarme de ti. — le dio un beso rápido, antes que Misha pudiera reaccionar.

No dijo nada más. Dejó que Noah lo curara en silencio. Lo único que le estaba pidiendo era sinceridad y acababa de mentirle sobre la pelea en el bar. Acababa de matar a un hombre y no había sido capaz de decírselo. Era un gran comienzo de esa nueva etapa de su relación. Iba a ser maravillosa.

 

Noah estudió su rostro en el espejo por la mañana. Su cara ya no estaba hinchada y no le costaba respirar como el día anterior. Aún tenía moretones en uno de sus ojos y el labio partido. Aun no estaba listo para volver a casa, aunque su mamá ya comenzaba a impacientarse porque no volvía. No sabía realmente que diría cuando lo viera así, sabía que no podía esperar hasta estar completamente curado porque eso significaría esperar una semana o más antes de volver a casa, y sabía que ella encontraría la forma de ubicarlo antes de que eso sucediera.

Sintió a Misha revolverse en la cama. Se asomó por la puerta del baño y lo miro, lo estaba buscando a tientas, pero no abría los ojos. Noah lo miró cuando asomó la cabeza para buscarlo. Su cara estaba peor que la suya y no pudo evitar reírse, que pareja hacían en ese momento.

—Hola. — sentía la emoción de un nuevo comienzo. Volvió a la cama y se sentó cerca de Misha.

—Buenos días. — murmuró somnoliento.

Noah acarició la cara de Misha y éste no hizo ninguna mueca de dolor. Le corrió un mechón de pelo para poder ver sus ojos azules en todo su esplendor cuando los abriera —Creo que si hoy salimos tú y yo la gente pensara que nos golpeamos mutuamente. — bromeó y se acercó para besarlo.

—Tal vez debería considerarlo para ver si dejas de despertarme tan temprano. — suspiró y lo sujeto para que no se apartara otra vez.

—No quise despertarte. — volvió a besarlo —Es tu culpa por tener el sueño tan ligero. — se subió a horcajadas sobre él sin dejar de besarlo. Misha hizo una mueca de dolor, pero lo sujeto de los muslos para que no se bajara —Creo que hoy también tendremos que conformarnos con unos cuantos besos. — mordisqueó su clavícula.

—Ni de broma. — jugueteó con el borde del pantalón de Noah.

Noah se estremeció, pero se escabulló de las manos de Misha — ¿No tienes que trabajar? — lo fastidió para que lo soltara.

Misha había sopesado las posibilidades de ir a trabajar así, pero sabía que Ike no iba a estar contento cuando uniera los cabos sobre la muerte de uno de los hombres de Dylan y su rostro magullado.

—Podría tomarme otro día. — lo siguió a tientas por la cama.

Los ojos de Noah se iluminaron. El citófono sonó antes de que le pudiera decir algo. Misha se apuró a coger el teléfono antes que Noah llegara a él.

—Yo atiendo. — le dio un beso en la mejilla.

Noah le sonrió —Iré a preparar el desayuno. —

Misha esperó a que Noah saliera para contestar — ¿Qué ocurre? —

—Damián está subiendo. Está hecho una furia. — su voz denotaba miedo — ¿Qué demonios hiciste para enojarlo? —

—Nada. Y gracias, yo me encargo. — colgó. Se puso lo primero que encontró en su armario y alcanzó a Noah abajo.

Lo vio tranquilo en la cocina, bebiendo un poco de jugo mientras preparaba algo. El televisor que había en la cocina estaba encendido y Misha se puso pálido cuando reconoció el lugar que estaban mostrando en las noticias.

—Mira, hubo un asesinato. —

Misha asintió y llegó hasta la tele. Le tapo la pantalla a Noah cuando mostraban una foto del tipo que había matado.

—Que tragedia. — cambio de canal —Mejor veamos algo más alegre. — le dejó un canal de cocina cuando sintió el golpe en la puerta.

Noah lo miró extrañado y después a la puerta — ¿Quién viene? —

—Es Damián. Bajaré un momento con él y regreso. — le dio un beso y se fue.

—Pero dile que pase. — le gritó cuando llegaba a la puerta.

Misha negó —Necesita ayuda con algo, ya regreso. —

Abrió la puerta y la mirada sombría de éste le dijo que ya lo sabía todo — ¿Podemos hablar abajo? —

Damián vio a Noah adentro e intentó componer su rostro para poder saludarlo. Le hizo un gesto con la mano y le sonrió antes de volver camino hacia el ascensor. Cuando Misha cerró se volvió hacia él otra vez.

— ¿Creíste que no me iba a enterar? — alzó la voz furioso.

—Contaba con eso. — se rasco la cabeza —No te enojes, estaba ebrio y aparecieron… — intentó explicarle, pero estaba demasiado borracho para darle mayores detalles.

Damián estaba tenso —Lo mataste. — le recordó en un hilo de voz para que no lo escuchara Noah adentro.

—Me iban a matar. — alegó.

La mirada de Damián le indicó que no se lo creía —Eres lo suficientemente capaz para noquear a alguien sin correr el menor riesgo de matarlo incluso ebrio. —

Misha bajó la mirada —Ayudaron a Dylan a secuestrar a Noah. — susurró —Cuando los vi simplemente quise golpearlos un rato, pero cuando comprobé que se habían llevado a Noah no me pude detener hasta que solté el ladrillo. — apretó los puños con fuerza.

Damián suspiró —Vas a tener mucha, mucha suerte si no dan contigo porque no fui el primero en llegar a la escena… — dijo tenso —Y cuando me di cuenta que habías sido tú ya tenían toda la evidencia en camino a ser procesada. —

— ¿Tú crees que me preocupa que la policía me detenga? — su sonrisa fastidio de nuevo el ánimo de Damián —Para cuando ellos sepan que fui yo Dylan ya me habrá puesto tres balas en la cabeza y estaré en alguna zanja o en el mar. —

— ¿Y eso se supone que me reconforte? ¿Ni siquiera te preocupa un poco? Si crees que Dylan sabrá que fuiste tú al menos deberías preocuparte pero en cambio te ríes y te burlas porque yo estoy hecho un manojo de nervios. —

—Por supuesto que lo va saber antes. De hecho, es probable que ya lo sepa porque había dos sujetos y el otro ya debe haber abierto la boca. —

—Se que habían dos sujetos. Uno está en el hospital, así que no, nadie ha hablado con Dylan ni con nadie. —

Eso era una sorpresa para Misha —No va hablar con la policía. No le va decir nada. ¿Aún no lo entiendes? La gente como esa no habla con la policía. — lo calmó.

—Misha, la gente te vio. Tus huellas deben estar en más de algún objeto que se llevaron. — no le veía un buen pronóstico —No sé en que estabas pensando. —

Hizo una mueca —Ese es el problema, no estaba pensando. — se encogió de hombros.

—Te estás perdiendo. — dijo con un poco de pena —Ya ni siquiera Noah es capaz de mantenerte relativamente cuerdo y concentrado en no cagar tu vida. — subió la voz otra vez.

Noah se asomó por la puerta. Nunca llegaron a bajar. Damián no aguantaba un segundo más para poder recriminarle lo que había hecho y simplemente se habían puesto a discutir en el pasillo.

— ¿Todo bien? — miraba a Misha. Éste se relajo al instante y miró de reojo a Damián. Todo dependía de él.

—Sí, yo ya me iba. — resopló —Te lo regreso. — se dirigió a Misha y le hizo un gesto con la cabeza antes de terminar de llegar hasta el ascensor —Tomate unos días libres, te lo recomiendo. — dijo antes de subirse al elevador.

Noah atajó a Misha en la puerta cuando Damián se fue — ¿Paso algo? Damián sonaba un poco alterado. —

—Problemas en el trabajo. — paso una mano por el cuello de Noah y lo empujó adentro sin soltarlo de su lado —Estaba un poco preocupado. —

— ¿Y para que te necesitaba? — alzo la mirada para verlo.

Misha levantó los hombros —Consejos. — se limitó a decir. Aunque se quedó con las palabras de Damián en su cabeza mientras Noah volvía por el desayuno —Oye… — lo llamó inseguro.

— ¿Qué? — le dio una taza de café y se sentó con las piernas arriba en el sofá con su taza de té.

— ¿Te acuerdas del viaje que te había propuesto? — dio un sorbo. Necesita café después de la noche que había tenido y de la encantadora mañana auspiciada por Damián.

Noah asintió —Aún no se me ocurre un lugar. — contestó pensativo.

—Deberíamos irnos ahora. — propuso de la nada.

— ¿Ahora? —

Misha le sonrió —Sí, ¿por qué no? Tú no puedes salir y yo no quiero. —

— ¿No hay ningún motivo oculto? — inquirió conmocionado.

—Te hago una propuesta de irnos de viaje, ¿y tú crees que tengo algún motivo oculto? Claro que tengo uno, llevarte lejos y tenerte solo para mí, en una cama, de un hotel y que nadie nos moleste mientras… —

—Entendí el punto. — lo calló antes de que terminara. Se puso colorado e intentó ocultarlo bebiendo más té —Es solo que es tan repentino y no tengo nada listo. —

—No necesitas nada. Solo tu pasaporte. —

Noah se puso pálido —No tengo pasaporte. Nunca he salido de Grecia. ¿Quieres que nos vayamos fuera del país? —

Misha asintió —Si tienes pasaporte. Esta arriba junto al mío. — aseguró —Y por supuesto que nos iríamos afuera, ¿Acaso creíste que te iba a invitar a Salónica o a alguna isla griega? —

—No lo sé. — farfulló —Yo no sé… no sé si pueda. No tengo dieciocho aún. —

Misha se rió — ¿Cuándo ha sido eso un impedimento para poder hacer lo que quiera contigo? — bromeó y se levantó del sofá — ¿Vienes? — estiró su mano y Noah la estrechó sin dudarlo mucho.

 

— ¿Cómo que te vas? — gritó Callie al celular.

Escuchó la risita de Noah al otro lado —Solo serán unos días. Volveré a clases el lunes. —

— ¿Te has vuelto loco? Tú mamá te va matar cuando se entere. — no lo podía creer y la calma de Noah no hacía más que exasperarla.

—Por eso mismo no se va a enterar. De todas formas no puedo volver a casa aún porque me va ver las marcas en la cara. — le explicó.

Callie resopló —Estás demente si crees que no lo va saber. ¿Cómo esperas que Misha te saque del país si ni siquiera eres mayor de edad? — preguntó con gracia. Sabía que no podría irse.

—No lo sé. — admitió buscando a Misha con la mirada. Estaba junto a un ventanal mientras hablaba por teléfono también —Dijo que él lo arreglaría. —

—Noah… —

Él volvió a reír —Tranquila. Todo saldrá estupendo. —

Ella no podía creerlo —Hace menos de cuarenta y ocho horas te estaban dando la paliza de tu vida. Te costaba respirar y tenías la cara hecha pedazos. ¿Y ahora te vas de viaje al Caribe? Creo que ambos están muy locos. —

—Solo intentamos distraernos un poco. No es la gran cosa… —

—Ustedes dos están desequilibrados. —

—Yo También te quiero. —

Callie se despidió y solo pudo desearle suerte.

 

—Cuando te dije que te fueras era exclusivamente para ti. — la voz de Damián todavía no volvía a ser completamente pacífica.

—No lo podía dejar solo, Damián. En cuanto se enteren iban a ir tras él si no me encontraban a mí. — apoyó su mano libre en el ventanal.

Damián se demoro en contestar — ¿Se lo vas a contar? —

— ¿Qué mate a un sujeto? — soltó una risa sarcástica —Claro y de paso puedo contarle de su tío Gabriel y todas las otras cosas que no he querido decirle. Sería una buena forma de comenzar el viaje. —

—Se lo tendrás que decir algún día. —

Misha gruño —Deja de comportarte como mi madre. Solo encárgate de lo que te pedí. —

—Sí, ya está hecho. — le prometió —Noah se subirá al avión sin problemas. —

—Gracias. Te llamo cuando aterrice — colgó un tanto irritado. Cuando se giró, Noah lo esperaba a unos metros. Su mirada estaba ansiosa, así que se notaba que no había oído nada de lo que hablaban.

—Callie cree que estamos locos. — le contó con una sonrisa.

Misha puso los ojos en blanco —Damián nos deseo suerte. — se burló —Ven, vamos. — pasó su mano sobre los hombros de Noah y lo condujo hacia la zona de embarque.

— ¿Estás seguro de esto, cierto? — entrelazó su mano con la de Misha que colgaba de su hombro. Tocó las costras que se le estaban formando en los nudillos.

—Por supuesto. — lo miró de soslayo —No lo pienses mucho, o vas a terminar arrepintiéndote. — le rogó.

Noah meneó la cabeza —No lo haré. Estoy aquí contigo. No hay ningún otro lugar en el que quisiera estar en este momento. — aseguró.

—Yo sí. — se acercó a su oído —Me gustaría tenerte en una cama, desnudo y pegado a mi cuerpo. — Noah se rió y quiso apartarlo, pero Misha no lo soltó y besó su cabeza.

Notas finales:

Si hay algún error en el capítulo es porque me costo un mundo poder pegarlo en la página, así que agradecería que me advirtieran para corregirlo de ser así! De lo contrario, espero sus comentarios!

Pronto subo el siguiente, solo me quedan unos cuantos detalles!

Un beso! :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).