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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Hola!!! Ya se me pasaba el tiempo sin actualizar... esperaba en vano algún review de alguno de ustedes... </3! Han roto mi corazón! Pero como no soy rencorosa, aquí estoy :D!

Espero que disfruten el capítulo ;D!

“Tu cuerpo es el paraíso del que nunca jamás ningún Dios podrá expulsarme…”

 

Un calor abrasador lo tenía completamente anonadado. No tuvo real conciencia del viaje hasta que vio a Misha darle dinero al botones que los acompañó hasta su cuarto. No traían muchas cosas, y aunque lo hubiera hecho, Noah estaba seguro que no tenía nada adecuado para llevar en ese lugar. Era como el Caribe, solo que no estaban ahí. Siguió mirando a Misha mientras dejaba su bolso sobre la cama.

— ¿Estás bien? — le sonrió. Sabía que estaba sorprendido y emocionado y eso le gustaba. Adoraba hacerlo feliz.

Noah asintió y tomó aire profundamente —Aun no lo puedo creer. — dijo en un hilo de voz —Nunca había ido tan lejos de casa y mucho menos sin que mi mamá lo supiera. —caminó hasta Misha y lo abrazó por el cuello — ¿Eres consciente de que te va matar cuando se entere? —

Misha lo rodeó por la cintura —Hacerte feliz vale el odio de cualquier persona en el mundo. —

—Me va encerrar en el sótano hasta que cumpla por lo menos cuarenta y tú ya no me quieras. — le dio un beso.

— ¿Tú casa tiene sótano? —

Noah negó —Lo mandara hacer exclusivamente para encerrarme, es más; es probable que ya lo esté construyendo. — dijo un poco en broma y un poco nervioso.

—Solo relájate. Cuando volvamos veremos qué es lo que ha sucedido. — junto sus frentes —Y si te encierra en un sótano al menos no tendré la preocupación de que te enamores de alguien más. — lo soltó antes de que lo golpeara por la broma.

—Deberían encerrarte a ti por secuestrarme. — caminó por el cuarto, recorriendo cada detalle. Había una cama grande son sabanas de seda que notó cuando pasó su mano con delicadeza. Había un ventanal que daba directamente a la playa y al cálido mar de color verde que parecía llamarlo con el sonido de las pequeñas olas golpeando la arena.

—No recuerdo que pusieras mucha resistencia. — lo picó un poco más. Se tiró en la cama y observó el techo con las manos en la nuca.

Noah se apartó del ventanal — ¿Habías venido aquí antes? — se recostó al lado de Misha. También miraba al techo, pero sus manos las tenía en su pecho.

—No. Quería traerte a algún lugar nuevo para los dos. — admitió.

— ¿Conoces tantos lugares que tuviste que elegir la isla más escondida en el mundo? — lo miró de reojo.  

Misha se rió —Conozco bastantes lugares, pero no los suficientes. Recuerda que vivía en la calle. —

Noah se sintió horrible por lo que había dicho. Estaba tan feliz que ni siquiera fue capaz de recordar ese pequeño detalle, y de todo el dolor que ha tenido que pasar Misha —Lo siento… —

—No, tranquilo. — su voz sonaba serena aún —Desde que conseguí mi primer trabajo he viajado bastante. Siempre he sido el tipo de los mandados. — lo miró sin romper su postura —Aunque es probable que hubiese conocido más del mundo junto a mis papás. — Noah no supo que decirle. Solo pudo comprender que su familia estaba bien acomodada, y viendo el departamento que su papá le heredó no le quedaban muchas dudas —Bueno, si es que mi padre no se hubiese gastado todo su dinero con su otra familia. — resopló.

—Mejor no pienses en eso. — buscó la mano de Misha bajo su nuca y lo obligó a sacarla de ahí —Estamos aquí y lo disfrutaremos. —

Misha asintió — ¿Quieres ir a la playa? — se enderezó y miró por la ventana —Creo que un buen chapuzón me hará bien. —

Se sorprendió del cambio tan brusco en la actitud de Misha, pero se levantó de un tirón de la cama y le sonrió, aunque su sonrisa se aguó de pronto —No tengo traje de baño. — hizo una mueca.

—Sí, si tienes. — Misha abrió su bolso y le lanzó uno —Es el que compraste para nuestro viaje a Santorini. —

El accidente. Pensó Noah. Le echó un vistazo y era algo que él habría comprado. Comenzó a desvestirse, se quitó la camiseta y después intentó quitarse las zapatillas con sus mismos pies. Cuando empezó a desabotonar sus jeans se dio cuenta que Misha lo miraba fijamente sin mover un solo musculo.

—No te detengas por mí. — Misha arqueó las cejas y su sonrisa se ensanchó.

—Depravado. — le tiró su camiseta a la cara, pero Misha la detuvo antes.

—No es como si no hubiera visto ese cuerpo un millón de veces. Lo conozco de memoria y es delicioso. — se relamió los labios solo para fastidiarlo más.

Noah lo ignoró y se quitó los pantalones dándole la espalda.

—Mala idea. — su cuerpo se erizó cuando Misha le susurró al oído y sintió su cuerpo junto al de él.

Lo apartó de un empujón y se puso su traje de baño —Quiero conocer el lugar antes de que me metas a esa cama y no me dejes salir más. — le advirtió desafiante. Se apartó y le echó un vistazo —Vamos, date prisa. — revisó el lugar hasta que encontró unas toallas en un closet —O empezaré sin ti. — caminó hasta la puerta.

Misha le bloqueó el paso antes de que pudiera abrir — ¿A dónde vas? — aún tenía esa sonrisita que amaba en su rostro.

—Abajo. El mar me llama. —

—Olvídalo. Me esperas. — cerró con llave la puerta — ¿Crees que te voy a dejar andar así solo por el lugar? — miró su torso desnudo.

Noah puso los ojos en blanco —Vamos… no es como si me fuera a encontrar a un sujeto que me quiera llevar a su suite… — alcanzó a Misha y recorrió con un dedo su camiseta —Para susurrarme cosas al oído y recostarme en su cama para besarme… y… —

Misha lo tomó de los brazos y lo lanzó a la cama —Demasiado tarde para salir. Creo que el sol ya se está poniendo. — Noah miró fugazmente por la ventana y se rió. Recién era medio día, pero no opuso resistencia cuando Misha estaba a horcajadas sobre él besándolo y lamiéndolo por todas partes. Recorrió todo su cuerpo con la punta de los dedos, desde su clavícula hasta el bordillo de su traje de baño.

Noah se encorvó de placer. Con su otra mano recorría su espalda sin despegar su lengua de los labios de Noah. Era tierno y salvaje a la vez. La abstinencia lo había estado matando, y ya no podría detenerse hasta tenerlo contra su piel. Metió la mano bajo el bañador y Noah gimió separando un poco sus labios de los de Misha.

Sus manos habían mantenido alrededor de la cara de Misha todo el tiempo, pero de pronto le nació la urgencia por sentir su cuerpo, por verlo desnudo y poder recorrerlo con sus manos, con sus labios y su lengua. Se deslizó sin perder el contacto con su ropa y tiró de la camiseta que Misha nunca llegó a sacarse. La jaló hasta que éste se separó un poco de él y se la terminó de quitar. No perdió el tiempo y le desabotonó el jeans y le bajó el cierre y con sus propias piernas los empujó cuando sus manos ya no los alcanzaron más.

— ¿Alguien tiene prisa, eh? — le preguntó Misha antes de separarse un poco para quitarse los zapatos y los pantalones.

Noah no esperó a que regresara y se sentó sobre él cuando estuvo completamente desnudo —No eres el único que ha tenido que esperar. — lo rodeó con un brazo y su otra mano la enredo en el pelo castaño de Misha —He fantaseado con algo así desde que te conocí. — le dijo sin parar de besarlo —Tú, yo y un hotel cerca de la playa. —

Misha se rió y se giró para recostar a Noah en la cama —Tus fantasías son muy corrientes. — le quitó el traje de baño en un movimiento rápido.

— ¿Tienes una mejor fantasía? — se arqueó cuando sintió a Misha en su entrepierna. Le costaba trabajo hablar y mucho más escuchar a Misha.

—Muchas, pero te las iré mostrando lentamente. — entrelazó sus manos con las de Noah y las puso sobre la cabeza de éste —Quiero que disfrutes las sorpresas. — fue lo último que dijo.

Noah enroscó sus piernas alrededor de sus caderas y sintió el miembro de Misha contra él. Se estaba volviendo loco. Necesitaba sentirlo adentro. Estaba tan duro.

—Misha… — jadeó.

Como amaba que dijera su nombre. Saber que solo con él había estado de esa forma. Que él era el único que le había provocado tal placer. No quería que nunca nadie más lo tocase de esa forma. No quería que gimiera el nombre de nadie más, que no deseara a nadie más de la forma en que lo deseaba a él. Era egoísta, sí, pero no le importaba. Lo quería solo para él, para siempre.

—Todavía no. — le dio un último beso y soltó las manos de Noah, deslizando sus dedos por sus brazos, hasta tocar sus mejillas, mientras iba bajando todo su cuerpo, sin dejar de tocar o besar ninguna parte. Era suyo y quería probarlo completamente. Beso su ombligo y lo obligó a soltarlo con sus manos, sujeto sus muslos con estas y le dio una última mirada juguetona. Noah lo tomó del pelo y lo obligó a continuar.

Tomó su miembro con una de sus manos, sin dejar de mirar a Noah, quien se volvía loco con el solo contacto. Con suavidad movía la mano arriba y abajo, muy lentamente. Desliza la lengua para saborearlo y al final lo mete en su boca y comienza a moverse otra vez. Noah movía sus caderas al mismo ritmo que Misha y lo empujaba constantemente del pelo para que fuera más deprisa. Misha succiona y Noah se retuerce en la cama. Le suelta el pelo y se aferra a las sábanas.

—Misha… — no iba a aguantar mucho más —Mírame… — suplicó.

Misha lo mira sin detenerse y lo deja justo a tiempo. Incluso ese tipo de cosas ya era capaz de conocer en Noah, cuánto tiempo era capaz de soportar aquel nivel de placer antes de acabar.

—Ya voy… — gateó hasta juntar sus labios otra vez.

Noah volvió a enrollarse en sus caderas —Te amo, te amo mucho. — mordió su labio inferior sin intenciones de soltarlo.

Misha acarició sus mejillas y lo contempló mientras lo penetraba. El rostro de Noah se tensó hasta que llegó al placer más puro que conocía. Lo embistió con fuerza desde el comienzo. No había tiempo para romanticismo. Noah reclamó sus labios otra vez. Como lo extrañaba, como lo amaba. Disfrutaba tanto acariciarlo, mirarlo. No quería que acabara nunca todo eso. Quería amarlo para siempre.

—Voy acabar… — advierte Misha — ¿Listo? —

Noah estaba rojo, pero aún así se sonrojo aún más y asintió extasiado. Misha enterró su cara en el cuello de Noah y ahogó un gemido. Sintió la calidez que lo envolvía ahí abajo. Ni siquiera habían desempacado, así que tener un condón a mano ni siquiera había estado en discusión, pero Noah confiaba lo suficiente en Misha como para correr esos riesgos de vez en cuando. Ambos se tensaron un segundo y Misha se desplomó a su lado. Podía sentir el latir de su corazón. Se arrimó a su lado y Misha le hizo espacio con su brazo para rodearlo, le dio un beso en el torso antes de acomodarse en su pecho que se movía irregular.

— ¿Estás bien? — aún tenía la voz agitada y ronca.

Noah se apegó un poco más a su cuerpo sudado y asintió —Sí, y ¿tú? —

—Perfectamente. — acarició su cabello y soltó un suspiro —Como te extrañaba… — su cuerpo se relajaba lentamente y su respiración volvía a la normalidad.

—Creo que ya son las mejores vacaciones de mi vida. — soltó una risita y escondió su rostro en su pecho. Misha lo acompañó con una risa.

—Y eso que aún no conoces la isla. — bufoneó.

Se quedaron un rato así. Misha incluso dormito un momento antes de que la ausencia de Noah sobre su pecho lo despertara. Aun era temprano, pero el sol ya estaba dando de frente por el ventanal. Se estiró en la cama y vio a Noah con su traje de baño mirando por el ventanal.

— ¿Quieres ir a la playa? — la voz de Misha lo hizo voltearse.

Noah asintió con una sonrisita inocente y unos ojos brillosos —Este lugar es hermoso. — lo alcanzó en la cama. Misha sacó su bañador del bolso y se vistió.

En el hotel había bastante gente, pero el lugar era lo suficientemente grande para no sentirse abarrotado. Noah caminaba unos pasos delante de Misha, mirando cada cosa novedosa que le llamaba la atención. Era un lugar hermoso, y aunque Santorini, el que fue su hogar por muchos años, también era un lugar paradisiaco para el turismo, aquel lugar era simplemente maravilloso. Aunque no podía evitar pensar que era así de hermoso porque podía compartirlo con Misha. Se alejaron poco del hotel y llegaron hasta la playa. La arena era blanca y muy blanda. Noah se quitó las sandalias que había cogido del cuarto y disfruto del cálido suelo.

Misha solo se conformaba con ver a Noah feliz. Disfrutaba con cada sonrisa que se le escapaba cuando veía algo nuevo. Se detuvo en unas sillas de playa de madera que estaban cerca del mar, y se sentó en una de ellas. Noah se dio cuenta unos metros más adelante que Misha no lo seguía.

—Vamos al agua. — caminó de regreso y le sonrió con su mejor cara.

Misha negó —Ve tú. Quiero dormir. —

Noah hizo un mohín —Bien, pero después no vengas a quejarte cuando un guapo moreno de ojos azules se acerca a mí para acompañarme. — se dio vuelta y no aguardó por él, aunque tampoco sintió pasos en la arena.

Se detuvo en la orilla y dejó que el agua lo alcanzara. Era tibia. Cerró los ojos y trató que los recuerdos no llegaran, pero fue imposible. La imagen de su papá vino a su mente. Aunque el agua aquí era tranquila, y el color era distinto al que él recordaba en sus sueños y pesadillas. La temperatura también era distinta, ahora era cálida y no fría como la recordaba del invierno en que murió su papá. ¿Acaso era momento de hacer las paces con el océano? No podía culpar a Misha por no querer entrar al agua con él. Tenía sus propios conflictos con el mar y no era una persona a la cual se le podía obligar a enfrentar sus problemas. Era mejor no insistir con él. Al menos estaba en la playa, tomando sol y disfrutando del clima. Era más de lo que cualquiera habría esperado de él.

Se volvió para buscarlo, pero no lo encontró donde lo había dejado. No había nadie en las sillas por donde habían pasado. Había un puñado de personas, pero no podía encontrarlo entre la pequeña multitud. Sintió un poco de pánico, pero se aplacó cuando sintió que alguien lo tomaba de la cintura y lo cargaba. Reconoció sus manos de inmediato.

— ¿Así que no puedo quejarme si alguien quiere coquetear contigo? — su voz juguetona lo hizo reír. No intentó luchar, porque sabía que no tenía la fuerza para ganarle a Misha —Si alguien hozara acercarse a ti, moriría accidentalmente ahogado en el mar. ¿No sería una lástima arruinar las vacaciones de tantas personas? — entró en el agua hasta que le llegó hasta las rodillas.

—No me lances. — le rogó. Intentó aferrarse a su espalda, pero se resbaló cuando Misha lo tiró al agua sin piedad alguna.

No era muy hondo, pero en cuando se hundió sintió una pequeña desesperación y pataleó para poder sacar la cabeza afuera del agua. Misha lo tomó de un brazo y lo ayudó a levantarse —Tranquilo. Ni siquiera un niño puedo ahogarse con esta marea. —

Noah se aferró a Misha y lo abrazó. Tenía la respiración agitada, y Misha lo rodeó por la cintura. No le importó que estuviera mojado, porque se dio cuenta que no había sido buena idea lo que había hecho.

—Tranquilo, no pasa nada. — acarició su espalda. Besó su frente y lo cogió de la mano — ¿Confías en mí? — lo miró a los ojos. Noah asintió y apretó con fuerza su mano —Ven. — lo condujo hacia el mar. Noah caminó reticente. Cada paso que daba deseaba darse la vuelta y volver a la orilla, pero tampoco lucho por hacerlo.

El agua se iba poniendo más azul a medida que se iba volvieron más profunda. Cuando el agua le llegó al pecho a Misha, se detuvo. Noah tenía el agua prácticamente hasta el cuello y se aferró a las dos manos de Misha —Deberíamos volver. — dijo nervioso.

—Estamos bien aquí, justo al medio. — miró a la gente que había en ambas direcciones. Prácticamente no había olas, parecía más bien una piscina gigante así que la gente aprovechaba la profundidades para nadar con más calma, alejada de los niños en la orilla —No dejaré que nada malo te pase. — le prometió.

Noah asintió y se acercó más a Misha. Le soltó las manos y se enroscó en su cuello, hundiéndolo un poco para él salir más a flote. Estaba nervioso, pero no encontraba ninguna excusa lo suficientemente buena como para convencer a Misha de regresar —Tal vez debimos ir a un lugar que tuviera una gran montaña. — hundió su cara en el cuello de Misha.

—Lo tendré en cuenta la próxima vez. — rió y lo rodeo por la cintura con un brazo — ¿Quieres nadar un poco? — Noah negó y se aferró con más fuerza — ¿Hundirte? — dobló un poco la rodillas y el corazón de Noah casi se detuvo cuando el agua llegaba a su cara.

—No, no lo hagas por favor. — su voz se quebraba.

Misha nunca lo había visto de esa forma, tan asustado. Noah siempre se había mostrado interesado en enfrentar todo en la vida, mucho más si lo tenía a él a su lado. Pero esto parecía ser algo mucho más grande, y era algo a lo que él no parecía tener acceso liberado para entrar.

—No te va pasar nada. — le juró. Se movió un poco en el agua y avanzó con Noah sin regresar a la orilla y sin adentrarse más en el mar. Sentía la tensión en sus brazos —Trata de disfrutar el lugar. Tú querías venir a la playa. — le recordó.

Noah salió de su escondite en el cuello de Misha y lo miró sin soltarlo —Quería ir a la playa, y la playa esta a muchos metros hacia allá. — miró hacia la orilla.

—Es tu momento para que enfrentes esto. ¿Qué mejor que aquí y conmigo? — intentó animarlo, pero Noah meneó la cabeza — ¿Por favor? —

—Quiero volver. — apartó la vista.

Misha suspiró —Está bien, pero dame un beso primero. — le indicó sus labios con su mano libre.

Noah se rió y lo besó gustoso. Apenas sus labios se tocaron, Misha se hundió con él otra vez. Noah sintió la desesperación, quiso salir a la superficie, pero entre las burbujas que se produjeron en el agua, pudo ver a Misha que le sonreía y le recordaba que todo iba a estar bien. No se estaba ahogando, la corriente no intentaba llevárselo. No era como en sus sueños, al contrario, era hermoso. Misha volvió a sacarlo y Noah se quedó quieto, no lucho y tampoco se enojo. Se acomodó en su hombro y lo abrazó con fuerza.

—Gracias. — susurró.

La gratitud era igual de terrible para Misha que decir te quiero, no era capaz de escucharla y decir algo al respecto — ¿Quieres bucear? Hay muchos peces de colores por aquí. —

Noah se rió —No abuses de tu suerte. — le advirtió sin soltarse.

Se pasaron buena parte de la tarde en el agua. Al final Misha logró los progresos que él quería, aunque Noah nunca llegó a soltarse de sus manos. Al menos le soltó la cintura y dejó que lo ayudara a nadar un poco más profundo. En el fondo Noah no había enfrentado realmente su miedo, simplemente había aumentado su confianza hacia Misha, lo que le hizo enfrentarse a todo eso. Pero al final la fatiga los obligó a volver a la orilla.

Noah se quedó un momento más en el agua. Quería sentirla en sus pies un momento, así que Misha se adelanto hasta las sillas de playa donde había dejado sus cosas. Noah estuvo atento a él en todo momento y vio como una mujer que estaba sentada cerca de donde él estaba se bajó sus lentes de sol para poder tener una imagen más nítida del esculpido cuerpo de Misha. Sintió un poco de lástima por ella, porque Misha ni siquiera se dio cuenta de su existencia. Sintió un revoltijo en su estómago al darse cuenta que toda esa perfección era suya, solo suya y de nadie más. Se rió como tonto y lo alcanzó.

—Creo que voy a formar un fans club en tu honor. — le comentó distraído de regreso al hotel.

Misha arqueó una ceja — ¿De qué hablas? — no estaba ni enterado de lo que había sucedido.

—Probablemente hayan muchas mujeres aquí interesadas en unirse al club. — bromeó. Misha cayó en la situación y solo se rió.

—Me alegro que te lo tomes con humor. — admitió —Porque en cuanto vea a alguien desnudarte a ti con la mirada será lo último que haga en su jodida vida. —

Noah lo cogió de la mano —Siempre tendré ojos solo para ti. No te peles por burradas. — rogó —Además estando contigo, toda la atención te la llevas tú. — volvió a molestarlo al subir al elevador.

—No saben lo que se pierden al no mirarte a ti. — intentó acorralarlo en un rincón, pero Noah se escabulló cuando llegaron a su piso.

—Vamos, tengo hambre. —

— ¿Quieres salir a comer o pido algo al cuarto? — tiró su toalla sobre la cama y se recostó en ella.

Noah se encogió de hombros —Podríamos comer algo aquí y salir más tarde a un bar o a bailar. —

—Mmmmmm… — gruño sin convencerse —Mejor nos quedamos aquí. — le dio unas palmaditas a la cama.

—Vamos Misha, estamos en un lugar precioso. Hay que salir y divertirse. — imploró —Pasará mucho tiempo antes de que podamos volver a salir. — hizo un pequeño puchero —Por favor. —

Misha suspiró —Está bien… — dijo vencido —Pediré algo de comer. —

—Genial, yo me iré a bañar. — se perdió tras una de las puertas —Este baño es más grande que mi cuarto. — gritó del otro lado alucinado.

Volvió y Misha seguía tirado en la cama. Parecía dormido. Noah se acercó en silencio para no despertarlo si es que se había dormido. Se tiró a su lado y lo observó largo rato.

El ceño de Misha se frunció — ¿Por qué me miras? — preguntó sin abrir los ojos.

—Me gusta mirarte. — le dio un beso en la mejilla y mantuvo su nariz pegada a él —Y besarte… — volvió a darle un beso — ¿Estás bien? ¿Estás cansado? —

Abrió sus ojos —No, solo pensaba… —

— ¿En qué? — se apoyó en su codo.

—En esta locura, en lo que siento, en todo. — evitó mirarlo.

Noah volvió acercarse — ¿Estás feliz? — le susurró —Porque yo estoy muy feliz de estar aquí, contigo. Ojalá pudiéramos quedarnos para siempre. —

— ¿Te gustaría quedarte aquí? — sonó más serio de lo que había planeado. Noah se sintió un poco atrapado con esa pregunta y solo se encogió de hombros —Me refiero a si podrías llegar a vivir lejos de tu familia y tus amigos. —

—Tal vez. Algún día. — lo acarició —Yo sería feliz donde tú estés. — le sonrió.

Misha hizo una mueca y se enderezó —Creo que ya se volvió demasiado afectuoso el momento. Iré a bañarme. —

Noah lo detuvo — ¿Tú te irías conmigo? —

—Estamos aquí. — le recordó.

—Me refiero de forma permanente. Olvidarte de tu vida actual y comenzar de nuevo juntos. —

Misha lo miró —No es una posibilidad, ¿así que porque discutirlo? —

— ¿Por qué no puede ser una posibilidad? — lo mantuvo sujeto.

—Tienes que estudiar. Estás comenzando tu vida y no puedo simplemente sacarte de ahí. — se soltó sin mucha dificultad y se levantó —Tal vez volvamos a conversarlo en unos años. —

Noah asintió. No quería entrar a discutir un tema como ese. Ya era suficiente para él que Misha pensara en un futuro a su lado, pero éste debía estar loco si pensaba que se iba a olvidar de la clase de vida que había decidido llevar. No era algo que discutía y recriminaba constantemente, pero era algo que crecía en su cabeza. El miedo lo embargaba y pensaba cada día en que hacer al respecto. Tal vez esa podía ser la salida de Misha. Tal y cual lo había dicho Damián, él podía ser la solución a la vida de Misha; pero él no lo iba aceptar fácilmente, y mucho menos si pensaba que eso podía arruinar la vida de Noah.

— ¿Estás seguro que quieres salir? — preguntó Misha cuando terminó de cenar. Se acomodó en el sillón y se terminó el jugo de frutas que le había pedido Noah. Había sido enérgico cuando le pidió que no bebiera durante el viaje, y él le prometió que no lo haría.

Noah lo estudió un momento. Podía ver la fatiga en su mirada —Si estas muy cansado podemos hacerlo mañana. — no quería forzarlo. Había dormido poco la otra noche cuando había llegado todo golpeado y el viaje, después la tarde en el cuarto más un par de horas en el mar. Se podía conformar con eso por un día, además aun les quedaba tiempo en ese lugar.

Misha asintió agradecido.

—Pareces un viejito. — se levantó de su sillón y se sentó en la piernas de Misha.

—Solo estoy cansado. — intentó defenderse en vano —Mañana saldremos. — le prometió. Noah se acomodó en su pecho y escuchó los latidos de su corazón un rato.

—No me importa en realidad. Podemos salir todo el tiempo que queramos en casa. — suspiró —Pero estar así contigo no se da todo el tiempo. — Misha lo sujeto con un brazo —En casa siempre tienes algo que hacer o alguien nos interrumpe. Nuestros momentos a solas no duran mucho. — lo abrazó por el cuello —Tampoco me dejas mimarte sin que intentes meterte en mis pantalones. Creo que es un beneficio de tu cansancio. —

Misha enarcó una ceja y sonrió —No estoy tan cansado para no intentarlo. — le advirtió.

—Me gusta este Misha. — lo besó —Me gusta mucho. —

—Solo porque aquí me tienes para ti. —

Noah se rió —Me gusta tenerte solo para mí. En casa esconderé tu teléfono y cerraré la puerta con seguro para que nadie pueda entrar. — dijo juguetón —Estás relajado. Eso nunca pasa en casa. —

—Este es solo un sueño. La realidad es la que tenemos en Atenas. Está bien disfrutarla de vez en cuando, pero hay que regresar, siempre hay que volver. — su voz ya no sonaba tan esperanzador.

—Bueno, pero tú dijiste que no me preocupara de lo que pudiera pasar en casa. De eso nos ocuparemos cuando vayamos en el avión de regreso. — se levantó de su regazo y lo obligó a levantarse con él —Quizás no salgamos a bailar, pero no significa que no podamos bailar aquí. — lo tiró hasta el centro del cuarto.

Misha lo miraba vacilante — ¿Realmente crees que bailaré contigo aquí? —

Noah se encogió de hombros —Nadie nos está viendo. — tomó su celular.

—Estás abusando de tu idea de que me comporto diferente aquí. — dejó que Misha lo tomara de las manos de nuevo después de haber puesto una canción que no conocía, pero pegajosa y movediza.

—Baila conmigo. — puso las manos de Misha en sus caderas y la meneó al ritmo de la canción —Por favor. — sonrió.

Misha arqueó una ceja — ¿Crees que puedes conseguirlo todo con esa sonrisa? — Noah asintió y se apegó más a Misha sin dejar de moverse al ritmo.

—Solo una y te dejo en paz. — sintió el cuerpo de Misha comenzar a moverse junto con el suyo.

—Solo una. — fijó, se soltó de su agarre y continuó bailando.

Sus movimientos eran rítmicos y nada pudorosos. Noah se detuvo a la mitad de la canción solo para míralo moverse. Nunca lo había visto así, o al menos no que él pudiera recordar. La única vez que lo había visto bailar había sido en la fiesta de año nuevo y no se movía para nada de la forma en que lo estaba haciendo ahora. Le había dejado claro que no bailaba esa vez, pero ahora estaba seguro que simplemente era vergonzoso, porque si que sabía moverse.

Cuando Misha lo vio tan quieto, lo volvió a coger para que bailara con él. Lo pegó a su cuerpo y Noah se electrizó con el contacto, pero aún así continuó moviendo. Deseó que la canción durara para siempre. Quería sentir el cuerpo de Misha restregarse contra el suyo de esa manera ahora y siempre. Se volvía loco con sus movimientos. Lo envolvió por el cuello sin quitarle movilidad. Misha lo acercó un poco más y lo beso sin dejar de tocarlo por la cintura hasta las caderas. La siguiente canción comenzó sin que se dieran cuenta. El ritmo cambió y el suyo también, pero continuaron moviéndose como si fueran uno solo.

—Te lo tenías bien guardado. — lo miró con complicidad.

—Es nuestro secreto. — volvió a besarlo cuando la segunda canción termino.

Noah se rió —No se lo diré a nadie. — prometió — ¿Una más? — imploró con la mirada.

Misha resopló y aceptó. Una canción más lenta comenzó y Noah no pudo evitar reírse.

—No podía faltar. — puso los ojos en blanco. Continuó moviéndose, pero mucho más tranquilo. Aunque seguía teniendo un ritmo envidiable para Noah. Éste lo envolvió de nuevo y se dejó guiar con tranquilidad —Parecemos una película romántica barata. — le susurró arruinándole el momento.

—Shhhh. Calla. — acomodó su cabeza en su cuello —Déjame disfrutar el momento. Jamás volverá a suceder. —

—Me alegra que lo tengas claro. — lo molesto y lo hizo girar. Noah echó la cabeza hacia atrás y dejó que Misha lo inclinara un poco. Cuando se recuperó, Misha lo esperaba para besarlo.

Volvió acomodarse en su pecho hasta que la canción termino. Se quedó un poco más entre sus brazos hasta que otra canción empezó y Misha se separó antes de que le pidiera otro baile más.

—El otro día me dijiste que me alejara de ti, que era lo más sensato. — se burló —No me estás ayudando en realidad. —

—Yo no dije que fuera ayudarte a alejarte. Te dije que tomaba malas decisiones y que era un egoísta. — volvió a su lugar favorito en el cuarto, la cama.

Noah apagó la música y lo alcanzó de un solo salto — ¿Ya no volveremos a hablar de eso, cierto? —

—Tú lo mencionaste. — bostezó.

—Solo me quería burlar de ti. — se quitó la camiseta y los pantalones, y buscó un poco de calor bajo las sábanas. Misha se quedó sobre la ropa —Acuéstate conmigo. — lo invitó.

—Estoy muy cansado. — dejó caer su cabeza sobre la almohada.

Noah lo miró con maldad y se removió bajo las sábanas hasta que se quitó sus bóxer y se los lanzó —Te estoy esperando. — apagó la luz antes de que Misha se moviera.

No lo vio, pero si lo escuchó desvestirse y meterse bajo las sabanas. Sintió sus cálidas manos recorrerlo y obligarlo a acercarse a él. Se había quedado con sus bóxer y solo se acomodó en el pecho de Noah.

—De verdad estoy muy cansado. — le dio un beso en el torso —Pero no te vas a salvar en la mañana. —

Noah le acarició el cabello —No puedo esperar a que amanezca. — besó su coronilla y lo cubrió un poco más con la sábana —Buenas noches. —

—Buenas noches… — susurró antes de dormirse.

Notas finales:

Solo diré una cosa para despedirme...

La calma antes de la tormenta :D!

Hasta la próxima :B!


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