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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Holi!!! Estoy en mi horario laboral, así que seré breve:

Espero que les guste y sigan leyendome a pesar de mi tardanza, este es el primero capítulo del año y a duras penas lo acabe dentro del primer mes jejeje!

Disfruten!

“Admiro más la sinceridad de quién dice que no va a volver, a la amabilidad del cobarde que dice que regresará…”

 

Misha no podría entender cómo fue tan estúpido, como no pudo darse cuenta antes de todo lo que estaba sucediendo frente a él. Su nombre, su maldito nombre. Ya lo había escuchado antes y ni aún así pudo entenderlo a tiempo; pero cómo saberlo. Supuestamente Ike llevaba muerto años, viviendo en lo más profundo del olvido de Noah, muy lejos de aquel mundo que juntos habían construido, pero él no tardó en desmoronarse tras la llamada de Callie. Debido a ello volvió a mirar su teléfono, el cual no tenía señales de vida de Noah. Eso provocó su abrumo y enojo, por lo que no pudo evitar apretar con fuerza el manubrio del auto y voltear la mirada hacia el espejo retrovisor, sin poder reconocer aquellos ojos perdidos que lo observaban fijamente.

Sabía que Noah estaba al tanto de donde se encontraba Ike, se notaba por la forma extraña en la había actuando en la tarde. Además, la sola idea de pensar que pudieran estar juntos le molestaba mucho, generándole gran ansiedad. Apuró el paso sin darse cuenta, pues necesitaba llegar lo más rápido posible; necesitaba ver con sus propios ojos lo que estaba ocurriendo entre ellos. En cuanto se encontró fuera de la casa de Noah pudo presenciar lo que estaba pasando en el jardín. Se bajó con prisa y dio un fuerte portazo de forma inconsciente para anunciar su presencia en ese lugar. Mientras caminaba no podía evitar sentir el conflicto que luchaba en su interior. Por un lado estaba más tranquilo, estaban afuera, solamente conversando. Pero por otro lado estaban juntos, con aquella cercanía que Noah no le permite a cualquier persona. A pesar de eso, no podía sentir enojo con Noah, no después de aquella mirada tan inocente que le dio tras ver que se acercaba a la casa. Finalmente se detuvo tras el porche y jugueteó con las llaves del auto antes de mirarlos otra vez.

—Me preocupé por ti. — admitió contrariado.

Noah posó sus ojos en él y quiso dar un paso hacia él, pero por algún motivo no lo hizo —Misha… yo… — arrugó un poco el entrecejo, estaba confundido. Intentaba aclarar demasiadas cosas al mismo tiempo, y su presencia no le ayudaba en realidad.

Misha levantó una mano —No. — lo hizo guardar silencio. No era necesario que hablara, no él. Miró a Ike y aguardó que éste hablara.

Ike entornó la mirada y luego de una bocana de aire habló —Quise explicártelo, pero no sabía qué relación tenías con Noah. — su voz era tranquila.

No puedo evitar que la ira lo recorriera por todo su cuerpo otra vez —Bueno, ahora ya puedes sacar tus propias conclusiones. — respondió altanero, pero se arrepintió en cuanto vio la mirada vaga de Noah —Tal vez sea buena idea que te vayas. — agregó en tono más mediador.

Ambos miraron a Noah —Claro. — meneó la cabeza —Tienes razón. — Quiso decirle algo más a Noah, pero las palabras no salieron de su boca y Noah bajó la cabeza. Se sintió mal e incómoda por la situación, pero no se movió tampoco para irse —Espero que podamos hablar más adelante, Noah. — apretó los labios y miró a Misha para hacerle un gesto antes de irse. Noah simplemente asintió ante su petición.

Misha lo siguió con la mirada hasta que llegó a su auto y se fue por la misma calle por la que había llegado hace unos minutos. Acortó la distancia entre ellos con un par de zancadas y lo obligó a levantar la cabeza con sus dos manos en sus mejillas.

— ¿Estás bien? —

Noah sonrió con melancolía. Su mirada paso por diferentes estados en cuestión de segundos; desde una perpleja conmoción, incredulidad, un esbozo de gozo y luego el pánico. Negó y cerró los ojos con fuerza. No sabía como estaba, no sabía que carajos sentir.

—Tranquilo. — lo abrazó y acarició su cabello. No había nada más que pudiera hacer que acunarlo y esperar a que aquello funcionara de alguna forma.

—Está vivo. — susurró en un gritito ahogado. Correspondió el abrazo de Misha y lo sujeto con fuerza de la chaqueta que traía, queriendo mantenerse en pie gracias a él, porque la fuerza de su cuerpo parecía que lo iba abandonar en cualquier momento.

Misha apoyó sus labios entre sus cabellos —No sabía que era él… — dijo más como un reto para él que una confesión para Noah.

—No tenías como o porque saberlo. — se separó para mirarlo, estaba más sosegado. Se sentó en la escalinata del porche y Misha lo imitó —Siento que mi cerebro acaba de explotar y estoy intentando recoger todos los pedazos. — escondió su rostro en sus brazos sobre las rodillas.

—Lo vas a lograr. — Misha lo contemplo —Si hay alguien que puede, eres tú. —

Noah asomó uno de sus ojos —Ike está vivo. — suspiró. Su voz ya no era de nerviosismo, sino que de una pequeña satisfacción que florecía hasta en su mirada. Volvió a esconder la cabeza.

Misha se echó el cabello hacia atrás y respiró cansadamente. No veía con buenos ojos lo que se avecinaba. Siempre fue difícil tener que lidiar con alguien muerto en la vida de Noah, siempre lo recordaba cuando veía su cadena colgando de su cuello, pero ahora él se había vuelto real, había regresado de su pasado y no sabía cuál podía ser su interés en Noah. Y ciertamente, Noah en todo el resplandor de su inocencia le iba abrir las puertas de su vida otra vez sin siquiera pensárselo dos veces. Pero había incluso algo más profundo. Ike era un sujeto peligroso y pertenecía a la vida de Noah. ¿Qué tan bueno o malo podía ser eso? No le quedaba ninguna duda sobre que tendría que incluirlo en su vida. Necesitaba saber todo aquello que Harvey no había podido averiguar.

—Me asusté un poco cuando te vi bajar del auto. — Noah lo trajo de regreso de sus cavilaciones.

Misha levantó una ceja — ¿Creíste que me iba a lanzar sobre él y le daría un puñetazo? —

Noah asintió con una sonrisa traviesa —Algo así. —

—Si te gustan ese tipo de cosas puedo hacerlo la próxima vez que lo vea. — medio sonrió.

—Misha… — lo cogió de la mano — ¿Cambia en algo lo nuestro? ¿Nuestra conversación en el avión, cuando regresamos del viaje? — preguntó nervioso.

Misha soltó una risita — ¿No debería ser yo el que pregunta eso? — ladeó la cabeza y lo contempló un momento —Nada ha cambiado, Noah. — le apretó la mano —Confió en ti. —

Eso era justamente lo que él necesitaba oír. Debía saber que tanta libertad tenía para actuar sin lastimarlo, porque lo último que quería era lastimar a Misha. Pero algo en él lo consumía, necesitaba saber la verdad, ahora que podía.

—Pero Noah, antes de hacer cualquier pregunta, tienes que estar seguro de querer saber las respuestas. — su mirada se volvió un poco más seria —No es solo coincidencia que Ike trabaje conmigo. —

Sabía que no podía ser nada bueno que fuera justamente ahí donde lo encontrara, justo en el lugar de donde Misha quería mantenerlo lejos. No era un lugar seguro.

— ¿Él es tu jefe, verdad? — se mordió el labio pensativo —Tu nuevo jefe. —

Misha asintió —Es el hermano menor de Fedro Waldorff. — confirmó su peor sospecha.

No sabía si lo correcto era seguir preguntando, y tampoco sabía hasta que punto Misha iba acceder a contarle. De lo que podía estar seguro era que Misha era un hombre correcto y no le iba a decir nada que él considerara que Ike debería decirlo. Sin embargo, no tuvo que luchar contra sus pensamientos mucho tiempo porque un ruido tras ellos llamó su atención.

Misha se puso en alerta cuando sintió unos pasos tras ellos.

—Le abro la puerta a uno y se la cierro a otro. — la voz de Dafne le erizo la piel a Noah, quien se dio vuelta con la mirada crispada. Misha en cambio se tomó su tiempo antes de voltearse con una mirada intransigente y desafiante. Solo hizo un pequeño movimiento con la cabeza en señal de saludo y se levantó después que Noah lo hiciera de un salto. Ella no esperó más y volvió adentro.

Noah hizo una pequeña mueca —Ojalá pudiera irme contigo. — se lamentó —No quiero estar solo en estos momentos. — suspiró.

Misha lo acarició —No tienes que estar solo. — besó su frente con dulzura para luego mirarlo con ojos traviesos —Estaré en tu ventana en unos minutos. — le prometió.

— ¿Cómo en los viejos tiempos? — inquirió con la mirada ilusionada.

Él asintió —Como en los viejos tiempos. — levantó su mentón y lo besó con un cariño apremiante. Tuvo que rodearlo por la cintura y apegarlo a él, porque no estaba listo para dejarlo ir aún.

 

La mirada de Damián recorrió toda la habitación antes de volver a ella — ¿Estás segura que estás bien? —

Parecía estar en un trance —Debería matarlo. — frunció el ceño, pero no se dirigió a Damián —Misha debería matarlo. — entornó su mirada —Tú deberías ayudarlo. — agregó en un hilo de voz.

Damián suspiró y se sentó a los pies de la cama de Callie — ¿Te das cuenta de que no tengo idea de lo que estás hablando? —

Ella reaccionó a la cercanía de Damián y lo miró con ojos entristecidos. En un par de minutos le explicó lo del mensaje de Noah y del hecho que no le había contestado y en cambio había llamado a Misha para decírselo. Tuvo que contarle que no hablaba con su mejor amigo y de que se sentía avergonzada por no hacerlo.

—Mmmmm… — Damián necesito de un momento para procesarlo. Sin duda que Misha no le había comentado lo de Ike y ahora todo parecía tener un poco más de sentido, aunque un escalofrío lo recorrió. Recordó todas las cosas que leyó en la hoja de vida de Ike y no le gusto para nada ese sujeto, aunque su pasado se contrarrestaba mucho con su personalidad tan afable que comentaba Misha. Aún así, le dio un poco de pena saber que él era el Ike de Noah, porque significó que sin importar lo que Misha pudiera haber hecho para protegerlo, Noah ya estaba en este mundo junto a él, y siempre creyó que merecía más.

—Exacto. — dijo exasperada Callie por el silencio de Damián —No hay nada que decir, deberían matarlo por imbécil. —

Damián se inclinó un poco hacia ella y le tomó la mano — ¡Ey! — intentó llamar su atención con suavidad —Tranquila. — susurró, pero no parecía tener suficiente efecto sobre ella.

— ¡No puedo! — siseó y se soltó — ¿Es que soy la única que se da cuenta? Noah va caer como un idiota a sus pies otra vez. —

El entrecejo de Damián se arrugó inquieto —Misha está con él ahora… dale un poco de crédito a ambos. — sonrió de lado —Vamos, dime que es lo que te molesta realmente. Dime la verdad. —

La mirada de Callie se derrumbó y sus ojos se llenaron de lágrimas —Él sufrió tanto. — sollozó —Nunca vi a alguien sufrir de la manera que él lo hizo… y yo… — se llevó una mano a la boca mientras las lágrimas caían —Yo no sabía qué hacer para ayudarlo. Él solo me tenía a mí y no era suficiente para que él estuviera bien. —

Damián se acercó y la abrazó con fuerza.

—Noah intentó matarse por su culpa… — se apretó contra Damián —Y lo único que pude hacer para resistir ver a Noah de esa manera fue odiar a ese maldito por haberlo dejado solo. Yo sabía que estaba muerto y que no tenía la culpa porque los accidentes ocurren, pero necesitaba odiarlo para poder despertar cada día y tener fuerzas para sonreírle a Noah y decirle que el dolor se iría algún día. — su voz se fue sosegando lentamente, pero se mantuvo en el hombro de Damián, y éste le daba unos toquecitos en la espalda con cariño.

—Y ahora te enteras que está vivo. — comprendió al fin.

—Y todo el odio que sentí por el recobra más fuerzas que nunca. — se aferró con más fuerza a Damián —Porque estaba vivo y pudo volver, siempre pudo volver a Noah, pero decidió no hacerlo. —

Damián sintió algo recorriéndolo en su interior. Era algo que no había sentido hace mucho tiempo, pero ahí estaba, como si hubiera estado escondido en su interior durante mucho tiempo. ¿Se sentía culpable? Las palabras de Callie le llegaron mucho más de lo que ella pudiera haber creído, pero tuvo las fuerzas necesarias para seguir abrazándola y no salir de ahí como un niño asustado.

—Yo se que debió ser difícil. — susurró —Pero no es tu batalla, es la de Noah. —

Se separo para verlo los ojos. El seguía tan cálido como siempre —Y eso es lo que más rabia y dolor me provoca. Yo conozco a Noah y sé que lo va perdonar. — se sorbió la nariz —Así que él nunca va pagar por lo que hizo. Bastara que le cuente una historia barata de porque no pudo volver, le sonría un par de veces y ¡BUM! Será suyo otra vez. — hizo el sonido de la explosión con su boca.

— ¿Tú crees que será tan fácil? —

Callie asintió —Yo sé que estás pensando en Misha en estos momentos. Ellos dos han llegado mucho más lejos de lo que llegó con Ike, pero… — suspiró dubitativa —Él aún tiene su cadena en su cuello. — le recordó y todo tuvo sentido para Damián. Entendía su punto a la perfección y tenía toda la razón del mundo —Él nunca lo olvido, simplemente se hizo a la idea que no lo volvería a ver otra vez. —

Damián guardó silencio, pensó en Misha y las repercusiones que pudiera tener en él. Quiso ser positivo, porque siempre lo era, ¿Pero que pasaba en ese pequeño espacio oscuro donde los resultados no eran los que él esperaba? Estaría en un terreno completamente desconocido y no quería pensar en cómo sería su amigo si él y Noah terminaban eventualmente por culpa de Ike. Lo único que llegaba a su mente era el caos que eso provocaría. Misha no podría soportarlo.

—Y no es como si Misha me agradara, pero Ike es un cretino y ten la seguridad que no le va importar que Noah tenga novio para intentar ir tras él si es que se lo propone. —

Él ya no tuvo palabras para consolarla. Ike era un mal tipo, era un asesino y el hermano de un hombre igual de malo. Venían de una familia mala. ¿Cómo podría ser que él respetara una relación? Tal vez no fue idea suya que Noah lo viera, pero ahora que ya había sucedido, no le cabía la menor duda de que él no iba a irse por las buenas de sus vidas. Por mucho que quiso que Misha se mantuviera lo más amigablemente posible con él, sabía que eso ya no iba a ser posible y tenía mucho miedo por lo que le pudiera llegar a pasar a Misha en el futuro.

 

Noah revisó por cuarta vez la puerta antes de volver a la cama. Estaba más nervioso de lo habitual. Misha en cambio estaba recostado sobre las sabanas con la mirada perdida en el techo.

—Aun creo que voy a despertar y tú no estarás aquí y me daré cuenta que todo ha sido un sueño. — se mordió el labio y se sentó en la cama cerca de Misha.

Éste lo miró de reojo con las manos en la nuca — ¿Sería malo que fuera un sueño? — preguntó con voz neutra y un poco cansada.

Noah hizo una mueca —Solo la parte en la que tú no estarías aquí. — se agachó y le dio un beso.

La mirada de Misha volvió al techo cuando Noah se apartó. No se movió ni un solo musculo después de eso durante unos minutos.

— ¿Sucede algo? — preguntó Noah.

Misha negó —Solo pienso. —

Noah se movió y se acotó sobre su pecho — ¿En qué? — sintió el corazón de Misha latir acompasado.

—De todo un poco. — quitó uno de sus brazos de su nuca para enredar sus dedos en el cabello sedoso de Noah —En todo el trabajo que tengo que hacer. — su respiración no se altero, pero Noah podía sentir que había algo más.

—Mentiroso. — lo abrazó con fuerza — ¿Estás preocupado por Ike? —

—Tal vez me despida porque salgo con su ex novio. — bromeó y Noah soltó una risita —Las cosas van a cambiar de seguro. — dijo con más seriedad —Pero todo estará bien si tú lo estás. —

Noah restregó su mejilla en la camiseta de Misha —Lo estaré. — prometió —La verdad es que ahora estaba pensando en Callie. Yo le envié un mensaje para contarle y por un momento creí que ella me llamaría o vendría pese a que las cosas no están del todo bien entre nosotros. —

— ¿Están peleados? — eso era nuevo para él.

Noah le contó un poco del espectáculo que armaron en el café de Eugene y no pudo evitar reírse por lo sucedido.

—No es gracioso. — se levantó para mirarlo, pero no pudo fingir molestia y terminó riendo con él.

Misha alargó la mano para acariciar la mejilla de Noah y recorrerla hasta su mentón y luego sus labios —Si te sirve de consuelo, ella me llamó para decirme lo de Ike. — dijo ensimismado en los movimientos de su mano.

— ¿De verdad lo hizo? — atrapó el dedo de Misha con su propia mano y lo miró expectante.

Misha asintió —Debe odiar mucho a Ike. — sonrió con malicia.

Noah le hizo una mueca y besó el dedo de Misha antes de lamerlo. Misha lo atrapó con el otro brazo y lo acercó a él para besarlo.

—Mi mamá está en la otra pieza. — le recordó mordisqueando su labio.

Misha sonrió y en un solo movimiento lo dejó acostado en la cama —Entonces supongo que tendremos que ser muy silenciosos. — volvió a besarlo, recorriéndolo hasta su cuello.

 

Cuando su alarma sonó, lo primero que hizo antes de apagarla fue buscar a tientas, pero su cama estaba vacía.

Callie abrió los ojos que le pesaban una enormidad, pero Damián ya no estaba a su lado. Había una pequeña nota de despedida, pero como siempre, se había ido. Arrugó la nota y la lanzó lejos. Su mañana de paz acababa de terminar cuando los recuerdos de la noche anterior volvieron a ella con voracidad. Ike estaba vivo, y no, no había sido solo un mal sueño. Su cabeza le dolía por haber estado llorando y Damián simplemente se había quedado con ella, acurrucados, acunándola para que recordara que no todo en el mundo era malo. Pero la verdad era que esta mañana estaba incluso más enojada que la noche anterior. Estaba furiosa y necesitaba descargar toda esa rabia, pero con la persona indicada.

Tomó su teléfono y envió un mensaje antes de levantarse. Cuando salió de la ducha tenía un par de llamadas perdidas. No era el nombre que más le gustaba leer en su pantalla, pero no tenía muchas opciones esa mañana.

 

Misha despertó con su teléfono vibrando bajo su almohada. La habitación comenzaba a iluminarse lentamente con unos tímidos rayos de sol que entraban por la ventana. Se movió despacio para rescatar su teléfono antes de erguirse y sentarse en la cama. Noah estaba dormido y suspiraba acompasadamente de vez en cuando. Misha se quedó viéndolo, incluso olvidándose de su teléfono. Le encantaba verlo dormir, porque no importaba que tan malo pudiera haber sido un día, mientras él dormía siempre estaba en paz, su cara lisa y a veces se dibujaba una pequeña sonrisa mientras paseaba por sus sueños.

Echó un vistazo al teléfono y el mal humor lo embargó. Callie, siempre Callie molestando. Pretendía ver a Ike y quería que él la ayudara a lograrlo. Se levantó de la cama y la llamó, pero lo envió al buzón de voz después de un par de pitidos. Se vistió en silencio. No había escuchado salir a Dafne aún de la casa, así que podía asumir que tendría que irse por la ventana como un vulgar ladrón.

No se atrevió a despertar a Noah. Lucía tan plácido y feliz en sus sueños, que no fue capaz de traerlo de vuelta a esta realidad que lo tenía tan angustiado y confundido. Tampoco se acercó lo suficiente como para despedirse, simplemente se regaló unos cuantos segundos ahí en silencio antes de irse por donde mismo había llegado. Afuera hacía un día helado, no había mucho entusiasmo por parte del sol para salir esa mañana. El frío lo recorrió hasta que llegó a su auto a un par de cuadras. Adentro del auto se permitió desmoronarse por un momento. Había mantenido la compostura demasiadas horas por el bien de Noah, pero sabía que todo estaba mal, muy mal.

El teléfono sonó, rompiendo toda esa cadena de ira que comenzaba a crecer en su interior.

— ¿Qué quieres? — le aulló al teléfono.

Callie soltó un gruñido antes de atreverse hablar —Ya sabes lo que quiero, ¿puedes ayudarme o no? —

— ¿Por qué habría de hacerlo? — no podía controlar más tiempo su temperamento.

—Tampoco me agrada la idea de que él vuelva a su vida, así que déjame ayudarte. — respondió condescendiente.

Misha soltó una risita irónica — ¿Qué te hace pensar que necesito tu ayuda? —

—Por esa actitud de mierda a estas horas de la mañana… — supusó —Creo que bastante. — agregó. Misha no contestó, pero podía escuchar su respiración —No te estoy pidiendo nada del otro mundo, solo que me ayudes a ubicarlo. —

Se apretó los labios y frunció el ceño. Sabía que se iba arrepentir de eso en algún momento —Te vuelvo a llamar. — colgó antes de dejarla responder. Marcó el teléfono de Ike, y no tardó en contestar.

— ¿Qué tal Misha? — su voz era serena, igual que cualquier otro día.

Pero él no tenía ánimos para ser amable esa mañana — ¿Dónde estás? — preguntó con frialdad.

Ike meditó un momento —Saliendo de casa. — admitió al tiempo que se sentía una puerta cerrarse — ¿Por qué? ¿Quieres hablar?... Yo lo entendería… — dijo con un deje de nerviosismo la última parte.

—Algo así. — consintió. No tenía por qué saber que no era exactamente con él con quien iba a conversar.

—Podríamos vernos en un rato en el café ese con los muffin deliciosos que está a unas cuadras de la oficina. — le ofreció esperanzado.

Misha rezongó —Genial. Adiós. —

Le envió un mensaje de texto con la dirección a Callie y se olvidó del tema. Si ella quería arriesgar su pellejo juntándose con un tipo como él era su problema, no el suyo.

 

Ike apoyó los codos sobre la mesa y su mentón entre sus manos mientras miraba expectante hacia la nada. La gente pasaba a su alrededor, pero el mundo parecía desconectado de él en ese momento. Sus pensamientos lo consumían por completo hasta que sintió el golpe de un vaso de platico sobre la mesa, a un lado suyo. No rompió su postura, pero su mirada se dirigió hasta el ruido.

La colorina se paró frente a él con una mirada decidida y completamente ofuscada. No había ni un poco de sorpresa o conmoción en sus ojos ni en el resto de su rostro. Parecía una pared impenetrable.

—Tenía la sospecha de que no sería Misha el que aparecería aquí en el café. Sentía curiosidad por saber quién sería. — sonrió Ike y le hizo un ademán para que se sentara con él —Y también sabía que un día me encontrarías… y que sería un momento bastante interesante. — agregó.

Los labios apretados de Callie le indicaban que quería hablar, pero que no sabía por dónde partir.

—Puedes comenzar por el insulto que más te guste. — torció el labio y rompió su postura para llamar al mozo.

— ¿Crees que esto es gracioso? ¿Quién demonios te crees que eres? — enarcó una ceja.

El mozo llegó junto a ellos —Tráeme un expreso. — le echó una mirada a Callie que seguía acuchillándolo con la mirada —Que sea doble… — suspiró.

Ambos la miraron ahora, pero ella negó sin despegar la mirada de Ike, así que el mozo se fue — ¿Qué pretendes, Ike? ¿Esperas que las cosas vuelvan a ser como antes? — hizo una mueca de asco.

Ike cruzó las manos sobre la mesa, no había ni una gota de nervios recorriéndolo —Que él me viera fue solo casualidad, Callie. — confesó con tranquilidad —No estaba en mis planes. Para ustedes yo estaba muerto y no había nada que hiciera que yo quisiera cambiar esa idea en ustedes. —

Pero lejos de calmarla, su mirada iracunda aumento —Eres un maldito egoísta. — levantó la voz — ¿Ni siquiera te pesa en la conciencia lo que hiciste? —

—Callie… —

Ella aleteó —Ahórratelo, porque de todas formas no te creo ni lo que rezas. —

—Tranquila. — dijo conciliador — ¿Para que querías verme, entonces? —

— ¿Ya te viste con él? Estoy segura que él aceptara volver a verte y dejar que le expliques todo, ¿Ya se vieron? — fue precisa y concisa.

Ike levantó una ceja — ¿Por qué no se lo preguntas a él? —

Se sintió atrapada por un segundo, pero su mirada apenas logro turbarse y se recuperó con rapidez —Él no está aquí para preguntarle. — contestó con frialdad.

—No. No hemos tenido la oportunidad de hablar. —

—Y no lo volverás hacer. — sentenció con firmeza —Vas a volver a donde sea que estabas y dejaras que esto no sea más que un horrible recuerdo para Noah. —

Ike seguía tranquilo y eso solo exasperaba más a Callie — ¿Por qué habría de hacer eso si él quiere verme? —

— ¿Desde cuándo te importa lo que él quiere? — fue un golpe bajo, pero necesario —No te importó cuando le pediste a un amigo que lo llamara y le dijera que estabas muerto. No te importó ese día y no te ha importado todos estos años en los cuales no fuiste capaz de dar la cara. —

—Si él está dispuesto a escucharme es porque piensa diferente a ti. — consideró Ike.

—O tal vez no se atreve a mandarte al demonio. — contestó con los labios apretados. No iba a ceder ni un solo centímetro para dejarlo sentirse cómodo otra vez —Tú no sabes todo lo que él vivió. — Ike no dijo nada, simplemente la observó — ¿Dónde demonios estabas cuando todo se caía a pedazos? ¿Dónde estabas cuando él mas te necesitaba? ¿Cuándo lloraba hasta quedarse dormido? ¿Dónde estabas? —

La mirada tranquila de Ike desapareció.

Callie asintió —Así es, borra esa maldita cara de suficiencia, porque eres un egoísta y no te mereces ni cinco minutos con Noah. — el mozo volvió con el café de Ike, pero no tardó en retirarse al escuchar la discusión.

—Ya te dije que es él quien lo decide, Callie. — se entretuvo revolviendo el azúcar en su café —Tal vez sea importante para él escucharme, para poder seguir adelante al fin. — se encogió de hombros.

—Él ya siguió adelante. — le acusó.

Ike la miró de soslayo — ¿Con Misha? — alzó una ceja. Su tono cambio por un segundo. Había un sentimiento oculto en aquellas palabras, curiosidad tal vez.

El labio superior de Callie estaba curvado en un gesto de absoluta arrogancia —Exacto. Él lo hace feliz. —

— ¿No lo odias como me odiabas a mí? — recuperó su tonó pacifico.

Callie alzó la mano empuñada y levantó un dedo —Él aún no finge su propia muerte para dejar a Noah y romperle el corazón. — levantó el segundo dedo —Con respecto a ti, no te odiaba… — pronunció con énfasis la última palabra —Te odio. — le aclaró —Y hagas lo que hagas, jamás podrás recuperar a Noah si es que ese es tu plan porque jamás lo voy a permitir. — se levantó de su silla —Aunque me encantaría ver como Misha te rompe la cara por intentar alejar a Noah de él. —

Ike apoyó su espalda en el respaldo y le sonrió — ¿Ya te vas? ¿Tan pronto? Esto recién comienza a ser interesante. — dio unos sorbos a su café hirviendo.

Ella frunció el ceño —Aléjate de Noah. Es todo lo que tengo para decirte. —

Volvió a tomar café, sin quitarle la mirada de encima — Lo entiendo, pero aún no me has convencido para que lo haga. — respondió con una sonrisa dibujada en los labios.

Nunca le había agradado, siempre había tenido esa actitud pedante, como si se creyera el dueño del mundo. Pero algo había cambiado en él. Ella siempre dudo de su actitud en la vida, siempre se vio muy pacífico y feliz, sobre todo por tener a Noah a su lado, y aunque ella nunca le creyó; ahora ni siquiera se molestaba en fingir, simplemente estaba ahí con esa actitud maldita y esa sonrisa socarrona, como queriendo decirle que no importaba lo que ella hiciera, él iba a ganar esa batalla.

Pero no iba perder esa guerra sin al menos dar la pelea —Si éste es el nuevo tú ni siquiera tendré que preocuparme en que veas a Noah, bastará con que lo mires de la forma en que lo estás haciendo ahora para que él se dé cuenta de que siempre fuiste un fraude. —

Él no respondió.

Callie entornó la vista sobre el hombre de Ike y volvió a fruncir el ceño — ¿Qué haces aquí? —

Misha estaba un poco agitado. Le hizo un gesto con la cara para que se apartara antes de poder hablar —Vete a clases, Callie. — le ordenó y se colocó frente a Ike.

Su altanería no le había parecido nada agradable, pero cuando abrió la boca para protestar, Misha la miró de una forma que nunca antes lo había hecho. No había ni una sola pizca de molestia a su persona. Más bien era simple y pura preocupación. Le dio una última mirada a Ike, quien le sonrió por cortesía y le hizo una mueca para despedirse. Ella solo lo despreció y se fue.

—Creí que seriamos tú y yo. — dijo sin alterarse.

Misha se sentó en el lugar de Callie y se encogió de hombros —Ella parecía muy ilusionada con la idea de verte, solo quise complacerla. — contestó con ironía.

Ike le sonrió — ¿Es nuestro momento para conversar? —

—No tengo nada que hablar contigo. — hizo una señal para que se acercara el mesero —Tráeme un café. — le pidió antes de que lograra llegar a la mesa.

— ¿Estás seguro? Ayer lucías algo alterado. — jugó con su café.

Misha asintió —Lo que tengas que decir, díselo a Noah. Es él quien necesita una explicación, no yo. — dijo displicente.

—Pensé que querrías golpearme como a Dylan. — soltó una risita traviesa.

No podía dejar que Ike fuera un paso delante de él. Nada iba a ganar reprochándole cosas del pasado o amenazándolo con que no se acercara a Noah. Callie no lo había logrado, solo le había dado más fuerzas para actuar como un cretino, así que ¿por qué iba a ser diferente si él lo intentaba? Mantener la distancia con alguien como él podía ser lo mejor, impedir que fuera un pie adelante tuyo o a la par, siempre había que dejarlo con la duda.

—No me siento amenazado con tu presencia. — admitió —Solo me preocupé al notar a Noah afectado, pero él ya está bien, así que yo también. —

Ike meneó la cabeza un poco decepcionado —Genial, ¿entonces no te molesta que él y yo nos veamos para conversar? —

—No. — contestó con insensibilidad —Has lo que creas mejor para ti. — llegó su café y se bebió la mitad de un solo sorbo, esperando que el agua caliente le quemara la garganta y le impidiera hablar todas las cosas que quería decirle realmente.

—Solo quiero que sepas que yo no lo sabía, yo no lo planeé. No esperaba ver a Noah, al menos no así frente a frente. —

No pudo contestar de inmediato, carraspeó para que el calor se fuera —Dile eso a alguien que necesite oírlo. Está todo bien. — se terminó el café y se levantó —Deberíamos estar hablando de trabajo y no de esto. — buscó en su billetera y sacó un par de billetes.

Le costó un par de minutos a Ike cambiar el tema y comenzar hablar como acostumbraba. Era un hombre de negocios por donde se lo mirase y Misha podía notar que se había desencajado con su actitud. Ike vivía de poder predecir la forma de actuar de las personas que lo rodeaban y esta vez había fallado, él se había encargado de que fallara.

—Ayer olvidé decirte algo. — comentó Ike con la mirada pegada en el camino —Fedro quiere que vayamos a un lugar. —

Todo en esa oración le sonó mal. Desde el “olvidé decirte algo” hasta “un lugar”, con mayor énfasis en Fedro. Siempre supo que llegado el momento tendría que meterse de lleno en el trabajo que ellos hacían, estaba dispuesto y totalmente comprometido con su propia causa, el único problema es que el momento no era el adecuado.

— ¿Y eso dónde sería? — preguntó al llegar al edificio donde trabajaban.

Ike le hizo un gesto travieso —Pronto lo sabrás. Iré por las llaves de uno de los autos de Fedro y nos vamos. — le dio una palmadita en el hombro y entró. 

Notas finales:

Bueno, ya se van formando ciertas posturas frente a las nuevas situaciones, habrá que ver para ver el resto de las reacciones!

Espero sus comentarios!


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