Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Almas en Silencio por Amii

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bienvenidos! Disfruten su lectura!

"Puedes querer mucho a alguien, pero nunca puedes querer a nadie tanto como puedes extrañarlo"

 

Era un día gris. El sol no había hecho acto de presencia aquel día, ni con su luz ni con su calor. El viento corría con violencia, haciéndose notar y las nubes amenazaban constantemente con gotas de lluvia. Era un día deprimente y Noah se sentía exactamente igual que ese día. Absorto en sus pensamientos, se había desconectado del mundo.

Callie no había ido en toda la semana a clases. El lunes, cuando llamó para saber de ella, ésta le dijo que necesitaba tiempo para pensar y procesar todo lo ocurrido. Le pidió que no la visitara y que no la llamara, pero prometió comunicarse con él pronto. Era viernes y aún no sabía nada de ella.

Su mirada se perdió en el ventanal de la sala de recepción de la nueva y moderna consulta de Emily. No tenía deseos de estar ahí, pero le había prometido a su mamá hacer el esfuerzo, y confiar en esa mujer.

—Noah. — la secretaria toco su hombro.

—Sí. — se levantó sin decirle nada. Se quito uno de los audífonos y se dirigió a la consulta —Disculpa. — apuntó al audífono.

Ella asintió —No hay problema. — le sonrió.

Emily lo esperaba sentada en uno de los sillones. Tenía un libreta consigo y levantó la mirada en cuando sintió la puerta —Me alegra que decidieras venir otra vez. —

Noah asintió y se sentó de inmediato en su lugar. Aquel día no estaba para rodeos —Perdón por lo que paso la semana pasada. — se echó unos mechones de cabello hacia atrás —Fui muy grosero, pero no fue nada personal. —

Acepto sus disculpas y le sonrió —Estoy acostumbrada. —

Se mordió el labio —Puede que sí, pero yo no acostumbro a ser grosero, por eso necesitaba disculparme. — le aclaró.

Emily se sorprendió de sus palabras —Pareciera que fueras alguien totalmente distinto del que entro a mi consulta el pasado viernes. — admitió.

—Estaba triste, molesto… — bajo la mirada —Porque sentí que George me había abandonado. —

—Veo que ustedes se llevaban muy bien. — se cruzó de manos y se inclinó hacia adelante.

Noah sonrió de lado —Era la única persona en el mundo que conocí todos y cada uno de mis secretos. — dijo, recordando al vejete.

—Realmente siento tu pérdida, Noah. —

—Lo sé, lo sé. — alzó la cabeza —Y solo hay una forma en que pueda confiarle todo a usted, igual como lo hice con él. —

Aquello pareció una desafío para Emily, y eso le encantaba a ella —Dime tu condición. —

—Que prometa no dejarme. — sostuvo su mirada en los ojos de Emily. Ésta se quedo callada sin poder responderle.

—Noah… yo… — balbuceó contrariada.

Él asintió —Es una promesa difícil de cumplir. Todos piensan que la vida no la tienen asegurada como para prometer algo así. —  casi podía leer los pensamientos de Emily —George me lo prometió. Él dijo que no me iba a dejar hasta que yo fuera capaz de dejarlo a él. —

—Pero no lo cumplió. — le recordó.

—O puede que no le dejaran cumplirlo. — sembró la duda en base a las palabras de Norma.

Emily se inquietó — ¿Crees que al doctor… lo…? — no terminó de preguntar.

—No lo sé, no tengo pruebas. — suspiró —Solo el hecho de que George no rompía sus promesas. —

—Es una acusación muy grave. —

—No estoy frente a un policía. Estoy frente a mi psiquíatra, la cual no puede comentar nada de lo que yo he dicho aquí. — se encogió de hombros —Da igual, ¿no cree? — le sonrió con malicia —Lo importante es si puede prometerlo. —

Se vio un poco exasperada —Puedo… tal vez… ofrecerte lo mismo que él. — ssintió levemente —Mis pacientes son importantes para mí, Noah. —

—Está bien. — apoyó su espalda en el sofá y se relajó —Desde este momento le he de confiar mi vida. — sonrió más tranquilo —No me decepcione. —

Emily correspondió la sonrisa y apuntó algo en su libreta —Muy bien, Noah. Espero no decepcionarte. —

—Hay algo más. — la detuvo cuando estaba sacando su expediente —Cada vez que le contaba algo importante a George, algo que él realmente necesitaba saber de mi, él debía contarme algo importante de él. Eran nuestras reglas y la verdad es que me sentiría muy cómodo si pudiéramos recrearlas aquí. —

Se sintió atrapada ante aquella segunda condición. Ella era la psiquiatra, ¿por qué tenía que contarle de su vida a él? —No lo sé… — dudó.

—Es por confianza. Yo se que usted o George no podrían contarle nada a nadie, pero es solo por ética, no es porque realmente no puedan hacerlo… —

—Era un trueque. — asintió —Entiendo. Mientras él no contaba nada de ti, tú no contabas nada de él. —

Noah asintió —Exacto. No es algo tan difícil. Y es solo por precaución, porque mi mamá intentará que usted hable. —

—Pero no le diré nada… —

—Entonces cuénteme algo de usted y hacemos el trato. —

—Está bien Noah. Cada vez que considere que haya algo importante que decir, te contaré algo de mi vida. — dijo, mientras sacaba por fin el expediente de Noah.

—Entonces le recomiendo que empiece a recordar detalles de su vida, por aquí hay mucho que contar. —

—Estaré preparada. — leyó los apuntes que ella había hecho a la primera página del historial de Noah —Podríamos empezar hoy por contextualizar tu primera etapa con el doctor. —

—Está bien. — se recostó en su sofá y miró al techo —Llegue a ver a George a los 14 años, cuando mamá nos trajo de regreso a Atenas. —

— ¿Dónde vivieron antes? — tomaba nota de todo lo que Noah hacia y decía.

—Vivimos hasta que cumplí cuatro años aquí. Luego nos fuimos a vivir a Santorini, con mis abuelos paternos. —

— ¿Por qué se fueron allá? — se cruzó de piernas mientras aguardaba.

—Mi padre murió cuando tenía cuatro. Mi mamá no trabaja en ese entonces y no tenía como mantenernos. Mis abuelos se ofrecieron a recibirnos, para cuidar de nosotros mientras mamá trabajaba. — le explicó —Mi hermano, Teo, aun no nacía cuando papá murió. — dijo con pesar aquello —Bueno… nació al siguiente día, después que mamá se enterara que papá había muerto. —

— ¿Cómo falleció tu padre? — aquello no estaba en la ficha, o al menos no de forma visible, porque aquellos papeles estaban llenos de rayones. Probablemente de información que George había decidido no compartir con nadie más.

Noah soltó un suspiro —Creo que es hora de que usted me cuente algo si es que quiere saber que le paso a mi papá. —

Ahí ella comprendió que cada rayón en el historial significaría una historia nueva para Noah — ¿Te gustaría preguntar algo a ti? —

— ¿Ha perdido a alguien importante en su vida? —

Emily se quedó callada, meditando. No serían preguntas fáciles para ella, y lo entendía hasta cierto punto, porque ella le estaba pidiendo a Noah exactamente lo mismo —Cuando era pequeña tuve un amigo. Era mi mejor amigo en el mundo entero. — sonrió llena de recuerdos —Supongo que él también fue mi primer amor. — concedió ante la atenta mirada de Noah —Pero él tenía que irse. Su familia se mudaba y era muy difícil que lo pudiera volver a ver, porque se iban a vivir a una isla distinta de la que vivíamos. — los recuerdos la empezaron a remecer —Él me prometió que un día volvería por mí, y yo le creí. Pero tuvieron un accidente el día de su viaje. Sus padres murieron y nunca supimos que paso con él. —

— ¿No murió? — preguntó interesado.

—Al parecer no, pero mis papás nunca pudieron dar con su paradero. — admitió con pena —Lo buscaron por todas partes, pero él siempre fue un paso adelante y fue imposible encontrarlo de haber estado vivo. —

—Tal vez no quería ser encontrado. — se encogió de hombros.

—Solo era un niño pequeño que acaba de quedar huérfano. Debió haber estado muy asustado. — suspiró.

—Gran historia. — Concedió y guardó silencio un buen rato —La historia de la muerte de mi papá solo la conocía George y yo, y bueno el oficial Giorgatos, pero éste llegó tarde así en realidad nunca supo lo que paso. — dijo más retraído.

—Parece que sueles divagar un poco cuando estas ansioso. — dijo calmándolo.

—Usted tiene que mantener este secreto. Mamá nunca quiso saberlo, y creo que es mejor que nunca lo sepa. — sus recuerdos comenzaron a retroceder hasta ese día —Todo sucedió una mañana cualquiera, de un día cualquiera, en un lugar cualquiera… —

 

— ¡Papá! — gritó el pequeño emocionado al poder ver aquel lugar que tanto le gustaba. Incluso sentía que el mar se veía más bello en aquella playa, la cual se había vuelto como un escondite secreto que solo ellos conocían, un lugar que ni siquiera Dafne tenía el placer de conocer —Habías dicho que no vendríamos. — rió dichoso corriendo por la arena, dejando que esta se metiera entre los dedos de sus pies.

— ¿Cómo no íbamos a venir? — dijo feliz de ver tan contento a su hijo, el cual había dormido todo el camino hacia ese lugar entre sus brazos, así que no tuvo la menor idea de a donde se dirigían hasta ahora que despertaba.

— ¡Vamos a bañarnos! — Pidió Noah mientras seguía corriendo con vehemencia por el lugar —Por favor, por favor. — rogó ante la mirada indecisa de su padre.

—Está un poco helado, si te resfrías tu madre me va matar. — negó sutilmente.

—Por favor — Dijo con insistencia haciendo un puchero —Solo un ratito. — una sonrisa cómplice se dibujó en los labios del niño y Leandro no pudo decir que no. El pequeño rubio se apresuró a quitarse la ropa que sobraba para quedarse solo con su bañador y corrió hasta el mar.

— ¡Noah! — Gritó su padre para intentar detenerlo —Espérame. — dijo inútilmente porque Noah ya estaba con los pies en el agua.

—Date prisa. — dijo el niño alzando una de sus manos para que se diera prisa.

Leandro armo el quitasol antes de alcanzarlo, aunque no le quito la vista de encima ni un solo segundo. Cuando dejo su bolso bajo la sombra, el teléfono comenzó a sonar, pero no lo busco sin antes cerciorarse que Noah estuviera bien, como aún seguía en la orilla salpicando un poco de agua lo busco tranquilamente, era su esposa —Amor. — dijo con inocencia al atender.

—Te fuiste sin avisar. — Gruñó la mujer del otro lado de la línea — ¿Qué se supone que haga aquí sola? — su voz sonó triste al decirlo.

—Cariño, es que tú sabes, no puedo no traer a Noah a la playa, es como nuestro pequeño ritual. — intento excusarse con candidez.

— ¿Y que se supone que haga aquí sola con tus padres? — preguntó ella.

—Pasar un divertido rato a su lado. — se burló Leandro ante la mala relación que tenía ella con sus ancianos padres.

—No es gracioso. — Se quejó agriamente —Vuelve pronto que ya los extraños, y el bebé también. — su voz se tranquilizó al hablar del niño que llevaba en su vientre y que pronto iba a nacer.

—Volveremos pronto, no te preocupes. Solo dejare que Noah salga del empacho de la playa y regresamos. — dijo jocosamente. Leandro alzó la vista por un segundo para volver a revisar a Noah y fue ahí cuando todo su mundo se vino abajo, no lo veía por ninguna parte. Guardo silencio y miro con desesperación hacia todas partes y no había rastro del pequeño.

— ¿Leandro? — intentó llamarlo preocupada la mujer al sentir la respiración agitada del hombre — ¿Amor? — intentó de nuevo, pero nadie respondió.

El hombre soltó el aparato con pavor y corrió con desesperación hasta el mar, había visto una de las manitos de su hijo intentando luchar por salir a flote. Corrió con tal desesperación que creyó que el camino seria eterno, no lograba llegar nunca a la orilla y en cuanto lo hizo saltó como un pez en el agua en busca de su retoño. Nadó y nadó, pero Noah había sido llevado bastantes metros mar adentro. Cuando por fin creyó que había llegado al lugar en que lo había visto, éste ya no estaba. Se hundió una y otra vez pero el niño no aparecía.

—Papá. — logró oír un leve llamado entre el ruido del mar que se azotaba en la orilla con fuerza, No sabía en qué momento la marea se había vuelto tan salvaje.

— ¡Noah! — bramó dejando entrar agua por su boca. Intentaba verlo, miraba en todas direcciones, aun así, el niño no emergía.

Creyó que su corazón iba a salirse de su cuerpo por la violencia con la que latía, no podía ser posible que su hijo se estuviera ahogando en sus narices y el sin poder hacer nada. Pasó una de sus manos por su cara intentando darse ánimos, no era momento para darse por vencido, debía encontrarlo. De pronto, un pequeño aleteo lo alerto tras él, se volteó y ahí pudo divisar a su hijo a unos escasos metros, nado hacia él y tuvo que sumergirse una vez más ya que acababa de hundirse. Al momento en que lo tomo del torso sintió que la vida regresaba a su cuerpo y lo saco del agua para que pudiese respirar.

Noah había aprendido a nadar hace tiempo, pero la marea estaba tan violenta que una ola debió habérselo llevado atontándolo, impidiéndole nadar correctamente, pero en ningún momento dejo de luchar, de haberlo hecho, probablemente ya se hubiese ahogado. Leandro lo abrazó y el niño descanso su cabeza en el hombro de su padre para poder calmar su respiración agitada. El mar los mecía constantemente mientras se abrazaban dulcemente.

—Creí que te perdía. — le susurró a su pequeño. El niño rió bajito tomándose con humor lo ocurrido —Nunca me vuelvas hacer esto. — rogó asustado aun.

La calma les duro poco ya que una gran ola amenazó con separarlos. Leandro sostuvo con fuerza a Noah de la cintura para que no se hundiera con las olas aunque le costaba más trabajo mantenerse a flote con él niño encima. En el momento que lo vio más reposado y respirando con más normalidad se atrevió a soltarlo, pero manteniéndolo siempre cerca de él.

— ¿Puedes flotar? — consultó esperando que lo pudiera hacer solo por un momento.

—Sí. — contestó tragando un poco de agua.

—Te acercare lo más que pueda a la orilla y tendrás que salir solito. Probablemente me hunda por un momento al hacerlo, pero por ningún motivo regreses al agua. — ordenó con dificultad por el constante movimiento y el ataque de las olas.

Noah no estaba muy seguro de lo que iba a pasar pero asintió confiado en que su padre iba a solucionar el problema. Leandro utilizo sus últimas energías para darle un poco de impulso al pequeño rubio cuando las olas les favorecían y rompían más a la orilla, además se preocupaba de hundirlo cuando éstas rompían donde ellos se encontraban. Ya cerca de la orilla, una ola bastante grande amenazaba con romper cerca de ellos prometiéndoles regresar mar adentro, pero Leandro nado lo más rápido que pudo para que ésta en lugar de ser su perdición, fuera la salida de su hijo de aquella playa que se estaba convirtiendo en su pesadilla.

Cuando la ola estuvo lo suficientemente cerca impulsó al niño por los pies para que lograra llegar más allá de donde la ola iba a romper para que lo sacara a la playa, pero aquella jugada le costó caro, ésta misma lo sumergió a él haciéndolo chocar con una roca cercana a la orilla.

Noah salió con dificultad del mar, corrió hasta la arena seca y se tendió completamente asustado, su cuerpo no paraba de tiritar producto del frio, el pánico que lo envolvía después de haber estado al filo de la muerte. Al comenzar a calmarse se alzó quedando sentado en la arena para poder buscar a su padre con la mirada, esperaba verlo a algunos metros de él, pero no había nadie, su papá no había salido del agua. Lo buscó inútilmente en el agua, pero no había rastros de él. La marea parecía haberse calmado un poco y ni así apareció su padre. Se quedó ahí inmóvil esperando que él saliera, sabía que en algún momento lo haría, pero Leandro jamás volvió a salir del agua.

El tiempo comenzó a transcurrir mas lento para el niño. No quitó la vista del océano y con cada segundo que pasaba su mirada se iba entristeciendo más. Toda la vitalidad que reflejaban por la mañana se había perdido para siempre, la tristeza lo enmudeció. Sus ojos se pusieron vidriosos, pero se negó a llorar, limpió su cara con su brazo, su padre no estaba muerto, así que no debía llorar o al menos eso quería creer él.

El frió comenzó a calarle en lo más profundo pero ni siquiera así quitó su vista del mar. Imaginaba a su padre saliendo aquellas oscuras aguas, pero solo debía pestañar para regresar a la realidad donde se encontraba totalmente perdido, sin saber qué hacer. Su cuerpo tiritaba con violencia, su corazón latía estrepitosamente por el frio, y ni así se movía un poco si quiera para buscar abrigo. Así se quedó largas horas, esperando lo que nunca iba a regresar a él, su padre.

 

— ¡Hey niño! — intentó llamar la atención un hombre desde lejos, parecía ser un guardia por la ropa que usaba, pero Noah no logro escucharlo. El sujeto se adentro a la playa dejando su bicicleta aparcada en la calle con la que parecía recorrer el sector escasamente poblado —Muchacho. — intentó de más cerca mientras seguía acercándose, aun así, no obtuvo respuesta — ¿Estás solo aquí? — preguntó mirando alrededor en busca de la compañía del niño, seguía sin poder escuchar la voz de Noah — ¿Y tus padres? — se puso en cuclillas para examinar que el niño estuviera bien. Tenía la vista perdida en el mar. Parecía que ni siquiera había notado su presencia a pesar de estar frente a él — ¿Estás herido? — tocó la mejilla del pequeño, estaba gélido. Se apresuró a quitarse su chaqueta y lo envolvió en ella. Miró una vez más alrededor, pero no parecía haber nadie cerca. Sacó una pequeña radio de su cinturón y buscó frecuencia —Soy el policía Giorgatos, me encuentro en la playa noroeste de la zona agreste. — informó presionando un botón.

—Informe oficial Giorgatos. — la voz de una mujer se escuchó con un poco de interferencia.

—Transitaba por la zona y encontré a un niño solo en la playa. Parece retraído y no se ve gente cerca de él. Al parecer tiene principios de hipotermia. — habló fuerte y claro para ser oído.

— ¿Está seguro que el niño se encuentra solo? — consultó la mujer siguiendo los procedimientos.

—Por el estado del niño parece que lleva varias horas solo. — respondió seguro.

—Quédese en el lugar. Enviaremos ayuda. — la frecuencia se cortó cuando la mujer dio el informe final y el oficial regreso la radio a su lugar.

—Estarás bien, pequeño. — intentó infundirle valor —Ahora estas a salvo. — lo cogió en brazos con cierta inseguridad por como reaccionaria Noah, pero no opuso resistencia. El policía frotó un poco la espalda del niño para transmitirle un poco de calor y éste escondió su cabeza en el pecho del hombre. Caminó con el niño hasta donde estaban las cosas que su padre había dejado antes de ir por él. Lo regreso al suelo sobre una toalla y con otra que encontró lo cubrió para arroparlo un poco más. Reviso en el bolso buscando algún indicio que le dijera quien era el pequeño y quienes eran sus padres, además de saber cómo localizarlos. Entre remover unas cuantas cosas dio con la billetera de Leandro, la abrió y vio la identificación de éste — ¿Es tu padre? — le mostro la billetera. Pese a que el niño miró lo que le indicaban, no dijo nada —Necesito que me digas para poder llevarte con él. — pidió de buenas maneras.

Los ojitos de Noah se llenaron de lágrimas y miró nuevamente al mar. Jamás podría llevarlo de regreso con su papá —Sí. — asintió con la voz quebrada.

— ¿Podrías decirme que ocurrió? — preguntó al ver que el pequeño cooperaba, pero no podía esperar mucho de un niño tan pequeño. Noah se negó hablar del tema.

El oficial continuó buscando algo más que pudiera servirle, sin embargo, no encontró nada. Lo único que podía servirle en ese momento era el teléfono que tiro Leandro hace horas atrás, pero jamás lo vería bajo el cuerpo de Noah.

—Todo estará bien, no te preocupes. — resopló nervioso. En sus años de servicio, jamás le había tocado tratar con alguien tan pequeño —Te lo prometo. — susurró mirándolo con cierta pena por cómo se encontraba. Sabía que fuese lo que fuese que le hubiese pasado, debía ser algo muy grande para que estuviera así.

Una brisa lo hizo cambiar su mirada hacia el mar y al comprender lo que el niño miraba con tanto ahínco, solo pudo pedir que no hubiese ocurrido lo que más se temía, esperaba de todo corazón que no tuviera que llamar a las fuerzas costeras porque el niño jamás se repondría de algo así.

El sonido de sirenas acercándose al lugar es l último recuerdo que tiene Noah del día en que perdió a su padre, su último recuerdo antes de tener que convertirse en adulto a sus exiguos cuatro años de vida.

 

—Eras muy pequeño cuando la vida comenzó a atormentarte. — otorgó Emily cuando Noah había acabado. Había logrado apreciar aquella angustia que debió sentir Noah de tan pequeño, además de cargar con una culpa tan grande. Noah no le contestó nada. Tenía su mirada perdida —Podemos seguir la próxima semana con esto si lo deseas. — dijo mirando el reloj en su muñeca. No deseaba presionarlo mucho.

—Estoy bien. Ya se lo había contado a George. — se movió en el sillón y se sentó —Después de su muerte mamá tuvo a Teo y yo no la pude ver por varios días porque el parto se complico. — se mordió un lado de su labio inferior —Me tuve que quedar con mis abuelos, porque eran lo único que me iban quedando en el mundo. Pero ellos ya me odiaban. En cuanto el oficial me llevo a casa y ellos abrieron la puerta, pude ver en sus ojos que me culpaban por la muerte de mi papá y jamás me lo iban a perdonar. — Suspiró —Aun así me tuve que quedar con ellos hasta poder ver a mi mamá. —

— ¿No tenías más familia? —

—Tengo un tío por parte de mi mamá, pero vive en Luxemburgo. Para cuando se entero, yo ya estaba con mamá y Teo en Atenas haciendo las maletas para irnos definitivamente a Santorini con nuestros abuelos. Le ofreció acogernos, pero él comenzaba a formar una familia así que a mi mamá no le pareció correcto aceptar. — suspiró.

— ¿Y cómo fue ese tiempo con tus abuelos? Digo, antes de poder ver a tu mamá. — estaba intrigada.

—Me encerraron en mi cuarto y solo lo abrían para darme comida, no querían verme. Y la verdad es que no los culpaba, yo tampoco deseaba verme. — su voz sonaba triste —Me quede con mi traje de baño y la chaqueta que me puso el oficial por días. Yo era tan pequeño, y estaba tan golpeado por lo sucedido que simplemente me quede en un rincón de ese cuarto esperando que mamá fuera por mí. Ella era mi última esperanza. —

Emily bajo la mirada. No podía creer que le estuviera pasando eso. Se llevó una de sus manos a su mejilla y sintió la humedad producto de una lágrima que se le escapó. Se quedó con la mirada fija en sus papeles para que Noah no la viera. Volvió a releer lo que el doctor había escrito, pero no había nada de eso. Solo datos técnicos — ¿Y cuando pudiste verla? —

—Mi abuela me sacó de la habitación el día que a mamá le darían el alta. Pensaba volver de inmediato a Atenas para ir por nuestras cosas, así que me tuvieron que llevar al hospital para irme con ella. — meditó un momento —Creo que fue uno de los vecinos de mis abuelos el que me llevo hasta allá. Ellos no quisieron ir conmigo. —

—Por Dios… — ladeó la cabeza y miró a Noah de nuevo, pero éste no la estaba mirando.

—Lo que recuerdo en el hospital no es mucho en realidad. Yo solo quería ver a mi mamá, y que me abrazara. Que me dijera que todo estaría bien, que no era mi culpa y que papá volvería pronto. Que todo era solo un mal entendido. — dijo —Era un sentimiento de ansiedad muy grande el que sentí en ese momento. Y cuando por fin pude ver a mamá y ella me vio, simplemente aparto la mirada. Ella también me odiaba y me culpaba por lo que había pasado. —

No daba crédito a lo que escuchaba —Eras un pequeño niño, Noah. — le recordó, creyendo que de alguna forma la historia cambiaría en algo por eso.

—Me volví su sombra desde entonces, porque atrás de ella era la única forma en que no la molestaba. El no tener que verme la hacía sentir mejor, pero como sabía que debía cuidar de mi, toleraba que estuviera rondándola siempre. Aunque lo que más recuerdo de todo eso es que nunca recibí mi abrazo. —

—No me imagino a tu madre así. Ella vino muy preocupada hablar conmigo para que te atendiera. —

—Ella cambio mucho después. Lamentablemente tuvo que pasar algo entremedio, pero lo importante es que la recupere. —

— ¿Y no sientes rencor hacia ninguno de ellos? — se volvió a poner seria y recupero su compostura. Pero estaba golpeada por los hechos que le había contado Noah.  

Lo pensó un momento antes de mover la cabeza —No. Digo, mis abuelos están muertos así que no tendría ningún sentido mantener algún tipo de rencor hacia ellos. Y con mamá somos sobrevivientes a un duro golpe. No podría culparla, sería como que ella aun me culpara a mi por lo que le paso a mi papá. —

— ¿Nunca te sentiste culpable? — mordió su lápiz expectante.

Noah se llevó una de las manos a la muñeca de la otra mano y se levantó la chaqueta. Tenía unas marcas en su brazo que seguían a lo largo de éste. Luego le mostro el otro, y era el mismo asunto —Por esto es que Dafne decidió llevarme con George. —

—Intentaste suicidarte. — dijo buscando eso en el historial, pero no estaba.

—Sí, pero los motivos involucran otros hechos. — miró el reloj sobre la pared que estaba tras Emily —Y para que se los cuente tendrá que contarme otra historia, así que no alcanzará el tiempo. —

Emily accedió. Miró su reloj en su muñeca y lo dejo irse —El próximo viernes a la misma hora. — le pidió.

—Aquí estaré. — hizo un ademán con su mano y se fue.

Respiró profundamente cuando salió del edificio y se apoyó en éste. No había sido fácil recordar tantos momentos horribles en tan poco tiempo. Cuando le tuvo que contar a George fue una batalla interminable. Pasaban días, semanas y hasta meses que no era capaz de contarle nada nuevo y con ella había sido tan fácil contarle tantas cosas —Papá… — su mirada se entristeció —Perdóname por no hablarle a la gente de ti… yo… aún no puedo. — suspiró.

La sonrisa que se había dibujado en su rostro cuando entro a la consulta se borro. Volvió a ponerse la música en sus oídos y volvió a desconectarse del mundo. Le había prometido a su mamá ser más gentil, pero no había prometido ser más feliz. Él no podía, no tenía derecho a serlo. Nunca más. Pero si quería irse de ahí, nadie podía volver a enterarse de eso.

Notas finales:

Gracias por leer! Cariños!

Hasta la otra semana!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).