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Almas en Silencio por Amii

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Notas del capitulo:

Hola!!! Esto al fin comienza a ponerse interesante! Espero que lo disfruten :D!

 “Todo se reduce a la última persona en la que piensas por la noche. Ahí es donde está tu corazón…”

 

La noche más larga de su vida. Así describiría el terrible insomnio que sufrió por culpa de su hermano. Hubiera querido salir y encarar a tantas personas, pero le había prometido a Teo no decirle nada a nadie. Tenía que guardar su secreto para que Dafne no lo regañara. Sabía que eso era lo de menos en una situación como esa, pero él era pequeño y era importante que su hermano le guardara aquella confidencia.

Lo único bueno era que Teo le había dejado conservar la fotografía, y durante toda la noche no había pegado un ojo mirándola, sin dar crédito a lo que ahí estaba plasmado, porque además de aquel fugaz recuerdo que había tenido en cuanto la vio, Misha no era más que un tipo que había conocido hace como una semana, ¿cómo era posible que fuera algo más y él no fuera capaz de recordarlo? No entendía nada. Se estaba ahogando en un mar de confusiones.

Pero incluso, ¿por qué Misha no le dijo nada? ¿por qué prefirió actuar como si no se hubieran conocido antes? Algo le estaban ocultando todos, podía sentirlo en su pecho apretado, lleno de angustia y confusión.

Eludió a Dafne aquella mañana. Sabía que se deleitaría al ver su rostro destruido por el insomnio, pero también sabía que se iba a preocupar mucho. Desde que había tenido su accidente ella se preocupaba demasiado, incluso cuando le dolía un dedo ella estaba dispuesta a llevarlo a emergencias para asegurarse que no fuera mortal.

Caminó por las calles sin prestar mucha atención. No era capaz de concentrarse en lo que lo rodeaba mientras intentaba con todas sus fuerzas tratar de recordar cosas que simplemente se había borrado de su recuerdo.

Casi llegando a la escuela sintió un ligero empujón en sus caderas. Pudo adivinar de quien se trataba incluso antes de que le hablara —Hola. — le susurró casi al oído.

Noah levantó la vista e intentó sonreírle —Hola, Callie. — dijo escuetamente.

No pudo engañarla ni por un segundo. Arqueó una ceja y lo obligó a detenerse — ¿Qué te ocurrió? ¿Te paso un camión por la cara? — se burló, aunque sus ojos denotaban preocupación.

Noah hizo una mueca —Lo bueno es que parece que ya no me odias tanto. — desde su pequeña fiesta con Paul, Callie no perdía oportunidad para recordarle lo muy dolida que estaba con él por haber hecho una fiesta sin avisarle.

Callie resopló —Corta ese rollo, Noah. — le dio otro empujón —Te merecías mi enojo y el castigo de tu mamá. —

Éste asintió —Pero no entiendo porque te enfadas tanto. — la miró de reojo — ¿Es porque no te invite? —

—No hubiera ido de saber dónde estaba tu mamá en esos momentos. — se encogió de hombros —De hecho, no te hubiera dejado organizar nada con Paul. — dijo de mala gana el nombre de su amigo.

—No te enfades con él. — le rogó —Él no me obligo hacer nada. Las cosas solo se dieron. — se encogió de hombros —Tampoco es del otro mundo. —

Callie resopló y meneó la cabeza. No podía dejarlo pasar por más tiempo —Noah… — dijo con voz seria —Tu mamá estaba en el funeral de su hermano. Yo sé que estaba muy lejos de casa, pero merecía respeto. No era momento de celebrar. — pocas veces hablaba con tanta seriedad, y eso estremeció a Noah.

Sin embargo, no podía evitar que aquel sentimiento de tranquilidad que lo embargó cuando se enteró que había muerto su tío, lo abandonara tan pronto —Perdona por importarme tan poco. — dijo un poco cansado de los sermones de ambas.

—Estas actuando como un crio. — le advirtió enfurruñada.

Noah resopló y se disculpó con la mirada. Echó un vistazo a sus alrededores antes de tomar a Callie del brazo — ¿Si te cuento algo, prometes no decírselo a nadie? — la miró ilusionado.

Callie enarcó una ceja — ¿A quién podría contárselo? ¿A mi mamá o a mi papá? — preguntó con ironía.

Él meneó la cabeza —A Dafne. —

Sus palabras parecieron herirla un poco — ¿No confías en mí? — preguntó con el ceño fruncido.

Noah se tardó más de lo habitual en contestar —No, no es eso. — dijo. Pero la verdad es que estaba confundido, sobre todo porque ella tampoco le había mencionado a Misha y Teo le aseguró que ella también lo conocía —Lo entenderás cuando te lo cuente. —

La obligó a caminar en dirección contraria al colegio. Callie no dudo mucho en seguirlo. Si había algo que le gustaba en la vida, era saltarse las clases. Además, la curiosidad era su peor defecto y saber lo que Noah tenía que contarle se había vuelto una necesidad.

Por el frío de la mañana, decidieron por un café para no morir congelados mientras conversaban. Eligieron un café al que nunca habían ido, o al menos eso creía Noah. Aunque apenas dio el primer paso adentro del local, sintió una sensación extraña. No le dio mucha importancia, pero observó el lugar creyendo que así podría recordar alguna cosa. Algo en su interior le decía que estuviera atento.

Noah se sentó en una de las mesas junto a un ventanal que daba a un patio interior que tenía unas cuantas mesas más bajo un gran toldo blanco por la lluvia de los últimos días. Había una pequeña pileta al medio. Parecía un lugar mágico, escondido en medio de la ciudad. Había un árbol en una de las esquinas, y flores por todo alrededor. Era realmente muy lindo. Noah incluso pudo imaginarlo en primavera, lleno de flores de todos colores.

Se perdió por un momento en sus pensamientos hasta que notó que Callie seguía de pie frente a él.

—Habla, Noah. — dijo un poco enfadada cuando notó que tenía su atención otra vez.

Noah le apuntó el asiento —Lo necesitarás. — le aconsejó relajado. Tomó el menú y le dio un vistazo.

—Deja de darle tantas vueltas al asunto, comienzas a preocuparme. — se sentó y estiró sus manos hasta las de Noah, apartó el menú y estrechó sus manos.

Se sintió observado por un momento y bajó la mirada —Sé que no estuvo bien lo que hice, Callie. — comenzó con tranquilidad —Y espero algún día mi mamá me perdone por no haber respetado su dolor como ella hubiese esperado que lo hiciera. — agregó un poco más inseguro —Pero la verdad es que no estaba celebrando ni mucho menos. Solo estaba pasando el rato con Paul. — le explicó.

— ¿Y no pensaste en tu mamá? ¿En lo que la lastimaría enterarse que hiciste una fiesta mientras ella sufría una tremenda perdida? — preguntó contrariada.

Noah asintió —Lo pensé, pero todo se fue de mis manos. De pronto la casa estaba llena de gente y no supe cómo llegó a suceder. — reconoció —Además, no me encontraba en todos mis sentidos en ese momento. —

— ¿Estabas ebrio? — arqueó una ceja. Noah negó — ¿Drogado? — volvió a negar.

—Callie… — le apretó la mano para que lo dejara hablar. Ella se calló

Una mujer de mediana edad, alta y delgada se paró junto a ellos. Noah volvió a cerrar la boca en cuanto la sintió a su lado y levantó la vista hacia ella. La mujer miraba con una sonrisa sus manos unidas —Buenos días. — se dirigió a Noah — ¿Qué les puedo servir? —

Callie apartó la mirada y soltó las manos de Noah para esconderlas bajo la mesa.

Noah observó por más del tiempo normal a la mujer. Sus sentidos estaban atentos, pero apartó a mirada cuando ella se dirigió a Callie.

—Solo unos cafés. — interrumpió Callie con voz más tosca.

La mujer no anotó nada en su libreta y se retiró con la misma sonrisa encantadora con la que los había saludado, sin importar el tono grosero con el que había hablado Callie.

—No tenías que hablarle así. — la regañó Noah. Callie puso los ojos en blanco y se quedó mirándolo con seriedad. Había algo que no le estaba diciendo.

—Nos interrumpió justo en el momento que me dirías que es lo que sucede. — se excusó, aunque Noah no le creyó ni por un segundo — ¿Qué es lo que me ibas a decir? — intentó retomar la conversación.

 

Noah suspiró en intentó recordar en donde había quedado —No estaba ni borracho ni drogado la otra noche. — le explicó a Callie — Es solo que cuando me enteré que mi tío se había muerto, me embargaron muchos sentimientos y la verdad es que cuando vi a Paul aún no estaba del todo controlado por lo sucedido. —

—No entiendo. — admitió escuetamente.

Noah se aclaró la garganta antes de decirlo —Mi tío fue la razón por la cual mi mamá decidió que nos viniéramos a vivir a Atenas. —

La mirada de Callie se volvió confusa y frunció el ceño con curiosidad. Se acercó a la mesa hasta apoyar los brazos en ésta —Él no vivía en Santorini. — dijo enredada.

Noah meneó la cabeza —No, no vivía ahí. — corroboró —Pero mi mamá creyó que había sido mi abuelo. — volvió a bajar la mirada.

Volvió a coger la mano de Noah y la apretó con fuerza — ¿Qué creyó que había hecho tu abuelo? — algo en su interior estaba advirtiéndole lo que Noah estaba a punto de contarle, pero de alguna forma macabra, necesitaba que él lo dijera para que no quedaran dudas de eso.

—Dafne creía que mi abuelo abusaba de mí. — dijo en un hilo de voz. Callie casi no pudo oírlo, pero le basto poder leer sus labios para confirmarlo.

Ésta le soltó la mano y se llevó la mano a la boca mientras su mentón le temblaba —Y era tu tío el que lo hacía. — terminó por sacar sus propias conclusiones. Noah solamente asintió —Dios… — masculló —Noah… — murmuró — ¿Nunca se lo aclaraste a tu mamá? — cuestionó.

Parecía realmente desecho por el simple hecho de haberle tenido que contar su secreto —Ella nunca me lo preguntó directamente. Yo solo sospecho que ella lo sabe y que culpo a mi abuelo de eso. — le contó aun con la vista en la mesa.

— ¿Por qué no me lo dijiste? — preguntó un poco herida.

Noah al fin levanto la vista y vio en los ojos de Callie pena, angustia; pero, sobre todo, veía lastima hacia él por lo que acababa de contarle.

—Porque no quería que me vieras con esa mirada. — volvió a bajar la vista —Demasiada gente me ha mirado con pena. No necesitaba que tú también lo hicieras. —

—Noah… — su voz estaba quebrada debido al impacto de la noticia.

—No sientas pena por mí. — le rogó —No tú. —

Callie asintió —Perdóname por haber sido una pésima amiga y haberte jodido tanto con el tema de la fiesta. —

Noah asintió —Esta bien, pero por favor no volvamos a hablar de esto, ¿está bien? — rogó y Callie alcanzó a asentir antes que la mujer apareciera con sus cafés.

La mirada hostil regresó a la cara de Callie, quien apartó la mirada cuando dejó los cafés.

— ¿Puedo ofrecerles algo más? — preguntó con descomedida amabilidad.

Noah miró el menú y luego a Callie — ¿Quieres comer algo? — ella negó y cogió su café — ¿Segura? — ella volvió asentir. Noah le sonrió a la mujer —Estamos bien, gracias. —

—Disfruten su café. — y volvió a marcharse.

— ¿No te gusta este lugar o qué? — la miró confundido.

Callie le dio un sorbo a su café y tardó un poco en responder —No me siento preparada para hablar de eso hoy. — se excusó —Demasiada información por un día. — escondió su mirada tras su taza de café. Noah decidió no presionarla. 

Para el medio día Callie se despidió de Noah excusándose que tenía cosas que hacer y que él no podía acompañarla. Así que la acompañó hasta la parada de buses que ella necesita.

La vio partir mientras pensaba si había sido realmente una buena idea haberle contado sobre su tío Gabriel, sobre todo ahora, que Teo le había contado el secreto que todos parecían empeñados en esconderle. Pero sabía que si había alguien que podía ayudarle con ese tema era ella, no le cabía duda al respecto. El único problema era que no entendía porque ella, particularmente, no le había contado sobre Misha.

Dejó volar su imaginación mientras caminaba sin un rumbo fijo. Las posibilidades podrían ser muchas, pero conclusiones no tantas. Y la única a la que pudo llegar fue que él y Misha realmente hubieran tenido una relación, pero que ellos hubiesen terminado antes de su accidente y que Dafne había considerado mejor no recordarle nada sobre eso para evitarle el dolor de volver a pasar por una ruptura.

Sin embargo, algo no le cuadraba y aquello tenía directa relación con haberse encontrado con Misha nuevamente y que éste actuara como si no lo conociera. ¿Qué era lo que no estaba viendo en la situación? ¿Misha intentaba aprovecharse de alguna forma de él? ¿Quién podría decirle la verdad?

Vio la hora después de caminar varias cuadras y notó que pronto sería la hora de la salida de clases. Dafne lo llamaría para corroborar que estuviera en casa. Pero ese día no podía estar en casa. Ese día tenía que encontrar la verdad, así que sacó su teléfono y tecleó un rato para enviarle un mensaje a su mamá. No guardó el aparato después de enviarlo y al cabo de unos segundos comenzó a sonar.

— ¿Estás bien? — preguntó asustada. Su voz estaba lejos de sonar molesta y eso le alegro un poco a Noah.

—Sí, mamá. — asintió, aunque sabía que ella no podía verlo —Es solo que me duele un poco la cabeza. — mintió —Y con los sueños raros que he tenido prefiero que me revisen. —

Le había escrito diciéndole que iría al hospital para que lo revisaran porque no se sentía del todo bien. Sabía que si había alguna forma de romper el castigo con Dafne era recordándole el accidente y así de fácil ella también olvido el castigo.

—Iré a penas salga del trabajo. — aseguró aterrada.

—No te preocupes. Te llamaré después que me evalúen para que veas si es necesario acompañarme. — mintió otra vez. Se sorprendió a si mismo lo fácil que le resultaba mentirle a su mamá después de haberse enterado que le ocultaba cosas. Ella le había prometido que se lo había dicho todo, pero había mentido con respecto a Misha y tampoco le había contado sobre la facultad de artes.

—Está bien. — dijo no muy convencida —No olvides llamarme. ¿Te acuerdas con que enfermera hablar? —

—Mamá, sobreviviré. — dijo con tono alegre —Me las arreglaré bien. — prometió antes de colgar.

La excusa del hospital no había estado tan mal después de todo, y aunque aún faltaba mucho para la hora de ver a Misha, sintió que tal vez en el hospital si habría respuestas para sus cuestionamientos después de todo. Así que fue allí a donde se dirigió.

Ya en el lugar, entró y se dirigió de inmediato al piso y al pabellón en el que había estado cuando tuvo el accidente. Conocía ese lugar como la palma de su mano. Había pasado tanto tiempo en recuperación y después en terapia que se había convertido como en un segundo hogar.

La mayoría de las caras se le hacían conocidas. Muchas enfermeras y enfermeros caminaban por el lugar. Traían y llevaban pacientes, así que no se atrevió a molestar a nadie hasta llegar al mostrador.

—Hola. — apoyó los brazos en este y saludo a una enfermera que le daba la espalda.

Lucía joven y delgada. Su pelo era castaño y lo traía recogido en una coleta. Estaba revisando unos papeles y se giró hacia Noah aun con la mirada abajo.

—Hola, ¿en qué puedo ayudarte? — le saludó con su mejor sonrisa, pero en cuanto vio a Noah, esta desapareció por completo —Noah. — dijo sorprendida.

Noah la recordaba de algo, pero tardó unos segundos en ubicar su rostro en el lugar en el que la había visto, y en cuanto logró recordar, su corazón le palpitó con fuerza.

—Emma. — le sonrió. Era una de las gemelas que había visto con Misha esa noche en el bar. Para su suerte era la simpática —No sabía que trabajas aquí. —

—Me transfirieron hace poco a este lugar. — asintió un poco alterada — ¿Tú qué haces aquí? — intentó sonreír, pero el nerviosismo la traicionaba.

Noah dudó por unos segundos si contarle a ella lo que sucedía, después de todo ella no tenía las respuestas que él necesitaba.

Tamborileo sus dedos en el mostrador indeciso —Estuve aquí hace más o menos un año. — le explicó.

Emma asintió — ¿Necesitas al doctor que te atendió? ¿Tienes un control? Porque los controles son… — estaba a punto de indicarle el camino cuando Noah meneó la cabeza.

—Estoy buscando a alguna de las enfermeras que me atendió. — le explicó —Necesito… — dudó un momento —Necesito acceso a mi expediente. —

La postura de Emma cambio y se puso a la defensiva — ¿Qué necesitas saber? —

—Lo cierto es que no recuerdo mucho de mi estadía aquí. — dijo fingiendo pena —Me gustaría poder recordar algunas cosas, como las visitas que tuve. —

Emma se cruzó de brazos —Tú sabes que los pacientes no tienen acceso a ese tipo de información. —

—Lo sé. — se encogió de hombros —Por eso buscaba a alguien que me conociera… —

Ella resopló y miró a su alrededor —Ve a ese cuarto de allá. — le apuntó en diagonal por el pasillo que estaba a su derecha —Veré que puedo hacer por ti. —

Noah no lo pensó ni dos segundos y entró al cuarto. Estaba vacío y a oscuras. Caminó a trompiscones hasta la ventana y corrió una de las persianas para ver hacia afuera. Era una hermosa vista de la ciudad desde aquel noveno piso. Luego miró las tres camas que había en la habitación y recordó su larga estadía en ese lugar. Lo que más resonaba en su mente era el eco de las máquinas. Incluso antes de recobrar el conocimiento ya era capaz de sentir a esas malditas máquinas y nadie era lo suficientemente amable como para apagarlas.

Tocó algunas de esas máquinas que estaban apagadas y suspiró con nostalgia. ¿Habrá ido a verlo Misha al hospital? ¿Habrá intentado arreglar las cosas con él cuando se enteró que había tenido un accidente? No recordaba nada. Solo a su mamá cuidándolo mientras Teo estaba en el colegio. Sus tardes fueron por lo general muy solitarias a menos que Callie o algún otro amigo lo fuera a ver, pero había sido en vacaciones y había pocos en la ciudad.

Emma entró un poco nerviosa a la habitación, procurando revisar que nadie la hubiera visto entrar antes de cerrar. Tenía en sus manos una carpeta y su teléfono celular.

—Toma. — le tendió la carpeta al mismo tiempo que guardaba su teléfono en su bolsillo —Hazlo rápido Noah o me pueden correr por hacer esto. —

Noah asintió y sacó su teléfono para darse un poco de luz y leer lo que ahí salía. Aunque después de unos minutos la desilusión lo embargo. No había mucho que pudiera comprender. En su mayoría eran términos médicos que hacían referencia a su golpe en la cabeza y a su amnesia temporal, la cual fue corregida como permanente después de unos meses de terapia.

—Creo que faltan cosas aquí. — levantó la vista y miró a Emma.

— ¿Cómo qué? — arqueó una ceja.

—No sale nada sobre mi accidente, sobre lo que me ocurrió para llegar aquí. — le explicó. Ella parecía confundida —Mientras estuve aquí me entretenía leyendo las fichas de los pacientes y en ellas decía lo que les había pasado a los pacientes. — se excusó.

Emma no supo que decir —Es todo lo que encontré. — se encogió de hombros.

—Y también solía decir quienes visitaban a los pacientes. — dijo desilusionado.

—Lo siento. — estiró la mano para recuperar el expediente —Si quieres puedes buscar a alguna de las enfermeras más antiguas para ver si recuerda algo, pero no les comentes que viste tu expediente. — le rogó.

Noah asintió —Esta bien. — dijo poco convencido —No diré nada. — prometió al tiempo que salía de ahí —Gracias Emma. — le sonrió antes de perderse en el pasillo.

No se detuvo a averiguar si había algún conocido trabajando. No quería seguir perdiendo el tiempo en algo que ya sabía que no le daría respuestas. Cuando salió del hospital se dirigió por un costado para llegar a la avenida y encontrar alguna parada que lo acercara a la galería de arte.

Aún era temprano, pero con un poco de suerte creía que podría encontrar a Misha en ese lugar antes de tiempo. Iba distraído en sus pensamientos que ignoraba a quienes pasaban por su lado. Su mirada iba fija en sus pasos y solo se detuvo hasta que vio unos zapatos negros frente a él que no parecía querer hacerse a un lado.

Levantó la vista y su rostro se ilumino incluso antes que su cerebro pudiera procesar lo que estaba sucediendo. Misha lo miró con su media sonrisa y aunque lucía un poco agitado, lucía perfecto con su cabello desordenado y su eterna ropa formal. Los ojos de Misha le revelaban que en cualquier momento iba a lanzarle alguna frase mordaz para irritarlo.

—Creo que comenzaré a considerar el hecho de que me estas siguiendo. — bromeó antes de que Misha pudiera decir algo.

Misha se serenó y asintió. Le dio un vistazo al hospital antes de volver a mirarlo —Un poco tal vez. — se encogió de hombros.

No había que ser un gran detective para descubrir lo que había sucedido. Misha acababa de llegar porque aún estaba agitado, probablemente había corrido desde algún lugar para llegar ahí. Noah entendió de inmediato lo que había sucedido —Emma te llamo. — Misha solo le sonrió como si lo hubiese descubierto haciendo alguna maldad — ¿Por qué? — preguntó a la defensiva.

Misha se puso un poco más serio y se metió las manos al bolsillo — ¿Qué buscabas allá? ¿Qué esperabas encontrar? — su tono de voz también se apagó un poco, lo suficiente para que Noah sintiera un escalofrío. Misha lo miraba como si ya supiera que él ya lo sabía todo.

Con un poco de dificultad le sostuvo la mirada a Misha. Realmente podía intimidar a quien se lo propusiera, pero aun así se atrevió hablar —Buscaba encontrarte a ti. — reconoció.

No pareció sorprenderle la respuesta de Noah.

— ¿Quién te hablo de mí? — suspiró pesadamente. Su cuerpo pareció relajarse y bajó todas las barreras que había puesto de pronto, incluso sus ojos parecía que se iluminaban otra vez. Él era extraño, y Noah aun no lograba decidir si eso le asustaba o le gustaba.

Se quitó la mochila y buscó algo en su interior. En cuanto la encontró procuró que Misha no la viera de inmediato —Fue mi hermano. —

Misha asintió comprensivo —Siempre sospeche que él me delataría, pero ¿Cómo fue que te convenció? — miró la foto por detrás. Estiró la mano para pedírsela.

—Si no te hubiera visto después del accidente habría creído que estaba loco. — le enseñó la foto.

La miró con cierta nostalgia —Se suponía que Dafne le había quitado todo. —

—La escondió de mamá. Él quería recordarte. — le explicó.

— ¿Y por qué te contó? ¿Qué lo hizo traicionar a tu mamá? —

Noah dudó en seguir esa conversación. Hasta ahora solo Misha había obtenido respuestas. Nada le aseguraba que una vez que le hubiese dicho todo lo que quería no lo fuese a dejar ahí y le iría a contar a Dafne lo que ya sabía.

—Es mi turno. — negó con su cabeza — ¿De verdad tú y yo salimos? — preguntó intrigado.

Misha soltó una risotada — ¿De verdad esa será tu primera pregunta? —

Noah se encogió de hombros —No sé realmente que preguntar. Hay tantas cosas que quiero saber. — dijo un poco entusiasmado.

— ¿No estás enfadado? — arqueó una ceja.

—No. — contestó con cierta alegría por haber encontrado a Misha —Desde el accidente, siempre sentí que había algo que no lograba recordar, algo importante que nadie se atrevía a decirme. — admitió —Y ahora estoy casi seguro que tú eras eso que no podía recordar. Y ahora que estás aquí frente a mí, ¿Tú crees que la mejor opción es que me enfade? Cuando en realidad solo siento curiosidad y unas ganas terribles por saberlo todo. —

El rostro de Misha terminó de relajarse —Eres tal y como te recuerdo. — lo miró de una forma extraña. Noah no lo comprendió de inmediato, pero su mirada reflejaba añoranza. Misha lo había extrañado todo ese tiempo —Vamos, te llevaré a un lindo lugar. — hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

 

El teléfono de Noah sonó cuando ya estaban instalados en el interior de una pastelería. El olor le trajo un gran dolor de cabeza, lo cual pudo suponer que algunos recuerdos se amontonaban en su cabeza sin poder verlos realmente. Solo le hacían notar que estaban ahí y se burlaban de él por no poder recordarlos.

—Mamá. — contestó evitando la mirada de Misha —Estoy bien. — contestó después de un rato de silencio —Me examinaron y me dieron algunos analgésicos para el dolor de cabeza. — mintió descaradamente —Pero nada nuevo. No hay recuerdos, nada. —

Le echó una ojeada a Misha, quien lo miraba fijamente. Sabía que lo hacía a propósito solo para molestarlo.

—Sí, pronto iré a casa. — intentó alargar su estadía con Misha —Quisiera ver a una de las enfermeras que me atendió, pero su turno comienza dentro de un rato, ¿te parece que la espere? — cruzó los dedos en su mente. Dafne no contestó de inmediato y Noah evitó la mirada de Misha mientras aguardaba —Además, el analgésico aun no me hace efecto del todo. — agregó esperanzado.

Pudo ver de soslayó que Misha meneaba la cabeza mientras se reía sin hacer ningún ruido.

—Gracias mamá, volveré lo antes posible. — sonrió triunfante cuando Dafne aceptó. Colgó el teléfono y suspiró antes de hacerle frente a Misha otra vez.

—No solías ser tan mentiroso. — le reprochó divertido.

Noah hizo una mueca —La gente no solía mentirme, y mi mamá no acostumbraba a castigarme. —

Misha volvió a reír —Cierto, tú castigo. — asintió.

—Explícame todo esto. — rogó soltando un suspiro. Se apoyó en la mesa con los brazos y lo miró expectante.

Misha se removió en el asiento un poco nervioso —Me ayudaría que me preguntaras lo que quieres saber. —

—Eso te ayudaría a no hablar más de la cuenta. — concedió Noah suspicaz. Volvió a enseñarle la foto —Pero bueno, ¿Tú y yo habíamos terminado cuando tuve el accidente? — necesitaba saber si Dafne le había querido evitar el dolor de una ruptura.

Misha negó con su cabeza y se acercó a la mesa. Se bajó el cierre de su chaqueta dejándole parte del pecho descubierto. Tomó la mano de Noah y lo guío hasta el cuello de la camiseta que traía puesta. Lo hizo tocar bajo esta, justo a la altura de su pecho, a un lado de su corazón. Noah sintió de inmediato la cicatriz que tenía ahí.

—No fue tú accidente, fue nuestro accidente. — reconoció.

Para ser la primera información, había sido como una bomba. Noah se sintió confundido de inmediato, ¿Habían tenido un accidente juntos? Lo miró incrédulo sin dejar de tocar su pecho.

—No recuerdo lo que pasó. Dafne nunca supo explicarme la situación en la que se dio mi accidente. Dijo que me había caído en mi bici y luego dijo que me habían atropellado. Siempre decía algo diferente. — le contó un poco afectado al enterarse.

—Supongo que no se le hizo fácil llenar los espacios en los que yo aparecía en tu vida. — intentó sosegarlo —El accidente fue en mi auto. Chocamos. — confesó —Fue mi culpa. — lo miró con pena —Por mi culpa terminaste así… — ladeó un poco la cabeza para mirarlo de otro ángulo.

— ¿Ella decidió sacarte de mi vida? ¿No hiciste nada para evitárselo? — bajó la mano y volvió hasta su lado de la mesa.

Misha resopló —No puedo culparla a ella de todo esto. — dijo —Pero fue ella la que tuvo la idea. Yo simplemente estuve de acuerdo. —

— ¿Por qué? — preguntó lleno de curiosidad más que de enojo u algún otro sentimiento autodestructivo.

—Casi te moriste por mi culpa, ¿qué esperabas que sintiera? — se encogió de hombros —Sentí que lo mejor era alejarme de ti. —

Noah no contestó. Comprendía lo que había hecho, la culpa lo había embargado y lo había hecho tomar ese camino.

— ¿Por qué decidiste volver a acercarte? —

Éste se mordió el labio inferior —Ya habías ido un par de veces a la galería. Te sentabas ahí y mirabas a la nada. — le contó —Pero ese día estabas triste. Tú mirada reflejaba tanto dolor. Yo nunca te había visto así y me dolió que no tuvieras a alguien que pudiera abrazarte y decirte que todo mejoraría. —

— ¿Me extrañabas? ¿Cuándo me viste me extrañaste? — preguntó esperanzado.

—Cuando me fui de la galería tuve que juntar mucho coraje para largarme de ahí y no volver por ti para llevarte conmigo. — reconoció bajando la mirada —Luego de eso fue más fácil verte sin decirte nada porque le conté a Damián lo sucedido y él es como mi conciencia, evita que yo haga estupideces. —

Noah asintió —El policía. — recordó.

—Él ha procurado cuidarte todo este tiempo. Te mantiene vigilado por mí. — le sonrió presuntuoso.

— ¿Callie también lo sabe? — preguntó.

Misha arrugó el entrecejo cuando la nombró, pero asintió —Dafne no tuvo que hacer mucho para convencerla a ella en realidad. No hablar de mi contigo es lo más maravilloso que debió pasarle en mucho tiempo. —

— ¿No le agradas? —

Él meneó la cabeza —No, pero es mutuo. — se encogió de hombros.

—Genial. — resopló poniendo los ojos en blanco. Allí había un problema del cual ni siquiera estaba enterado.

—Aun así, hemos mantenido el contacto. — agregó después de un rato —Cuando Damián me contó lo que paso en tu fiesta. — le explicó —Llame a Callie para preguntarle qué sucedía, pero ella estaba menos enterada que yo del asunto. —

—Por eso es que apareció. A ti si te contesto el teléfono. — dijo más para sí que para Misha —Ahora todo comienza a tener sentido. — sonrió feliz.

Misha se metió las manos al bolsillo y sacó unas hojas de croquera que estaba algo arrugadas. Se las dejo sobre la mesa Noah para que las mirase.

—Tuve que sacarlas de tu cuaderno. —

Noah las cogió y las desdobló emocionado. Sabía que tenía que ser algo bueno. Eran del croquis que le habían devuelto en la Universidad, podía reconocer las hojas. Las estiró un poco antes de echarles una mirada a las tres hojas. Eran dibujos de Misha. Dos de ellos eran a color y lo mostraban a él en algún departamento que no recordaba y el otro era un dibujo en blanco y negro de su rostro. Era un trabajo excelente y hasta pensó que él no lo había hecho. No creía poder volver a dibujar de esa manera.

—Kaia me dijo que probablemente irías a buscar el cuaderno, así que cuando se lo llevé le quite todo lo que pudiera recordarte a mí. —

— ¿Tú llevaste mi croquis? — lo miró boquiabierto.

—Yo lo tenía. — le contó —Lo hice después del accidente y supuse que no ibas a recordar nada de eso de todas formas. —

— ¿Por qué Dafne no me recordó que dibujaba? —

Misha se encogió de hombros de nuevo —Supongo que fue porque empezaste a dibujar conmigo. Yo te regalé todo lo que tenías para pintar. La mayoría de las cosas siguen en mi departamento. Tú mamá no conocía mucho ese lado tuyo y pensó que no era importante y que de alguna forma podías llegar a mí si te lo decía. —

—Es increíble. — sus ojos estaban iluminados. Llenos de placer por todo lo que ahora sabía. Ya no sentía esa agónica sensación de que algo faltaba en su vida. Con solo mirar a los ojos de Misha sabía que era él lo que su corazón había estado anhelado durante todos estos meses.

Misha lo trajo de regreso de su ensoñación —Podrías fingir un poco de indignación, después de todo te engañamos. — levantó la mano para pedir su orden — ¿Vas a comer algo o qué? —

Noah sonrió y asintió —Perdona que no me pueda enojar, pero es que… — se quedó callado buscando mejores palabras.

—Eres así. Eres un chico feliz. — le cortó —Incluso cuando estábamos juntos era imposible pelear contigo, porque nunca te enfadabas. —

—Me imagino tu cara de irritación. — rió — ¿Me contaras como nos conocimos? —

Misha negó —La próxima vez. — le prometió —Es mi turno de disfrutarte un poco. —

Sus palabras hicieron que las mejillas de Noah se enrojecieran un poco.

—Es raro saber que eras mi novio y no poder recordarte. — lo miró con ojos traviesos —No saber qué tan lejos llegamos. — movió su mano sobre la mesa hasta llegar a la de Misha —No recordar a que saben tus besos. —

—Mis besos son el menor de los recuerdos que tú quieres en tu cabeza en estos momentos. — le sonrió de la misma forma y se levantó un poco de su silla para llegar al oído de Noah —Hicimos mucho más que besarnos el tiempo que estuvimos juntos. — dijo y volvió a sentarse.

Noah lo miró totalmente colorado — ¿Tú y yo…? — lo apuntó a él y luego a sí mismo. Misha solo asintió y se encogió de hombros.

—Dios santo… — se llevó las manos a sus mejillas sonrojadas. Estaban ardiendo.

Misha volvió a reírse por el improperio tan puro de Noah —Recuerdo haberte enseñado a decir mejores groserías. —

—Tendrás que hacerme un repaso rápido de nuestra relación. —

Misha se cruzó de brazos —Suponiendo que quiero volver contigo. —

Noah se levantó de su silla y llegó junto a él — ¿En serio estas dudándolo? — tomó el rostro de Misha con sus manos y junto sus labios con los de él. Un calor intenso lo recorrió. Era una sensación tan placentera y tan conocida.

Sus sentidos se pusieron alerta, como preparándose para traer recuerdos a su mente, pero lo único que podía ver en ellos eran los labios de Misha besándolo, una y otra y otra vez. Incansablemente en tantas ocasiones diferentes. No era capaz de reconocer lugares, horas, ni nada que hubiese a su alrededor. Solo eran Misha y él. Siempre juntos.

Se separó de Misha con el estómago apretado de tantas emociones y lo miró una vez más antes de soltarle el rostro.

—Desde que te vi en la galería de arte quise hacer esto. — soltó una risa nerviosa —Llegaba a soñar con esto, pero fue mil veces mejor. —

Misha lo atajó por la cintura antes de que volviera a su asiento — ¿De verdad quieres hacer esto? —

Noah no le respondió, en cambio volvió a besarlo.

—No se lo puedes decir a tu mamá. — dijo apenas Noah le liberó los labios.

—Ni de broma. — lo apretujó contra su pecho —Eres mi pequeño secreto. — 

Notas finales:

Nos vemos la próxima semana :3!


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