Luego de aquella epidemia, que se llevó a tres estudiantes, un gran número tratándose de la época y el país, el caso llamó la atención pública. La insalubridad del sitio, la cantidad y calidad de los alimentos, el agua contaminada que se utilizaba para consumo, lo pequeñas de las habitaciones para la cantidad de niños y el poco aseo de la ropa, fue descubierto para la desgracia del director Kim Hyun Joong, pero en beneficio de la institución. Todo el país se consolidó para reunir fondos y construir un mejor edificio, más amplio y completo: se hizo un nuevo reglamento, se mejoró el uniforme y la dieta, y los fondos de la alimentación y de la institución se confiaron a una Junta. El señor Kim Hyun Joong, que por su rango no podía ser destituido, consiguió el puesto de tesorero, pero siempre bajo la viste de un asistente, además fue destituido de su puesto de inspector.
Kyungsoo permaneció en el internado durante ocho años. Seis como alumno, dos como profesor suplente.
Su vida fue uniforme pero no infeliz durante esos ocho años, a causa de sus continuas ocupaciones. Kyungsoo sentía una verdadera pasión por el estudio, y deseaba ser igual que sus profesores. Llegó a ser el primero de la primera clase, y con tan buen desempeño, le fue otorgado tanto por la institución como por el ministerio de educación del país, una beca con la cual pudo convertirse en maestro de primaria en tiempo récord y convirtiéndose en el maestro más joven graduado de la universidad nacional. Durante todo ese tiempo, Park Jung Soo, que sostuvo siempre su cargo de vicedirector, tuvo gran participación en la vida de Kyungsoo, siendo padre, profesor, confiedente, amigo y luego colega del moreno. Pero pasados los años, Jungsoo se casó, se casó con un oficial del ejército. Nadie vio extraño que Leeteuk se casara con otro hombre, de hecho todos estaban felices por ver a su querido vicedirector feliz. El nombre del oficial era Kim Young Woon, y luego de casarse con Leeteuk, ambos se fueron a vivir a un pequeño pueblo, lejos de las luminosas y ruidosas calles de Seúl.
Kyungsoo sintió entonces que ya nada lo ataba al Internado Ahn Changho. Kyungsoo pensaba en seguir estudiando, quería graduarse en la universidad como profesor, pero ya no tenía dinero para pagarse los estudios. Sin embargo era joven y ya tenía un título, así que sus profesores le aconsejaron trabajar un tiempo, aprovechando su título de maestro de primaria, hasta cumplir los veinte, ahorrar dinero y luego anotarse en la universidad e intentar conseguir una beca. Así Kyungsoo decidió probar suerte, y publicó un aviso en el periódico.
Joven acostumbrado a la enseñanza, con título para la enseñanza de niños de 14 años o menos, busca trabajo en instituciones o como maestro particular. Poseo todas las ramas de la educación primaria, japonés, chino e inglés fluido oral y escrito, literatura, dibujo, música y computación. Por favor dirigirse a Do Kyungsoo, en el Internado Ahn Changho, Seúl.
Debajo Kyungsoo apuntó su correo electrónico, el número de teléfono de la institución y el número de su móvil.
Unas semanas más tarde, Kyungsoo recibió un mail que decía:
Si Do Kyungsoo posee todos los conocimientos presentados en el aviso del periódico, y puede presentar recomendaciones satisfactorias, se le ofrece una colocación para educar a un niño de doce años, en Gangnam-gu, Gaepo 1-dong, con el sueldo de 300.000 wons al mes. Se exige de Do Kyungsoo domicilio, currículum e información básica. Favor de responder al correo de la dirección que abajo adjunto.
Atte.: Kim Min Seok.
Gangnam era la otra gran ciudad de Corea del Sur, y a Kyungsoo le entusiasmaba la idea de ir a vivir allí. Incluso aunque vivía en Seúl desde hacía ocho años, eran contadas las veces que había salido del Internado a dar una vuelta por la ciudad.
Kyungsoo hizo el papeleo correspondiente y lo envió a la dirección que le habían mandado en el e-mail. Pronto le llegó otro e-mail con la satisfactoria noticia de que sería contratado, y que quince días más tarde le enviarían los pasajes para que se mudara a Gangnam. También acotaron que el dinero empleado del pasaje no se descontaría de su sueldo, y que tendría la mitad de la primera paga adelantada, muestra de que había sido contratado por una buena familia.
Los quince días pasaron volando. Los pasajes llegaron en un blanco sobre sellado y tenían fecha para el día siguiente. Ese día Kyungsoo lo ocupó en guardar todo en su valija, la misma que había usado en su llegada a Ahn Changho.
A la mañana siguiente, cuando Kyungsoo bajó las escaleras la mañana del día en que debía tomar el vuelo a Gangnam, una mujer alta y bien vestida, llegó en su busca. Se acercó a Kyungsoo y le tomó las manos.
-Eres tú, estoy segura.- Kyungsoo, algo confundido, intentó ubicar a la mujer.- No me diga que se olvidó de mí, señorito Do.- al ver aquella sonrisa y aquella voz de nuevo, Kyungsoo no tardó en reconocerla.
-¡Yuri! ¡Eres tú Yuri!- Kyungsoo abrazó a la mujer, que le devolvió el abrazo entre lágrimas de alegría.
Kyungsoo invitó a pasar a la sala de descanso a la mujer, en donde se sentaron en los sofás frente a la chimenea. Yuri contó que se había casado con el cochero, y que tenía una pequeña hija. Debido a que se había enterado de que Kyungsoo se mudaría a Gangnam, había venido a visitarlo, con ansias de ver como estaba.
-Kyungsoo-ssi, no ha crecido mucho, la verdad. ¿Lo tratan bien aquí en la escuela? Los señoritos Kim le llevan la delantera, y el señorito Sehun es dos veces usted.
-¿Supongo que estará guapo?
-Mucho, en el invierno pasado fue a China con su madre, fue muy admirado allí. Un muchacho se enamoró de él… ¿Cómo era su nombre? ¡Lu Han! Obviamente su madre se opuso a esto… Ya sabe, no sabía la inclinación del señorito. ¿Y no sabe qué pasó? Pues que se escaparon. Pero el señorito Baekhyun lo halló, creo que había algo de envidia, y ahora se llevan peor que perro y gato. La tensión en la casa es horrible.
-¿Y qué me dices de Jongdae?
-¡Ni hablar! ¡Dejó dos carreras universitarias y ahora está haciendo nada en la casa!
-¿Qué aspecto tiene?
-Se ha puesto buen mozo, aunque no está muy alto.
-¿Y la señora Kim?
-Está muy bien de salud, pero no me parece lo mismo espiritualmente. El comportamiento del señorito Jongdae la deja exhausta, además de que el señor le gasta mucho más dinero de lo necesario.
-¿Es ella quién te ha mandado aquí, Yuri?
-¡Claro que no! ¡Deseaba tanto verlo, señorito! Cuando oí decir que se mudaba a Gangnam, decidí venir a verlo, mientras estuviera cerca.
-Temo que no me encuentres tan guapo como esperabas.- rió Kyungsoo.
-No, señorito Kyungsoo… se ha vuelto usted un jovencito bastante guapo.- Yuri miró a Kyungsoo con una maternal sonrisa en los labios.- Además que parece mucho más listo. ¿Cuántas cosas sabe? ¿Toca el piano?
-Un poco.- respondió Kyungsoo.
Había uno en la sala. Yuri se levantó, lo abrió y suplicó a Kyungsoo que tocara alguna pieza. Kyungsoo tocó una parte de Para Lisa y algunas canciones populares en piano. Yuri quedó encantada.
-Los señoritos Kim no tocan tan bien como usted.- dijo con entusiasmo.- ¿Sabe dibujar?- Kyungsoo señaló el cuadro que había sobre la chimenea, y que había regalado a Leeteuk en agradecimiento años atrás. Se trataba de una exquisita puesta de sol en el campo, representada tan bien, que parecía una fotografía.
-Ese cuadro lo he hecho yo.- dijo con simpleza.
-¡Oh, qué hermoso es señorito Do!- respondió con total sinceridad Yuri.- Es mucho más bello que cualquiera de las pinturas del maestro particular de los señoritos Kim. ¿Y sabe inglés?
-Sí, Yuri. Lo hablo y lo escribo. También japonés y un poco de chino.- Yuri sonrió y se quedó mirando a Kyungsoo por unos minutos.
-Señorito Kyungsoo… usted llegará muy lujos. Quiero que sepa que me siento orgullosa de usted.