Kyungsoo tuvo que apañárselas solo para llegar desde Daechi, en donde se encontraba el aeropuerto, hasta Gaepo. Por fin, guiándose con un mapa que había comprado antes de salir de Seúl, y el pequeño croquis que le había enviado por mail su contratante, logró llegar.
Era de noche, y Kyungsoo estaba tan cansado, que apenas se fijó en el aspecto de la casa. El autobús lo había dejado a casi tres kilómetros de la casona, y había tenido que cargar con el equipaje todo aquel camino.
Se paró en el hall de entrada y tocó el timbre, intentando acomodarse lo mejor que pudo. Sus tennis, los que había tenido siempre, tenían una pequeña mancha de polvo a causa del camino sin pavimentar. Kyungsoo se la limpió con el pantalón y rogó por verse más o menos presentable.
-¿Quién es?- preguntó una voz de hombre por el portero automático.
-¿Es esta la residencia del señor Kim Minseok?- preguntó Kyungsoo, con formalidad.
-¿Es usted el joven Do Kyungsoo?
-Sí.- segundos más tarde la puerta se abría y un mayordomo lo ayudaba con el equipaje.
-Por aquí.- le dijo una criada uniformada, guiando a Kyungsoo a una sala, en donde un fuego ardía alegremente en la chimenea. La sala, amplia y amueblada con exquisitez, estaba alumbrada con lámparas, dándole un aspecto suave y tranquilo.
En uno de los sillones, junto al fuego, había un hombre de cabello rojizo y ojos con forma de almendra. Por la forma de vestirse, uno fácilmente podía darse cuenta la calidad de su educación. Al entrar Kyungsoo, el hombre se levantó y salió a su encuentro. Kyungsoo notó que no debía tener mucho más de 30 años.
-¿Cómo se encuentra? ¿Ha tenido un viaje cansado? Acérquese al fuego, lo han tenido afuera largo rato y debe tener frío.
-¿Es usted el señor Kim Minseok?
-Sí, soy yo.- Minseok le sonrió. Kyungsoo se encontró con una reconfortante y amable sonrisa.- Por favor, tome asiento.
-No tiene que tomar tantas formalidades, después de todo soy menor que usted.- Kyungsoo esbozó una tímida sonrisa y sentó en el sofá que se encontraba frente al de Minseok.
-Kyungsoo, ¿verdad?- Minseok sonrió.- Entonces tú hazme el favor de decirme hyung, sin formalidades pasmosas.- Minseok ayudó a Kyungsoo a quitarse el abrigo y lo colgó en un perchero cercano. Luego llamó a una de las criadas y le pidió la cena para Kyungsoo.- ¿Has traído el equipaje contigo, Kyungsoo-ssi?
-Sí.- Kyungsoo se sentía intimidado.
-Voy a ver que lo hayan llevado al cuarto que preparé para ti.- Minseok desapareció por la puerta de la sala.
Kyungsoo esperaba desdén y altanería, pues sabía que era así como trataban por lo general a los profesores particulares las personas ricas, pero se encontró con el trato que le darían a una visita importante. Minseok regresó pronto, y comenzó a preparar él mismo la mesa para Kyungsoo, y luego, cuando la criada trajo la bandeja con la cena, comenzó a servirle, con gran confusión por parte de Kyungsoo, poco acostumbrado a aquel tipo de tratos.
-¿Podré ver a mi alumno, el joven Kim esta noche?
-¿El joven Kim? ¡Ah! ¿Se refiere a Tao-ssi? Huang Zi Tao, ese es el nombre de su futuro pupilo.
-¿De verdad? ¿Entonces no se su hijo?
-No, yo no tengo hijos.
Kyungsoo no hizo toda las preguntas que hubiera deseado, por no parecer mal educado. Además, tarde o temprano se enteraría de las cosas, debido a que viviría en aquella casa posiblemente por los siguientes dos años.
-Estoy muy contento.- sonrió Minseok, acariciando un enorme y peludo gato gris.- Estoy muy contento de que hayas venido Kyungsoo-ssi. ¡Ya verás, seremos grandes amigos!- Kyungsoo sonrió. De repente aquel hombre le parecía un niño de cinco años. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, Kyungsoo pudo notar mejor las facciones de su acompañante, dándose cuenta de que en realidad no aparentaba más de 20, pero como luego se le informó, Minseok tenía 30 años.- Gaepo es un lindo lugar, pero es en su mayoría campo, y las casas están muy alejadas unas de otras, así que uno no tiene vecinos con quién pasar la tarde. Además, por cuestión de autoridad, no puedo tratar a los empleados como a iguales, ya sabes. En invierno esta es una casa bastante solitaria, y me aburro con frecuencia. Las novelas en las televisión son siempre las mismas, no hay película que me atraiga y ya leí todos los libros de la biblioteca. El otoño pasado, Tao y su niñero vinieron aquí. Los niños alegran las casas, y ahora contigo, estaremos más alegres.- Kyungsoo sonrió, sintiéndose bien recibido. -No te quiero entretener más esta noche, debes estar cansado. Ven, sígueme, te mostraré tu dormitorio. Está cerca del mío, y aunque es pequeño, he creído que te gustaría más que una de las solitarias y frías habitaciones del piso alto.
Minseok encendió la luz de la habitación. Kyungsoo abrió levemente la boca, asombrado. Si aquella era una habitación pequeña, ¿cómo serían las grandes? La habitación, pintada de un suave color durazno, con cortinas y alfombra a juego, era lo bastante espaciosa como para albergar una enorme cama de dos plazas, dos mesitas de noche, una mesa ratonera, un sofá, un escritorio y un enorme armario. Minseok sonrió al ver la complacencia de Kyungsoo, y se despidió de él, dándole las buenas noches. Aquella noche Kyungsoo durmió profundamente debido al cansancio, y a la mañana siguiente se levantó casi cerca del mediodía.
Minseok le dio un paseo por la casa, y Kyungsoo notó que era una mansión de un hombre con mucho poder y dinero.
-Es un lugar muy bonito.- sonrió Kyungsoo, que aunque la mansión era enorme, encontraba en ella el calor de un hogar.
-Sí.- respondió Minseok.- Pero temo que comience a desmejorarse. El señor Wu tiene que venir más a menudo, o bien ya quedarse definitivamente para evitar eso. Un gran terreno requiere de la presencia del propietario.
-¿El señor Wu? ¿Quién es el señor Wu?
-El propietario de este lugar.- le respondió Minseok, con calma.- ¿No sabía que se llama Wu Yifan?
-Yo creía que hyung era el propietario de todo esto.
-¿Mío? ¡Ojalá! Soy simplemente el administrador, algo así como una ama de llaves.- rió Minseok.
-¿Y Huang Zi Tao, mi alumno?
-Yifan-ssi es su tutor. Él me encargó de que le buscase un profesor o una institutriz, ya que las escuelas de las cercanías no tienen un nivel de enseñanza muy bueno, sumado a que Tao-ssi es chino y no sabe coreano.
Mientras Kyungsoo pensaba sobre lo que acababa de oír, un niño delgado, de unos ocho años, pelo negro como la noche, ojos pequeños y rasgados, y labios finos y bonitos, apareció acompañado, de un muchacho alto, de unos 26 años, y piel muy blanca.
-Buenos días, Tao.- saludó Minseok. El niño se aproximó.
-Yixing gege, ¿es este mi maestro?- preguntó en chino, señalando a Kyungsoo, y dirigiéndose a su niñero, que le contestó en el mismo idioma.
-Sí, es él.
-¿No hablan nada de coreano?- le preguntó Kyungsoo a Minseok.
-No. Han llegado hace solo seis meses, sin saber ni una palabra en nuestro idioma.- respondió Minseok.- Tao aprende de a poco, y se hace entender, pero poco le entiendo porque mezcla palabras en inglés, en chino y en coreano.
Kyungsoo había aprendido chino con un profesor nativo de aquel país, y como se había empeñado en no hablar en otro idioma con aquel profesor, de nombre Hangeng, hablaba con gran fluidez el idioma. Tao se acercó y se presentó con cortesía ante Kyungsoo. A la hora del almuerzo, Kyungsoo le dirigió a Tao algunas palabras en su idioma. Al principio el niño contestaba poco, pero luego de que le hubiera terminado de examinar con aquellos rasgados e intimidantes ojos a Kyungsoo, abandonó por completo su timidez.
-¡Ah!- exclamó en chino.- Gege habla mi lengua tan bien como Kris gege. Kris gege, a pesar de tener nombre chino, nació en Estados Unidos, ¿sabía? Allá lo llamaban Kevin, pero cuando él me contó, yo me confundí y lo llamé Kris. De ahí que lo llamo Kris. Pero él nunca está en casa, y yo nunca tengo con quién hablar, así que podré hablar con gege como lo hacía con Kris gege. Yixing también estará contento, aquí nadie lo entiende, y se aburre. Yo vine desde Qingdao, en China, en un avión. El viaje fue rapidísimo, pero como nunca había viajado en avión, me asusté y me enfermé por los nervios. Yixing y Kris gege también se enfermaron, pero por la mala comida. ¡Incluso en primera clase la comida era mala! ¿Puede creerlo? Y…¿cómo se llama gege?
-Kyungsoo. Do Kyungsoo.
-¿Kyonguso? ¡No puedo pronunciarlo bien! Cuando el avión aterrizó, con unos temblores, había una escalera enorme, Kris gege me tomó en brazos para bajar por ella, y llegamos a Gangnam, que no es limpia y bonita como Qingdao. Pero Kris gege me dijo que ese era el centro de la ciudad solamente, que el resto de la ciudad era bonita. Y nos llevaron a mí y a Yixing a un lujoso hotel. Allí nos quedamos tres días, y cada uno de ellos, Yixing me llevó a pasear a un parque cercano, que tenía un estanque con peces de colores y muchos juegos.
-¿Lo entiendes a pesar de que habla tan ligero?- le preguntó Minseok.
-A la perfección.- le sonrió Kyungsoo.- Estoy acostumbrado a esta ligereza.
-¿Puedes preguntarle sobre sus padres?- pidió Minseok.
-Tao.- le preguntó Kyungsoo.- ¿Con quién vivías en Qingdao?
-Viví mucho tiempo con mi mamá, pero ella se fue con los dioses. Ella me enseñó a leer y a escribir, y me enseñaba versos. Luego viví con la señora Xiao y su esposo, que me cuidaban, pero no me enseñaban a escribir. Yo creo que es pobre, porque su casa no era tan grande como la de mamá. No estuve mucho ahí, Kris gege fue a buscarme y me trajo a vivir con él a Corea. Yo lo conocía de antes, porque siempre iba a visitarme y me llevaba regalos.
Luego del almuerzo, Kyungsoo y Tao se dirigieron a la biblioteca en el segundo piso, que parecía haber sido preparada para la enseñanza, ya que había varios libros de escuela, e incluso habían instalado una pizarra y varios mapas.
Kyungsoo encontró a Tao bastante dócil, aunque un poco hiperactivo y a veces distraído, pero a causa de la edad, así que Kyungsoo decidió ser paciente.
Kyungsoo dio por terminadas las lecciones a la hora del té, hora a la que bajó a la sala con Minseok. Luego del té, comenzaron a charlar animadamente, encontrándose ambos en total y completa confianza.
-¿Entonces es el señor Wu detallista? He notado que todo en la casa está en perfecto orden.
-No, pero es un tanto… particular.
-¿Es querido aquí?
-¿Querido? Es un hombre justo y liberal. Si podría llamarse hombre a un mocoso de 27…- Minseok rió leve.- Pero sí, no veo porque no lo querría.
-¿Cómo es su carácter?
-Bueno… al decir verdad no he tenido charlas largas con él, como la que estoy teniendo contigo ahora, pero es muy educado, aunque la totalidad de su carácter es un tanto… original.
-¿Original?
-Es rezongón, parece un niño a veces, sin embargo uno se intimida al hablar con él. Es difícil saber su estado de ánimo, su rostro siempre es el mismo. A veces parece un chico frío. Jamás lo comprendo, al menos eso me pasa a mí, pero es un buen patrón.
Continuaron hablando de trivialidades cuando una ruidosa risa se escuchó por toda la casa.
-¿Qué es eso?- preguntó Kyungsoo, sin saber muy bien si asustarse o preocuparse.
-Ah, debe ser Bang Cheolyong, uno de los criados. Tiene esa risa escandalosa.- respondió Minseok, sin darle mucha importancia.- ¡Mir!- le gritó Minseok.- ¡Demasiado ruido!- A Kyungsoo aquello le dio cierta gracia.- Es uno de los muchachos que tenemos para que ayude en la limpieza y en el jardín.
-Entiendo. ¿Y viven aquí todos los empleados?
-No. En la parte de atrás del terreno hay una fila de departamentos. Allí viven los empleados.- sonrió Minseok.- Aunque no los haya visto a todos, hay demasiados empleados como para que todos entren con comodidad en la casa.
Tanto se habían entretenido en la charla, que Kyungsoo y Minseok no se habían dado cuenta de la hora hasta que Tao llegó para avisarles que la cena estaba lista.