Un día de verano, en que Tao le había pedido el día libre debido a que hacía demasiado calor para pasarlo dentro de la biblioteca y no se sentía bien, Kyungsoo aceptó ir hasta el correo de la ciudad a enviar un paquete de Minseok.
Después de dejar a Tao en su habitación, jugando con sus muñecos, salió dándole un beso.
-Vuelve pronto, mi querido amigo, mi gege Do.- Kyungsoo sonrió ante la ternura del menor, tomó su abrigo y salió de la casa.
De ida Kyungsoo caminó rápido, debido a que el autobús estaba a punto de pasar, pero de vuelta caminó lentamente, disfrutando de la suave brisa de verano y del bello paisaje que ofrecía el atardecer.
Había andado poco tiempo, cuando a una vuelta del camino, escuchó un estruendo y una exclamación.
-¡Rayos! ¿Qué diablos voy a hacer ahora? ¡Estúpido perro!
Kyungsoo se acercó y encontró una motocicleta volcada, y un perro blanco intentando excusarse, lamiendo la mano del motociclista.
-¿Se ha lastimado, señor?- preguntó Kyungsoo, acercándose. El contrario, que no parecía tener más de 30, seguía maldiciendo.- ¿Puedo ayudarle?
-Hazte a un lado.- El hombre hizo un gesto con la mano e intentó ponerse en pie, pero luego se sentó en el camino, examinándose.
-Si se ha lastimado, yo puedo llamar a mi casa y mandar a buscar a alguien que lo ayude.
-Gracias, pero no me roto nada, estoy bien.
Intentó ponerse de pie, bufando por el esfuerzo, pero pronto volvió a sentarse en el suelo. Con los últimos rayos del sol Kyungsoo pudo distinguir las facciones del contrario. Era alto, mucho más alto que Kyungsoo, 1,90 con facilidad. Tenía el pelo castaño claro, ojos redondos, negro y serios, mandíbula bien marcada y labios bien formados. Iba vestido con simpleza: una camiseta con cuello en V blanca, saco de hilo celeste, jeans y zapatillas.
-Yo creo que debo quedarme aquí, señor, hasta verlo subirse a su motocicleta.- dijo Kyungsoo.
Él miraba a Kyungsoo mientras este hablaba.
-Yo creo que debes volver pronto a tu casa. Se hace de noche. ¿Dónde vives?
-Vivo cerca, y no tengo miedo a la noche. Quisiera ayudarle.
-¿Vives cerca? ¿Allí, tal vez?- el castaño señaló la mansión, cuyas luces se veían desde el camino.
-Sí, señor.
-¿De quién es esa casa?
-Del señor Wu Yi Fan.
-¿Conoces a ese hombre?
-No, jamás lo he visto.
-¿No vive ahí?
-No.
-¿Dónde está?
-No... no lo sé.
-Tú eres un empleado de la casa, de seguro. Tú eres…- El castaño miró la ropa de Kyungsoo, que lejos de tener el uniforme de los empleados, llevaba una camisa negra, un pantalón negro y zapatos del mismo color.
-Soy el maestro particular.
-¡Ah! ¡El maestro!- repitió.- Claro que no lo había olvidado, el maestro…- Comenzó a observar detenidamente a Kyungsoo de nuevo.
-No quiero que pidas auxilio, pero quiero que me ayudes.
-Sí, señor.
-¿Quieres levantar la moto y acercarla?
Kyungsoo intentó levantar la pesada motocicleta sin mucho éxito. Todo esfuerzo fue inútil. Al final, el castaño rió por los esfuerzos de Kyungsoo, y dijo:
-Veo que la montaña no vendrá a Mahoma. Entonces ven, ayuda a Mahoma a que vaya a la montaña.- Kyungsoo se acercó, un poco avergonzado por la poca fuerza que tenía.- Disculpa, te estoy molestando.-El castaño puso una enorme y pesada mano sobre el pequeño hombro de Kyungsoo, que lo ayudó a ponerse de pie. Con una sola mano, para gran sorpresa de Kyungsoo, el castaño logró parar la motocicleta y subirse a ella.- Ahora pásame el casco.- Kyungsoo así lo hizo.- Gracias.- dijo el castaño, colocándose el casco y encendiendo la motocicleta.- Ahora trata de llegar a tu casa lo antes posible.- La moto desapareció en el camino, tras una nube de polvo. El perro siguió al motociclista, corriendo con asombrosa rapidez, desapareciendo también tras la nube de polvo.
Kyungsoo se acomodó su bolso y siguió su camino, con el corazón aun latiéndole fuerte por la emoción de aquel encuentro.
Al entrar en la mansión, Kyungsoo notó el ambiente un poco extraño, como alterado. El salón de eventos estaba abierto, y dentro podía oírse a Tao correr y exclamar con alegría. En el hall, echado en un rincón estaba el perro blanco que había visto antes.
-¿Y este perro?- preguntó Kyungsoo a uno de los empleados.
-Es del amo.
-¿De quién?
-Del amo, el señor Wu, acaba de llegar.
-¡De veras! ¿Y Minseok hyung está con él?
-Sí, en el comedor con el joven Tao. Han mandado a llamar un doctor, el amo ha tenido un accidente, se ha caído de la motocicleta y se ha dislocado una pierna.
-¿De camino aquí?
-Sí. Culpa del perro.
Pronto llegó Minseok a darle las mismas noticias. Kyungsoo, casi en shock, subió presuroso a cambiarse de ropa.