Una tarde Yifan encontró a Kyungsoo y Tao paseando por el jardín. Yifan entonces invitó al más bajo a conversar mientras Tao y Min correteaban por el césped.
Yifan decidió contarle sobre los orígenes de Tao a Kyungsoo. Le contó que Tao era hijo de una bailarina china, de nombre Huang Yi, por la cual él había sentido una ardiente pasión. Le puso una enorme casa, y le compraba todo lo que ella pedía. En resumen, comenzó a arruinarse con ella. Una noche fue a visitarla, pero no la encontró. Decidió esperarla, y al caer la noche vio llegar un coche, del cual bajaron la chica y otro hombre. Al principio a Yifan le comieron los celos, pero luego, viendo que Yi lo había cambiado por un hombre insignificante y empleado de su empresa, le ordenó a la chica abandonar la casa y despidió al hombre, dejándolo en la misma miseria. Seis meses antes Yi había dado a luz a un niño, Tao, cuya dudosa paternidad Yifan había adoptado como propia, a pesar de no estar seguro de que si en verdad él era el padre. Algunos años después de la ruptura Yi abandonó a su hijo y se fue a Francia con un artista, y él, aunque no tenía obligaciones, adoptó a Tao y lo trajo a Corea.
Desde aquel entonces las relaciones entre Yifan y Kyungsoo se estrecharon. Siempre que se encontraban en la casa, Yifan tenía una sonrisa o una palabra amable para Kyungsoo, y Kyungsoo por su parte había dejado su timidez de lado.
De repente a Kyungsoo el trato de Yifan comenzó a volvérsele necesario, y en donde quiera que estuvieran los dos, Yifan era centro completo de su atención.
Una noche en que Kyungsoo no podía conciliar el sueño, oyó como alguien rascaba la puerta de su habitación. Miró la hora en su móvil, viendo que eran las dos de la mañana. Al principio creyó que era el perro, que daba vueltas en el pasillo buscando un lugar para dormir, pero luego oyó una demoníaca carcajada, la misma que había oído el día después de su llegada.
-¿Quién anda ahí?- gritó Kyungsoo.
Le contestó un gruñido que fue alejándose, hasta que se oyó una puerta cerrarse.
-¿Bang Cheolyong?- Kyungsoo se sentía aterrorizado. Se puso encima una bata, y salió de su habitación, determinado a ir a buscar a Minseok. Abrió la puerta con mano temblorosa, encontrando la luz del pasillo encendida, y un humo espeso inundándolo todo. Kyungsoo avanzó por el pasillo, notando que el humo venía de la habitación de Yifan. Abrió la puerta del cuarto, encontrando las cortinas de la cama, envueltas en llamas, y en medio del humo, Yifan dormido o desmayado, tendido sobre ella.
-¡Despierta, despierta, Yifan!- gritó Kyungsoo, sacudiendo al mayor por un brazo.
Yifan murmuró algo en sueños y se dio la vuelta, el humo lo había asfixiado. Kyungsoo corrió al baño, encontrando un cubo lleno de agua, que derramó sobre la cama, apagando el fuego. El agua sumado al ruido que hizo el cubo a caer de las manos de Kyungsoo, despertaron a Kris, que comenzó a insultar en la oscuridad de la habitación.
-¿Nos estamos inundando?- exclamó.
-No, sunbae, pero hubo fuego. Levántate, encenderé la luz.
-¿Do Kyungsoo? ¿Qué has hecho? ¿Querías matarme?
-Por Dios, sunbae, levántate. Alguien ha hecho esto, tienes que ver quién ha intentado matarte.- Kyungsoo encendió la luz, de repente encontrando una almohada en el rostro apenas se encendió la lámpara.
-¡No te quites eso de la cara!- exclamó Yifan. Se oyeron pasos, el armario abrirse y cerrarse, y luego su voz de nuevo.- Ya, puedes mirar.- Yifan se acomodaba un bóxer.
Kyungsoo, totalmente rojo, relató entre tartamudeos lo que sabía.
-¿Llamo a Minseok sunbae?
-¿A Minseok? No, ¿para qué? Déjalo que duerma tranquilo.
-Entonces buscaré a algún empleado, llamaré a Yixing…
-No.- Yifan se puso una bata sobre el bien formado cuerpo, y puso una manta sobre los hombros de Kyungsoo, sentándolo a uno de los sofás y acercando una silla y colocando los pies de Kyungsoo sobre esta.- Quédate así, para que no te alcance la humedad. Voy al tercer piso, ya regreso. No salgas y no llames a nadie.
Kyungsoo obedeció. Pasaron los minutos y estaba a punto de levantarse, cuando Yifan entró en la habitación, pálido y sombrío.
-Lo sabía…- dijo, sentándose en la cama.
-¿Qué cosa?
Yifan no contestó, se cruzó de brazos y fijó la vista en el suelo. Luego de unos segundos dijo:
-¿Viste algo cuando abriste la puerta de tu cuarto?
-No, solo las luces encendidas.
-Pero oíste una risa extraña, ¿la habías oído antes?
-Sí. Minseok me dijo que era de Bang Cheolyong, trabaja aquí. Se ríe de ese modo. Es una persona rara.
-Eso es verdad. Me alegra que hayas sido tú el que haya presenciado el asunto. No digas nada, yo arreglaré todo. Vuelve a tu cuarto, son casi las cuatro, yo pasaré el resto de la noche en el sofá de la galería. Dentro de dos horas el servicio estará levantado.
-Buenas noches.- dijo Kyungsoo al salir.
-¿Te vas así?- exclamó Yifan.
-¿No me dices que me vaya?
-Pero no de esa forma tan seca. Me has salvado la vida.- Yifan alargó la mano y tomó la de Kyungsoo.- Has salvado mi vida, y me alegro que te deba este favor a ti, y no a nadie más.- Los ojos de Yifan se encontraron con los enormes orbes de Kyungsoo.
-No tienes que agradecer nada.- susurró Kyungsoo.
-Cuando te conocí, cuando te vi por primera vez, supe que nos llevaríamos bien. Tú y yo. Supe que serías mi mejor ángel.- Al decir esto, una extraña energía brotaba de Yifan, algo que Kyungsoo no supo cómo interpretar.
-Me alegro de haber estado despierto.- dijo Kyungsoo, deshaciendo el agarre de las manos con lentitud.
-¿Ya te vas?
-Tengo frío.
-¡Frío! Sí, sí. Vete. Ve a dormir.
Kyungsoo se fue a su cuarto pero no pudo pegar el ojo, entregado como estaba a toda especie de fantasías. Como no había podido dormir, se levantó con las primeras luces del día.