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Story Of Life por SuperNova31

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Pasó una semana sin que hubiera noticias de Yifan. A Minseok no le extrañaba, no le extrañaría que Yifan no volviera ese año, pues así era su forma de ser. Cuando Kyungsoo oía aquello un extraño frío congelaba su corazón.

Hacía ya quince días que Yifan había dejado Gangnam, cuando el teléfono de la casa sonó.

-Es el señor.- dijo el criado, llamando a Minseok.

Minseok dejó la sala para hablar con Yifan, Kyungsoo, por su parte, continuó bebiendo su té con fingida calma, pero el rubor de sus mejillas y el temblor de sus manos era indisimulable.

-Bien, esto es algo realmente nuevo, no creí que Yifan tuviera tantos amigos.- dijo Minseok, volviendo después de unos minutos y sentándose de nuevo a la mesa.

Kyungsoo acomodó el cuello de la camisa de Tao, y dijo con fingida indiferencia:

-¿Parece que sunbae tiene tiempo todavía fuera?

-No, al contrario. Volverá dentro de tres días, y acompañado. No sé cuántos de sus amigos vengan con él esta vez. Es que no habíamos recibido a sus amigos tampoco antes. Tengo mucho que hacer Kyungsoo: preparar habitaciones, buscar un nuevo chef. Probablemente los caballeros traigan sus propios empleados, así que creo que tendremos la casa llena.

Minseok terminó su té rápidamente, y salió presuroso a cumplir sus tareas.

Los tres días pasaron rápidamente, con Minseok yendo y viniendo con papeles de contratación, nuevos juegos de camas y ordenando a los criados arreglar detalles aquí y allá. Tao, en tanto, había sido dispensado de sus lecciones, y acompañaba a Minseok a donde fuera “ayudándolo”.

El día de la pomposa llegada de los visitantes, Minseok se hallaba vestido con su mejor traje, ya que era el encargado de recibir a los huéspedes y conducirlos a sus cuartos. Por un momento Kyungsoo se sintió en un hotel de lujo, puesto que así de bien se veía la mansión en aquel momento. Tao también se vistió con sus mejores ropas, ansioso ante la idea de conocer damas y caballeros de la alta sociedad. Kyungsoo, por su parte, permaneció como siempre, ya que pensaba en pasárselo en el cuarto en que estudiaban con Tao.

-Es tarde.- dijo Minseok.- Me alegro de haber pedido la comida para una hora más tarde de lo que me dijo Yifan.- El celular de Minseok sonó, y el castaño leyó el mensaje.- Estarán aquí dentro de diez minutos.

Tao corrió a la ventana y Kyungsoo se posicionó tras él para ver sin ser visto.

Al fin llegó la caravana de lujosos coches BMW y Ferrari. Yifan bajó de su Lamborgini negro, con él bajó un chico alto, de piel blanca y cabello teñido de rubio platinado.

-¡El joven Jeon!- exclamó Minseok, y corrió a su puesto.

Poco después el bullicio inundaba el corredor. Por sobre todas las voces, de muchachos y muchachas, se alzaba la grave voz de Yifan, que les daba la bienvenida. Después se oyeron los pasos en las escaleras, abrir y cerrar de puertas y un momentáneo silencio.

-Qué divertido.- dijo Tao en chino. – Mamá solía invitar así a amigas y amigos suyos, era divertido.

-¿No tienes hambre, Tao?

-Sí, gege, tengo mucha hambre.

-Ahora que están todos acomodándose en el cuarto, bajaré a la cocina a buscar algo qué comer.

Kyungsoo bajó por unas escaleras privadas a la cocina, donde los empleados y el cocinero iban y venían atareados. Atravesando este caos, Kyungsoo se armó de una bandeja y cogió algunos bizcochos, frutas, una par de bandejas de arroz y una botella de jugo. Cuando Kyungsoo regresó, encontró a Tao espiando por la puerta.

-¡Cuánta gente! ¿Crees que Kris gege nos dejará bajar al salón?

-No lo sé, Tao. Tal vez mañana. Ven a comer.

Tao comió con avidez, para gran contento de Kyungsoo, que no tenía ganas de responder demasiadas preguntas.

Kyungsoo había hecho bien en llevar comida de más, porque más tarde se les unió Yixing.

El clima fresco del verano acompañaba muy bien a las visitas. Durante la tarde, Tao y Kyungsoo sentados en lo alto de la escalera, escuchaban como cantaban y tocaban el piano. Tao se durmió sobre el hombro de Kyungsoo, que lo cargó y lo llevó hasta su cama. A la mañana siguiente los visitantes salieron en sus coches, tal vez a dar un paseo por la ciudad. De nuevo Jeon Ki Wook se subió al auto de Yifan, y en el asiento de acompañante, cosa que Kyungsoo hizo notar a Minseok.

-Se ve que Yifan prefiere su compañía a la de los demás.

-Y Kiwook-ssi lo prefiere a él.

-Me gustaría verlo de cerca. Se nota su grandeza ya de lejos.

-Lo conocerás esta tarde. Le dije hoy a Yifan que Tao se muere por conocer todas esas caras, porque ha visto a la mayoría aunque sea una vez en la tele o en revistas, y me dijo que lo deje ir al salón para la hora del té, y quiere que tú lo acompañes.

-Lo dice por cortesía. No creo que sea necesario que yo vaya.

-Eso le dije que pensarías, y él me dijo que te insista. Dice que si sigues negándote, subirá y te bajará como a un saco de papas.

-No quiero darle esa molestia.- rió Kyungsoo.- Iré aunque no quiera. ¿Estarás allí, hyung?

-No, yo le dije que no quería, y él aceptó. Te diré cómo hacer para evitar cualquier presentación, no quieres que esos niños de mami te miren de arriba abajo con mala cara. Ve cuando todavía no haya nadie, elige un asiento, y quédate ahí hasta que todos lleguen. Cuando entre la gente no estás obligado a que te quedes. Haz que Yifan te vea y después vete sin que lo note. Cuando insistía en que yo me quedara, eso funcionaba a la perfección.

-¿Crees que se queden aquí mucho tiempo?

-Quizá las semanas que quedan de vacaciones. Son todos niños como Yifan, vienen a divertirse un par de semanas antes de volver, algunos a las tediosas empresas familiares, otros a la universidad. Hablando, Kyungsoo, ¿piensas seguir estudiando?

-Bueno… la idea de este trabajo es conseguir ahorrar el dinero necesario para la escuela. Con el dinero de este año, tendré más que suficiente para pagarme los estudios. Quiero ser profesor. El grado de maestría que tengo es sólo la mitad de la carrera, quiero terminarla, especializarme en literatura o historia, es lo que más me gusta.

Kyungsoo vio con nerviosismo acercarse la hora de bajar al salón. No tenía mucha ropa de ocasión, pero a su ver se veía decente: llevaba una camiseta negra, un saco negro (regalo de Leeteuk del año en que terminó sus estudios e ingresó a trabajar), pantalones de mezclilla negros y zapatos del mismo color. Era una sombra, y pensaba pasar desapercibido como tal.

Kyungsoo entró al salón vacío. Habían abierto las ventanas para que el suave viento del verano cambiara el aire, y habían prendido las luces y las lámparas de colores. Las mesas estaban bien dispuestas por el salón, adornadas con manteles blancos y un modesto ramo de hortensias como centro de mesa. Tao tomó asiento en un banco sin decir palabra, Kyungsoo se sentó junto a la ventana, tomó un libro y procuró leer.

Un ruido anunció que la comida había terminado, las puertas del salón se abrieron y entraron todas las muchachas al salón. Eran siete.

Kyungsoo se levantó y saludó, algunas contestaron, otras se conformaron con mirar a Kyungsoo de arriba abajo. Apenas entraron al salón se dispersaron, algunas de pusieron a ver los libros, otras se sentaron en los sofás a conversar en voz baja.

Kyungsoo conoció sus nombres más tarde.

Estaban las hermanas Choi, ambas muy altas pero muy distintas una de otra: Seohyung tenía la boca pequeña y la tez trigueña, mientras que Seolri tenía la piel blanca, los ojos grandes y los labios muy rosa.

Luego estaba Kim Taeyeon, de baja estatura pero voz potente y lindos ojos redondos. Luego Lee Sonkyu, aún más baja de estatura y de aspecto tierno e inocente, pero cuyos ojos demostraban lo altanera que en verdad era.

Se distinguían, sin embargo, las hermanas Jung, ambas estadounidenses y muy guapas. Krystal, de cabello largo y rubio, vestía con las últimas ropas de las mejores marcas. Su hermana Jessica, de pelo castaño y nariz pequeña, vestía con un sencillo, pero a la vista caro, vestido de seda rosa. La mayor, Tiffany, de cabello oscuro, vestía con un vestido azul muy corto.

Tao de inmediato se paro, saludando a las mujeres en chino.

-¡Pero qué lindo muñequito!- sonrió Tiffany.

-Este es el pupilo de Kris oppa, el bebé chino del que tanto nos ha hablado.- dijo Krystal.

-¡Qué lindo chico!- exclamaron también Seolri (Sulli, como Kyungsoo oyó que llamaban todos) y Seohyun, y llevaron a Tao a charlar en chino, mezclado con coreano.

Al fin llegó el café y con él los muchachos. Kyungsoo se sentaba a la sombra, medio oculto por las cortinas. Los primeros entrar fueron los gemelos Jo Youngmin y Kwangmin, vestidos con un traje similar pero con los colores intercambiados. Kim Jongwoon era un apuesto hombre, de cabello negro y ojos traviesos. Por lo que Kyungsoo pudo saber de él más tarde, tenía la edad de Minseok y ya había terminado con su servicio. Jung Jinyoung, hijo de un juez, tenía toda la apariencia de un niño mimado. Y luego estaba Jeon Ki Wook, primo hermano de las hermanas Jung, y como ellas, guapo como un muñeco. Entró al salón acompañado de Yifan, quién le sacaba veinte centímetros de estatura, pero no lo opacaba en belleza.

A Kyungsoo no le extrañó que Yifan no le hiciera caso al entrar, y que se dirigiera inmediatamente al grupo de chicas a conversar con ellas. Pero Kyungsoo experimentó algo nuevo: la amargura de amar a alguien que es realmente inalcanzable.

El café llegó y la charla aumentó. Todo era conversación y alegría. Jinyoung y Jongwoon (Yesung, como lo llamaban comúnmente) hablaban sobre la amplia y diversa colección de libros de Yifan. Tiffany y Soonkyu chismeaban juntas. Kwangmin se sentó junto a Jessica y ambos ojeaban un libro de láminas. Krystal se sentaba en silencio junto a Seolri. Youngmin se sentaba junto a Taeyeon y hablaba con Tao en un mal chino que él celebraba con risa. Kiwook, mientras tanto, permanecía solo junto a una mesa hojeando un álbum. Al fin se dirigió a Yifan, quizá cansado de esperar que Yifan le hablara.

-Yifan, creí que no te gustaban los niños.

-No me gustan.

-¿Y por qué te has hecho cargo de ese muñeco, entonces?

-No me hice cargo, me lo encargaron.

-¿No lo mandas a la escuela?

-Las escuelas de por aquí son malas.

-¿Por qué? Le pagas a un profesor particular. ¿Qué se ha hecho? Creí haberlo visto por ahí. Allá está, detrás de la cortina de la ventana.

Kyungsoo se encogió sobre sí mismo al escuchar aquella observación, pero Yifan no se volvió a verlo.

-No me he puesto a hacer cuentas.- contestó Yifan con indiferencia.

-Los profesores particulares son casi tan malos e inútiles como las escuelas malas que dices que aquí hay. Te lo dice alguien que ha tenido que soportar docenas de ellos. Tanto profesores como maestras, no hay quién sirva.- Seolri se le acercó para hacerle notar la presencia de Kyungsoo.- Que escuche, le servirá para corregirse. Ya lo he visto, y por como luce, he visto en él todos los defectos de los de su clase.- Kyungsoo apretó los labios, humillado y enfadado.

-¿Cuáles son esos defectos?- preguntó Yifan.

-Te los diré al oído.- Yifan se acercó a Kiwook, que le susurró algo al oído.- Pero dejemos este asunto, que no vale la pena.- dijo luego, en voz alta.- ¿Qué tal si cantas esta noche?

-Como ordenes.- Yifan sonrió, como raras veces lo hacía.

Kyungsoo estaba a punto de irse, pero se quedó para escuchar a Yifan cantar. Una hermosa canción de amor, cantada con una armoniosa voz grave y acompañada con un dulce piano. Cuando la canción terminó, Kyungsoo se deslizó al corredor, y mientras se ocupaba de anudar el cordón de su zapato, la puerta del salón se abrió. Un muchacho salió y Kyungsoo se encontró cara a cara con Yifan.

-¿Cómo estás?- preguntó Yifan.

-Muy bien, sunbae.

-¿Por qué no me has hablado en el salón?

-No quería molestarte, viéndote ocupado.- a pesar de que Yifan le había pedido a Kyungsoo que lo tratase con informalidad, el deje formal no abandonaba la voz del moreno.

-¿Qué has hecho mientras no estuve?

-Nada en particular, continuar con las lecciones de Tao, como siempre.

-Y ponerte más pálido de lo que estabas. ¿Qué tienes?

-Nada, sunbae.

-¿Te resfriaste la noche que me diste aquel baño?

-No, sunbae.

-Vuelve al salón, es muy temprano para que te vayas.

-Estoy cansado, sunbae.

Yifan miró a Kyungsoo unos instantes.

-Y disgustado.- dijo- Anda, dime.

-No, sunbae, no estoy disgustado.

-Estoy seguro que lo estás a tal punto que estás a punto de llorar. Esta noche te dejo, pero quiero que sepas que mientras tenga invitados aquí, quiero que bajes todas las noches al salón, no lo olvides. Ahora vete, y manda a Yixing a buscar a Tao. Buenas noches, mi…

Yifan calló y volvió al salón bruscamente. 


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