Kyungsoo bajó del avión y tomó un taxi hasta la casa de su tía. Habían pasado diez años, pero no había olvidado el camino.
Al llegar lo recibió Yuri, con mucha alegría.
-¿Se quedará a dormir aquí?- le preguntó.
-Oh, no. He pagado un hotel cercano. ¿Cómo está la señora?
-Está muy mal, Kyungsoo-ssi. Hace poco la han traído del hospital para que pase sus últimos días aquí.- le contestó Yuri, colgando el saco de Kyungsoo en un perchero.
Todo en la casa estaba igual que hacía diez años, cuando la dejó. Los mismos muebles, las mismas cortinas, la misma pintura.
-¡Kyungsoo! ¿Ya has llegado? ¿Has tenido buen viaje?- Kyungsoo saludó a Sehun, que lo sentó al sofá y le ofreció té. Sehun se había convertido en un chico alto, de piel muy blanca. Llevaba el cabello corto y teñido de rubio. Baekhyun solo miró a Kyungsoo y lo saludó con una inclinación de cabeza. No había crecido tanto como su hermano, y llevaba el cabello castaño.
Luego de charlar un rato con su primo Sehun, contarle lo último acontecido y hacerle saber que estaba trabajando en un buen lugar, Kyungsoo preguntó:
-¿Dónde está la tía?
-Está arriba, durmiendo. Duerme mucho. Ha estado preguntando por ti constantemente.
-¿Cuándo la podré ver?- Kyungsoo, con todos los buenos modales que pudo, dio a entender que no quería quedarse mucho tiempo. Sin embargo tuvieron que pasar tres días para que lo dejaran ver a su tía.
-¿Do Kyungsoo? ¿Dónde está Do Kyungsoo?
-Estoy aquí, tía.- A pesar de que había prometido no volver a llamar a la mujer tía, el corazón de Kyungsoo se ablandó en el deseo de que los últimos momentos de la mujer no pasaran en disgusto. Kyungsoo se acercó y besó la frente de la anciana.
-¿Eres en verdad Do Kyungsoo? Te he hecho llamar porque debo decirte algo, así podré irme con la conciencia tranquila.
-¿Qué es?
-Hace seis años vino un tío tuyo, a buscarte para adoptarte y dejarte como heredero de toda su fortuna, ya que no tenía ni hijos ni parientes. Yo no podía verte feliz, rico y exitoso, así que le mentí de que habías muerto en un accidente en Ahn ChangHo.- la mujer sacó de debajo de su almohada dos sobres y le tendió uno a Kyungsoo.- Allí están todos los datos del hombre. Haz con ellos lo que te plazca.- dijo con brusquedad.- Y esto. Esto tu herencia de mi parte más el dinero que tenía que darte cuando cumplieras 18 años. Es un cheque por dos millones de wons.- Kyungsoo miró el sobre con los ojos muy abiertos.- Yo quiero…-susurró la mujer.- Yo quiero que me perdones, por todo lo que te hice pasar de niño. Tú eras testarudo y desobediente como cualquiera, pero yo fui injusta contigo. Lo de mi Jongdae… lo de mi Jongdae fue karma, yo lo sé. Perdóname, sobrino mío, por enmendar mis errores tan tarde.
Kyungsoo tomó las manos de la mujer, con el corazón lleno de pena.
-No hay nada qué perdonar tía, yo la perdoné hace tiempo.- la mujer esbozó una sonrisa y expiró su último suspiro.
Sehun lloró en silencio y Baekhyun no se inmutó. Luego de la ceremonia de luto Sehun le pidió a Kyungsoo que se quedara unos días. El moreno no pudo rehusarse, debido a las circunstancias.
Quince días tuvieron que pasar para que Kyungso pudiera regresar a Gangnam.
Bajó del autobús en el ya conocido camino de tierra, con un sobre con un cheque por mucho dinero en el bolsillo, y el corazón feliz de volver a lo que él llamaba hogar.
Comenzó a caminar con tranquilidad, y pronto vio a lo lejos la enorme y vieja mansión.
-¿Es ese Do Kyungsoo?- gritó Yifan, desde el sofá del hall en el que acostumbraba a sentarse a leer.- Caminando por la tierra, como siempre, pareciendo un cachorro sin hogar.
-¿Es ese Wu YiFan?- rió Kyungsoo.- La roca que lee, tan expresivo y risueño como siempre.
Min y Tao, al oír la voz de Kyungsoo, salieron corriendo de la casa a recibirlo. Incluso Minseok le dio una cálida bienvenida.
-Aunque no cumpliste la promesa de la semana, llegas justo a tiempo para cumplir tu segunda promesa. Y te excuso porque llamaste para avisar de lo primero.
-¿La segunda promesa?
-De quedarte junto a mí hasta que me duerma la noche antes de mi casamiento.- De nuevo Kyungsoo oyó como su corazón se rompía nuevamente.
-¿Te casas, sunbae? ¿Qué día?
-Dentro de dos semanas. Ya le conseguí a Tao colegio, un colegio internado.
-Es decir que dentro de dos semanas, nos diremos adiós, sunbae.- Kyungsoo intentó sonreír, pero en vez de eso solo logró hacer una mueca.
-Nos diremos adiós.- Yifan asintió.
-Iré… iré a dejar mis cosas al cuarto.- Kyungsoo subió con rapidez las escaleras, bajo la mirada atenta de Yifan.
Las dos semanas pasaron rápido, y tal como prometió, la víspera del matrimonio, Kyungsoo se encontraba sentado junto a la cabecera de Yifan, con un libro en las manos.
-Eso no se vale, se supone que debes darme charla, para tranquilizarme.
-Si ni te ves nervioso.- respondió Kyungsoo, simulando estar concentrado en la lectura.
-¿Dónde irás luego del casamiento?
-Tengo algún dinero.- dijo Kyungsoo, que había omitido en contarle sobre los dos millones de los que era heredero.- Iré a Seúl, a pagarme la universidad, como le dije.
-¿Dónde vivirás? El trabajo de medio año viviendo aquí no creo que sea suficiente para que te compres un departamento.
-Mis parientes allá me darán alojo.
-¿No dices que te detestan?
-Mi primo Sehun se mostró amable conmigo.
-¿Vivirás con él?
-Tal vez. Él también está estudiando.
-¿Es guapo tu primo?
-Lo es, ciertamente. Pero no deberías preguntar ese tipo de cosas a punto de casarte como lo estás.
-¿Es inteligente?
-Es muy brillante, sí.
-¿Y tú lo quieres?
-Ni lo quiero, ni lo odio. Somos familia, le tengo cierto afecto.
-¿Cómo a un perro?
-¿Qué tienes con los perros?
-Es que me gustan.- Yifan observó el rostro de Kyungsoo, pero como lo había pensado, el menor no entendió la indirecta, siendo su mente tan inocente como lo era.- ¿Te olvidarás de mí, Kyungsoo?
-¿Cómo podría olvidar a un querido amigo? Vendré a visitarte seguido, a ti, a Minseok, a Min y a Tao. Espero que trates bien a Tao-ssi. Con que me ponga las quejas Tao, de que lo has mandado a un mal colegio o que no lo tratas bien, ya verás la que te doy.
-¿Me estás amenazando, gnomo?- rió Yifan, metido entre las colchas como estaba.
-Tómalo como quieras, pero te advierto.- Kyungsoo lo señaló con un dedo acusador, lo que hizo reír aún más a Yifan.
Cuando Yifan al final se quedó dormido, Kyungsoo se deslizó silenciosamente a su habitación. Le dolía el corazón, y pretender estar contento aquellas dos semanas, solo había servido para hacerle sentir peor. En su habitación sus maletas ya estaban preparadas, y a la mañana siguiente, al alba, Kyungsoo ya no estaba.