Kyungsoo y Jongin se graduaron el mismo año. Llevaban dos años en pareja y Kyungsoo pronto cumpliría 23 años. Jongin se había mudado al departamento de Kyungsoo, y vivían juntos hacía tiempo. Kyungsoo había encontrado en Jongin un buen compañero y la vida tranquila que siempre quiso. Jongin estaba al tanto de la cantidad de dinero que tenía Kyungsoo en su cuenta de banco, y aceptaba que su novio quisiera guardarlo y ocultarlo al mundo, también había llegado a conocer al más bajo muy bien, lo conocía mejor que él mismo, por lo tanto sabía que a pesar de todo el tiempo que había pasado, pensaba en aquel hombre de rostro inexpresivo y sarcasmo constante. Pero Jongin era egoísta y masoquista.
Ese día era su aniversario. El aniversario del segundo año de novios, y tres que llevaban de conocerse. Jongin había preparado algo especial.
-Iremos a Corea.
-¿Qué?- Kyungsoo miró al moreno, sorprendido.
-Que iremos a Corea. Ya nos hemos graduado, con honores, de una universidad internacional. Ya nada nos ata a Japón. ¿No crees que sea hora de volver?
-No tengo nada qué hacer allá.- susurró Kyungsoo.
-Pero yo sí. Mis padres quieren conocerte. No te preocupes, el incidente de Wu ya quedó en el olvido.
-Entonces…- Kyungsoo forzó una sonrisa.- Entonces vamos.
Un par de semanas más tarde un cochero esperaba a la pareja en el aeropuerto de Seúl, para ayudarlos con las maletas y llevarlos a la mansión principal de los Kim.
Kyungsoo conoció a los padres de Jongin y a su hermano mayor, Taemin. Se enteró de que ambos hermanos habían estado interesados por el baile y la música, y no por los negocios, pero como hermano mayor, Taemin abandonó sus sueños para hacerse cargo de la compañía familiar. Aun así Taemin no era infeliz, se había casado con el hijo de la famosa familia Choi, primo hermano de las Choi que había conocido Kyungsoo tiempo atrás, y este hombre había decidido hacerse cargo por Taemin, quién se ocupó de seguir sus sueños con la danza. Mientras tanto, el padre de Jongin, cuyo corazón había sido ablandado por la edad y la lejanía, ya no guardaba rencor contra Jongin por revelarse, y lo recibió con alegría al llegar. Kyungsoo conoció por segunda vez una familia de ricos encantadora.
Un día, un par de meses después de la llegada de la pareja a Corea, Kyungsoo fue llamado por el padre de Jongin a su estudio. Extrañado, Kyungsoo atendió al llamado, acompañado como siempre, de Jongin.
-Kyungsoo, tengo una noticia que te entristecerá por un lado, y te alegrará por el otro.- el hombre de 50 años sonrió. A pesar del cabello gris Kyungsoo podía notar que había sido guapo en su tiempo, y que Jongin había heredado la mayoría de sus facciones de él.
-¿Qué sucede?- Kyungsoo frunció el ceño y se sentó, como le indicaba el hombre.
-¿Sabías de un tío tuyo? ¿Un hermano de tu padre?- Kyungsoo hizo memoria y recordó el día en que su tía había muerto, comunicándole que tenía un tío vivo. Debido a todo lo acontecido después, Kyungsoo se había olvidado completamente de aquel hombre.
-Sí. La verdad es que sí, pero debido a que no lo he visto nunca, no he recordado sino hasta hoy que tenía tío.
-Tenías. Lamento decirte que tu tío ha muerto.
-Es una pena.- susurró Kyungsoo.- ¿Eso quería comunicarme?
-Vaya amor, ya no llores.- rio Jongin, al ver la reacción de Kyungsoo.
-Ya déjalo, Jongin. Tú también reaccionarías igual si te dicen que ha muerto alguien a quien nunca has conocido. Pero no, no es solo eso, Kyungsoo-ssi. Tu tío, al no tener a nadie más que a ti, te ha dejado por herencia todo lo que poseía.
-¿En serio?
-Sí, no es mucho.- dijo el hombre.- Sólo veinte millones de dólares. Una módica suma.
Kyungsoo abrió los ojos como platos, sin poder evitar que su mandíbula se aflojara.
-¿C-cuánto?
-El vuelto del pan, amor. Te ha dejado el vuelto del pan.- rio Jongin, acariciando la espalda de su novio para intentar que saliera de su estupor.
Kyungsoo, bajo el consejo del padre de Jongin, obtuvo su herencia y la guardó, junto con el dinero que le había heredado su tía, en uno de los mejores bancos de Corea.
Había comenzado el verano y Jongin y Kyungsoo habían decidido ir a pasar un par de semanas juntos a la isla de Jeju, en donde Jongin tenía una casa quinta, cercana a un bosque. Se encontraban dando un paseo por los alrededores, ambos en silencio.
-Oye, Kyungsoo…-susurró Jongin, tomando la mano de Kyungsoo.- He estado pensando, y…No sé cómo decirte esto, yo…- Jongin se puso rojo, ante la curiosa mirada de Kyungsoo que no entendía muy bien lo que sucedía.
-¿Qué tienes?- preguntó.
-Es que…- Jongin sacó del bolsillo de su saco una pequeña caja de terciopelo negro.- Do KyungSoo, quieres…¿Casarte conmigo?
Kyungsoo sonrió, sonrió de verdad, como hacía mucho, mucho tiempo no lo hacía. Había comenzado a amar a Jongin, tal vez no con la misma intensidad con la que había amado a Yifan, pero le quería.
Una ráfaga de viento lo hizo sentir escalofríos. Kyungsoo estaba a punto de dar la respuesta, cuando una voz que reconoció de inmediato se escuchó con claridad:
¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo!
Kyungsoo abrió los ojos y miró hacia el bosque cercano.
¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo!
Kyungsoo, con el corazón agitado y el sudor recorriéndole la espalda, corrió hacia el bosque.
-¿Dónde estás?- le gritó a la oscuridad. Escuchó que Jongin lo seguía, pero Kyungsoo era pequeño y rápido, y había logrado tomar distancia.
¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo!
-¡Ya voy! ¡Espérame!- Kyungsoo cayó de rodillas y se desvaneció.
Cuando volvió en sí, estaba en el cuarto de la casa quinta. Sobre la mesa de luz había un vaso de agua, pastillas para el dolor de cabeza, la caja de terciopelo negro y un papel debajo.
Kyungsoo tomó un poco de agua y tomó el papel, leyendo lo que había escrito.
Tuve que salir a atender unos asuntos de emergencia. Papá me solicitó para una reunión en China. Si quieres, vuelve a casa. Hablaremos cuando regrese, no tardaré más de un par de semanas. Lamento mucho irme así. Te amo, te amo, te amo.
Kai.
P.D: Te casarías conmigo?
A Kyungsoo se le rompió el corazón por tercera vez. Debía volver a Gangnam. Debía volver a verlo.