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Story Of Life por SuperNova31

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Notas del capitulo:

Los primeros capítulos van a ser cortitos, pero se van alargando en adelante, no se preocupen! 

Kyungsoo se resistió con ganas, no pudiendo aceptar de ninguna forma aquél injusto e inmerecido castigo.

-¡Agárrenlo con fuerza! ¡Vaya, si parece una fiera!

-¡Qué vergüenza! ¡Pero qué vergüenza!- exclamó una de las criadas.- ¡Qué conducta la suya, señorito Do! ¡Golpear a su primo! ¡Su joven amo!

-¡¿Amo?! ¡¿Soy un esclavo?!

-No, usted es menos aún, usted no tiene nada. Ahora siéntese ahí y reflexione sobre lo que ha hecho.

Kyungsoo entonces quedó a solas en la habitación a la que lo había mandado su tía.

El cuarto rojo era una enorme y lujosa habitación, usada extrañas veces y casi siempre cerrada. Debía su nombre a las cortinas, alfombras y tapicerías de este color.

Kyungsoo forcejeó en la puerta sin éxito. La habían cerrado por fuera.

Suspiró, resuelto a no largarse a llorar. Aquel cuarto no era abierto al público no solamente porque estaba alejado, sino porque allí, años atrás, había muerto su tío, el señor Kim.

Algo cohibido con esta idea en mente, Kyungsoo se sentó en uno de los sillones de la estancia, mirando a su alrededor. En la habitación no había nada, excepto dos mesas de luz y un enorme ropero en donde se sabía, su tía escondía su caja de joyas.

Kyungsoo se entretuvo explorando cada rincón del lugar hasta que el sol se escondió y la luz desapareció. Siendo así, intentó prender la luz de la habitación, pero por más que apretó la llave de la lámpara, esta no quiso encender. El foco estaba quemado debido al desuso. El moreno suspiró con pesar y volvió a sentarse en el sillón, rodeado de completa oscuridad y sin ninguna otra compañía más que sus pensamientos.

Pronto comenzó a sentirse el frío, ya que debido a que nadie ocupaba esa habitación, el calefactor estaba apagado. Kyungsoo intentó encenderlo, pero pronto desistió dándose cuenta que no era eléctrico como los demás calefactores de la casa, sino que funcionaba a gas.

Así, con frío y a oscuras, Kyungsoo comenzó a pensar. Y como cualquier niño de diez años, Kyungsoo era muy imaginativo. Se puso a pensar en su tío fallecido. Sabía que su tío había sido hermano de su madre, y que este, al morir esta, había prometido cuidar de Kyungsoo como si fuera su propio hijo. Lejos había estado esto de cumplirse, ya que Kyungsoo en aquella casa era tratado peor que basura. El pequeño comenzó a preguntarse entonces, si las cosas hubieran sido mejores si su tío no hubiera muerto. Kyungsoo no pudo evitar que dos gruesas lágrimas cayeran por sus mejillas.

De repente Kyungsoo recordó lo que había escuchado sobre lo que sucedía con las almas de los espíritus cuyos últimos deseos no eran respetados. Temeroso que una voz de ultratumba saliera de la chimenea apagada para consolarle, Kyungsoo se secó las lágrimas y se corrió el oscuro cabello de la cara, pensando en que todo estaba bien.

Para dejar de pensar en aquellas cosas, Kyungsoo se acercó a la ventana y corrió las cortinas. Un haz de luz proveniente de la lámpara de la calle lo cegó, y su creativa mente de niño lo hizo creer que era un espíritu o un alma en pena.

Aterrado, Kyungsoo corrió a la puerta y comenzó a golpearla y gritar.

-¡Sáquenme de aquí! ¡Por favor! ¡Alguien sáqueme de aquí!

Fuera de la habitación resonaron pasos rápidos, y la llave giró, haciendo abrir la puerta. Fuera, el rostro de Yuri, la niñera, apareció iluminado por la luz del pasillo.

-¿Qué pasa señorito Do? ¿Está usted enfermo?

-¡Sácame de aquí!- gritó Kyungsoo, entre sollozos.

-¿Por qué? ¿Se ha hecho daño? ¿Le duele algo?

-¡Un espíritu! ¡Un espíritu ha venido a verme!- Kyungsoo se aferró a las manos de Yuri, que no las retiró.

-¿Qué pasa aquí?- la señora Kim apareció en el corredor.- Yuri, sabes que he dado órdenes  de que Kyungsoo se quede en el cuarto rojo hasta que yo venga por él.

-El señorito Do gritaba tan alto…- dijo Yuri, tomando una de las manos de Kyungsoo.

-Déjalo solo.- fue la única respuesta.- No intentes dar lástima Kyungsoo, sabes que no lograrás que te levante el castigo. Detesto cuando actúas de esa forma, deberías madurar de una buena vez.

-¡Tía! ¡Me portaré bien!  ¡Por favor! ¡Déjeme salir!

-¡Silencio! ¡No quiero volverte a oír!

La señora Kim, enfadada por los sollozos de Kyungsoo, lo empujó al interior del cuarto rojo y cerró la puerta, llevándose ella misma la única llave. Kyungsoo, presa del miedo y de no haber comido en todo el día, se desmayó.

Notas finales:

Dejen RWs! 


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