Cuando has vendido tu alma al demonio no hay forma de volver atrás, y en lo personal no es algo que quisiera hacer. De hecho aquel contrato me salvo de una muerte inminente, a diferencia de otros no tengo arrepentimiento alguno.
Aunque a veces por las noches llegan a mi esos pensamientos, ¿Qué sería ahora de mi si?, es algo que no puedo evitar sobre todo cuando voy a dormir en los sueños las posibilidades son muchísimas, tal vez tendría a mis padres si mi familia no sirviera a la Reina, una familia feliz lejos de la sangre y la soledad como ahora estoy.
Sin embargo es momentáneo ya que no estoy haciendo esto por otros sino por mí mismo, una venganza es demasiado noble para, es simplemente porque el fuego que inicio en mi interior.
Como ya lo dije fue más que nada sobrevivencia, observar como las caras que en momentos sonreían extasiadas por mi dolor se contrajeron en el suyo propio, cuando vieron que aquel depredador extendía su mano hacia mí, fue encantador verlos retorcerse como lo que son, tan solo lombrices en la tierra.
Y ahora solo me falta encontrar al gusano mayor, quien orquesto todo aquello con un fin completamente estúpido al final no les sirvió de mucho.
En estos momentos cuando cumplo mi papel del perro guardián de la reina, busco pistas para mi propio cometido —no pienso dejar a ninguno con vida—
En ocasiones cuando parecen trabajos como este me causa cierto como decirlo, me revuelven el estómago, porque me recuerdan un poco mi situación en aquella diminuta jaula, aunque Sebastián suele recordarme que ya no soy el prisionero.
—Joven Amo—La voz de mi mayordomo me hace concentrarme, es hora de capturar a nuestra presa.
—Bien, ve Sebastián— levanto mi parche dejando ver mi ojo y el contrato que hay en él, para dictar la orden que no llevara a la victoria.
—atrapa al asesino es una orden— y como siempre sin queja alguna hace una reverencia sonríe— Yes, my lord—
Una vez más el juego del gato y el ratón sin embargo esta vez las cosas se pusieron mucho más difíciles, ya que el culpable es como Sebastián. Desde mi lugar espero pacientemente a que la orden sea cumplida los pedazos de la casa salen volando el terreno se estremece con fuerza de los golpes, los pájaros salieron volando por el miedo de estas presencias causan.
Ninguno de los dos retrocede la furia se refleja en sus ojos ahora marcados por un brillante rojo que solo es el signo de la sangre que ambos han derramado en el trascurso del tiempo.
Los golpes vienen y van algunos dan en el blanco y otros son esquivados, el suelo comienza a agrietarse la fuerza usada era mucha.
La sensación de pesadez se hacen cada vez más palpable, la lucha es feroz, mi mayordomo se mueve elegantemente como un ave, ligero y cada vez estaba más cerca del adversario cercándolo de apoco dejándolo sin salida.
Pero a pesar de la clara ventaja aquel sujeto sonríe divertido tal vez solo burlándose porque hay algo que no sabemos. La mano de Sebastián lo atravesó gusto en el pecho, pero no hubo reacción alguna, ni dolor, ni sangre que brote de la herida, raro porque mi mayordomo sangraba lo había visto y ante nuestros ojos aquel cuerpo se transformó en una carcasa de piel.
—Ha cambiado de piel— parecía molesto porque fue burlado por como lo diría el una vil serpiente se ha burlado de él, bueno en parte es gracioso, lo vi regresar conmigo con esa expresión decepcionada.
—losiento joven amo a huido— bueno no estaba molesto, si no que sorprendido
—Puede hacer algo así—musite bajo.
—si olvidamos una cosa al final es una serpiente —
***
Mi pequeño Alois eres mi tesoro el mío y el de tu padre, siempre, siempre vamos a cuidar de ti y también de tu hermano Lucka, las manos suaves y aquella melodiosa voz, aunque su rostro se veía algo difuso en mis recuerdos, su sonrisa me dio confianza.
Era feliz tan feliz de ser amado de ser protegido hace mucho que no lo sentía, aquellas caricias llenas de amor.
Solo la oscuridad, al final era tanto que no podía dormir sin una luz que estuviera cerca, pero ahora de nuevo aquellas caricias suaves y relajantes.
—te quiero—
No lo medite mucho pero debía decirlo por ahora es la única que me protegerá y debo confiar en ella, por lo menos eso me repito incontablemente en mi cabeza.
—También yo— aquellas palabras me gustaba oírlas pero no sé si son mentiras, lo demonios harán lo que sea necesario para obtener lo que desean eso decía el diario, debo confiar en mi madre o en el demonio que dejo para cuidarme
—No deberías confiar en nadie más que en mí— abrió los ojos y hanna se movió rápido poniéndome detrás de ella.
—todos ellos te traicionaran menos yo, ella… es tan falsa— aquel hombre estaba frente a nosotros.
Sus ojos rojos me asustaron— no es que tampoco puedas escapar— sonrió
—tu abuelo lo sabía no hay forma de irse—
— ¿mi abuelo?—
—el los entrego ami, pero ninguno de ustedes lo entiende, tu madre quizo huir por eso el accidente—
—Esas mujeres trajeron el caos— parecía serio y cada vez más se acercaba— yo era el dueño de ustedes todos y cada uno, pero ella—
Sentí un escalofrió recorrerme por completo, la apariencia de aquel chico de ser atractiva comenzaba desmoronarse dejando ver su verdadera forma.
—el pedido de tu abuelo, él, los entrego a todos…—rio con fuerza era una carcajada llena de locura.
—ellas intentaron usar a otros para eliminarlos, pero los detuve aunque eso causo el desorden entre demonios y ahora tú, te aferras a esa mujer débil mujer, la matare—
Hanna se puso en posición parecía que también pensaba atacarlo aunque había muchas más dudas ahora que hizo mi abuelo y porque yo tengo que pagarlo.
Les vi avanzar a los dos un golpe bloqueado por ambas partes parecía tan seguro temí por ella pero, la rapidez con que se movían no me dejaban asegurarme de nada, me quede paralizado hasta que se oyeron unas voces abajo.
—Alois san— era Sebastián sensei.
—Arriba—grite con fuerza era mejor su ayuda que nada
—nos han interrumpido pero ninguno de ustedes huira tanto tiempo—le vi desaparecer, ciel y Sebastián entraron corriendo pero era tarde ya.
—Bueno por lo menos sabemos que tiene un interés—el sensei me miro esto me daba muy mala espina.
—En eso tienes razón—secundo ciel —tal vez debamos aprovecharla—