Miro el reloj del celular, 7:30 A.m., llamada perdida, número desconocido, mensaje nuevo, mostrar:
Me gustó tu presentación de ayer por la mañana, me gustaría volver a verte bailar, yo se que puedes lograr mucho más de lo que piensas.
Si aún estás interesado en perseguir tus sueños, dirígete hoy a las 20:00 P.m. a esta dirección…
Esperen un momento, es la misma dirección que me presente la otra vez!! ¿Acaso es una broma? ¿Alguien se esta burlando de mi? ¿Como consiguieron mi número telefónico? ¿Será el desconocido que se río de mí? Okeeey, ¿porque estoy pensando en el otra vez?
Y allí estaba yo una vez mas, frente a esos escalones que se me hacia eternos, no se porque me daban la impresión de que querían advertirme algo… camino, comienzo a subir escalón por escalón, sintiendo una presión en el pecho que no me es fácil explicar, y al final, allí estaba otra vez la misma e imponente puerta de la cual había salido avergonzado hasta el limite. Estaba oscuro, pues a esas horas de la noche y con un farol con débil luz situado al extremo de la pared de ladrillos apilados cuidadosamente uno encima del otro dejando a la vista un perfecto trabajo, no era difícil estar asustado. Y he aquí el problema, MI problema, no puedo moverme, parálisis total.
Parado, delante de aquel monstruo de madera, sin poder mover siquiera mis manos para poder tomar la perilla, ¡Dios! ¡Esto no puede ser tan difícil! Vamos, si esto no funciona podrás arrojarte de un punte sin culpa. Una vez más, enfrentas esa puerta, una vez más sobre el escenario, bailas, cantas, esperas a que te rechacen nuevamente, y te mueres. Solo eso, no es algo tan difícil. Respiro profundo, cinco segundos reteniendo el aire en los pulmones. Manos sudadas, piernas temblorosas, y mis mejillas al rojo vivo. Giro la perilla, y vuelvo a introducirme en aquella oscuridad que se tornaba mucho más espesa y asfixiante a medida que se iba cerrando la puerta detrás de mí.
Y ahí estaba yo otra vez, pensando en qué carajos estaba haciendo allí, cuando en ese lugar fui humillado duramente, habiendo dado lo mejor de mi, habiendo dejado una de mis mejores canciones, una de mis mejores coreografías, el cansancio de arduas noches practicando una y otra vez los mismos pasos, las mismas técnicas, eso no era justo, que hacia yo aquí otra vez, parado en medio de la oscuridad, solo, ¿Estarían tomándome el pelo otra vez? No, no permitiré que lo hagan, no permitiré que se rían de mí como lo hizo todo el mundo, no… me voy de aquí.
-Estas aquí. Ya era hora. No te creas que tienes el privilegio de llegar tarde solo por darte una nueva oportunidad.
-aah!- ¿Pero qué dem…? Esa voz… - m-me has asus…
-¿no me oíste? Has llegado tarde.
-pe-pero, yo… yo no he llegad…- ‘¿quién rayos eres?
-no quiero excusas, alístate y en dos minutos te quiero arriba del escenario.
-s-si.
“Bien hecho”… oh por dios… ¡OH POR DIOS! ¡Esa voz! ¡Eres tú! ¿Por qué no logro ver tu rostro? ¿Por qué te ocultas de esa manera? Espera un segundo… ¿quien te crees que eres para tratarme así?..
-El futuro dueño de esta empresa, ahora, mueve tu trasero. No se en que mierda estaba pensando cuando decidí volver a llamarte.
-Si así lo prefieres puedo reti…
-El tiempo es oro, y se te esta acabando, y junto con tu poco tiempo se esta acabando mi paciencia. Cincuenta y siete segundos exactos para que termines de alistarte, cincuenta y seis, cincuenta y cinco, cincuenta y…
A medida que se alejaba, se oía más lejana su voz y sus pasos. Me quede en silencio sin poder moverme unos segundos hasta que estuve seguro de que se había alejado por completo. ¡Soy el rey de los idiotas! Yo y mi estúpida manía de pensar en voz alta. Será mejor que me apresure, “el futuro dueño de esta empresa” me debe estar esperando, tssss, ni siquiera sabia que esto era una empresa.
Haciendo un gesto de desprecio hacia prácticamente todo, Lu Han terminó de atarse los cordones de sus tenis, se cambio la remera por una mas suelta, y se encamino al escenario que tanto lo intimidaba. Sin percatarse de que el desconocido aun se encontraba allí, detrás de las cortinas, observándolo silenciosamente, con los ojos brillosos clavados en el, en su cuerpo, deleitando cada rincón de su mente casi perversa por los pensamientos que la inocencia de aquel castaño le provocaba. Relamiéndose los labios, mirando detenidamente los movimientos delicados que hacia al intercambiar su camisa color pastel, por una remera deportiva negra. Era muy poca la luz que había, pero lo suficiente para poder divisar aquella figura de piel tersa y blanca, apetecible. Esta listo, va hacia el, sabe que será su próxima victima. Victima por un par de noches y nada màs.