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Sentimientos opuestos por LunaArlert

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Notas del capitulo:

Mis queridas lectoras que tanto quiero, aquí está el penúltimo capítulo de esta historia.

Las leo más abajito con otras aclaraciones y noticias.

Enjoy!

Near se limitó a observar desde la silla, que había marcado como suya desde su llegada a esa sala del hospital, como colocaban algunos aparatos alrededor de Mello.

—Estará bien, sólo lo mantendremos bajo vigilancia esta noche, queremos asegurarnos de que no haya alguna repercusión. —La doctora habló con tranquilidad mientras veía al archivo de Mello—. ¿Qué hay de ti, jovencito? ¿Te has atendido las heridas que tenías? —Preguntó, levantando la mirada a Near.

—Estoy bien —contestó seriamente, no apartando la mirada de Mello que se mantenía con los ojos cerrados—. Mis heridas requieren atención especial.

—Le avisaremos si se siente mal o algo —Lidner sonrió a la doctora que miraba con curiosidad a Near—. Muchas gracias.

La doctora asintió, un tanto insegura para después salir de la habitación. Near paseó rápidamente los ojos por sus muñecas que estaban levemente enrojecidas por la cuerda y después reparó en el dolor en su nariz.

—¿Seguro no necesitas nada, Near? —Lidner habló de nuevo, poniéndose de pie y obligando a los otros dos a seguirla.

—No —fue la seca respuesta que recibieron, ni siquiera levantó la mirada para verlos.

—Saldremos a comer algo…  ¿Quieres venir? —Lester suspiró, aunque ya supiera la respuesta.

—No —volvió a responder, con un tono que invitaba más a que se fueran y le dejaran solo.

Intercambiando la mirada entre Mello y Near, los tres abandonaron la habitación, esperando a que nada ocurriera entre esos dos. Después de todo, el problema había comenzado cuando Near había desaparecido sin dejar un rastro de la base donde trabajaban.

—Estás despierto, lo noto en tu respiración —Near habló, levantándose por fin y acercando la silla hasta la cama.

—No me jodas, me siento de la mierda —Mello murmulló, levantando el brazo y colocándolo sobre sus ojos.

—¿No te están ayudando los calmantes? —suspiró, sentándose nuevamente en la silla.

—Tengo diez puntos en el estómago, nada va a quitar ese dolor por ahora —Gruñó, levantando levemente el brazo para ver las expresiones de Near—. ¿Te duele algo o qué?

—Nada —murmuró, desviando la mirada del vientre de Mello y mirando el piso, como si este se hubiera convertido en el objeto más interesante de todo el hospital.

—Sigues siendo pésimo para mentir —bajó el brazo, que empezaba dolerle por la posición—, si no es dolor, hay algo más que tienes.

—¿De verdad ibas a dejarme vivir contigo? —La voz de Near fue más baja, sorprendiendo al otro por no estar acostumbrado.

—Era tu decisión, puedes hacer lo que quieras con tu vida sin mí permiso…

—Pero te involucraba a ti, tienes que decir algo.

Mello gruñó en respuesta. Parecía que quería volverlo loco, Near sabía bien claro lo que Mello sentía por él. Estúpidamente, le había dado demasiados indicios en los días que habían estado juntos, sin contar los dos besos que se dieron de manera espontánea.

—Me da lo mismo —murmuró, con una voz no tan segura—. Además, tu equipo ya tomó la decisión de llevarte de vuelta.

—Son mi equipo, soy su líder, no pueden ordenarme —contestó con simpleza.

—Vaya mandón que saliste —una sonrisa burlista le adornó los labios por unos segundos, antes de que el dolor le hiciese recordar su condición.

—Ven conmigo, Mello —Near dejó de analizar el piso para verle a la cara—. Seamos L, juntos, como se nos planteó desde un inicio.

Mello se incorporó sobre la cama, haciendo que los puntos se estiraran y le causara un dolor bastante agudo. Simplemente no podía procesar las palabras que acababa de escuchar—. Sales con cada idea tan rara —dijo, llevándose la mano al vientre y apoyando la otra en la cama para no irse de espaldas—. No puedo tener el lugar de L.

—¿Por mí?

—No, porque me alejé de su camino hace mucho tiempo o acaso, ¿has olvidado a cuantas cabezas de la mafia maté?

—Pero al final, ayudaste a atrapar a Kira.

—No importa, mate personas en mi afán de ganar —un nudo se empezó a formar en su garganta, no entendía porque de momento empezaba a decir todo aquello que había guardado dentro de sí—, me dejé llevar por el impulso… como siempre.

Near se congeló en su lugar al momento en que algunas lágrimas salieron de los ojos de Mello y caían a la cama. En su pecho se sentía como si hubiese hecho algo mal.

—Nunca podré ser como L.

El albino meditó un par de segundos antes de estirar la mano y sujetar el brazo de Mello sin lastimarle.

—No, nunca podrás ser como él —comenzó, haciendo que las lágrimas de Mello cayeran con más rapidez pero que también le mirara con enojo—, porque tú eres Mihael Keehl y yo soy Nate River. Nunca seremos L Lawliet porque él era una persona y nosotros somos otra diferente.

—¿De qué estás…?

—Nuestro objetivo era convertirnos en el sucesor de L, no en ser una copia exacta de él —su voz iba ganando seguridad conforme iba hablando, haciendo que Mello no pudiera apartar la mirada de él—. Cuando pensé que habías muerto, me culpé. Si yo no hubiera hablado de Wammy’s a Kira, él no hubiera sabido dónde buscar información, por  lo tanto, no habría tenido forma de saber quién eras tú, ese fue mi más grande  error.

Para ese momento, Mello no sabía que decir o pensar, las palabras habían entrado a lo más profundo de su ser.  Jamás lo había pensado de esa manera, era cierto, podía ser L a su manera, no como el anterior lo había sido.

—Estos días…El saber que estabas vivo fue algo gratificante —suspiró pesadamente, no estando seguro de qué decir a partir de ahí—, por eso quiero que vuelvas conmigo, no quiero separarnos de nuevo.

Con la última declaración, Mello estuvo por irse de espaldas al suelo. Su cerebro trabajaba con rapidez para procesar toda la información que le había dado de golpe, no entendía del todo si lo que decía su “rival” era respecto a estar juntos por trabajo o por algo más—. Dime una cosa, Near, dime que no estás queriendo burlarte de mí.

—No, no me estoy burlando de ti —contestó con seguridad—, estos días han sido… buenos. Te agradezco por cuidar de mí, Mello, no era tu obligación ni tampoco tenías por qué hacerlo. Hubiera resultado más fácil para ti el dejarme a merced de ese hombre después de lograr tu cometido de mostrarme que estabas vivo.

—No podría dejar que te pasara algo asó —alcanzó a contestar, con la voz un tanto quebrada.

—Mello… hay algo extraño, siento algo extraño hacia ti, algo que no puedo explicar —su voz fue poco más que un susurro.

—¿Tú? ¿No sabes qué te sucede? Qué extraño —Comentó, con un intento de sarcasmo pero no le salió por completo.

—Quiero que vengas conmigo —murmuró—, que no te alejes.

—¿Es tu culpa la que te obliga a decir eso? —se atrevió a preguntar, no sintiéndose listo para la respuesta que más temía.

Near se llevó un dedo al cabello, como lo hacía cada que quería pensar a detalle algo. ¿Culpa? Era una posibilidad, sin embargo, el concepto no sonaba nada bien, sonaba como algo desagradable incluso. Estaba seguro de que, lo que sentía, no tenía que ver con una confusión de sentimientos. Sí, tal vez no reconocía todo lo que sentía pero dudaba que fuera la culpa la responsable.

—No, no es la culpa —dijo al fin, levantándose y sentándose en la cama de Mello con las piernas temblorosas.

—Eres demasiado raro —Mello sonrió levemente mientras lo tomaba de la muñeca y lo jalaba para que se acercara más a él—. Y no tienes idea de cuánto me molesta estar enamorado de ti.

 Near no tuvo tiempo de reaccionar antes de que Mello lo besara de nuevo, no con tanta fuerza como antes pero podía sentir toda la gama de emociones que inundaban al chico aflorar a través del contacto. Entonces era verdad, Mello era su interés romántico, por eso se había sentido «extraño» cuando pensó en aquello, por eso se sentía una agradable sensación cuando él lo besaba. Parece que las cosas por fin empezaban a caer en su lugar.

—¿Vendrás? —Murmuró, cuando ambos se separaron levemente.

—Piensa, Near, exprime cada neurona que tengas en esa cabeza y dime qué es lo que sientes por mí —Mello apretó su frente contra la de él y se obligó a mirar directamente a sus ojos grises.

—Dado que mi respiración cambia cuando estamos en este tipo de situaciones y que mi corazón se acelera —colocó una mano en su pecho—, asumo que siento atracción por ti.

—Arruinas todo rasgo de encanto con tus estúpidos análisis —Mello cerró los ojos, su mente se calmó por primera vez desde su reencuentro con él. Por fin se sentía seguro de algo.

—No intentaba sonar encantador o romántico.

—Mejor cállate, o me harás pensar seriamente en usar tapones para los oídos o mejor aún, mantenerte la boca cerrada —contestó, soltándolo para dejarse caer de golpe en la cama.

—¿Podrías ser más conciso? —Near levantó una ceja.

—Sí, genio, sí iré contigo —rodo los ojos con exasperación.

—Era más fácil hablar claramente desde el inicio —Near empezaba a sentir cierta felicidad cada que lo veía enojarse o salir del poco autocontrol que lo caracterizaba.

—Mira lo que es el destino, aquí hay una almohada para asfixiarte —Mello le pasó un brazo por el cuello y lo jaló a la cama, arrepintiéndose levemente por el dolor que le invadió su cuerpo.

Near conocía que Mello podía ser serio cuando decía eso, pero aun así, no sentía una amenaza a su vida, por lo cual, simplemente se acostó a su lado—. Mello…

—No —Mello colocó una mano sobre su boca, no demasiado fuerte, era más como algo simbólico de que quería silencio de su parte—, siempre me llamaste la atención, eras demasiado extraño y complejo como para ser menor que yo, me hacías preguntarme el cómo podía existir alguien como tú. Siempre serio, siempre frío, sin emociones —Near asintió levemente, dándole a entender que continuara—. Esa curiosidad se convirtió en… otra cosa.

Near no supo que decir, prefirió quedarse en la misma posición. Se sentía más tranquilo, como si la tensión y confusión que había puesto un gran peso sobre sus hombros, se hubiera dispersado. Cuando Mello retiró su mano, se giró para mirarlo, probablemente se veía mal estando acostado ahí pero no reparó demasiado en ello. Pronto, comenzó a sentir los ojos pesados, la factura del dolor y miedo que había sentido unas horas atrás, estaba causándole dolor a cada extremidad—. Entonces, estaremos los dos… —murmuró antes de cerrar los ojos y apegarse al rubio. Solo quería descansar un rato.

—Que descarado, se durmió —Mello lo contempló un par de segundos antes de suspirar pesadamente, acomodó un brazo sobre la espalda de Near y cerró los ojos—. Mi vida será bastante interesante…

Por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa de satisfacción le adornó el rostro.

Continuará...

Notas finales:

Oficialmente enamorados y juntos.

Pido disculpas de antemano porque no contendrá lemmon ni nada de eso, como se lo comente a mi querida Azuraki, no me llama la atención esto. Me gusta más dedicarme al enamoramiento y las muestras de cariño... espero no les moleste.

Les alegrará saber que ya tengo pensada la historia siguiente sobre esta pareja y que probablemente la empezaré a subir por estos días. Será mundo alterno y nuestro adorable Matt entrará también~

Como siempre, espero que les haya gustado y no olviden dejarme un comentario para saber qué les pareció.

¡Nos leemos pronto!


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