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Trouble Town. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

"Pensamientos"

Puntos a remarcar.

"Mensajes".

¡A leer!

Capítulo 20. “Quién”.

 

I've found a reason for me
to change who I used to be.
A reason to start over new
and the reason is you”

—The Reason, Hoobastank.

 

.

 

 

Universidad.

Lunes 17 de Febrero.

 

 

BaekHyun volvió a ignorar las llamadas telefónicas de su madre mientras salía de la Universidad.

No iba a mentir, estaba preocupado. Pero no por los agobiantes intentos de su madre por comunicarse con él, ni tampoco por los problemas de Cálculo que no tenía ni idea de cómo resolver. El rubio más bien estaba preocupado por Chen, que no había vuelto a aparecerse en su campo de visión desde la espectacular entrada de LuHan.

Por lo que sabía, esa tarde, Yixing había engañado a SuHo para llevarlo a comer a su casa y Kris llevaría a ZiTao a la suya. De algún modo, mientras se sentaba en el borde de las escaleras al final de su edificio con las piernas entre sus brazos y la barbilla sobre ellas mismas, BaekHyun casi podía intuir que JongDae haría de las suyas con XiuMin.

Y esperaba que fuese eso y no algo grave, porque BaekHyun nunca soportó las cosas graves.

La incapacidad de lidiar con los problemas que tenía, seguramente era un tema que debía tratar con sumo cuidado y poco a poco ir superando, pese a ello, Baek lo evitaba todo el tiempo hasta que el problema tocase a la puerta y no tuviese más remedio que entrar en pánico.

Una extraña sensación hizo que su estómago se revolviera cuando recordó que había agotado el efectivo y debía pasarse por el banco, pues estaba en sus planes invitar a comer a cierto gigante.

Gigante que repentinamente apareció frente a sus ojos.

Y demonios, a BaekHyun le encantaba ese chico.

Los pantalones grises de instituto, ajustados y holgados a la vez. La camiseta blanca de manga larga desfajada y con algunos botones sin abrochar. La forma en que dejaba su saco azul marino abierto y la corbata alrededor de su cuello sin hacer.

—BaekHyun-ee — Lo llamó con su usual tono de voz, agachándose justo frente a él y dedicándole una de sus conocidas sonrisas.

La propia del aludido se ensanchó como si estuviese viendo su cosa favorita en el mundo.

Y ChanYeol no era una cosa. Pero sí su persona favorita.

Toda sensación agobiante en su estómago fue opacada por las mariposas revoloteando a su alrededor. BaekHyun suspiró cual tonto enamorado que era y echó la cabeza hacia adelante, sujetando el rostro del gigante entre sus manos y rozando cariñosamente sus narices en un beso equimal.

El muchacho más alto lo miró enternecido. — BaekHyun-ee...

El nombrado lo miro más intensamente. — Te extrañé. — Susurró, acercándose todavía más y besándole con suavidad.

Una corriente eléctrica se disparó sobre la columna dorsal del menor.

Besar a BaekHyun, seguía haciéndolo sentir justo como la primera vez.

Sus labios se impactaron con más profundidad sobre los ajenos, robándole un suspiro instantáneo al mayor. ChanYeol agradeció a los pesados entrenamientos de basquetbol por permitirle permanecer demasiado tiempo en la misma posición y tomo al otro por los hombros.

Eran besos cortos.

Casi efímeros.

El constante clic de sus labios al tocarse y separarse un segundo después derretía sus corazones.

—Quiero invitarte a comer algo hoy. — BaekHyun propuso, separándose lo suficiente como para hablar sin volver a caer en la tentación de juntar sus bocas.

ChanYeol frunció el entrecejo y abrió la boca, pero un níveo dedo del mayor lo silencio antes de que pudiese protestar.

—Yah, quiero ir en una aventura. Tomaremos el Tren hasta alguna parte de Seúl donde nadie pueda reconocerme, vagaremos por las calles hasta encontrar un restaurante que parezca apetecible, nos tomaremos de la mano disimuladamente sobre la mesa. Entonces te llevaré a un pequeño cine y pretenderemos ver la película. — Exclamó el rubio con aire soñador. El plan parecía todo un romance de drama y por supuesto que sonaba tentador para las grandes orejas del gigante. — Volveremos antes de que puedan enterarse de que me fui o tu mamá siquiera lo note.

Temeroso, el Park se echó hacia atrás con aire pensativo y, permaneciendo todavía en cuclillas se froto la parte posterior de su largo cuello.

—No lo sé, BaekHyun-ee…

El aludido no pudo evitar morderse el labio inferior. Ahí estaban las pronunciadas clavículas de su gigante… tentándolo, invitándolo a chuparlas.

—Vamos, Chan-ee —insistió, haciendo ademán de levantarse. — Será divertido.

Y ahí estaba.

La mirada.

Esa mirada que el mayor le enviaba cual experto caprichoso cada vez que buscaba obtener algo. Esa misma a la que no podía resistirse y bajo la cual todo el tiempo terminaba accediendo.

Mientras se ponía de pie, el orejón suspiró. — Supongo que está bien…

El pequeñín se abalanzó sobre él de un salto, privándose del suelo y colgándose de su cuello. Le encantaba que ChanYeol fuese tan alto porque siempre podía hacer cosas como esas y estar totalmente a salvo.

Le beso rápidamente antes de apartarse para sonreírle. — Gracias, Chan-ee, será genial, ya lo verás. — Murmuró, entrelazando sus pequeñas manos con las enormes del muchacho de Instituto.

El gigante realmente amaba las pequeñas recompensas que su novio le daba cuando accedía a hacer lo que él quisiese.

—Vayamos al banco primero, ¿sí? Necesito algo de efectivo.

ChanYeol asintió.

¿Quién podía resistirse a Byun BaekHyun, después de todo?

Él no.                                                   

 

 

 

Casa de los Zhang.

Lunes 17 de Febrero.

 

 

 

SuHo todavía no podía creer el lío en que se había metido.

Dejándose pervertir por el inocente unicornio que siempre estaba rondándolo, de alguna manera el rubio teñido había terminado accediendo a presentarse en su residencia para hacer algunas tareas manuales.

Excusa que resultaba patética a oídos de cualquiera, porque en la carrera del chino siquiera le dejaban muchas tareas manuales y las que le dejaban, no tenían absolutamente nada que ver con la experiencia de JoonMyun en cuanto a balances, turismo y esas cosas de las que el bailarín siquiera entendía.

Pero de todos modos se dejó arrastrar por la curiosidad.

El Zhang había insistido en que se encontraba solo y se moría por mostrarle lo buenas que eran sus manos en la repostería.

SuHo realmente quería convencerse a sí mismo de que iba a terminar saliendo de ahí sabiendo cómo preparar galletas y bollos dulces.

Sí, eso quería creer.

Pero lo cierto es que las cosas comenzaron a ponerse extrañas cuando Yixing duró demasiado tiempo hurgando en su mochila para buscar las llaves. Del otro lado de la puerta del viejo complejo departamental donde el unicornio vivía, podía escucharse bullicio y eso era un poco de extrañarse siendo la hora que era.

Cuando finalmente pudieron abrir la puerta, no fue precisamente porque el olvidadizo menor hubiese encontrado su juego de llaves, sino porque otra señora que vivía dentro, muy amablemente les dejó pasar con las suyas.

Mientras caminaban por el pasillo y se veían obligados a tomar las escaleras dado lo descompuesto del ascensor, JoonMyun sintió todavía más nervioso al azabache y eso le dio indicios de que algo no andaba muy bien.

La sonrisa resplandeciente que el unicornio le dedicó cuando se detuvieron frente a una de las puertas en el segundo piso no lo tranquilizó.

El millonario tenía miedo de las tablas rechinando bajo sus pies. Los ladrillos no parecían de un concreto muy seguro en las paredes y por algún motivo, las puertas de los que debían ser los vecinos, no le inspiraban confianza.

La de Yixing, que respondía al número 22, era la única que parecía limpia y de algún modo cuidada. Había una planta muy verde por fuera y bajo la franja desde la que se podía vislumbrar el interior del departamento, JoonMyun pudo ver el usual tapete de bienvenidos.

Pero había algo en particular. Algo curioso…

Risas.

Lay no se detuvo y tocó dos veces, esperando unos segundos antes de abrir la puerta con familiaridad.

Toda la casa desprendía una calidez impactante para JoonMyun, una que, aunque había visitado las diversas casas de sus viejos amigos en Seúl, jamás antes había logrado percibir.

Al poner el primer pie dentro, un agradable olor a pastelillos recién horneados inundó sus fosas nasales, golpeándolo en una dulce caricia.

Yixing se sacó los zapatos con los mismos pies y de un brinquito alegre se dirigió al pequeño salón que estaba a un paso de distancia del umbral. El millonario se inclinó cuidadosamente para desprenderse de su lujoso calzado que no encajaba para nada con la vieja madera con la que el suelo estaba construido.

—¿Xing xing? ¿Estás en casa?

JoonMyun se estremeció cuando la escuchó pero terminó de sentirse consternado cuando la vio.

La mujer estaba llevando un largo delantal con doble cara y bastante amplio, aunque el hecho de que le quedase como un vestido suelto, no hacía menos notoria su barriga gigantona.

El rubio teñido sonrío lo mejor que su nerviosismo se lo permitió cuando los ojos negros de la mujer se posaron sobre su silueta. Lay se quitó la mochila y la dejó cuidadosamente sobre el sofá. JoonMyun deseó con todo su ser tener el valor para salir corriendo.

—Mamá, este es…

Risas divertidas interrumpieron al azabache, que se vio forzado a caer sentado en el respaldo del sillón cuando una pequeña silueta se arrojó sobre él.

SuHo observó a la niña con lujo de detalles.

Era menuda y muy delgada, su risa era melódica. Estaba usando dos colitas y un vestido muy bonito de colores. Había un niño también. Era más alto, aunque una pequeñez si lo situaban junto al que debía ser su hermano.

Ambos se volvieron a mirarlo con curiosidad una vez terminaron su alegre bienvenida para con el chino azabache.

Y JoonMyun no pudo estar más sorprendido, porque el parecido que ambos tenían para con Yixing, era simplemente increíble.

—Mamá, Min Hee, Young Nam, este es Kim JoonMyun.

Los pequeños los miraron con sus expresivos ojos y el millonario se removió incómodo sobre la pequeña porción de suelo donde se encontraba parado.

—H-Hola.

¡Caray! cuando Lay había llegado a su vida se había vuelto un completo tartamudo.

La pequeña se acercó vacilando sobre uno de sus saltarines pies y se puso de puntitas para examinarlo con mayor lujo de detalles cuando estuvo lo suficientemente cerca.

JoonMyun nunca fue muy afectivo con los niños, pero la niña era tan preciosa que incluso le daban ganas de apretarle los mofletes hasta dejárselos sonrosados.

—¿Eres el novio de Xing xing ge?

La mandíbula de SuHo cayó.

Yixing río melódicamente en tanto se cubría la boca con ambas manos.

El pequeño que respondía al nombre de Young Nam adelantó los mismos pasos que la pequeña y se cruzó de brazos frente a ella zarandeando la cabeza y dejando su ceño fruncido.

—Hee tonta, los niños no son novios de otros niños.

La aludida le sacó la lengua en un gesto bastante tierno a los ojos del ricachón.

—¡No seas tonto Nam! Claro que es el novio de Xing xing ge, ¡míralo! Es tan hermoso como una chica… — La pequeña obvió, enroscando sus dos colitas en sus dedos mientras pestañeaba soñadoramente.

El niño guardó silencio e infló los cachetes adorablemente.

SuHo tragó. ¿Él era bello como una chica?

Su ceño se frunció involuntariamente siguiendo el hilo de sus pensamientos. Realmente nunca se había detenido a pensar en quien era el activo en su relación. Porque Kim JoonMyun, antes de Zhang Yixing, nunca había tenido esa clase de preocupaciones o se había hecho ese tipo de preguntas.

El mayor de los hermanos se acercó y despeinó a los pequeños con timidez.

Pese a todo lo que estaba sucediendo, a SuHo le fascinó distinguir el rubor en sus mejillas.

Lay era precioso.

—No peleen, niños. — Susurró y la pequeña se abrazó a su delgada pierna. — Myun-ee se quedará a cenar mamá.

Tan distraído había estado, que el millonario realmente no había estado prestándole atención a quien debía ser el peor de los jueces.

La mujer, sin embargo, le dedicó una cálida mirada cuando sus ojos se encontraron y se inclinó hacia él de forma respetuosa.

SuHo percibió incomodidad.

—Espero que no te moleste comer un poco de Kimchi… Lay debió avisarme que tendríamos visitas, nunca me dice nada. — Comentó distraídamente volviendo a la cocina y escondiendo el rostro tras su cortina de cabello.

Había tensión en sus palabras.

La sonrisa de Yixing se volvió forzada.

El corazón de JoonMyun se rompió un poco.

—Me fascina el Kimchi. — Mintió.

¿Quién podría tener tan frío el corazón como para soportar ver a Lay triste?

Él no.

 

 

 

Banco.

Tarde del lunes 17 de Febrero.

 

 

 

—Bueno, primero deberías calmarte un poco Tao.

BaekHyun sonrío, deslizando la tarjeta de crédito negra dentro del cajero automático y esperando el tiempo correspondiente para que la detectara como ya le era costumbre.

Mientras esperaba, se giró todavía sonriendo y le dedicó una profunda mirada a su alto novio que, aunque permanecía detrás del cristal, poseía una voz lo suficientemente grave como para dejarlo escucharla.

A BaekHyun no le había gustado tener que separarse de sus brazos para que atendiese el móvil, pero al escuchar quién era al otro lado de la línea, se sintió mucho más tranquilo y prefirió terminar con sus propios tramites él solo.

ChanYeol sonreía afuera, caminando un pequeño tramo de suelo y luego volviendo por el mismo, con la mano libre en el interior de su saco.

—¿Es enserio la invitación? Seguramente SuHo está de muy buen humor.

¡Por supuesto que es enserio! ¿Para qué iba a llamarte sino? Y sí, lo está, llegó a casa con una sonrisa deslumbrante. Juro que no lo había visto así desde esa tal Susan ¡Y eso fue hace años! — ZiTao sonaba particularmente emocionado desde su casa.

El gigante torció el gesto y removió la mano oculta en el bolsillo. — Pero… ¿La invitación sería para mí y Baek-ee?

Tao chilló exasperado. — ¡Por supuesto! Caray, ChanYeol comienzo a creer que SeHun tiene motivos para llamarte dumbo estúpido.

—¡Hey! — el gigante se irritó y después entrecerró los ojos. — ¿Qué SeHun me llama cómo?

Como iba diciendo, seríamos yo, Kris gege, Omma, Lay, Chen, Minseok Hyung, Tú, BaekHyun, KyungSoo, JongIn, SeHun-ssi y este chico… ¿LuHan? ¡Sí, LuHan Hyung! — Repuso el chino cambiando a un tema muchísimo más conveniente. — La casa es grande así que no tendríamos ningún problema… ¿ChanYeol?

El aludido lo meditó durante un segundo.

BaekHyun paró de mirarlo como tortolo enamorado para recibir el efectivo, de modo que quedó totalmente congelado en su lugar cuando se dio cuenta de que no había efectivo y en la pantalla se leía un nuevo y pequeño anuncio.

—¿Qué dices?

—Supongo que está bien entonces. Voy a colgar Tao, estoy con BaekHyun ahora.

—¡Uy, qué sorpresa! — El tono sarcástico de uno de sus mejores amigos hizo que el gigante rodase los ojos antes de colgar.

BaekHyun estaba helado.

Debía haber un error.

“¡Lo sentimos! No se ha podido completar su transacción.

Lo invitamos a consultar primero su saldo y retirar el monto correcto”.

Debía, haber, un, error.

Un, jodido, error.

Los níveos dedos del mayor se movieron a la velocidad de la luz sobre la pantalla del cajero, expulsando la tarjeta, volviendo a meterla, dejando que los segundos que tardaba en detectarla nuevamente lo pusiesen a sudar y colocando el NIP inmediatamente después, cliqueando para consultar el saldo y quedándose nuevamente inmóvil en su lugar.

No, había, error.

ChanYeol entró sonriente en la cabina, seguramente a BaekHyun le vendrían tan bien las vacaciones como a él.

La sonrisa se borró de su rostro una vez su novio lo miró con los ojos llenos de lágrimas y el ceño fruncido, ChanYeol podía jurar que nunca había visto a BaekHyun tan enojado en el tiempo que llevaba de conocerlo. Sus mejillas estaban rojas de ira y lo intimidaba notoriamente.

—¿B-BaekHyun-ee? ¿Q-Qué sucede?

El pequeño apretó los puños y sorbió por la nariz, enfurecido.

Las llamadas, los mensajes instantáneos borrados, la cantidad indescriptible de e-mails, las cartas que había tirado a la basura… Todo tuvo sentido dentro de su cabeza.

Pero BaekHyun no podía entenderlo.

—¡Esa vieja me dejó sin nada!

 

 

 

Casa Wu.

Tarde del lunes 17 de febrero.

 

 

 

—Sí, sería este fin…

Tao parecía realmente concentrado en esa llamada telefónica y Kris no tenía ni idea de la clase de monstruo en que estaba convirtiéndose, hasta que comenzó a ponerse celoso de un aparato como el móvil de su novio.

—¿Crees que puedas entonces? ¡Será divertido!

Sentado así como estaba, tendido sobre ese sofá que era demasiado pequeño para dos personas como él y ZiTao, Kris se cruzó de brazos e hizo su mejor puchero.

Y eso definitivamente, no era su estilo.

Pero el pequeño chino pasó de él olímpicamente, de la misma forma en que había estado haciéndolo toda la tarde desde que había llegado a su casa.

YiFan no entendía porque si simplemente iba a ignorarlo, Tao había acudido a su encuentro en primer lugar. ¡No tenía ni un poco de lógica!

—Sí, sí, obviamente JongIn también está invitado KyungSoo. — Murmuró el chico a la bocina mientras rodaba los ojos. — Deja de preocuparte por los gastos, te dije que SuHo omma estará ahí y yo también, ¡además tienes un novio que te compre cosas!… No… No, no quise decir eso Hyung. Do Hyung por favor, no me sermonees sobre los novios y las responsabilidades justo ahora. ¡Hyung, concéntrate!

El menor se acurrucó contra uno de los brazos del sofá alegremente aunque enfrascado en la conversación que estaba teniendo y el titán más alto volvió a sentir los celos retorcerse en su estómago.

Joder, ¿era enserio? ¡¿Estaba poniéndose así por uno de sus sillones?! No quería ni imaginarse lo que pasaría si tuviese que ver a su bebé con otro hombre y dejándose llevar por esos pensamientos, terminó zarandeando la cabeza y acercándose por tercera vez en busca de la atención de su adorado rubio de piel levemente bronceada.

Sus largos brazos se deslizaron sobre su cintura, levantándole un poco la camisa polo azul que estaba usando. Hacía un contraste tan exquisito con la piel del menor, que las ganas de tocarlo le eran simplemente irresistibles. Sus dedos cosquillearon mientras trazaba círculos en su abdomen.

—E-Espera Do Hyung… —Tao cubrió la bocina con una mano y le miró de una forma que él no era capaz de descifrar. — Kris gege, ¿qué estás haciendo?

El aludido lo miró con ojos de cachorrito, ojos que no eran su estilo pero era justo y necesario utilizar en momentos como ese. Definitivamente ZiTao sacaba su lado cursi, irritante y patético.

—Kris gege necesita un poco de atención aquí.

Los colores se le subieron rápidamente al rostro al menor, que escuchó un bufido del otro lado de la línea, aunque prefirió ignorarlo.

Los ojos de YiFan sobre los suyos no le permitían pensar en otra cosa.

Y sus dedos, esos grandes dedos acariciándole todavía. Sus enormes manos debían hacer que cualquiera perdiese la cordura.

—Necesito terminar esta conversación con Do Hyung, gege… —Murmuró suplicante y definitivamente el aegyo iba mucho mejor con él.

El más alto suspiró y terminó asintiendo, aunque eso no impidió que tomase posesión del cuerpo del pequeño, situándolo entre sus piernas para abrazarlo fuertemente por la espalda.

Un suspiro se escapó de los labios de Tao y su corazón azotó contra sus oídos interminables veces.

Todos sus deseos estaban siendo realizados. Jamás llegó a creer que podría ser así de feliz y sin embargo lo era, con Kris. Aquel que podía reclamar como suyo ahora.

—¿Do Hyung, sigues ahí?... No me sermonees ahora, sí, Kris gege está aquí. No, no estamos haciendo nada malo Hyung…

El rubio más alto posicionó sus labios sobre la parte posterior de su cuello, acariciando cada tramo de su piel con su textura esponjosa y Tao se retorció bajo su cosquilluda caricia.

Aunque por supuesto que la tortura no iba a parar ahí.

Kris había descubierto en los últimos días que estaba dispuesto a muchas cosas con tal de reclamar una atención que le pertenecía.

Nadie debía robarle a Tao.

Y hablando de Tao, el pequeño panda realmente ya no sabía distinguir entre el cielo y el infierno cuando estaba entre los brazos de YiFan.

Porque demonios, cada caricia se sentía jodidamente bien y lo hacía tocar el cielo con la punta de los dedos y sin embargo, al mismo tiempo podía estar en el infierno, hirviendo en las mortales aguas y teniendo que conformarse con simples besos castos y manos que no tocaban más allá de donde tenían permitido meterse.

No sabía cuándo con exactitud el Wu se había vuelto respetuoso, o se había detenido a pensar en las consecuencias.

Era extraño, sobre todo cuando días atrás lo había llevado a hacerse un tatuaje siendo perfectamente consciente de su menoría de edad y otros riesgos posibles a correr.

Algunas veces YiFan era demasiado contradictorio.

Tao miró su mano por el rabillo del ojo y sonrió cuando observó el tatuaje que Kris se había hecho el catorce de ese mismo mes.

Ambos habían estado de acuerdo en que bordar los nombres del otro en sus pieles era algo sino estúpido, riesgoso. De forma que buscaron algo simbólico que los representase e incluso al estar separados, les recordase a quién verdaderamente pertenecían.

Tao, que siempre era cursi y poco maduro, realmente no podía creer que hubiese sido precisamente Kris el de la idea. Quizá fue precisamente eso lo que le hizo aceptarla.

Un pequeño reloj de arena estaba trazado en tinta permanente sobre la piel del anular de YiFan, un poco más abajo del lugar donde solía llevar siempre anillos carísimos.

Tao juntó sus manos para acariciarle.

Le hacía sentir que era suyo.

—¿Estás siquiera escuchándome?

El menor parpadeó.

Kris volvió a acariciarle y se frotó contra su espalda.

Las mejillas de Tao ardieron y la temperatura aumentó.

—¿Tao?

Los labios de Kris se apoderaron del lóbulo de su oreja y su lengua se paseó libremente sobre él, cediéndole el paso a sus hambrientos dientes.

—¿Tao?        

El aludido se mordió los labios con fuerza para no gemir.

El teléfono hizo un ruido sordo al caer sobre el sofá.

Echándose hacía el frente, el panda arqueó la espalda y miró a Kris sobre su hombro en tanto sonreía maravillosamente. El mayor le sujetó por las caderas, admirando su tatuaje en la espalda baja.

Sus traviesos dedos no pudieron evitar recorrer el dragón en tinta negra situado en ese lugar.

Se pertenecían.

ZiTao ya no escuchaba los llamados de KyungSoo en el teléfono.

Tampoco podía ver otra cosa que no fuese el rostro iluminado de Kris mirando en su dirección. Girándolo con destreza, el mayor provocó que sus rodillas estuviesen nuevamente sobre el sofá, solo que esta vez manteniendo su delgado cuerpo entre ellas.

 

—Eres hermoso, ¿te lo he dicho ya?

Sonrojado, el panda asintió lentamente.

Kris tomó su mentón entre sus manos y acercó sus labios peligrosamente a los suyos.

—Eres mío, ¿lo sabías?

Perdido en la luz de los ojos de su adorado gege, el pequeño volvió a asentir. Los labios entre abiertos, la boca seca y el cosquilleo sobre su lengua. Únicamente esperando a ser besado, Tao siguió los iris del mayor que lo admiraban con detenimiento.

Como si fuese realmente la cosa más preciosa que hubiesen visto.

¿Por qué lo podía tanto?

Tao no estaba seguro de qué exactamente era lo que Kris tenía que le resultaba tan hechizante.

Imaginaba que podría pasarse una vida entera intentando descubrirlo y al final, terminaría yéndose a la tumba de su mano sin haber descubierto el secreto de sus encantos.

¿Cómo era posible que una mirada tan fría fuese capaz de derretirlo?

¿Cómo era siquiera factible que esas manos tan grandes lo pusiesen a temblar cuando las suyas también lo eran?

Kris no solo tenía algo.

Tao estaba seguro de que eran muchas cosas.

Los dientes del mayor se apoderaron de su labio inferior, estirándolo dolorosamente hasta que un gemido escapó desde lo más profundo de la garganta del menor.

Algunas veces Kris tenía gestos dolorosos para demostrar cariño y ZiTao cada vez estaba más curioso de cómo serían las cosas si ellos llegasen más lejos.

Las enormes manos de Kris acariciando su cintura, deslizándose sobre el botón de sus vaqueros y bajando cuidadosamente el zipper hasta desabrocharlo por completo.

¿Cuántas veces habían estado tan cerca pero a la vez tan lejos?

Sus pantalones fueron olvidados en algún lugar del suelo, las manos de Kris tantearon sus glúteos, comenzando a acariciarlos con parsimonia, subiendo lenta aunque placenteramente hasta descansar en su inexistente trasero.

Al principio Tao se había sentido avergonzado, pero con el tiempo, había aprendido que Kris lo adoraba justo de la forma en que era. Y el hecho de que la mayor parte de su cuerpo estuviese totalmente ausente de curvas, nos solía significar nada para él.

Así que le echó las manos al cuello, frotando su pecho contra el suyo con seguridad. Y algo más…

El bulto oculto en los pantalones de Kris siempre era evidente a esas alturas. A ZiTao le encantaba montarlo, era su propia forma de torturarlo de la forma en que el mayor lo hacía con él.

Al menor no paraba de parecerle injusto que llegase a tenerlo rendido entre sus brazos para que al final no hiciese nada con su necesitado cuerpo. Era por ello que había comenzado a tomar la venganza con sus propios hechos.

Kris gruñó en su oído y él le lamió la mejilla.

Estaba de acuerdo que no estaba actuando exactamente tal cual un panda, sino más bien como un felino promiscuo pero intentaba que no le importase demasiado.

Meciéndose sobre su cuerpo, la delgada tela de ese bóxer rojo que tanto le fascinaba rozaba la mezclilla de los ajustados pantalones de Kris.

La erección realmente estaba muriéndose por salir de su escondite, Tao lo sabía, Kris También. Y la sensación de estar rozando el límite entre lo correcto y lo prohibido no ayudaba a disminuir la temperatura.

Demonios Tao, me encantas.

Al aludido le encantaba escucharlo maldecir su nombre.

Era una de las frívolas formas en que el mayor le expresaba lo mucho que lo deseaba, lo mucho que necesitaba más de él. Los rasgados ojos del panda se nublaron ante las joviales sensaciones descendiendo por su estómago.

Bulto chocando contra bulto. No tenía idea de que una caricia oculta bajo las ropas podía llegar a sentirse tan bien… Tao no quería ni pensar en lo glorioso que sería tocarse estando totalmente desnudos pero sabía que su gege si lo hacía.

Se le notaba.

Había algo en su mirada oscurecida que se lo decía.

Muchas veces había pillado a Kris mirándole deseosamente, encontrándolo delicioso y deseando poder tocarlo en su total desnudez.

Y Tao quería que no se detuviese, que rompiese la pared de concreto que tan laboriosamente se había empeñado en construir entre ambos.

—G-Gege… — Gimió, mordiendo su cuello para descargar ese montón de incontrolables sensaciones en su entrepierna. — S-Será nuestro secreto.

El aludido levantó las caderas con fuerza, simulando embestirlo salvajemente.

ZiTao se retorció bajo sus caricias, haciendo sangrar su labio inferior al sentir la cabeza de Kris deslizarse frente a su pecho y esa lengua que debía ser un pecado moviéndose sobre sus pequeños botones oscuros.

No era justo estarse sintiendo tan bien sin llegar a hacerlo realmente.

Tao lo deseaba.

Sabía que ambos lo hacían.

¿Por qué no podían simplemente hacerlo?

—Kris gege… — Suplicó.

El aludido mordió su pezón en reproche. — No podemos Tao… — Su voz estaba tan ronca que por poco no la reconocía.

Tao se dejó hacer, sintiéndose más y más caliente cada vez que la lengua del mayor le provocaba un retorcijón bajo sus caricias. Era condenadamente bueno en ello.

Kris era un dios.

Sus caderas se movieron al mismo ritmo, sacudiendo el resto de sus cuerpos y haciéndoles perder el aliento.

Tao era caprichoso, tan caprichoso que cuando él quería hacer algo, normalmente se hacía porque se hacía.

Su única excepción siempre había sido Kris.

Kris, siempre Kris.

Su espalda se arqueó cuando llegó al clímax y YiFan juntó sus labios con desesperación, moviéndose todavía contra él para alcanzar el suyo también.

Sus frentes chocaron sudorosas cuando terminó.

A Tao nunca le había importado menos estar tan sucio.

—Después, bebé. — Kris prometió entrelazando sus manos.

Con un puchero, el menor beso efímeramente sus pequeños labios. — ¿Lo prometes?

Y, ¿quién podía resistirse al aegyo de Huang ZiTao?

Él no.

 

 

 

Departamento de Xi LuHan.

Noche del lunes 17 de Febrero.

 

 

 

Sus ojos se fijaron sobre el tablero, completamente ajenos a lo que cualquier persona en el mundo pudiese estar viviendo en ese mismo momento.

LuHan no tenía mucha idea de por qué había accedido a jugar algo así de todos modos, sabía que era malísimo en toda clase de juego de mesa y el monopoly no era la excepción.

SeHun había terminado comprando la mayoría de las ciudades en el mundo y él solamente tenía dos que, lamentablemente tampoco eran muy poderosas.

El dinero seguía siendo numeroso de cualquier modo y el juego todavía no terminaba pero LuHan no sabía por qué el menor insistía en seguir jugando si sabía perfectamente que iba a ganar de todos modos.

Con los ojos entrecerrados, el mayor lo miró, recordando como el muy descarado había propuesto jugar monopoly de prendas. Pero el Xi no era para nada estúpido y todavía estaba del todo dispuesto a conservar su virginidad.

O eso era lo que creía porque algunas veces el sexy estudiante de segundo grado de instituto que tenía enfrente lo hacía dudar tanto de ello como de su cordura.

Oh era respetuoso desde que habían decidido darse una oportunidad, lo tocaba siempre castamente y le besaba con dulzura. Aunque por supuesto, eso no lo hacía dejar de ser un sexópata y LuHan lo sabía.

Las miradas seguían ahí, incomodándolo en algunas ocasiones y venían casi siempre en combo junto a la larga lengua de SeHun deslizándose sobre su labio inferior.

Y demonios, el mayor tenía ganas de arrancarle esa lengua. Arrepintiéndose de todo pensamiento después, dándose cuenta de que en el futuro podría utilizarla para… cosas más útiles.

LuHan se abofeteó mentalmente por ser ahora quien casi siempre tenía pensamientos ridículamente insanos.

Aunque claro, estaba completamente seguro de que SeHun no era del todo inocente.

—LuHan Hyung… — El de cabello colorido y raíces oscuras lo miró sobre la mesita de café.

—¿Eh? ¿Sí?

El pequeño SeHun río divertido y se recargó sobre el sofá con las piernas abiertas. LuHan tragó saliva porque una parte mínima de su abdomen quedó descubierta con esa acción.

Y por más mínima que fuese, piel era piel.

Piel que el todavía no había tocado.

Y no sabía exactamente le picaban las manos cada vez que lo veía, así que las frotó con su pantalón, percatándose solo entonces de que estaba sudando.

—¡Oh! ¡Hace calor aquí! — Se levantó escandalosamente, yendo hacía el lugar del aire acondicionado y encendiéndolo. — ¿Qué me decías, SeHun-ssi?

El aludido lo miró divertido y con una sonrisa ladina. — Es tu turno Hyung.

De no ser porque pensaba que estaba comenzando a imaginar cosas, LuHan hubiese jurado que su voz estaba exquisitamente ronca. De todos modos fue hasta su lugar, tiró de los dados y avanzó unos lugares percatándose de que no tenía dinero suficiente como para comprar la propiedad y asintiendo hacía el menor para que continuase con el juego.

SeHun se estiró sobre el sofá, tirando accidentalmente de la camiseta gris un poco más arriba.

LuHan no pudo evitar que su lengua pasase sobre su labio inferior cuando sus ojos vieron su ombligo y el plano abdomen al descubierto.

La piel de SeHun era blanca, casi pálida. Y se notaba nívea, seguramente cremosa. Tanto, que de pronto se vio a si mismo aferrando las manos a su lugar en el sofá de enfrente para no lanzarse sobre él y comprobarlo.

La sonrisa del pequeño se ensanchó cuando volvió a su posición normal y tiró de los dados.

Ese hombre no solo era el pecado, sino que era el demonio mismo.

Cuando pagó por una nueva propiedad, contando descaradamente sus billetes frente al rostro de un nervioso e irritado LuHan, SeHun volvió a recargarse sobre el sofá con los brazos extendidos y bostezó perezosamente.

—Estoy aburrido, LuHan Hyung ~, vayamos a dormir, ¿vale?

Las mejillas del aludido ardieron y se coloraron cual vivo atardecer.

—Esto… ¿Quieres una manta, SeHun-ssi?

El aludido levantó una ceja. — Corta el ssi, Hyung ~. ¿No vas a dejarme dormir contigo?

Nervioso, LuHan se levantó y vaciló antes de echarse a andar en dirección a su habitación o más específicamente a su armario, de donde pretendía arrojarle todas las cobijas al menor y quién sabe, tal vez cubrirlo con todas ellas como si fuese una montaña y apagando así todo el calor que repentinamente estaba sintiendo en forma de cosquilleo y que bailaba peligrosamente en su vientre.

Aunque claro que SeHun no iba a permitírselo y eso lo descubrió cuando en su labor, los posesivos brazos del menor lo abrazaron por la cintura.

—LuHan Hyung, prometo comportarme, ¿está bien?

¡Por supuesto que no estaba bien! Porque ahora el que no sabía si era o no capaz de controlarse era él y eso estaba jodidamente mal.

—S-S-S-S-S-SeHunn-ee, p-p-por f-f-favor. — suplicó con los ojos cerrados, el cálido aliento del aludido chocando de lleno contra su cuello, haciéndolo estremecer y arder en el mismísimo infierno.

—Hyung ~ ~ — El menor lloriqueó. — Soy capaz de resistir, ¿sí? ¿Solo por hoy?

Para esas alturas LuHan ya no sabía por qué lo había invitado a su casa en primer lugar.

¡No! ¡Claro que lo sabía y lo mejor era que dejase de engañarse! ¡Lo deseaba! ¡Era un maldito pervertido y si una de esas noches terminaba con el culo partido sería únicamente culpa suya!

Zarandeó la cabeza, consternado. No quería tener el culo partido.

Le gustaba su colita tal y como estaba.

Seguramente si permitía que SeHun –o más bien él- hiciese de las suyas, terminaría sin poder sentarse los siguientes días como todos decían le había sucedido a BaekHyun y él no quería eso.

¿Qué tenían los adolescentes hoy en día que salían mejor dotados que los universitarios?

Quiero decir, no es que él se la hubiese visto a todos los universitarios. Pero BaekHyun no paraba de decir que ChanYeol era un monstruo y esas cosas.

Él no quería arriesgarse a que SeHun fuese un monstruo.

—¿LuHan Hyung?

Si Sehun fuese un monstruo él sería la pobre, indefensa y sumisa caperucita del bosque.

¡Y no! ¡Él era un hombre! ¡Un macho peludo pelo en pecho!

Bueno, quizá lo del pelo era una exageración…

—Aigo… ¡LuHan Hyung! ~ ~

Los zarandeos del menor sobre sus hombros lo hicieron volver en sí, aunque probablemente no de la mejor forma.

—¿Eh? ¿Uh? ¿Qué? ¡Deja mi trasero en paz!

Los ojos oscuros de SeHun lo miraron fijamente.

Después el menor estalló en carcajadas y el terminó de ponerse colorado cual red delicious.

—Tranquilo, Hyung ~. — SeHun masajeó sus tensos hombros, provocando únicamente que se tensara todavía más con la caricia de sus manos dentro de las hombreras de su camisa a cuadros. — No voy a hacerte nada si no quieres.

Y ese era el problema.

LuHan ya quería.

Muy en el fondo.

Muy a pesar de su futuro dolorido trasero.

—Vas a dormir en el otro extremo de la cama, ¿sí? — Murmuró rendido, dejando caer los hombros y volviéndose para enfrentarlo.

SeHun le dedicó una bonita sonrisa, de esas que únicamente dejaba escapar para él y se acercó para besarle.

Las rodillas de LuHan flaquearon como cada vez que esos pequeños labios se apoderaban de los suyos y se aferró a la cintura del más alto dejando escapar un suspiro.

SeHun sabía perfectamente lo que hacía, su lengua siempre se metía dentro de su boca con una destreza impresionante, recorriendo cada centímetro de su cavidad bucal como si no quisiese perderse ningún detalle o no la conociese ya lo suficiente.

El mayor gimió cuando al separarse los dientes feroces del menor se cerraron sobre su boca, pellizcándole.

Se miraron y joder… ¡Grrr! ¡Simplemente grr!

LuHan estaba completamente dispuesto a arráncale la ropa, aunque terminó optando por controlarse y caminar a su lado de la cama. El menor lo siguió, acostándose del lado opuesto después de apagar las luces.

—Buenas noches LuHan Hyung ~ — Sehun susurró y aunque no podía verlo, LuHan sabía que estaba sonriendo.

Sonreía y se burlaba de él y de la ridícula distancia que había entre ellos dentro de la cama.

Se burlaba porque sabía que cedería.

Y él sabía que SeHun no hacía otra cosa que no fuese provocarlo.

Lo provocaba y a él empezaba a gustarle cada día más.

¿Quién podía resistirse a los encantos de Oh Sehun después de todo?

Él no.

 

 

Humilde Casa de los Zhang.

Noche del lunes 17 de febrero.

 

 

 

JoonMyun no tenía idea alguna de que podía aprender tantas cosas en un día, incluso siendo un universitario responsable y distinguido.

En las últimas horas, sin embargo, había aprendido que los niños podían ser bastante insistentes si así lo querían, así como también divertidos, lo cual resultaba ciertamente contradictorio, pero el Kim también había aprendido que las cosas no siempre nos llevaban siempre donde esperábamos.

Aprendió a hornear galletas, incluso si las suyas salieron deformes y con un sabor picante debido al exceso de canela. Aprendió también que la gente humilde es más agradable que toda esa basura de sociedad a la que él estaba acostumbrado.

Los niños comieron sus galletas sumergidas en leche hasta que ni una sola borona quedase sobre el plato pese a su mal sabor. Sonrieron en todo momento, riéndose más de él que de las historias que salían de su boca, porque realmente no era tan divertido como creía que lo era.

Aprendió que algunas veces no era tan necesario gastar en un carísimo ultrasonido para definir el sexo de un pequeño en camino, sino que la forma de la barriga dejaba las cosas lo suficientemente claras, por lo que, sin haber tenido que gastar un peso, la familia Zhang sabía que pronto tendrían un nuevo niño con ellos y la panza puntiaguda de la mujer de la casa lo decía todo.

JoonMyun también aprendió a escuchar a través de las barrigas y a no caer desmayado luego de que el bebé patease.

La mamá de Lay le había dicho que al pequeño le gustaba su voz. Y SuHo nunca en su vida había estado tan emocionado por conocer a alguien.

Supo entonces que el sabor del Kimchi recalentado era realmente agradable y que estaba todo mucho mejor acompañándolo con las verduras en adobo que la señora Zhang solía preparar.

Descubrió también que no era que no fuese bien recibido en la casa, sino que la señora parecía apenada de no tener nada que ofrecerle y finalmente, cómo era tener un hogar realmente.

Los hermanos de Lay lo llamaban SuHo oppa y a él no paraba de parecerle divertido escuchar eso provenir de los labios del más pequeño.

Yixing lo condujo a la azotea del edificio mientras los niños tomaban un baño, llevando un trozo de tarta de manzana que él mismo había preparado cada uno en una mano.

JoonMyun también aprendió que nunca podía estar lleno cuando de los postres de Lay se trataba.

El unicornio le miró con las pestañas bailando bajo la luz de la luna. Los ojos de Yixing se veían mucho más claros cuando estaba oscuro y SuHo todavía no terminaba de explicarse la razón.

Cuando la sonrisa del bailarín vaciló sobre sus labios, el millonario se acercó y le plantó un beso con sabor a crema.

Los ojos de Lay estaban brillando por culpa de las lágrimas que amenazaban con salir bajo ellos. JoonMyun rozó sus narices desbordando seguridad y ladeó el rostro para mirarle con más intensidad.

El bailarín lo abrazó con fuerza.

Y con un solo abrazo, le dijo todas sus inseguridades.

SuHo podía no haber entendido al principio qué era exactamente lo que estaba sucediendo y por qué Yixing lo había conducido tan ansiosamente a su casa para conocer a su familia, pero ahora podía estar seguro de todo.

—Está bien… — Murmuró quedamente, notado que casi podía rozar los labios de Yixing si estiraba los suyos un poco.

El azabache meneó la cabeza en negación, dejando que las lágrimas resbalaran por sus mejillas rápidamente. JoonMyun las sujetó con sus manos, impidiéndoles el paso.

—No está bien, Myun-ee. —  Su voz quebrada resultaba mucho más inquietante de lo que el mayor había podido imaginar. — Pronto seremos cinco, — su barbilla tembló mientras sorbía. — ¿Qué voy a hacer cuando seamos cinco?

El millonario pegó su frente a la suya, empapando sus mejillas con lágrimas ajenas y sintiendo sus ojos picar, el bailarín volvió a negar precipitadamente.

—Necesito elaborar más bailes, Myun-ee pero estoy tan siendo tan egoísta… — Masculló dolorosamente, cerrando los ojos para no encontrarse con los del otro. — Enamorándome y viviendo distraído… No tengo tiempo para esto, Myun-ee, necesito hacerme cargo de mi familia.

El corazón del aludido retumbó en sus oídos.

“Va a dejarme”

Las palabras hicieron eco en su mente pero simplemente no concordaban con los hechos. Yixing realmente no era nada suyo, no había lazo que los atara o cosa que los definiera.

Simplemente estaban juntos porque habían querido estarlo silenciosamente.

JoonMyun se preguntó si había estado mal no dejar las cosas claras de un principio y la respuesta voló a su mente mucho más rápido de lo que esperó.

Sí.

Había estado infernalmente mal simplemente besarlo. Había sido jodidamente incorrecto dejar que las cosas sucediesen, que los encuentros se dieran, que las circunstancias se presentasen y los regalos llegasen sin palabras que pudiesen definirlos.

Y entendió entonces por qué Lay temblaba bajo sus caricias.

Y porque se empeñaba tanto en negar.

Sus labios buscaron los ajenos en un intento por tranquilizarlo. El rostro del bailarín se corrió hacía un lado, rechazándolo por primera vez.

Los ojos de JoonMyun centellearon en culpabilidad.

Yixing realmente creía que estaba solo.

—Eres un tonto, ¿lo sabías? — SuHo dijo, frunciendo el ceño.

El menor suspiró intentando apartarse, provocando que el mayor lo sujetase a su lado con fuerza.

—¿Creíste que si me traías aquí me apartaría más rápido, no es cierto?

Lay no estaba mirándolo.

—Pensaste… — Su voz vaciló — ridículamente creíste que yo realmente…

Se detuvo al escucharlo sollozar. Lay se había cubierto el rostro con las manos y lloraba a lágrima viva frente a él, a él que estaba utilizando palabras probablemente indebidas.

—Mamá dijo que te irías… — Yixing gimió. — Estaba siendo ridículo y tenía que aceptarlo pero yo… Simplemente no puedo dejarte ir ahora que te he visto con ellos. No puedo, no puedo JoonMyun… — Su rostro se levantó y lo miró fijamente por primera vez en lo que había sido la mayor parte del día. — Dios, eres Kim JoonMyun y yo debo dejar de soñar pero simplemente no puedo hacerlo.

El aludido jadeó, sintiendo el peso de su apellido sobre sus hombros.

Y es que cuando Lay lo pronunciaba se sentía como una tonelada de presión oprimiendo su espalda y dejándolo prácticamente con el rostro contra el suelo.

La imagen de él mismo conviviendo alegremente con los pequeños Zhang vino a su mente. Su oído contra la gran barriga de la mujer de la casa. Las sonrisas furtivas pero increíblemente reales.

Él mismo no quería irse.

Él mismo sabía que había encontrado un lugar en donde actuar sin clase sonaba correcto. Donde hornear y caminar sin usar calcetines no estaba mal visto. Donde el hecho de estirarse o frotarse el estómago después de una comida deliciosa era completamente normal.

Donde se sentía cómodo, donde podía ser simplemente JoonMyun.

Su pequeña mano se entrelazó con la del unicornio, que era larga y delgada.

Sus miradas volvieron a encontrarse.

—Ridículamente creíste que no sentía nada por ti. — Murmuró, armándose con un valor que no sabía que poseía. — Absurdamente no fui capaz de dejar las cosas claras. — sus cuerpos se acercaron nuevamente impulsados por el instinto. La mirada de Yixing sobre la suya y la caricia de sus manos se sentía correcta. —Tontamente no te hice saber que estoy loco por ti… — Sus corazones latiendo apresurados y amenazando con saltar fuera de sus pechos, el frio poniendo sus narices rojas, el flequillo de Lay sobre sus ojos… — Los dos tenemos problemas que son más grandes que nosotros mismos pero Yixing, no voy a ir a ninguna parte. — Sus frentes chocando y uniéndose como si donde una terminaba la otra estuviese destinada a empezar. — Solamente me quedaré a tu lado.

Las vacilantes lágrimas de Yixing corriendo libremente mejillas abajo. Las estrellas reflejándose en esos ojos inigualables que tenía JoonMyun. Los suspiros perdidos y alientos robados.

Cada pequeño detalle era una promesa que sus bocas terminaron por sellar al unirse.

La seguridad que emanaban los brazos de Yixing a su alrededor, hizo que JoonMyun dejase de preocuparse por todo lo que probablemente tendría que ponerlo de nervios.

La calidez de su cuerpo y lo delicioso de su fragancia, le dijeron que aunque los tiempos difíciles estuviesen a punto de caerles encima, ambos estaban preparados para afrontarlos.

Después de todo, ¿qué sería de la vida de Kim JoonMyun si un tonto unicornio no se hubiese infiltrado en ella por casualidad?

Realmente no quería saberlo.

 

Notas finales:

¡Pierdo credibilidad cada día! Prometí cinco días y me tardé como diez.

En fin, aquí estoy. De nuevo acabo de escribir todo así que, bla, bla, bla ~. Sí, el 17 de Febrero es un día histórico. El día en que el KaiSoo descubrió que se aman más de lo que creían. El día en que el ChenMin no solo se hizo oficial, sino que tuvo su lemmon hard. El día en que LuHan se puso hot con SeHun, ChanYeol descubrió que no puede decirle “no” a BaekHyun y BaekHyun se quedó pobre. El día en que Kris le prometió al panda un bambú. El día en que JoonMyun se ablandó y por fin se declaró formalmente. ¡HABRÁ VACACIONES! YEAH, PARI JAR.

Como podrán ver dado lo sucedido por aquí se avecina una tormenta pero ustedes no se preocupen porque pos, yo soy buena onda y ni hago sufrir tanto(? Sino pregúntenle al XiuMin.

¡POR CIERTO! Quería consultar algo con ustedes. Sobre el SuLay, los pensamientos de SuHo son certeros así que… Aquí la pregunta: ¿Quién es el seme y quién es el uke? Respondan conscientemente pero ¡respondan! Porfi ~ ~ ~ ~

Les agradeceré a cada uno personalmente en cuanto conteste sus reviews (entre hoy y mañana) pero quiero agradecerles a todos en general justo aquí. Gracias por preocuparse, por sus mensajotes, por sus ánimos. Me hicieron derramar lágrimas pero más que nada me hicieron entender que realmente no estoy sola y me empujaron a seguir adelante.

No tengo palabras para expresarme, ni algo con que agradecerles, excepto capítulos gheis llenos de amor y un buen final para esta historia que escribo para ustedes con todo mi corazón humildemente.

También gracias por recordar mi cumpleaños y las felicitaciones, ¡Fue hermoso leerlas! Y realmente mi cumpleaños no fue un mal día.

Tengo una camisa del XiuMin ¡A huevo! ¡Y también una de ChanYeol! ¡Bias mode on! Aunque solo presumí el 99 en el Insta porque mi hermana traía el 61 (Se lo puso la desgraciada, ¡incluso después de regalármelo! Ary, si estás leyendo esto, te amo♥ pero el orejón es mío, get over it!) Y también tengo Rewind de ZhouMi y el disco impronunciable (a la que suelo llamar guangamun) de KyuHyun aunque todavía no estén en mis manos *///* ¡Mi hermana es un sol resplandeciente al igual que ustedes! ~ ~

Dado que no tengo clases mañana y el Martes solo voy por inglés (ODIO A MI MAESTRO POR HACERME IR) es probable que les traiga actu lo más pronto posible, ya que ando inspirada y pienso iniciar el 21 justo ahora.

Ahora sí me voy baibies, ámenme como yo los amo ;_;

~Novedades gheis con MC Mitche~

-One Shoot ghei por el cumpleaños de ChanYeol: Todo y Nada. Photo ghei.

-Una foto de mi regalo porque soy bien pinche presumida: XiuMin.

-Mis agradecimientos en Insta.

-Photo ghei del capítulo: Quién.

¡Dejen reviews por amor a dios! Saben que los amo y que sé que siguen la historia pero la última vez casi no dejaron :( :(

¡Besitos gheis! ~ ~ ~

ECS OU, ECS OU.


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