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Trouble Town. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

— Diálogos.

"Pensamientos".

Puntos a remarcar.


¡A leer!

Capítulo 22. “Espejos”.

 

.

 

“Cause I don’t wanna lose you now, I’m lookin’ right at the other half of me.

The vacancy that sat in my heart is a space that now you hold.

Show me how to fight for now and I’ll tell you baby,

It was easy, comin’ back into you.

Once I figured it out, you were right here all along.

It’s like you’re my mirror”.

—Mirrors, Justin T.

 

 

 

Sábado 22 de Febrero.

 

 

 

Sol, arena y playa.

Sí, esas eran exactamente las cosas que esperaban ver y todavía no estaban ni un poco cerca.

Temprano por la mañana, el fuerte ruido del clackson de un auto hizo que Minseok abriese los ojos. No estaba teniendo un inicio agradable del día, porque precisamente la noche anterior, a JongDae se le había ocurrido ver una maratón de películas juntos, aunque claro que no de la forma más literal porque JoonMyun jamás dejó al castaño abandonar su hogar. De todas formas, el reciente pelinegro había terminado cediendo, prestándole más atención a los mensajes de texto del Kim que a la televisión a fin de cuentas.

Sus ojos se arrugaron y casi podía sentir las ojeras bien formadas bajo sus ojos. Se removió intranquilo entre las mantas cuando el sonido volvió a llegar a sus oídos y después hubo más ruido proveniente del cuarto de enfrente.

XiuMin estiró las piernas y movió perezosamente los dedos de sus pies en tanto fijaba su mirada sobre el techo. Tenía que levantarse aunque todavía quedaban algunos minutos para que su alarma sonase, y es que, irresponsablemente no había terminado de arreglar su maleta el día anterior.

Maldijo internamente el hecho de nunca echarle el pestillo a la puerta cuando ésta se abrió de forma precipitada y un acelerado Kim JongIn entró en su habitación, tirando de sus pachoncitas mantas y poniendo su cuerpo a temblar porque aún estaba haciendo más frio del que podía soportar naturalmente estando en ropa interior.

—¡Yah, Minseok Hyung! ¡Qué irresponsable! — Su primo lo miró mal y se cruzó de brazos. — Los chicos ya están esperando afuera, ¿por qué todavía no estás listo?

El antiguo pelirosa parpadeó.

—J-JongIn, es temprano todavía.

El menor arqueó una ceja. —  Hyung, debemos salir ahora antes de que alguien pueda rastrear a BaekHyun, ¿recuerdas? — El mayor lo miró fijamente, completamente en blanco, Kai suspiró. — ¿El grupo en WhatsApp? ¿Los mensajes de ayer?

Vagamente, Minseok recordó haber sido añadido a un grupo el jueves por la tarde mientras JongDae jugaba entretenidamente uno de los juegos en su celular. El dinosaurio no podía concentrarse de tanto mensaje que recibía y finalmente, había murmurado algo como Seokie, no puedo permitir que estos patanes estén molestándote, aunque definitivamente no estaban molestándolo a él, y había terminado silenciando el grupo.

Con los ojos bien abiertos, el mayor se incorporó velozmente y tomó el móvil de la mesita de noche.

Ahí estaba el grupo, al final de todas sus conversaciones con 1072 mensajes sin leer. Y Minseok realmente no se sorprendía, porque esos once chicos hablaban como gallinas desesperadas por un poco de comida.

El moreno comenzó a sacar ropa rápidamente de sus cajones y a lanzarla a su maleta todavía medio vacía mientras los saltones ojos del mayor viajaban velozmente sobre la pantalla.

21 de Febrero de 2014

Se ha añadido a Kris Galaxy al grupo.

El mayor sonrió, recordando cuando el mencionado le había arrebatado el móvil para guardar su número en él.

Tao-panda: ¡Kris gege, deja de salirte del grupo!

BaekHyun: Sí, Kris gege. Deja de salirte del grupo.

Kris Galaxy: …

Tao-panda: >:(

BaekHyun: ¡Me huele a que no le han dado bambú al panda!

Joon-cuñado-Myun: ¡Ni tampoco se lo darán!

Kris Galaxy: … Ni tampoco Meredith volverá a ti.

Xingxing: ¡YiFan hyung!

Joon-cuñado-Myun: ¿Eh? ¿Qué estás insinuando Kris?

Tao-panda a cambió el asunto a “¡¡Mañana vamos todos a la playita linda!!”.

Qué gay.

Joon-cuñado-Myun: ¡Kris!

Tao-Panda: Pues soy gay Minseok Hyung, ¿qué te esperabas?

Joon-Cuñado-Myun: Tao…

Estás siendo grosero con tu Hyung panda.

BaekHyun: ¡El macho ha hablado!

Tao-panda: -.-

Lu-Ge: Déjenme tocar el piano :( ¡SeHun-ee, diles!

Kris Galaxy: Ay sí, “Sehun-ee, diles”, cuanto amor…

Tao-panda: …

Lu-Ge: ¡¡Págame, desgraciado!!

Kris Galaxy ha abandonado el grupo.

Tao-Panda ha abandonado el grupo.

Dejen de molestar, débiles mortales.

Minseok rodó los ojos, ya regañaría a Chen después por usar su nombre en las conversaciones. Deslizó rápidamente su dedo sobre la pantalla, buscando algún punto importante de haberse perdido en la conversación, en tanto JongIn se sentaba sobre su maleta intentando cerrarla sin éxito alguno.

BaekHyun: ¡Chicossssssssssssssss!

ChanYeol el novio de BaekHyun: ¿Sí, princesa?

BaekHyun: ¡Están ignorándome, Chan-ee! :C siempre hacen lo mismo.

Lu-Ge: ¿Qué?

BaekHyun: ¡Uy!

Joon-Cuñado-Myun: Chicos, recuerden que este grupo es solo para hablar cosas con respecto al viaje, no hablen a menos que sea urgente o qué se yo.

ChanYeol el novio de BaekHyun cambió el asunto a “URGENTE O QUÉ SÉ YO /”.

BaekHyun: Chan-ee <3 :*

ChanYeol el novio de BaekHyun: ¡Todo por mi ti, Baek-ee!

Joon-Cuñado-Myun: ¿Qué?

BaekHyun: Cambiemos la hora, veámonos a las cinco. Necesito largarme de aquí antes de que el criado de mi mamá venga a asegurarse de que estoy vivo todavía y se dé cuenta de que ya no estoy en casa.

Kris Galaxy: ¿A las cinco? Estás loco, necesito dormir mis horas.

ChanYeol el novio de BaekHyun: -.-

BaekHyun: -.-

Tao-panda: A las cinco entonces, ni un minuto tarde ¡TODOS!

Kris Galaxy: ¿Es enserio, Tao?

Tao-panda ha abandonado el grupo.

Chenchual <3: ¡UUUUUUUH!

Kris Galaxy ha abandonado el grupo.

Minseok miró la pantalla un tanto angustiado por cómo estaban llevando las cosas esos dos y después reaccionó, palmeándose las regordetas mejillas. ¡A las cinco! Su móvil estaba marcando las cinco y quince y el pitido del auto no dejaba de sonar fuera de la casa.

Rápidamente el mayor salió de la cama, corriendo hacia el closet sin tener tiempo de echarse a reír por las expresiones que su primo hacía mientras intentaba con todas sus fuerzas cerrar la maleta.

—¡Espera JongIn, faltan mis bañadores!

El moreno casi palidece al escucharlo. —¿M-Mas cosas?

XiuMin puso los ojos en blanco y se aproximó rápidamente, sacando una chamarra que JongIn había metido en su maleta. — ¿Para qué se te ocurre que puedo yo necesitar mi campera más gruesa en la playa, Jong-ah?

El menor le dedicó una sonrisa con las mejillas rojas de vergüenza y se rascó la parte posterior del cuello. Minseok lo despeinó tiernamente y prosiguió con sus arreglos, sacando otras cosas inútiles y metiendo las que había planeado llevar.

De todas formas era imposible cerrar la maleta cuando finalizó.

Cansado del ruido en el exterior y completamente seguro de que su padre les lanzaría un zapato si no se callaban, el menor apartó a su Hyung y miró de forma desafiante su maleta rosada.

El de mejillas regordetas lo miró aterrorizado.

Sin esperar más JongIn hizo un salto de lucha sobre su maleta. — ¡Hyung, es el momento! ¡Ciérrala ahora! — Exclamó cuando hubo aterrizado sobre ella y el mayor rápidamente se aproximó para mover el cierre hasta el final. — ¡No pudiste conmigo, estúpida maleta!

El mayor se echó a reír y corrió al baño, donde había dejado el atuendo que usaría, para cambiarse y finalmente poder marcharse.

—¡Cállense con un carajo! ¡Ya casi estamos ahí!

Minseok estaría muy apenado de encontrarse con el resto pero la imagen de JongIn con el trasero volando dentro de su ventana lo hizo rápidamente estallar en sonoras carcajadas.

—¡Dijimos que a las cinco, maldición!

La voz de un enfurecido ZiTao les puso los pelos de punta.

A paso veloz, ambos primos abandonaron la habitación del mayor, el moreno cargando con las cosas y se dirigieron afuera.

Minseok dejó una nota sobre la barra de la cocina y finalmente salieron al encuentro de todos sus dongsaengs.

Iba a ser un largo fin de semana, o eso se esperaban, al menos.

 

 

-

 

 

—¡Tao, quita tu culo de encima!

La palabra culo siendo pronunciada por la familiar voz de su ahora novio, encendió millones de alarmas en la cabeza de Xi LuHan.

—¡¿Y dónde se supone que lo ponga?! ¿Lo saco por la ventana?

El panda se removió incomodo, todavía cruzado de brazos y Kris se aferró con fuerza a la mano de XiuMin, LuHan lo notó pese a estar delante, con la cabeza casi torcida con incomodidad.

A decir verdad, el chino dudaba que alguien dentro del auto estuviese cómodo a excepción del engreído ricachón que permanecía al volante y su distraído novio.

Y eso porque Lay era demasiado… Lay, como para pretender siquiera quejarse.

El mayor de todos los presentes resopló, evidentemente acalorado y un mechón de cabello negro voló fuera de su frente, lo suficientemente largo como para pegarse a un costado de su rostro.

—Pues no lo sé, pero estás poniéndome incómodo.

—Ay por dios, cállate Bro. — Kai siseó desde la parte trasera. — Por lo menos tú tienes un asiento.

—Tú no tienes un asiento porque no quieres. — Replicó el menor sacándole la lengua aunque sin poder girarse para que el otro pudiese darse cuenta.

La cabeza de KyungSoo estaba peligrosamente cerca de su cuello y hacerlo implicaba un alto riesgo. SeHun no era idiota como para no pensar en la golpiza que su mejor amigo le pondría, accidente o no.

JongIn se puso a alardear de su caballerosidad, restándole de esa forma credibilidad a sus palabras y Kris encajó sus uñas con fuerza en el brazo del de mejillas regordetas, cuando su Tao volvió a removerse sobre las piernas del Maknae.

Lo estaba haciendo a propósito.

Minseok no pudo reprimir un gemido y JongDae giró la cabeza con una rapidez inigualable.

—¿Qué sucede Seokie, te están molestando?

El dinosaurio se preocupó desde el asiento de enfrente. BaekHyun lo golpeo en la espalda por ser tan brusco y estarle causando molestias.

El mayor negó, sintiéndose ya lo suficiente preocupado por Kris y se preguntó por qué, si SuHo tenía el dinero suficiente como para sobornar policías curiosos que se atrevían a detenerlos por ir tan amontonados, no se había tomado la molestia de rentar una espaciosa van.

Viajaban en la monstruosa camioneta de YiFan.

Una a la que normalmente el Wu no le daba uso pero que había servido para la ocasión y JoonMyun no había dudado en tomar.

No después de lo sucedido con Meredith…

Los chicos todavía reían cuando recordaban la expresión en el rostro del rubio teñido cuando, al presentarse en casa del más alto, había visto su adorado auto estacionado en el porche.

Su expresión interrogante no se hizo esperar pero YiFan se encogió de hombros restándole importancia y puso una mano en su hombro a modo de consuelo.

—Apareció aquí hace un rato ¿puedes creerlo? No hay nada que hacer viejo. — Había murmurado.

Desafortunadamente Minseok de había perdido del incidente pero JongDae le había jurado lo que Kris había dicho riéndose a carcajadas, aunque para ese punto, el mayor lo conocía tanto que dudaba un poco de la veracidad de sus palabras.

JoonMyun siempre decía que se vengaría y que había estado guardándole un saco enorme de piedras a YiFan, que siempre rodaba los ojos y le recordaba su motocicleta destruida. Solo entonces LuHan se ponía a cobrarle los pagos de su bicicleta en Coppel y el chino más alto desaparecía por los pasillos de la universidad.

Volviendo a lo apretujados que se encontraban, ninguno de ellos había creído posible que fuesen a caber, en primer lugar.

Pero luego estaba aquella excepcional frase de un Kim JongIn que no se perdería por nada un viaje gratuito a la playa.

“Donde cabe uno, caben todos”.

KyungSoo había fruncido el ceño pero había terminado dentro de cualquier modo.

La espaciosa camioneta de Kris tenía los asientos de enfrente y dos hileras de tres al fondo, sin incluir el maletero repleto de cosas.

Normalmente, debían de caber unos ocho. Pero ahí estaban los doce.

JoonMyun conduciendo despreocupadamente. JongDae compartiendo el asiento del copiloto con un Yixing demasiado cómodo y además confianzudo que, había sacado su libro para leer y así distraerse. Y es que conociéndolo, Lay siempre terminaba sumergiéndose en la lectura en los lugares más inoportunos.

En la primera hilera de tres, se encontraban cuatro. Primero un torcido LuHan, después un incómodo KyungSoo, seguido de un SeHun que se quejaba cada tres segundos, siendo aplastado por un Tao llorón. Mientras que en la segunda hilera se encontraban primero Kris y luego Minseok, seguidos del ChanBaek, quienes estaban acurrucados y parecían ser los únicos totalmente cómodos.

JongIn los miraba con recelo desde atrás.

A él le hubiese gustado acurrucarse en el hombro de su adorado Hyung pero ahí, pudiendo únicamente sacar la cabeza de entre las maletas, lo único que podía hacer era protestar y soñar con toquetear el sedoso cabello de KyungSoo.

Y quizá esa era la razón por la que maldecía tanto a SeHun, que lo tenía por un lado y siquiera le prestaba atención. ”Y mejor que no lo haga”, el moreno pensó amenazadoramente.

Minseok acarició los nudillos de Kris brindándole su apoyo y sintió su pecho bajar, relajándose un poco. Él realmente no tenía idea de lo que estaba sucediendo entre el chino y su pareja, pero algo le decía que no la estaba pasando muy bien. Y quizá con algo, se refería a los mensajes de texto en pleno grupo, a las miradas furtivas que ZiTao apenas le dedicaba cuando antes no salía de encima suyo y a la expresión consternada que más bien se había vuelto permanente en el rostro de YiFan. Cuando el mayor lo miró con un atisbo de sonrisa, el más alto le agradeció con una profunda mirada.

—¡Yah, yah, yah! — La voz de Chen hizo que al de mejillas regordetas casi se le saliera el corazón. — ¡¿Qué está pasando allá atrás?! ¡Tengo mis ojos bien puestos en ti, Wu YiFan!

El rugido de JongDae advirtió al panda, que giró levemente la cabeza y no pudo seguir fingiendo desinterés al captar sus manos entrelazadas.

Todo el cuerpo de Minseok se enfrió y YiFan lo soltó, aunque no inmediatamente.

—Estás alucinando, camello parlante. — Masculló y se volvió para mirar por la ventana.

El rostro del castaño gritaba que tenía muchas cosas que responderle pero XiuMin negó, logrando que alcanzase a morderse la lengua. JongDae confiaba en su Seokie… Y demonios, el mayor estaba encantado de que así fuese.

Tao era harina de otro costal.

Su mirada asesina lo dejó congelado por un instante y, antes de que el Hyung pudiese sonreír a modo de disculpa, el de grandes ojeras ya se había girado para continuar ignorándolos.

—Dejen de ser tan escandalosos. — Baek se quejó, frotándose tiernamente los ojos. — Durmamos y despertemos cuando estemos en Seúl.

Kai chasqueó la lengua. — Duerme tú, si estás cómodo. — Bufó. — Terminaré con un dolor de cuello tremendo.

KyungSoo quiso girarse, preocupado de escucharlo, pero no encontró el modo de hacerlo y terminó por resignarse en un suspiro.

El suspiro le hizo cosquillas a SeHun, que se movió, haciendo botar innecesariamente el inexistente trasero de ZiTao contra su entrepierna.

El de cabello todavía colorido gimió sin poder reprimirse y LuHan abrió los ojos como platos con el rostro sonrojado. El gemido había sido tan quedo, que probablemente solo su hilera hubiese sido capaz de notarlo, exceptuando al panda, que parecía realmente sumergido en su propio mundo.

El chino de puntas rosas comenzó a sudar por nerviosismo.

No podía evitar en el hecho de lo enfermo que debía estar como para no sentir celos. Lo único que pasaba por su mente en ese preciso momento, eran imágenes nada sanas de él y SeHun bajo las sabanas, el menor gimiendo en su oído, su caliente aliento rozándole de forma excitante la oreja.

Se llevó ambas manos a la entrepierna y miró aterrado hacía KyungSoo.

Afortunadamente, el ojón estaba demasiado apenado por lo que había provocado como para darse cuenta de lo que un simple gemido del menor le había hecho a su miembro.

JongDae se echó a reír indiscretamente como todo un chismoso y LuHan levantó la vista asombrado. Los ojos del camello estaban puestos sobre… pues sobre él.

“Carajo”.

El de sonrisa gatuna le guiñó un ojo en complicidad y volvió la vista a la carretera frente a ellos, si había algo que le alegraba, era que LuHan se pusiese duro con alguien que no era su precioso bollo relleno.

Porque ese bollo era únicamente suyo.

JoonMyun le dedicó otra mirada furtiva a su precioso unicornio, no dejándose inmutar por tener a su hermano menor a un lado.

Yixing, sin embargo, estaba tan absorto en su lectura, que poco caso le hizo. Su nívea mano descansaba sobre su trabajada pierna izquierda y SuHo sonrió antes de atreverse a tomarla.

El contacto de una piel cálida rozando la suya descolocó al azabache, que apartó por fin los ojos de su libro y le dedicó una mirada interrogativa a su novio.

El mayor negó con una sonrisa y entrelazó sus dedos, levantando sus manos unidas y acercándose para besar la suya.

Lay le sonrió con dulzura y después, cuando sus manos juntas cayeron nuevamente sobre su pierna, acarició los nudillos del otro con timidez.

SuHo le sonrió mientras se mordía el labio antes de volver la vista a la carretera.

El ambiente se había tornado demasiado raro en el interior de la camioneta, afortunadamente para algunos, Seúl quedaba a solo algunas horas de ahí.

—¿Es porque soy negro?

JongIn suspiró, haciendo a BaekHyun reír y hacerle cosquillas en el cuello a ChanYeol antes de quedarse profundamente dormido entre sus brazos.

 

 

-

 

 

La experiencia en el aeropuerto fue increíblemente agotadora para aquellos que nunca antes habían viajado.

KyungSoo reconoció que se hubiese perdido de no haber sido por la siempre posesiva mano de JongIn sujetándolo por la cintura. De hecho, apenas habían salido del auto, el moreno había ido a refugiarse entre sus brazos, murmurando cosas como que lo había extrañado mucho antes de unir sus bocas, importándole poco que los demás estuviesen o no mirando.

SeHun tampoco tenía mucha experiencia en esa clase de lugares y se dejó guiar por un experimentado Tao, porque por alguna misteriosa razón, LuHan se había ido corriendo al baño apenas puso un pie en tierra firme y Kris estaba parado al otro extremo de todos los invitados.

Se montaron en un avión común, con gente cualquiera en ella y JoonMyun casi pegó un grito aterrorizado cuando le dijeron que nunca había completado la transacción para la compra de sus reservaciones en primera clase, de forma que había terminado perdiéndolas y el vuelo más cercano, únicamente tenía disponibles los lugares en tercera clase.

—¡Imaginense! El gran JoonMyun viajando con gente… corriente.

Había bromeado SeHun, aceptando los boletos y arrebatándole al adinerado la tarjeta de crédito para pagar.

LuHan se dejó caer sobre su asiento un poco demasiado rápido cuando los encontró por fin, se sentía tan extraño, estaba convirtiéndose en un maldito pervertido… SeHun, que le había reservado un lugar a su lado, lo miró con preocupación.

—LuHan Hyung, ¿te encuentras mal?

El aludido negó y se movió sobre su asiento, abochornado, pero la cosa empeoró cuando el menor tomó su mano entre la suya y la acercó a su rostro, pretendiendo imitar lo que había visto hacer a SuHo en el auto con Yixing.

Esas manos con las que él había…

Rápidamente, el mayor apartó la mano y tragó saliva. SeHun frunció el ceño y se echó hacia atrás, sintiéndose rechazado en plena cursilada.

—¿Qué? — Le espetó y podía admitir que había sonado muy altanero, pero también se sentía molesto.

El de las puntas rosadas retorció sus manos después de unirlas en su regazo y negó, bajando la cabeza con vergüenza. Tampoco podía decirle a SeHun lo que había estado haciendo en el baño. Mucho menos teniendo a una señora de la tercera edad sentada en el último asiento de su fila. Enojado, el menor se cruzó de brazos y miró por la ventanilla, su Hyung siquiera estaba dándole respuestas.

 

 

Oppa… ¿Ustedes dos son novios? — Inquirió la chica que estaba sentada junto a Minseok y JongDae.

El menor de los dos asintió efusivamente, elevando sus manos entrelazadas con orgullo en tanto el mayor se hundía en su asiento sin poder ocultar su sonrojo.

La chica chilló enternecida y después sacó su móvil para tomarse una selfie con ellos. XiuMin sonrió aunque no entendía qué había de relevante en su relación con Chen.

Bueno, más bien qué había de relevante para otras personas, porque obviamente era demasiado significativa para él y su tonto JongDae.

La muchacha no paró de hablar los siguientes quince minutos y el de cabello negro suspiró un poco aliviado del hecho de que la turbulencia no le hubiese afectado tanto esta vez. Pero claro, le hubiese gustado mucho más superar esa parte difícil acurrucado en los brazos de su novio sin interrupción alguna.

—¡Oh! Pero qué despistada soy. — Exclamó. — Soy Sunny y es un placer conocerlos. ¿Van a Jeju muy seguido?

Minseok hizo una venia respetuosa y JongDae se encargó de presentarlos. — Yo soy Chen y este es mi precioso Minseok. A decir verdad, — lo miró intensamente, como el tortolo enamorado que en realidad era. — nosotros no…

Tan frustrante como se veía, la adorable Sunny lo interrumpió. — Quiero decir, ya saben, ¿tienen ahí sus escapadas románticas?

La forma en que alzaba las cejas sugiriendo algo no le agradó a Minseok. Sus regordetas mejillas se tiñeron inmediatamente de rojo cuando la chica se mordió también el labio inferior.

¿Acaso ella…?

—Bueno… nosotros no…

—¿Tienen esposas o algo? ¡Dios! ¡Eso lo haría todo más emocionante!

Demonios, ella realmente…

JongDae la miró, parecía consternado desde el punto de vista del mayor, que sintió su mano sudar todavía adherida a la suya.

—Y quién de ustedes… ¡Dios, qué pena! — XiuMin no creyó que realmente la tuviera. — Ya saben…

Sí, ella definitivamente lo sabía.

Sabía que ellos habían estado juntos.

Lo sabía.

El menor se irguió orgullosamente y después se señaló el pecho con un índice, golpeándose repetidamente. Sip, no estaba tan consternado como él había querido creer. La chica se llevó ambas manos a las mejillas y se inclinó, todavía más curiosa.

Minseok no podía creer que el de sonrisa gatuna estuviese de acuerdo con revelarle los detalles de su vida íntima a una completa desconocida.

—¿Cómo lo hace, oppa? ¿Oppa es bueno?

Ella estaba refiriéndose a él. Casi ansiosamente y Minseok pudo sentir, literalmente, el humo salir de sus orejas.

Se levantó precipitadamente, con el rostro totalmente colorado y e hizo una reverencia a modo de disculpa antes de apresurarse por el pasillo para buscar el baño.

En el camino, chocó con la azafata.

Ella lo miró y murmuró algo que su cerebro no alcanzó a captar. ¡Demonios! ¿Por qué estaba ella mirándolo de esa forma? ¿Acaso ella también? ¡Sí, ella definitivamente lo sabía!

Se apresuró a esquivarla y miró a su alrededor, encontrándose con la mirada confundida de LuHan. LuHan lo sabía y la anciana al final de su hilera también lo hacía.

¿Por qué las miradas de todos estaban fijas en él?

¡Hacía tanto calor ahí dentro! ¡Los aviones no debían ser así de calurosos! No, debían.

¡Demonios, esa niña estaba mirándolo! No. Ella, estaba, juzgándolo. Ella, lo, sabía. Todos, lo, sabían.

Se adentró precipitadamente en el baño y antes de que pudiese cerrar la puerta, alguien la detuvo y se metió en la pequeña habitación con él.

Cuando lo miró, JongDae buscaba sus ojos con algo que parecía ser preocupación.

—¿Estás bien? Estás rojo. ¿Qué te pasa?

Sus ásperas manos contrastaron con la suave piel de su rostro cuando lo tomó entre ellas.

Minseok inhaló y después exhaló. Negando con la cabeza y sintiéndose abochornado.

—Ellos… estaban juzgándome, JongDae.

El menor ladeó la cabeza y dejó que su ceño se frunciera, evidentemente confundido. —¿Juzgándote? Escúchate Seokie, ¿de qué estás hablándome?

Los ojos del mayor se cerraron con fuerza y dio un gran suspiro antes de murmurar.

—Todos ellos lo saben, JongDae…

—¿Lo saben?

—Sí, lo saben.

—¿Qué saben?

Minseok enfrentó su curiosa mirada. — Saben que lo hicimos.

El otro parpadeo repetidamente. — ¿Estás refiriéndote a tener sexo?

Avergonzado, el de mejillas regordetas asintió y apartó la mirada. Y no entendía por qué demonios seguía sudando tanto cuando había un escape del aire acondicionado soplando sobre su cabeza.

JongDae estaba invadiendo su espacio personal. Debía ser eso. Ahí dentro apenas y cabían los dos juntos, con el cuerpo del uno bien pegado al del otro. No había espacio para nada más. El retrete le calaba en las rodillas y Minseok tenía una mano recargada en el lavamanos.

—¿Cómo podrían ellos saber que tú y yo tenemos sexo?

La palabra tenemos perturbo al azabache.

—No pueden. — JongDae habló sin esperar a que respondiera a su pregunta. — Pero tenemos. ¿Está mal para ti?

El mayor zarandeó la cabeza lentamente. — Pero lo saben JongDae, estaban mirándome.

La sonrisa gatuna del otro se ensanchó, a Minseok no le agradaba el hecho pero sabía que estaba aguantándose la risa desde que había escuchado su teoría. Eso le pasaba por conseguirse un novio troll.

—Seokie, lo que pasa es que te sientes avergonzado.

Una de las cálidas manos del menor descendió hasta su cintura y la sujetó levemente, levantándole un poco la camisa para acariciar la piel desnuda de sus caderas. Verlo morderse el labio inferior únicamente acaloró al aludido.

—No tienes por qué estarlo. Es muy normal. — Chen continuó con su discurso pero francamente, el mayor ya no lo escuchaba. Estaba demasiado concentrado en el contacto de su piel con la suya.

Tenemos.

Ellos solo lo habían hecho una vez. ¿Eso era un tenemos? Sí, sabía que iba a repetirse y no, no era que no hubiese estado deseándolo. A decir verdad era todo lo contrario, los siguientes días después de lo sucedido se había sentido necesitado y caliente hasta cierto punto. Minseok nunca era de los que se masturbasen a menos que fuese absolutamente necesario y sin embargo, noches pasadas se encontró a sí mismo tocándose mientras pensaba en él.

La mano del castaño se introdujo en sus pantalones cortos y XiuMin gimió cuando su fría piel chocó contra la caliente de su latiente miembro.

Pero el hecho de que lo acariciase de forma asombrosamente erótica no era exactamente lo que hacía que Minseok se sintiese tan nervioso. Ya estaba sudando cuando empezó, así que sudar un poco más no estaría mal. Pero JongDae estaba mirándolo con sus oscuras cuencas ya ensombrecidas. Lo hacía de forma fija y estaba también la sonrisa en su rostro, perturbándolo.

—Esto es muy normal. — El aliento de Chen se restregó contra sus labios antes de que su boca fuese cubierta por ellos.

Lo excitante de la situación, hizo que Minseok cerrase los ojos y se dejara hacer.

De algo era completamente consciente cuando salió de ese baño un muy buen rato después, con el pelo negro pegado a la frente. SeHun lo miró con una ceja arriba y ya no estaba molesto como antes, sino que sonreía traviesamente.

Ellos lo sabían.

Las personas realmente estaban mirándolo esta vez y él se mordió el labio mientras se dejaba caer cuidadosamente sobre su asiento, sintiéndolo un poco más blandito. JongDae se sentó junto a él un minuto después.

Minseok se había olvidado por completo de Sunny, así que cuando la escuchó hablar, le fue imposible no dar un saltito sobre su asiento.

La chica le sujetaba una mano por encima de JongDae. —Cuidado oppa, no queremos que te lastimes. Me permití pedirle un mullido cojín a la azafata, te sentirás más cómodo de ese modo. — Murmuró ella y le guiñó un ojo. — Estoy segura de que la han pasado muy bien.

El rostro del mayor ardió en un rojo intenso. Chen se carcajeó y Sunny se puso los audífonos, complacida por el resto del vuelo.

 

 

-

 

 

Cabe mencionar que JongIn no se despegó de Kyungsoo en ningún momento del viaje y que ChenYeol incluso bajó del avión cargando a BaekHyun en su espalda porque el pequeñito todavía no quería parar de dormir. Kris alegaba a su lado, negándose a hacer silencio, que lo tenía muy consentido y que los niños malos como él debían ser castigados, tirándole pedradas a un aparentemente indiferente ZiTao, que se arruinaba a sí mismo el viaje, aunque disfrutaba un poco de la compañía de Sehun, que estando enojado, no quería siquiera mirar a un avergonzado LuHan.

Yixing había palmeado su espalda mientras caminaban en busca de sus autos rentados para encontrar la casa en la playa de Kim JoonMyun.

—Ve el lado positivo. — Había dicho, todos estaban escuchando, incluso el Maknae, aunque prefería no hacerlo.

LuHan se encogió de hombros, haciéndole saber que no tenía ni idea de sí realmente había algo positivo en lo que él estaba sintiendo. Pero Yixing volvió a palmearlo y asintió.

—Por lo menos a ti no te follaron en el baño del avión y todo el mundo se enteró.

—¡Yixing!

Minseok volvió a ponerse tan rojo como un tomate y JongDae lo miró a modo de disculpa.

SuHo chasqueó la lengua y miró a su hermano menor de forma acusadora. — Los señores que estaban con Yixing y yo realmente estaban perturbados JongDae, hay algunas fantasías que simplemente deberían quedarse como eso, fantasías.

—Ay Minseok Hyung, deja que BaekHyun se entere y no parará de repetirlo hasta que seamos viejos. — Canturreó Kai aferrándose como siempre a la cintura de su adorable ojón. — Todo por no tener decencia.

—Cállate negro. — se burló Sehun. — Que tú no lo hiciste únicamente porque KyungSoo no te deja.

El de corte de honguito se sonrojó y JongIn rodó los ojos. — Por favor, mira quién habla, al que no le hacen ni una paja.

LuHan casi pudo haber copiado el tic nervioso de ChanYeol.

 

 

-

 

 

—BaekHyun-ee~… Estamos en casa.

Despertar con el dulce susurro de su gigante, era casi un alivio. Hacía que BaekHyun incluso se olvidase de que no tenía ni un peso, o de que probablemente su madre fuese a aparecer en cualquier momento, queriendo golpearlo al enterarse de que había viajado en avión, lanzando maldiciones al aire por haberlo desobedecido. Su madre era tan gruñona… demonios, no iba a pensar en ella teniendo a ChanYeol.

Lo primero que vio al abrir lentamente los ojos, fue la imagen borrosa de su adorable gigante bloqueada por sus espesas pestañas.

Baek se desperezo y miró a su alrededor.

Estaban la sala de un amplio, pero muy amplio lugar.

Los chicos se movían rápidamente de un lado a otro, curioseando hasta detrás de las cortinas luego de dejar las maletas arrumbadas en algún momento de su apresurada entrada. JoonMyun era el único que seguía cargando con ellas y de hecho, estaba ya subiendo por las escaleras de cristal al segundo piso, siendo seguido por un Yixing con cara de asombro.

—¡Oye, Myun-ee! No desaparezcas tan pronto, que el refrigerador está vacío y me muero de hambre. — Chen se apresuró a mirar a su hermano reprobatoriamente desde las puertas vaqueras de la cocina.

—No esperabas que estuviese lleno, ¿o sí? Hace años que nadie habita este lugar.

LuHan estornudó después de dejarse caer en un sofá y provocar una ventisca de tierra, dándole dramatismo a las palabras del adinerado de los presentes.

—¡Este lugar es una pocilga! — Tao bufó, cruzándose de brazos.

SuHo rodó los ojos. — No iba a seguir pagándole a Jessica por hacer el aseo si no iba a haber nadie aquí de todos modos.

—¡Eres un codo, eso es lo que pasa!

El mayor se encogió de hombros y siguió con su camino. — Bebé, ponte a limpiar si no te gusta, los demás podemos ir de compras mientras tú lo haces.

Enfurruñado y todavía más molesto de lo que estaba, el pequeño chino cogió una escoba del suelo y se dirigió a la entrada, donde se volvió hacía el resto con las manos en las caderas.

—¡Fuera de aquí, holgazanes! — exclamó—. Y más les vale traer algo rico para la cena.

El primero en salir disparado fue JongIn, jalando apresuradamente a KyungSoo. ChanYeol cargó a BaekHyun cual princesa entre sus brazos y se echó a correr, no queriendo quedarse a barrer y sabiendo perfectamente que Baek no lo haría ni aunque quisiera. El resto de ellos se encaminó tranquilamente hacía la puerta. ZiTao, tan ensimismado en su nueva labor como estaba, no reparó en YiFan, sentándose tranquilamente sobre la barra de la cocina y viéndolos a todos desaparecer.

 

 

—¿Dónde está Kris? — SuHo inquirió meneando las llaves del segundo auto al frente.

JongIn se las arrebató con agilidad. — No lo sé, Hyung. Pero yo me encargaré de conducir este auto.

—¡Ey! ¡No quiero ni un rayón Kim JongIn!

El moreno silbó mientras abría la puerta del copiloto y encerraba a KyungSoo dentro, dirigiéndose al asiento del piloto inmediatamente. — ¡Lo cuidaré, Hyung!

JoonMyun y Yixing abordaron la delantera del primer auto, JongDae y Minseok ocuparon los asientos traseros.

El más pequeño observó a BaekHyun subir seguido de ChanYeol en la parte trasera del auto conducido por su mejor amigo y suspiró. Sería él quien tendría que separarse de LuHan para llegar al mercado, aunque claro, después de los acontecimientos recientes no le molestaba en absoluto. Con las manos en los bolsillos, se echó a andar hacía el auto de JongIn, tampoco iba a dejar que LuHan Hyung arriesgase su preciosa vida subiéndose a un carro manejado por ese negro.

—SeHun-ee… — LuHan se apresuró a tomar su mano para detenerlo.

El menor giró el rostro para verlo. — Sube con SuHo, LuHan Hyung.

Los ojos del mayor brillaban saltones como los del ciervo que SeHun había ganado para él en la feria, destellaban suplica a millones de kilómetros. El puchero en sus labios fue definitivamente irresistible para el de cabello colorido.

—No quiero que estés molesto conmigo.

Detrás de un suspiro, el menor lo miró con intensidad. — ¿Tengo o no razones para estarlo?

—No. — El chino aseguró, apretando su agarre y zarandeando la cabeza. — SeHun-ee, sabes que yo te quiero.

Un sonrojo cubrió las mejillas del sorprendido más alto. LuHan nunca se expresaba tan repentinamente, tampoco era que lo hiciese muy seguido.

—Está bien Hyung, ya no importa…

Estuvo a punto de girarse cuando el chino lo tomó por los hombros, se impulsó sobre las puntas de los dedos de sus pies y estampó sus suaves labios contra los suyos.

SeHun parpadeó repetidamente, no pudiendo creer que realmente el mayor estuviese besándolo primero a él. Ahí, fuera de la casa, con ocho pares de ojos seguramente atentos a sus acciones. Pero la sensación tan refrescante que le otorgaba la boca del otro lo hizo olvidarse de todo y sus manos se deslizaron hasta alcanzar su cintura para sujetarlo.

LuHan era su mundo y no estaba dispuesto a dejarlo caer, así que ladeo el rostro y profundizó el beso mientras el chino le echaba las manos al cuello.

Esas cosquillas en su estómago.

La suave piel de LuHan bajo sus manos.

Nunca podría cansarse de lo nuevas que seguían sintiéndose todas esas sensaciones a pesar del sabor familiar.

El más bajo pegó laboriosamente su frente contra la suya y lo miró con intensidad. Esos ojos cafés eran la perdición del Oh.

—Yo en verdad… SeHun-ee…

Un quedo shhh hizo que LuHan callara. — Te quiero Hyung. — El menor confesó, dejando que los dedos de los pies del mayor descansaran e inclinando la cabeza hacia abajo para presionar un casto beso en la frente del ciervo.

El de puntas rozadas lo abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en su amplio pecho. LuHan era frágil como una muñeca…

—¡Oigan! No quiero interrumpir pero… ¿van a venir o no? — La voz de Kai junta con una exclamación por parte del auto hizo que ambos se apartaran un poco, sobresaltándose. — ¿Escucharon eso? Es el estómago de mi adorado Hyung rugiendo por comida~

KyungSoo se ruborizó antes de golpear a JongIn en la cabeza.

SeHun se echó a reír.

LuHan lo miró sonriente.

La risa del Maknae era preciosa.

 

 

-

 

 

Tao suspiró con pesadez y miró a su alrededor.

Había pasado un tiempo desde la última vez que se vio a sí mismo parado en el interior de esa habitación.

Quizá había mentido un poco al decir que todos los recuerdos de sus únicas vacaciones en ese lugar eran maravillosos. Siendo sinceros, el panda no recordaba una sola vez sintiéndose cómodo en presencia de su padre postizo y, aunque no lo hablaban a menudo, sabía perfectamente que sus hermanos se sentían de la misma forma.

La decoración de la que era su habitación, le encantaba. El diseñador de interiores había hecho su trabajo basándose en su personalidad y es que, no importaba cuan inseguro ZiTao llegase a sentirse, los espejos siempre serían parte de sí mismo.

Y era precisamente por ello que tener más de dos alrededor le parecía tan cómodo, que tendía a la perfección.

Se encaminó descalzo por la habitación, dejando que la suave alfombra se empapase con lo mojado de sus pies. Haber tomado una ducha para refrescarse la cabeza no había ayudado demasiado y seguía sintiéndose tan molesto como antes de que el agua fría le helara el cuerpo a pesar de estar en un lugar muy soleado.

Algunas ligeras gotas de agua bajaban por su cuerpo cuando el sonido de la puerta abriéndose hizo que se girara por inercia.

Kris estaba ahí, mirándolo de forma fija e indescifrable.

Tao sabía que estaba molesto y de algún modo, también sabía que no podía culparlo. Pero Kris tampoco podía culparlo a él. Los dos necesitaban lo que él había estado exigiendo con tanta desesperación y simplemente no podía entender por qué no podían hacerlo ya de una vez.

Contrario a todo lo que pudo haberse esperado, el mayor avanzó un gigantón paso dentro de la habitación y no se giró para cerrar la puerta de roble oscuro a sus espaldas.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal del panda y una alarma se encendió en su cabeza.

La misma que se activaba cuando ellos realmente estaban cerca de…

—¿Qué estás haciendo aquí? — el menor se sentía un completo descarado al estar hablándole de esa forma a su adorado gege pero esa vocesilla caprichosa en su cabeza le decía que estaba en su derecho.

Kris no se inmutó, ni tampoco se movió de su lugar.

Permaneció ahí plantado, mirándolo con seriedad. Tao ladeó la cabeza ciertamente desconcertado porque en cierta forma, parecía como si el mayor estuviese esperando por algo…

El silencio se alargó y el panda se aferró a la toalla que cubría su cintura, apenas cayendo en la cuenta del estado en que se encontraba y de lo fijos que estaban los pequeños ojos de YiFan sobre su cuerpo. Tao no pudo evitar tragar saliva cuando escuchó el pestillo de la puerta activarse y el alto mayor se movió hacia él de forma cautelosa.

—¿K-Kris gege?

El ceño del Wu se frunció pero una sonrisa burlona apareció en sus labios. — ¿He vuelto ya a ser Kris gege, uh?

El panda guardó silencio, repentinamente demasiado nervioso como para pensar en una respuesta concreta. YiFan se acercó más y la alarma en su cabeza estalló, provocándole leves temblores en los hombros al pequeño.

Las grandes manos de Kris sobre su cintura hicieron que un suspiro se escapase de sus labios. Demonios, lo había extrañado tanto. Su cuerpo estaba frio, en tanto el contacto del mayor era un torrente de calidez.

—¿Ya no estás molesto, Tao? — El delicioso aliento del más alto dio de lleno contra su cuello, haciéndolo estremecer y de pronto, el aludido ya no sabía si estaba asustado o deseoso, lo que sí sabía, era que le sudaban las manos incluso si acababa de salir de bañarse.

Zarandeó la cabeza en una negación casi imperceptible e, incluso si no podía verlo, supo que Kris estaba sonriendo.

Le gustaba la forma dominante en que el mayor se le acercaba, siempre le había parecido fascinante. Pero había un cosquilleo que se sentía extraño sobre las zonas de su piel que el otro estaba rozando en ese momento exacto. Uno que lo desconcertaba y hacía que la habitación diese vueltas a su alrededor.

Inhaló profundamente intentando controlarse y lo único que consiguió, fueron los acelerados latidos de su corazón al embriagarse con la varonil colonia que Kris siempre estaba llevando.

Olía como todo un hombre.

Era todo un hombre.

Hecho a la medida de lo que Tao siempre había necesitado, lo que buscaba con tanta desesperación y logró obtener satisfactoriamente.

De pronto le vinieron las ganas de palmearse la frente por ser tan idiota. ¿En verdad estuvo dispuesto a perder semejante perfección únicamente por falta de sexo? Había sido un completo y caprichoso imbécil.

—Kris gege sí que está un poco molesto, Tao-ssi. —Susurró el susodicho contra su oído de forma tan calmada, que llegó a sentirse un poco siniestra. Su nombre se escapó de sus labios como su silbido — Te has portado muy mal, pequeño panda.

El aludido tragó duro y permaneció inmóvil.

—Has sido un niño muy malo…

¿Qué era eso?

¿Por qué palabras tan simples hacían que perladas gotas de sudor bajaran traviesamente por su frente? ¿Por qué estaba inmóvil bajo su tacto? ¿Por qué en una situación tan simple sentía ese conocido cosquilleó deslizarse abdomen abajo hasta su entrepierna?

Tao estaba confundido y, aunque sabía que en parte también tenía miedo, la misma voz de siempre en su cabeza le dijo que más bien estaba ansioso por descubrir, qué tan malo se había portado y si su castigo sería directamente proporcional a su maldad.

Imágenes poco sanas vinieron a su cabeza y los pequeños labios de Kris deslizándose lentamente sobre la piel de su cuello no ayudaron en nada.

Un gemido se escapó de los suyos y de pronto sintió como uno de los largos dedos de su gege se posaba sobre ellos para silenciarlo.

Un quedo shh se percibió en el sepulcral silencio repentino en que había caído l habitación. Kris se había apartado lo suficiente como para permitirle ver sus ojos y ZiTao volvió a estremecerse entre sus brazos al verlos tan oscurecidos.

—Los niños malos deben quedarse callados.

De algún modo, al escucharlo, el pequeño panda supo que realmente estaba en problemas esta vez.

Kris lo giró ágilmente como si de un trompó se tratara, envolviendo después sus fuertes brazos alrededor de su cintura, torturándolo con la caricia de su aliento sobre su cuello.

Sus condenadas y enormes manos dibujaron interminables círculos en su abdomen, moviéndose traviesamente hacía zonas opuestas. Una subiendo de forma quisquillosa, trazando un círculo perfecto sobre su pezón izquierdo y haciendo sus rodillas flaquear. Mientras que la otra descendía con parsimonia, torturándolo al momento de llegar al borde de la toalla amarrada en su cintura.

La húmeda lengua del mayor delineó su cuello de forma entretenida y un jadeo se le escapó de los labios por más que intentó contenerlo.

Kris sonrió a sus espaldas, negando pacíficamente con la cabeza.

—A Kris gege no le gusta que lo desobedezcan, bebé. Estás siendo un pequeño realmente malo, voy a tener que castigarte. — Las palabras sonaron verdaderamente siniestras esta vez.

La toalla calló al piso con un lánguido movimiento y toda la cara del panda terminó de teñirse de rojo vivo cuando una de las manos de su gege palmeó suave y desinteresadamente su trasero, pero se mordió los labios con fuerza para evitar que cualquier clase de sonido pudiese salir de su boca.

Realmente no había mucho que tocar y le apenaba, se moría de ganas por girarse y decirle que no lo viera, que era vergonzoso, pero la forma en que Kris exploraba la zona lo hacía sentir interesante.

El mayor siempre encontraba la forma de hacerlo sentir perfecto a su manera.

Kris volvió a envolverlo con sus brazos, pegándolo a su cuerpo.

Tao dejó escapar un suspiro profundo al sentir la gran erección del mayor contra su trasero y se removió, no incomodo, sino que buscando sentirlo ansiosamente.

El más alto lo detuvo abruptamente, posicionando sus manos sobre sus caderas para mantenerlo quieto. El panda abrió la boca para protestar pero YiFan lo silenció besando perezosamente la parte posterior de su cuello.

—¿Sabes el infierno por el que tuve que pasar? — Tao no respondió. — No, obviamente no lo sabes. Porque estabas siendo un niño egoísta. Vamos bebé, no eres estúpido, sabes que lo deseaba pero si me detenía a mí mismo no era precisamente por gusto.

Tao quiso disculparse, quiso ponerse de rodillas e implorar por perdón, pero no supo lo tarde que era, sino hasta que su cuerpo fue arrojado con ligereza sobre el colchón y joder, debía estar sumamente aturdido como para no haber notado cuando exactamente se habían movido hacía la cama.

Pero no se culpaba, ni tampoco nadie debería culparlo jamás. La seductora voz ronca de Kris en sus oídos y esas jodidas manos sobre su cuerpo, hacían que su mundo entero se pusiese a temblar.

No sentir ningún peso adicional sobre el colchón, le hizo caer en la tentación de girar el rostro pero inmediatamente las manos de Kris volvieron a posar su cara contra las sabanas.

El menor se removió incomodo, su erección se rozaba únicamente contra la cama y palpitaba necesitada, haciéndolo sentir que tal vez si se frotaba un poco, se sentirá mejor.

—Te dije que te detuvieras pero tú seguías insistiendo, logrando que me culpara una y otra vez por tener gustos tan ridículamente especiales… Realmente estuve intentando con todas mis fuerzas pero Tao, no me dejaste otra opción.

El aludido no escuchó los pantalones del mayor caer al suelo, ni la hebilla del cinturón siendo abrochada alrededor de la nada, lo único que repentinamente supo, fue que realmente Kris estaba sobre él, con una pierna en cada lado de su cuerpo, aprisionándolo contra la cama e inclinándose sobre su espalda para susurrarle quedamente al oído.

Y Tao realmente no entendía cuál era la necesidad de hacerlo estando solamente ellos en la casa, pero tal y como había llegado a pensar antes, a Kris le gustaba torturarlo.

—Vas odiarme… — murmuró—. Querrás dejarme pero…

Un largo dedo se paseó lujuriosamente desde el inicio de su espalda hasta el final de sus poco abultadas mejillas traseras.

—…Pero ahora no puedo detenerme, bebé y has sido tan malo… No quisiera, pero realmente tengo que castigarte. — Su voz era tan ronca que resultaba sofocante.

Todo el cuerpo del menor se sintió desfallecer cuando sintió un tirón sobre sus brazos. Realmente estaba sucediendo y la hebilla del cinturón cerrándose sobre sus muñecas juntas detrás de su espalda se lo dijo a gritos.

No era un sueño. A Kris realmente le gustaban esas cosas… él realmente estaba a punto de ser sometido y demonios, no quería ni imaginarse cómo.

Gimió inevitablemente, presionando su entrepierna contra la cama.

Los dientes del más alto se cerraron sobre su oreja y lo siguiente que supo, fue que una tela de procedencia desconocida, estaba siendo atada para cubrirle la boca.

Kris le acarició paulatinamente los hombros con sus grandes manos, encendiéndolo mucho más que haciéndole cosquillas y ZiTao se removió sin poder protestar, mordiendo fuertemente la tela en su boca.

De pronto el panda no tuvo ni idea de si estaba temblando por ansiedad o por miedo. Probablemente fuese el punto exacto entre ambos.

El mayor se incorporó, sentándose y presionando su creciente erección sobre el trasero del menor. Kris llevaba algo entre sus manos y conservaba únicamente la ropa interior. Se sentía deseoso, pero él perfectamente conocía las reglas del juego. Entre más lo aplazara, entre más tortura de por medio hubiese, todo sería mucho mejor.

Tiró cuidadosamente hacía arriba de las caderas de Tao y se inclinó, rozando su mejilla contra la espalda baja del menor. Los espasmos de su cuerpo apenas habían comenzado y aunque YiFan no podía saber a ciencia cierta cómo terminaría todo, se aseguraría de darle al otro lo que tanto había estado suplicando por tener.

Kris no era un tipo de veladas románticas y relaciones discretas.

A Kris le gustaba pasarla bien. Muy bien. Y para él, hacerlo no implicaba que fuese precisamente de noche. El atardecer estaba bien, una cama cualquiera estaba bien… no importaba mientras se tratase de Huang ZiTao.

El anillo de cuelo giró entre sus dedos antes de que su zurda sujetase el despierto miembro del menor. Y Tao abrió los ojos con sorpresa cuando sintió la presión alrededor de su eje.

¿Qué demonios era eso?

Le hubiese gustado ponerse a gritarle ahí mismo. Decirle que eso no estaba bien, que era antinatural, golpearlo y largarse. Pero tampoco era como si pudiese hablar, o moverse. Y de todos modos, ahí, con la cara contra la suavidad de una almohada que su gege había puesto bajo su rostro para que estuviese cómodo, Tao sabía que era culpa suya y sabía, también y aunque no le gustase admitirlo, que había estado esperando por ello.

En el fondo y quizá no tan al fondo, le gustaba la idea.

Los largos dedos de Kris trazaron el hueso de la columna sobre su espalda con lujo de detalles y  su trasero se impulsó involuntariamente hacía arriba mientras el mayor empujaba sus rodillas hacía adentro.

Tao maldijo en sus pensamientos.

Esa debía ser una pose jodidamente sumisa. Kris debía estar fascinado con lo que veía.

Y claro, no se equivocaba.

El mayor separó sus muslos con parsimonia y lo siguiente que Tao sintió, fueron sus afilados dientes cerrándose sobre una de sus nalgas. Mordió con fuerza la tela en su boca, ahogando un gemido y sintió su miembro palpitar dolorosamente.

Kris lo palmeó con fuerza al sentirlo retorcerse. — Debes controlarte, Bebé. — dijo, como si fuese un recordatorio.

Y acarició lentamente el tatuaje del dragón en su espalda.

Un líquido de procedencia dudosa se derramó en su espalda baja y las largas manos de Kris parecieron untarlo en su trasero. Alarmado, el menor alzó la vista, encontrándose con una imagen bastante excitante.

Había un espejo ahí, frente a su cama y él, él podía verlo todo.

La forma en que los ojos de YiFan se entrecerraban mientras lo recorría con su vista, sus espesas pestañas moviéndose al compás de su fascinación. La sonrisa encantada en su rostro, el alto chino realmente parecía complacido con lo que veía, con lo que sentía.

Su cuerpo de alzaba majestuoso, prácticamente sobre él. Devorándolo en más de un sentido y Tao pudo observar cómo se inclinaba y su lengua hacía acto de presencia para saborear el líquido sobre él. Chocolate.

Joder…

Era tan caliente.

¿Realmente planeaba torturarlo de ese modo?

Sus enormes manos se movieron sobre sus muslos, acariciándolo y el panda debía hacer un esfuerzo enorme por no retorcerse. Su polla palpitaba ejerciendo presión sobre el encarcelador anillo.

La lengua de YiFan descendió hasta encontrarse con su entrada. No era mucho. No era nada comparado con lo que podría hacer. Pero era tan jodidamente excitante poder ver lo que estaba sucediendo mientras su cuerpo temblaba bajo las caricias de su húmedo musculo, que Tao creyó firmemente que podría desmayarse en cualquier momento.

Pero Kris no tenía suficiente, y sus movimientos le hicieron saber que tampoco tendría suficiente pronto. Su larga mano se apoderó de su miembro, jugando con su extensión mientras se echaba hacía adelante y rozaba su enorme erección contra su trasero.

Kris todavía estaba llevando el bóxer, podía sentirlo.

Se frotó con una exquisita lentitud, aproximándose para clavar sus dientes en su cuello como si se tratase de un vampiro.

Tao dejó que sus jadeos murieran envueltos en la tela que cubría su boca. El sudor comenzaba a abundar en su piel. Kris era todo lo que el quería, y demonios, ya empezaba a hacerle saber lo bueno que era en la cama.

Con destreza, el titán lo giró y lo último en lo que Tao pensó, fue en que tendría que cambiar las sabanas al día siguiente. Levantó sus manos sobre su cabeza, dejándolo inmóvil bajo su cuerpo. Y la tapa de la botella del chocolate hizo un quedo clic cuando la destapó.

Estaba frio. Le hacía cosquillas sobre la piel cuando caía.

—Esto era lo único que había dentro del refrigerador. — Kris murmuró.

Tao quiso poner los ojos en blanco pero la lengua de YiFan no se lo permitió, así como tampoco le permitió pensar en lo estúpido que era su hermano como para despedir a la sirvienta y seguir pagando la luz.

Los labios de Kris se cerraron contra sus suaves pezones, poniéndolo a temblar. Su traviesa lengua jugó con el derecho tranquilamente, recorriéndolo y poniéndolo más duro.

El mayor no se precipitaba al hacer las cosas.

Para él, el tiempo era lo de menos. Pero Tao ya no podía soportar las ganas que tenía de sujetarlo, de rasgar su preciosa y blanca espalda. Tan solo de… tocarlo.

Cuando Kris llenó su miembro con chocolate y lo engulló como si fuese el manjar más delicioso a probar sobre el planeta, los rasgados ojos de ZiTao fueron a dar al techo mientras echaba la cabeza hacía atrás.

Y ahí estaba, un segundo espejo, dejándolo apreciar la esbelta silueta de Kris sobre él.

Su espalda. Esa gloriosa y delgada espalda.

Era tan ancha y su cintura tan estrecha. A Tao le encantaban sus hombros, la forma de sus caderas. Todo Kris era perfección…

Una perfección cuyos labios succionaban su pene en esos momentos. Ahuecando las mejillas para tener más espacio, moviendo su caliente lengua con agilidad.

Dentro y fuera.

Apartándose y ahogando una exclamación placentera, como si lo desfrutara, como si fuese realmente delicioso. Sus largos dedos manchados de chocolate le tomaron la barbilla, obligándolo a tomar valor para mirarlo.

Los ojos de Kris estaban tan dilatados… realmente debía estar pasándola tan bien como él.

ZiTao quería tocarlo, quería comprobarlo. Quería asegurarse de que Kris también disfrutara, quería mamársela el mismo, darle todo lo que deseara. Pero estaba más que claro que el mayor simplemente no se lo iba a permitir.

Kris subió sobre él para besar su mentón lentamente, saboreando el chocolate con que él mismo lo había manchado. Subiendo para juntar sus labios con los suyos por primera vez en un par de días.

Y demonios, Tao se moría de ganas de cerrar sus brazos alrededor de su cuello. Quería llorar, porque joder, lo había extrañado tanto.

Él no iba a dejarlo, él simplemente no podría.

Kris era…

Un líquido frio sobre su caliente entrada hizo que abriese los ojos rápidamente.

Su gege mordió su labio inferior antes de separarse y al sentir uno de sus largos dedos hundirse en lo más profundo de su interior, Tao abrió la boca para gritar.

Pero el silencio permaneció.

No era exactamente doloroso pero lo había tomado por sorpresa. Tao, a decir verdad, había estado deseándolo durante tanto tiempo que había comprado su mismo pomo de lubricante únicamente para explorar, aunque claro, había terminado masturbándose más de una vez mientras pensaba en lo mucho que necesitaba a su gege dentro de él.

El dedo pronto se transformó en dos y cuando hubo tres, abriéndolo como si fuese cortado por tijeras, Tao asintió en dirección al fascinado rostro de Kris.

Sus miradas se encontraron y Tao suplicó…

“Por favor…

Por favor, te necesito…”

Kris asintió con una sonrisa.

¿Había mencionado ya lo preciosa que era esa sonrisa? Probablemente sí. Pero su mente no se cansaba de recordárselo.

El más alto tomó sus piernas con delicadeza, colgándolas de sus hombros para colarse entre ellas. Tao se sonrojó, aunque ya era muy tarde para hacerlo, cuando los pequeños labios de Kris besaron una de sus rodillas de forma tan casta, que la tortura con la que estuvo martirizándolo minutos atrás parecía parte de su imaginación.

Un lánguido movimiento y la ropa interior de Kris desapareció. Tao lo observó con sorpresa, pese a lo cerca que habían llegado a estar, YiFan jamás había permitido que la ropa interior dejara de estar presente.

Y demonios, era tan grande…

Sus ojos apreciaron el momento en que el frio líquido cayó sobre el miembro de Kris y también como se inclinaba hacía adelante. La entrada de Tao palpitó, sabía que probablemente después sería doloroso, pero no podía desear nada más que tener a Kris dentro de él en ese momento.

Los dedos de los pies de Tao se retorcieron cuando entró, empujando rápidamente en su interior y arrancándole un sollozo desde lo más profundo de su garganta. Solo entonces, preocupado al ver sus ojos salpicarse de lágrimas, el mayor se detuvo.

—¿T-Te lastimé, bebé?

El Wu bien podía tener gustos raros, pero eso no significaba que fuese un maniático cruel dispuesto a hacerle daño a la persona más valiosa en su vida.

Tao movió sus manos con frenesí, buscando desatarse y fallando deliberadamente en el intento. Kris se echó hacía atrás, dispuesto a salir, pero abusando de su gran habilidad y flexibilidad, ZiTao envolvió sus piernas alrededor de su cuello e hizo que permaneciera en su lugar.

El más alto entendió lo que estaba queriendo decirle con una sola mirada, y cuando la tela dejó de hacer presión dentro de su boca, Tao dejó escapar un fuerte gemido que retumbó en las orejas de su gege.

Era un sonido tan excitante, que el habérselo estado perdiendo hasta ese momento le pareció un total desperdició.

Sin decir palabra alguna, el menor empujó las caderas hacía abajo, volviendo a meter todo el miembro de Kris dentro de su estrecha entrada. El lubricante permitiéndole resbalar con más facilidad, ahorrándoles el trabajo de usar saliva.

A ZiTao realmente no le dolía. Únicamente quería más. Cada vez más.

El Wu sujetó sus caderas con fuerza y lo embistió todavía más profundo, poniéndolo a temblar.

—K-Kris gege… — Tao gimió echando la cabeza hacía atrás. Lo necesitaba…

Su nombre sonaba como un pecado dicho de esa forma tan promiscua.

Sus ojos se encontraron mientras volvía a embestirlo, esta vez con más fuerza. — B-Bésame.

La suplica del de grandes ojeras hizo que el corazón del otro diese un vuelco emocionado. Había descubierto su boca pese a todas las dudas que se guardaba, esperando escuchar protestas, palabras de desprecio y probables despedidas de parte del panda pero… no era así.

Tao quería que lo besara.

Quería que siguiera. Lo quería pese a esos gustos extraños, pese a haberlo torturado, pese a jugar con él un buen rato.

Se agachó y juntó sus labios sin pensarlo dos veces. La lengua de ZiTao se hundió en su cavidad bucal, robándole un suspiro. El pecho del menor se contraía hacía arriba, rozando con el suyo mientras movía las caderas en círculos, perforándose a sí mismo con intensidad.

Tao descendió por su cuello, recorriéndolo todo con su lengua, captando su sabor. Suspirando al encontrarse con tramos de piel desconocida, deteniéndose a besar descuidadamente los pezones en su pecho y cuando Kris levantó la mirada y se encontró con su reflejo en el espejo, terminó de perder la cordura.

Lo sujetó con destreza. Las embestidas comenzando a hacerse más y más profundas, simplemente grandiosas. Tao aferraba sus manos con fuerza, clavándose a sí mismo las uñas con que podía estar desgarrándolo.

Una de sus manos lo palmeó con fuerza, una y otra vez.

—Has sido un niño malo. Muy malo. — Le recordó con voz ronca.

Kris estaba embelesado mirándose. Desde esa posición, bien era capaz de apreciar su miembro introduciéndose en la estrecha entrada de Tao, las perladas gotas de sudor recorriendo sus abiertos muslos y por supuesto, la imagen de sí mismo follándoselo, haciendo que se olvidara hasta de su nombre.

Pero no del suyo.

Nunca del suyo.

—K-Kris… ¡Gege, a-ah~!

—Maldición Tao, eres tan… estrecho.

Su visión se volvía borrosa pero no por ello dejó de captar lo que las manos de Tao se estaban haciendo a sí mismas y en cambio, lo que podrían estar haciéndole a él.

Así que sin detenerse, se inclinó hasta alcanzar la hebilla del cinturón y tiró de él para sacárselo de encima. Tao gimió al sentirse libre y de inmediato clavo sus uñas en la espalda de Kris, aferrándose a él y buscando la forma de que éste se enterrase con más fuerza en su interior.

Lo necesitaba… Siempre lo había necesitado.

Era delgado pero no frágil. Si Kris quería torturarlo, él lo dejaría hacerlo. Si Kris quería usar una fusta, él estaba completamente dispuesto a…

—¡G-Gege!

Sus ojos se abrieron de golpe al sentirlo tocar su punto G. El mayor chupó su cuello, volviendo a embestirlo, dirigiéndose hacia el mismo lugar ahora de forma más lenta y sensual. La forma en que sus caderas se movían temblorosas por la fricción, casi rígidas, le sacó más de un suspiro al menor.

Era glorioso, exquisito y demonios, un líquido caliente se escurrió dentro de una de sus uñas. Kris gruñó en su oído.

Lo había rasgado. Lo había marcado, era tan suyo como él era de Kris.

Los dientes de Tao se cerraron posesivos sobre el largo cuello del mayor y un montón de palabras en chino se le escaparon de los labios cuando echó la cabeza hacía atrás.

Kris lo sostenía con rudeza, olvidándose de que parecía una muñeca. Y se enterraba en él, una y otra vez, más y más rápido.

La cama se movía bajo sus cuerpos, podían sentirla. La cabecera golpeteaba contra la pared, ¿el espejo detrás de ella sería capaz de romperse? ZiTao no tenía una respuesta.

—¡Mnh! ¡Gege, m-más rápido!

Como un perrito faldero, el aludido obedeció. Estirando la mano para alcanzar el miembro de Tao y retirar trabajosamente el anillo.

Su miembro estaba por estallar, tanto, que cuando lo tocó, una oleada de placer se disparó através del cuerpo del pequeño haciéndolo gritar.

Vaya escandaloso.

—¡Kris gege!

Una caricia más y se vino dentro de su puño. El alto chino prosiguió envistiéndolo, saciándose con las contracciones de las paredes internas del otro y corriéndose un momento después.

—Joder… Tao…

Cansado, el mayor se dejó caer a su lado en la cama. El menor permanecía con los ojos cerrados, su pecho subía y bajaba al ritmo de su agitada respiración. Así, bañado en sudor como estaba, Kris sintió las sabanas embarradas de chocolate pegársele al pecho.

—Gege…

—¿En qué momento exactamente deje de castigarte para darte lo que querías? — Le espetó.

El pequeño al fin abrió los ojos, encontrándose con su intensa mirada. — Eso es porque Kris gege siempre quiere consentir a su bebé.

Los largos dedos de Kris se desplazaron sobre su pecho cautelosamente, haciéndole cosquillas. Una preciosa sonrisa volcó el corazón de Kris cuando se plasmó en los bonitos labios de Tao.

—Perdóname Kris Gege, pero yo realmente…

Fue uno de sus mismos dedos el que lo silenció. — Gracias por aceptarme.

El pequeño parpadeó y después continuó sonriéndole con dulzura, girándose para abrazarlo, el Wu escondió su rostro en el pecho de su pequeño sintiéndose repentinamente somnoliento.

Tao bostezó adormilado sobre su cabeza, eso que decían sobre que un orgasmo es la mejor receta para dormir no debía ser una broma después de todo.

—Gege… — Murmuró antes de dejarse vencer por el sueño.

—¿Mhn?

—Wo ai ni~

 

Notas finales:

He aquí la nota final más larga, no la lean si no quieren :C

AYAYAYAYAAYAYAYAY.

Les voy a confesar, antes que nada, que mientras escribía el smut KrisTao… me estaba muriendo de vergüenza. Yo no sé de esas cosas realmente, y tuve que buscar algunas cositas en internet. Mi cara estaba roja como la de Minseok en el avión. Y luego, mi hermana estaba detrás de mí y pues no tengo una laptop así que… ¡dios, fue tan vergonzoso! Aunque ella estaba leyendo un libro. En fin. Ya. Uf. Tenía que decirlo. ¡Lo que hago por ustedes! Así que espero que al menos les guste, no les decepcione o así u.u ¡Todavía falta el smut Hunhan, SuLay (que me sorprenderé a mí misma con este) y Kaisoo. Pero vamos progresando :p

En otras noticias… Ya saben que a mí me ha estado atormentando mi final de Cálculo. ¿Pues qué creen? Ya lo hice. ¿Y qué creen? ¡Pasé! Oficialmente aún no me dan mi nota, pero pude hacer bien el examen así que lo logré. Estoy muy, muy emocionada por eso.

Por otro lado, estoy algo enojada porque Apatzingán, la ciudad donde vivo, no progresa. Vivimos una dura época de terrorismo de nuevo y francamente es un poco hartante que lo hagan en temporada navideña. Aquí parece algo a lo que acostumbrarse (lo cual no está bien) pero siquiera podré ver a mis excompañeros (organizaban una posada), ni a toda mi familia (había bodorrio. HABÍA) porque si no dejan salir a nadie (ni a mí) en el día, menos en la noche. Y luego a veces se les da por cerrar entradas a la ciudad, de modo que las personas que estaba ya deseando ver, siguen dudando de si venir o no con el miedo de que los saquen del autobús y lo quemen a medio camino, como ya lo han hecho. Así que adiós fiesta, adiós salidas con viejos amigos, adiós personas a las que amo y pues… nada. Hola montón de tiempo libre.

Supongo que lo único realmente bueno de esto es que tendré tiempo para escribir. Pero tampoco voy a actualizar diario o así, porque tengo una imaginación pequeñita, pequeñita y últimamente, en lugar de estar dándome ideas para este fic, me da ideas aleatorias para One Shoots u otros longfics que todavía no escribo (y ni sé si escribiré), lo que si les puedo prometer es actualización tan frecuente como antes: ¡Cada cinco días!

¡Estoy leyendo un libro! Por primera vez luego de 4 meses y no manchen, creo que ya le hacía falta un poco de heterosexualidad a mi cerebro JA JA JA. En fin, me encanta y me parezco un montón a la protagonista, tanto, que en lugar de llamarse Cath, debería llamarse Mitche :v ¡Se llama Fangirl!

También quería decirles que estaba un poco triste porque a cada capítulo que pasa hay menos comentarios u.u se me hace feo porque pues… Trouble Town llega a su fin. Sí señores, yo les dije que no era de muchos capítulos. Y sí, dije que serían 25 y tal vez me pase por un par, pero ya no queda mucho realmente. De todas formas y de antemano, yo les agradezco a los que comentan muchísimo y también a los que no y solo leen, porque de alguna forma no me siento tan ignorada. Ustedes me ayudaron mucho, porque gracias a ustedes, yo continué escribiendo algo que creí no llegaría más allá de diez capítulos si a nadie le gustaba. Pero aquí estoy, veintidós capítulos más tarde y a punto de concluir el primer longfic de mi vida. Gracias también a todos los que han  ido a la barrita de opciones, seleccionado “Agregar Fanfic a favoritos” y puesto esta historia en sus favoritos. ¡Ya son 83! El sueño de esta loca autora se cumplirá si llega a los 100 y les aseguro, gritaría como foca loca. Es mi miligagro de navidad(? Ya me puse cursi y ghei, aunque de por sí así me la paso.

Gracias por todo, en verdad, en verdad que sí.

¡Los quiero mucho! Espero que disfruten sus vacaciones más que yo. Sé que la temporada no debería ser la razón, pero pasen mucho tiempo con sus familias, amigos o seres queridos, les hará bien mientras descansan y claro, no se olviden de mí.

¡La navidad me pone así! Perdón, pero es mi época favorita del año. No hace muchas navidades que vuelvo a pasarla bien estos días, antes, era una total tortura para mí y es por ello que espero que nadie tenga que pasar por eso.

Photo ghei del capítulo: Espejos.

Les dejo cariñitos amorosos y cosas gheis.

¡XOXO!

 


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