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Trouble Town. por MitcheKiller117

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

"Pensamientos".

Puntos a remarcar.

.

Tengan un hermoso fin de semana ¡A leer!

Capítulo 25: “Promesas y para siempres”.

 

 

 

“It was the best night, never would forget how he moved. The whole place was dressed to the nines and we were dancing, dancing… Like we’re made of starlight”.

—Starlight, TS.

 

-

 

 

Martes 4 de Marzo.

Casa de los Park.

 

—Así que…

ChanYeol tragó duro y apretó los puños.

BaekHyun se encogió en su asiento, siendo cuidadoso de no bajar la mirada pese a lo mucho que su cuello amenazaba con derrumbarse.

—¿Novio?

El gigante asintió rápidamente, estirando la mano bajo la mesita y entrelazando sus sudorosos dedos con los del rubio, que le dedicó una mirada furtiva antes de volver a colocarla sobre la Señora Park.

—¿Cómo es qué no estoy tan sorprendida?

La mujer de largas pestañas dejó escapar una risilla y, casi imperceptiblemente, BaekHyun recordó cómo respirar mientras ChanYeol relajaba lentamente cada uno de sus tensos músculos.

—¿Están buscando mi aprobación o algo así? Porque no necesitan pedirla.

La voz de la Señora Park era dulce aunque ciertamente escandalosa, los delineados ojos del pequeño ubicaron la figura de Yoora, que no había despegado sus pequeños ojos de él desde que puso un pie dentro de la casa.

El gigante desplomó sus grandes manos sobre las de su madre y suspiró pesadamente, haciéndoles saber a todos los presentes que era eso lo que había esperado escuchar, después de todo.

La mujer le dedicó una de sus bonitas sonrisas y después se giró hacía BaekHyun, que todavía miraba ansiosamente a la pequeña idéntica a su novio.

Su imaginación estaba demasiado ocupada volando a un mundo en donde él podría embarazarse y procrear pequeñitas con esa misma cara y, por supuesto, esas orejas, como para reparar en la mirada fascinada que la Señora Park le dedicaba.

—Mamá… — ChanYeol dijo, y su voz sonó más gruesa de lo que recordaba, sacando a BaekHyun de lo profundo de sus pensamientos.

La aludida se giró para tomar la tetera con sumo cuidado y comenzar a verter cantidades apropiadas de Té dentro de las tazas que cada uno tenía enfrente.

El gigante volvió a tragar, sintiendo las caricias tranquilizadoras que el Byun estaba dedicándole a sus nudillos por debajo de la mesa. — Voy a mudarme a Seúl.

El agua caliente se regó por la mesa, pero la Señora Park continúo vertiendo en la siguiente taza, como si no hubiese escuchado nada y únicamente hubiese pasado por un momento de debilidad.

Sus manos temblaban y BaekHyun no la culpaba.

La mujer tenía una estatura promedio comparada con la altura del gigante que tenía de hijo y, cuando lo abrazó en la entrada para recibirlo, el pequeño Byun supo que seguramente su novio le debía esas largas piernas a su desconocido padre.

Su cabello era corto y había rastros tanto de experiencia como de años de trabajo trazados en burdas líneas sobre la piel de su rostro. Cuando sonreía, su ceño se fruncía y las arrugas de la frente se le antojaban graciosas a BaekHyun pero, pese a todas ellas, la mujer le parecía bellísima.

La edad comenzaba a dibujarse en su cabello en forma de perezosas y muy distantes líneas blancas de cabello, pero por alguna razón, la figura que tenía enfrente le parecía muchísimo más fascinante que la de su propia madre.

Yoora les dedicó una mirada a ambos y después suspiró, recargando los brazos en la mesa para limpiar los estragos que había causado su madre con una franela vieja que había estado sujetando en su regazo.

—Mamá. — La pequeña murmuró, asegurándose de que la tela absorbiese el Té antes de que el daño a la madera fuera irreversible. No fue sino hasta que continuó, que BaekHyun se dio cuenta de que habían pasado algunos minutos y todos continuaban en silencio. — Se supone que digas algo.

Ahora BaekHyun sabía que cuando ChanYeol decía que Yoora era muy madura para su edad, realmente no mentía.

La mujer mantuvo su vista fija en la mesa.

El silencio se prolongó hasta que la pequeña Yoora le dedicó una bonita sonrisa a su hermano mayor. — Algún día me llevarás a conocer Gwanghwamun, ¿verdad?

La sonrisa del gigante se trazó rápidamente sobre sus labios mientras asentía. Su hermana sabía que su madre en realidad era una gran fan de KyuHyun y su nueva canción como solista. Su hermana sabía perfectamente que puntos debía tocar y cuáles no.

Un suspiro se le escapó de los labios a la Señora Park. — No planeas dejar la escuela, ¿cierto?

ChanYeol movió la cabeza en negación. — Terminaré el Instituto antes.

—No. — El ceño de la señora se frunció y finalmente volvió a colocar la tetera en su lugar, sobre las dos parrillas sobre la vieja mesa de madera. BaekHyun jugó con su taza de té nerviosamente, viendo el agua moverse dentro. — Estoy hablando de la Universidad, Yeol.

La mandíbula del gigante tembló.

Baek deseó poder encontrar las palabras por él.

—Voy a trabajar y…

—Estudia y luego trabaja. — La mujer replicó de inmediato, no dándole la oportunidad de continuar. — Si vas a irte, entonces piensa en tus estudios primero…

—Mamá-

—Park ChanYeol.

La mirada de la mujer cayó en el menudo rubio sentado junto a su hijo cuando, en un arranque de nerviosismo, a Baek se le cayó la taza de las manos.

—S-Señora Park, s-sé… que probablemente usted este odiándome ahora mismo pero yo…

—Baek-

El rubio zarandeó la cabeza en dirección a su novio para que lo dejase hablar y después suspiró y exhaló probablemente demasiado rápido. —Me voy a asegurar de que ChanYeol estudie.

Incluso la pequeña Yoora elevó las cejas, sorprendida.

—Sé que ustedes deben estar pensando en mí como un ladrón que está intentando llevarse lejos a ChanYeol y, dios… — en un intento vano en distraer su nerviosismo, el Byun se pasó una mano por el cabello rubio, despeinándose. — Sé lo que es tener que lidiar con la idea de que alguien intente apartarlo… Sé lo que es no querer dejar de verlo y sé que estoy siendo jodidamente egoísta pero… quiero a ChanYeol, lo quiero y el tiempo que he tenido a su lado nunca será suficiente.

La mirada de la señora Park se ensombreció. BaekHyun apenas y encontró la manera de sonreír.

—Sé que es muy pronto, también sé que somos jóvenes y que probablemente nos arrepintamos alguna vez por tomar decisiones tan apresuradas pero… — Los dedos del gigante acariciando lentamente el contorno de los suyos hicieron que un quedo suspiro se le escapase de los labios — Pero nos mudaremos juntos y, cuando eso suceda, le prometo que me aseguraré de que ChanYeol sea feliz cada día, de cada mes, de cada año…

El flequillo cano le cubrió los ojos a la mujer, y la parte de su rostro que quedaba visible para los presentes realmente no le decía nada a BaekHyun.

Casi un minuto después, la señora Park sostuvo su peso con sus manos y se puso de pie lastimosamente, girando el rostro para mirar a cualquier dirección que no fuese su hijo y ese mocoso que se lo estaba robando.

Pero BaekHyun nunca la culparía de pensar así. ChanYeol siempre había sido un ángel, un ángel que nadie con un poco de cordura se atrevería a dejar escapar.

—Pero no vas a dejar los estudios, ¿me escuchaste Park ChanYeol?

La sonrisa del aludido pudo haber deslumbrado al mundo entero, pero BaekHyun era feliz de ser solo uno de los afortunados que tenían el privilegio de verla. Yoora le dedicó una tenue mirada y un asentimiento leve de cabeza y, el Byun le sonrió, agradecido de no obtener el desprecio de la pequeña por querer llevarse lejos a su hermano.

La mujer les dedicó una débil mirada y se marchó de la habitación con la excusa de lavar los trastes en el fregador. Yoora apoyó tiernamente los codos sobre la mesa y antes que Baek recordar cómo respirar, los largos brazos de ChanYeol reclamaron su cuerpo, apresándolo con un fuerte abrazo.

Su mentón se recargó contra la mata de cabello rubio de BaekHyun y el mayor pudo sentir su nuez subir y bajar una y otra vez. ChanYeol olía a frutas y a BaekHyun le encantó ocultar su rostro en su pecho mientras el más alto dejaba un beso en su coronilla.

La sensación de paz inundó sus cuerpos por primera vez en lo que parecían ser eternidades y ambos estaban terriblemente agradecidos por ello.

La pequeña Yoora, a quien BaekHyun le había llevado un regalo traído desde Seúl, lo sacó de la caja, mirándolos sonriente antes de hacer su trabajo.

Solamente el travieso ruido y lo cegador del flash hizo que los dos chicos salieran de su pequeña burbuja para mirarla. Los pequeños ojos de cachorro del rubio se entrecerraron cuando Yoora volvió a tomar una fotografía más.

BaekHyun le había comprado una de esas curiosas y viejísimas cámaras instantáneas.

En sus no muy frecuentes charlas sobre su familia, ChanYeol le había mencionado muchas veces la afición de su hermana pequeña por hacer fotografías y BaekHyun, desde incluso antes de conocerla, sintió que hacer feliz a esa niña, iba a ser otra de las cosas que hiciera que su gigante cayese más irremediablemente enamorado de él, si eso era posible.

Sin embargo, ahora que la conocía, el Byun sentía que debía asegurarse de que la pequeña Park Yoora cumpliese todos sus sueños.

Sobre todo cuando la niña de facciones conocidas los deslumbró con su sonrisa y les mostró ambas fotografías, para después ponerse de pie y echarse a correr por el estrecho pasillo.

—Creo que tengo un marco muy bonito en mi habitación, la voy a poner en el desayunador para poder verla todos los días. — Yoora exclamó desde donde se encontraba, los muchachos podían escucharla revolver impacientemente las cosas.

ChanYeol se echó a reír y BaekHyun volvió a recargar su rostro cómodamente en su pecho.

—¿Y para qué ibas a querer verla tú todos los días? — El gigante espetó, alzando la voz para que su hermana menor pudiese escucharlo.

Pero Yoora ya estaba volviendo a entrar en la habitación, no deteniéndose para mirarlos, siguiendo con su camino hasta el humilde desayunador que la familia poseía justo frente a donde se encontraban.

—ChanYeol, te quiero mucho pero en ocasiones eres muy tonto.

El ceño del aludido se frunció ligeramente. — Oye, tenle un poco más de respeto a tu oppa.

La niña se echó a reír, terminando con su ardua labor y colocando el marco sobre la mesa para después girarse en su dirección, dedicándoles una bonita sonrisa. — No importa lo que hagas ChanYeol, no voy a llamarte oppa.

—¡Ven aquí, pequeño moustruo!

La pequeña no hubiese podido escapar del agarre de su hermano en su pie ni aunque quisiese, los brazos del gigante eran larguiduchos y fuertes, así que simplemente se dejó arrastrar mientras se echaba a reír y esos mismos brazos la envolvían en un cálido abrazo.

A BaekHyun no le molestó en absoluto haber sido apartado de ChanYeol en ese momento. No de ese modo. No por Park Yoora.

Sobre todo porque la escena que estaba presenciando, debía ser la más tierna que sus ojos hubiesen visto jamás.

ChanYeol le revolvió el cabello a su pequeña y hermosa copia, haciéndola refunfuñar porque había arruinado su peinado. BaekHyun se echó a reír, conmovido, porque joder, incluso retando la pequeña se veía jodidamente hermosa.

De pronto el rubio ladeó la cabeza, dejando que su imaginación fluyera y lo dejase imaginar un futuro en que él y ChanYeol pudiesen ser padres de un niño adoptivo.

El solo pensamiento le tiñó las mejillas de colores.

Su corazón latió apresurado, pero la fuerte mano de ChanYeol bloqueó todo pensamiento, acercándolo a su cuerpo bruscamente y envolviéndolo con ternura en un abrazo grupal.

BaekHyun jamás había conocido esa clase de abrazos antes de ChanYeol.

A decir verdad y si lo pensaba bien, ChanYeol había sido su salvador. Porque antes de ChanYeol, la palabra amor no existía en su vocabulario, ni familia tampoco.  BaekHyun estaba de hecho prácticamente seguro de que sin él, jamás hubiese descubierto lo que verdaderamente quería pasar el resto de su vida haciendo.

Y era lógico.

Porque era precisamente eso lo que quería.

ChanYeol y todo lo que lo relacionase.

ChanYeol y cada uno de sus defectos. Porque ChanYeol era su todo. Un hogar entre brazos jodidamente protectores. La calidez necesaria en el invierno. Un impermeable de lágrimas en el verano.

ChanYeol y siempre ChanYeol. Estando con él.

Mientras eso fuese posible, BaekHyun sabía que no le faltaría nada.

El gigante besó dulcemente su pelo, susurrándole esas quedas promesas al oído que BaekHyun siempre creería, porque sabía, que ese grandulón idiota del que había caído perdidamente enamorado, haría todo lo que estuviese en sus manos para cumplirlas.

 

 

 

Jueves 6 de Marzo.

Casa de los comunes Kim.

 

 

 

—¡Por Dios, KyungSoo Hyung!

Al ojón aludido no le sorprendió para nada escuchar su nombre escaparse de los carnosos labios de su novio, aunque tampoco respondió a su llamado y simplemente continuó con un camino que ya se sabía de memoria.

Saludó a Minseok, que al escuchar los berridos de su primo había asomado la cabeza por la puerta de su habitación, con una seca cabezada y después se volvió para abrir la ya conocida puerta de madera oscura del cuarto de JongIn.

Apenas alcanzó a dejar los libros sobre la recién instalada mesita de estudio en el centro de la habitación, cuando escuchó al menor dar un portazo a sus espaldas. Cinco días atrás, KyungSoo realmente se hubiese sobresaltado, pero no en ese momento.

No ese día.

No después de una riña que había durado casi una semana.

Como si nada hubiese ocurrido, el Do se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y comenzó a inspeccionar los libros con aparente interés, realmente más atento a los movimientos de Kai que alcanzaba a observar detalladamente por el rabillo del ojo que a la lectura misma.

A KyungSoo le hubiese gustado quedarse en casa aquella tarde, así como la anterior, y la anterior, y la anterior. Pero sin embargo, él era una persona profesional. De esas que jamás arriesgarían sus 15 dólares semanales por una estúpida pelea de pareja.

Así que ahí estaba, con la cara prácticamente pegada a las hojas de un aburrido libro. Conteniendo las ganas de mandar todo al carajo y abrazar a su flamante novio moreno para finalizar su ridícula pelea.

Pero no lo haría.

Do KyungSoo tenía una cosa llamada orgullo.

Él había sido quien había iniciado todo y no descansaría hasta obtener una disculpa. A decir verdad, si Kim JongIn no fuese un completo idiota, simplemente le hubiese pedido perdón desde un principio y ninguno de los dos hubiese tenido que llegar a tal caso. Pero el caso era precisamente ese, JongIn era un idiota y no parecía tener ganas de empezar a corregirse, ni porque su adorado novio se lo pidiese, claro.

—¿Cuánto tiempo más piensas seguir con esto, eh? ¿Dos días, ¿Dos semanas? ¿Dos meses?

KyungSoo mentiría si dijese que una punzada no atravesó su corazón al escucharlo decir aquello. Pero supo aparentar perfectamente indiferencia, doblando la esquina de una página antes de pasar de ella, dedicándole una despectiva mirada al bailarín que todavía permanecía furioso, recargando su peso en la puerta de madera.

—Tú decides cuánto dura, JongIn.

Al aludido su propio nombre jamás le había parecido tan despreciable. ¡Pero es que KyungSoo le hablaba como si le hubiesen inyectado veneno en la lengua! No entendía a dónde carajos había ido ese adorable y tímido Hyung que él siempre veía, porque seguro no era la persona que sus ojos estaban mirando en ese preciso instante.

—¡Ya te dije que fue solo una vez! ¡Perdí el control, KyungSoo, soy un humano!

Por un segundo, el mayor esperó escuchar las palabras mágicas. Pero Kai se tiró sobre su cama, pasándose la almohada sobre el rostro sin pronunciar el tan anhelado lo siento y al ojón le hirvió la sangre al darse cuenta de cómo lo había llamado.

—¿Ya soy sólo KyungSoo, además de todo?

El grito furioso de su novio fue ahogado por la almohada.

JongIn no terminaba de entender cómo era posible que esa pequeña criatura fuese capaz de guardar en su cuerpecito tanto desprecio hacia su ser.

—¿Vas a estudiar hoy, o también me vas a hacer perder el tiempo?

¿Enserio estaba arrastrando las palabras? Kai ya no aguantaba. Había sido divertido verlo molesto durante las primeras horas de la batalla que habían estado manteniendo. El precioso puchero trazado en los labios de corazón de su Hyung. Sus bracitos cruzados. Ese ceño levemente fruncido… Pero Demonios, para el día siguiente ya estaba irreconocible. JongIn jamás llegó a pensar que su bebé pudiese transformarse en una criatura más indiferente que SeHun, ni que pudiese ser grosero o lastimar tanto su corazón de cristal.

Porque sí, ese era él, Kim JongIn, antiguo gigoló, haciendo referencia a su corazón como la cosa más frágil sobre el planeta.

Con un suspiro, el moreno se rindió y se dejó caer en el suelo junto a su Hyung. Muchas veces había intentado arreglar las cosas, incluso le había comprado flores al pequeñito y eso que él no era de hacer muchos detalles.

Le había escrito notas y las había pegado en su casillero como un cursi para que todo el mundo se enterase. Le había enviado chocolates, unos muy caros chocolates, por cierto.

¡Incluso le había escrito un jodido poema! ¿Qué era lo que su enanito esperaba? ¿Una casa? ¡¿Un jodido auto de lujo?! JongIn no podía permitirse comprárselo ni aunque quisiera.

Su hombro se rozó involuntariamente con el de su novio y se sintió tímido. ¡Joder! ¡Él! ¡Kim JongIn! Sintiéndose tímido por rozar la piel desnuda del brazo de su novio.

Peor es que no era porque no estuviese acostumbrado a tocarlo. Era porque no sabía cómo ese Kyungsoo –que había secuestrado a su adorable novio- iba a reaccionar.

La mirada indiferente que el de corte de honguito le dedicó lo dejó helado. Y después, con ese aire de indiferencia que había estado caracterizándolo por días, se sacudió el hombro, como si se hubiese ensuciado.

JongIn sintió su sangre calentándose.

Él, no, había, hecho, eso.

—La derivada es…

JongIn ya no podía soportarlo.

No iba a soportarlo.

La palma de su mano se estampó contra el libro de su Hyung en la mesita de estudio, cerrándolo de golpe y, por primera vez en lo que parecían años, KyungSoo lo miró con sus grandes ojos bien abiertos.

—¿Esto es por lo del bar o porque simplemente quieres romper conmigo, Hyung?

El aludido se estremeció.

Sí, bueno, a cualquiera le hubiese parecido ridículo que él se hubiese puesto tan molesto por el incidente. Pero es que simplemente no le gustaba que siendo tan joven, su novio se viese arrastrado a vicios tan fuertes como los que sabía que tenía.

El moreno siempre estaba diciendo que no fumaba muy seguido y que cuando lo hacía, seguramente era porque estaba muy estresado y realmente lo necesitaba, así que KyungSoo lo había dejado pasar, advirtiéndole que si se enteraba de que mentía, él mismo lo llevaría de la oreja a un centro de rehabilitación.  Pero de una escapadita a beberse un montón de botellas hasta perder la cordura en un bar, era mucha diferencia. Una diferencia que el siempre sobrio y formal Do KyungSoo no estaba dispuesto a aceptar.

Claro, él no sabía las cursilerías que su novio había estado divulgando sobre él esa noche. Ni que en parte en verdad estaba necesitando desahogar su frustración sexual en el alcohol. Ni que él también era parte de los motivos que lo habían orillado a beber, pero JongIn tampoco había intentado explicárselo, después de todo.

Zarandeando la cabeza, el pelinegro se llevó una mano a la cien y apartó la morena mano de su novio.

—La derivada es…

Apenas se disponía a abrir el libro cuando volvió a cerrarse de golpe. Kai le dedicó una mirada mordaz — Responde.

Soo se mordió el labio inferior. Un mal hábito que delataba su nerviosismo. Uno de esos pequeños detalles que nunca pasaban desapercibidos a los ojos del de piel acanelada.

—No quiero terminar, JongIn. Tenemos mucho que estudiar, los finales están a la vuelta de la esquina, necesitas aprobar… — Sus miradas se encontraron y un escalofrío recorrió el cuerpo entero del mayor. — La-La derivada es…

El suave tacto de la mano del bailarín sobre la suya lo detuvo.

KyungSoo lo observó con detenimiento. Tenía mucha suerte, a decir verdad, Kim JongIn no solo era sexi, sino que también era guapísimo y a él le encantaba.

Lamentablemente, no había tenido la oportunidad de hacerle saber lo mucho que le había gustado eso que se había hecho en el pelo las suficientes veces antes de comenzar la pelea. El rubio platino hacía que su piel luciera mucho más morena de lo que era y quizá era un fetiche suyo, o quizá no. Quizá solo pensaba que se le veía increíblemente bien a él. Pero lo ponía. Lo ponía y muy caliente. Y no sólo se trataba de eso, sino de la forma en que lo miraba. JongIn siempre parecía querer comérselo y no precisamente con mucha calma.

Pero si creía que con una mamada iba arreglar las cosas, estaba muy equivocado.

—Detente, JongIn, tenemos que estudiar.

—¿Y por qué tenemos que hacerlo, Hyung? ¿Por qué tenemos que seguir peleando?

Las preguntas del moreno comenzaban a ponerlo de nervios. — Porque sí, JongIn. Necesitas aprobar, no quiero que tu padre piense que soy un inútil que solo se ha guardado el dinero.

—Pero no eres un inútil, Hyung. Yo lo sé y eso debería ser suficiente. — Él cálido aliento de Kai se restregó contra su oído.

¿Cuándo, demonios, se, había, acercado, tanto?

Oh, joder, ese maldito tono. JongIn no estaba refiriéndose precisamente a las matemáticas.

—Me importan tus calificaciones porque no quiero que te atrases, JongIn.

La sonrisa del rubio se ensanchó. — Vamos Hyung, son solo notas. — Musitó, haciendo a un lado los libros en la mesita de estudio, alejándolos de su poder. — Se me ocurren un par de cosas que podríamos hacer para estrenar la mesa, Hyung y no me refiero precisamente a estudiar.

Una oleada de placer recorrió el cuerpo entero de KyungSoo cuando Kai pescó el lóbulo de su oreja con los dientes.

¡Cordura! ¡Demonios, tenía que controlarse!

JongIn era un maldito gato que no se detenía hasta conseguir lo que quería y KyungSoo no podía permitírselo en esa situación. Pero sentía su entrepierna adolorida y podía sentir la sangre conteniéndose en su cabeza. Y no precisamente en la que usaba para las matemáticas.

—Jong… — tomó una bocanada de aire — In.

Las manos del moreno recorrieron juguetonamente el chaleco nerd que estaba usando sobre su camiseta de polo blanca, deteniéndose sobre los botones y trazando círculos alrededor de ellos. — Oh, vamos Hyung, sé que tú también estás pensando en ello.

KyungSoo había escuchado millones de veces sobre el sexo de reconciliación. Incluso ChanYeol le aseguraba que era perfecto. Tao no hablaba mucho con respecto a su vida sexual y eso lo asustaba un poco, porque el Panda no era discreto, después de todo. Pero entendía si quería guardarse sus experiencias frente a un tipejo virgen como él… no los detenía, ellos podían juzgarlo si querían. Aunque no ChanYeol, obviamente, ChanYeol estaba muy feliz de que su trasero siguiese intacto.

Pese a todo lo que había escuchado, el Do realmente no quería que las cosas sucedieran así. No sin haberlo hablado antes. No sin haber escuchado un lo siento de por medio.

Sorprendiéndolos a ambos, el ojón apartó al moreno y se estiró para tomar el libro sobre la mesa. Aclarándose la voz antes de proseguir. — La derivada es…

Genial. Su voz estaba ronca.

Clara señal de su excitación.

JongIn lo miró ceñudo, pero KyungSoo no iba a caer en sus juegos devolviéndole la mirada. Por supuesto que no iba a hacerlo.

El moreno se llevó ambas manos a los oídos, en un gesto patéticamente infantil. — Oh, no te esfuerces Hyung, no te escucho, la, la, la.

El mayor rodó los ojos y dejó el libro en la mesa. Concentrándose en ponerse de pie mientras le daba la espalda al moreno para que no pudiese fijarse en su notoria erección. Si JongIn no iba a escucharlo él no iba a desperdiciar su tiempo, ni mucho menos iba a estar aguantando los tirones en su parte íntima cuando bien podía dirigirse al baño y deshacerse silenciosamente de su problema.

—Pues bien, yo voy al baño y cuando regrese espero que hayas madurado.

—¿Acaso vas a durar cinco años en el baño, Hyung?

Soo rodó los ojos. — Creí que no me escuchabas.

JongIn se mordió la lengua.

Con una sonrisa triunfante, el más bajito se dirigió al baño personal de su novio, cerrando la puerta a sus espaldas mientras se detenía a mirar su reflejo en el gran espejo que su vanidoso novio tenía sobre el lavabo.

Suspiró.

Era realmente tedioso actuar como poseído cuando lo único que quería era volver a acurrucarse en los brazos de JongIn. O hacer otra cosa en los brazos de JongIn.

Nervioso, se dirigió al lavamanos y abrió el grifo, dejando que el agua helada cayese para mojarse las manos y después tirársela en la cara.

Pero siquiera la temperatura congelante del grifo podía enfriarlo.

JongIn era un desgraciado.

Miró sus temblorosos dedos después de cerrar la llave. Sea lo que sea que tuviese que pasar para reconciliarse con el moreno, deseaba que ocurriese pronto, porque no podría soportar demasiado tiempo en esas condiciones.

KyungSoo, una noche antes de enterarse de que su novio la había pasado bebiendo, lo había pensado mucho y había llegado a la conclusión de que ellos necesitaban hacerlo.

La frustración que emanaban sus cuerpos era demasiada.

Tanta, que incluso ChanYeol se lo había comentado discretamente y a KyungSoo se le subieron los colores al rostro inmediatamente.

Era triste saber que su condición era demasiado obvia. Sobre todo sabiendo lo popular que JongIn era y las numerosas ofertas que el chico debía tener al día para acostarse con alguien y, ahí estaba él, rechazándolo para que pudiese ser especial cuando el simple hecho de hacerlo con él debería ser suficientemente especial.

Suspiró, recargándose en el lavabo y llevándose una mano al trasero. Un atisbo de sonrisa se esbozó en sus labios, estaba seguro de que de no ser por su absurda pelea, él ya tendría el culo más que partido.

BaekHyun decía que era tan bueno que jamás se arrepentiría y había escuchado a Minseok Hyung responderle en voz baja que podría volvérsele una sana adicción.

Y él quería tener su propio juicio sobre el asunto. Aunque teniendo a JongIn por novio, algo le decía que las cosas irían terriblemente bien.

—Hyung…

Ese jodido ronroneo.

KyungSoo se echó a reír en voz baja y luego se talló los ojos. No podía creer que incluso estuviese imaginando cosas pero no importaba, le vendría bien antes de lo que estaba a punto de hacer después de todo.

Concentrándose en sus pantalones, el bajito empezó a desabrochárselos, dejando luego que se deslizaran bajo sus piernas hasta tocar el suelo y paseó perezosamente una mano sobre el bulto oculto en su ropa interior.

Que San Siwon lo perdonara por lo que estaba a punto de hacer en una casa ajena, pero él simplemente ya no podía soportar un segundo más sin tocarse.

Sus dedos atravesaron la tela, moviéndose juguetonamente sobre la caliente carne de su miembro. Cerró los ojos y ahí estaban, los ásperos dedos de Kim JongIn moviéndose lentamente sobre su miembro mientras se agachaba frente a él como lo había hecho en el baño de la escuela.

Mordiendose un carnoso labio inferior, dedicándole una de sus muy conocidas miradas lujuriosas antes de comenzar a masturbarlo.

Intentó ser silencioso pero de cualquier manera un gemido se le escapó de los labios, su imaginación hacía que se sintiera jodidamente bien. Tanto, que pronto seguir tocándose bajo la tela de los bóxers no fue suficiente, así que tuvo que tirar de ellos hacía abajo para después rodear su falo con sus manos.

Estaba erecto y había comenzado a derramar líquido pre-seminal por el pequeño orificio de su cabeza de durazno. KyungSoo se relamió los labios y volvió a cerrar los ojos, sintiendo las manos del moreno deslizarse sobre su asta nuevamente.

Todo su cuerpo se estremeció y, esta vez se sintió tan real, que incluso sus rodillas flaquearon.

—¿Te gusta, Hyung?

—Joder, sí… Uhm, JongIn-

Sus perfectas manos se deslizaron velozmente, comenzando a subir las cosas de tono. Y KyungSoo estaba seguro de que ese gruñido había sido un jodido susurro demasiado real en su oído.

Algo duro se estampó contra su trasero y algo húmedo recorrió su cuello.

Un momento…

Sus grandes ojos se abrieron de par en par. — ¡JongIn!

El moreno recargó su barbilla en su hombro, devolviéndole una mirada traviesa a través del espejo mientras cabeceaba para sacarse el flequillo rubio de la cara. Sus esculturales brazos envolvían su cintura para tocarlo y, efectivamente las manos de Soo estaban lejos de ser las que atendían sus vergonzosas necesidades.

—¿Sí, Hyung? — El tono inocente que el moreno usó lo puso a sudar.

¿Cómo podía actuar como si nada teniendo su miembro entre las manos? Joder, sí que era caliente. Y ese bulto restregándose contra su trasero le recordó lo mucho que JongIn seguramente estaba esperando follárselo.

¡Oh! Demonios, tenía que concentrarse, no podía permitir que fuesen a llegar tan lejos estando todavía peleados.

Reuniendo toda la cordura que le quedaba, KyungSoo intentó apartarse, pero JongIn no iba a dejarlo escapar tan fácilmente esta vez.

—Hyung, prometiste alimentarme siempre que estuviese hambriento.

El bajito rodó los ojos. — No, JongIn, esta vez no hay cena sin una disculpa.

Dándose cuenta de lo que había dicho, KyungSoo cerró los ojos pretendiendo desaparecer, sintiendo como la sangre se le subía al rostro mientras se sonrojaba y se mordía el labio inferior. JongIn estaba sonriendo, no podía verlo pero lo sabía. No era difícil de adivinar.

Como si fuese una bailarina, el ojón rodó entre los brazos del moreno, que lo giró para quedar frente a frente.

Erección rozándose con erección.

Soo abrió los ojos, alarmado. Las manos de su novio sujetaban sus caderas, pegándolo atrevidamente a su cuerpo todavía vestido.

—¿Era eso lo que esperabas, Hyung? ¿Solo un lo siento?

Las cejas del aludido se fruncieron instantáneamente al escucharlo. — ¡Por supuesto que era eso, idiota! ¡Y no es sólo un lo siento, es importante para mí, maldita sea!

De un empujón y usando una fuerza que no sabía que poseía, KyungSoo apartó a JongIn por el pecho, sintiendo la furia recorriendo sus venas al ver que la sonrisa en los carnosos labios del moreno no se iba, sino que se ensanchaba.

—Oh, Hyung, estás demasiado sensible últimamente.

Que, no, se, atreviera.

—¿No será que estás en, ya sabes, esos días?

La cara del bajito enrojeció por completo y dio un paso enfrente, volviendo a empujar a su novio por el pecho con ambas manos, esta vez asegurándose de hacerlo retroceder.

—¡Demonios JongIn, enserio eres un idiota!

El moreno volvió a aproximarse, sujetándolo esta vez por el trasero en lugar de por las caderas. Las mejillas del  mayor ardieron todavía más, cayendo en la cuenta de lo ridículo que debía estar viéndose.

No solo era más bajito que JongIn, sino que también tenía la jodida polla fuera de los calzoncillos. A decir verdad, había sido un milagro que no hubiese tropezado ya con los pantalones que habían resbalado hasta sus tobillos.

Ese jodido negro debía estar divirtiéndose de lo lindo.

—Oh, Hyung, me pones tanto estando enojado.

El grueso bulto en los pantalones de Kai se restregó contra su miembro, pero la sonrisa divertida en su rostro seguía incitando a KyungSoo para que lo golpeara. Su erección golpeaba contra el final de la superficie de su camiseta de polo blanca y Soo estaba seguro de que si no hacía algo para solucionar su problema, el líquido pre-seminal la arruinaría para siempre.

El moreno se acercó peligrosamente a sus labios, meneando sensualmente las caderas, restregándose contra él y KyungSoo sabía perfectamente que estaba intentando encenderlo, pero demonios, eso lo había hecho desde el principio.

—Hyung, sabes que has estado deseándolo tanto como yo. Te he escuchado, gemías mi nombre mientras te masturbaba, antes de darte cuenta de que era yo…

Más allá de todo su enojo, el pequeñín sabía que su novio estaba en lo correcto.

Siempre iba a ser vergonzoso recordar cómo Kim JongIn lo encontró intentando masturbarse en su baño y cómo también, literalmente, le echó una mano.

—Di que lo sientes. — Soo gimió, incapaz de dejar de retorcerse bajo los roces del moreno.

—Lo siento Hyung… — el cálido aliento del menor tocó sus labios, tentandolo a dejar de morderse los suyos para morder los de él. — pero tú me obligaste a hacerlo.

Para el instante en que el chico dejó de hablar, Kyungsoo no pudo detenerse a pensar en sí se refería a que él lo había obligado indirectamente a beberse medio bar o a hacerle el amor en el baño, pero tampoco le importó. Porque los candentes labios de Kim JongIn estaban cubriendo deliciosamente los suyos después de una horrible semana y lo único que el pequeñito pudo hacer al respecto, fue fundirse en ellos y enredar sus pequeñas manos en el fascinante pelo teñido de rubio de su novio.

¡Joder! ¡Al fin podía tocarlo!

La lengua del menor empujó rápidamente entre sus labios, colándose en su cavidad bucal y apoderándose de la suya instantes después, jugueteando con ella antes de seguir explorando los detalles que construían la boca de su Hyung que tanto había estado extrañando.

El agarre que había estado ejerciendo sobre su trasero se aflojó solo un poco para terminar de bajarle los bóxers antes de tomar sus nalgas desnudas para levantarlo y sentarlo sobre el lavabo.

Cuando un jadeante KyungSoo apoyó una de sus manos sobre el grifo y el agua salió, salpicándolo, supo que todo eso iba a terminar siendo un jodido desastre del que él no se arrepentiría jamás.

JongIn apartó cuidadosa pero velozmente su mano, trayéndola consigo para que Soo se encargase de sacarle la camiseta que estaba llevando. Y así lo hizo, tirando desesperadamente de ella hacía arriba hasta sacársela por el cuello y arrojarla junto a la regadera.

Su cuerpo comenzó a retorcerse ante los espasmos que las repentinas caricias del rubio sobre su pecho mientras lo despojaba del ridículo chalequito que llevaba encima y fundía sus labios en su cuello, chupándolo, marcándolo… reclamándolo como lo que era, suyo.

JongIn tiró del cuello de su camisa hacía adelante y Kyungsoo escuchó el ruidito de la tela rompiéndose pero no lo detuvo, únicamente se dejó llevar, envolviendo sus piernas alrededor de las caderas del moreno al no tener ni la menor idea de qué hacer con ellas. El menor terminó sacándole la camiseta por el cuello abruptamente al darse cuenta de que realmente no había otra manera de quitársela y después sus exquisitos labios delinearon el contorno de uno de sus pezones, poniéndolo a sudar.

¡Oh, maldita sea, de todo eso había estado perdiéndose por orgulloso!

La mano libre de Kai se apoderó de su miembro, envolviéndolo y comenzando un delicioso vaivén de abajo hacia arriba, deleitando a KyungSoo con el baile suave de sus espectaculares dedos jugando con su lloroso glande.

—¡JongIn-uhmm, jo-joder!

Ansioso por hacerle sentir cosas también, el de corte de honguito se acomodó para poder atrapar uno de los botones maravillosamente cafés que JongIn llevaba el pecho con la boca. Una oleada de satisfacción lo recorrió al escucharlo gemir.

Oh, sí, sí… ¡Amaba ese glorioso sonido!

Difícilmente, el mayor alcanzó el primer y único botón en los ajustados pantalones de Kai, matándolo interiormente por haber elegido precisamente ese día para vestirse como era debido. El moreno bajó la cremallera y se echó solo un centímetro para atrás, aprovechando para sacarse los pantalones y bajarse la ropa interior de un solo tirón.

La lengua de KyungSoo delineó su labio inferior, saboreando.

La sonrisa de JongIn era un pecado pero su pene, dios, su pene era la perdición de Do KyungSoo.

Le era inevitable estremecerse cada vez que lo veía y le picaba la lengua, sintiéndose siempre ansioso por hacerle una jodida mamada. Pero es que no solo se veía estupendamente bien, sino que también sabía a gloria y KyungSoo no podía evitar ponerse a babear.

El moreno cerró su puño sobre su propio miembro, comenzando a acariciarse perezosamente. Su extensión se veía jugosamente dura y estaba tan duro, que de su deliciosa cabeza redonda ya empezaba a gotear un poco de su esencia.

—Hyung, no voy a conformarme con una simple mamada hoy.

El aludido asintió temblorosamente.

—Si no puedes hacerlo, Hyung, lo voy a entender pero entonces tendríamos que parar ahora.

A KyungSoo le sorprendió muchísimo que pese al estado en que ambos se encontraran, el moreno todavía tuviese fuerzas como para detenerse a preguntar. La mirada del mayor cayó sobre su mano, recorriéndose a sí mismo cada vez más rápido.

KyungSoo no tenía el corazón de piedra y por supuesto que no iba a permitir que tan excitante situación terminase en una simple paja dentro del baño mientras él se marchaba con un bulto en los pantalones.

Así que negó lentamente, acomodándose, sabiendo que no se arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer. Porque sus piernas se abrieron casi instintivamente y recargó la cabeza en el espejo montado tras él. Con una de sus manos sujetó su erección y con la otra, uno de sus juguetones dedos alcanzó a toquetear su expuesta entrada.

Los ojos de JongIn brillaron.

No había forma de que detuviese a partir de ese instante.

El moreno se acercó peligrosamente, inclinándose para besar las jodidamente deliciosas piernas de KyungSoo antes de tomar sus rodillas entre sus manos y mantenerlas bien separadas.

Era, tan, perfecto.

JongIn ya podía imaginarse su estreches apretando contra su polla. Y el solo pensamiento de él empujando en lo profundo de sus entrañas, hizo que su erección se volviese molesta.

Estirándose para alcanzar uno de los cajones bajo el lavabo, el menor sacó una pequeña botella de lubricante para un solo uso y la derramó sobre sus dedos. KyungSoo recorrió sus movimientos con sus grandes ojos, sabiendo lo mucho que eso le iba a doler y preparándose mentalmente para aguantar todo lo que le fuese posible. Kai también derramó del líquido con olor a fresa sobre su miembro.

—¿Estás listo, H-Hyung?

La ansiedad se reflejaba en su voz, transformándola en profunda y ronca. El mayor asintió, dudoso.

El primer dedo abriéndose paso en su interior se sintió terriblemente incómodo y KyungSoo pronunció sobre sus labios una mueca de molestia, pero JongIn no se detuvo y añadió un segundo dedo, logrando que el mayor se mordiese los labios para no gritar.

Eso ya dolía. Pero no dolía tanto como un minuto después, cuando Kai introdujo un tercer dedo sin aviso, provocando que las lágrimas se juntaran en el borde de los ojos de su Hyung.

—J-JongIn….

Cuando se dio cuenta de que no lo miraba, Soo se dijo a sí mismo que debía ser porque si lo hacía, el moreno sentiría la penosa necesidad de apartarse para no hacerle daño. Y KyungSoo confiaba tanto en Kai, que por esa misma razón prefirió cerrar la boca, si su novio lo hacía para que pudiese disfrutarlo después, entonces él esperaría. Él aguantaría.

Poco a poco, el mayor se acostumbró al ardor en su interior y dejó de sentirse tan incómodo. JongIn deslizaba sus dedos adentro y afuera con sumo cuidado, moviéndolos a un ritmo determinado, presionando cada vez más al fondo de su estrecha entrada.

Los carnosos labios del moreno se apoderaron de los suyos un segundo después y no fue sino hasta que sintió otro largo dedo en su interior, que KyungSoo supo que lo había hecho únicamente para distraerlo.

Porque si tres habían juntado lágrimas en sus ojos, cuatro habían hecho que las derramara.

La cabeza de JongIn se recargó contra su hombro y cuando fue más lento, Soo supo que el muchacho realmente estaba siendo lo más cuidadoso que le era posible, supuso que ya se lo agradecería minutos más tarde, cuando la gruesa cabeza de su extensión empujase en su interior.

Los aventureros dedos de JongIn se retiraron y después volvieron a entrar de golpe.

KyungSoo gimió.

—¡Mnh JongIn!

El aludido se relamió los labios apartándose para besar los de sus Hyung antes de dedicarle una preciosa sonrisa ardiente. — ¿Estás listo Hyung?

Las pupilas del mayor estaban dilatadas. — H-Hazlo JongIn. — Murmuró, sintiendo las lágrimas que habían caído sobre la piel de su rostro secarse. Ya no tenía ganas de llorar, sus mejillas estaban intensamente teñidas de rojo. Sentía que lo necesitaba. — H-Hazme el amor.

El moreno se mordió los labios mientras asentía gustoso. Cuando sacó los dedos de su interior, KyungSoo se sintió vacío, pero verlo frotarse la polla frente a sus ojos terminó de ponerlo ansioso.

JongIn estaba monstruosamente grueso.

Después de acomodarse, su punta se froto contra su entrada.

El corazón del mayor latió impaciente.

JongIn parecía estar disfrutándolo.

¿Era eso un castigo?

—Di que me quieres Hyung, quiero escucharlo.

Las mejillas del aludido se inflaron y contuvo todaslas ganas que tenía de gritarle que era un imbécil porque seguramente ese no era el momento para decirlo.

—Te… quiero… JongIn…

Le pequeño sonrió, empujando levemente en su interior.

KyungSoo se retorció dónde estaba recargado, sintiendo una corriente eléctrica desprenderse por todo su cuerpo. El latiente miembro de JongIn sustituía perfectamente sus increíbles dedos. Pero el menor parecía tener ganas de jugar, porque así como la metió, también la sacó, robándole un suspiro frustrado al ojón.

—¿Q-Qué estás haciendo JongIn? ¡Métela ahora!

El aludido volvió a golpear su punta contra su entrada, introduciéndose de golpe está vez solo un poco más. El mayor volvió a retorcerse pero no se movió y Kai volvió a sacar su miembro de su interior, gruñendo mientras se volvía a frotar contra su entrada.

—¡Maldita sea, JongIn! — KyungSoo estaba perdiendo los estribos, si es que los tenía todavía

—Di que me quieres de nuevo, Hyung. Necesito escucharlo.

—¡Te quiero JongIn, maldita sea, métela ya!

El moreno balbuceó una palabra probablemente inexistente que no venía al caso ponerse a inspeccionar, alargando la letra s placenteramente mientras volvía a hundir la cabeza de su miembro dentro de la rosada entrada de su Hyung, esta vez, KyungSoo se aseguró de que no se atreviese a retroceder, moviendo instintivamente la cadera hacía abajo, introduciendo lentamente el extenso falo del moreno en su interior.

Los dos gimieron ruidosamente.

KyungSoo agradecería que nadie estuviese en casa, aunque sabía de la existencia de Minseok en el cuarto contiguo. Él se había olvidado del dolor también, JongIn sabía lo que hacía al parecer, porque después de toda esa excelente dilatación, su entrada se sentía flexible, abriéndose paso para Kai y su palpitante erección.

—¡Joder!

El moreno gruñó en su oído cuando estuvo completamente dentro, quedándose quieto para que el mayor pudiese acostumbrarse a la intromisión, pero KyungSoo ya estaba ansioso, deslizando sus caderas con poca suavidad, intentando que se hundiese un poco más al fondo.

JongIn lo sujetó por las caderas mientras le dedicaba una sonrisa traviesa.

Estaba sudando.

—Eres travieso, Hyung…

Soo se aferró a su cuello y juntó sus labios con los suyos en un asfixiante beso húmedo. JongIn retrajo las caderas, amenazando con volver a sacar su pene y cuando el mayor estuvo a punto de gruñir sobre su boca, lo penetró de una sola estocada, logrando que abriese los ojos y literalmente se pusiese a gritar su nombre.

No dolía y era jodidamente increíble.

JongIn lo embistió sin suavidad, enterrándose cada vez más al fondo, KyungSoo podía sentir su miembro palpitar contra las paredes de su interior.

Estaba tan caliente.

No podía pensar en nada con claridad, solo en cuánto le gustaría presumirle al mundo lo bueno que Kai en realidad era en la cama. Aunque bueno, no estaban en la cama.

La cabeza de KyungSoo golpeteó contra el vidrio, pero ninguno de los dos tenía miedo de romper el espejo en ese momento, los calientes besos que Kai repartía sobre su pecho hicieron que terminara de perder la cordura.

Kai succionaba mientras lo taladraba y  maldita sea, el Do estaba completamente seguro de que no había una mejor sensación que esa, así que también empujó hacia abajo, dándole un mejor ángulo al menor para que alcanzase a tocar ese punto que lo había hecho retorcerse un rato antes.

Siendo siempre atento, el moreno aferró una de sus manos a su hinchada erección, comenzando a frotarla y para ese preciso momento, KyungSoo dejó de pensar.

Solo eran él y JongIn.

Un ardiente JongIn, por cierto.

Ahí estaba, su jugosa punta tentando esa parte dulce en su interior. El cuerpo entero de KyungSoo se retorció mientras volvía a gritar.

JongIn entendió, yendo lo más rápido que le era posible en esa estrecha entrada.

—¡Joder, Kim JongIn! ¡Oh demonios, dámela toda! ¡Ahí!

El aludido se vio tentado a echarse a reír, pero considerando lo poseído que su adorable novio se veía en ese momento, decidió aguantarse las ganas, sintiendo como su cuerpo se estremecía mientras el de Soo se sacudía espasmódicamente.

Su dedo gordo se frotó contra la cabeza hinchada del Do y el mayor estalló sin poder resistir ni un segundo más, contrayendo sus paredes internas al momento de llegar al orgasmo. Kai aprovechó, embistiéndolo rudamente con más fuerza, clavando su otra mano en sus caderas para ir más profundo y terminó, KyungSoo sintiendo los chorros de esperma correr dentro de él…

¡Oh por dios, así que eso era tener sexo y él había estado perdiéndoselo todo ese tiempo!

Los carnosos labios de Kai cubrieron los suyos en forma de corazón, pero en ningún momento retiró su miembro de su interior.

—Joder Hyung, estuviste increíble.

El aludido le devolvió un corto beso antes de frotar sus mejillas sudorosamente juntas. — ¿Te gusto mucho, JongIn?

—Me gustas muchísimo Hyung. — Kai no se lo pensó para repsonder.

KyungSoo hizo un puchero adorable. — ¿Tanto como para prometer no embriagarte por ahí sin mi consentimiento?

JongIn vaciló un instante antes de echarse a reír y asentir con lentitud, tomando la barbilla de su Hyung y depositando un casto beso en su frente.

—Por supuesto Hyung, pero ya no estés enojado, ¿bien?

El pequeño ojón de corte de honguito que tenía por novio le sonrío bonito, derritiendo su corazón de cristal totalmente reparado.

—Bien.

JongIn lo abrazó con fuerzas.

—Hagamos que esto dure para siempre, Hyung.

Nunca dejaría ir a ese pequeño diablillo, por más enojón que pudiese llegar a ser.

Juguetón KyungSoo recorrió con uno de sus dedos el pecho desnudo y bien trabajado de su novio. — Entonces… ¿Quieres una segunda ronda?

JongIn ronroneó en su oído, rodando las caderas y haciéndole saber que estaba nuevamente duro y preparado. KyungSoo se echó a reír, dejando que el menor lo cargara para llevárselo a la cama.

Tal vez no pudiese sentarse correctamente en un par de días, pero tenía que admitir que valdría la pena.

 

 

 

Viernes 7 de Marzo.

Auditorio.

 

 

Con nerviosismo, el chico de las puntas del cabello rosa retorció sus manos juntas.

El auditorio estaba prácticamente lleno, los que ahora eran sus amigos ocupaban la primera fila. Los familiares del resto de los participantes se alzaban orgullosos sobre sus puestos reservados pero LuHan continuaba mirando fijamente una silla vacía.

Una mano cayó sobre su hombro, dándole un apretón y las mejillas del ciervo se inflaron en un puchero adorable.

—Tranquilízate, Xi. Llegará en cualquier momento.

Los luminosos ojos del aludido rodaron y se cruzó de brazos. Las palabras de apoyo no lo ayudaban nada en un momento como ese, sobre todo cuando venían de un chico con quien seguramente no había cruzado más de diez palabras en todo el ciclo escolar.

—¡Lu-Ge! ¡Aquí estás! Se supone que estés preparándote allá atrás, ¿por qué sigues aquí?

Agradecido de escuchar una voz conocida, el ciervo se giró repentinamente y rodeó con sus brazos al adorable pianista de manos sagradas que acababa de llegar a su encuentro. Minseok le devolvió el abrazo cálidamente, palmeando su espalda para reconfortarlo.

—SeHun-ee debe estar en camino, deja de preocuparte.

LuHan se separó un poco, mostrándole a su fiel amigo el que debería ser su centésimo puchero del día. — ¿Y si no viene, XiuMin? ¿Y si no le importo?

El de mejillas regordetas puso los ojos en blanco.

—¿Cómo no vas a importarle después de todo lo que tuvo que pasar para que pudiesen estar juntos?

LuHan estuvo a punto de replicar que SeHun ya había obtenido lo que quería de él desde un principio, y que bien podía dejarlo a la deriva justo ahora, pero una punzada directo en su corazón hizo que de sus labios no pudiese salir ni una sola palabra.

Confiaba en SeHun.

Más allá de sus dudas y muchísimo más allá de toda su inseguridad, lo que sentía por el pequeño Maknae de su grupo de amigos le hacía imposible seguir dudando de él.

El mayor tomó su rostro entre sus talentosas manos y negó con la cabeza. — Llegará, Lu-Ge, tranquilo.

El aludido decidió que debía hacerle caso a su Hyung y terminó por tomar una larga bocanada de aire. Si no se relajaba, viniese o no su novio, terminaría por arruinar el espectáculo para el que sorprendentemente había sido escogido.

Y sorprendentemente, porque nunca se esperó que su profesor de piano fuese a mencionar su nombre entre los más destacados de la clase y prospectos para el recital de fin de semestre.

A LuHan todavía le faltaba mucho por aprender, sin embargo, el profesor había insistido en que las notas que sus dedos eran capaces de tocar, llegaban al fondo del corazón de quien las escuchara y que estaba ansioso de que el mundo entero se deleitase con ello.

Al final, terminó formando parte de un grupo celestial. Donde XiuMin era el pianista principal que coreaba a la voz principal, JongHyun. Y él, él sería el segundo pianista, el que también cantaba, el que tenía unos segundos de solo junto a la persona más talentosa del pueblo y, probablemente, también de todo Corea en la actualidad.

Las mejillas se le tiñeron de rojo al escuchar la última llamada para colocarse en sus posiciones y Minseok le arregló la corbata como una madre antes de darle la espalda para dirigirse a su lugar.

Con el corazón martilleándole en las orejas, LuHan le echó un último vistazo a la silla vacía que tanto esperaba ver ocupada y suspiró.

Llegaría.

SeHun estaría ahí para verlo.

Sabía que era importante para él y jamás se lo perdería.

Intentando con toda su alma ser positivo, el ciervo avanzó hasta su taburete en el segundo piano y dejó caer los dedos sobre el cubre-teclado ansiosamente.Sus dedos moviéndose, imitando las ya memorizadas notas. Su corazón latiendo a gran velocidad. Los espasmos haciéndolo sentir nervioso.

SeHun llegaría.

 

- - -

 

—¿Qué no empezaba esto a las once?

Kris puso los ojos en blanco. — Faltan cinco minutos, JoonMyun. ¿Quieres tranquilizarte?

El millonario quiso responder que no. Que él definitivamente no tenía por qué tranquilizarse. Que ver a su novio deslizar los pies mágicamente sobre el escenario era la excusa perfecta para estar terriblemente ansioso en una mañana como esa. Que había esperado lo suficiente y que la corbata comenzaba a asfixiarlo lentamente. Pero de todas formas calló, tragándose todas las palabras y ahorrándose la molestia de discutir con Kris cuando podía seguir contando los segundos que faltaban para deslumbrarse con la presencia de su dulce Lay danzando en el escenario.

—¿Cuándo Música y Composición comenzó a trabajar con Danza, de todas formas? — Chen inquirió, se le veía nervioso, tanto o más que JoonMyun.

Incluso si el camello sabía que su novio era increíblemente bueno en lo que hacía, le era inevitable sentir una oleada de nerviosismo recorriendo su cuerpo. Quería que fuese perfecto, quería que alguno de los críticos sentados en la mesa de enfrente se interesara en él porque lo merecía.

Minseok merecía lo mejor del mundo.

Merecía un buen empleo. Merecía que la gente apreciara su talento. Y joder, si ninguno de esos tipos iba a su encuentro al final del espectáculo, JongDae no se sentiría capaz de aguantar las ganas de tirárseles furiosamente encima.

—Desde que Lay es el Dios del baile y todo el mundo desea verlo. — Replicó JoonMyun.

Chen le sacó la lengua. — Pues supongo que es porque alcanza el nivel de perfección de Minseok sobre las teclas.

Tao rodó los ojos y se enfocó en el programa del evento Musical. Según el texto frente a sus ojos, serían únicamente tres largas presentaciones. La primera y más importante, sería la de sus amigos, mientras que la segunda y la tercera serían solos. Secretamente, Tao estaba deseando escuchar el solo del famoso Kim JongHyun y secretamente, porque si el celoso de Kris se enterara seguramente lo amarraría en la cama para castigarlo.

Y Tao ya había sido castigado una vez. La fusta de Kris era excitante pero tampoco se moría de ganas por repetirlo, a él todavía seguían gustándole las cosas un poco más suaves.

Y hablando de YiFan, el alto entrelazó tímidamente su mano con la suya.

En ocasiones, el panda no entendía cómo era posible que Kris fuese tímido con detalles tan pequeños y tan atrevido en otras áreas. De todos modos le acarició lentamente los nudillos, inclinándose un poco hacía su izquierda para robarle un suave beso de los labios.

—¿Tú también estás nervioso?

El Wu frunció el ceño, adorablemente a los ojos de Tao y ferozmente a los ojos del resto del mundo.

Probablemente esa fuese una de las razones por la cual YiFan adorara tanto la existencia del pequeño chino de ojeras que tenía por novio. Era increíble haber podido encontrar una persona así, porque antes de Tao, ni en sus sueños más locos había imaginado que una persona pudiese llegar a comprender, no solo sus extraños fetiches sino su fría personalidad. Aunque por supuesto, el Panda también había llegado para ablandarle el corazón, pero nadie podía culpar a Kris, por supuesto, ¿quién en su sano juicio no se ablandaría con una persona tan preciosa? Solo un estúpido.

—¿Por qué tendría que estar nervioso?

Tao río y golpeó levemente su hombro con el suyo. — Vamos, conmigo no es necesario que finjas gege, los chicos son tus amigos y se han vuelto personas muy importantes para ti. — Susurró, dejando caer su cabeza en el amplio hombro del chino más alto. — Es normal que sientas tu corazón un poco acelerado, yo también me estoy sintiendo de ese modo.

Un asomo de sonrisa se pronunció en los labios del mayor. Tao también podía leerlo como a una revista.

—Sí, bueno, espero que no aceleren tu corazón más que yo, ¿sabes?

Tao río levemente, incorporándose solo un instante para besarlo en la mejilla antes de volver a colocarse en su posición anterior. — Nadie jamás lograría hacerme sentir lo que tú haces, Kris gege.

Jodidamente cursi.

Si alguien pudiese escucharlos seguramente tendría un ataque diabético y Kris no los culparía. Sin embargo, nadie tenía por qué enterarse de que a veces incluso la persona más fría necesita de su dosis de azúcar diaria para sobrevivir.

—¡Ay por dios! Creo que voy a vomitar.

—Los baños están al fondo y a la derecha para las señoritas, Chen.

El aludido le sacó la lengua y Kris sonrió ladinamente.

—Deberían tener un poco de consideración por los que no estamos con nuestros novios. — JoonMyun protestó haciendo un puchero y YiFan le respondió con una sonrisa maliciosa.

—Oh, vamos, yo no tengo a Tao en la universidad nunca y ustedes a sus novios sí. — Replicó el más alto, acomodándose para que su no tan pequeño bebé estuviese más cómodo sobre su hombro. — Dejen de molestar, los dos van a follar de poca madre esta noche, así que jodan a otra persona más tarde.

El guiñó que les lanzó hizo que JongDae volviese a sacarle la lengua.

JoonMyun se ruborizó. Porque con la sonrisa que Kris le había dedicado, le había dicho muchas cosas y, probablemente su cuñado ya le estuviese contagiando su paranoia, pero aunque no hubiese modo de que fuera verdad, SuHo pensaba que todos ellos lo sabían…

—¿Dónde está SeHun, de todos modos? — Espetó, intentando cambiar un poco de tema.

Tao se incorporó, haciendo gruñir a Kris por apartarse y se sacó el móvil del bolsillo delantero de sus pantalones para revisar la hora.

—Ya debería estar aquí, LuHan Hyung nunca se lo perdonará si no llega.

El que debería ser el presentador del espectáculo salió de atrás de la famosa cortina roja, dejándose envolver por lo refrescante de los aplausos en que el público estalló inmediatamente.

 Tao lo reconoció como uno de los amigos de KyungSoo, el chico que tenía una bonita voz que casi nunca mostraba y que se empeñaba en ser parte del club de matemáticas. El amigo del chismoso de Kim RyeoWook, aunque nadie sabía por qué se juntaban de todos modos.

—Buenos días, bienvenidos sean todos ustedes al Recital anual organizado por la carrera de Música y Composición.

La multitud volvió a estallar en aplausos y esta vez, ellos se les unieron.

Lee JinKi estaba guapísimo. Usaba un reluciente traje negro y un moño atado al cuello. — Este es el primer año que la Carrera de Danza se une a nosotros, así que antes de comenzar, me gustaría dedicarle un fuerte aplauso al encargado de dicha carrera, el profesor Lee HyukJae.

Tao volvió a mirar su móvil, esperando milagrosamente ver un mensaje o alguna llamada de parte de SeHun que explicara su atraso pero eso no ocurrió.

Los aplausos cesaron y el joven JinKi volvió a tomar la palabra. — De acuerdo al programa, nuestra primera presentación será interpretada por los alumnos más destacados de la carrera. Creo que todos ustedes lo conocen ya, pero recibamos con un fuerte aplauso a Kim JongHyun.

La multitud rugió, aclamándolo.

No era extraño que las personas se hubiesen reunido únicamente para escucharlo. Él tipo cantaba como los jodidos dioses y no podía esperarse menos.

El moreno apareció con una deslumbrante sonrisa, haciendo una reverencia antes de pararse recto y dedicarle una rápida ojeada a la audiencia. A los ojos de Tao no pasó desapercibido el brillo de intranquilidad que se instaló en ellos después.

—Conocido por su increíble talento con las teclas, está también con nosotros, Kim Minseok.

Chen incluso se levantó de su asiento para aplaudir y silbar, molestando a las personas detrás suyo y logrando que las regordetas mejillas de su novio se tiñesen de un flamante rojo.

—¡Ese es mi novio!

Todo el enojo de la audiencia se esfumó luego del grito de JongDae y los gruñidos fueron rápidamente sustituidos por conmovedores aww.

Minseok también hizo una reverencia, ocultando sus manos detrás de su espalda para que nadie pudiese notar lo nervioso que en realidad estaba. Siempre había sido bueno en las presentaciones. Sin embargo, era la primera vez que JongDae formaba parte del público.

—Y por último aunque no menos importante, el más reciente descubrimiento del profesor Lau, Xi LuHan.

El muchacho movió sus temblorosas piernas hacía el público y se plantó ahí intentando no sentirse tímido. Era la primera vez que haría una presentación detrás de un piano y con muchas más responsabilidades que simplemente ponerse a cantar.

LuHan no miró la silla vacía de SeHun.

Simplemente hizo una reverencia y ocupó su lugar en el taburete correspondiente, abriendo el teclado y colocando los dedos sobre las teclas, preparado.

El corazón de Tao se estremeció.

Si SeHun no llegaba…

La habitación permaneció en silencio un instante y un segundo después, la música comenzó a sonar dejándolos a todos inmóviles sobre sus lugares.

La melodía comenzó con Minseok y LuHan no tardó muchos segundos en unírsele. JongHyun permaneció parado frente al micrófono fijo al suelo, esperando su momento, cerrando los ojos para mantener la concentración y no reparar en la ausencia de su novio entre el público.

KiBum no estaba ahí y esa sería la primera vez que JongHyun tendría que presentarse sin el apoyo de su intensa mirada artificial.

El sonido de la puerta abriéndose desató varios chisteos entre la multitud y cuando Tao giró discretamente el rostro, dejó escapar un suspiro de alivio.

Los ojos del Kim en el escenario se abrieron justo a tiempo, alcanzando a encontrarse con los de KiBum antes de sonreír y dejar escapar de sus labios la primera estrofa de la canción.

Key estaba jodidamente feliz de haber podido llegar a tiempo y SeHun, a caminando a sus espaldas, también lo estaba.

LuHan había puesto su mirada en él desde el segundo en que la puerta había sido abruptamente abierta, pero sus dedos no se despegaban de las teclas que sabía de memoria.

Su corazón volvió a latir apresurado como cada vez que veía al menor y dejó que una sonrisa adornara sus bonitos labios, deleitándose con el asentimiento de cabeza que el Oh estaba brindándole como apoyo.

Con el corazón en la mano, el Xi se concentró en la melodía, arrancándole más de un suspiro al encantado público. Minseok se unió a las jodidamente altas notas de JongHyun y Chen sonrió, sacándose el sudor que los nervios le habían provocado en el pantalón de su traje, él nunca había dudado de que la voz de su adorable novio fuese realmente hermosa, desde el instante en que lo conoció.

La silueta delgada de un muchacho hizo su implacable aparición al fondo del escenario, robándose las luces por un instante, girando cabezas en su dirección.

Yixing le dedicó un guiño a JoonMyun antes de mover sensualmente las caderas al ritmo del saxofón artificial, reproducido por una bocina.

La balada era agradable e irresistiblemente sexi.

Los Kim estaban tan concentrados en la presentación de sus respectivos novios, que no repararon en la presencia de los recién llegados, ni tampoco en que Kai y Kyungsoo realmente estaban ahí.

Una cálida mirada se conectó con los ojos del Oh y la tonada acabó junto a una lluvia de polvitos brillantes cayendo del techo.

El público estalló esta vez en aplausos más fuertes, e incluso JoonMyun se permitió ponerse a silbar, olvidándose de ser un Kim y dedicándose a ser únicamente SuHo, el novio de Lay, él mismo que estaba jodidamente orgulloso de él.

Tuvieron que resistir dos melodías más antes de volver a escuchar a JongHyun.

KiBum dejaba escapar románticos suspiros cada vez que el moreno lo miraba durante su interpretación y SeHun no podía creer que existiese persona más estúpidamente cursi en el universo que ZiTao.

Cuando todo terminó, como por inercia, todos se levantaron de sus asientos y se dirigieron a toda velocidad detrás del recién caído telón.

Con toda la fuerza de sus trabajadas piernas, KiBum fue quien llegó primero, lanzándose a los brazos de JongHyun y dejando que éste lo hiciese girar por los aires durante un par de segundos.

—¡JJong-ee! Estuviste tan guapo. Te lo he dicho un montón de veces, pero estoy demasiado orgulloso de ti como para cansarme de repetirlo.

El moreno capturó el fascinante rostro de Key entre sus manos una vez lo dejó en el suelo, dedicándole una de esas miradas que le hacían saber que no necesitaba ninguna otra aprobación que no fuese la suya.

—Jjong-ee, estuviste maravilloso y-yo…

Sus labios se juntaron, silenciándolo y SeHun le agradeció mentalmente.

—¿Dónde demonios estabas? Estuve a punto de sufrir un paro cardiaco en el escenario sin ti entre el público.

KiBum puso sus mejores ojos de cachorrito y señaló al chico de ahora cabello castaño. — Oh SeHun tuvo la culpa Jjong.

El aludido tronó la lengua.

Sabía que no debía haberle dado un aventón al quejica de Kim KiBum.

—¿Ah sí? ¿Y qué hacías tú con Oh SeHun, bebé?

Ignorando el hecho de que en verdad KiBum era un bebé junto a JongHyun, todos se derretían con el amoroso trato de la pareja.

—Venía yo en nuestra bicicleta Jjong, cuando SeHun pasó en su auto y yo le saque la lengua, porque ya sabes Jjong, no es justo que Oh SeHun tenga un auto y nosotros no. — Key dijo, dedicándole una mirada fea al menor. — Entonces él se detuvo y dijo que me daría un aventón, pero yo no tenía dónde meter nuestra bicicleta Jjong, yo no podía simplemente dejarla ahí tirada…

El moreno asintió, dándole a entender que el vehículo era importante para ambos pero SeHun de todas formas puso los ojos en blanco.

—Así que…

—Así que quiso que la metiéramos en la cochera, pero la bicicleta era tan enorme, que tuvimos que desfundar el asiento trasero de mi pequeño auto. Yo estaba trayendo a mis amigos, Kai y KyungSoo, pero Key insistió tanto, que los tres tuvieron que amontonarse en el asiento de enfrente. — SeHun se adelantó a decir, llevándose una mano a la cien. — Hubiesemos llegado de no ser porque…

—¡De no ser porque tu incompetente auto pedazo de chatarra no avanzó más de tres cuadras!

—¡Retira eso! ¡Mi auto no es incompetente!

KiBum río medio despectivamente, mirándose las uñas. —Vamos, Oh. ¿Si no fue por eso entonces por qué fue?

—¡Todo es culpa de tu bicicleta! Esas cosas ni deberían existir para empezar.

Kris asintió, totalmente de acuerdo.

Y LuHan, que había permanecido bien quieto escuchando atentamente la conversación, no pudo evitar bufar con enojo.

—¡Las bicicletas son hermosas, SeHun-ee! ¡No deberías hablar así de ellas!

—¡Pero LuHan Hyung!

—¡Pero nada, jovencito! Yo usaba una bicicleta y…

—Sí Hyung, pero me he comprado un auto para que no tengas que usarla más.

KiBum puso los ojos en blanco. — Vamos Oh, ¿estás intentando decir que planeas meter a LuHan en ese feo auto y traerlo a clases? Ay Jjong, nunca hagas eso, yo prefiero mil veces nuestra linda bicicleta.

—¡No hables de mi auto como si fuese un pedazo de chatarra!

—Pero lo es, Oh.

—¡No es cierto!

—SeHun-ee…

—¡LuHan Hyung! — el menor lloriqueó, haciendo un puchero mientras el mayor lo envolvía entre sus brazos, palmeando su espalda con tranquilidad.

—Ya, ya bebé, está bien… No le hagas caso a KiBum-ssi, no importa que hayas llegado tarde, lo importante es que estuviste aquí.

Recordando el motivo de todo para empezar, el de cabello recién teñido de café levantó la mirada, tomando el fino rostro de su Hyung entre sus manos para después estampar un feroz beso sobre sus labios.

Sintiéndose un poco aturdido al principio, el de puntas rosadas tardó unos segundos en corresponderle con la misma intensidad, echándole las manos al cuello y enredando sus dedos en el cabello del menor.

KiBum iba a echarse a reír, pero JongHyun lo atrapó entre sus brazos, evitando que hiciera algo más. Chen, que desde el principio había estado pegado al cuerpo de su Baozi, lo besó en la mejilla románticamente mientras entrelazaba su mano con la suya y le susurraba al oído palabras bonitas sobre lo increíblemente guapo que se veía y lo bien que había hecho su trabajo. Las mejillas del mayor se tiñeron de rojo cuando JongDae mencionó algo sobre que su voz realmente lo ponía y rodeó su cadera con sus manos, colocándose a sus espaldas antes de ponerse a prácticamente ronronear en su cuello. JoonMyun igualmente fue a abrazar a Lay, ignorando las quejas del unicornio sobre lo sudado que estaba como para poder quedarse pegados. A SuHo no le molestaba en absoluto, Yixing era Yixing para él, sudado o no.

ChanYeol y BaekHyun fueron los últimos en entrar detrás de la cortina, con sus manos entrelazadas, encontrándose con la apasionante escena frente a sus ojos.

—Ay dios mío. — Kai espetó, cubriendo los ojos de KyungSoo. —Hyung, no puedes ver esto, es prácticamente porno en vivo.

BaekHyun se echó a reír, señalándolo con picardía. — Vamos negro, no me vas a decir que ustedes dos no han visto porno juntos.

KyungSoo apartó las manos de su novio de su cara y le sonrió dulcemente antes de ponerse de puntitas para darle un suave beso en los labios. — Nosotros hemos hecho mucho más que ver porno juntos. — Aseguró, entrelazando sus dedos con los del moreno.

—¡Oh, mí, dios! ¡San Siwon le hizo el milagrito a Kim JongIn! 

La exclamación de Chen hizo que todos se echaran a reír, ChanYeol incluido, aunque más forzado por la feroz mirada de su pequeño que porque realmente le alegrase el asunto.

A BaekHyun no le gustaba que fuese celoso con KyungSoo. Él no entendía su amistad de años, aparentemente. Y bueno, no es que ChanYeol fuese un mandilón, simplemente no deseaba poner en riesgo su preciada relación.

—Demonios, me alegro por ustedes, ya les hacía falta. — SeHun murmuró, al fin separándose un poco de la boca de su Hyung.

Minseok asintió, limpiándose una capa imaginaria de sudor de la frente. — Si no lo hacían la tensión sexual iba a terminar por afectarnos a todos, chicos.

—¡Minseok hyung!

—Lo siento JongIn, pero es la verdad pequeño.

Los chicos estallaron en carcajadas mientras BaekHyun le sonreía a su gigante, listo para soltarles la bomba pues, seguramente no podía esperar ni un segundo más sin llamar la atención, pero ChanYeol lo entendía, así era él después de todo.

—Chicos… — el pequeño rubio se aclaró la garganta para llamar su atención. — Seguramente ya todos ustedes saben que me regreso a Seúl en unos días para estudiar diseño.

Las risas cesaron y la mayoría de las miradas recayeron en el Park, compasivas.

—Oh, vamos, dejen de mirarlo como si me fuera a morir. — Baek replicó, aferrando su mano con fuerza a la del gigante. — ChanYeol y yo solo vamos a estar separados un par de meses, cuando mucho.

Kris alzó una ceja desde el rincón en donde había permanecido acurrucado con Tao. — ¿Tu carrera dura un mes o qué?

—No gege… — Tao se apresuró a negar. — En la mejor de las Universidades dura unos cuatro años…

BaekHyun asintió, mirando con complicidad al panda antes de proseguir. — ChanYeol y yo no estaremos mucho tiempo lejos el uno del otro porque este idiota se viene a Seúl, conmigo.

Los adinerados Kim se estremecieron.

Todos los miraron cuando el pequeñín se abrazó al pequeño de su grandote, hundiendo su cabeza en su suéter y aspirando su dulce aroma. Yeol se rascó la cabeza con una amplia sonrisa, asintiendo para que todos terminasen de creerle al menor, probablemente sabiendo que los chicos sabían lo fantasioso que BaekHyun podía llegar a ser.

—Eh, Baek… ¿Cómo que me abandonas así y a final de semestre? — Chen espetó, no dejando que lo afligido que estaba afectase el tono de su voz.

Las lágrimas se acumularon en los lagrimales de ZiTao. — ¿Es-Están diciendo que ya no los vamos a ver?

Kris lo abrazó, brindándole su apoyo.

El gigante se apresuró a negar. — ¡Por supuesto que no! Voy a venir a ver a mi madre y estoy completamente seguro de que BaekHyun se vendrá conmigo cuando eso pase.

El pequeño rubio asintió, todavía acurrucado sobre el pecho del menor. — Sí, esto no es una despedida chicos, además, ustedes todavía tendrán que cuidar de Yeol-ee unos meses, en lo que prepara todo para Seúl.

JongDae tragó saliva, aferrando su agarre a la cintura de Minseok.

JongIn le dedicó una mirada intensa a KyungSoo antes de dejar escapar un suspiro. — A decir verdad… — pronunció, llamando la atención de todos. — Nosotros también planeamos salir de aquí.

El pequeño con el corte de honguito asintió, sintiéndose un poco intimidado por la mirada inquisidora que XiuMin le dedicó.

—Nosotros uhm… — Soo bajó la cabeza, intentando que el largo flequillo cubriese su repentino sonrojo —Conseguiré un trabajo y esperaré por JongIn un año, después uhm…

—Después nos iremos de aquí. — el moreno completó, agachándose para proporcionarle al bajito un beso en la coronilla.

Minseok no preguntó por qué estaba tan seguro de sus planes, ni tampoco mencionó que no sería una tarea fácil hacer que su tío lo aceptase. Muchas cosas podrían ocurrir en un año y él, soñando con que podría quedarse junto a JongDae para siempre, no iba a ser quien les arruinase la fiesta.

—Si bueno… La graduación está cerca. — Tao murmuró, dedicándole una mirada triste a su gege mientras envolvía su mano con la suya.

Kris, contrario a lo esperado, sonrío, levantando la barbilla del panda para mirarlo fijamente. — Y yo te seguiré a donde vayas, bebé. — Dijo, sellando su promesa con un dulce beso.

Algunos realmente debían sentirse envidiosos de lo sencilla que parecía ser la relación de esos dos, de las pocas complicaciones que estaban destinados a vivir y de lo fácil que parecían enfrentarse a las adversidades pero, a decir verdad, Tao y Kris no tenían el camino resuelto, sin embargo, se empeñaban en sentir que así era para poder mantenerse fuertes y sobre todo… juntos.

—Quedémonos juntos. — Lay murmuró, volviendo a sorber los mocos dulcemente como lo había hecho días atrás en la casa de los Kim. — Hay que quedarnos juntos, no hay que envejecer, detengamos el tiempo y seamos jóvenes por siempre.

JoonMyun lo abrazó silenciosamente, enterrando su cabeza en su cuello. No había nada que pudiese decir que calmase la intranquilidad en su corazón o el llanto en los ojos del unicornio, pero quería pensar que las palabras de Lay eran fantasiosamente posibles.

Minseok se limpió una lágrima, evitando sollozar y sintió a JongDae sorber levemente.

Un par de hombres con apariencia de adinerados entraron detrás del telón, recorriendo la habitación con la mirada hasta detenerse sobre lo que buscaban.

—Oh, aquí están…

LuHan levantó el rostro, encontrándose con esas personas que su profesor había dicho era tan importante impresionar.

—Jóvenes Kim, joven Xi — el mayor de los dos les hizo una respetuosa reverencia— ¿creen que podríamos hablar un momento a solas?

Silencio.

 

 

Sábado 8 de Marzo.

Cafetería.

 

 

—Aquí estamos.

El muchacho que estaba sentado frente a él en la cafetería asintió despacio.

Al principio, cuando había entrado a paso decidido, parándose frente al mostrador, SeHun lo había confundido con un cliente déspota cualquiera. Porque pese a que la suya era una ciudad pequeña, el Oh estaba acostumbrado al mal modo que la gente solía tener cuando estaba de mal humor.

Además, el aspecto irrelevante que el chico estaba llevando encima no ayudaba mucho. SeHun no recordaba haberlo visto muchas veces fuera del colegio, sin embargo, cuando se había presentado la ocasión, el muchacho siempre se vestía de forma despampanante. Cosa que no sucedía en ese momento y, lógicamente, el nuevo castaño había quedado perplejo al reconocerlo.

Kim KiBum estaba llevando encima un jersey viejo que le quedaba grande y unos pantalones tan holgados que parecían no ser suyos. Las luces en su cabello negro parecían opacas, no estaba usando delineador y por lo que sus observadores ojos alcanzaban a apreciar, tampoco alguna base de pintura sobre el fino rostro.

Se había conformado con un expreso y había prácticamente exigido que el mesero se sentase frente a él. Pese a ello, había transcurrido media hora y el pelinegro todavía no había mencionado palabra alguna.

Por la forma en que cerraba los puños sobre la holgada mezclilla de sus pantalones azul claro, SeHun sabía que el muchacho no estaba pasando por el mejor momento y que ponerse a hablar le estaba costando tal vez demasiado, así que cansado de esperar el Oh había comenzado a sacar sus propias conclusiones de los motivos de Key para estar ahí, sentado y con aspecto demacrado.

—… Entonces, ¿tienes algún problema con el sexo?

No pudiéndosele ocurrir otra cosa, el menor inquirió con un tono certero. Ganándose una mirada de desaprobación por parte del Kim, que rodó los ojos un segundo después.

—Según tú, ¿todo tiene que ver con el sexo?

SeHun se mordió el labio inferior para contener las ganas que tenía de asentir. Las personas podían creer que estaba medio enfermo, pero a decir verdad, a él solo le gustaba relacionar el científicamente denominado coito con cada situación que le tocaba vivir.

Key no se había dirigido a él muy amablemente de todos modos, así que el castaño se recargó con cara de pocos amigos sobre la mesa. — ¿Puedes decirme qué se te ofrece? Estoy trabajando, por si no te habías dado cuenta.

El mayor de los dos bufó, dándole un largo sorbo a su café antes de responder. — Vamos Oh, tampoco es que hubiesen muchos clientes esperando por tu atención.

SeHun no se volvió para mirar el lugar vacío, únicamente se echó hacía atrás, recargándose en la silla mientras se cruzaba de brazos. — Aquí estamos… — repitió, no encontrando mejor modo de demostrar su impaciencia que golpeteando su pie izquierdo contra el suelo repetitivamente.

Soltando una bocanada de aire que ninguno de los dos sabía que había estado conteniendo, KiBum dejó el vaso medio lleno de café sobre la mesa antes de soltar la sopa tan rápido como se te escapa un suspiro.

—Quiero que JongHyun acepte la propuesta.

Sintiendo su estómago gruñir, SeHun frunció el ceño. En lo profundo de su mente y corazón, él ya había visto esas palabras venir y, también, lo que éstas implicaban.

Un asomo de sonrisa se dibujó en la comisura de su labio mientras volvía a recargar los brazos sobre la mesa. Vaciló un instante antes de llevarse ambas manos al pelo y echárselo para atrás, frustrado.

—Escucha, sé que quieres que convenza a LuHan Hyung de que…

La negación del mayor lo hizo detenerse abruptamente. — No. — KiBum infló los mofletes, también frustrado. — No necesito que lo convenzas porque estoy completamente seguro de que él también quiere hacerlo.

El menor parpadeó, sintiendo su corazón acelerarse.

No, él no quería convencerlo.

Pero sí…

Él también estaba seguro.

—Escucha SeHun… Sé que esto es realmente difícil, JongHyun y yo pasamos por esto hace un par de años pero yo- yo no quiero… no quiero… no quiero que él…

Los ojos del de cabello negro se llenaron más pronto de lágrimas de lo que SeHun sabía que era posible. Haciéndose un ovillo en su silla y encogiéndose como si se tratase de un pequeño niño, KiBum se llevó las manos a la cara para ocultársela.

Oh todavía recordaba la última vez que lo había visto llorar y sabía perfectamente que a Key no debía gustarle encontrarse en un ambiente tan familiar. KiBum nunca se romía, frente a nadie y, hacerlo frente a SeHun no parecía ser su cosa preferida.

Pero el castaño sabía que estaba haciéndolo porque nadie más lo entendería de la forma en que él podía hacerlo. Estaba desesperado, lo sentía, lo comprendía porque él también había estado sintiendo lo mismo desde que lo supo.

Desde que esas personas de aspecto adinerado resultaron ser representantes musicales ofreciéndoles a los tres talentosos muchachos una oportunidad para triunfar.

Desde que los luminosos ojos de LuHan Hyung se apagaron a causa de las lágrimas y el universo que SeHun siempre lograba ver en ellos se extinguió.

Desde que una oportunidad había llegado para complicarlos nuevamente.

SeHun sabía lo importante que todo eso debía estar siendo para su Hyung y, por ello, había sonreído ampliamente mientras lo rodeaba en un abrazo de felicitación. Pero su corazón no había dejado de estar inquieto ni un milisegundo.

No sabiendo lo que esa oportunidad significaba.

No cuando las palabras futuro, Seúl y cantante estaban en una misma oración, involucrando a LuHan.

—Oye Key…

—¡No! — la exclamación ahogada del pelinegro lo detuvo por segunda vez. — No sabes lo culpable que estuve sintiéndome cuando JongHyun rechazó la oportunidad más importante de su vida únicamente porque no quería dejarme. Su familia me detesta, SeHun, piensan que yo llevaré a Jjong a su propia perdición. JongHyun es la persona más talentosa que he conocido, se merece destacar en un lugar mucho más grande que este. Realmente quiero que lo haga… me aseguraré de que lo haga…

Las manos de SeHun tomaron las suyas, evitando que se cubriese nuevamente el rostro y obligándolo a mirarlo.

—KiBum, que JongHyun se vaya a Seúl no significa que ustedes…

El aludido sorbió, zarandeando la cabeza y dejando que el brillo casi extinto de sus ojos se ocultase tras su flequillo. — Sé que sabes que LuHan quiere irse, es por ello que he venido a pedirte que no lo detengas. — murmuró, dejando escapar un suspiro profundo. — Esto no es sobre mí, SeHun, aunque probablemente te parezca egoísta. Es sobre ellos… Sí LuHan no acepta el contrato, ninguno de los tres podría irse y por más que valores el tiempo que puedas permanecer estando a su lado, siempre vas a arrepentirte de haber sido un freno en su vida.

Los labios del Oh permanecieron rectos, dibujando una línea en su boca.

KiBum se largó a llorar nuevamente, apartando su agarre y volviendo a llevarse las manos al rostro. SeHun continuó mirándolo por una cantidad indeterminada de tiempo.

Recordó la mirada reprobatoria de Kai y su amigo TaeMin cuando el más afeminado de los dos había ido a decirle lo terrible que KiBum se había tomado sus acciones en el baño.

Recordó la mirada de desprecio que el joven que tenía enfrente le había dedicado antes de apartar con desdén el trozo de papel higiénico que él le había ofrecido. Y, finalmente, recordó a LuHan…

LuHan sonriéndole bajo las toallas que habían compartido para dormir a la intemperie en su más reciente viaje a la Isla Jeju. Ese vergonzoso sonrojo extendiéndose por sus mejillas mientras los mechones desarreglados de cabello se mantenían pegados a su frente gracias al sudor. Recordó sus piernas entrelazadas y sus cuerpos juntos. La curva detallada de sus labios mientras pestañeaba, regalándole un infinito recuerdo de la definición de perfección.

Recordó el mudo buenos días que le había susurrado antes de acercarse para besarlo.

Y entonces, volvió a ver a KiBum, abrazándose a sus piernas sin consuelo alguno. Dándose cuenta de que él definitivamente no era el único que estaba pensando en la persona que amaba en ese mismo instante. Llegando a la conclusión de que él nunca sería el único, ni mucho menos el más lastimado.

Siempre tendrían que sufrir.

Siempre que quisieran llegar lejos, deberían hacer sacrificios, y, aunque probablemente él no era nadie para decirlo, sabía que LuHan planeaba sacrificarse por él.

Y no… Él definitivamente no quería ser solo un freno infinito en la vida de Xi LuHan.

Quería más, mucho más.

Lo quería todo.

Y si eso implicaba alejarse de él durante un tiempo, SeHun estaba completamente seguro de que lo podrían superar.

Sus brazos rodearon el indefenso cuerpo de Key esta vez. Asegurándose de brindarle todo su consuelo, dejando que el mayor empapase su pecho con sus preocupaciones y dejando también, que una que otra dolorosa lágrima se le escapara de los ojos.

—KiBum… Que ellos vayan a Seúl no significa que…

Como siempre, KiBum lo interrumpió, golpeándolo levemente con su hombro. — Lo sé, tenemos que alcanzarlos tan pronto como podamos, Oh.

El menor asintió casi imperceptiblemente, palmeando la espalda del pelinegro.

—Vamos a alcanzarlos.

 

 

 

Domingo 9 de Marzo.

 

 

Las perladas gotas de sudor bajaban por el pecho desnudo de BaekHyun.

ChanYeol hundió su rostro desesperadamente en su pecho, besándolo con fogosa pasión, inhalando su aroma para guardarlo en lo profundo de sus recuerdos.

Algunos de los botones de la camisa morada preferida del mayor descansaban en el suelo, prueba de la rudeza con la que había intentado deshacerse de ella. Pero el gigante ni siquiera había llegado a despojarlo de ella por completo, simplemente la había dejado ahí, colgando de sus brazos, al igual que sus vaqueros colgaban de sus rodillas, amenazando con resbalarse hasta sus tobillos.

Pero ChanYeol sí había sujetado sus caderas con fuerza antes de empujar dentro de él, recargando su espalda medio cubierta en la fría pared del cubículo.

BaekHyun no era de los que suprimían sus gemidos y, esa era precisamente la razón por la cual el gigante aplastaba sus labios contra los suyos cada que tenía la oportunidad. Si alguna persona entrase en ese momento al baño de la estación de autobuses, los desgarradores jadeos del mayor lo dejarían con la boca abierta.

La forma en que el rubio repetía una y otra vez su nombre, envolviendo sus pequeños dedos sobre el cabello de ChanYeol, empujando sus caderas hacía abajo, buscando como siempre la mejor manera de satisfacerlos a ambos.

Si alguien le hubiese dicho a Park ChanYeol un par de meses atrás que estaría follándose intensamente a alguien dentro de un cubículo de un baño público, él probablemente hubiese rodado los ojos, preparándose para asegurar lo imposible que eso sería. Y sin embargo ahí estaba, demasiado ocupado intentando encontrar el punto dulce de su novio como para reparar en nada.

—Mmh, Ye-Yeol-ee…

La dulce voz de su pequeño BaekHyun era un susurro en su oído. Un pequeño suspiro de aliento que ChanYeol también quería recordar.

La suavidad de su piel, la forma en que sus labios se acoplaban perfectamente sobre cualquier parte de su cuerpo, su sabor… Los ojos cerrados del Byun mientras gemía por más.

—Ye-Yeol-ee…

Un poco más.

ChanYeol se había vuelto demasiado adicto a él como para que soltarlo aunque fuese por unos meses fuese una idea sencilla.

Habían pasado prácticamente toda la noche anterior repitiendo el mismo proceso de despedida. Repartiendo besos en cada centímetro de piel visible del otro, terminando uno enterrado dentro del otro, susurrándose palabras preciosas al oído antes de caer dormidos. Y ahí estaban, incapaces de resistirse a hacerlo una vez más.

ChanYeol no supo exactamente cómo habían llegado ahí, pero cuando menos se lo había esperado, ya estaba dentro de uno de los cubículos, con los pantalones abajo y BaekHyun entre sus piernas. El espacio reducido definitivamente no fue un impedimento para ellos y ahora estaba a punto de venirse, mientras una vocecita chillona por el alta voz repetía algo acerca de la última llamada para abordar el autobús a Seúl.

—BaekHyun…

Su voz resonó profunda dentro del cubículo.

El pequeño asintió, retorciéndose entre sus fuertes brazos.

Su miembro golpeó en lo profundo de la estreches del Byun, logrando que éste lanzara un fuerte gemido y por un segundo, todo se redujo a eso.

Cuando Yeol abrió sus ojos, se encontró con los llorosos del mayor, que lo rodeó con sus pequeños brazos y descansó su cabeza sobre la suya.

—Vas a extrañarme, ¿no es así, Yeol-ee?

El gigante se las arregló para recordar cómo respirar, sosteniendo el cuerpo de su pequeño entre sus brazos e intentando no derrumbarse ante la catástrofe que las palabras de BaekHyun siempre causaban en su corazón.

—Por supuesto que voy a extrañarte BaekHyun-ee…

—¿Aunque sea así de terco? ¿Y me vas a seguir queriendo? — cuando se alejó solo un poco para poder mirarlo, Yeol se aseguró de asentir. — ¿Lo prometes?

Los labios del gigante cubrieron los suyos.

—Solo si tú prometes esperar por mí.

BaekHyun se enjugó las lágrimas con el dorso de su mano derecha. — Yo lo prometo.

ChanYeol le regaló una cálida sonrisa antes de pegar su sudada frente con la suya.

—Yo también lo prometo BaekHyun-ee.

 

Notas finales:

Ocs.

Aclaraciones por si algo.

Recordemos que nuestros adorables KiBum, Kai y SeHun están apenas en segundo grado de preparatoria, por lo que pasaran a tercero, mientras que los Hyungs de Instituto se graduarán. Es por ello que KyungSoo mencionó que se dedicaría a trabajar durante un año, para esperar por la graduación del negro y así poder mudarse fuera y juntos. En cuanto a Bummie y Hunnie, estos dos planean hacerse de sus propias oportunidades para marcharse a Seúl (o la gran ciudad , lol) con sus apachurrables novios, que ya han encontrado la suya. Yeol se mudará con Baek luego de graduarse y pues, el Byun prometió que lo haría estudiar. Ya saben que la mamá de Baek-ee aprueba al gigante. Kris dijo que seguiría a Tao porque él también está a punto de graduarse y, bueno, en capítulos anteriores yo ya había mencionado que la mamá del panda jamás permitiría que a su hijo se le arruinase la vida en la ciudad donde ésta ahora, así que Kris probablemente se refiera a que si Tao se va, él también lo hace.

Espero que eso haya quedado claro y también que sintieran ese intenso smut(? Al fin se le hizo al negro. En fin, disculpen la demora. Deben culpar a mi terrible falta de inspiración y pereza. Gracias a los que todavía siguen conmigo y esperan el final.

Si este capítulo no fue suficiente, lo siento, pero si les hizo sentir algo… lo que sea, podrían hacérmelo saber. Saben que espero sus comentarios. Ah, y una DISCULPA, enorme por las faltas que haya, horrograficas o de redacción, me dolía la cabeza y releer todo… pues ay.

Tengo muchas ideas para nuevos fics ya que este se termina, pero enserio no tengo ni idea de en cuál de todas las ideas enfocarme. Whatever.

Besitos gheis como el EXOplanet.

¡Regresaré en estos días con el primer extra! Regalito para quienes adivinaron el orden de los lemon en Insta. Y La siguiente semana con el capítulo final.

¡Nos leemos babes! XOXO.


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