El mismo aire, la misma sensación en su piel, la amaba desde que era niño. Recordaba el cómo su madre lo despertaba con un beso, ya fuera en la mejilla o en su frente. Pero todo era distinto. Ella ya no estaba, pero sabía que permanecía en el aire, en cada rayo de sol que entraba por la ventana.
Miró su reloj en la mesilla a un lado de la cama, viendo que eran las ocho diez. Rápidamente tomó su ducha, para después bajar a desayunar. Preparando huevos con jamón y jugo de naranja, que lo terminó en diez minutos.
Guardó las cosas necesarias en su mochila colgándola en su hombro, saliendo de casa camino al instituto.
— Buenos días, Soo — saludó ladeando su mano hacia el nombrado con una sonrisa.
— Buenos días, Baek, ¿cómo amaneciste? — preguntó estando cerca de su amigo.
— Bueno ya sabes, la siempre típica costumbre de mi padre al despertarme — ambos sonrieron cerrando sus casilleros.
La chicharra sonó por todo el instituto, alertando que era la hora de esclavizarse un día más en la escuela.
— Hora de clases — finalizó Kyungsoo.
La primera hora con el profesor Choi fue igual que siempre, normal y aburrida para todos. ¿A quién se hacía interesante algebra? Pensaban la mayoría de los alumnos.
Las primera horas de clases eran las más aburridas y casuales para muchos, valiéndoles un rábano lo que dijeran los profesores, no les importaba en lo absoluto. Pero lo que más importante era para el instituto, lo rumores.
Los claros y fuertes rumores se asentaron en la clase del salón 5ºA, la nueva llegada de chicos nuevos eran extraños. A la mitad del año para que alguien pudiera inscribirse, estaba en chino.
— Nuevos estudiantes y a mitad del año, que absurdo — habló Baekhyun para su amigo a un lado de él.
— Bueno, si quieren estar al mismo paso que nosotros, tendrán que tener un buen tutor.
El profesor Key entró al salón con su portafolio en mano, esperando que los estudiantes tomaran sus respectivos lugares. En segundos record, todos estuvieron en sus lugares, así, tomando la palabra el profesor.
— Buenos días, chicos.
— Buenos días — respondieron al unísono.
— Bueno como ya saben y dicen los rumores. Hoy tendremos a dos estudiantes nuevos. ¡Pasen!
Dos chicos se adentraron al gran salón, dejando a más de una chica y uno que otro chico con la boca abierta. Los dos con aspecto de ser modelos de revista entraron al salón; el primero siendo más alto que el otro, de cabellos castaños claros y ondulados sin legar a ser rubios, piel blanca u ojos grandes.
El más bajo, sin llegar a ser chaparro, captó la atención de todas las chicas. Cabellos obscuros, ojos como el color de la noche y lo que más atraía de él, su piel canela, sin llegar a ser morena, sin duda un tono de piel único.
— Bien muchachos, preséntense ante la clase.
— Buenos días — una venia — Mi nombre es Kim JongIn, pero me pueden decir Kai. Un gusto — una última venia, con una sonrisa de blancos y perfectos dientes.
— Un gusto. Me llamo Park Chanyeol, un placer — una venía con una sonrisa.
— Ok. Ahora, chicos acomódense — miró en todo el salón en busca de asientos, logrando encontrar dos espacios vacíos — Señor Park, puede ponerse a un lado del joven Byun y joven Kim a un lado del joven Do.
Ambos asintieron dirigiéndose a sus respectivos asientos bajo las atentas miradas de las chicas. Kyungsoo al igual que Baekhyun no se sentían cómodos, así que ambos se miraron encogiéndose de hombros.
El moreno miró de reojo a su compañero, que este lo miró dándole una tímida sonrisa regresando su vista al libro. Mientras que Baek mordía la tapa de su bolígrafo con aburrimiento, bajo la mirada del más alto a su lado.
La clase finalizo y era la hora de darse un relax de las clases, la mayoría de los chicos salieron del salón entre risas y juegos. Baek se estiro perezosamente en su lugar, guardando sus cosas en la mochila.
— Si no te conociera diría que eres como un koala — habló con una sonrisa en la comisura de sus labios mientras guardaba sus cosas.
— ¿Un koala? Eso es nuevo, pero lo acepto — sonrió — vamos a comer algo de la cafetería.
Tan enfrascados en su conversación, que ambos habían olvidado la presencia de los dos nuevos estudiantes a lado de cada uno.
— ¿Les importaría mostrarnos la escuela? — habló el moreno con algo de timidez.
Kyungsoo y Baekhyun ya estaban dejando sus asientos, pero la repentina pregunta del chico nuevo los detuvo. Ambos amigos se miraron y era más que obvio que ellos no sabrían nada de la escuela.
— Si claro. Vengan — respondió Soo con una sonrisa.
Mientras Baekhyun le mostraba a su nuevo compañero las direcciones de cada pasillo, KyungSoo guardaba en su casillero unos libros, sacando únicamente el libro de historia.
— ¿Te gusta la historia? — preguntó el moreno al ver el libro de tapa café en los brazos de Kyungsoo.
— Sí. Es mi clase favorita — sonrió — ¿Oye… no crees que es muy tarde, inscribirte a medio año?
El moreno le dedico una mirada confusa y extrañada por la repentina pregunta.
— Oh, lo… lo siento no quise ser metiche — dijo apenado.
— No te preocupes — sonrió — eso lo sé, la escuela no es muy difícil, se me hace algo divertido.
— ¿Divertido? — KyungSoo se extrañó — eres la primera persona que escucho decir eso… — ambos rieron.
Antes que el moreno o KyungSoo dijeran algo, una voz femenina y chillona los interrumpió.
— Valla, los rumores no mentían. Un gusto soy, Krystal — sonrió coquetamente extendiendo la mano al moreno.
JongIn sonrió con amabilidad, recibiendo la mano de la chica de una forma simple, un saludo cordial.
— Eres guapo JongIn, gusto en conocerte — sonrió guiñándole un ojo, caminando por el enorme pasillo repleto de estudiantes.
— Creo que ya tienes una admiradora.
— See, tal vez — rió.
— Bueno y como te gusta que te digan ¿Kai o JongIn?
— Para los desconocidos JongIn y para los conocidos Kai.
— Ok. Te diré Kai — sonrió.
— Me parece bien — sonrió ampliamente.
Las últimas clases del día se pasaron rápidas, que en un parpadeo ya era la salida. Baekhyun se ofreció a llevar a Kyungsoo en su auto pero este se negó, ya que quería visitar la tumba de sus padres.
El cementerio era solitario, lúgubre y triste pero, para Kyungsoo no lo era, o al menos, no lo veía de esa forma. Era la especia de lugar donde podía estar solo y tranquilo, donde solo él podía hablar con sus padres.
— Hola mamá, hola papá — sonrió, tocando la fría lapida — Hoy me fue bien en el instituto, entraron dos nuevos estudiantes… son amables — rió, sentándose a un lado de la lápida.
Kyungsoo hablaba y hablaba como si lo hiciera con sus padres, era una costumbre que había adoptado desde la muerte de sus progenitores, desde hacía un año. Su psicólogo decía; que era un chico raro, era sorprendente que lograra superar la fuerte depresión por la que había pasado.
El de repente crujir de las hojas y algunas ramas de los arboles sobre el suelo, lo hizo ponerse en pie de una manera rápida, el lugar estaba solo, sin un alma, más que él. No es que le diera miedo, pero era un poco lógico que se escucharan ruidos en ese lugar.
El aleteo, cerca de él, lo hicieron dar un repentino salto en su lugar. Al girarse y ver a un ave poco común sobre una gran cruz, le dio un extraño escalofrió.
— ¿Un cuervo? — De nuevo el crujir de las ramas se hizo presente, dando un respingo y un salto en su lugar, provocando que casi se le saliera el corazón — ¡Kai! — Llevo ambas manso a su pecho al verlo — me asustaste.
— Lo siento, no quise hacerlo. ¿Qué haces aquí?
— Visito a mis padres — lo miró serio — ¿Y tú?
— Vine a visitar la tumba familiar… No deberías estar solo KyungSoo.
— ¡KyungSoo! — el repentino gritó de alguien, le hizo desviar la mirada del moreno.
Para cuando volteo, el ya no estaba.
— Jamás pensé que este pueblo se volviera tan pasivo.
— Los tiempos cambian, Chanyeol — respondió el hombre.
— Si Leeteuk. Pero eso significa que están o bajan la guardia — respondió el moreno, sentándose, frente a la chimenea ardiente, sobre el sofá rojo.
— Este pueblo es pacífico, Kai. Ya no es el mismo que ustedes conocieron hace tiempo. Pero… la pregunta es, ¿Por qué regresaron?
— Simple y sencilla, Leeteuk — el nombrado lo miró ceñudo — Queremos recuperar nuestras vidas perdidas.
El mayor de los chicos en la gran sala y solo iluminada por la llameante chimenea, quedó en silencio por unos segundos, escuchándose solamente el crujir de la madera ardiente.
— Solo no involucren a personas inocentes en sus asuntos. Me escucharon — se retiró de la sala dejando solos a los dos chicos.
La cálida noche había caído, el cielo obscuro iluminado por la luna y estrellas, una noche única. Sentado en el bordo de su ventana, pensando y pensando en lo extraño que fue la repentina aparición y desaparición del moreno, simple y sencillamente, algo muy poco inusual.
— ¿Aun no duermes Dodo? — preguntó su tía Victoria con una sonrisa, recargada en el marco de la puerta.
— No. pero lo hare ahora mismo, mañana tengo escuela — dos paso y ya estaba en la cama, se acurruco entre las sabanas, escuchando un “buenas noches” por parte de la mujer que cerraba la puerta tras ella. Cayendo Soo en brazos del sueño.
— Baekhyun tienes que hacerlo — persistía la anciana.
— Escúchame anciana, estoy cansado, tengo sueño y quiero dormir — bufó el chico.
— Respétame niño que soy tu abuela y como te vez me vi y como me vez te veraz — dijo la mujer con orgullo.
— Si ya sé, pero quiero dormir. Lo terminamos mañana, son las doce y en siete horas debo levantarme.
— Esto es más importante mocoso. Ahora termina lo que estabas haciendo.
— Abuela eres… lo peor — hizo un mohín.
— También te amo.
Baekhyun abecés no sabía él porque su abuela era tan terca y persistente, cuando se le metía algo a su vieja cabeza, no había poder humano que le sacara esas ideas. Siempre terminando de ayudarla a terminar sus amuletos de la suerte o de cualquier cosa que se le ocurriera.
La tranquilidad y el pacifismo del pueblo de K. Will se verían interrumpidos. El equilibrio y la estabilidad de tan pacifico lugar… estaba al asecho y pronto se vería desorientado.
— La historia… apenas comienza.