Dos semanas.
Habían pasado dos semanas desde que se cortó el pelo, dos semanas masturbándose ante la sensación de su toque y la imagen de ese interno, JongHyun.
Todo lo que ese chico hizo fue recortar su pelo y no dejarlo como él quería, así que había crecido de nuevo, alcanzando sus hombros.
Era ahora o nunca. Necesitaba un corte y necesitaba correrse, también. Marcó el número y esperó a que JongHyun le contestara, lo que ocurrió después de cuatro timbrazos.
— ¿Aló?
— ¿JongHyun?
—Eh, sí… ¿con quién hablo?
—Soy yo, JinKi, al que le diste un corte un par de semanas atrás.
—Oh, sí, sí. ¿Cómo podría olvidarte, JinKi? Así que… ¿necesitas uno nuevo?
Y el mayor estaba seguro de haber escuchado la sonrisa del otro lado de la línea. Tragó duro.
—Sí, realmente.
—Ok. Dame tu dirección y yo-
—No, no —lo interrumpió—. Dime la tuya y yo iré hasta allá. Vivo en un dormitorio así que no sería conveniente.
—Oh, ok —se la dictó—. Te veré en una hora.
Y cortó.
Tal como habían acordado, una hora después JinKi estaba frente a un enorme y elegante edificio. Esperó a que la recepcionista le permitiera entrar.
Durante todo el recorrido del ascensor, sintió mariposas en su estómago, aleteo que se multiplicó por diez cuando JongHyun le abrió la puerta, luciendo incluso más fuckeable que la última vez. Tenía el pelo rubio platinado y el recién llegado debió resistir la urgencia de pasar sus manos por él. Y la camiseta negra, sin mangas, que llevaba puesta junto con sus ajustados jeans de cuero añadió más a su miseria. Ya podía sentir sus pantalones volviéndose apretados, sin que siquiera hubiese obtenido su corte. Esta va a ser una larga sesión, pensó.
JongHyun lo guió hasta el baño, donde tenía una silla apoyada contra la tina.
—Quítate la polera —le ordenó.
— ¿Qué?
Quizá había oído mal.
—Sácate la camiseta. ¿No querrás que se moje o sí? —El menor lo miró con ojos largos.
Onew asintió sin volver a preocuparse, esas pupilas estaban provocando cosas en él que no podía explicar.
Poco a poco se desvistió de la camiseta blanca que llevaba encima, observando la mirada que el estilista le daba al recorrido de sus manos, así como, lentamente, iba de un botón a otro, y sonrió, satisfecho de saber que tenía cierto efecto en él.
El ahora platinado silbó ante lo que veían sus ojos.
—Nunca pensé que trabajabas tu cuerpo.
Era incapaz de quitar su mirada de aquel torso tonificado.
JinKi se encogió de hombros así como doblaba su camiseta y la dejaba en un estante junto a las toallas.
—Ven aquí —el menor le hizo sentarse en la silla. Amarró una capa de peluquería alrededor de su cuello, empujándolo suavemente hasta que su cabeza estuviera cerca del fregadero.
El estilista se puso detrás de él y le desató el cabello.
—Realmente tu pelo es hermoso.
Dijo aquél cumplido así como pasaba sus dedos por entre los mechones, haciendo que Onew se retorciera en su silla.
Tomó la ducha de la bañera y abrió el grifo, logrando su hyung cerrara los ojos e incitando un gemido.
JongHyun se dobló hacia abajo y susurró, su cálida respiración como un fantasma en los oídos del mayor.
—Sabes que me gusta escuchar música mientras trabajo, así que déjame oír lo mucho que te gusta.
JinKi sintió cómo toda su sangre corría hacia abajo cuando el otro frotó sus dedos contra su nuca, con la piel de los brazos erizada por completo.
La mano del más bajo abandonó momentáneamente su cuero cabelludo para sacar un poco de champú. Lo masajeó contra sus palmas para luego enjabonar su pelo.
Un gruñido escapó de su boca cuando el masaje comenzó. Se sujetó tan firme a la silla que sus nudillos se tornaron blancos debido a la presión.
Abrió los ojos sólo para encontrarse con su pecho. Vio esa mole mirándolo, invitándolo, haciendo que ejercitara todo su autocontrol para no besarlo.
Jadeó cuando JongHyun rozó la zona posterior de sus orejas al mismo tiempo que le sacaba la espuma.
El menor sonrió maliciosamente ante aquella reacción y a propósito continuó tocando esa área tan sensible. JinKi detuvo su mano para que detuviera su ataque doloroso y placentero.
—No lo hagas —su voz era peligrosamente suave.
El platinado sintió sus pantalones ajustarse aún más cuando lo miró a los ojos. Los de Onew se habían dilatado, más oscuros debido a su estado de excitación.
Después que su cabello estuviera libre de champú, Jjong esparció el acondicionador por su cabeza, provocando más sonidos placenteros.
Y cuando el agua fría chocó contra su cuero cabelludo, el mayor supo que estaba muy cerca, podía sentir lo pegajoso de sus bóxers.
Pronto, su pelo también estuvo libre de acondicionador, así que JongHyun le hizo sentarse para secarle con una toalla.
Su respiración se volvió irregular eso pasaba. Esos fríos dedos podían rozar su nuca, sus hombros y sus orejas, haciendo que su respiración se detuviera cada vez que lo tocaban.
Cuando JongHyun consideró que estaba lo suficientemente seco, empujó un poco la silla del lavabo para poder pararse detrás y así poder peinarlo y cortarlo en forma adecuada. Los ligeros roces contra el cuero cabelludo tenían a JinKi a medio camino del desmayo, por lo que decidió cerrar sus ojos.
Era capaz sentir cómo su pelo se acortaba. Un suspiro laborioso lo abandonó, por fin podría lucir decente otra vez.
Por un par de minutos pareció como si el estilista no estuviera cerca de él, pero un segundo después de que pensara en ello, lo sintió sentarse sobre sus muslos, a caballo en sus caderas. El más bajo se frotó contra su tirante erección, logrando que sus ojos se abrieran de golpe al mismo tiempo que un gemido gutural escapaba de su garganta.
No sabía cuándo se había quitado su camiseta, pero ahora estaba sentado con el torso expuesto, mirándolo directo a los ojos.
Las caderas de JinKi se elevaron, buscando la ansiada fricción. JongHyun negó con la cabeza.
—Quédate ahí. Aún tengo que cortar tu flequillo.
Y el mayor ubicó sus manos en la pequeña cintura del estilista, dejándolo hacer su trabajo, mientras trazaba pequeños círculos en su espalda.
Unos momentos después, se echó para atrás para quitar la capa del cuello de JinKi.
—Listo.
—Por fin, no podía mantenerlo por más tiempo.
Besó a JongHyun mientras lo empujaba contra el piso, su espalda presionando contra las frías baldosas.
Eran todo dientes y lengua, mordiendo los labios del otro, incitando gemidos, hasta el punto de no saber quién era el que jadeaba.
Sólo se apartaron cuando sus pulmones quemaban por la falta de aire.
Así como tomaban el oxígeno que necesitaban, JinKi se deshizo de la ropa que les quedaba, sus dedos trazando el cuerpo contrario, deteniéndose en sus tetillas para molestarlo. JongHyun arqueó su espalda al sentir el pellizcón.
El mayor siguió más abajo, desatendiendo su polla húmeda para detenerse en su entrada.
Elevó sus cejas al fijarse que ya estaba estirada y con lubricante.
—Sabía que si te daba un corte, las cosas terminarían de esta manera así que me preparé por mí mismo.
—Bien —Onew murmuró al ubicar una mano junto a la cabeza del peluquero—, porque no puedo esperar más.
Y se hundió en la incitante humedad caliente, un gemido escapando de su boca al sentir el anillo de músculos cerrarse alrededor de su erección. Se movió lento al principio sólo para permitir que el otro se ajustara a su tamaño.
JongHyun enredó sus brazos alrededor de su cuello para poder besarlo. Casi sin aliento, le pidió:
—Más rápido.
No necesitó oírlo dos veces. Se movió en un ritmo más alto, empujando a ambos hacia el climax.
El platinado rodeó la cintura del mayor con sus piernas, sus tobillos apoyándose en sus caderas, logrando que fuera más profundo todavía.
JinKi se acomodó un poco y golpeó aún más adentro, haciendo que JongHyun gritara su nombre.
—A-ahí… justo ahí.
Volvió a rozar su próstata, su mano moviéndose a lo largo de la verga del contrario al mismo paso.
Este último no pudo mantenerse por más tiempo; culminó, clamando el nombre de su hyung, derramando todo entre sus cuerpos.
Ver cómo JongHyun se dejaba ir bajo él, lo envió directo al borde; liberó su semen, llenándolo por completo mientras sus labios atacaban ese bien trabajado torso, el cuál succionó hasta dejar un chupón.
Surcó su orgasmo dentro del más bajo, colapsando sobre él cuando no pudo seguir sosteniéndose. Salió de su interior cuando sus respiraciones habían recuperado su velocidad normal y rodó sobre su costado, encarando al platinado mientras así como le quitaba el pelo de los ojos.
JongHyun se dejó llevar por las caricias, al tiempo que agarraba la cintura de JinKi para acercar sus cuerpos.
—Así que… ¿soy el único con el que disfrutas obteniendo un corte de pelo? —Preguntó, excitado.
—Humm… en realidad, me enciendo cada vez que me hacen uno —vio cómo su expresión de felicidad se desmoronaba—. Pero… fue la primera vez contigo que casi tengo un orgasmo sólo con tus toques. Y me masturbaba recordando eso y tu imagen cada noche de las últimas semanas.
Lo besó gentilmente luego de esa confesión.
El rostro del menor se iluminó ante aquella revelación, con una sonrisa satisfecha adornando sus labios. De pronto se sentó.
—Aún no he terminado contigo. Me queda dejar seco tu pelo y darle un estilo.
Tomó la toalla que descansaba en el suelo y la colocó alrededor de sus hombros. Estiró su mano para que JinKi la tomara. Éste se levantó y lo siguió hacia el dormitorio.
Volvió a sentarse en la cama, permitiendo que JongHyun acabara su trabajo con el secador.
Cuando estuvo listo, apagó el aparato y lo dejó a un lado.
Observó a su hyung, su cabeza ladeándose al tiempo que preguntaba:
— ¿Esto me hace tu estilista personal?
—Oh~ más que eso.
Onew sonrió maléficamente al empujarlo contra el colchón.